Capítulo 19

Por los pasillos del hospital se escuchaba una gran conmosión. Un chico de cabello castaño corría perseguido por algunos enfermeros. -Demonios¿por qué no se ocupan de sus asuntos y me dejan en paz?- dijo el chico para sí mismo. Se dolió de un costado y sintió que ya no iba a poder seguir. Dobló una esquina para tratar de despistar a sus perseguidores, siguió por el pasillo, pero se enfrenó de pronto al ver una de las puertas de los cuartos abierta. Entró a la habitación y cerró la puerta detrás de él dando un gran suspiro de alivio. -No se van a detener hasta encontrarte- escuchó una voz que lo hizo fijarse en la cama.
-Perdón, no sabía que estaba ocupado- dijo el joven al ver a una niña de cabello negro, lacio y corto, sentada en la cama frente a él. La niña sonrió y negó ligeramente con la cabeza.
-Tampoco te gusta estar mucho tiempo en cama, verdad- dijo la chica.
-No. La verdad ya me cansé de estar acostado por tres días. Ya estaba empezando a sentir que la cama era parte de mi cuerpo- respondió el joven con una sonrisa. La niña rió ligeramente. -Bueno, mejor me voy- dijo dándose la vuelta y colocando una mano en la perilla.
-No- la niña dijo por impulso, en un tono de plegaria. El chico volteó a verla. -No te vayas por favor- la chica se ruborizó y se tapó un poco el rostro con las sábanas. EL muchacho sonrió y se acercó a la niña. -Pero qué malos modales tengo- el joven se rascó la cabeza por un reflejo nervioso -Hola, me llamo Haruka Tenoh- le extendió la mano para saludarla. Ella lo vio un segundo y después tomó su mano.
-Yo soy Hotaru Tomoe. Mucho gusto y disculpa por ser tan atrevida- la niña volvió a sonrojarse. -Atrevida, pero por qué- Haruka dijo sorprendido -Debes sentirte muy sola en esta habitación. ¿No tienes algún amigo o familiar que te visite?- preguntó curioso el chico.
-Si... mi papá, pero está muy ocupado- Hotaru bajó la mirada un tanto triste.
-Ya veo...- Haruka se puso un poco serio -¿y por qué estás aquí?
-Me desmayo constantemente, así que vengo cada vez que me pasa- la niña se sonrojó. Haruka notó lo pálida que estaba, era algo poco común. -Aún no saben qué es.
-Qué extraño- dijo Haruka un poco serio. Hotaru se puso triste y el joven tomó la mano de la niña.
-Pero no pongas esa cara. Veamos el lado positivo de esto. Ya tienes un nuevo amigo- Haruka le sonrió y ella lo vió sorprendido.
-Gracias- la niña volvió a sonrojarse y sonrió tímidamente. Haruka rió ligeramente. -¿Y tu por qué estás en el hospital?- preguntó Hotaru curiosa.
-Tuve una ligera discusión con unos tipos y terminamos en golpes.
-¿Y te duele mucho?
-No, ahora tengo abdomen de yeso- respondió golpeando ligeramente su abdomen. Hotaru lo vio curioso y tocó el costado del joven con su índice. Al contacto Haruka sintió un agudo dolor que no pudo disimular.
-Auuu...- dijo quedamente el corredor de autos.
-Lo siento mucho- dijo la niña muy apenada. -No te apures- respondió Haruka con una sonrisa. Notó que la niña estaba muy pálida, tal vez ella había estado en el hospital más tiempo que él por el tono de su tez. Después de eso estuvieron platicando un rato sobre ellos para conocerse mejor, hasta que la puerta se abrió.
-Al fin te encuentro, los enfermeros están como locos buscándote por todo el hospital- el corredor reconoció inmediatamente la voz y volteó hacia la puerta.
-Michiru.
-Anda Haruka, tienes que volver a tu habitación- dijo Michiru acercándose al corredor que ahora se encontraba sentado en una silla junto a la cama de Hotaru. -Ya me harté de estar encerrado. Además esa enfermera psicópata le encanta estar drogándome- dijo Haruka un poco molesto.
-Solo te da un calmante para el dolor.
-Pero no me duele, soy muy fuerte- Haruka se levantó y se paró frente a Michiru muy orgulloso. Ella le tocó el costado y el joven sintió nuevamente un fuerte dolor -AUU.
-¿Ves lo que ocurre por estar corriendo por todos los pasillos?- dijo Michiru regañándolo.
-Tratarme con cariño de vez en cuando no te hace daño- respondió Haruka sentándose un momento en la silla para recuperarse del dolor. -Pareces mi mamá.
-Si fuera tu mamá ya te hubiera dado unas buenas cachetadas por desobediente- respondió la chica molesta. Los dos intercambiaron miradas retadoras pero fueron interrumpidos por unas risitas. Voltearon a la cama y Hotaru estaba riéndose de la escena. Haruka volteó a ver a Michiru y le sonrió. Ella respondió el gesto con el mismo acto y le ofreció una mano a Haruka para levantarse. -Y dime Haruka¿quién es esta linda jovencita?- preguntó Michiru acercándose a la niña quien se ruborisó por el comentario.
-Es mi nueva amiga, se llama Hotaru.
-Hola Hotaru, mucho gusto- la chica de cabello acuamarina le ofreció la mano y le sonrió. -Yo me llamo Michiru.
-Mucho... mucho gusto- dijo la niña tímidamente tomando la mano de la otra chica.
-Que hermoso nombre- dijo Michiru. De pronto escuchó otro quejido de su amigo y volteó a verlo tomándose del costado. -Anda Haruka, debes volver a tu habitación. Tienes que descansar y Hotaru también- dijo Michiru tratando de convencer a su amigo quien, milagrosamente, esta vez si accedió.
-Está bien- dijo Haruka encogiendo los hombros -¿Ya qué puedo hacer?- volteó a ver a Hotaru. -No te preocupes preciosa, voy a venir a visitarte nuevamente- Haruka se acercó a la niña y le susurró -cuando me escape de la psicópata enfermera esa- Hotaru rió por el comentario y Michiru le dio una mirada de desaprobación. Llegaron a la habitación de Haruka y ya estaba ahí la enferemera esperándolos con una cara de muy pocos amigos. El corredor entró detrás de Michiru, usándola como escudo para protegerse de la aterradora mirada de la enfermera. Se metió a su cama y se escondió debajo de las sábanas. Michiru convenció a la enfermera de dejarlos solos, que Haruka ya no causaría ningún problema. -Ya puedes salir- Haruka escuchó a Michiru llamarlo, pero no estaba muy convencido y se asomó primero para sersiorarce.
-Te digo, esa mujer es una psicópata y me odia- dijo el joven sentándose en la cama. Michiru rio y negó con la cabeza ligeramente.
-Estás bien loco- dijo la violinista sentándose junto a Haruka.

Pasaron algunos días antes de que el médico diera de alta a Haruka. Con sus constantes escapes de la habitación y el poco cuidado que tenía, se lastimaba más de lo que se recuperaba. Su última noche en el hospital armó su último plan maestro. Escapó de su habitación con ayuda de Michiru, quien accedió esta ocasión porque el corredor la convenció de que era la última vez que iba a poder molestar a la enfermera y era como su despedida. Fuera de la habitación del joven ya habían puesto un enfermero para cuidar que el chico no se escapara. Michiru lo distrajo distrajo preguntándole algunas cosas sobre medicinas y mientras estaba distraido, Haruka hizo la graciosa huída. Ya segura de que su amigo se había escapado, la violinista también se retiró y fue hacia donde habían quedado de verse, la habitación de Hotaru. Cuando llegó estaban dos jóvenes, Haruka y Hotaru en el lugar de reunión. -Michiru, te presento a Ken y a Misao- El corredor presentó a los dos jóvenes que se encontraban en sillas de ruedas. Michiru los saludó con una reverencia. -Ya que estamos todos reunidos vamos a comenzar con lo que nos atañe.
-Haruka¿por qué nos pediste que viniéramos en sillas de ruedas?- preguntó Ken un tanto intrigado, pues el joven de cabello negro y ojos castaños realmente no necesitaba la silla para trasladarse.
-Todo es parte de mi maravilloso plan- respondió Haruka con una sonrisa de pícaro.
-¡Oh Dios!- dijo Michiru asustada -Espero que no sea lo que estoy pensando. Haruka le sonrió con una sonrisa malévola. -Nos van a correr- se llevó la mano a la cara en señal de preocupación.
-Ya es mi última noche, mañana me corren de todas formas- dijo el corredor cínicamente mientras una gota gigante de sudor aparecía en la frente de todos los presentes.
Todo estaba listo, habían tres jóvenes en sillas de ruedas al principio de un pasillo, con las manos sobre las ruedas listos para salir corriendo en cualquier momento. -¿Listos!- escucharon la voz de Michiru. Los tres jóvenes, Ken, Misao y Haruka asintieron con la cabeza. La violinista volteó a ver a Hotaru, intercambiaron una mirada y asintieron con la cabeza.
-¡FUERA!- gritó Hotaru y las tres sillas salieron disparadas. Haruka había conocido a esos dos chicos en una de sus tantas merodeadas por el hospital. Ken era un chico que tenía un fuerte dolor en el estómago pero como sus padres eran muy exagerados, lo habían internado aunque el dolor se le pasó. Misao era una chica de cabello largo, castaño, que había sufrido una caída y se había lastimado una pierna. Todos estaban aburridos y a Haruka se le ocurrió una carrera en sillas de ruedas para entretenerse un rato. Además, esa era la perfecta despedida para el corredor. Ken tomó la delantera, seguido por Haruka quien estaba apenas conociendo ese nuevo medio de transporte. Después venía Misao, quien iba lenta pero segura. -¡Pero qué lentos son!- gritó el chico volteando a ver a los otros competidores que estaban muy atrás de él. -Nada más espera a que le agarre a esta cosa- gritó Haruka empezando a acelerar el paso. Doblaron el pasillo y Ken perdió un poco el equilibrio y casi cayó por la inercia, pero logró estabilizarse a tiempo, lo malo es que lo hizo perder tiempo y Haruka lo rebasó. -¡Rayos!- dijo Ken molesto volviendo a mover su silla. En eso Misao lo rebasó y eso lo enfadó más. -¿Ahora quién es el lento?- dijo la chica con una sonrisa. Haruka estaba a punto de llegar a donde se suponía era la meta, detrás venía Misao y ya muy atrás estaba Ken. Haruka ya se saboreaba la victoria pero tuvo que frenar de golpe cuando la enfermera se paró donde estaba la meta. Como no le dió tiempo de frenar completamente, volteó la silla y cayó encima de la enfermera. -¡HARUKA!- gritó la enferemera furiosa. El corredor se encogió de hombros por el grito y después se llevó las manos al costado. -AU!- se quejó de una punzada en sus costillas. -¿Pero cuándo piensas madurar niño!- regañó la enfermera al joven que se levantó con trabajos apoyándose en la silla volteada. Los otros corrieron para ver qué ocurría y se pararon en seco al ver a la enfermera, dieron media vuelta pero ya los habían cachado.
-¡Misao, Ken, vengan para acá!- los dos jóvenes hicieron un gesto de "ups" y se dirigieron donde la enferemera. -Señorita Kaioh, Hotaru, me sorprenden con esta actitud. Lo puedo creer del bárbaro de Haruka, pero ustedes...- dijo la enfermera muy descepcionada. -¿Bárbaro?- Haruka volteó a verla con una expresión molesto, levantando una ceja. Hotaru se llevó la mano a la boca para que no vieran que se reía. -Bueno, qué se le puede a un chico problema como tu- dijo la enfermera cruzando los brazos. -Perdónenos, es la... despedida- dijo Michiru con una sonrisa. La enfermera volteó a ver a los otros chicos que le sonrieron inocentemente para convencerla. Simplemente vio al cielo y dio un gran suspiro.
-Que bueno que nací con una gran paciencia. Está bien niños, regresen a sus cuartos y no hagan más destrozos- los otros chicos voltearon a verse felices y se fueron a sus habitaciones. -Menos usted, señor Tenoh- Haruka se paró en seco al escuchar eso.
-Pensé que también me había perdonado a mi- dijo el corredor descepcionado.
-Antes de ir a su habitación tiene que llevar a esta jovencita a su habitación. No es hora para que una niña este despierta- dijo la enfermera volteando a ver a Hotaru. Haruka sonrió por la agradable tarea que le había dado y asintió con la cabeza. Llevó a la niña a su habitación junto con Michiru. Se metió a su cama y el corredor le dio una palmadita en la cabeza.
-Bueno pequeña, llegó el momento de despedirme- dijo Haruka con una expresión de resignación.
-Si- respondió Hotaru con un tono triste.
-Hey! no pongas esa carita- el joven colocó un dedo en la barbilla de la niña y la levantó para ver su rostro -Vamos a seguir viéndonos- Tomó la pluma y un papel que estaban en una mesita cerca y anotó algo -este es mi teléfono y mi dirección, cuando necesites algo háblame y estaré contigo en un flashaso- le entregó el papel y ella sonrió. -Gracias- dijo la niña muy contenta. Después, se despidieron. Los dos adolescentes se quedaron hasta que la niña se durmiera y después regresaron a la habitación de Haruka a que este descansara.

Habían pasado un par de semanas desde la hospitalización de Haruka, y este se recuperaba muy rápido de los golpes. Estaba yendo a la escuela y todo parecía normal. Un día decidió darle una sorpresa a su nueva amiguita y fue a su escuela a buscarla. Casi llegaba cuando vio una bolita reunida muy sospechosa. Se acercó y vió a unos niños rodeando a una niña conocida. -Eso te va a enseñar, jajajaja- uno de los niños empujó a la niña y probocó que perdiera el equilibrio cayendo. Otro pateó sus libros. Haruka se dio cuenta que estaban molestando a su amiga y se metió entre la multitud para detenerlos.
-¿Qué demonios está pasando aquí?- dijo el joven muy molesto agarrando a los niños de los brazos para detenerlos. Ambos se asombraron de verlo. Después volteó a ver a la niña y le ofreció una mano para ayudarla a levantarse.
-Hola pequeña¿te encuentras bien?- preguntó Haruka dándole una linda sonrisa a la niña.
-Si- respondió tímidamente la niña de cabello negro. Los niños que estaban molestándola vieron al muchacho un poco asustados. El volteó a verlos con una mirada amenazantes y salieron corriendo. Volteó a ver a su amiga, quien estaba reuniendo sus libros y las hojas regadas e inmediatamente se agachó a ayudarla. -¿Qué fue eso¿Por qué te molestaban?- preguntó el corredor con una mirada de preocupación. La niña abrazó los libros que el joven le dio y agachó la mirada.
-Les gusta molestarme porque mi papá es el director del colegio Mugen.
-¿El profesor Tomoe?- preguntó el muchacho sorprendido. Ella asintió con la cabeza -Ahora caigo en cuenta, Hotaru Tomoe, jejeje. Que tonto soy- se llevó la mano a la frente. La niña se sonrió. -Pero no te preocupes, ya no van a volver a molestarte- el joven la tomó de la mano -Ahora voy a ser tu guardaespaldas- el corredor guiñó un ojo y la niña lo vio sorprendida.
-¿Guardaespaldas?- preguntó incrédula.
-Eso. Voy a venir por ti y acompañarte a tu casa diario. Nadie va a volver a molestarte- respondió Haruka tomando los libros de la niña para llevarlos. -Gracias, pero no tienes que hacer eso- dijo la chica apenada -Tu tienes cosas qué hacer.
-Y la principal es cuidar a mi amiga- Interrumpió Haruka a la niña. -Y para festejar te invito un helado- los ojos de la niña brillaron y eso fue una respuesta afirmativa para el corredor. Fueron a la cafetería a la que siempre iba Haruka con sus amigas y cuando terminaron se dirigieron a casa de Hotaru. En el camino se toparon con una figura familiar que se interpuso en su camino, o más bien, en el camino de Haruka.
-Haruka...- el joven dijo quedamente viendo intensamente al corredor. -¿Quién es él?- preguntó Hotaru un poco asustada. No se notaba que estaba ahí con buenas intensiones, más bien se veía molesto. -Darien¿qué es lo que quieres?- preguntó Haruka seriamente. El joven de cabello negro se acercó al corredor hasta quedar frente a frente. -Que linda niña¿tu nueva novia?- preguntó Darien con un tono burlón volteando a ver a Hotaru quien se intimidó por el alto chico y tomó fuertemente la mano de su acompañante.
-Ahora no, por favor. No estoy para estas tonterías- respondió Haruka un poco molesto. Lo último que esperaba era encontrarse a su viejo amigo.
-Cierto, Serena me contó que tuviste un pequeño enfrentamiento con ese chico... ¿cómo se llamaba?- dijo el joven de cabello negro llevándose la mano a la barbilla tratando de recordar. -Tai...- respondió simplemente el corredor.
-¡Eso!- dijo Darien entusiasmado -Bueno¿y cómo sigues de esas costillas?- Haruka lo vió por un momento.
-Ya dime qué demonios quieres- preguntó el rubio molesto -Esta no es una visita de cortesía, algo te traes entre manos y quiero que me lo digas.
-Tienes razón. No estoy para ver si estás sanito o no, sólo vine a pedirte... no, a advertirte que dejes de molestar a Serena- dijo Darien amenazante. -¿Disculpa?- preguntó el corredor incrédulo y un poco sarcástico -¿Me estás amenazando.
-Te estoy advirtiendo- respondió el joven mayor -Me contó que había tenido una charla contigo, algo de que la estabas buscando.
-Yo no la busqué, ella me buscó. Discutimos porque según ella yo tenía la culpa de que no le hablabas. Y la verdad, ni me va ni me viene si le hablas o no, lo único que me importa es que ella sea feliz y por lo visto contigo no lo es- respondió Haruka verdaderamente molesto. -Pues es más feliz de lo que podría ser contigo. Por lo menos yo si soy.
-¿Un hombre?- lo interrumpió Haruka antes de terminar la frase. -Si tu eres un ejemplo de hombre, me da mucho gusto no serlo- dijo el corredor con una sonrisa irónica. -Pero al menos no soy un intento barato que sólo siente autocompasión por sí mismo- respondió Darien con mucho dolo. Haruka sintió que la sangre le enerbaba, pero recordó que Hotaru estaba ahí y ese no era un buen espectáculo para una niña. -Tienes razón, sólo soy un intento barato y siento autocompasión por mi, tengo muchos defectos, pero sé lo que quiero y lo que siento. Yo jamás trataría a Serena como tu la tratas. ¡Jamás la haría llorar!- respondió Haruka furioso. Darien se sorprendió por la respuesta y su rostro no lo disimuló. -¿Hasta cuándo vas a darte cuenta que Serena es MI novia?- preguntó el pelinegro retando al corredor con la mirada. -Hasta el día en que lo parezcas- respondió Haruka con una sonrisa cínica. Darien no lo soportó y tomó al otro joven por el cuello de la camisa del uniforme. -¡Déjalo!- Hotaru estaba muy asustada, pensaba que el desconocido iba a golpear a su amigo -¡Acaba de salir del hospital!- la niña agarró el brazo del joven pelinegro con sus dos manos para detenerlo. Él volteó a ver a la niña quien estaba muy asustada y soltó al otro chico. -No vale la pena- dijo Darien barriendo a Haruka de pies a cabeza. Haruka se tomó de un costado e hizo un ligero gesto de dolor pero no dejó de retar a Darien con la mirada. -Dale gracias a tu amiguita y a tu lesión de que no te rompí la cara en este momento- dijo el joven con una mirada amenazante y viendo directamente a los ojos a Haruka. -Estás advertido, te vuelves a acercar a MI novia y no tendré compasión.
-Pues si vuelves a hacerla llorar te mato- dijo Haruka con la voz llena de rabia.
-¿Ahora tu me adviertes?- preguntó Darien burlonamente.
-No te estoy advirtiendo en... Te estoy amenazando- dijo Haruka con una sonrisa cínica. Darien vió a su, ahora, enemigo, sorprendido por la respueta. -¿Estás bien?- preguntó Hotaru a su amigo abrazándolo. El corredor le sonrió a la niña como señal de que estaba bien. -No te preocupes- respondió Haruka dándole una palmadita en la cabeza a su amiga. -Lamento esta escenita- dijo el joven apenado.
-No fue tu culpa- respondió la niña sonriéndole. Después, Haruka tomó su mano y ambos pasaron junto a Darien quien simplemente vio como se marchaban.

Inicio: Viernes 10 de junio de 2005 Fin: Sábado 11 de junio de 2005