Capítulo 23

En el templo Hikawa se encontraban cinco chicas estudiando árduamente para su examen de admisión a la preparatoria. Una chica de cabello rubio con chonguitos escribía con mucho ímpetu en una hoja de papel. Borraba, volvía a escribir, borraba y volvía a escribir. De pronto soltó el lápiz.
-¡ACABÉ!- gritó la chica levantándose y saltando de felicidad. Sus amigas voltearon a verla y Amy detuvo el cronómetro. -Felicidades Serena, rompiste tu récord- dijo Amy con una sonrisa. Las otras tres chicas también la felicitaron.
-Serena, aquí tienes un error- las cuatro chicas voltearon a ver a Amy quien estaba checando el ejercicio que acababa de hacer la rubia. -Mira, si cambias el signo acá y luego haces una división ... ¡Listo!- dijo la chica terminando el ejercicio en unos segundos. Una gota gigante apareció en el rostro ensombrecido de la chica rubia. -Creo que nunca me va a salir bien- dijo la chica sentándose frustrada en su lugar. -No te preocupes Serena, cada vez lo haces mejor, sólo tienes que concentrarte más y prestar más atención a lo que haces- dijo Amy con una sonrisa franca a su amiga. La chica la vió con lagrimitas en los ojos.
-¿Tu crees?- dijo la chica parando de llorar. La chica de cabello corto asintió con la cabeza.
-Por supuesto Serena, nada más es cuestión de concentración- dijo Mina sentándose junto a su amiga colocando una mano sobre el hombro de la otra rubia como soporte. -Tu sabes, hasta el más tonto puede lograrlo si se esfuerza- dijo Rei encogiendo los hombros y con una sonrisa malévola. La chica de los chonguitos volteó a verla enfadada.
-¿Quién es tonta?- preguntó Serena molesta. -Al que le quede el saco- respondió la sacerdotiza sacándole la lengua a la chica quien respondió con el mismo gesto. -Lita¿pasa algo?- preguntó Amy a su amiga quien esta vez parecía distraida, ni siquiera había tratado de separar a sus amigas. La chica agitó un poquito la cabeza al volver a la realidad. -No, Amy, estoy bien- respondió la chica con una sonrisa que nadie creyó. Hasta Serena y Rei la vieron extrañadas.
-Anda, dinos qué tienes, haz estado muy pensativa- dijo Mina jalando constantemente la manga de la chica, tratándola de convencer.
-Está bien, está bien, pero deja mi manga o me la vas a dejar más larga que el brazo- dijo la chica de cabello castaño con una gota de sudor en la frente. Mina se calmó y todas la quedaron viendo fijamente como si fuera a contar alguna historia. -Es que estoy preocupada por Haruka.
-¿Qué le ocurre a mi amorcito?- preguntó Mina muy preocupada.
-Me dijo que ya le había dicho a Michiru que le gustaba y que después de eso no se habían hablado- respondió Lita dando un gran suspiro -Hotaru y yo pensamos que era una buena idea que la cortejara, pero parece que no resultó y salió contraproducente.
-¿A Haruka le gusta Michiru?- preguntó Serena un poco curiosa. Lita asintió con la cabeza.
-Haruka piensa que Michiru está enojada, por eso no la ha tratado de buscar. Tiene miedo- dijo Lita con una expresión de tristeza -Yo creo que es una lástima que dejen de tratarse por algo así. Son muy buenos amigos.
-Entonces a Haruka le gusta Michiru- repitió Serena en voz queda, pero las demás la escucharon y voltearon a verla. La rubia se quedó pensativa por unos momentos.
-Si Haruka quiere, yo puedo consolarlo- dijo Mina abrazándose, imaginando que era al corredor a quien tenía entre sus brazos. Gotas de sudor aparecieron en la frente de las otras chicas.
-Yo no creo que Michiru se enojara- dijo Rei tratando de animar a Lita.
-Yo tampoco lo creo- dijo Amy -Se nota que aprecia mucho a Haruka. Además ella no es así.
-Haruka dijo que iba a hablar con ella. No sé cómo le habrá ido, no me ha dicho nada- dijo Lita encogiendo los hombros.
-Pues si lo rechaza, ella se lo pierde- dijo Serena cruzándose de brazos con un tono molesto. Las otras chicas voltearon a verla sorprendidas. -¿Qué?- preguntó la chica al notar que todas la veían.
-Creo que alguien está celosa...- dijo Mina acercándose a Serena con carita de "ya te caché". -¿Quién está celosa?- preguntó la rubia de chonguitos con una expresión de "no te entiendo". Las otras chicas voltearon a verse y dieron un suspiro al darse cuenta de que la niña realmente no se había percatado de que Mina hablaba de ella.
-Olvídalo Serena tonta, aunque te lo explicáramos no lo entenderías- dijo Rei con una sonrisa burlona y apoyando su cabeza sobre su mano y recargada en la mesa. La otra chica se enfadó y la vió con una mirada asesina. Una gota gigante apareció en la frente de Mina, Lita y Amy al ver que iba a comenzar una nueva pelea. -El día que dejen de pelear se congelará el infierno- escucharon una voz y voltearon a la puerta.
-¡HARUKA!- gritaron las cinco chicas al ver al joven parado en la puerta.
-Hola chicas- respondió el joven con una sonrisa que podía derretir a cualquiera. El corredor dirigió su mirada a las mesas y notó que estaban repasando algunos ejercicios. -Ustedes insisten en estar estudiando- dijo entrando.
-Ya casi terminamos, pero hay gente que está demasiado atrasada y tenemos que estar deteniéndonos por ella- dijo Rei volteando a ver a Serena quien se percató de la insinuación.
-¿Qué estás tratando de decir?- preguntó la rubia un tanto molesta viendo a la sacerdotiza directamente a los ojos.
-Nada, nada- respondió la chica negando con la cabeza, con una sonrisa sarcástica en los labios y encogiendo los hombros. Esto molestó mucho a Serena, iba a decir algo pero se detuvo al sentir una mano en su hombro.
-Tranquila cabeza de bombón- dijo Haruka con una sonrisa -Sólo te está molestando, no le hagas caso. La chica asintió con la cabeza viendo al joven como hipnotizada.
-Haruka¿qué estás haciendo aquí?- preguntó Lita curiosa, pues su amigo rara vez iba durante sus sesiones de estudio. -Iba a mi casa y de repente me zumbaron los oídos, así que imaginé que debía de venir a defenderme- respondió el joven volteando a ver a su amiga con una sonrisa y guiñándole un ojo.
-Mmmm... sarcasmo, coquetería... definitivamente es mi Haruka de siempre- dijo Mina viendo al chico con ojos de corazoncitos. Una gota de sudor apareció en la frente del corredor al notar la expresión de su amiga.
-Es verdad, estás muy contento. Esto quiere decir que todo salió bien con Michiru- dijo Lita con una gran sonrisa. El joven asintió con la cabeza.
-Ya hablé con ella y quedamos como amigos- dijo Haruka sintiendo un gran alivio. -No le molestó mi confesión, dijo que lo que si le había molestado era que tomara decisiones por ella. Prometí no volver a hacerlo y ya todo está como antes.
-Que bueno- dijo Lita muy contenta de que su amigo ya no estuviera triste. Las otras chicas también se pusieron felices por él, con excepción de una.
-Que gusto- dijo Serena en un tono sarcástico. Nuevamente las chicas voltearon a verla extrañadas y con una ceja levantada -¿Ahora qué?- preguntó la chica en un tono molesto -Uno ya no puede hacer comentarios porque nada más lo regañan.
-Ay Serena, a veces no sé si eres o te haces- dijo Rei negando con la cabeza. -No me causó gracia- dijo la rubia enfadada, sacándole la lengua a su amiga.
-Ya tranquilas, niñas- dijo el corredor parándose entre las dos chicas que comenzaban otro pleito, el enésimo de la tarde. Las dos chicas se sacaron la lengua al mismo tiempo, se cruzaron de brazos y voltearon hacia el lado contrario con una expresión de ofendidas. Una gota de sudor apareció en la frente del joven. -Bueno, eso es mejor a que esten peleando.
De pronto un par de brazos rodearon el cuello del joven.
-Haruka eres mi héroe- dijo Mina emocionada, abrazando al joven -Eres la primer persona que logra que esas dos se callen- dijo la chica toda emocionada. El joven rió ligeramente y volteó a ver a las otras chicas quienes asintieron con la cabeza sonriendo.
-Vaya... no pensé que eso fuera tan importante- dijo el joven un poco sonrojado llevándose una mano a la nuca. -Y además de todo es modesto- dijo emocionada Mina mientras saltaba, esto hizo que perdiera el equilibrio y ambos cayeron al suelo. El joven empezó a reir y la chica se volvió a colgar de su cuello riendo también. -Que bueno que estás de tan buen humor- dijo Lita ofreciéndole una mano a su amigo para que se parara. Él la tomó e iba a levantarse pero aún tenía a Mina colgada de su cuello, y se llevó abajo a Lita. La chica cayó sobre el estómago del corredor. El chico hizo un gesto de dolor por el golpe.
-Creo que ya no más arroz frito para ti- dijo el joven bromeando un poco. -Qué gracioso- respondió Lita sentándose junto al chico, cruzándose de brazos y poniendo cara de ofendida. -¡Es un amor!- dijo Mina abrazando más fuerte al muchacho.
-¡NOOO!- todos escucharon un grito y voltearon a ver a Amy aflijidos.
-¿Qué pasa?- preguntó Rei muy preocupada.
-¡Con tanta conmosión se me olvidó poner un signo negativo a la ecuasión!- dijo la chica genio muy preocupada. Una gota de sudor apareció en la frente de cada uno de sus amigos. -Bueno chicas, mejor me voy para dejarlas seguir con sus estudios. Nos vemos luego- el joven se soltó de los brazos de Mina, los cuales se quedaron en posición como si estuviera abrazándolo. Se paró, se despidió de sus amigas con una reverencia y se dirigió a la puerta.
-Espera, yo te acompaño- dijo Serena levantándose de su lugar y corriendo tras de él. Logró emparejarlo en la puerta principal del templo. Caminaron hacia las escaleras sin decir nada. Serena veía intensamente al corredor, algo era distinto en él, no sabía qué pero se le notaba un aire distinto, más maduro tal vez y más duro. -¿Serena?- preguntó el joven al notar que la chica lo veía.
-¿Si?- preguntó la chica seriamente. Cuando se dieron cuenta de eso empezaron a reir. -Lo siento- dijo la rubia de chonguitos apenada.
-¿Qué ocurre?- preguntó Haruka con una sonrisa tierna. La chica cambió su expresión y bajó la mirada.
-Nada- respondió simplemente. El joven no le creyó nada, así se acercó y se agachó tratando de hayar los ojos de su amiga.
-¿Nada? A mi no me parece que sea nada- dijo el corredor poniendo una mano sobre el hombro de la chica -Somos amigos, puedes decirme lo que te ocurre- insistió el joven. Serena lo vió a los ojos.
-Es que...- dijo la chica tímidamente.
-Es que...- dijo Haruka tratando de animar a la chica a hablar.
-Tengo miedo- dijo Serena en voz queda. -¿Miedo¿De qué o a qué?- preguntó curioso el joven.
-A que vuelvan a lastimarte... a que un día llegue de la escuela y vuelvan a decirme que estás en el hospital...- dijo la niña al borde de las lágrimas, volteando a ver al joven. -Ella te va a lastimar...- dijo muy seria. -Si te refieres a Michiru... no hay por qué preocuparse- dijo Haruka muy sereno.
-Si tengo por qué preocuparme- dijo la chica alzando la voz -He visto como te pones. Yo he sido culpable de tu estado y ya no quiero que vuelvas a caer en eso- la chica empezó a llorar. Haruka se acercó a la chica y la abrazó.
-Tranquila, no va a pasar nada malo- dijo el joven con un tono sereno. La chica subió la mirada para encontrarse con una sonrisa. -Michiru y yo somos amigos y nada va a cambiar. Simplemente me gusta, eso es muy diferente a estar enamorado- dijo el joven tratando de convencer a la chica -No te preocupes, voy a estar bien.
Serena lo vió fijamente al rostro con una expresión de seriedad. El joven sonrió ligeramente y la vio un poco extrañado, ya que era inusual que ella estuviera tan seria. La chica dió un suspiro, se paró de puntitas, colocó sus brazos alrededor del cuello del joven y le dió un beso en los labios. Unos segundos después, la chica se separó y bajó la mirada un tanto sonrojada.
-Bueno, cuídate, nos vemos luego- dijo Serena con una sonrisa nerviosa y se fue corriendo hacia el templo, dejando a Haruka totalmente sin habla y sorprendido por lo que había ocurrido.

Pasaron algunos días, Haruka estaba muy distraido en sus clases y cuando alguien se acercaba a hablar con él o a preguntarle algo estaba totalmente en la luna. Sus pensamientos se encontraban en ese momento, unas cuantas noches atrás, cuando Serena lo besó. Miles de posibilidades cruzaron por su mente, desde que ella tal vez seguía sintiendo algo por él, hasta que sólo era un consuelo, ya que hacía muchas semanas que Darien no había ido a visitarla y ella no era un persona que le gustara estar sola. Tal vez sólo quería sentir que alguien la quería o tal vez extrañaba al corredor o tal vez era una broma y quería burlarse de él, o tal vez... sólo tenía esa palabra repitiéndose constantemente en su cabeza. -Tierra llamando a Haruka- el chico volvió en sí cuando una mano se agitó frente a él. Volteó a ver a la dueña que se encontraba parada junto a su mesa en el salón.
-¿Qué pasa Sirena?- preguntó el corredor extrañado.
-Eso mismo me gustaría preguntarte- dijo la violinista viendo a su amigo con una expresión de preocupación. -Haz estado totalmente ido estos días.
-No pasa nada, sólo he estado pensando, es todo- respondió con una sonrisa el chico y buscando en su mochila un cuaderno -Además no he estado tan distraido- dijo sacando el cuaderno y poniéndolo sobre la mesa.
-¿No?- preguntó la violinista en un tono sarcástico -Haruka, la clase de matemáticas pasó hace tres horas, ahorita estamos en receso- dijo la chica negando con la cabeza. Haruka levantó una ceja extrañado, después vio su reloj y se dió cuenta que su amiga tenía razón.
-Creo que si he estado un poquito distraido- dijo el corredor con una gota de sudor en la frente. -Entonces¿qué pasa?- insistió su amiga.
-Ya te dije, sólo he estado pensando- respondió Haruka encogiéndose de hombros, como no dando importancia a lo que le pasaba.
-¿Y en qué piensas tanto?- preguntó la chica tratando de sacar más información de su amigo evasor.
-Tonterías- fue la respuesta del muchacho. Michiru no estaba muy convencida con la respuesta y no pensaba aceptarla.
-Por lo general, cuando dices tonterías es porque pasa algo importante- dijo la violinista cruzándose de brazos. Haruka se dio cuenta de que no importaba cuanto intentara evadirla, ella seguiría insistiendo hasta sacarle la verdad.
-Me siento extraño, la verdad no sé ni qué estoy sintiendo. Estoy muy confundido.
-¿Confundido?- preguntó la chica un tanto incrédula.
-Si, por todo lo que me ha pasado últimamente. A veces siento que ya nada me importa, a veces que me asfixio, luego recapacito y ya no sé qué demonios siento...- el chico negó con la cabeza y rió ligeramente un poco burlón -Creo que sólo estoy diciendo tonterías, estoy perdiendo la razón o algo así.
-No, te entiendo- dijo Michiru poniendo una mano en el hombro de su amigo como apoyo. -Mira, yo sé que últimamente te han pasado muchas cosas y bueno, yo tampoco he sido mucha ayuda para ti. Sobretodo después de lo que pasó entre nosotros- dijo la chica con una sonrisa triste. Haruka se levantó, quedando frente a la chica, viéndola preocupado.
-No te sientas culpable- dijo el joven levantando el rostro de la chica con un dedo en su barbilla -Lo que ocurrió entre nosotros fue un lapsus idiota de mi parte. Nunca debí haber abierto la boca, no tenía caso, porque siempre supe que tu no sentías nada más por mi. En serio, ya olvídalo.- el chico terminó con una sonrisa franca. Michiru lo vio detenidamente por unos momentos y lo abrazó.
-Gracias- dijo la chica sientiéndose aliviada.

Afuera de la puerta principal de la escuela secundaria se encontraba un joven de cabello castaño claro recargado en la barda. De pronto salió un grupo de chicas quienes de inmediato lo reconocieron y se acercaron a saludarlo.
-Haruka¿Qué estás haciendo aquí?- preguntó una chica de cabello castaño.
-¿No es obvio Lita?- preguntó otra chica rubia con un gran moño rojo -Haruka vino a buscarme porque me ama y quiere pedirme matrimonio- dijo la niña con un par de corazones rojos en lugar de ojos y una sonrisa de oreja a oreja. Una gota gigante apareció en la frente de todos debido al comentario. -Realmente vine por Serena- dijo el joven volteando a ver a una chica rubia con un par de chonguitos en la cabeza. La rubia puso cara de sorpresa y sus amigas voltearon a verla con signos de interrogación en sus rostros.
-¿Por qué me ven así?- preguntó la chica encogiéndose de hombros. -Mejor vámonos, Haruka- dijo la niña dirigiéndose al joven, tomando su mano y llevándolo con ella. Las chicas voltearon a verse unas a las otras todas confundidas mientras la pareja se alejaba de ellas.
Cuando se encontraban caminando un gran silencio se posó entre los dos, no tenían un lugar fijo al cual ir, simplemente caminaban siguiéndose uno al otro. -Y... qué querías decirme- preguntó la chica volteando a ver al joven, mientras seguían caminando. El corredor se detuvo de golpe y la chica al notarlo también se detuvo.
-Serena, lo que pasó el otro día en el templo...- comenzó el chico un poco dudoso de cómo decirlo.
-¿Si, qué tiene?- preguntó la chica tornándose un poco seria.
-La verdad, desde ese día no he dejado de pensar en lo que ocurrió- dijo el joven viendo a la chica fijamente a los ojos -Necesito que me digas por qué lo hiciste.
-Pues...- ella empezó a ponerse nerviosa y bajó la mirada -la verdad... no.
-Necesito saberlo- insistió el joven poniendo sus manos sobre los hombros de la chica quien subió la mirada para encontrarse con los ojos intensos del chico.
-No sé qué me pasó... no sé por qué lo hice- respondió la chica un poco avergonzada por no tener una respuesta concreta. -Lo siento- dijo la rubia en voz queda.
-Ya veo- dijo el joven dando un suspiro -Te confesaré que muchas cosas pasaron por mi mente. Por un momento pensé en la posibilidad de que... bueno...- dijo en un tono triste. La chica negó ligeramente con la cabeza y eso detuvo al corredor de seguir hablando. -Lo imaginé- dijo Haruka con una sonrisa ligera y una expresión de resignación. -Mira, no sé qué me pasó. Cuando Lita nos contó lo que pasó con Michiru, sentí algo extraño- dijo Serena agachando la mirada para evitar los ojos del corredor, quien tenía toda su atención en la joven.
-¿Extraño?-preguntó el corredor un tanto insistente.
-Si... me sentí un tanto molesta je- respondió la chica sonrojándose -Pensé que Michiru te había lastimado... y cuando nos dijiste que todo estaba bien con ella, temí que fueras a estar triste... no sé, creo que ya estoy divagando- dijo la chica sacudiendo un poco la cabeza. -¿Por eso me besaste¿Pensaste que eso me iba a hacer sentir mejor?- preguntó el joven sorprendido.
-No sólo a ti- respondió la niña volteando completamente el cuerpo. Esa respuesta lo dejó aún más sorprendido. -Entonces si sabes por qué me besaste- dijo el joven acercándose a la chica y parándose atrás de ella. -Me sentí sola... No he visto a Darien en varias semanas y tu ibas a irte con Michiru...- dijo la chica muy apenada.
-Entiendo- dijo el joven muy serio y con un tono un poco de molestia.
-Haruka, lo siento, en verdad no quería volver a lastimarte- dijo Serena al borde de las lágrimas. El corredor puso sus manos a la altura de los hombros de la chica y por unos momentos dudó si debiá abrazarla, pero al final no lo hizo.
-No te preocupes Serena- dijo el joven muy serio. La chica volteó y vio un par de ojos azules llenos de frustración y tristeza -También pensé en la posibilidad de que sólo era un consuelo.
La chica bajó la mirada. El corredor le hizo una seña y ambos comenzaron a caminar hacia casa de la niña. El camino fue silencioso hasta el momento en que se detuvieron frente a la puerta de entrada.
-Haruka, vas a pensar que soy una abusiva pero quiero pedirte algo- dijo la chica viendo al joven con ojos suplicantes.
-Pídeme lo que quieras- dijo el joven tranquilo y algo serio.
-Por favor, te suplico que no le cuentes lo que pasó a nadie, mucho menos a Darien- dijo la chica muy preocupada. El corredor se sorprendió por la petición pero inmediatamente se puso serio.
-No te preocupes, no pensaba decirle a nadie- dijo Haruka muy serio. -Gracias- fue lo único que dijo la chica antes de pararse de puntitas y darle un beso en la mejilla. -Perdóname- susurró antes de abrir la puerta y entrar, dejando al joven en la puerta sintiéndose como un completo idiota.

Al otro día, Haruka se encontraba en la pista de atletismo de la escuela con el equipo. Fue a ver los entrenamientos, ya que el médico aún no le permitía entrenar con sus compañeros por no estar totalmente recuperado. Estaba en las gradas sentado, viendo la pista y a los jóvenes en la línea de salida preparándose para la primer carrera. Otros chicos estaban en el centro calentando y algunas chicas estaban cerca de él gritando a los corredores. Una sonrisa ligera se dibujó en su rostro al recordar los momentos en las que él vivió todo ese proceso antes de una carrera. El entrenador se paró junto a la línea de salida, los jóvenes tomaron sus posiciones y al disparo de la pistola de fulminantes salieron corriendo. Una serie de recuerdos empezaron a abrumar la cabeza de Haruka, lo que pasó la noche anterior no lo dejaba tranquilo. Para él era increíble que Serena pensara que era un chismoso que iba a contarle todo a Darien. Él no era así, sabía el daño que podía ocasionar a la relación y no podía ser capaz. Se dió cuenta que ella no lo conocía realmente y se sintió muy frustrado. Los gritos de júbilo y apoyo de las niñas a su lado lo volvió a la realidad y volteó al reloj para ver cuál había sido el resultado.
-Diez segundos y medio, qué lento- dijo el rubio para si mismo pero algunas de las chicas lo escucharon y voltearon a verlo enfadadas.
-Kyo es el más rápido del equipo y apenas va en primer año de preparatoria- dijo una de las chicas regañando a Haruka. El joven ni se inmutó con el comentario. -¡Deberías de sorprenderte!- dijo otra de las niñas molesta al ver que no hubo ninguna reacción de parte del muchacho.
-La verdad estoy sorprendido, pero de lo mal que está este equipo si esa tortuga es su mejor corredor- dijo Haruka con una sonrisa sarcástica que probocó aún más a las chicas. -¡Hey tu!- escucharon un grito y todos voltearon hacia la pista. -Te estoy hablando a ti- dijo Kyo señalando a Haruka con el dedo. El joven levantó una ceja extrañado.
-¿Qué quieres?- preguntó el rubio no dándole mucha importancia al otro muchacho. -Escuché lo que dijiste y quiero que bajes- dijo muy molesto el corredor de cabello castaño y ojos miel. Haruka se encogió de hombros, se levantó y bajó hasta la pista. Se acercó al otro chico que era un poquito más bajo y se vieron frente a frente. -Ya estoy aquí¿qué se te ofrece?- preguntó Haruka despreocupado, con las manos en las bolsas del pantalón y la corbata suelta.
-Vamos a ver si como hablas, haces las cosas- dijo el muchacho viendo directamente a los ojos del más alto -Te estoy retando a una carrera.
-Pero el entrenador se va a enojar, los civiles no podemos estar aquí distrayendo a los atletas- respondió Haruka buscando con la mirada al entrenador quien había desaparecido.
-El entrenador fue a recargar la pistola- dijo Kyo con una sonrisa burlona -Creo que en realidad, lo que pasa es que me tienes miedo- dijo riendo. -Si, como tu digas- dijo Haruka sarcásticamente dándose vuelta. El otro chico no estaba muy feliz por esa contestación, puso una mano en su hombro y lo volteó bruscamente.
-A la estrella del equipo nadie le habla así- dijo enojado el corredor. Haruka estaba cansándose de la actitud del arrogante.
-Muy bien estrellita, tu lo pediste- dijo el joven quitándose el saco del uniforme y la corbata. Se dirigieron a la línea de salida, se pusieron en posición y al momento de que uno de los otros muchacho gritó fuera los dos jóvenes salieron corriendo tan rápido como podían, o al menos eso parecía. Iban parejos hasta la mitad del recorrido. "No volveré a tener piedad" pensó el rubio mientras una sonrisa se dibujó en su rostro y empezó a acelerar dejando al otro muy atrás. Todas las niñas estaban perplejas con la boca abierta hasta el suelo. Kyo por más que aceleró no pudo alcanzar jamás al otro competidor y llegó respirando aceleradamente. -¿Quién diablos eres tu?- preguntó Kyo con trabajos, acercándose a su contrincante, quien no presentaba ninguna señal de haber hecho algún esfuerzo físico.
-Tenoh- ambos voltearon a ver quien había dicho eso.
-Entrenador¿cómo está, mucho tiempo sin vernos- dijo Haruka haciendo una reverencia al señor que se acercaba al par.
-Es un milagro que aparezcas por aquí- dijo dando unas palmadas al muchacho en la espalda. -¿A qué debemos el honor de su visita¿ya va a dejar de tomar el té y venir a entrenar?- dijo el entrenador con una sonrisa burlona. -Aún no puedo, el doctor me tiene prohibido hacer esfuerzos físicos- respondió Haruka encogiendo los hombros.
-Pero al parecer no te detiene para seguir humillando a mis muchachos- dijo el señor negando con la cabeza volteando a ver al descompuesto Kyo. -Yo no los humillo señor, la verdad es que no necesitan ayuda- respondió el joven burlonamente viendo de reojo al otro muchacho. -Es que tu eres un prodigio para estas cosas- dijo el entrenador admitiendo lo bueno que era el muchacho. -¡Vaya, creo que si está desesperado por convencerme de volver!- dijo Haruka sorprendido -nunca me había dicho nada positivo sin sarcasmo.
-Bueno, tu acabas de ver lo mejor que tengo- dijo señalando Kyo quien ya era más burla que estrella en esos momentos. -Dime, para cuándo te tendré nuevamente en mis filas- preguntó el entrenador ansioso de escuchar la respuesta.
-No sé... tal vez en un par de semanas más me den de alta.
-Se te extraña por acá, no es lo mismo- dijo el señor volteando a ver a los jóvenes que calentaban en medio de la pista y a otros que platicaban con las porristas en las gradas.
-Yo también he extrañado mucho esto- dijo Haruka cambiando su expresión a una de tristeza -Este lugar me distrae de mis problemas y preocupaciones.
-Suenas como si tuvieras cincuenta años- dijo el entrenador dando una palmada fuerte en la espalda del joven que lo hizo dar un paso hacia delante -¿Qué problemas puede tener un chiquillo de tu edad?- preguntó el señor riendo. Haruka volteó a verlo y sonrió.
-Bueno, me dió mucho gusto verlo, entrenador. Ahora voy a buscar a una amiga- dijo Haruka haciendo una reverencia. -¡Uy, ahora entiendo todo- dijo el señor guiñando un ojo al chico, quien lo vió extrañado, levantando una ceja -Anda, ve a buscar a tu novia. Las mujeres se ponen furiosas cuando llegas tarde, pero ellas si pueden hacerte esperar por horas.
-No, no es mi novia para nada- dijo el joven negando con la cabeza y una gota de sudor apareció en su frente. -Si claro- dijo el entrenador con un tono sarcástico -Ya vete, no debes hacerla esperar- le dió un zape en la cabeza y el chico rió ligeramente. Después se marchó corriendo, dirigiéndose a la alberca.

Inicio: Miércoles 29 de junio de 2005

Fin: Domingo 10 de julio de 2005