Capítulo 26
Hermione salía tranquilamente de un renovador baño. Una toalla cubría su cuerpo mientras que con otra secaba su cabello, estaba tan sumida en si misma que no notó la presencia de cierto rubio que la miraba desde el balcón.
Estaba a punto de soltarse la toalla para comenzar a vestirse cuando sintió una leve brisa, inmediatamente fijó su mirada hacia el balcón solo para notar a Draco con una sonrisa en la cara, ciertamente esperaba con ansias que Hermione se empezara a desvestir.
"Draco¿qué crees que haces?" preguntó ella mientras se amarraba más la toalla a su cuerpo.
"Deleitando mis ojos, simplemente" dijo sin quitar la sonrisa con doble intención que derretía a Hermione.
Ignorándolo buscó un vestido en el armario, seguidamente se volvió hacia Draco.
"¿Podrías voltearte?" preguntó levemente mientras hacia un gesto en forma circular con su mano.
"¿Por qué habría de hacerlo? Eres mi prisionera, ante ti puedo hacer lo que quiera" dijo simplemente mientras mantenía su posición.
"Draco, hazme solo este favor y voltéate¿si? Después de todo eres un caballero" dijo Hermione cariñosamente para tratar de convencerlo.
"Lo soy cuando me conviene, y esta no es una de esas situaciones" dijo con una alegre expresión. "Además no es como si antes no te hubiese visto, te digo no tienes nada que ocultar, todo esta perfecto"
Un tanto frustrada y tal vez alagada, decidió ignorar al rubio y simplemente entrar al baño para cambiarse¿por qué no había pensado en eso antes?
Para cuando Hermione salió del baño nuevamente, pero ahora totalmente vestida con un simple vestido blanco, Draco estaba recostado en la pared del cuarto mientras seguía fijamente todos los movimientos de Hermione. El color blanco siempre le había sentado perfecto.
Confundida e intrigada Hermione habló. "Siempre te ha gustado mirar cuando me alisto¿por qué?"
"Me gusta observarte es todo" declaró el rubio, reconociendo para si mismo que encontraba deleite en observarla hacer hasta las cosas más rutinarias y simples del mundo. Draco acomodó el cuello de su camisa mientras salía al balcón nuevamente.
Hermione sabía que algo estaba molestando a Draco, ciertamente descubriría que era aquello.
Draco se recostó a la baranda del balcón mientras cerraba tan solo una vez los ojos. Una suave brisa recorrió su rostro mientras sentía que alguien más se encontraba a su lado. Abrió los ojos lentamente para encontrarse con Hermione¿por qué tenía que ser tan hermosa?
"Draco¿te encuentras bien?" preguntó calidamente Hermione mientras miraba la inexpresiva cara de Draco.
"Si y no" dijo levemente mientras miraba a Hermione.
"No entiendo" confesó la chica, realmente no sabía que ocurría con aquel hombre.
"No eres la única, Hermione, yo tampoco entiendo realmente" dijo con una leve sonrisa.
"¿A qué te refieres?" preguntó ella, brindándole ese calor que Draco siempre había necesitado.
"Ya hablaremos, ahora es momento que des un pequeño paseo conmigo" dijo mientras se incorporaba. "Vamos, sígueme" dijo mientras que empezaba a caminar hacia la puerta del cuarto de Hermione.
Ella lo siguió.
"Llévate un abrigo, el invierno esta cerca, y últimamente el clima ha estado incontrolable" dijo con una sonrisa, conociendo perfectamente que los amuletos en su poder eran los causantes de la variación del tiempo.
Hermione obedeció y se llevó un abrigo color café. Siguió a Draco. Ambos caminaban lado a lado.
Ciertamente Hermione no entendía que era lo que ocurría con Draco, su cambiante personalidad la estaba confundiendo lo suficiente como para gritar, pero muy pronto se daría cuenta, pronto hablaría con él. Tal vez averiguaría que sucedió luego de que fingiera su muerte.
Rápidamente salieron de aquella casa, una fuerte brisa sopló vigorosamente causando que a Hermione la recorriera un escalofrío. Se abrigó fuertemente para evitar tener frío.
Caminaba junto a Draco trataba de descifrarlo pero su cara estaba inexpresiva, no podía descifrar lo que le ocurría e indudablemente no podía saber lo que sentía. Aquellos ojos que antes le habían expresado amor, deseo, pasión, cariño, simplemente se encontraban vacíos, aunque alguna vez Hermione podía jurar que volvía a ver aquel brillo característico que la hipnotizaba.
Caminaba junto a Hermione trataba de descifrarla, era tan fácil de leer, siempre lo había sido. Aquellos dulces ojos color miel no podían ocultar lo que verdaderamente sentía. Podía leerlos fácilmente, ahora expresaban nervios, y aquel amor que sabía que nunca había dejado de sentir por él. El se preguntaba la razón por la cual ella le seguía queriendo, pero lo que lo inquietaba aun más era hasta donde sería capaz de llegar ella por él, hasta donde lo seguiría¿hasta el fin? No podría ser, su futuro era incierto.
Andaban por un pequeño sendero cerca de los árboles del bosque. A Hermione aquellos árboles le traían malos recuerdos, dolorosos en realidad. Cerró sus ojos fuertemente no quería pensar en aquella noche, aquella noche en la que había perdido a quien más ha querido en toda su vida, a quien le había dado todo, a quien había amado como si no existiera el mañana. Lo que ella no sabía es que aquel mañana realmente no existía.
Sacudió su cabeza para sacar esos pensamientos de su mente.
Cerca de donde se encontraban se pudo distinguir una cabaña, mejor dicho un establo. Hermione se emocionó, pronto vería a los dragones.
Juntos llegaron al establo, con la sola presencia de Draco las puertas se abrieron dejando ver una serie de cubículos conteniendo diferentes especies.
Hermione estaba sorprendida, claramente eran muchos más dragones juntos de lo que jamás había visto.
Draco se acercó muy seguro de si mismo hacia un gran dragón negro en particular. Acarició su lomo. Hermione se sorprendió al identificar a aquel dragón, era Gerstrende.
"¿Cómo estas, viejo amigo?" preguntó Draco. "¿Recuerdas a Hermione?"
El dragón resopló afirmativamente.
"Si, es la que intentamos alcanzar" dijo Draco volviendo a ver a Hermione que se encontraba con sus brazos cruzados.
"Lástima que no lo hayamos logrado, amigo, pero ya ves, aquí esta nuevamente y no voy a dejar que se escape de mis garras" dijo Draco sonriendo maliciosamente.
Ante esto Hermione se sintió un poco nerviosa, ciertamente algunas veces Draco tenía ese efecto en ella, bueno en todos. Y podría jurar que ese dragón la miraba con odio.
"Sal un rato" dijo Draco mientras dejaba al dragón salir del corral en que se encontraba. Gerstrende salió del establo rápidamente, al salir extendió completamente sus alas y emprendió el vuelo.
Draco tomó a Hermione de la mano y la guió a ver a los demás dragones.
"Supongo que recuerdas a estos" dijo Draco señalando a un dragón verde, que era Kilke, Hilrag de color verde agua y el pequeño Furfre de color violeta.
"Si" respondió tímidamente la chica. Draco acarició a Kilke y a Furfre, pero notó que le ponía más atención a Hilrag. Hermione se acercó a ver más de cerca y comprendió la razón con la cual el dragón se encontraba recostado. Una sangrante herida se extendía desde su lomo hasta la base del ala, ciertamente Hilrag estaba bastante lastimado. ¿Pero dónde lo habían dañado de esa forma?
"Si te preguntas porque esta así, pregúntale a Potter, él fue el que lo lastimó" dijo Draco mientras le aplicaba a Hilrag una poción para cicatrizar.
"Entonces ese fue el dragón que lo hirió" dijo Hermione, Draco la volvió a ver.
"Y me alegro de que lo haya hecho, lástima que no pudo matar a San Potter" dijo Draco acariciando a Hilrag. "Pero aun así hiciste un maravilloso trabajo, Hilrag" le aseguró a su dragón.
"Draco¿dónde esta el otro dragón?" preguntó Hermione, ella recordaba que había otro más, uno de color rojo.
"Lagdarte esta afuera¿por qué crees que Gerstrende tenía tantas ganas de salir?" dijo Draco incorporándose. "Estaba impaciente por verla" dijo sacudiendo su túnica.
"Entiendo" dijo levemente la chica mientras se dirigía hacía los otros corrales. Pudo ver varias crías de dragones que jugaban felizmente entre ellos.
Se acercó para tocar uno pero un resoplido la hizo abstenerse. Fijó su mirada en el lugar de donde había escuchado esa respiración y se encontró con un dragón verde oscuro.
"Ten cuidado, Hermione, Elgradef no te conoce y por proteger a sus crías estaría feliz de matarte" dijo Draco detrás de Hermione.
Hermione tan solo tragó saliva y retrocedió un poco.
"Bueno estas son las crías que acaban de nacer" aclaró el rubio. "Pero me preocupa aquel huevo que todavía no ha abierto" dijo Draco abriendo el corral y caminando entre los pequeños dragones. Llegó al lado de Elgradef y tomó en sus manos un huevo blanco con pequeñas manchas negras y grises. Lo agitó un poco y sonrió al sentir movimiento, ciertamente el dragón de adentro se encontraba vivo. Entonces¿por qué no salía?
"Será mejor que investigue esto más a fondo" dijo el rubio mientras encogía el huevo con su varita y lo metía en el bolsillo de su túnica.
"No te preocupes Elgradef, estará a salvo" dijo Draco acariciando una de las orejas de la madre.
Draco salió del corral y se dirigió a Hermione le sonrió y la agarró de la cintura guiándola hacia la salida del establo.
"Este… ¿Draco?" dijo la chica
"¿Si?" preguntó el chico mientras pasaban por las puertas del establo, ya se encontraban fuera y el cielo estaba totalmente azul, los árboles de colores naranja y café adornaban el paisaje y el suelo.
"Nada" dijo la chica, mejor sería quedarse callada, no quería arruinar el momento.
"Hermione¿quieres dar un paseo?" preguntó el rubio mirando al cielo
"¿En qué?" preguntó Hermione desconfiada, en realidad no quería subirse en uno de esos dragones.
"En un dragón, en Gerstrende para ser específico" dijo el rubio mientras levantaba su brazo, rápidamente Gerstrende descendió junto con Lagdarte.
Draco arrastró a Hermione hacía Gerstrende. Draco subió al lomo del animal con agilidad y extendió una de sus manos hacía Hermione.
"Vamos, sube" dijo él.
"Draco, no sé, es que la verdad…"
"Sube" dijo Draco con tono imperativo.
"No quiero" dijo la chica insegura mientras retrocedía un poco, nunca le habían gustado las alturas.
"Hermione¿confías en mí?" preguntó el muchacho un tanto frustrado mientras seguía extendiendo su mano hacía la chica.
Esa es una pregunta bastante tonta, no viene al caso, bueno en realidad si pero no importa, no quiero subirme a ese dragón. Draco me ha lastimado y demás, pero por alguna razón, confío en él.
La chica no dijo nada mientras tomaba la mano de Draco y se sentaba detrás de él.
"Muy bien hecho, Hermione" dijo el rubio. "Ahora agárrate fuerte de mí"
Hermione hizo lo que él le pidió y cerró los ojos mientras se aferraba a Draco fuertemente.
Casi sin sentirlo Gerstrende emprendió su vuelo y para cuando Hermione volvió a abrir sus ojos ya se encontraban en al aire. Ella se aferró aun más fuerte a Draco.
"No tengas miedo" le dijo Draco a Hermione. "Gerstrende es de lo más seguro"
La chica tan solo asintió. Varias veces había volado en escoba y no se había asustado, pero el sube y baja de las alas del dragón la ponían nerviosa. Se aferraba a Draco con mucha más fuerza.
Dieron un par de piruetas, en las cuales Hermione gritó como loca, y luego Draco le ordenó a Gerstrende que bajara, ya que notaba a la chica detrás de él, bastante asustada. No es que le importara, claro está…
Cuando finalmente aterrizaron, Hermione soltó a Draco inmediatamente y bajó de Gerstrende de un pequeño salto.
Caminó alejándose de Draco y hacia la casa. No quería volver a subirse al dragón.
"Hermione espera" dijo Draco que venía tras de ella. Pero la chica no le importó y siguió caminando.
"Hermione" dijo Draco una vez más pero ella siguió como si nada.
"Mia, detente" dijo nuevamente la voz. Y por alguna extraña razón Hermione se detuvo.
Me dijo Mia, me trae tantos recuerdos, no puedo seguir sintiéndome así, no puedo dejar que me traicione de nuevo.
Iba a empezar a caminar otra vez cuando unos fuertes brazos tomaron su cintura, impidiendo que se alejara.
Draco la abrazó cariñosamente y la atrajo hacia su cuerpo, inconscientemente necesitaba el calor que ella le daba, solo ella.
Hermione no podía, o no quería moverse de ese lugar. Se sentía segura en los brazos de Draco, no importaba que fuese el señor oscuro, el hombre a quien todos temen, no importaba. Para ella era simplemente Draco, Dray…
Se dejó llevar por aquel extraño abrazo. Draco la había agarrado firmemente de la cintura, abrazándola por la espalda, descansando su cabeza en el hombro de Hermione. Aspirando el dulce aroma de su cabello y ansiando tocar esa piel una vez más como estuvo a punto de hacer anteriormente. Pero algo dentro de él le decía que se detuviera, que todo era un desperdicio, que ella realmente no le amaba.
¿Amor? Por favor. En el libro de Draco aquello era una perdida de tiempo, un desaprovechamiento de oportunidades miles de veces mejores que aquel extraño fenómeno que llamaban amor.
Pero él lo recordaba, recordaba la primera noche que estuvo con Hermione, se sintió completo, alegre, se sintió enamorado.
No, no podía ser, aquello estaba prohibido para él, en su vida no podían haber distracciones, y aun así ¿qué hacía Hermione en sus brazos? No tenía explicación para aquello, no había explicación o era algo que simplemente le estaba prohibido sentir, ansiar, desear.
¿Por qué la abrazaba¿Por qué se aferraba a ella con tanta fuerza como si no quisiera que lo dejara solo?
Ni un solo sonido interrumpió aquel abrazo. Las palabras no hacían falta. Pero algo empezaba a molestar a Draco, en su mente diferentes opiniones eran dadas, diferentes opiniones que se confundían con la verdad.
"¿Qué estas haciendo, Malfoy?" preguntó la voz grave.
Lo que yo quiera contestó Draco mentalmente.
"¿Por qué la abrazas? Es una sangre sucia, no deberías siquiera respirar el mismo aire que ella" dijo la otra voz
"Si es cierto, aléjate de ella" dijo la otra voz.
No contestó Draco mientras se aferraba aun más a Hermione.
Hermione estaba completamente petrificada¿qué demonios estaba haciendo Draco? Y ¿Por qué demonios no quería alejarse de él?
"Draco te lo estamos advirtiendo" dijo la voz más grave
"Nos vas a obligar a tomar medidas más drásticas" dijo la otra voz
Draco no contestó
"¿Draco, estas ahí?" preguntó una voz
"¿Draco?"
¿Qué demonios quieren? Preguntó Draco harto de que lo molestaran.
"Simplemente hacerte la vida imposible, principalmente debido a que una sangre sucia se encuentra en tus brazos" dijo la voz grave
"Sabes Tom, creo que es hora de darle al pequeño Draco una lección"
"Estoy de acuerdo contigo, Salazar" dijo la voz grave
Si claro, como si pudieran hacer algo dentro de mi cabeza para lastimarme
"No hablamos de lastimarte a ti, hablamos de lastimarla a ella"
"Pero por ahora, creo que solamente te haremos pasar un mal rato, como las otras veces que te lo has merecido" dijo la voz grave
Ante esto la cabeza de Draco empezó a doler de una manera desgarradora. Se separó de Hermione para tratar de calmar el dolor con sus manos.
Hermione no sabía que hacer, Draco gritaba como loco mientras cubría su cabeza con sus manos y se arrodillaba haciendo lo posible por disminuir el dolor pero nada funcionaba.
Hermione se arrodilló junto a él, para tratar de hacer algo, cualquier cosa para no verlo sufrir de esa manera.
"Draco, Draco, cálmate" decía Hermione mientras trataba de apaciguar el dolor del rubio.
Pero Draco no escuchaba, el dolor era demasiado intenso, sentía que la cabeza se le estaba partiendo en pedazos, quería que terminara, que aquel dolor terminara.
Y justo cuando él pensaba que ya no podía aguantar más el dolor cesó. Ya no sentía nada.
"Eso es solo una prueba" dijola voz grave antes de reírse junto con la otra voz.
Hermione se alarmó al ver que el rubio estaba inmóvil. "¿Draco¿Me escuchas?" preguntó la chica acomodando la cabeza del rubio en su regazo mientras le acariciaba el rostro. Pudo notar varias gotas de sudor alrededor de su frente. Realmente había estado sufriendo.
Draco no respondía y a Hermione esta escena le parecía demasiado familiar, casi había sido igual a la noche en que Draco, no, no podía ser…
"Draco, Draco, por favor respóndeme" decía la chica sin poder evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas.
De la boca de Draco no salió ni un solo sonido, simplemente alzó una de sus manos y tomó la mano de Hermione, la apretó un momento y luego quedó inconsciente.
Hermione no sabía lo que le había sucedido al rubio, pero lo que fuera lo había lastimado. Respiró aliviada al ver que el pecho de Draco subía y bajaba en señal de que todavía estaba con vida.
Rápidamente la mente de Hermione empezó a pensar en miles de diferentes soluciones de cómo llevar a Draco hacía la casa. No tenía una varita, por lo que tenía que improvisar.
Lo estuvo pensando unos momentos y luego algo vino a su mente.
Quitó cuidadosamente la cabeza de Draco de su regazo y se levantó. Alzó una mano en el aire.
Esto tiene que funcionar, tiene que funcionar, pensaba mientras esperaba que aquel dragón apareciera.
Si bien recordaba, Draco les había dado instrucciones a los dragones de que también siguieran las órdenes de ella.
Unos angustiantes segundos pasaron y luego, para alegría de Hermione, Gerstrende descendió lentamente en grandes círculos, para luego plegar majestuosamente sus alas ante Hermione.
Ella, un tanto sorprendida, no esperó mucho para actuar. Hizo lo posible para arrastrar el inmóvil cuerpo de Draco hacia el dragón.
Gerstrende entendió lo que quería hacer. Subió a Draco en su lomo, al igual que lo hizo Hermione. Con el corazón en la garganta, Hermione se aferró a Gerstrende lo mejor de pudo. Rápidamente el dragón alzó vuelo.
Pasó muy poco tiempo, y cuando Hermione se dio cuenta ya estaban en frente de la casa. Bajó del dragón y empezó a llamar a Kilen que vino rápidamente a su ayuda.
El elfo levitó a Draco hacia dentro de la casa. Hermione acarició el lomo de Gerstrende. El dragón, un poco huraño, simplemente alzó vuelo de nuevo y se alejó de aquel lugar.
Hermione se apresuró tras Kilen, ambos entraron al cuarto de Draco, el elfo lo había puesto sobre la suave cama de color verde.
Hermione se sentó en la orilla de la cama, tan solo miraba a Draco fijamente mientras su pecho se movía de arriba abajo.
El elfo ni siquiera se atrevió a preguntar, ya que él sabía perfectamente lo que le había sucedido. Varias veces había sido llamado por Akiss para cuando el Amo Draco sufría una "decaída" como le llamaban.
Hermione iba a empezar a explicarle al elfo pero éste hizo un ademán con la mano y luego explicó lo que él sabía.
"No hay necesidad de explicarme, señorita, Kilen conoce perfectamente lo que le sucede al señor Malfoy, no es necesario contar lo sucedido" dijo el elfo mientras se alejaba de la cama de Draco.
"Entiendo" dijo Hermione mientras quitaba unos mechones de cabello de la cara de Draco. "Entonces¿qué se puede hacer?" preguntó la chica preocupada.
"Estas crisis pasan solas, no duran mucho, tan solo es necesario que el amo descanse" dijo el elfo educadamente.
"En ese caso…" dijo Hermione mientras miraba fijamente a Draco "…me quedaré con él hasta que despierte"
El elfo no dijo nada ante esto, pero sabía perfectamente que significaba. Hizo una reverencia y luego cuando iba cruzar la puerta, Hermione dijo:
"Kilen, este, bueno¿podrías traerme un tazón con agua fría y un paño?" preguntó "Para bajarle la fiebre" explicó la chica.
Kilen asintió. Segundos después apareció nuevamente en la habitación con lo que Hermione le había pedido, además de un pequeño almuerzo. El cual comió a regañadientes, ya que realmente no tenía hambre, pero por no quedar mal con el elfo, empezó a comer.
Luego de haber comido, Hermione agradeció brevemente al elfo antes de que el volviera a desaparecer luego de una reverencia.
Hundió el pequeño paño en el agua fría y luego lo puso en la frente de Draco mientras le limpiaba las gotas de sudor que tenía por toda la cara.
Cada unos cuantos minutos, Hermione volvía a hacer lo mismo. Escurría el paño, lo volvía a mojar y lo pasaba cariñosamente por la frente de Draco.
Cuando la fiebre había bajado considerablemente, Hermione sonrió, satisfecha consigo misma. Por lo menos había hecho algo para ayudar a Draco, realmente se preocupó cuando él estaba gritando.
No tenía la menor idea de lo que había sucedido, pero según lo que le contó Kilen, Draco ya había pasado por esto, varias veces. No se podía hacer nada, tan solo había que esperar a que Draco se recuperara solo, simplemente esperar.
Pero Hermione, siendo como es, no podía quedarse sin hacer nada. Así que no lo pensó dos veces cuando le pidió a Kilen el tazón de agua, sabía que tarde o temprano aquello le bajaría la fiebre a Draco, y así, ella no se sentiría tan inútil.
Extrañamente el sueño empezó a bajar sus párpados, no sabía porque tenía tanto sueño, pero poco a poco empezó a ceder ante la incesante necesidad de acostarse.
Precisó sus ojos en la cama en la que se encontraba sentada, se veía tan suave, tan confortable. Pero luego fijó su mirada en el rubio que se encontraba a su lado. No podía dormirse ahí¿cierto?
Bueno no importaba, el cansancio que sentía era demasiado extraño. Casi inconscientemente se quitó el abrigo que llevaba puesto y se recostó al lado de Draco. Tan solo iba a dormir por unos pocos minutos, despertaría antes que Draco y él ni se daría cuenta.
Al poner su cabeza en la almohada sus ojos se empezaron a cerrar inmediatamente. No pasó mucho tiempo para cuando ya había caído en un profundo sueño.
Lo que ella no sabía es que el rubio a su lado había despertado luego de que le bajara la fiebre. Y había observado todos sus movimientos. Un tanto agotado, cerró los ojos lentamente mientras que se acercaba a la chica y la abrazaba, ella no se inmutó ante aquel toque y siguió durmiendo pacíficamente.
Draco la vio una última vez antes de cerrar sus ojos para hundirse en un sueño tranquilo, con la mujer que amaba entre sus brazos.
Ambos se durmieron sin saber que cierto elfo los miraba con una sonrisa en la cara. "Las maravillas de las pociones para dormir" pensó Kilen antes de salir de la habitación.
Bueno, quería decirles que ya terminé esta historia, por lo que estaré actualizando más seguido, solo faltan diez capítulos...
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