Capítulo 27
Eran alrededor de las cinco de la tarde cuando Hermione se despertó. Abrió sus ojos lentamente y luego reconoció donde estaba. Con Draco, en su cama, junto a él y su cabeza recostada en el hombro del rubio. ¿Qué demonios estaba haciendo ahí?
Luego, poco a poco, los recuerdos volvieron a su mente. Los dragones, la pregunta de la confianza, el vuelo, el abrazo, aquel tierno abrazo y luego gritos, desgarradores gritos en los que no sabía que hacer para calmar el dolor de Draco. Nunca lo había visto sufrir así y nunca quería volver a ver que eso sucediera.
Trató de levantarse pero vio que los brazos de Draco la mantenían firmemente presionada contra su cuerpo. No es que estuviera incómoda, pero, pero ¿qué?
¿Cuál era el verdadero problema que había al estar ahí con él? Ninguno en realidad.
Dejó de pensar en tonterías y luego contempló el rostro de Draco, se veía tan calmado, pacífico. Hermione no pudo resistirse y acarició levemente la mejilla del rubio.
Sonriendo, se acurrucó en el hombro de Draco, suspirando sutilmente mientras que sus ojos se volvían a cerrar.
Pasaron unos minutos y Draco se atrevió a abrir sus ojos. No pudo evitar mirarla, simplemente no podía. Sonrió al ver su bella figura junto a él, cómodamente recostada sobre su cuerpo.
No sabía que iba a hacer, no sabía nada en realidad. Miró el reloj, eran casi las seis, hora de alistarse para el baile.
El rubio paseó sus ojos alrededor de la habitación, sus ojos se fijaron el movimiento que había en el abrigo que había estado usando. Sonrío al recordar lo que había guardado. Decidiendo que era tiempo de levantarse, despertó a Hermione suavemente.
"Hermione, despierta" dijo Draco susurrándole levemente al oído.
La chica tan solo se acurrucó más en su abrazo.
Un tanto irritado decidió alejar a la castaña de su cuerpo. Se acercó a la orilla de la cama, se levantó, pero rápidamente se tambaleo. Sacudiendo con su cabeza, hizo un nuevo intento y logró caminar hacia la silla en la que su abrigo estaba colgado.
Se sentó en la silla, tomó su varita y sacó el huevo del abrigo. Con unas cuantas palabras ya había vuelto a su tamaño normal y Draco sonrió al ver como el huevo estaba abriéndose, poco a poco. No pasó mucho tiempo para cuando el pequeño dragón había logrado salir del huevo.
"Hola, pequeño" dijo Draco mientras que el dragón le abría y cerraba los ojos tratando de reconocerlo.
El dragón gruño un momento causando que Hermione cambiara de posición en la cama. El dragón no era nada fuera de lo común, sin embargo lo único que tenía diferente era su color.
Era el dragón más blanco que Draco jamás hubiera visto, miró los ojos de la pequeña criatura y se dio cuenta de que era de un extraño color rojo, la criatura que estaba aprendiendo a usar sus alas era un hermoso dragón albino.
Sonriendo, Draco dejó al dragón sobre su abrigo para que aprendiera solo a volar, estas criaturas eran conocidas por aprender cosas muy rápido.
Ya habiendo salido el dragón, decidió levantar a la castaña que dormía plácidamente en su cama. Se levantó de la silla tambaleándose un poco, llegó a la cama y se sentó en la orilla mientras contemplaba a la mujer dormida en su cama, le encantaba la manera en que sus colochos se esparcían por la almohada.
"Herm, preciosa, despierta" dijo mientras acomodaba el cabello de la chica tras su oreja.
Luego de unos segundos, ella despertó debido a la cálida voz del rubio en su oído, le sonrió levemente a Draco y luego se levantó apoyándose en sus codos. Volvió a ver a Draco, éste la miraba fijamente.
"Este, hmm¿qué hora es?" preguntó la chica evitando la mirada del rubio sonrojándose levemente.
"Casi las seis, es necesario que te levantes" dijo el rubio mientras alejaba su mano de Hermione. La castaña se sentó en la cama y se asombró al ver al pequeño dragón blanco probando sus alas cerca de ellos.
"Draco¿acaso ese es el…?"
"El dragón del huevo que no había salido" le aclaró el rubio.
"Es hermoso" declaró Hermione mientras veía como brillaban las escamas del dragón, se sorprendió al ver que pronto estaba volando por la habitación.
"¿Por qué aprenden a volar tan rápido?" preguntó Hermione curiosa mientras se sentaba al lado de Draco.
"Simple, todo se trata de supervivencia y cuando se vive con tantos dragones adultos se debe aprender a esquivar colas, cuernos y bolas de fuego si quieres seguir vivo. Por eso lo primero que aprenden es a volar"
"Ah, entiendo" dijo mientras se levantaba de la cama y se arrodillaba en el piso, sonriendo mientras que el pequeño dragón flotaba frente a ella, batiendo sus alas. Lentamente acercó una de sus manos hacia el dragón y acarició la cabeza de la criatura, asombrándose ante la textura de la escamosa piel.
El pequeño dragón estaba encantado con el toque femenino, entonces simplemente descendió hacia el regazo de Hermione, se acurrucó ahí y mientras la castaña lo acariciaba empezó a dormirse, definitivamente necesitaba el calor de su madre.
Draco se bajó de la cama y se sentó junto a la castaña, ella un poco extrañada por la cercanía del rubio lo volvió a ver intrigaba, para encontrarse con la mirada del rubio totalmente fijada en sus ojos.
"¿Por qué te acostaste a dormir conmigo?" preguntó Draco mientras que Hermione le rehuía a su mirada.
"Yo…eh…tenía sueño y…pues, umm, la cama y…yo…umm…yo…" para esto momento, Draco tenía una de sus manos en la mejilla de la castaña mientras que se acercaba poco a poco.
"Draco, yo…"
"Shh, no digas nada…" dicho esto se acercó a los labios de la castaña, fundiéndose con ella en un beso que hace rato necesitaban.
Al sentir los labios de Draco sobre los suyos, Hermione cerró los ojos inmediatamente, dejándose llevar mientras que las manos de Draco bajaban a su cintura, sin pensarlo dos veces ella enredó sus dedos en el cabello de rubio.
Poco a poco ambos se dejaron llevar, Draco fue haciendo a Hermione hacia atrás para acostarla en el piso, pero un pequeño gruñido los hizo recordar al pequeño dragón albino que había sido alejado del regazo de Hermione.
Aunque Draco no lo notó mientras empezaba a besar el cuello de Hermione y a acariciar los muslos de la chica, la castaña notó el descontento del dragón y también notó que estaba tirada en el piso, Draco sobre ella mientras que el rubio hacia maravillas en su cuello.
"Draco, detente…" le dijo la chica recibiendo ninguna respuesta más que el mismo movimiento de Draco en su cintura.
"Draco…" dijo la chica mientras trataba de alejarlo de ella empujando el pecho del rubio, pero no pudo moverlo.
"Draco, quítate…" insistió la chica aún más mientras que empezaba a tratar de zafarse de su agarre, fallando miserablemente mientras que el rubio empezaba a soltar el vestido de Hermione.
"Draco¡suéltame!" gritó la chica ya asustada al ver que el rubio no la dejaba tranquila, empezó a mover sus piernas tratando de zafarse pero el peso de Draco la mantenía firmemente en el piso. Hermione empezó a desesperarse, el rubio parecía estar en un trance mientras que recorría el cuerpo de la mujer sin permiso alguno.
"¡Draco!" gritó la chica tratando de llamar la atención del rubio, a lo que él respondió levantando la mirada.
Hermione se sintió desesperada al ver la mirada tan malévola con la que el rubio la veía. Ahora los ojos de Draco cambiaban entre gris y rojo mientras que los de la castaña se empezaban a llenar de lágrimas. Aquel no era Draco, no podía serlo.
"¡Draco, suéltame!" gritó por última vez mientras que le pegaba una cachetada a Draco con toda su fuerza, ante esto el rubio se quedó inmóvil el tiempo suficiente para que Hermione escapara de su agarre, levantándose rápidamente y acomodando su vestido, con una mano escurrió sus lágrimas mientras sentía como nuevas se empezaban a formar.
Draco sacudió su cabeza unas cuantas veces y se incorporó tambaleándose en el intento y teniendo que sostenerse con ayudar el borde de la cama. Levantó su mirada hacia Hermione y se asustó al verla tan aterrorizada.
"Hermione, lo siento, yo no quise, no pude evitarlo, yo…" dijo tratando de caminar hacia ella, pero el dragón albino voló en medio de los dos y tratando de lanzar una bola de fuego lo único que logró producir fue una espesa capa de humo, haciendo que el rubio empezara a toser, derrumbándose en el piso.
Hermione corrió a su auxilio sin importarle lo que acababa de suceder.
"¿Estás bien?" preguntó ella mientras miraba preocupada a Draco.
"Si" mintió, tratando de ignorar lo mal que se sentía. No sabía porque se sentía tan mal. Anteriormente estas crisis habían sido pasajeras, luego de un descanso todo volvía a la normalidad. Y para colmo el dragón le tira humo en la cara.
"Bueno creo que te dijimos que esta vez sería un poco más fuerte"
"Así que disfruta de esta mágica velada" dijo la otra voz reprimiendo una carcajada.
"Malditos" dijo Draco en voz alta. Hermione lo miró confundida¿de quién estaba hablando?
"¿De quién hablas?" preguntó intrigada.
Inseguro de contarle o no simplemente contestó "Voces" dijo mientras se incorporaba ya totalmente estable.
"¿Cuáles…?" dijo mientras lo seguía por la habitación.
Volvió a mirar a la chica. "No te preocupes estaré bien" dijo con una sonrisa casi forzada.
"¿Pero…?"
"Ahora ve a alistarte" dijo el rubio sin mirarla.
"Draco¿qué sucede?" preguntó Hermione mientras se abrazaba a si misma, habito que había adquirido últimamente.
"Nada, tan solo, yo…Hermione quiero causar envidia esta noche¿de acuerdo?" dijo Draco acercándose a la castaña, a lo que ella respondió retrocediendo un poco. Hermione retrocedió hasta pegar con una pared, alarmada miró a Draco mientras la tomaba de la barbilla para mirarla fijamente a los ojos.
"¿De acuerdo?" volvió a preguntar al ver que Hermione no respondía.
Ella asintió rápidamente.
"Bien, nos veremos a las siete, yo te iré a buscar a tu habitación" dijo mientras se dirigía al baño para asearse.
Hermione lo miró dudosa, no sabía si irse o quedarse junto a él. Realmente en su rostro no se veía que se encontrara bien, no sabía que era lo que había pasado, se sentía tan rara, y lo peor es que Draco estuvo a punto de…no, no era Draco, aquellos ojos que la miraron con lujuria no fueron los de Draco.
"Hermione…"
La voz del rubio llamó su atención desde el baño. La castaña lo miró un poco asustada.
"Yo…no importa…" dijo mientras daba media vuelta y se encerraba en el baño. Hermione no pudo más que quedarse con la boca abierta mientras analizaba lo que acababa de pasar. Se sentía tan rara, tan extraña. Cerró los ojos para evitar que las lágrimas salieran, escurrió algunas con su mano y luego de unos minutos de conversación consigo misma. Decidió hacer lo que Draco le pidió, así que agarró su abrigo y se dirigió a la habitación. Ciertamente tenía mucho que decidir.
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El cuarto en el que se encontraba era pequeño, pero mucho más grande a lo que ella estaba acostumbrada. Balanceaba sus cortas piernas hacia delante y hacia atrás como una niña pequeña. Esperando, esperando salir de aquel lugar y volver a ver a su amo.
Paseó sus grandes ojos verdes por la habitación, la cual estaba completamente cubierta de un color blanco bastante gastado, se notaba que aquel era un cuarto de unos cuantos años. Una mesa acomodada en el extremo del cuarto y la silla en la que estaba sentada eran los únicos muebles que se encontraban en ese lugar.
Estaba nerviosa, no sabía lo que le iba a suceder y temía que aquellas personas que se habían atrevido a invadir la propiedad de su amo la lastimaran.
Cansada, aburrida y hasta soñolienta empezó a jugar con la bufanda rosa que llevaba en el cuello. Sonrió al recordar el día en que se había convertido en la elfina de la familia Malfoy, bueno, por lo menos de lo que quedaba de ella.
Siendo sirviente del heredero de los Malfoy, Akiss guardaba muchos secretos, demasiado importantes para que alguien los supiera.
Ella había acompañado al Amo Draco durante aquellos aterrorizantes años en los que simplemente se encerraba en su cuarto y no hacía más que gritar y hablar consigo mismo. Sonidos de cosas rompiéndose y vidrios quebrándose regían los pasillos en las noches. Cosas que aterrorizaban a la elfina, pero ella no podría decir nada, debía estar bajo el mando del Amo Draco hasta que éste le diera la libertad.
Horrible cosa aquella, libertad. No la deseaba y ciertamente no quería separarse de su amo, porque aunque algunas veces fuera duro con ella, siempre la trataba bien, mejor que los anteriores amos que había tenido. Tenía su cuarto y su comida, no podía quejarse. Su Amo era una bueno Amo. Pero aún así siempre se sentía sola.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de una puerta abriéndose. Levantó su mirada hacia el sonido y se sorprendió al ver a una de las personas que habían entrado en la casa de su amo.
Sin pensarlo dos veces, la elfina se levantó de la silla y salió corriendo hacia la esquina más alejada de la puerta de la habitación. No la lastimarían.
"Cielos, Harry, sé que eres feo pero esto es algo extremo" dijo Ron burlándose mientras entraba a la habitación junto con su amigo.
"No digas tonterías, Ron. Ella me reconoce, sabe que yo fui a la casa de Malfoy" dijo Harry deteniéndose en medio de la habitación.
Harry y Ron entraron en la habitación junto con otros dos aurores. Seamus, antiguo compañero de ambos, cerró la puerta y conjuró varias sillas para que se sentaran durante el interrogatorio.
Harry se acercó a la elfina, que trataba de hacer un hoyo en la pared para escapar de él, sigilosamente trató de aproximarse sin ahuyentarla, más.
"Tranquila, no te haremos daño. Ves, no tenemos varitas" dijo Harry enseñándole sus bolsillos vacíos. "Tan solo queremos hacerte unas preguntas"
Ante esto Akiss lo pensó un poco y dejó de temblar.
"Eso es, vamos, siéntate allí" dijo señalando la silla "Y hablaremos" dijo Harry con una sonrisa.
Akiss no sabía porque obedecía pero así lo hizo. Lentamente se incorporó y se dirigió a la silla, bajo la mirada de todos los presentes se sentó y los miró curiosa.
"¿Qué quieren preguntarle a Akiss?" preguntó la elfina tímidamente.
Harry se sentó en una de las sillas frente a ella.
"Ahora que te has calmado, tan solo queremos que nos cuentes lo que pasó el día en que te trajimos aquí¿lo recuerdas?" dijo Harry
Claro que lo recordaba¿cómo lo iba a olvidar? Fue el día que el Amo Draco se alejó y se fue de la mansión, al igual que la señorita que poseía aquel nombre que el Amo solía pronunciar por las noches y durante sus "decaídas".
Akiss asintió.
"Bien, ahora empieza por lo primero que recuerdas desde que Hermione llegó a la casa de Malfoy¿de acuerdo?" dijo Luna Lovegood, quien había entrado con ellos, mientras miraba a la elfina.
"¿Cuándo la señorita llegó a la casa de mi Amo?" preguntó la elfina
"Si, exacto" le contestó Luna
La elfina se quedó en silencio algunos minutos y luego empezó a hablar "Bueno, lo primero que recuerdo fue haber visto a la señorita en una habitación muy oscura, mi Amo la tenía en ese lugar, yo no sabía porqué, pero se supone que Akiss no debe preguntar sobre eso, no debe"
Harry la miró expectante "Continua"
"Luego, Akiss le dio comida a la señorita y después de eso la encontró vagando por los pasillos de la mansión y ella le pidió a Akiss que la llevara a su habitación" dijo la elfina jugando con su bufanda.
"¿Y cómo estaba ella, estaba calmada?" preguntó Ron
"No, estaba nerviosa, eso es, y callada y…no le digan a nadie esto pero creo que había estado llorando" dijo Akiss en un susurro.
"¿No sabes porqué estaba así?" preguntó Luna preocupada por su amiga
"No, Akiss no esta segura, pero cree que se debe a una plática que tuvo la señorita con el Amo Draco, según lo que escuché, la señorita pensó que mi Amo estaba muerto" ante esto la elfina se tapó la boca rápidamente. "Akiss no debió haber dicho eso"
"No te preocupes, nada saldrá de este cuarto" dijo Seamus mientras vigilaba la puerta.
"Luego de eso, otro día, Akiss salió a regar las plantas de la señora Malfoy y entonces tuvo una plática con Pixie"
"¿Pixie?" preguntó Ron
"Si, un hada que cuida los jardines de la señora ahora que no está" dijo Akiss mientras balanceaba sus piernas. "Ella le dijo a Akiss que la señorita había estado por los jardines hace poco y que luego se había ido hacia el lago, aún cuando ella le advirtió que no fuera"
"¿Por qué no debía ir?" preguntó Harry
"Pues por los dragones" dijo la elfina como si fuera lo más obvio, aún un poco desconfiada de Harry
"¿Está ella bien?" preguntó Ron totalmente preocupado
Luna volteó los ojos "Claro que esta bien, Ronald, esto pasó hace días¿cierto?" dijo mirando a Akiss.
La elfina asintió, le tenía confianza a la única mujer que estaba con ellos.
"Continua" dijo Luna
"Lo que sucedió después fue que el Amo llamó a Akiss a su habitación, la señorita se encontraba en la cama de mi Amo, estaba dormida, Akiss no sabía lo que había pasado, pero ella no debía decir nada, no, ella no podía cuestionar a su Amo" dijo la elfina
"¿Hermione en el cuarto del hurón, en su cama, dormida?" gritó Ron mientras que se levantaba de la silla y empezaba a pasearse por el cuarto. "Perfecto, simplemente perfecto" dijo sarcásticamente mientras se cruzaba de brazos y se recostaba a la pared.
"Ron, quédate tranquilo, continua Akiss" dijo Luna mientras volteaba su atención hacia la elfina.
La elfina asintió una vez más "Luego de eso, Akiss recuerda que pasaron mucho tiempo juntos"
"¿Juntos?" preguntó Harry
"Si, el Amo Draco la llevaba a los jardines a ver los dragones, la llevaba a la biblioteca y cosas así y una de la veces que estaban en la biblioteca la señorita me llamó para…"
Akiss se quedó callada, se supone que no debería haber dicho eso, no debió haber dicho nada.
"Vamos, Akiss, continua" dijo Luna
"La señorita me llamó para…para que le trajera una lechuza" confesó la elfina mientras jugaba con su bufanda.
"¿Y dónde estaba Malfoy durante esto?" preguntó Ron desde el otro lado de la habitación.
"Mi Amo estaba en un sillón, creo que estaba dormido, pero la señorita actuaba muy extraño, como si pudiera despertar en cualquier momento" dijo Akiss
Ron se acercó hacia Harry y le susurró "Eso concuerda con lo que nos contó Hermione luego de que la rescatamos de la mansión"
"¿Y luego que pasó?" preguntó Luna
"Akiss cumplió con las órdenes de la señorita" dijo arrepentida. "Luego de eso Akiss no sabe que fue lo que ocurrió"
Un tenso silencio cubrió el ambiente de la habitación.
"¿Qué pasó con tu amo, con Mafoy?" preguntó Luna tratando de sacarle información a Akiss sin que ella se diera cuenta de lo que estaban tratando de hacer.
"Akiss recuerda otro día en el que mi Amo regresó de montar a uno de los dragones, parecía cansado y muy preocupado. Estaba triste. Entró corriendo a la habitación y luego Akiss escuchó como cosas que se rompían y quebraban, luego gavetas y demás" dijo la elfina con los ojos bien abiertos y balanceando sus piernas.
"¿Y?" preguntó Ron exasperado de que la elfina no llegara a lo que ellos les interesaba.
"Ronald, cálmate" dijo Luna reprimiendo al pelirrojo con sus ojos e indicándole que si seguía así, Akiss se asustaría y no les diría nada. Todo aquello en una simple mirada. Miradas que congelaban a Ron.
"¿Qué hiciste?" preguntó Luna desviando su mirada de Ron.
"Akiss decidió entrar a la habitación del amo para ver si le podía ayudar en algo como tantas otras veces en los que se escuchaban cosas quebrándose…cuando Akiss entró el Amo Draco desapareció, llevaba una maleta en su mano, se fue y dejó a Akiss sola con la casa" dijo la elfina un poco resentida. "Pero él es un buen amo, siempre trató bien a Akiss"
"¿Qué pasó después?" preguntó Harry
"Después…después llegaron muchas personas malas en busca de mi Amo, destruyeron parte de la mansión y lastimaron a los dragones. Akiss estaba muy asustada." Dijo la elfina mientras miraba a Harry con rencor.
Otro silencio inundó la habitación mientras que cada uno de los aurores sacaba sus propias conclusiones. Hasta que Luna se atrevió a hablar.
"Akiss¿no sabes en dónde se encuentra tu Amo¿No sabes a dónde fue?" preguntó Luna delicadamente.
El rostro de la elfina dio la impresión de que estaba pensando, buscando muy bien en su memoria en un lugar en el que su amo pudiera estar. De pronto su rostro se iluminó rápidamente y una sonrisa cruzó por su boca.
"¡Akiss sabe dónde esta el Amo Draco!" dijo sorprendida de que no lo hubiera pensado antes. Había ido tantas veces a aquel lugar y no se le había ocurrido ir a buscarlo ahí.
"¿Dónde?" preguntó Ron impaciente por saber el paradero de Hermione
"Neuva Zelandia" dijo la elfina con una sonrisa.
"¿Nueva Zelanda?" preguntó Harry corrigiendo a la elfina.
Ella tan solo asintió. "Pero Akiss no debió haberles dicho esto, el Amo la castigará" dijo ella mientras que sus grandes ojos verdes se empezaban a llenar de lágrimas.
"No, tranquila, no dejaremos que él te haga daño, estarás bien" Luna la tranquilizó con una sonrisa. La elfina se calmó un poco.
"Es más¿no te gustaría trabajar en Hogwarts, sé que Dumbledore estará encantado de recibirte" dijo Harry
La elfina lo miró desconfiada. "No puedo abandonar a mi amo" confesó.
"Entonces veremos que podemos hacer" dijo Harry mientras se levantaba de la silla. "Por cierto¿recuerdas como llegar a Nueva Zelanda?" dijo con una sonrisa, sabiendo perfectamente que Akiss los llevaría a Malfoy, mucho más rápido de lo que esperaban.
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Draco se miró una vez más al espejo. Esta noche era importante. Esta noche mostraría ante todos el poder que poco a poco había logrado reunir a través de varias investigaciones y búsquedas.
Ahora tenía en su poder esos dos preciados amuletos. Ahir y Ethra. Aire y Tierra. Sonrió ante la autoridad que ahora representaba ante toda la comunidad mágica oscura, los cuales todavía eran fieles sirvientes de las creencias de Voldemort y de la forma de gobernar del joven Malfoy.
Esta noche tan solo sería una pequeña muestra de sus poderes, seguido de halagos y mentiras entre los invitados para mantener el orden entre los principales personajes de aquella noche, en este caso, grandes potencias económicas del lado oscuro.
Sonrió ante la imponente imagen que se reflejaba en el espejo. Aunque odiaba el parecido que mantenía con su padre, ciertamente estaba encantado con la forma en que su traje le quedaba a la perfección.
Unos pantalones negros al igual que las botas que llegaban a sus rodillas, una camisa fina de seda, completamente blanca y sobre todo eso una túnica negra y gruesa que llegaba más allá de sus rodillas proveyéndolo del suficiente calor que necesitaría para aquella noche.
Por medio del espejo se dio cuenta de que el dragón albino lo miraba con desdén desde su lugar acurrucado en algunas toallas que había sobre el lavatorio.
"No me mires así, sé que hice mal, pero no podía controlarme, no podía…" sin embargo el dragón lo miró igual que antes.
"Si, ya sé, debo disculparme…deja de mirarme así" le dijo ya irritado por la mirada del dragón.
"Está bien, está bien, le pediré disculpas y la trataré mejor y juro que no la voy a volver a lastimar" dijo esto el dragón agito sus alas rápidamente en señal de aceptación.
"Tengo que devolverte a tu madre" dijo el rubio mirando al dragón.
Draco miró sus manos, y fijó su atención en el anillo plateado que tenía forma de espiral, el mismo anillo que Hermione tenía con ella. Sonrió levemente ante el recuerdo de la castaña, pero luego su rostro mostró una leve decaída por recordar lo que estuvo a punto de hacer, pero es que no pudo controlarse, la empezó a besar y luego todo se nublo y no sabía como detenerse y…
Por Merlín, esos labios, ese olor, ese sabor, es tan intoxicante…
Siguiendo se puso los amuletos alrededor de su cuello. Y salió de su cuarto en busca de Hermione, seguido del dragón que venía volando tras él. Se estaba haciendo tarde para el evento y silenciosamente tomó una decisión que decidiría su futuro. Una noche que cambiaría su vida para siempre, pero él no sabía cuanta razón tenía…
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Hermione se estaba terminando de maquillar cuando escuchó la puerta del cuarto abrirse. Se miró una vez más en el espejo y salió del baño, para encontrarse con Draco, quién nuevamente estaba tratando de derretir sus piernas con solo verlo.
Simplemente estaba perfecto.
Trató de recobrar la movilidad de sus piernas mientras que notaba como el rubio estaba aún peor que ella, bueno, pensó Hermione, al menos sé que este vestido funciona.
Draco no podía creer que era Hermione frente a él. Se veía aún más hermosa.
Hermione tenía puesto el vestido que él había escogido para ella, pero jamás pensó que se vería mejor puesto.
Era un vestido simple, pero absolutamente sensual. Totalmente negro, mangas largas, tenía un escote bastante amplio, la cadena que Draco le había dado adornando su cuello, pero lo que realmente atraía era la espalda que se encontraba totalmente descubierta, dejando ver la sedosa piel de Hermione. El largo del vestido llegaba al piso, aun más largo, logrando así que con cada paso de Hermione, se arrastrara la exquisita tela. También una abertura decoraba el lado izquierdo del vestido, dejando ver la pierna de la castaña.
"Draco¿me escuchas?" preguntó Hermione mientras veía que el rubio estaba totalmente perdido admirándola.
Draco salió de su trance y se apresuró a ayudar a Hermione a ponerse el grueso abrigo negro que la protegería del frío.
Mientras que se encontraba detrás de ella le susurró sensualmente al oído "Estas simplemente irresistible, creo que tal vez tengamos que cancelar la reunión, siempre y cuando accedas a mis deseos" dijo mientras besaba el cuello de la castaña.
Ante esto Hermione no hizo más que sentir un escalofrío cuando el cálido aliento de Draco tocó su cuello que se encontraba expuesto, debido a la forma en que su cabello se encontraba recogido en un moño, con varios mechones sueltos.
Ella no pudo disimular lo sonrojada que se encontraba su cara. Pero luego recordó lo asustada que se había sentido cuando el rubio no quiso dejarla en paz, lo cerca que estuvo de aprovecharse de ella.
"¿Y qué sucede si no accedo a tus deseos?" dijo ella alejándose rápidamente de él mientras caminaba hacia la puerta.
"No te preocupes" dijo mientras agarraba la barbilla de Hermione. "Tarde o temprano lo harás" dijo con la sonrisa maliciosa que lo caracteriza.
Ante esto, el dragón se adelanto y se quedó al lado de Hermione mientras miraba a Draco fijamente.
"Hola, Tiamat" dijo Hermione mientras que acariciaba al dragón.
"¿Tiamat?" preguntó Draco confundido.
"Si, decidí ponerle así" dijo simplemente. Un silencio los cubrió por completo, tan solo el batir de las alas de Tiamat se escuchaba en la habitación.
Draco levantó su rostro y miró fijamente a la mujer frente a él "Hermione, quiero pedirte disculpas, de verdad no sabía que hacía y yo…"
Hermione se abrazó a si misma mientras el rubio trataba de disculparse.
"Perdóname, Hermione…" le susurró el rubio mientras la tomaba de la cintura, recorriéndola ligeramente.
Hermione negó con la cabeza mientras evitaba llorar "Me asustaste, te tuve miedo…" confesó la chica mientras Draco la abrazaba y la atraía hacia su cuerpo.
"Shh, mi niña, lo siento, de verdad lo siento, no quise hacerte daño, no quise…" le decía suavemente mientras acariciaba el cabello de la castaña.
Hermione levantó su rostro y se alejó del rubio, se había dado cuenta en la posición en la que habían estado. "Draco, no digas nada, tan solo no me vuelvas a asustar de esa manera"
"Haré lo posible" contestó el rubio añorando el calor que la chica le proveía. "Es hora de que te despidas del dragón, debo regresarlo con su madre"
Hermione asintió y se despidió del dragón albino "Adiós, Tiamat" le dijo la chica.
Segundos después Kilen apareció en la puerta, Draco le explicó que se llevara al dragón y el elfo cumplió como siempre. Hermione esperaba volver a ver al dragón algún día.
"Tenemos que irnos, se hace tarde…" dijo el rubio "…además no pueden empezar nada sin mí"
Draco caminó hacia Hermione y tomó una de sus manos "¿Nos vamos?"
Y antes de que Hermione accediera ya habían desaparecido de la habitación.
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"¡Nueva Zelanda!" gritó Ron mientras caminaba de un lado a otro de la sala. "¡De todos los lugares del mundo tenían que esconderse en Nueva Zelanda, uno de los países con más vegetación que existe, montañas y cuevas por doquier, bosques espesos y millones de lugares más donde se pueden ocultar…!" dijo mientras que amenazaba a Harry con un puño "¡…y no me digas que él la tiene contra su voluntad porque no lo creo¿bien, la elfina dejó completamente claro que ella estaba feliz junto a él, blablabla…es que cuando lo vea te juró que lo voy a matar, Harry…lo mataré…si, lo mataré, luego…jeje…luego lo reviviré y lo mataré de nuevo y me reiré en su cara…lo mataré con mis propias manos, luego Hermione se las vera conmigo!"
"¿Terminaste?" preguntó Harry que estaba sentado en un sillón de la sala mientras que cubría su rostro con sus manos, había tenido que escuchar a Ron hablar de millones de formas de matar a Malfoy. Formas de cocinarlo, formas de derretirlo, formas de tirarlo de un acantilado, formas de convertirlo en mujer, incluso formas de dejarlo amarrado desnudo en un árbol en algún lugar con nieve y tomar muchas fotos…
"No…" dijo Ron con voz de niño de cinco años "Luego lo cortaré en pedazos diminutos, los quemaré y tiraré las cenizas al volcán que haya más cerca…después, si…después le presentaré a Grawp para que lo desmiembre, brazo por brazo, pierna por pierna, y luego…"
"¡Ron, basta!" gritó Harry interrumpiéndolo y levantándose del sillón, "¡Estoy harto de que hables de formas de matar a Malfoy, estoy harto de que hables de las formas en que recuperarás a Hermione, porque no lo harás¿qué no lo entiendes, ella no quiere estar contigo, no quiere volver contigo, métetelo en la cabeza RONALD!" le gritó Harry a Ron.
Ron miraba a Harry sin poder creerlo, jamás le había dicho algo así, jamás en toda su vida le había dicho algo así. "Ron, lo siento…yo…"
"No, Harry" dijo con la cabeza baja "Lo que dijiste es cierto. Y por más que trate…"
"Ron…"
"No, Harry, por más que trate de negármelo es la verdad" dijo el pelirrojo mientras que pasaba las manos por su cabello. "Tengo que salir de aquí" declaró cuando caminaba hacía la puerta.
Harry no trató de detenerlo, aunque se sentía mal por haberle dicho eso a Ron, era la verdad después de todo. Aunque Hermione estuviera con Draco por su voluntad, aún debían atraparlo por todo lo que había hecho. Además se sentía cansado por pasar la tarde interrogando a la elfina y escuchando a las tendencias asesinas de Ron, cuando se supone que debería estar en el Callejón Diagon con Ginny. Pero Ron no llegó muy lejos, al abrir la puerta se encontró con Ginny, pero se quedó con la boca abierta al ver quien venía detrás.
"¿Lavender?" preguntó Ron incrédulo mientras veía a la rubia igual de sorprendida que él.
"¿Ron?" dijo ella mientras que entraba al igual que Ginny.
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"¿Crees que es bueno que los dejemos solos?" preguntó Harry mientras se sentaba en la cama del cuarto.
"Si" dijo Ginny mientras se quitaba el abrigo. "Tienen muchas cosas que hablar"
"Ya lo creo, pero ya sabes como es Ron" dijo Harry
"Claro que lo sé" dijo Ginny mientras que se sentaba a la par de Harry "Por eso es que lo dejo con ella. Tiene que darse cuenta de que Lavender lo quiere de verdad, aunque ella lo disimule y además tiene que saber que Hermione quiere estar con Draco, no con él, aunque le duela"
Harry la volvió a ver con una sonrisa "Siempre admiré la forma en que sabes como se sienten los demás"
"¿Qué puedo decir? Es un don" dijo ella mientras lo besaba en los labios.
"Disculpa por lo de la tarde, sé que teníamos que hablar, pero la elfina…"
"No te preocupes, lo entiendo, además de casualidad me encontré a Lavender y la invité acá para ponernos al día, pero Ron estaba aquí así que ahora tú vas a tener que entretenerme" dijo la pelirroja mientras miraba a Harry fijamente.
"¿A sí?" dijo Harry besándola
"Si" dijo ella sonriendo "Puedes empezar por lo que me ibas a decir ahora en la tarde"
Harry se puso pálido "¿Lo qué te iba a decir?"
"Aja" dijo Ginny
"Pero si bien recuerdo, tú también tenías algo que decirme¿cierto?" preguntó él.
"Es verdad, pero dilo tú primero"
"No, tú primero"
"No, tú"
"Damas primero"
"Dilo, Harry"
"No, dilo tú"
"Yo no voy a decir nada hasta que tú lo digas, Harry James Potter"
"No, tú primero"
"No, tú"
"Tú"
"Tú"
"¡Tú!"
"¡Tú!"
"¿Te casarías conmigo?"
"Estoy embarazada"
Dijeron ambos al mismo tiempo.
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