Bueno, finalmente, como me lo estuvieron pidiendo tanto, aquí está el último capítulo de Pasado, Presente¿Futuro?
Me divertí escribiendo, así que espero que se hayan divertido leyendo. No sé que más decir más que gracias por todos los reviews, el apoyo y hasta las críticas.
Este es mi primer fic largo, y hasta ahora el único¿razón? Lleva mucho tiempo y dedicación.
Sin embargo se pueden entretener leyendo las otras historias que he subido.
Así que sin más demora, aquí está el capítulo 35 y último.
Nos vemos…
Capítulo 35
En ese momento algo en la mente de Draco hizo como un clic, de repente todo lo estaba viendo bajo una nueva luz. Poco a poco distinguió lo que había sucedido.
Draco cerró los ojos varias veces mientras que su cabeza parecía que estallaría. Las voces eran insoportables, no sabía que hacer, Hermione estaba inconsciente o tal vez peor. No podía hacer esto, no podía.
"¡Hermione!" gritó Draco mientras veía como la castaña no se movía. Sin pensarlo dos veces bajó ambas manos, soltando así a un helado Harry y a una inmóvil Hermione.
Corrió rápidamente hacia la figura de la muchacha en el piso, la tomó entre sus brazos mientras acariciaba su cabello con sus manos, susurrándole palabras de amor al oído, meciéndose hacia delante y hacia atrás.
"Hermione…despierta…Hermione…por favor, no quise…Hermione, mi Hermione…mi niña, despierta…mi amor…despierta…por favor…Hermione…por Dios, Hermione…respira, por favor…respira…abre tus ojos…por favor…Hermione…perdóname, no pude controlarlo…perdóname…perdóname…Hermione…mi todo…gatita…"
Draco cerró los ojos mientras mantenía el cuerpo de Hermione fuertemente hacia el de él, seguía hablándole al oído. Estaba tan consumido en su dolor que no notó como Harry, aún temblando, había logrado agarrar su varita.
Harry tomó con fuerza la varita entre sus dedos y susurró un hechizo que hizo que su cuerpo volviera a su temperatura normal. Ya pudiendo ponerse de pie, se acercó a Ron, logrando despertarlo. El pelirrojo tocó su cabeza en el lugar de donde provenía el dolor. Alzó su mirada y Harry le dijo que se quedara tranquilo mientras le señalaba la escena ante ellos.
La lluvia había empezado a caer sobre la mansión, ninguno de los hombres notándolo mientras se veían consumidos ante la inmóvil mujer entre ellos.
"Déjala, es mejor que haya muerto, ahora no se interpondrá en nuestro planes"
"Cierto, pero lástima, ese hijo nos hubiera sido útil, la magia que posee es inimaginable"
"¿Crees que no lo sé?"
"Parecía no importarte, ya que la mataste como si no importara nada"
"Corrección, yo no la maté…Draco lo hizo…"
"No es cierto…" murmuró Draco en el cabello de Hermione al mismo tiempo que seguía meciéndose hacia delante y hacia atrás.
"Tú la mataste, tú la ahogaste, tú la asesinaste…Eres un asesino, Draco, un asesino como nosotros…"
"¡No es cierto¡Yo no la maté¡No soy un asesino, no es cierto…no es cierto…" Draco tomó la mano de Hermione entre la suya, la mano que mantenía el anillo con las diferentes piedras.
"Estuve tan cerca…solo faltó una…perdóname, mi niña…no pude salvarte, Hermione…Mia…" decía Draco ya casi inconscientemente mientras que sentía que su vida se estaba perdiendo poco a poco. Tomó con fuerza la mano de Hermione, la besó mientras temblaba y sin poder hacer nada más, dejó la mano de la castaña sobre su mejilla, recordando como era su toque, su calor.
"Eres un inútil, Draco, estoy harto de todo este sentimiento que mantienes dentro de ti, estoy harto de que la sigas recordando, estoy harto de que no puedas sacarla de tu sistema sin importar lo que pase, estoy harto de ti…de tu debilidad, de tu amor hacia ella, eres patético, mírate, en medio de la lluvia, lodo en tus pantalones, tus ropas empapadas mientras te ensucias las manos con ella…déjala, Draco, ya está muerta…"
"¡No…no está muerta, Hermione…Mia, despierta…despierta…!" gritaba Draco mientras la sacudía. Harry tan solo miraba la escena con lástima.
Draco empezó a recordar todo lo que habían pasado juntos, recordó los besos a escondidas, los abrazos apasionados, las sonrisas, la tristeza, su partida, su muerte, Hermione llorando a su lado, él, jurándole amor eterno, la chica castaña que le sonreía en sueños, el dolor en las noches por no tenerla, lo tonto que había sido por no pedir ayuda, las veces que se había arrepentido, las veces que había matado, los gritos de sus víctimas…lo suave que era la piel de Hermione…el olor de su cabello…el cariño de sus besos…la forma en que ella pronunciaba su nombre, nadie como ella lo nombraba así…
Lentamente una lágrima brotó de sus ojos, logrando no mezclarse con la lluvia. Aquella solitaria lágrima rodó por su mejilla hasta caer en la mano de Hermione, rodando hacia el anillo de la castaña.
Harry y Ron estaban ahora ambos de pie mientras que apuntaban al atormentado Draco. Harry sentía lástima del rubio, pero más que compasión quería vengarse por haber asesinado a su mejor amiga, Harry no podía evitar querer matarlo ahí mismo.
Ron no estaba muy lejos de lo que pensaba Harry, pero en su mente no había ni un solo rastro de piedad, no le importaba ver a su antiguo compañero de clase mientras lloraba la pérdida de Hermione bajo la lluvia, no le importaba, simplemente estaba a punto de matarlo, no podía creer que Hermione no estuviera respirando.
Sin temblor alguno apunto su varita hacia el rubio, solamente para ser detenido por Harry, quién tan solo negó con la cabeza, haciéndole entender que le diera unos segundos más, antes de atacarlo. A duras penas Ron resistió las ganas de asesinar a Malfoy ahí mismo, no entendía porque Harry insistía en darles un tiempo a solas.
"Pero, Harry…" le susurró Ron a su amigo.
Harry negó con la cabeza "Sé lo que hago, déjalo un momento…tan solo unos segundos más, sé lo que es perder a alguien…" dijo mientras que se ahogaba su voz.
Ron tan solo asintió ante lo aclarado por su amigo, pero no pudo evitar maldecir a Malfoy mil veces por estar tan cerca de Hermione, por haber acabado con la vida de la castaña.
Draco seguía meciéndose mientras besaba la cara de Hermione, esperando que despertara.
Pasaron unos segundos en silencio, Harry decidió que era hora de alejar a Malfoy de Hermione.
"Malfoy…suéltala" dijo mientras lo apuntaba con la varita. El rubio no lo escuchó.
"Malfoy, te lo advierto, aléjate de ella…maldito asesino…" dijo Ron con todo el veneno del mundo.
Draco levantó su mirada, posando sus ojos llorosos sobre los de Ron, haciendo que el pelirrojo retrocediera un poco. "No soy ningún asesino…yo no quise…no pude evitarlo…" desvió su mirada de Ron y empezó a hablarle nuevamente a la castaña "Hermione, Mia, perdóname, mi niña… perdóname…te amo…te amo, Hermione…te amo…te amo…te amo…te amo…te amo…"
Draco siguió repitiendo eso mientras que Ron y Harry lo separaban de Hermione, no fue fácil, ya que el rubio se aferraba a ella con su vida. Pero el rubio estaba destrozado, ya no quería luchar.
Draco se puso de pie, logrando soltarse de Harry y Ron, quitó el cabello que la lluvia había pegado en su cara y se fijó en sus ropas, estaban completamente empapadas. Cansado, se derrumbó sobre el piso, arrodillado frente a Hermione. Sus ojos se posaron unos segundos en el amuleto alrededor de su cuello.
"Bueno, se ha acabado la función, ya podemos irnos"
"Cierto, aléjate de aquí, Draco, busca otro lugar, con ayuda del amuleto podemos gobernar cualquier cosa, no es necesario estar aquí para lograr nuestro planes"
Draco cerró los ojos un momento, al volver a abrirlos sus ojos grises se habían vuelto rojos, un rojo intenso.
Harry conjuró unas cuerdas que se enredaron alrededor del cuerpo de Draco, aunque no por mucho. Las cuerdas se deshicieron segundos después de tocarlo. El rubio se levantó sin mirar a Harry o a Ron que lo apuntaban con las varitas.
Cerró los ojos un momento, adelantó su mano hacia delante, logrando arrebatarle las varitas a Harry y a Ron antes de que pudieran reaccionar.
Con las varitas en su poder, los otros no podían hacer nada, Ron trató de golpearlo, pero Draco estaba rodeado por un campo invisible, alrededor de él.
El rubio agarró el amuleto alrededor de su cuello, lo arrancó sin piedad, acción que causó que su cuello sangrara un poco, pero no lo sintió. Tiró el collar hacia el aire, lo apuntó con ambas varitas, y, pronunciando un hechizo lo suficientemente poderoso, logró destruir el amuleto en millones de pedazos que se convirtieron en polvo. Mezclándose con la lluvia, pareciendo escarcha que caía del cielo.
En otros momentos hubiera sido un espectáculo.
Pero no en el momento en que Draco apuntó una varita a cada lado de su cabeza y murmuró un hechizo que ni Harry ni Ron pudieron detener.
El cuerpo inerte de Draco se derrumbó sobre el piso del jardín.
En ese momento el anillo de la mano de Hermione brilló intensamente. La lágrima de Draco había logrado llegar al espacio faltante en la sortija, completando así el hechizo de protección contra el amuleto que el rubio había planeado para ella.
Ron cayó al piso, arrodillándose al ver lo que parecía un milagro. Hermione se estaba moviendo, no estaba muerta.
La castaña se sentó en el suelo mientras recordaba lo que había sucedido, habría jurado que había muerto, sin embargo, algo la mantenía en este mundo, alguien la llamaba…
Hermione…Mia…mi amor…te amo…te amo…te amo…
"Draco…" dijo la castaña mientras miraba a su alrededor en busca del rubio. Al encontrarlo gateó hacia él.
Temblando alargó una mano hacia el rostro de Draco. Acarició el rostro empapado del rubio lentamente. Cerró los ojos ante las lágrimas que amenazaban con salirse de sus ojos.
"Draco…no me hagas esto otra vez… ¡Draco Malfoy no me puedes hacer esto otra vez!...Maldita sea…Draco, por favor, Draco…despierta…Draco…Draco…Dray…"
Hermione seguía susurrándole mientras que acomodó su cuerpo junto al de él, apoyando su cabeza en el pecho del rubio, sintiendo como los latidos iban disminuyendo poco a poco.
"Draco…Draco, no puedes morir…recuerda, ya…ya…tienes un futuro…un futuro conmigo…con nuestro hijo…Draco…no puedes dejarnos…no puedes…te amo…te amo…te amo…te amo…"
Ahora Hermione estaba llorando a todo pulmón sobre el cuerpo de Draco. Mientras que Harry y Ron estaban inmóviles ante la escena que se desarrollaba frente a ellos.
Nunca antes habían sido testigos del amor que se tenían Draco y Hermione, nunca antes se habían sentido tan fuera de lugar…nunca antes pensaron que sentirían lástima por la muerte de Malfoy.
Fue Harry quién caminó hacia la pareja, tomó su varita y se quedó de pie cerca de ellos. Ron hizo lo mismo que Harry y se quedó junto a ellos. Segundos después, tras un simple conjuro, los cuatro desaparecieron de la mansión Malfoy en un abrir y cerrar de ojos. Dejando atrás la lluvia, la tristeza y las lágrimas.
0
Era un hermoso día de verano, y un hombre rubio se encontraba recostado a un gran roble mientras que el viento acariciaba su rostro.
Aquel hombre sonrió ampliamente mientras cruzaba sus manos por detrás de la cabeza. La calma que lo inundaba era extraña, era cierto, pero aquella inusual tranquilidad lo había acompañado desde hacia rato.
Su paz fue perturbada por el sonido de unas risas cerca de él. Abrió los ojos lentamente para ver a un par de niños jugando mientras se perseguían el uno al otro, un conocido dragón blanco los seguía mientras los vigilaba de cerca.
El más grande venció finalmente a la niña mientras que esta empezaba a llorar por haberse raspado la rodilla mientras jugaba con su hermano. Alarmado, el niño hizo lo posible por ayudarla, pasó su mano derecha lentamente sobre la rodilla de la niña castaña y mágicamente, el poco de sangre que había brotado desapareció rápidamente sin dejar rastro alguno.
La niña sonrió ampliamente y abrazó a su hermano con toda su fuerza. Luego lo soltó recordando que él había sido quién la había hecho caer. Sin pensarlo dos veces lo empujó suavemente mientras que el niño empezaba a reprocharle. El hombre rubio no pudo dejar de notar una cadena plateada que rodeaba el cuello de la niña. No pasó mucho tiempo cuando ya ambos hermanos se encontraban riendo otra vez.
El hombre sonrió al ver como se llevaban sus hijos, volvió a cerrar los ojos y poco a poco el sueño fue invadiéndolo, pero unos suaves labios en su mejilla y un suspiro lo hicieron abrir los ojos para encontrarse con unos hermosos ojos miel.
La mujer castaña sonrió mientras que le daba un beso a su esposo. El rubio la tomó entre sus brazos y se colocó sobre ella mientras que la mujer reía por el rápido movimiento.
"Te amo, Hermione" dijo él mientras la volvía a besar.
"Te amo, Draco" dijo la mujer mientras acomodaba el cabello de su esposo tras su oreja.
"Te amo, Draco…Draco…Draco…Draco…"
"Todavía no es tu momento, hijo"
Draco abrió sus ojos lentamente mientras se acostumbraba a la luz.
"Draco…" dijo alguien a su lado. El rubio volteó la cabeza para ver a Hermione sentada en la orilla de su cama. Sus ojos irritados por haber estado llorando tanto.
"Hermione…" dijo él rubio al reconocerla, su voz algo áspera por desuso. Levantó una mano hacia el rostro de la chica para comprobar si era de verdad, si no era una ilusión, porque si lo era, sería una cruel jugarreta del destino.
La chica cerró los ojos al sentir la caricia de Draco. "Oh, Draco, pensé que habías muerto" le confesó la castaña mientras se recostaba junto a él.
"Yo también" dijo el rubio mientras cerraba los ojos un momento, pensando las razones por las que no había muerto. "¿Por qué estoy vivo?... ¿qué sucedió?"
Hermione lo abrazó fuertemente mientras que acomodaba su cabeza sobre el hombro del rubio. "Harry y Ron me explicaron lo que sucedió…dijeron que mientras yo estaba inconsciente, tú les quitaste las varitas, destruiste el amuleto y…" Hermione se silenció unos segundos al recordar lo que sus amigos le habían contado, "… apuntaste ambas varitas hacia tu cabeza…c-caíste al piso…todos pensamos que estabas muerto…Draco, no me vuelvas a hacer esto…" dijo atrayéndolo más hacia ella.
"No, nunca más, Hermione" dijo mientras besaba la cabeza de la castaña. Pasaron unos segundos de extraña paz. Luego, Draco habló "¿Escuchas eso?"
"¿Qué cosa?" preguntó la castaña sin saber a que se estaba refiriendo.
"Silencio, completo silencio, se han ido Hermione…" decía el rubio mientras sonreía.
"¿Quiénes…?"
"Las voces se han ido, las voces…" Draco no podía evitar la felicidad que lo estaba recorriendo. "…las voces ya no están…" dijo mientras la abrazaba.
"Pero¿cómo?" preguntó la castaña intrigada.
"Logré atacarlos cuando se supone que ellos mantenían el control, pensé que no funcionaría…hice lo posible por tomar el control sin cambiar de mentes, logré controlarlos siendo todavía ellos, logré que se destruyeran…"
"Por eso estás bien, no te hiciste daño porque ellos eran los que ocupaban tu cuerpo en ese momento…Draco, eres un genio…" dijo la castaña mientras lo abrazaba más fuerte, provocando que el rubio se lamentara un momento.
"Si, un genio que está en una cama de un hospital…" dijo mientras miraba los vendajes que tenía en diferentes partes de su cuerpo.
"Lo siento" dijo la castaña mientras sonreía. Draco sonrió nuevamente mientras la abrazaba, tomándola en sus brazos mientras aspiraba el dulce olor de su cabello.
"Draco¿por qué no morí yo?" preguntó Hermione luego de un rato.
Ante esto el rubio sonrió "Porque éste genio te protegió mediante un simple hechizo…" dijo tomando la mano izquierda de Hermione entre la suya. "…un hechizo que se componía por partes del poder del amuleto, haciendo que fueras invulnerable ante cualquier magia que saliera de él, solo que no pude completarlo a tiempo…" dijo mirando el anillo detenidamente "…me faltó una piedra…no recuerdo haber visto esto antes…" dijo tocando la piedra que se había formado por su lágrima.
Cuando la tocó, la piedra brilló intensamente. "¿Qué demonios…?"
"Creo que yo puedo contestar esa pregunta" dijo una voz femenina al otro lado del cuarto, cerca de la ventana por la que se veía ya la nieve.
Draco se sentó rápidamente en la cama mientras que acercaba a Hermione hacia él, lo que estaba viendo no era posible¿o acaso lo era? Hablaba con ella pero nunca la había visto.
"¿M-madre…?" preguntó Draco tratando de no parecer loco ni nervioso ante la figura frente a ellos.
La mujer de cabello rubio sonrió ampliamente, llevaba puesto un fino vestido de color blanco, mientras que era alumbrada con una celestial luz que parecía salir de la nada. Ella se encontraba flotando unos cuantos centímetros sobre el piso mientras que la pareja en la cama la miraba boquiabierta.
"Si…"
"¿Pero?...Usted…señora, usted murió…" a Hermione las palabras se le atoraban en la garganta al tratar de hablar. Hermione recordó haber ayudado a Draco cuando se dio cuenta de que su madre había muerto.
"Cierto, niña, morí hace años, pero eso no impide que quiera visitar a mi hijo una última vez…"
Draco se levantó con cierta dificultad, por lo que Hermione corrió a su lado para auxiliarlo, vencido, no pudo más que sentarse al borde de la cama.
Levantó la mirada "Madre… ¿qué sucedió con el anillo?" preguntó viendo fijamente al la aparición frente a él.
"Simple, el verdadero amor, Draco, lloraste cuando pensaste que Hermione había muerto, aquella lágrima, pura y única fue la pieza que faltaba para que tu hechizo se llevara a cabo…"
Ambos la miraron incrédulamente.
"Hermione, querida, acércate…" le dijo Narcissa a la castaña, ella, un poco atemorizada caminó hacia la mujer de blanco.
Narcissa estiró su mano "Tu mano izquierda…" dijo indicándole que se le acercara.
Hermione posó su mano sobre la de Narcissa, asombrándose por la calidez de su mano. La mujer la examinó unos segundos. Lentamente acercó su cristalina mano hacia la piedra del anillo en cuestión, al tocarla, la piedra se derritió, escurriéndose por entre los dedos de Hermione, pero Narcissa la agarró antes de que cayera al piso. La mantuvo cautiva en su mano, y al volver a abrirla, se encontraba una lágrima sólida sobre su palma. Murmurando unas palabras la lágrima quedó adherida a una fina cadena plateada.
"Toma, algo tan puro debe ser apreciado…" Narcissa colocó la cadena alrededor del cuello de Hermione. La castaña murmuró unas gracias y sonriendo, se fue a sentar junto a Draco.
"Hijo, no tengo mucho tiempo, es necesario que sea breve…" dijo acercándose un poco más "… Tan solo quiero decirte que 'tienes demasiado futuro para complicarte tu presente'…" dijo sonriendo, Draco la miró incrédula "Solo pregúntale a Hermione…"
Ante esto las mejillas de la castaña se volvieron rojas, sonriendo, Narcissa se despidió de su hijo con un tierno beso en la frente "Quiero que seas feliz, recuerda que siempre estaré aquí para ti, lo sabes…Adiós, Draco, Hermione…" esperó unos segundos y siguió "…Ryan…" dicho esto, desapareció con una luz cegadora, de repente, todo volvió a la normalidad. Solo que ahora Draco miraba a Hermione totalmente perdido.
"¿Ryan?" preguntó Draco mientras miraba a la castaña.
"Creo que Narcissa quería ese nombre para su nieto"
"¿Nieto¿Cuál nieto?" preguntó todavía sin entender. Hermione volteó los ojos, negó con la cabeza, y se concentró en volver a meter a Draco en la cama, todavía debía de estar cansado.
Cuando parecía que Draco ya había entendido lo que había querido decir Hermione, Harry y Ginny entraron a la habitación, seguidos de Ron y Lavender que venían agarrados de la mano.
"Malfoy…" dijo Harry llamando la atención del rubio.
"¿Qué?" preguntó exasperado. Ahora solo quería hablar con Hermione.
Harry volteó los ojos, nunca cambiaría. "Mientras dormías, los del ministerio llegaron a un acuerdo, todos coincidieron en tu inocencia, y en que todos tus actos se debían a que Voldemort se encontraba en tu cabeza…por más extraño que suene, claro que el testimonio mío, de Ron y de Hermione sirvieron de gran apoyo, en fin…lo que quiero decir, Malfoy es que…bueno, esto va a sonar raro, pero…" Harry tomó aire, Ginny lo empujó para que continuara "…eres hombre libre para hacer lo que quieras de tu futuro"
Hermione sonrió ampliamente y abrazó a Draco con todas sus fuerzas mientras le besaba la mejilla. El rubio todavía no podía creerlo.
Libre, soy libre, para hacer lo que quiera. Para estar con quién quiera. Por Merlín¿cuánto tiempo estuve dormido?
"Y pasando a otros interesantes anuncios…" Ginny se adelantó "Ron y Lavender volvieron…" dijo haciendo que los mencionados se sonrojaran "Harry y yo nos casaremos…" dijo la pelirroja casi saltando "…y…"
"¿Y?" preguntó Hermione incrédula mientras sonreía "¿De qué me perdí?"
"…y…" continuó Ginny "…estoy embarazada…" dijo mientras que Hermione corría hacia Ginny y se abrazaban.
"Felicidades, Gin" dijo Hermione dejando que su amiga tomara aire "Felicidades, Harry" dijo la castaña abrazando a su amigo.
Luego se volteó hacia Lavender y Ron, los abrazó al mismo tiempo y les susurró "Me alegra que estén juntos otra vez" les dijo sinceramente sintiendo como ellos la abrazaban correspondiéndole.
"Me alegra que hayas vuelto, Hermione" le dijo Lavender con una sonrisa mientras Ron la abrazaba.
"Lo mismo digo" dijo Ron sonriendo.
"También me alegra haber vuelto" dijo volviéndose hacia Draco. Sonriendo, se sentó a la orilla de la cama y tomó una de las manos de Draco entre la suya.
"Y ahora que estamos haciendo anuncios…" todos la miraron expectantes "Tengo algo que decirles…" la castaña tomó aire y exclamó con felicidad "Estoy embarazada…" sin duda alguna mientras recordaba el nombre que Narcissa había dicho.
Todos se acercaron a abrazarla, pero antes que nadie, Draco ya la tenía aprisionada en sus brazos mientras la besaba fuertemente. Realmente amaba a ésta bruja.
0-AÑOS DESPUES-0
Era una noche tormentosa. La lluvia caía en grandes cantidades mientras que los rayos adornaban el oscuro cielo.
Pero para Hermione y Draco no podía haber una noche más perfecta que ésta. Aunque acababan de llegar de la fiesta de aniversario de Harry y Ginny Potter, que celebraron junto con el pequeño James, el hijo del niño que vivió. A la fiesta también asistieron Ron y Lavender Weasley quienes finalmente habían decidido casarse después de mucho tiempo, los Malfoy no podían sentirse más a gusto con la compañía del otro.
Draco finalmente había podido dedicarse a estudiar lo que siempre había querido, ser auror, ya que con la experiencia que tenía no le negaron el empleo y aunque Hermione se oponía firmemente a que trabajara en algo tan peligroso no podía oponerse a lo que hacía a Draco feliz, entre otras cosas.
Hermione siguió trabajando en el ministerio como era de esperarse, pero esta vez si disfrutaba lo que hacía. Trabajaba en la división de Criaturas Mágicas, logrando otorgarle derechos a los elfos domésticos, los cuales no le agradecieron en nada sus mejoras, ya que verdaderamente no querían abandonar a sus amos, como por ejemplo Kilen y Akiss que ayudaban en la casa por el cariño que le tenían a Draco y a su nueva familia. Y aunque los elfos se opusieron a ser liberados y pagados, agradecieron el hecho de que ahora se les veía más como criaturas con sentimientos que como simples objetos, lo cual fue un gran avance.
Hermione se encontraba recostada sobre el pecho de Draco mientras que éste acariciaba lentamente sus brazos y su cabello, encantado por la forma en que sus dedos se enredaban en los rizos de su hermosa esposa.
"Te amo" le susurró el rubio a la castaña haciendo que ella se volteara ante lo dicho.
"¿Por qué lo dices?" preguntó Hermione mientras acariciaba el pecho del rubio.
Draco la miró herido "¿Acaso necesito alguna excusa para decirte lo que siento?" preguntó inocentemente mientras acariciaba la cintura de su esposa.
"No…pero cuando lo dices de esa forma…"
"¿De qué forma?"
"De esa forma que hace que me den escalofríos…"
"¿Escalofríos?" preguntó mientras empezaba a besar el cuello de su esposa.
"Hmm, si…escalofríos y nervios" dijo la castaña.
"¿Nervios? Hmm, es extraño"
"¿Por qué?" preguntó Hermione mientras enredaba sus dedos en el largo cabello de su esposo.
"Porque eso es exactamente lo que me causas tú cuando estás cerca" le susurró al oído mientras que sus manos rondaban la espalda de su esposa.
Ambos empezaron a besarse mientras disfrutaban del calor que ambos creaban entre ellos, un trueno los hizo separarse de inmediato mientras que la puerta de su cuarto de abría de par en par dejando ver una pequeña figura.
Alarmada, Hermione se sentó en la cama y se dirigió a la pequeña figura en el portal de la puerta. "¿Helena?"
La pequeña figura se adelantó hacia la cama mientras que en sus brazos mantenía fuertemente aferrado un peluche de un pequeño dragón blanco. "Mami…" contestó la niña mientras evitaba llorar.
"Mi niña¿estás asustada?" preguntó Draco mientras veía como su hija asentía rápidamente.
"Tengo miedo" contestó la niña de cinco años.
"¿De qué?" preguntó la castaña.
En ese momento un fuerte trueno rezumbó en el cielo, provocando que Helena pegara un pequeño grito.
"Tormenta" contestó la niña.
Hermione sonrió ante su hija "Ven, Helena, puedes dormir con nosotros" dijo ignorando la mirada que Draco le estaba dando, el rubio sabía perfectamente que esto cambiaría sus planes de la noche.
Corriendo, Helena se acercó a la cama agitando sus rubios colochos. Abrazó a su mamá mientras que jugaba con la cadena plateada de Hermione como solía hacerlo siempre que la tenía cerca, a la niña siempre le había llamado la atención.
Sonriendo, Hermione se separó de su hija, posó sus manos en su cuello y soltó la cadena, para luego acomodarla alrededor del cuello de Helena. La niña prácticamente saltó cuando su madre le dijo que podía quedársela, que la protegería, que lo considerara un regalo de la abuela.
Helena la abrazó una vez más y luego de mirar la cadena con el dije en forma de lágrima, subió con un poco de esfuerzo a la cama y se acomodó en medio de sus padres, junto con su dragón, mientras que le daba otro abrazo a su papá.
Los tres cayeron rápidamente en un silencio que indicaba que muy pronto se dormirían cuando, nuevamente, otro trueno los alertó y la puerta se abrió de par en par revelando una figura mucho más grande que Helena.
Esta vez Draco fue quién habló.
"¿Ryan?"
"Eh…si" contestó el niño rubio mientras que entraba al cuarto.
"¿Qué haces aquí?" preguntó Draco intrigado al ver a su hijo de diez años en la habitación de sus padres.
"Eh…pues…yo…" un trueno volvió a resonar en la habitación causando que Ryan saltara involuntariamente ante el susto.
Hermione sonrió al ver que su hijo también estaba asustado, sin embargo no se atrevía a decirlo, era tan parecido a su padre.
"Ryan¿quieres dormir aquí?" preguntó Hermione ganándose otro gruñido de Draco por quitarle espacio en la cama.
Otro trueno asustó al niño que, sin pensarlo dos veces, salió corriendo y se acomodó entre Hermione y Helena mientras que ocultaba su cabeza bajo las sábanas al igual que su hermana.
Hermione sonrió ante la actitud de su hijo y le besó tiernamente la cabeza a través de la sábana mientras que poco a poco Ryan se dormía.
No había pasado mucho tiempo cuando Ryan y Helena se encontraban dormidos plácidamente entre sus padres.
Draco levantó su mirada y vio que Hermione le miraba fijamente.
"¿Qué sucede?" preguntó el rubio.
"Te amo" le contestó la castaña.
"¿Por qué lo dices?" preguntó el rubio imitándola.
"Porque no podría imaginar mi vida sin ti" susurró Hermione.
Draco sonrió abiertamente mientras que acercándose un poco besó por última vez a su esposa antes de que ella se durmiera por completo.
Y luego mientras que el sueño iba llenando a Draco pensó: Puedo tener un pasado con el que tendré que cargar toda mi vida, puede que nuestro presente sea incierto, pero sé que mi futuro, nuestro futuro, está en esta misma cama entre nosotros…
Finalmente Draco se rindió ante el cansancio que lo inundaba, uniéndose a su esposa y a sus hijos en el mundo de los sueños mientras que una gran sonrisa recorría su rostro, sabía que su futuro no podría ser más feliz.
FIN
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