CAZA EN EL LABORATORIO

5º Parte: Navidades

Cuando Severus bajo a desayunar aquel día, se encontró con una gran cantidad de invitados de los Malfoy. Antes de que alguien le viera, decidió marcharse de allí. No deseaba estar en compañía de toda aquella gente y aún menos de la de Narcisa Black.

No sabía porque, pero el solo verla le hacía sentirse enfermo. Bueno, si sabía la razón aún que no quisiese aceptarla. Estaba celoso. Celoso porque ella iba a casarse con Lucius. Nunca le había caído bien esa mujer, pero el solo hecho de recordar la boda que se iba a celebrar a los pocos meses, hacía que aumentase su enemistad hacía ella.

No podía evitarlo. Por más que se negaba a aceptar que sentía algo por Lucius a parte de atracción, no soportaba la idea de que el se fuese a casar con aquella. No entendía por qué. ¿Qué más le daba a él lo que Lucius hiciese con su vida?

Pero por más que intentará negarlo y esconderlo, si, le importaba y mucho más de lo que podía imaginarse y eso lo enfurecía.

Deseaba salir de aquél lugar y no volver a verlo nunca más. Quería olvidarse de él y de sus sentimientos. Volvería con Andrei. Él no le traería tantas preocupaciones y con él tendría una vida tranquila. Lucius solo le traería problemas y más problemas. No, debía alejarse de él y cuanto antes mejor.

Esa misma tarde se marcharía. Ya se acercaba la Navidad y tenía que estar con su familia. Durante ese tiempo, acabaría el encargo del Lord y ya no tendría que volver. Por suerte, había encontrado una solución para crear la poción que le habían pedido. Pronto ya volvería a ser libre de Malfoy y todo regresaría a la normalidad. O eso es lo que esperaba.

Se dirigió hacía el laboratorio que se había convertido en su refugio mientras se encontraba en esa casa. Allí podía estar solo y el estar ocupado le hacía dejar de pensar en todo lo que tenía en la cabeza.

Pero ese día le era imposible dejar sus pensamientos de lado. Se odiaba a si mismo por su debilidad y su falta de voluntad. Se había prometido una y otra vez que no volvería a haber nada entre Lucius y él, pero cuando lo tenía delante de él solo deseaba poseer ese cuerpo.

Lucius era un imán para él. Era el único que lograba sacar esa parte pasional e irracional que siempre intentaba esconder. Le hacía perder el control como nadie más lo hacía.

Con Andrei las cosas eran diferentes. A su lado se sentía más seguro. Con él difícilmente perdía el control de sus acciones. Con él todo era muy fácil.

Empezó a pensar que era lo que realmente sentía por él. Sentía cariño, sí, eso no lo dudaba, pero ¿había algo más? No. Para que negar lo que era evidente, nunca había sentido por él nada más que cariño, nunca lo había amado.

Mientras pensaba en sus sentimientos hacía cada uno de los dos, Lucius entró en el laboratorio y se quedo parado en silencio observando al moreno.

-Pareces distraído.

-¿Lucius? No te oí entrar. ¿Decías algo?

-Digo que pareces distraído.

-Estaba pensando en que voy a hacer estas fiestas.- mintió el moreno.

-¿Por qué no te quedas aquí?- ofreció Lucius.

-No, hay demasiada gente. Yo prefiero estar con mi padre y mi hermana. Hace tiempo que no los veo por estar aquí.

-Seguro que no quieres quedarte a hacerme compañía. No creo que vaya a poder aguantar yo solo a toda esa gente. Que aburridos que son todos.

-Es la vida que has escogido, Lucius. Te lo recuerdo. Tú mismo te lo has buscado así que no te quejes tanto.

-Severus, se supone que tendrías que apoyarme un poco.

-Apoyarte yo a ti ¿por qué?

-Porque... porque... No se, porque somos amantes¿te parece poco?

-Escúchame Lucius. Parece que hay algo que no ha quedado claro entre tú y yo. Yo no soy nada de ti. Solamente estoy aquí por trabajo.- dijo secamente.- Que hayamos tenido tú y yo algún que otro encuentro sexual, no significa nada. ¿Lo entiendes?

-Ha quedado muy claro, Snape. Ahora, si me disculpas, debo ir a hacer compañía a mi futura esposa.

Lucius salió de la sala con su andar orgulloso, como si su orgullo no hubiera sido pisoteado en aquel lugar. Porque era así como se sentía realmente. Sentía que ese hombre solo estaba utilizándolo. Él no iba a permitir que lo tratasen así.

Severus se apoyo en la pared después de que el rubio saliera de aquella manera. ¿Por qué le dolía tanto lo que acababa de pasar¿Por qué Lucius había reaccionado así? Por un momento pensó que Lucius, a lo mejor, veía algo más en su relación que un mero encuentro sexual. Pero rechazó rápidamente esa idea. Era Malfoy, por dios.

No obstante, realmente no pensaba lo que había dicho. Al principio probablemente si era así, pero ahora ya no. Poco a poco, Lucius se había ido ganando un sitio en su corazón. ¿Como había llegado a ocurrir eso si nunca se había llevado bien con el joven Malfoy? Cada vez estaba más seguro que la única solución era irse de allí.

Aquella misma noche, después de hablar con el Sr. Malfoy, recogió sus cosas y se marchó a su casa sin despedirse de nadie. Tener que volver a enfrentarse a Lucius era lo último que deseaba en aquel momento.

Por su parte, Lucius estaba en su habitación encerrado sin ganas de ver a nadie. No soportaba más estar rodeado de aquella gente. Le sacaban de quicio, especialmente Narcisa. Cuando estaban juntos, ella no se separaba ni un solo momento de él, coqueteando y haciéndose la interesante. No la aguantaba. Era hermosa, de eso no había duda, pero era la mujer más insoportable con la que se había cruzado jamás.

Cuando esa noche bajo a cenar, se encontró con la noticia de que Severus se había marchado a su casa. Y los días pasaron sin que ellos volviesen a verse.

En un principio hizo ver como que le daba igual que no estuviese allí, pero bien sabía que sin él en esa casa, esas fiestas se le iban a hacer eternas. No obstante le daba igual. No quería volver a saber nada más de él. No lo necesitaba. Seguro que si buscaba un poco, encontraría un amante mucho mejor que él. Tampoco era nada del otro mundo… O eso quería creer.

Pero cuando el día de Navidad, después de una larga fiesta en la Mansión Malfoy, se despertó entre los brazos de un joven moreno, de ojos negros, se dio cuenta de que estaba equivocado. Desde el día que Severus se había marchado, había buscado sin cesar a alguien que lo suplantara. Y, en ese momento, se daba cuenta que había estado buscando desesperado una copia de él. Pero como era bien sabido, ninguna copia supera al original.

Lo echaba de menos y solo habían pasado unos días desde la última vez que lo vio. Quería volver a escuchar su voz con aquel tono sarcástico propio de él. Quería volver a besarlo, a acariciar su piel, a escuchar sus gemidos pidiéndole más, a…

O-O-O-O-O-O-O-O-O

Severus la mañana siguiente a Navidad no se despertó hasta bien pasado el mediodía. Había pasado una noche muy movida con Andrei. Esa noche habían hecho las paces y ahora volvían a estar juntos. Severus le había contado todo lo que había sucedido y todo lo que sentía, omitiendo, claro esta, algunos detalles como por ejemplo que al que verdaderamente amaba era a Lucius y no a él. Andrei, finalmente había terminado por comprenderlo y perdonarlo. Luego, habían estado toda la noche celebrando su reconciliación.

Cuando estaba a punto de levantarse, con un horrible dolor de cabeza debido a tanto alcohol que había tomado, entró su hermana a la habitación para llamarlo.

-Sev, papa dice que salgas. Ha venido a verte un chico muy guapo. Dice que es amigo tuyo. ¿Me lo presentarás?- pidió la niña.

-Claro que te lo presentaré. ¿Ha dicho como se llama?

-No me acuerdo.- dijo la pequeña haciendo un puchero.

-No pasa nada, Rebeca. Diles que ya salgo.

Severus se puso de pie y busco algo de ropa para ponerse. Se tomo una poción para la resaca, se lavó un poco la cara para refrescarse y se dirigió al comedor desde donde se escuchaba la voz de su padre y su risa que debía estar hablando con el recién llegado. Al principio pensó que debía tratarse de Andrei, pero su padre jamás había aceptado su relación con él, así que debía ser otra persona. No tardó mucho en descubrir quien era cuando oyó su voz.

"Maldita sea. ¿Qué hace él aquí¿Es que ni en mi casa me puede dejar tranquilo?"

-Severus, mira quién a venido a vernos.- dijo el padre cuando entró en el salón para encontrarse con la figura de un muy sonriente Lucius sentado en un sillón.- le he invitado a quedarse a comer.

-Que suerte.- se dijo a si mismo por dentro.

-Me alegra volver a verte, Severus. Te marchaste de una manera algo apresurada. Ni siquiera te despediste.

-Si me despedí, pero estaba demasiado ocupado, Sr. Malfoy.- añadió el moreno con un cierto tono de reproche.

-No me llame así. Con lo que me costó que me llamaras Lucius.- dijo el rubio con una sonrisa después de escuchar el tono que había utilizado el otro.- Sabe Sr. Snape, tiene un hijo muy trabajador. Me ha costado mucho sacarle de lo que estaba haciendo para que me hiciera compañía un rato.

-Yo estaba allí para hacer la poción, no para divertirme. Es por lo que me pagan.

-Creo que la comida ya está preparada. Si os queréis sentar, ahora la traerán.- dijo el Sr. Snape. Al cabo de unos minutos, el elfo de la casa les sirvió la comida.

Severus pasó la comida sin levantar la cabeza del plato. No tenía valor para mirar al invitado. Escuchó la conversación que mantuvieron su padre y el rubio y las constantes preguntas de la pequeña. Pero el no se atrevió a hablar.

Constantemente sentía aquellos ojos azules y fríos como el hielo sobre él. Sabía que Lucius estaba intentando provocar alguna reacción en él, pero no había nadie mejor que él escondiendo sus emociones. Sentía que el corazón le iba a cien por hora y las manos le temblaban, pero aun así su rostro no mostraba ninguna señal de nerviosismo.

-Bueno, yo debería volver a mi casa, mi padre debe estar esperándome con todos los invitados que tenemos.

-Es verdad, he oído que su prometida y sus padres están pasando las fiestas en su casa.- dijo el Sr. Snape.- Los Black... una familia muy importante, sí. Desearía que mi hijo encontrase tan buen partido como tú.

-Su hijo tiene muchas buenas cualidades, seguro que terminará encontrándola.

-Mi hijo no esta por la labor. Se junta con gente poco conveniente para él. Como me gustaría que encontrase unos buenos amigos, como usted, por ejemplo.

-A mi me encantaría ser su amigo, si él estuviera dispuesto, claro esta.- dijo el rubio mirando a Severus de reojo y regalándole una sonrisa provocativa.

Severus cerró los ojos intentado calmarse. No había nada que le molestase más que escuchar hablar a su padre sobre ese tema y menos delante de Lucius.

-Recordad que están invitados para la fiesta que vamos a celebrar para fin de año. Espero poder verlos allí. ¡Ah, Severus! Puedes traerte a tu amiguito si quieres.- dijo despidiéndose y desapareciendo por la chimenea.

-No puedo creer que rechaces su amistad.- le recriminó el Sr. Snape a su hijo.- Por dios, Severus, es un Malfoy. ¿Sabes que significa eso?

-No me interesa ser amigo suyo, padre. No lo soporto. No puedo ni verlo.

-No exageres. Tampoco debe ser tan malo. A mi me parece un chico muy agradable.

-Pues no lo es. Es un prepotente, egoísta, narcisista...

-Creo que te entendí, no hace falta que sigas. Pero tienes que hacer un esfuerzo por llevarte bien con él, eso nos puede ser muy provechoso, hijo. Además, creo que él esta interesado en ti y no solo como amigo.

-Eso es imaginación tuya. ¿No ves que se va a casar?

-¿Y que tiene que ver eso? No veo que a él le importe mucho. Podrías sacar mucho partido a una relación con él. Es la persona más rica de toda Gran Bretaña. ¿Te imaginas siendo su amante?

-No. He dicho que no quiero saber nada de él.

-Pues es mucho más conveniente que ese novio que tienes. Vaya disgusto me has dado saliendo con alguien como ese. Podrías tener algo mucho mejor. Incluso Lucius lo ha dicho.

Severus miró furioso a su padre y, sin decirle nada, se fue de la casa. Necesitaba tomar el aire y despejarse la cabeza. Lucius solo le tría dolores de cabeza. ¿Por qué no podían entender que lo quería tener lo más lejos posible? Parecía que todo estuviese en su contra. Cuanto más se empeñaba en alejarse de él, más cerca lo tenía. Y, ahora, solo faltaba la obsesión de su padre en juntarlo con Lucius. Pero lo peor era que, por primera vez, quería hacer lo que su padre deseaba.

Esa noche, Severus pasó la noche en casa de Andrei intentando olvidar a ese rubio que se había ido metiendo en su vida lentamente, pero de una manera contundente. Pero por más que mirara a Andrei y por más que intentará pensar solo en él, en su mente, cada beso y cada caricia eran las de Lucius Malfoy.

Continuará...

Nota: Hola! Perdón por el retraso, pero es que estoy totalmente sin inspiración para esta historia. Cada capitulo que escribo me convence menos TT. espero poder tener antes el siguiente capitulo. Gracias y besos a todos los que leen esta historia, especialmente a MIrels, Mey-mey y Snivellina.

Por cierto Mirels, no es que me guste el nombre de Andrei, es que en un principio, esta historia surgio a partir del ladron de almas y son los personajes de allí.