Lo de siempre: Saint Seiya no es mío sino de un japonés de nombre Kurumada, Lo demás es mío muajajajaja y tome prestados a los personajes

LADRÓN DE HIELO

Capítulo IIIAndreu

Se escuchó el lejano sonido de como cerraban el grifo del agua en aquella habitación, segundos después del baño salió un hombre de cabellos azules y esbeltas y fornidas formas. El hombre con paso ligero se acerco a la cama, en la cual se sentó observando por escasos minutos el televisor encendido en el canal de las Noticias. Una sonrisa de satisfacción cubrió su rostro al escuchar un reportaje...

Estiro la mano en busca de una toalla comenzando a secarse el exceso de agua de la larga cabellera.

La habitación era grande, las paredes tapizadas en blancos y azules, en medio de ella se encontraba una cama de varias plazas cubierta por finas telas y diversos almohadones, junto a ella algunos taburetes sobre los cuales reposaban lámparas y en teléfono inalámbrico, detrás de la cama un ventanal que dejaba apreciar un hermoso jardín, en otro lado estaba un mueble repleto de libros de diversos temas, y un reproductor de música. Esparcidos en la habitación de forma estratégica se encontraban sillones o sillas de tonalidades armonizan- tez.

Un traje negro descansaba en una silla, la camisa negra estaba arrugada y el pantalón, de igual color, se encontraba con tierra en algunas partes. Una lap- top abierta estaba sobre la cama, dejando ver una página de una hermosa pintura, junto a ella algunas letras, describiendo dicha pintura, su autor, nombre, historia y una valuación que incluía varios números.

La puerta de fina caoba se abrió bruscamente, revelando a un hombre idéntico al que estaba en la habitación, el último levanto la cabeza encontrándose con el verde oscuro de aquella mirada. El hombre que había entrado cerró la puerta cautelosamente, para después tomarse algunos segundos para estabilizar su respiración.

¿Las tienes?

¿Sabes, me llamó la atención cierta pintura- Kannon levantó una ceja, con aquel gesto indicaba a su gemelo que continuará- Madame Bovary tiene un gusto excelente... - dijo

¿Cuándo es la reunión- parecía que ambos gemelos estaban hablando de cosas totalmente diferentes

Un Caravaggio- Saga tiro la toalla en una silla cercana- la semana que entra Madame donará la pintura al Louvre

Millonarios excéntricos- el menor de los gemelos se acomodo en un sillón italiano, viendo el televisor- Buen trabajo- dijo Kannon.

Unos suaves toques se escucharon y una voz inconfundiblemente femenina pidió permiso para entrar, un firme adelante se escucho y posteriormente la figura de una bella mujer de cabellos morados entraba en la habitación. Vestía únicamente un vestido azul sencillo, que se ceñía a la cintura por un moño, y unas sandalias al puro estilo griego. La mujer scaneo con la mirada gris la habitación para después dirigirse a donde estaba un gemelo, se inclinó y rozo suavemente los labios del peliazul, para después caminar hasta la cama y sentarse en ella, absorbiéndose aparentemente en el televisor que seguía encendido.

Soy Kannon- se escuchó decir, al hombre sentado en el sillón

Eso lo sé- contestó Saori a los pocos segundos, sonriendo de manera misteriosa.

Saga enarcó una ceja, habiéndose mantenido al margen de la situación, como un simple espectador, estiro la mano para cerrar la lap- top, acto seguido atrajo a Saori hacia él, la cual no opuso resistencia, dejando que los labios del hombre recorrieran su cuello incansablemente, las delicadas manos de la mujer comenzaron a acariciar el torso desnudo de Aligieri, siendo observados por el gemelo que aún descansaba en el sillón italiano.

Saga sin dejar de besar el blanquecino cuello abrió los ojos, levantando lo suficiente la mirada para encontrarse con los ojos de su hermano; tendiéndole una muda invitación.

Kannon dibujo una sonrisa seductora, cerró los ojos unos segundos, se incorporó rápidamente del sillón, apagó el televisor y con pasos lentos se acerco a la pareja que ahora se besaba con ansia.

La mujer se estremeció ligeramente cuando sintió unas manos ajenas a las del mayor Aligieri, el vestido azul caía al suelo con rapidez, dejándola solamente en ropa interior. Se le erizó la piel al sentir la boca de Kannon prodigando besos a sus hombros, las manos de Saga aferrándose a su cadera. Pronto sintió dos pares de manos vagar por su cuerpo. Abrió los ojos solamente para comprobar lo que pensaba: los gemelos Aligieri se besaban por encima de su hombro izquierdo.

La toalla que estaba precariamente alrededor de la cintura de Saga resbalo, haciéndole compañía al vestido azul y a una camisa verde botella.

Los cuerpos se tendieron en la cama entre suspiros, pasión, leves gemidos, lascivia, jadeos, locura... todo entremezclado en aquella cama de suaves mantas de seda.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

El sol bañaba el aula con sus finos rayos dorados, dándole una apariencia lejana y soñadora al aula que albergaba en aquellos momentos a chicos, que parecían estar interesados en todo menos en el clima.

Los jóvenes estaban esparcidos por el aula formando corillos que platicaban de cosas sin importancia, otras sentados observando el ir y venir de sus compañeros, algunos otros tratando de dormir un poco, y algunos sentados en sus pupitres copiando afanosamente alguna tarea; minutos antes de que la última clase de la mañana comenzará.

Milo copiaba rápidamente la tarea de aquella clase, con sorprendente rapidez haciendo imposible para otros entender aquellos garabatos que sin embargo su dueño parecía comprender perfectamente, junto a él; del lado izquierdo se encontraba Afrodita Gotthelf con semblante aburrido hojeaba una revista para hombres, que habían introducido de contrabando algunos chicos de cursos inferiores, pasaba sin mucho interés los hojas una tras otra murmurando cosas ininteligibles o sólo se escuchaban fragmentos de las oraciones como: "¡Ja, si como no... tonterías... ¿fucsia?... ¿gays en boga?... ¡patrañas!". Del otro lado del pupitre de Andreu, Shura Bleiberg se recargaba en la paleta, dejándole poco espacio a Milo para maniobrar con dos cuadernos y varios esferográficos, conversando animadamente con otro alumno sobre fútbol soccer y lo mal que estaba el llamado "Equipo de las Estrellas".

El joven de cabellera verde- azulada fungía como simple oyente del intercambio de ideas que se llevaba frente a él por vía de sus amigos: Shaka Enlai y Mu Yunnan. Conversaban sobre el lamaísmo y diversas formas de religión desconocidas para Saint Claire, quien los escuchaba con verdadero interés; a pesar de que no entendía varios conceptos ponía atención a dicha plática, un poco de religión no le vendría mal, además si alguien le preguntaba; él respondería con dos simples palabras: acervo cultural.

Saint Claire cruzó los brazos a la altura del pecho, mientras recordaba como Shaka y Mu no habían simpatizado en un principio, a Kamus le había asaltado una idea descabellada: celos. El primero por sentirse desplazado ante un mortal como Mu y el segundo por sentir amenazada su incipiente amistad con Kamus. Fuera cual fuera la razón, ambos jóvenes habían aprendido que no todo era lo que parecía y encontrado en el otro una persona con similares ideas y gustos. Mentalmente comenzó a comparar a los jóvenes, encontrándolos similares hasta un punto alarmante: una conciencia era buena, pero ¿dos?. La idea le aterro...

¿Qué opinas, Saint Claire- la tranquila voz de Shaka le llegó lejana.

¿Mmmmmh- emitió

¿Estabas distraído- Shaka se inclinó ligeramente para ver al peliazul, que permanecía recargado en un pupitre del lado izquierdo a donde estaba Mu, Shaka estaba parado enfrente de Mu, mientras que este último estaba sentado cómodamente en un pupitre¿Sabes, sólo dos veces he visto a Kamus distraído, aunque una vez Kannon le llamó la atención... – decía Enlai a Mu

¿En serio- para Mu era una novedad descubrir que el siempre atento a las situaciones, alguna vez llegaba a bajar la guardia.

Aunque una vez... Saga lo castigo por estar distraído y no diferenciar un van Gogh de un Picasso... recuerdo que esa vez, hasta Kannon intervino para que el castigo fuera de menor duración, aunque nuestro buen "Santo" asumió su castigo con valentía...

¿Cuál era el castigo- preguntó curioso Mu

Mmmmmh- Shaka se llevo una mano al mentón, en actitud pensativa- lavar los baños por una semana y todos los trastos con un cepillo de dientes...

Kamus tosió ligeramente, aclarándose de esa forma la garganta, mientras se acomodaba el moño del lacillo que llevaban por corbata. Los ojos aguamarina y esmeralda atendieron la sutil petición del francés.

Como dato cultural: sigo aquí...- Kamus se incorporo del pupitre- y ya dejen los cotilleos...

No estábamos cotilleando, simplemente comentaba un recuerdo- dijo Shaka con su habitual tranquilidad, haciendo que Mu sonriera..

Claro- Kamus imprimió cierta ironía- basta de cotilleos Buda y Confucio... – dijo Kamus, mientras se sentaba en su pupitre.

Mu levanto la vista mientras Shaka se sentaba a la izquierda de Kamus, ambos jóvenes sonrieron abiertamente ante el comentario del índigo, el cual había ya sacado un par de hojas y un bolígrafo.

El trío estaba ajeno a un par de ojos curioso y sorprendidos. Milo Andreu se había olvidado por completo de copiar el último párrafo de la tarea, puesto que en algún momento, aquella conversación le había llamado poderosamente la atención, recordaba que había suspendido su actividad para agudizar el oído con un comentario: "... no diferenciar un van Gogh de un Picasso". ¿Qué mente trastornada planeaba que un muchacho de 17 años fuera capaz de tal empresa?. Él no, definitivamente. Si debía ser sincero él ni siquiera estaba seguro de poder diferenciar entre un plato de arroz frito y uno de arroz normal, entonces ¿Cómo alguien podía diferenciar entre un van Gogh y un Picasso?. Ese sería un misterio más para la lista de Milo Andreu, titulada: "Misterios misteriosos".

Sin embargo, lo que dejo anonadado y mandado a Andreu a un viaje a un satélite conocido por el mundo como Luna de ida y vuelta, había sido esa escena que presenció involuntariamente: aquel chico serio e insensible de ojos índigo había bromeado sinceramente con esos dos jóvenes, que ahora tomaban asiento a ambos lados del francés, y como si fuera la cereza del pastel; Milo podía asegurar haber visto una ligera curvatura, imperceptible, formarse en los labios del joven por escasos segundos.

Y ese pequeño gesto había dejado a Milo deseando ver más, aquel simple movimiento de músculos se convirtió en un hecho extraño, excitante y sorprendente a ojos del griego, porque para él, siempre habían miradas gélidas, semblantes adustos y labios serios. Agitó la cabeza un par de veces, al sorprenderse a si mismo con aquellos pensamientos. Saint Claire Kamus sólo significaba una cosa para él: diversión gratuita.

Una monja "Y", entró al aula con clara intención de comenzar su clase lo más pronto posible y terminarla la más tarde posible. Milo resopló fastidiado, si odiaba algo más que la clase de Teología, era la clase de Filosofía.

Que extraño gusto de arruinarnos el día- había comentado Afrodita, cuando les dieron los cambios de horario.

¿Por qué- preguntó inocentemente Milo, quien doblaba su horario sin siquiera darle un vistazo.

Primera clase: Teología, doble clase de Filosofía... – Shura refunfuño molesto con aquel horario esclavizante.

¡Vaya cambios- exclamo Gotthelf- sólo nos movieron Teología a primera y quitaron Matemáticas.

Un grito de terror y pánico profundo taladró los oídos de Afrodita y Shura, Milo sostenía su cabeza entre sus manos y su rostro reflejaba un profundo desánimo.

Está a punto del paro- Gotthelf miraba con una sonrisa a Milo, Shura sólo movió la cabeza en desapruebo.

Suspiro resignado ante el recuerdo de aquel fatídico día, cuando la monja comenzó a preguntar sobre la tarea...

El aula bañada por los rayos del sol, la interminable cátedra de la monja, el aire pesado y el esquema a penas descifrable, hacia que todo pareciera distante y extraño, que párpados lucharán por mantenerse abiertos, cabezas resbalando súbitamente de las manos, codos apoyados en las mesas y dibujos sin sentido adornando algunas hojas.

En un momento, el sueño y el aire pesado desparecieron para algunos, cuando un joven levantó la mano ante una pregunta de la monja, que parecía ajena a la somnolencia y aburrimiento de su clase.

Aristóteles pensaba que se llegaría a la felicidad mediante el equilibrio entre el odio y el amor, sin sentir más o menos ambos sentimientos... – Kamus hablaba- sin embargo, pienso que eso es imposible...

Había captado la atención de todo el grupo, algunos giraron la cabeza para observar al chico de cabellos verdosos- azules, otros tantos permanecían en la misma posición: apoyando sus cabezas en las manos, sin embargo la mayoría despiertos totalmente. Se sabía de antemano que en aquella clase no se discutían las teorías o pensamientos o como quisieran llamarles, sólo se limitaban a lo que decían los libros e interpretaciones de filósofos reconocidos, la opinión aquí no tenía cabida. Y aquel joven iba a expresar su opinión sin dar oportunidad a la monja a que lo callará o cambiar el tema.

La felicidad no existe, el amor y el odio son una utopía creada por mentes fantasiosas, románticas o vengativas- Kamus hablaba con seguridad en sus palabras, fluidamente, dando a entender que no trastabillaría y que su posición era firme- y si existieran, aún así la felicidad sería inalcanzable... por el simple y abrumador hecho de que somos seres humanos...

Concluyó Kamus, esperando que en cualquier momento la monja lo reprendiera y dijera que ese no era el propósito de la clase, y si ese no era el propósito de la clase, entonces Kamus no sabía que era un propósito.

Sentimiento: acción de sentir o sentirse o impresión que causan en el ánimo las cosas espirituales - se escuchó una voz a espaldas de Saint Claire- si lo que dices es cierto, entonces, somos incapaces de sentir y por lo tanto eso nos convierte en ¿seres humanos?... – hubo una pausa, las miradas de varios alumnos eran dirigidas a donde la voz, sin embargo Kamus ni siquiera volteaba sabía perfectamente quien era el dueño de la voz- estoy confundido con tu teoría, y yo creo firmemente que los sentimientos existen y que la felicidad puede llegar a ser alcanzada de una forma u otra

Kamus podía adivinar que Milo sonreía de forma triunfal, pero si creía ese engreído que no contestaría, estaba muy pero muy equivocado. Shaka miraba de reojo a su amigo y mantenía su atención en la monja frente a ellos. El muchacho estaba a punto de abrir la boca para replicar y Milo también la iba a abrir para finalizar su comentario con broche de oro.

Jóvenes, no estamos aquí para discutir lo que creen o no, sino para conocer las ideas de los grandes pensadores que iluminaron a la Filosofía y Ética, así como otras grandes áreas del conocimiento, bla, bla, bla, bla...

Cualquier interés que el tema hubiera despertado, murió sin oportunidad de respirar tan siquiera. Los alumnos de nuevo se dispusieron a dormir y soñar, pero esta clase daría de que hablar durante la comida, de eso no tenían duda.

La campana anunció que terminaba aquella hora y por lo tanto los pasillos se llenaron de estudiantes bulliciosos, ansioso de salir a pasear por los jardines, tirarse en sus camas o comer hasta saciarse, sin pensar en materias hasta el lunes.

Por un pasillo caminaban silenciosos, un trío de jóvenes, cada uno permitiéndose divagar en sus pensamientos. El rubio de ojos aguamarina, volteó rápidamente.

¿En qué crees- preguntó sin sentido aparente.

En mi mismo- contestó Kamus- en la tarde habrá partido¿quieren ir?

Cambio drástico de tema, fue el pensamiento de Yunnan, que había meditado las palabras de la clase de Filosofía, quizás Kamus Saint Claire era más frío de lo que imaginaba. El de cabellos lilas y el rubio asintieron con cierta alegría.

Por otra parte, el alegre griego saltaba y hacia planes para el fin de semana con sus inseparables amigos, olvidándose por completo de aquella clase, pero con el pensamiento recóndito de probar que los sentimientos y en especial el amor existían.

Mañana, se dará una recepción en mi casa, en honor a los quien sabe cuantos años de mi prima tercera, pariente de mi primo quinto, hijo de mi tío segundo, padrino de mi padre- decía Milo, mientras sacaba un pantalón de su armario.

Shura estaba recostado en la cama del dormitorio de su amigo, vestido con unos pantalones deportivos negros y una camiseta amarilla, mientras que Afrodita miraba por la puerta- ventana del bosquecillo, vestido de una forma parecida a la de Bleiberg: unos pants grises y una playera blanca.

Como siempre será una reunión encantadora- dijo Shura sin mucho ánimo- aunque no quiero tendré que asistir mis padres ya advirtieron.

Bueno, supongo que será divertido- Afrodita se dio la vuelta para encarar a sus amigos- en lo que quepa.

Pues, es un hecho que no pienso quedarme más de lo necesario- Milo se ponía una playera azul marino con letras grises- escuche de un antro en el centro de París.

Caminaban con rumbo a las canchas de tenis, los tres ataviados con ropa deportiva y cargando raquetas, Mu comentaba que mañana saldría del Colegio para ir a una cabaña, en compañía de ciertos familiares, mientras que Shaka y Kamus hacían la misma observación de que no tenían planeado absolutamente nada.

Saint Claire se ajusto la muñequera negra en la mano derecha, Mu veía hacia las canchas de tenis entornando los ojos, mientras que Shaka peleaba con la mochila para sacar un celular que sonaba insistentemente.

Por fin, Enlai Shaka contestaba el móvil, atrasándose ligeramente, un joven de cabellos castaños oscuros y de estatura considerable cortaba el paso al dúo que caminaba adelante.

Nos faltan 3 para comenzar a jugar- dijo el grandulón de rostro afable, haciendo una seña hacia el campo de fútbol soccer.

Hola Alde- dijo Mu sonriendo- lo sentimos pero vamos a jugar tenis.

¡Oh! Pero las canchas están llenas Mu- señalo el chico que respondía al nombre de Aldebarán

Ambos jóvenes dirigieron su mirada hacia las canchas que en efecto estaban ocupadas y parecía que si querían jugar tendrían que hacer fila. Kamus y Mu intercambiaron un par de miradas.

- De acuerdo- aceptó Mu, viendo como en ese momento Aldebarán sonreía a más no poder, Kamus podía jurar que en cualquier momento la mandíbula del muchacho se desencajaría.

Cambiaron el rumbo de su caminata hacia el campo de fútbol, acompañados por el joven, Shaka los seguía sin prestar mucha atención al destino, asintiendo de vez en cuando o asegurando cierta información. Cerró el móvil y fue en ese instante que se dio cuenta de que no estaba en una cancha de tenis y que 20 almas estaban congregadas a un costado del campo de fútbol, y que una de ellas jugaba con jubilo con un balón.

¿No íbamos a jugar tenis- preguntó confundido.

¿Defensa o delantero- fue la única respuesta que recibió.

Aldebarán grito, llamando la atención del equipo, mientras decía que ya estaban completos y debían formar equipos.

Esperemos y no te desbarates- susurro Milo acercándose a Saint Claire con claro afán de molestar.

Milo se dio cuenta de la llegada del trío y que los jóvenes estaban ataviados claramente para practicar algún deporte pero no precisamente el soccer, al reparar en la muñequera de Kamus y las raquetas que portaban.

Esperemos te rompas una pierna- Kamus miro el balón que bailaba en los pies de Andreu, y un brillo malicioso en sus ojos al decir las palabras.

El juego dio inicio cuando se conformaron los equipos que al parecer de Shaka llevaban nombres extremadamente ridículos y que hacían referencia a la estupidez de algunos jugadores.

Un tipo de dos cursos inferiores, hizo pitar un silbato, dando así por comenzado el juego de grandes estrellas del balompié... Parecía que estaban en una exhibición para ser contratados por algún equipo con un sueldo estratosférico, pero estratosfericamente mediocre puesto que una tercera parte de los jugadores parecían estar repentinamente miopes y en algunas jugadas de pared, el balón pasaba entre las piernas no sólo del contrincante sino también del compañero, haciendo que más de uno hiciera un berrinche, olvidándose que ellos eran alumnos del honorable y digno Colegio Chartres.

En definitiva, alguien tenía que darle la razón a Shaka en algún momento...

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La pelirroja subía con velocidad las escaleras de aquel edificio destartalado del barrio francés, las calles estaban semi- pavimentadas, algunas de estas contaban con iluminación, la mayoría estaba en la penumbra. El pasillo por el que ahora transitaba estaba levemente alumbrado por un foco que se encontraba en medio del pasillo, el suelo de maderas crujía a cada paso que se daba, las paredes marrones y llenas de suciedad parecían venirse encima en cualquier momento, como si tuvieran vida y quisieran devorar a la mujer.

La mujer portaba una bolsa de papel y otra bolsa de plástico, mientras silbaba alegremente. Abrió la puerta e metal, dejando ver dos piezas pequeñas; la primera pieza estaba compuesta por una mesilla y tres sillas, un pequeño sofá, una estufa de dos parrillas y una ventana cubierta por una cortina azul de encaje. Sobre la mesilla se encontraba un jarrón con algunos claveles y un par de margaritas, sin duda a pesar de la simpleza y humildad, el pequeño cuarto estaba lleno de vida y calidez, la segunda pieza era la habitación, con una cama matrimonial y un pequeño librero que contenía ropa y algún libro de distintas ciencias; una pared estaba tapizada de dibujos graciosos de esos que los niños pequeños dibujan y que los adultos no les ven forma, sin embargo los niños pueden describir todo un mundo en aquel pedazo de papel, una ventana daba a lo que parecía ser el patio del edificio.

Marín Saint Claire, dejo la bolsa de papel sobre la mesa, dirigiéndose con la otra bolsa hacia donde estaba la estufa, prendió un pequeño radio que dejaba escuchar una melodía llena de vida, con gran entusiasmo la pelirroja se puso un delantal comenzando a tararear y a cocinar.

Estoy segura que a Kamie le gustará la comida y en especial la sorpresa- una linda sonrisa se dibujo en las finas facciones de la mujer.

El pequeño de 5 años salía dando pequeños brincos, moviendo de un lado a otro la mochila amarilla, de pronto se detuvo y giro su cuerpo para ver a un segundo niño que caminaba a paso tranquilo con una gran sonrisa en su rostro.

¡Anda, Kamil- grito Shaka¡Apresúrate!

Ya estoy aquí- dijo Kamus, acomodándose la mochila azul.

Comment allez-vous- escucharon decir delante de ellos, mientras un hombre de cabellos castaños se inclinaba hasta llegar a la altura de ambos niños.

¡Aioria- exclamaron ambos niños lanzándose a los brazos del mayor que sonreía divertido.

¿Y mi hermana- preguntó Kamus, mientras caminaban con destino a la casa Saint Claire.

Mmmmh, me dijo que pasará por ti, puesto que ella tenía que hacer una cosa- dijo Aioria- pero apuesto a que les tiene una sorpresa- Aioria les guiño un ojos, mientas se acomodaba las pequeñas mochilas en los hombros.

Marín sacudía ambas manos fuertemente, quitándose alguna migajas de pan, contemplando satisfecha la pequeña mesa que se encontraba cubierta de verduras, ensalada, queso y frutas. El jarrón ahora contaba con dos visitantes: unas lilas.

Se escucharon suaves toques y Marín corrió a abrir alisándose el delantal, la puerta se abrió dejando paso a Shion Wenham, Dohko Hakata, Aioros Nehru, y Shaina Laurens, el primero cargaba un pastel de chocolate con la leyenda: "Kamus!" y una carita feliz, todo hecho de chocolate y hojas de chocolate, el segundo traía unas cuantas bolsas y cajas, los últimos cargaban con bolsas de plástico. La joven pelirroja los invito a pasar, disculpándose por el poco espacio, arrancando sonrisas sinceras, comentando que no se apenará, que el espacio sería lo de menos.

Pasaron 15 minutos cuando se oyeron voces infantiles por el pasillo y una voz de adulto que reclamaba por lo que parecía una carrera. Se escucharon ligeros golpecitos en la puerta y Marin corrió a abrir con una gran sonrisa.

El pequeño de los Saint Claire abrió los ojos grandemente cuando su hermana, Shaka- que estaba a un lado de él- Shion, Dohko, Shaina y los hermanos Nehru gritaron a un mismo tiempo: "¡Feliz Cumpleaños!". Kamus sonrió grandemente, viendo con júbilo el pequeño departamento decorado con serpentinas, globos y lo más importante con las personas que más quería en el mundo.

La hermana de Saint Claire se acerco a donde estaba el pequeño, inclinándose a la altura del niño, para después rodearlo con sus brazos y apretarlo cariñosamente contra ella.

Felices 6 años, Kamie- susurró Marín en el oído del niño, quien correspondió el abrazo.

Fundidos en aquel abrazo, los presentes notaron las grandes diferencias entre los hermanos Saint Claire, pero también las similitudes. Shion camino hasta Kamus, con un movimiento el hombre elevo a Kamus en sus brazos y lo guió hasta la estufa.

Te tenemos otra sorpresa... un pajarito nos dijo que te gustaba el chocolate... ¿es cierto- Kamus asintió confuso¡Mira!

La tarde paso entre pláticas, juegos y risas, todo encaminado a alegrar al pequeño Saint Claire. La carne con salsa de tomate se acabo en un abrir y cerrar de ojos, alabando las virtudes culinarias de la muchacha, y la mitad del pastel de chocolate fue a parar a los rostros y ropa de los anfitriones e invitados.

Un sueño entre la realidad...

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Se encontraba sentado en la parte trasera de un automóvil gris, seguido por otro de color azul metálico, giro el rostro para ver a sus perseguidores y después al chofer del Ford Anglia gris.

Nota mental: matar a Shaka- pensó Kamus Saint Claire.

No tenía idea de como había terminado sentado en la parte trasera del Ford Anglia, siendo perseguido por un par de agentes de la policía francesa, sin embargo ese pequeño detalle no lo quería averiguar... por el momento. Alguien contestaría todas sus preguntas cuando esa ridícula persecución diera fin. Entorno los ojos para leer el nombre del conductor: Flaubert Gustave

Gustave¿Me haría un favor- dijo Kamus con voz displicente, el conductor observo al índigo por el retrovisor, para después asentir con la cabeza- pierda ese auto color azul metálico¿lo ve, un par de amigos indeseables que desean hacerme una fiesta, pero si Mary se entera... ya no habrá boda- Kamus hizo un ademán con la cabeza, mientras que el conductor asentía- gracias.

Y antes de que terminará aquella palabra el Ford Anglia había acelerado y perdido en las transitadas calles a la altura de la Place Vendôme. Kamus tomó el portafolios negro, lo abrió y guardo un antifaz negro, mientras sonreía distraídamente al contemplar aquella fina joya.

Te debo una- dijo Saint Claire con formalismo.

No, sólo que cuando tengas que escapar de nuevo de "amigos", puedes llamarme- dijo el joven de cabellos rubios y ojos azules, extendiéndole una tarjeta.

Gracias.

Kamus comenzó a caminar con rumbo a los famosos jardines de las Tullerías, donde un joven rubio lo esperaba con un portafolios también y en la otra mano una lap- top.

¿Qué fue eso- preguntó Saint Claire al llegar con Enlai.

Eso fue... un buen sistema de seguridad- dijo Shaka caminando con su amigo¿recuerdas que revisamos los sistemas de seguridad, y no sólo tú y yo, sino también Saga y Kannon- Kamus asintió rebuscando en el bolsillo del abrigo negro- Fache tenía un sistema de seguridad piloto, sólo se ha probado en comisarías de Montpellier.

Subieron al Rado Esenza plateado, y el sonido del timbre de un celular rompió el silencio que se había apoderado de ambos hombres.

Saint Claire- Kamus mantenía la vista fija en las calles de París- bien, nos veremos el domingo... cuídate- Kamus cerró el móvil y lo boto en el asiento trasero del automóvil- sistema de seguridad o no... tenemos lo que queríamos- y le indico el portafolios.

El aguamarina sonrió divertido cuando abrió el portafolios y miro la fina joya, de reojo miro a su amigo que sonreía grandemente, dejando maravillado y sorprendido al rubio.

Es una sonrisa verdadera- pensó Shaka nostálgicamente, sólo veía esas sonrisas cuando un robo se llevaba acabo con éxito, las demás eran falsas y aún así eran escasas por el de ojos añil.

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Estaba sentado en un sillón rodeado de algunos cojines y en la mesa ce centro una humeante tasa de chocolate. Leía sin prestar mayor atención al mundo el grueso libro: " El Código Da Vinci", de fondo una música relajante, la habitación apacible.

Se escuchó el leve tintineo de unas llaves y una voz que decía: "Maldición", al escucharse las llaves estrellarse en el suelo. Segundos después, recargado en una pared unos ojos turquesas observaban el piso, el hombre sentado en el sillón permanecía inmutable, concentrado en su lectura, suaves pasos y un peso ligero en su regazo... Silencio.

La música termino, dejando en total silencio la habitación, la lamparilla que estaba a un costado del mullido sillón titilo un par de veces, anunciando quizás que la luz se iría. El silencio se vio roto por un sollozo apagado, otro sollozo de igual intensidad y una extraña humedad en su pierna derecha.

Kamus depósito el libro en la mesilla de la lámpara, para después quitarse los lentes y dejarlos en el mismo lugar que el libro, se talló los ojos un par de veces y fue cuando se dio cuenta que los sollozos no habían cesado. Su mano derecha dejo suaves caricias en el cabello azulado, y los sollozos se intensificaron, el pecho del hombre subía y bajaba, la mano que acariciaba una rodilla de Saint Claire era temblorosa, sin embargo el hombre de ojos turquesa aceptada las caricias tibias prodigadas a su cabello, aferrándose a ellas como si fueran un pilar que jamás lo dejaría caer.

Milo¿Deseas hablar- una lejana petición.

Y Milo Andreu seguía sollozando, incapaz de pronunciar palabra, y las manos de Kamus prodigando caricias. Kamus no habló de nuevo, sólo se limito a observar el cabello azulado y el espacio frente a él, minutos después los sollozos se fueron espaciando hasta desaparecer, la respiración agitada se hizo suave y acompasada, la mano que rozaba la rodilla se quedo estática y Kamus supo que Milo dormía.

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Notas de la autora:

No mucho que decir, sólo que espero hayan disfrutado la lectura.

Disculpen, si este capítulo se hizo largo y tedioso, pero debo recordar que esta historia se centra principalmente en la vida de Kamus, como se convirtió en un ladrón, y demás detalles. Desde su infancia hasta su edad adulta, y las personas que influyeron en su vida.

El fic fluctúa entre tiempos, un ejemplo de ello es la primera parte; debo hacer la aclaración que esa escena se llevo acabo antes de que Kamus ingresará a la vida de esos tres, y bueno lo demás habla por si sólo.

Sin más por el momento, sólo agradecer a los que han mandado sus comentarios, y aguantado la tardanza de esta pobre loca.

Atte: Lian dana. General Teddy.