Akumas. Maquinas de Muerte.

YuGiOh

By Kaede Sakuragi

Capitulo 03

Estaba exhausto, por lo cual no se dio cuenta que se había quedado dormido a un lado de la cama de aquel muchacho, cuyos ojos azules lo miraban detenidamente. Estuvo tentado en tocar sus cabellos y ver si quemaban, eran tan rubios que parecía que el mismo sol reinaba en el. Intento moverse, pero el brazo derecho estaba lastimado, vendado y prácticamente inmovilizado. Aquel demonio, los había sorprendido, y para proteger a los demás, se interpuso en aquel ataque. Miro a su alrededor. Observando que estaba en una de las habitaciones cerca de la cocina, busco a los demás muchachos, encontrando uno de los albinos sobre el sofá, con una venda en su cabeza. Mientras que no había rastro de los otros dos.

Intento moverse, incorporarse, sin hacer mucho alboroto, y despertar aquel guardián dorado, pero fue inútil. El sonido de algo caerse en la cocina, sobresalto al durmiente y salir corriendo en dirección del ruido.

- BAKURA! - se escucho el grito. El castaño tapo sus ojos en forma de fastidio, incorporándose al siguiente momento. Al llegar a la puerta de la misma pudo observar, el pequeño desastre en el suelo, mientras a un lado discutían dos muchachos llenos de harina.

- ERES IDOTA O QUE? Te dije que sostuvieras bien el recipiente! – Joey que estaba a un lado, miraba divertido la situación.

- Maldito Ladrón de tumbas ... te dije que no podía, o no viste que los malditos huevos se resbalaban de la mesa. Ahora el desastre es peor.

- Mira faraón de pacotilla, no soy pulpo ... por lo cual o sostenía el recipiente o tus malditos huevos ...!

- YA BASTA! – el ojiazul grito, mientras los demás, al voltearse, lo encontraron con el ceño fruncido – Bakura ... limpia el piso ... Y tu ... Yami ... limpia la mesada – y antes que empezaran a protestar, sentencio – O lo hacen o directamente llamo a Ishizu ... ustedes eligen ...! – y sin esperar alguna respuesta, se giro, para salir de allí e irse hasta la puerta de entrada seguido por el rubio.

Se recostó sobre una de las columnas, mientras trataba de que su fría coraza volviera a su lugar.

- No deberías moverte ... – la vos suave del muchacho rubio hizo darle una mueca de disgusto

- No eres nadie para decirme que hacer o no en mi propio hotel ... – el tono de su vos sonó rudo y frió

- SETO! – el pequeño fantasma apareció ante ellos dos, dándole una mirada de reproche al mayor – El curo tus heridas ... agradece tu condición! – regaño.

- No te preocupes, Mokuba-chan ... – el rubio le sonrió amablemente, el cual instintivamente estiro su mano para tocar la cabeza del niño, pero solo pudo atravesarla, sintiendo un pequeño escalofrió - ... Tiene razón, además ... yo solo estorbo aquí – el pequeño niño lo miro con tristeza. Pero aun así, le sonrió tiernamente. Luego, girándose para mirar al ojiazul, hizo una reverencia de respeto – Se agradece su protección ... Seto-san ... Y por esa acción, yo me iré de su hotel. Si esos akumas me están buscando, será mejor ya no molestarlo mas con mi presencia y poner en peligro sus vidas ... – Joey, volvió hacer una reverencia, para luego dar la vuelta y subir las escaleras prácticamente corriendo.

- Seto ...! – el ojiazul cerro sus ojos al sentir la vos de Yami a sus espaldas – Sabes que no es correcto ...

No dijo nada, solo se giro, y siguió los pasos del rubio. Desapareciendo por el pasillo del primer piso. Al llegar hasta la puerta, no tuvo necesidad de abrirla, el rubio salía con su mochila a cuesta, sorprendiéndose por la presencia del castaño, el cual lo descubrió justo secando unas lagrimas.

Quiso pasar por uno de sus costados rápidamente, pero fue sujetado por el brazo, arrastrándolo nuevamente a la habitación y allí cerrando la puerta con llave. El rubio miro desconcertado, mientras algo le decía que debía salir urgentemente de ese lugar.

- Seto-san ... No puede retenerme en este lugar ... – sentencio – Vendrán mas como aquel akuma y los lastimara, y yo no quiero involucrar mas gente inocente ... – pero el otro muchacho no se daba señal de algún sentimiento o gesto – Seto-san, estoy hablándole ... o acaso no piensa hablar y decirme porque ahora me retiene.

- No recuerdas nada ... – dijo despacio, acercándose hasta el rubio – Nada ... verdad?

- De que esta hablando? – Joey hablo despacio, no entendía aquel muchacho. Pero dentro suyo sabia que sus ojos representaban algo para él.

Por un momento todo se detuvo. Solo sintió una leve presión en sus labios, algo rodeando su cintura, y luego sus manos eran aprisionadas contra algo cálido. Instintivamente cerro sus ojos, para luego dejarse llevar por aquel beso, dándole paso a aquella lengua que exploraba todo su interior.

Algo en él, le decía que eso era lo que buscaba hacia mucho tiempo. Su maestro Pegasus alguna vez se lo mencionó.

Flash Back – cuatro meses atrás

- Joey … yo creo que ya es hora que empieces a ser independiente … - la vos de aquel sujeto de cabellos morados, era suave y pasiva.

- En serio? – el rubio había prácticamente saltado de su asiento con alegría.

- Hace ya hoy, seis años cuando te recogí en aquel cementerio ... – le decía mientras jugaba con una copa con vino tinto – Pues hoy es el día que partas para ser reconocido como un portador del anti akuma ... – bebió un poco de la copa

- Maestro ... – dijo emocionado, pero la vista de aquel sujeto, no expresaba lo mismo – Que sucede? – dijo despacio, pretendiendo no ofenderlo por tal observación.

- Viajaras hasta Japón ... de ahí a Tokio, y recorrerás cada una de las calles, buscando akumas para así destruirlos, y no permitir que adquieran experiencias ... – le dijo en un tono serio.

- Para eso me ha enseñado maestro ... Para combatirlos y poder destruir Al Creador ... – el rubio apretó sus puños contra sus rodillas, mientras lo miraba a los ojos. Pegasus sonrió.

- Claro ... mi estimado niño ... – se acerco para acariciar sus cabellos, dándole un gesto cálido y amoroso – Sino ... ninguno de ellos me lo perdonaría ... – susurro, mientras lo abrazaba.

- Que? – dijo interrogante – De que habla? – quiso separarse de aquel abrazo, pero se había vuelto posesivo, casi asustándolo por la actitud de este – Maestro?

- Busca la sensación que perdiste con tu memoria – apenas un murmullo al oído, para luego sentir que su cuerpo se desvanecía en aquellos brazos.

Todo se había vuelto negro, llegando así a la inconciencia.

Fin Flash Back

Cuatro meses tardo en llegar hasta la cuidad de Dominio, la única condición de su maestro, era que fuera todo el trayecto caminando o viajando con el dinero mínimo para su sobre vivencia.

Cuando se separo de aquellos labios, abrió sus ojos, encontrándose con la imagen de un rostro que lo miraba con devoción. Esas pupilas azules, eran algo de su pasado.

- Yo ... – su vos salió tan despacio que apenas pudo escucharse.

El castaño estaba por decirle algo, cuando un gran estruendo se escucho fuera del hotel.

Ambos muchachos se acercaron a la ventana del cuarto, observando como akuma transformado atacaba las casas vecinas. Cuando Joey se giro para decirle algo al castaño, ya no estaba, miro la puerta, y estaba abierta. Se giro nuevamente a la ventana, y desde allí pudo observar como los tres otros tres muchachos estaba en la calle, mientras la gente que había salido a curiosear, se escondía trabando puertas y ventanas. Bajo rápidamente, para encontrarse con aquel niño fantasma.

- Por favor ... no salgas ...! Ellos están buscándote ... – Mokuba trato de sujetarlo, pero era inútil, ya sus pequeñas manos traspasaban su brazo.

- No puedo quedarme ... – dijo seriamente, mientras su ojos izquierdo volvía a reaccionar ante la presencia de aquellos demonios.

- Ellos te protegerán ... – el pelinegro dijo con tristeza – Ellos lo prometieron ... – Joey se giro para observarlo bien, en su pequeño rostro, salían lagrimas, mojando misteriosamente el piso.

- Porque? – pregunto fríamente, mientras su mano derecha, se volvía a transformar en aquella garra blanca. El fantasma retrocedió.

- Porque ellos ... una vez ... fueron tus protectores ... tu hermano y tu prometido ... – Mokuba susurro antes de desaparecer de la vista del rubio.

Por un momento se quedo en su sitio, en blanco. Para luego sentir un gran dolor de cabeza. No supo de donde venían las distintas imágenes, que aparecieron de repente dentro de ella, pero solo supo una cosa. En aquella habitación, no estaba solo.

Levanto su vista, mostrando un rostro serio y frió. Allí estaba aquel Akuma que tanto había perseguido los últimos meses.

- Al fin estamos frente a frente ... Akuma ... – el rubio miro con su ojo izquierdo, la verdadera forma de aquel ser frente a el - ... O debo decir esta vez ... que tengo frente a mi ... al verdadero Yugi Motou – gracias a su poder, frente a el, podía observar a un muchacho no mas joven que el, de grandes ojos violáceos, y de cabello semi largos de tres colores.

Ninguno supo como pero la temperatura del lugar, descendió drásticamente.