Contestación Reviews:
Galilea: Muchas gracias por opinar que la historia es digna de esa nota¡¡
Jejjeje. Yo estoy leyendo una historia tuya, que se llama "la hermana de Lupin", y de verdad es buenísima. Lo malo es que como ya estaba muy avanzada, tuve que leer muchos capítulos de sopetón. Pero como estaba tan interesante los leí.
Sigue Así, y gracias otra vez por tu review. BSS
MeilinSnape: No te enfades con el personaje jejejeje, no te pongas celosa¡¡¡¡¡
Ya verás quien es Malhans… es algo… en fin, ya lo leerás… Voy a poner a muchos más personajes, mucho más poderosos que los magos. Gracias por tu review, y espero que me sigas escribiendo. BSS
Wolfgang-Snape: La verdad que es una mezcla bastante interesante (bruja y demonio). Solo te digo que es mucho más poderosa que Dumbledore y Voldemort, si quisiese les podría destruir con un dedo…jejeje.
Espero que te siga gustando la historia, y que me escribas Reviews. BSS
LA HIJA DEL CAOS
Capítulo 4. "Primeras clases y primeras discusiones"
Señor…señor…amo… Decía un pequeño hombrecillo, casi sin pelo, gordo y con la piel medio grisácea.
¿Qué es lo quieres Colagusano? No vuelvas a interrumpir a tu señor de esta manera, o te ganarás un castigo. Dijo una voz, más fría y vacía de todo sentimiento, de lo de a un ser humano se le podía escuchar. Era Lord Voldemort, el mago más temido de todos los tiempos.
Mi señor, ya tiene nuevo profesor de DCAO en Hogwarts. Dijo Colagusano.
¡Qué te crees inútil, que no lo sé ya! No para nada tengo un mortífago en el castillo. CRUCIO. Dijo Voldemort, mientras Colagusano se retorcía de dolor en el suelo, gemía y casi lloraba.
TOC TOC…
¿Quién se atreve a molestarme, mientras castigo a este inútil? Dijo Voldemort, con una voz muy cruel, mientras se divertía torturando a Colagusano.
Mi señor, ¿Puedo pasar?. Ya he conseguido la información que me pidió. Dijo el que estaba detrás de la puerta.
Lucius, mi escurridizo amigo, pasa. Dijo Voldemort.
Un hombre de aspecto muy distinguido cruzó el umbral de la puerta. Era Lucius Malfoy, el padre de Draco Malfoy, que al igual que su hijo tenía esa mirada fría y altiva de superioridad, acompañado de una mueca de asco, que ahora era inexistente al estar ante la presencia de El Señor Tenebroso.
Se arrodilló ante Voldemort con una gran devoción, como un verdadero cobarde y "pelota".
Levanta Lucius, dime, ¿Qué nuevas traes a tu Señor?
Lucius se levantó del suelo, mientras evitaba tener contacto visual con su señor.
Colagusano seguía en el suelo, aunque ya no se retorcía de dolor, solo soltaba quejidos de malestar.
He intentado averiguar por todos los medios, quien es esa extraña profesora que se ofreció para el cargo. Pero lo único que he podido averiguar es que vivía en la mansión Moon, y que su madre, murió al darla a luz. De su padre no se sabe absolutamente nada. Caroline Moon, que es como se llama, se mudó a Inglaterra hace ocho años, a una mansión, que ella misma compró. No se sabe donde vivía antes. Dijo Lucius, mientras observaba a Colagusano.
¿Y no has podido averiguar nada más? . Dijo Voldemort enfadado.
Bueno..Bueno … también he podido saber que en los ocho años que lleva en Inglaterra, ha hecho ocho carreras mágicas, y que tuvo en todas matrículas y honores. Desde que vino a Inglaterra, la han nombrado diez veces "A la más bruja más bella del país", pero ella nunca se presentó al premio. Si me lo permite, Señor, es una joven muy extraña, según he oído, hace magia sin varita, ya que todas no sabe con ella. Dijo Lucius.
Bien bien bien…. ¿A qué colegio fue para aprender magia? Pregunto Voldemort, siseando, muy entusiasmado con lo que Lucius le estaba contando.
Pues… eso tampoco lo he podido saber… no figura ni en Hogwarts, ni en Beauxbatuns… ni en ningún colegio Europeo. Si me permite, ¿Por qué está interesado en la profesora? Dijo Lucius con la voz temblante.
Eso no te incumbe, no creo que lo pudieras entender…Veo que tú tampoco sirves para nada. CRUCIO. Grito Voldemort mientras Lucius chillaba como un cervatillo acorralado.
Estoy deseando de conocerla. Nos veremos pronto las caras, y espero que sea de buenas formas…
A cien kilómetros de allí, Caroline Moon, la nueva profesora de DCAO, paseaba tranquilamente por los pasillos del colegio, esperando a que todo el mundo se fuese a dormir. Mientras, pensaba como iba a planear sus clases, que iban a ser un tanto especiales, ya que como buena mestiza de inmortal que era, no necesitaba la varita para realizar conjuros, e incluso, podía realizarlos con solo pensarlos. Tendría que acostumbrarse a la varita, e intentar menguar sus fuerzas, para que nadie se diera cuenta de quien era en realidad. Intentaría usar la varita lo menos posible.
Sospechaba algo del viejo director, Albus Dumbledore, que tan extrañamente la había recibido. Además pensaba que iba a tener que soportar al horrible profesor de pociones, que era realmente un humano muy desagradable. Pero no podía sobrepasarse, tendría que controlar su genio, ya que más de uno podría salir perjudicado.
Por fin, después de un largo paseo por el castillo, todas las luces se apagaron, y los ruidos cesaron. Solo se encontró con el celador, Filch, que hacía la guardia de noche para que ningún alumno travieso se escapara de sus dormitorios. Serían cerca de las once y media de la noche.
Decidió irse a su cuarto, antes de que nadie se preguntara que hace una profesora, caminando en la oscuridad a las doce de la noche. Tendría que acostumbrarse a dormir como los humanos.
Pero, cuando ya estaba a escasos metros de la puerta de su alcoba, una sombra se movió en la oscuridad, aprensándola junto con la pared.
¿Qué hace una joven e inofensiva profesora, merodeando por el castillo a estas horas de la noche…? No se como no te cansas de tratar con los humanos.
No Malhans, no tengo tu suerte de tener que ocuparme de estos estúpidos trabajos. Pero al fin y al cabo, no son tan malos, recuerda que soy una mestiza. Ahora si no te importa, apártate, o soy capaz de hacerte atravesar todas las paredes del castillo. Dijo Caroline, quitándose de un gran empujón.
No te ha sido suficiente venir acompañada de todos esos aurores del Ministerio de Magia, como una muchachita inocente… Dijo Malhans, un demonio bastante malvado, de aspecto muy distinguido y varonil. Este tenía el cabello largo y negro como Caroline, cogido en una especie de coleta, los ojos verdes oscuros y la tez de color canela.
Por si no lo sabes, me he tenido que hacer pasar por una chiquilla a la que "supuestamente" persiguen un grupo de Trolls. Yo misma los incité para que me atacaran, y ahora cada vez que me ven, me atacan. Dijo Caroline, mirando de un lado a otro.
Muy inteligente… eso no te pasaría se te casaras conmigo, te lo he dicho un millón de veces. Nuestros hijos serían poderosos demonios, la élite. Dijo Malhans, intentando acercarse a Caroline.
Pues por toda la eternidad que me lo digas, toda la eternidad te negaré. Déjame en paz, sabes que te odio desde que mataste a esos inocentes Muggles y Magos. Dijo Caroline con desprecio.
Y a mí que me importan esos estúpidos mortales. Solo me importas tú. Dijo Malhans.
Pues a mi me importan mucho, porque mi madre era una bruja humana, y aunque no la he conocido la quiero. Dijo Caroline.
Con que sacando tu lado sensible… lo desconocía en ti. Dijo Malhans.
Márchate, sucio demonio. Dijo Caroline, amenazándole con echarle una maldición.
Algún día serás mía, te lo aseguro. Y como se te acerque algún humano, como otras tantas veces, me las va a pagar. Dijo Malhans.
Y desapareció así sin más, se esfumó entre las sombras. Caroline estaba realmente furiosa, y lo único que deseaba era irse a sus aposentos y dormir, como hacen los mortales para olvidar. Estaba harta de ese estúpido demonio, que la había estado persiguiendo desde que ella se negó a casarse con el. Era tan repugnante y malvado, un verdadero demonio.
A la mañana siguiente, todo eran risas y alegría en Hogwarts. El desayuno fue muy tranquilo, ya que Dumbledore estuvo todo el rato hablando con Caroline del comportamiento de los alumnos a la asignatura de DCAO. Mientras hablaba con el director, el profesor de pociones, no la dejaba de mirar de reojo, con gesto de desprecio como siempre a los profesores de esa asignatura que el tanto quería impartir.
Se dirigió hacia la clase, que era bastante amplia e iluminada, llena de todos los útiles para la clase. Los alumnos que la tocaban eran de Gryffindor y Slytherin de 6º curso.
Buenos días. Dijo Caroline mientras entraba en el aula.
Buenos días profesora. Dijeron tímidamente los alumnos, ya que no sabían lo severa que podría ser la profesora.
Bien, como me han comunicado, el año pasado no practicaron ningún hechizo de forma práctica. Por lo tanto, este año lo dedicaremos únicamente a la práctica. Espero que se comporten como es debido. Dijo Caroline, sacando una varita de su larga túnica de color verde
Os explicaré como hacer el hechizo de recarga, que sirve para reponer tus energías, una vez que has tenido un esfuerzo mayor de los normal. Dijo Caroline, mientras les ponía en la pizarra, un complicado diagrama de cómo se hacía.
Todos los alumnos estaban entusiasmados con la nueva profesora, a si que copiaron rápidamente lo que Caroline había puesto en la pizarra. Incluso Draco Malfoy y todos los de Slytherin así lo hacían, ya que esta nueva profesora por alguna razón les caía bastante bien. A Harry, Ron y Hermione, además de todos los Gryffindors, estaban también muy contentos de la actitud de la nueva profesora, aunque fuera bastante extraña. Muchos de alumnos, ya tenían puestos en sus cuadernos "Caroline", con corazoncitos.
Bien, ahora llega la parte práctica, o sea, la más divertida. Primero usted, señor…
Longbottom. Dijo Neville, con aire de ensimismamiento.
Neville, estaba muy nervioso, ya que la nueva profesora le causaba una torpeza mayor que con Snape. Intentó hacer el hechizo pero en vano.
No señor Neville, debe dar un movimiento suave a la varita, no un coletazo. Dijo Caroline al muchacho, mientras Draco y todos los de Slytherin se reían de su torpeza.
¿Y a usted señor…? Dijo Caroline a Malfoy, viendo como se reía.
Malfoy, Draco Malfoy. Dijo Draco de forma arrogante como siempre.
No es necesario que me de tantos detalles… Si cree que puede hacerlo mejor que el señor Longbotton, demuéstrelo, ya que tanto se está riendo… Dijo Caroline, con ironía, ya que alguna vez había tenido la estúpida coincidencia de toparse con su padre, que era tan arrogante y engreído como él.
Draco lo intento tres veces, pero las tres las falló estrepitosamente.
¿Porqué no lo demuestra usted primero profesora? Dijo Malfoy.
Caroline debía intentarlo, debía intentar a hacer magia con la varita, si quería no llamar más la atención de lo que ya lo hacía.
Cogió su varita de la túnica, e hizo una complicada floritura en el aire.
Pero algo falló, la varita se hizo añicos, y la floritura se prendió fuego en el aire.
Todos los alumnos miraban asustados lo que había pasado, porque nunca habían visto a una varia saltar por los aires y hacerse mil trozos.
La clase ha terminado, recojan sus cosas, no pienso ser la criada de nadie. Y diciendo esto, entró en el despacho, pensando que tendría que controlarse, ya que tenía demasiada magia de la que una varita podría soportar.
Los alumnos se fueron de la clase, comentando todo lo sucedido con algo de terror. Su profesora parecía bastante buena, pero empezaban a especular sobre algún oscuro secreto que tendría. Sin embargo, los alumnos mayores, al verla tan joven, no podían evitar que les gustara, sin saber que Caroline tenía más de trescientos años aunque aparentaba unos veinte tantos como mucho.
