SECRETOS
por AndreaV

PARTE 6: VERDAD

Lex se dirigió hacia donde estaba Clark y se sentó junto a él.

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- Lex... -trató de protestar Clark
- Vine a ver cómo estaba tu padre -lo interrumpió Lex
- Podrías haber llamado -replicó Clark bruscamente
- Pensé que te gustaría tener a un amigo a tu lado
- Lex -Clark lo miró con enojo- creí que había sido suficientemente claro ayer
- Claro como el agua. Pero no recuerdo que dijeras que no podíamos ser amigos.
- ¿Qué?
- Amigos. Alguna vez lo fuimos. -Lex fijó sus ojos en los de Clark
- ¿Tú crees que después de todo lo que ha pasado podemos ser solamente amigos?
- No lo sé, Clark; pero después de botarme... dos veces... creo que al menos meresco esa oportunidad.
- Supongo que sí - respondió Clark y desvió la mirada.

Ninguno de los dos tenía energía (o fuerza de voluntad) para decir nada más. Así que permanecieron sentados, hombro con hombro, sin decir palabra hasta que Martha regresó. Ella había estado acompañando a Jonathan, quien ahora dormía.

Tanto Clark como su madre lucían cansados, por lo que Lex los invitó a comer algo a un restaurante cercano al hospital. Luego los trajo de vuelta y se excusó diciendo que tenía negocios que atender. Si Clark no hubiera estado tan exitado porque una enfermera le dijo que su padre quería verlo, se hubiera dado cuenta que, en vez de dirigirse a la salida, Lex se había encaminado hacia la administración del hospital. Allí se encargó de que todos los gastos de Jonathan fueran cargados a su cuenta y dejó instrucciones de que, si era necesario, trajeran a los mejores especialistas de Metrópolis. Todo costeado por él. Lex sabía que si su padre moria, la culpa iba a consumir a Clark de tal manera que iba perderlo totalmente y para siempre. Ya había conocido lo que se sentía vivir lejos de Clark y no se sentía capaz de sufrirlo nuevamente. Ya fuera como amante o tan sólo como amigo, Clark Kent tenía que quedarse a su lado.


La recuperación de Jonathan marchaba lentamente, pero de forma satisfactoria. Después de una semana, el doctor le permitió levantarse al baño. Aunque iba a tomar algún tiempo, el pronóstico era auspicioso. Eso si dejaba de ser terco y comenzaba a tomar todas sus medicinas después que lo dieran de alta.

Lex había estado en el hospital la mayor parte del tiempo, acompañando a Clark o a Martha, llevándoles café de el Talón y algunas golosinas. Era él quien se encargaba de mantenerlos alimentados y asegurarse que descansaran. Clark había pedido permiso sin sueldo en El Planeta y se encargaba que todo en la granja marchara bien. Era una suerte que tuviera súper fuerza y súper velocidad, las que le permitían poder estar con sus padres.

En las tres semenas que siguieron a ésta, cuando Jonathan ya podía recibir visitas breves, la mitad del pueblo desfiló por el Smallville Medical Center. La lista incluía algunos hijos pródigos como Lana, Chloe (que voló desde Chicago) e incluso Pete, que se hizo un espacio en su ocupado horario para viajar desde Nueva York, donde trabajaba para una importante firma de abogados. Adicionalmente, los colegas de Clark enviaron tarjetas y globos para alegrar a Jonathan. Perry, Lois y Jimmy Olsen también se apersonaron, separadamente, en varias ocasiones y le aseguraron a Clark que podía tomarse todo el tiempo que necesitara.

Lex, por su parte, permanecía en las sombras, siempre presente para ayudar o reconfortar, pero tratando de no molestar y, sobre todo, de no presionar a Clark. Era evidente que éste último se sentía agobiado por la situación y sus propios sentimientos. Incluso Superman había reducido su rescates a las catástrofes más apremiantes. La policía y los bomberos tendrían que solucionar todo lo demás.

Lex sabía que era lo suficientemete poderoso para hacer que quienes buscaran negocios con él tuvieran que viajar a Smallville. No obstante, en un par de ocasiones, sus interlocutores eran demasiado importantes como para hacerlos viajar hasta un pequeño pueblo en medio de Kansas y él tuvo que desplazarse hasta Matropolis. Sin embargo, apenas conluyó sus negociaciones, se apresuró a volar de vuelta junto a Clark.

Una tarde en que el volumen de visitas era especialmente alto; Lex se retiró a la cafetería del hospital a trabajar en su computador portatil. Estaba absorto en la revisión de una propuesta de compra de un banco en Brasil cuando sintió un breve carraspeo frente a él. Levantó la vista y vio a Martha Kent.

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-¡Martha! -ya habían vuelto a la confianza de tratrase por el nombre de pila- Disculpa, no te había visto
- No te preocupes.
- Siéntate por favor¿quieres tomar algo? - ofreció Lex, cerrando su computador
- No, gracias -ella ocupó la silla frente a él- me gustaría conversar contigo, si es que no estás muy ocupado
- ¡Claro que no! Para tí, nunca estoy ocupado
- Lex, acabo de pasar por la administración del hospital y me dijeron que el seguro médico cubría todos los gastos
- ¿Y? - Lex trató de simular que no sabía a dónde iba esa conversación, pero le resultaba casi imposible mentirle a Martha Kent
- Y yo sé que eso es imposible. Nuestro seguro médico está lejos de cubrir más de un mes de hospitalización con tratamiento especializado y medicinas de alto costo
Lex se miró las manos y esperó a que Martha continuara
- Yo... Gracias - dijo Martha
Lex abrió la boca para decir que no sabía de qué estaba hablando, pero no pudo
- De nada. -respondió- Sólo quiero pedirte que por favor no le digas nada a Clark... ni a Jonathan, por supuesto. No quiero ser responsable de que le de otro infarto
Martha se rió suavemente y continuó:
- Hay otro tema del que quiero hablarte
- Soy todo oídos
- Es sobre Clark
¡Oh, no! la situación se estaba poniendo peligrosa.
- ¿Le pasa algo?
- Es lo que me gustaría saber. Que pasa entre ustedes y qué pasó hace siete años que hizo que no se hablaran durante todo este tiempo
- Martha, con todo respeto, creo que deberías preguntarle eso a Clark
- Te lo estoy preguntando a tí, Lex. En este asunto confío más en tí que en mi hijo para decirme la verdad. Últimamente me he dado cuenta que Clark se guarda muchas cosas para sí
- Él no quiere procuparlos
- Ya lo sé. Pero odio que nos mienta, o que nos ocoulte cosas que son importantes para él.
- Martha, Clark se siente terriblemente culpable por lo que le pasó a Jonathan
- ¡Estoy cansada de repetirle que no es su culpa! - casi gritó Martha. Lex le tomó las manos
- Ya lo sé, pero tú lo conoces mejor que yo. Clark siempre se culpa de todo. Lleva el peso del mundo en sus hombros.
- Es por eso que necesito saber que pasa. -Martha lo miró suplicante
- Le prometí a Clark...
- ¡Lex, por favor!
- Martha, te puedo asegurar que Clark y yo somos solamente amigos. Estamos tratando de recomponer nuestra amistad y de verdad espero que alguna vez llegue a ser como cuando nos conocimos.
- Te creo, Lex. No he visto nada que me haga pensar que son algo más que amigos. Mi pregunta es. ¿Alguna vez lo fueron?

Lex se quedó helado. Algo totalmente fuera de lo común para él, no supo que decir. Y sintió que se ruborizaba. ¡Dios, estaba en problemas!
- Yo... -murmuró
- Entiendo -dijo Martha- ¿Por eso pelearon hace siete años?
- No peleamos - Lex bajó la vista nuevamente, no podía mirar a los ojos a Martha y decirle que se había acostado con su hijo-Fue algo de una noche. Clark se arrepintió y decidió que no quería volver a verme. Le prometí que no le diría a nadie.
- Lex, no sé quién es más transparente, Clark o tú. Se sientan a metros de distancia y se miran constantemente. Parecen dos novios que acaban de pelearse.
Lex no pudo evitar una risa amarga.
- Te aseguro que nunca fuimos novios
- ¿Amantes?
Lex levantó la vista horrorizado. Nunca creyó que Martha quisiera saber tanto. La mayoría de las personas preferían ignorar lo que no les gustaba.
- No resultó... -fue lo único que atinó a responder él
- ¿Por qué¿Lo engañaste¿Te engañó?
- ¡No!
- ¿Qué pasó?
- ¿Qué pasó? Pasó que Jonathan tuvo el infarto y Clark se dio cuenta que yo no valía la pena el esfuerzo -respondió Lex, su voz trasluciendo el dolor que eso le causaba- No es que yo no supiera que tarde o temprano eso iba a pasar. Sólo esperaba que fuera tarde.
Martha se quedó en silencio. Seguramente para ella era muy difícil escuchar aquello.
- ¿Lo amas? -preguntó ella finalmente. Lex la miró asombrado. No esperaba esas palabras. Reproches e insultos, sí. No una pregunta tan simple.
- Más que a nada en el mundo - respondió con total y brutal honestidad
- Entonces no pierdas la fé - le dijo Martha. Se paró de la silla, se inclinó sobre Lex, lo besó en la frente y se fue.