A ti, mi sueño
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No puedes imaginarte como te amo.
Ni siquiera yo puedo entenderlo pero¿es qué alguien comprende los designios del corazón?
¿Por qué tú y no otro¿Por qué tú, el más difícil?
Yo soy la primera que le reprocha a su alma el haberse marchado. Haberse dado a alguien que no la pidió y no despedirse de mí.
Parecerá una tontería, pero tú tienes mi alma. La tienes sin darte cuenta, igual que tienes mi amor, y lo olvidas; parece que sólo son más átomos de aire en tu espacio. Parece que mi amor no cuenta, no pesa, no está.
Y en esos momentos, cuando te olvidas de mi existencia, las lágrimas no son suficiente muestra de dolor, todo va por dentro y se sufre más. Siento que me estoy rompiendo, como la frágil y delgada barrera que separa el mundo de mis fantasías con la dura realidad.
Para mí eres ese sol que da color a los días y esperanza a la humanidad, para ti, yo soy sólo una sombra más en una calle peatonal, soy una voz perdida en las conversaciones triviales de la gente, soy un reflejo de debilidad y tristeza que vaga amargamente por los senderos de un amor no correspondido.
Te escribo esto y sé que nuevamente volverá a caer al abismo de mis pensamientos, que infinito, acoje a los solitarios lamentos de mi alma corrompida.
Quise odiarte para así no amarte, pero me es imposible. Mi cabeza le repite a mi corazón que te odie, las letras atan el órgano fuertemente, me siento tan asfixiada, el aire parece no llegar a mis pulmones, tu recuerdo se ha quedado anclado en el océano perturbado de mi cuerpo.
Y es que tú me miras y vuelvo a romper las promesas que segundos antes me he hecho. Odíalo, dice la poca razón que me queda¿cómo, le pregunta mi corazón, no puedo, grita mi alma que ya yace encadenada a tu imagen.
Las heridas no han cicatrizado, son llagas abiertas que duelen demasiado, todavía, más y siempre.
Las palabras fluyen en esta tormenta de sentimientos que aflora en mi piel, pero no te llegarán jamás, lo sé. Odíalo, me repito¿cómo, vuelvo a preguntar, imposible, llora mi alma que se siente muerta al no sentir el calor de tu igual.
Me encojo, recelosa y como una niña, mezco mi cuerpo mientras me repito que no volveré a querer jamás a nadie, para así no sufrir lo que estoy sufriendo, y ser capaz de luchar contra todo sin tener nada en lo que detenerme, como lo es ahora tu mirada, tu voz o tu sonrisa, tu simple estancia o la esencia de tu nombre que me trae el viento.
He vuelto a romper la promesa que me acabo de hacer de odiarte, mas te amo y a pesar de que tú no sientas lo mismo o algo por mí, el amor es tan ciego que renacerá en mis sueños, allí donde te tengo, donde compartimos el universo porque nos queremos, y yo soñaré con la felicidad de encuentro y sólo allí, viviré feliz, sólo allí, en mi palacio de mentiras, donde ruego a la luna que me suba con ella para iluminar el rostro de unos enamorados que para mí, siempre serás tú, mi sueño y yo, la que ama sin medida y lo entregó todo a cambio de nada.
Lira Garbo
Las pasiones son los viajes del corazón.
Paul Morand
