bCapítulo 5: "La fiesta"./b
iPor: JkRowling6./i
-¿Qué?
Hermione miró a Harry y luego a Ron, sin comprender muy bien lo que estaba pasando.
-Pues eso-dijo Harry, sonriendo de oreja a oreja-. Que volvemos a estar juntos de nuevo, no podríamos resolver este caso sin ti. Hazlo por tus amigos, Hermione… vuelve a la ciudad.
Ella se puso de pie. Jen la observaba desde la cocina con el rostro relajado, sin parecer sorprendida, y tampoco agradada por lo que acaba de escuchar. Hermione se mojó los labios, consciente de que sus amigos esperaban la primera palabra que pudiera mencionar en ese instante, listos para convencerla si ella se negaba.
-Pero… ¡Tengo una casa en Black Island y también está Clara! No puedo dejarla sola… y mi trabajo, mis estudios…
-Tú podrías continuar estudiando y trabajando si eso es lo que quieres, aunque tu trabajo no sería necesario-dijo Harry, excitado-. Si vives conmigo, yo me encargo de los gastos, después de todo, me estarías haciendo un favor. Y Claro puede venir con nosotros, nos hará mucha falta alguien que ayude con la casa…
-Pero Harry… ¿Eres consciente de que no puedo decirte que no y de los riesgos en los que me estás metiendo?-preguntó de manera graciosa, ganando una carcajada por parte de sus amigos.
-Soy consciente-contestó el chico, levantándose-. Pero piensa en que con dos magos como Ron y yo no te puede pasar nada…
Se largaron a reír.
-Tendré en cuenta ese humilde punto-asumió Hermione, risueña-. Hablando ya en serio…
-Aceptas-terminó Ron, esperanzado-. ¡Vamos, Hermione! ¡No puedes dejarnos en este caso solos! ¡Sabes que te necesitamos!
Ella sonrió. No sabía lo que esperaba. No sabía cómo iba a dejar su casa sola tanto tiempo, ese lugar que tanto le había costado tener, y al cual tanto adoraba. Pero sí estaba consciente de las ganas que tenía por volver a hacer a estar con sus amigos, y realmente, el deber de estar con ellos en lo que estaba pasando.
-Acepto-expresó con voz clara, levantando su cabeza, mientras sus ojos brillaban en emoción-. Me uno al grupo.
-¡Excelente!-exclamó Harry, emocionado, abrazando a Hermione en un arrebato de felicidad-. ¡Sabía que no nos defraudarías!
-Por supuesto que tengo que estar con ustedes en esto-admitió ella, soltándose de sus brazos, algo sofocada por la emoción y el abrazo caluroso de su amigo-. Realmente espero poder ayudarlos…
-Lo harás-intervino el pelirrojo, confiado. Consultó su reloj y miró la puerta ansiosamente-. Los invitados ya deberían de estar por llegar.
Harry alzó una ceja.
-¿Los invitados, o la invitada que es la que realmente te importa, Ron?
Él devolvió su mirada, aparentemente impresionado por su pregunta, aunque Hermione conocía muy bien esa mirada inocente para creerle.
-No entiendo a qué te refieres, Harry-manifestó lacónicamente, mientras sacaba un poco de brillo a sus zapatos-. Los sándwiches están en la cocina, les recomiendo que vayan a buscar alguno, porque quedaron deliciosos, ¿verdad, Jen?
Harry y Hermione intercambiaron una mirada divertida. Ellos habían visto esa expresión muchas veces y notaban de inmediato cuando Ron se apresuraba a cambiar el tema, porque no lo hacía con elocuencia. Rieron y se encogieron de hombros, mientras caminaban hacia la cocina en búsqueda de los prometidos sándwiches.
~~***~~
Los invitados no demoraron en llegar. Hermione estuvo feliz de encontrarse después de tanto tiempo con la profesora McGonagall, Dumbledore y Hagrid. Los tres aún trabajaban orgullosamente en el colegio Hogwarts, y la charla se centró más en los temas del colegio que en sus propias vidas.
Ella notaba cuánto había cambiado la relación con esas tres personas a las que tanto quería y admiraba. El director del colegio le suplicó en el preciso momento en que se saludaron que no lo tratara más como un viejo y se atreviera a llamarlo simplemente por su nombre. La profesora McGonagall se mostró muy interesada en indagar en los estudios profesionales de Hermione para Curandero, y Hagrid pasó mayor tiempo riendo y dando fuertes palmadas a la espalda de Harry, que ya empezaba a quejarse.
Los amigos del Ministerio demostraron mucho interés en el caso Ixinis, pero Harry eludió la mayor parte de las preguntas, argumentando al oído de Hermione que era mejor que el trabajo de los aurores se mantuviera en secreto.
Ella no recordaba haber disfrutado tanto desde hace mucho tiempo. Ahí, compartiendo con sus viejos amigos y las personas que la habían visto crecer, cumplir sus sueños y convertirse en una mujer, era como volver a estar en Hogwarts otra vez. Ella recordaba siempre con nostalgia cada uno de los momentos en la escuela, y a veces hasta los momentos amargos se convertían en vivencias dulces en su anhelo de volver a sentirse rodeada por aquel mundo que parecía haberse perdido.
-¿Cómo estás ahora, Hermione?-Ginny Weasley, su única y mejor amiga, se había aproximado a ella en medio del bullicio con un jarro de cerveza de mantequilla en la mano. La observó preocupada, esperando que la respuesta fuera tan significativa como la pregunta, pues ellas no acostumbraban a tener diálogos carentes de sentido y Hermione sabía muy bien que no preguntaba por su estado de salud o el trabajo. Suspiró y pensó bien la respuesta. A Ginny no le podía mentir.
-Pues… regular.
-Regular-repitió la pelirroja, sin burlarse, pero tratando de entender mejor su respuesta-. Cuéntame entonces el porqué de regular.
-Harry me invitó a vivir con él para que lo ayude con el caso Ixinis, ya sabes…
Ginny asintió rápidamente intentando no perder el tema central de la conversación.
-¿Y tú le dijiste…?
-Que sí-admitió Hermione, mientras veía a Dean Thomas abrazar a Parvati y darle un suave beso en los labios-. No es tan solo por estar cerca de él, Ginny, sino porque necesito volver a conocerlos, también me refiero a Ron… Este tiempo sola me dejó confundida, como si todo hubiese terminado y ahora necesito comenzar de nuevo. Y no tengo miedo, estoy expectante, tanto por ser una gran ayuda para ellos, como por sentirme acompañada otra vez. Quiero vivir.
La pelirroja dio un sorbo a su jarro de cerveza. Una leve sonrisa se había marcado en su rostro.
-¿Sabes que Harry era el más entusiasmado con esta idea?-inquirió de pronto-. Él me preguntó a mí qué pensaba. También me dijo que su novia no tenía problemas. Jen es una buena chica, no creo que…
-Yo vengo a ayudar a mi amigo, ante los ojos de Jen. Ella no tiene por qué desconfiar-intervino Hermione secamente.
-¿Hay otra cosa que vengas a hacer, ante los ojos nuestros?-preguntó Ginny, audazmente.
-Vivir.
-¿Y nada más?
Hermione la miró, casi inexpresivamente. Sabía muy bien a dónde quería llegar.
-Yo no vengo a quitarle el novio a nadie, Ginny-respondió, haciendo reír a su amiga-. Harry es mi amigo, y si lo que siento por él no influyó en la relación que tuvo contigo o con Cho, no tiene por qué influir ahora.
-Pero ahora es distinto-replicó la pelirroja, aún conservando su mirada divertida-. Ahora van a vivir juntos, solos…
-Investigando un caso de suma importancia para el Ministerio y el mundo mágico, como amigos y compañeros-resumió-. No va a pasar nada, te lo aseguro.
-Hmm…¿serviría de algo decir que no creo?
-¿No me crees?
-¡Sí te creo! Lo que no creo es que no vaya a pasar nada.
-Van a pasar muchas cosas-terminó Hermione, levantándose-. Pero no somos capaces de imaginarlo ahora, así que sería mejor que dejáramos de soñar y fueras a ver a tu novio, que desde hace rato te está esperando para bailar, nos vemos en un rato.
Ginny hizo una falsa mueca de tristeza y luego rió, caminando hacia un costado del departamento, donde su novio la esperaba sonriendo. Hermione también rió, aunque no sabía muy bien si era por lo feliz que estaba o porque el alcohol comenzaba a subir a su cabeza. Caminó hacia la cocina, esquivando a las parejas que bailaban y a los grupos de invitados que charlaban animadamente en los rincones, pensando en cómo quedaría aquel lugar luego de la fiesta. Ron realmente había exagerado la cantidad de invitados, pero no parecía preocupado, por el contrario, conversaba con una chica del Ministerio, de piel pálida y ojos verdes que reía cada dos segundos.
Hermione llegó a la cocina, dispuesta a prepararse una tacita de café muy cargado para terminar con su leve mareo. No estaba acostumbrada a beber alcohol y ese era el motivo por el cual dos vasos de cerveza la habían mareado mucho más de lo normal. Canturreó una canción, riendo de vez en cuando por lo mucho que había cambiado su vida en las últimas veinticuatro horas. Iba a tomar la cafetera, cuando sintió que alguien chocaba contra el congelador detrás suyo. Volteó a ver qué pasaba.
Era Harry.
-¡Hey! ¿Qué pasa?-inquirió asustada, al verlo caer al suelo. Él se encogió de hombros y rió tontamente. No necesitó olerlo para saber que estaba ebrio. Movió su cabeza en desaprobación y se agachó a ayudarlo.
-¿Te lastimaste?
-Nah… Fue sólo un golpe, creo que el suelo está algo movedizo hoy… -contestó sin problemas. Hermione comprendió que sólo estaba algo mareado y lo animó a levantarse-. Creo que tomé un poco más de lo que debía.
-Así parece-asintió ella, volteando a tomar la cafetera-. Estoy preparando café, ¿quieres? Te vendría bien.
-Sí, muchas gracias-sonrió él, y Hermione procuró no mirarlo. Cada vez que sonreía así, ella podía sentir una punzada clavando su corazón y cortando la respiración en su garganta. Tragó saliva. ¿Tendría que soportar eso todos los día que viviera con él?
-Te ves preciosa hoy-agregó, mirándola desde un costado mientras apoyaba su brazo en el congelador.
-Gracias-dijo Hermione, sintiendo que sus manos comenzaban a sudar. iEstá borracho, está borracho…/i, se repitió mientras buscaba una cuchara.
-Estoy muy contento de que vienes a vivir conmigo-expresó, sus ojos verdes brillaron risueños al notar el nerviosismo de su amiga.
-Yo también, Harry-admitió sin tener nada mejor que decir.
-Tal vez piensas que quiero recompensar todo el tiempo que te dejé sola, pero yo de verdad te necesito en esto y aunque no soy el mejor amigo del mundo…
-Harry-intervino, mientras colocaba un mechón de pelo tras su oreja e intentaba sonreír-. Yo no pienso eso. Y para mí sí eres el mejor amigo del mundo.
Él le devolvió una sonrisa. Sus mejillas estaban algo sonrojadas.
-Yo te quiero mucho.
Una tacita resbaló de las manos de Hermione. Deseando que la tierra la traga y al mismo tiempo agradeciendo que el bullicio de la fiesta no dejara lugar al estrépito que había causado la porcelana al caer al piso, se agachó rápidamente a recoger lo que había quedado de la pequeña tacita, intentando controlar el temblor de sus manos.
-¡No te preocupes, lo hago yo!-exclamó Harry, agachándose también a ayudarla. Entre los dos recogieron rápidamente hasta el último trozo de porcelana que quedaba en el piso.
-Soy tan tonta… Ron me va a matar-dijo Hermione, frotándose la frente.
-Tranquilízate, es sólo una taza-expresó Harry, levantándose de secar el café derramado-. Te decía que…
-Sí escuché lo que me decías, Harry-cortó ella, sintiéndose incapaz de reaccionar normalmente si volvía a mencionarlo-. Y de verdad, no quiero que te preocupes porque yo no estoy afectada contigo, ni me dejaste sola, ni nada de eso, ¿de acuerdo?
Él asintió suavemente. Iba a voltear cuando Hermione lo llamó.
-Yo también te quiero mucho, Harry.
El rostro de su amigó rompió en una sonrisa. Y en el momento en que él corrió abrazarla, Hermione supo que los cinco años de soledad habían sido borrados en un segundo.
Y comenzó a vivir.
bN/A: Es la primera vez que les dejo una pequeña notita, y es, para además de agradecerles por leer mis fics, agregar que, como estoy de vacaciones, los capítulos serán añadidos más seguidamente ^.^ Espero que les haya gustado, y que vuelvan a leer pronto el próximo capítulo (este no es el final) =P Un abasho, Jk!
iPor: JkRowling6./i
-¿Qué?
Hermione miró a Harry y luego a Ron, sin comprender muy bien lo que estaba pasando.
-Pues eso-dijo Harry, sonriendo de oreja a oreja-. Que volvemos a estar juntos de nuevo, no podríamos resolver este caso sin ti. Hazlo por tus amigos, Hermione… vuelve a la ciudad.
Ella se puso de pie. Jen la observaba desde la cocina con el rostro relajado, sin parecer sorprendida, y tampoco agradada por lo que acaba de escuchar. Hermione se mojó los labios, consciente de que sus amigos esperaban la primera palabra que pudiera mencionar en ese instante, listos para convencerla si ella se negaba.
-Pero… ¡Tengo una casa en Black Island y también está Clara! No puedo dejarla sola… y mi trabajo, mis estudios…
-Tú podrías continuar estudiando y trabajando si eso es lo que quieres, aunque tu trabajo no sería necesario-dijo Harry, excitado-. Si vives conmigo, yo me encargo de los gastos, después de todo, me estarías haciendo un favor. Y Claro puede venir con nosotros, nos hará mucha falta alguien que ayude con la casa…
-Pero Harry… ¿Eres consciente de que no puedo decirte que no y de los riesgos en los que me estás metiendo?-preguntó de manera graciosa, ganando una carcajada por parte de sus amigos.
-Soy consciente-contestó el chico, levantándose-. Pero piensa en que con dos magos como Ron y yo no te puede pasar nada…
Se largaron a reír.
-Tendré en cuenta ese humilde punto-asumió Hermione, risueña-. Hablando ya en serio…
-Aceptas-terminó Ron, esperanzado-. ¡Vamos, Hermione! ¡No puedes dejarnos en este caso solos! ¡Sabes que te necesitamos!
Ella sonrió. No sabía lo que esperaba. No sabía cómo iba a dejar su casa sola tanto tiempo, ese lugar que tanto le había costado tener, y al cual tanto adoraba. Pero sí estaba consciente de las ganas que tenía por volver a hacer a estar con sus amigos, y realmente, el deber de estar con ellos en lo que estaba pasando.
-Acepto-expresó con voz clara, levantando su cabeza, mientras sus ojos brillaban en emoción-. Me uno al grupo.
-¡Excelente!-exclamó Harry, emocionado, abrazando a Hermione en un arrebato de felicidad-. ¡Sabía que no nos defraudarías!
-Por supuesto que tengo que estar con ustedes en esto-admitió ella, soltándose de sus brazos, algo sofocada por la emoción y el abrazo caluroso de su amigo-. Realmente espero poder ayudarlos…
-Lo harás-intervino el pelirrojo, confiado. Consultó su reloj y miró la puerta ansiosamente-. Los invitados ya deberían de estar por llegar.
Harry alzó una ceja.
-¿Los invitados, o la invitada que es la que realmente te importa, Ron?
Él devolvió su mirada, aparentemente impresionado por su pregunta, aunque Hermione conocía muy bien esa mirada inocente para creerle.
-No entiendo a qué te refieres, Harry-manifestó lacónicamente, mientras sacaba un poco de brillo a sus zapatos-. Los sándwiches están en la cocina, les recomiendo que vayan a buscar alguno, porque quedaron deliciosos, ¿verdad, Jen?
Harry y Hermione intercambiaron una mirada divertida. Ellos habían visto esa expresión muchas veces y notaban de inmediato cuando Ron se apresuraba a cambiar el tema, porque no lo hacía con elocuencia. Rieron y se encogieron de hombros, mientras caminaban hacia la cocina en búsqueda de los prometidos sándwiches.
~~***~~
Los invitados no demoraron en llegar. Hermione estuvo feliz de encontrarse después de tanto tiempo con la profesora McGonagall, Dumbledore y Hagrid. Los tres aún trabajaban orgullosamente en el colegio Hogwarts, y la charla se centró más en los temas del colegio que en sus propias vidas.
Ella notaba cuánto había cambiado la relación con esas tres personas a las que tanto quería y admiraba. El director del colegio le suplicó en el preciso momento en que se saludaron que no lo tratara más como un viejo y se atreviera a llamarlo simplemente por su nombre. La profesora McGonagall se mostró muy interesada en indagar en los estudios profesionales de Hermione para Curandero, y Hagrid pasó mayor tiempo riendo y dando fuertes palmadas a la espalda de Harry, que ya empezaba a quejarse.
Los amigos del Ministerio demostraron mucho interés en el caso Ixinis, pero Harry eludió la mayor parte de las preguntas, argumentando al oído de Hermione que era mejor que el trabajo de los aurores se mantuviera en secreto.
Ella no recordaba haber disfrutado tanto desde hace mucho tiempo. Ahí, compartiendo con sus viejos amigos y las personas que la habían visto crecer, cumplir sus sueños y convertirse en una mujer, era como volver a estar en Hogwarts otra vez. Ella recordaba siempre con nostalgia cada uno de los momentos en la escuela, y a veces hasta los momentos amargos se convertían en vivencias dulces en su anhelo de volver a sentirse rodeada por aquel mundo que parecía haberse perdido.
-¿Cómo estás ahora, Hermione?-Ginny Weasley, su única y mejor amiga, se había aproximado a ella en medio del bullicio con un jarro de cerveza de mantequilla en la mano. La observó preocupada, esperando que la respuesta fuera tan significativa como la pregunta, pues ellas no acostumbraban a tener diálogos carentes de sentido y Hermione sabía muy bien que no preguntaba por su estado de salud o el trabajo. Suspiró y pensó bien la respuesta. A Ginny no le podía mentir.
-Pues… regular.
-Regular-repitió la pelirroja, sin burlarse, pero tratando de entender mejor su respuesta-. Cuéntame entonces el porqué de regular.
-Harry me invitó a vivir con él para que lo ayude con el caso Ixinis, ya sabes…
Ginny asintió rápidamente intentando no perder el tema central de la conversación.
-¿Y tú le dijiste…?
-Que sí-admitió Hermione, mientras veía a Dean Thomas abrazar a Parvati y darle un suave beso en los labios-. No es tan solo por estar cerca de él, Ginny, sino porque necesito volver a conocerlos, también me refiero a Ron… Este tiempo sola me dejó confundida, como si todo hubiese terminado y ahora necesito comenzar de nuevo. Y no tengo miedo, estoy expectante, tanto por ser una gran ayuda para ellos, como por sentirme acompañada otra vez. Quiero vivir.
La pelirroja dio un sorbo a su jarro de cerveza. Una leve sonrisa se había marcado en su rostro.
-¿Sabes que Harry era el más entusiasmado con esta idea?-inquirió de pronto-. Él me preguntó a mí qué pensaba. También me dijo que su novia no tenía problemas. Jen es una buena chica, no creo que…
-Yo vengo a ayudar a mi amigo, ante los ojos de Jen. Ella no tiene por qué desconfiar-intervino Hermione secamente.
-¿Hay otra cosa que vengas a hacer, ante los ojos nuestros?-preguntó Ginny, audazmente.
-Vivir.
-¿Y nada más?
Hermione la miró, casi inexpresivamente. Sabía muy bien a dónde quería llegar.
-Yo no vengo a quitarle el novio a nadie, Ginny-respondió, haciendo reír a su amiga-. Harry es mi amigo, y si lo que siento por él no influyó en la relación que tuvo contigo o con Cho, no tiene por qué influir ahora.
-Pero ahora es distinto-replicó la pelirroja, aún conservando su mirada divertida-. Ahora van a vivir juntos, solos…
-Investigando un caso de suma importancia para el Ministerio y el mundo mágico, como amigos y compañeros-resumió-. No va a pasar nada, te lo aseguro.
-Hmm…¿serviría de algo decir que no creo?
-¿No me crees?
-¡Sí te creo! Lo que no creo es que no vaya a pasar nada.
-Van a pasar muchas cosas-terminó Hermione, levantándose-. Pero no somos capaces de imaginarlo ahora, así que sería mejor que dejáramos de soñar y fueras a ver a tu novio, que desde hace rato te está esperando para bailar, nos vemos en un rato.
Ginny hizo una falsa mueca de tristeza y luego rió, caminando hacia un costado del departamento, donde su novio la esperaba sonriendo. Hermione también rió, aunque no sabía muy bien si era por lo feliz que estaba o porque el alcohol comenzaba a subir a su cabeza. Caminó hacia la cocina, esquivando a las parejas que bailaban y a los grupos de invitados que charlaban animadamente en los rincones, pensando en cómo quedaría aquel lugar luego de la fiesta. Ron realmente había exagerado la cantidad de invitados, pero no parecía preocupado, por el contrario, conversaba con una chica del Ministerio, de piel pálida y ojos verdes que reía cada dos segundos.
Hermione llegó a la cocina, dispuesta a prepararse una tacita de café muy cargado para terminar con su leve mareo. No estaba acostumbrada a beber alcohol y ese era el motivo por el cual dos vasos de cerveza la habían mareado mucho más de lo normal. Canturreó una canción, riendo de vez en cuando por lo mucho que había cambiado su vida en las últimas veinticuatro horas. Iba a tomar la cafetera, cuando sintió que alguien chocaba contra el congelador detrás suyo. Volteó a ver qué pasaba.
Era Harry.
-¡Hey! ¿Qué pasa?-inquirió asustada, al verlo caer al suelo. Él se encogió de hombros y rió tontamente. No necesitó olerlo para saber que estaba ebrio. Movió su cabeza en desaprobación y se agachó a ayudarlo.
-¿Te lastimaste?
-Nah… Fue sólo un golpe, creo que el suelo está algo movedizo hoy… -contestó sin problemas. Hermione comprendió que sólo estaba algo mareado y lo animó a levantarse-. Creo que tomé un poco más de lo que debía.
-Así parece-asintió ella, volteando a tomar la cafetera-. Estoy preparando café, ¿quieres? Te vendría bien.
-Sí, muchas gracias-sonrió él, y Hermione procuró no mirarlo. Cada vez que sonreía así, ella podía sentir una punzada clavando su corazón y cortando la respiración en su garganta. Tragó saliva. ¿Tendría que soportar eso todos los día que viviera con él?
-Te ves preciosa hoy-agregó, mirándola desde un costado mientras apoyaba su brazo en el congelador.
-Gracias-dijo Hermione, sintiendo que sus manos comenzaban a sudar. iEstá borracho, está borracho…/i, se repitió mientras buscaba una cuchara.
-Estoy muy contento de que vienes a vivir conmigo-expresó, sus ojos verdes brillaron risueños al notar el nerviosismo de su amiga.
-Yo también, Harry-admitió sin tener nada mejor que decir.
-Tal vez piensas que quiero recompensar todo el tiempo que te dejé sola, pero yo de verdad te necesito en esto y aunque no soy el mejor amigo del mundo…
-Harry-intervino, mientras colocaba un mechón de pelo tras su oreja e intentaba sonreír-. Yo no pienso eso. Y para mí sí eres el mejor amigo del mundo.
Él le devolvió una sonrisa. Sus mejillas estaban algo sonrojadas.
-Yo te quiero mucho.
Una tacita resbaló de las manos de Hermione. Deseando que la tierra la traga y al mismo tiempo agradeciendo que el bullicio de la fiesta no dejara lugar al estrépito que había causado la porcelana al caer al piso, se agachó rápidamente a recoger lo que había quedado de la pequeña tacita, intentando controlar el temblor de sus manos.
-¡No te preocupes, lo hago yo!-exclamó Harry, agachándose también a ayudarla. Entre los dos recogieron rápidamente hasta el último trozo de porcelana que quedaba en el piso.
-Soy tan tonta… Ron me va a matar-dijo Hermione, frotándose la frente.
-Tranquilízate, es sólo una taza-expresó Harry, levantándose de secar el café derramado-. Te decía que…
-Sí escuché lo que me decías, Harry-cortó ella, sintiéndose incapaz de reaccionar normalmente si volvía a mencionarlo-. Y de verdad, no quiero que te preocupes porque yo no estoy afectada contigo, ni me dejaste sola, ni nada de eso, ¿de acuerdo?
Él asintió suavemente. Iba a voltear cuando Hermione lo llamó.
-Yo también te quiero mucho, Harry.
El rostro de su amigó rompió en una sonrisa. Y en el momento en que él corrió abrazarla, Hermione supo que los cinco años de soledad habían sido borrados en un segundo.
Y comenzó a vivir.
bN/A: Es la primera vez que les dejo una pequeña notita, y es, para además de agradecerles por leer mis fics, agregar que, como estoy de vacaciones, los capítulos serán añadidos más seguidamente ^.^ Espero que les haya gustado, y que vuelvan a leer pronto el próximo capítulo (este no es el final) =P Un abasho, Jk!
