Por: JkRowling.
¿Qué?-la interrogante del pelirrojo parecía detenerla antes de caer. Ella sólo podía estar consciente de un zumbido en sus oídos, de aquel silencio estremecedor que no la conducía nada. Que únicamente la obligaba a flotar, sin sentir, sin pensar. ¿Asesinado por los Ixinis¿Neil asesinado por los Ixinis?
Su mente revivió aquella escena como si aún el olor de la muerte estuviera impregnando su ropa. Ella se descubrió caminando nuevamente, como tantas veces en la soledad de su hogar, al dormitorio de John en búsqueda de aprobación para su último ensayo. Era la primera vez que recordaba haber sentido de esa manera el olor de la sangre. Recordó cómo su cuerpo entero comenzada a temblar… Desde ahí supo que nada volvería a ser lo mismo. Supo que lo había perdido. Supo que habían asesinado a la única persona que se preocupaba por ella. Lo único verdadero que tenía en el mundo.
¿John?-su voz temblorosa se elevaba por encima de los propios gritos de terror que explotaban en su mente-. ¡John!
Y entonces lo ve. Blanco, con los ojos cerrados. Sólo una gota de sangre brotando desde la comisura de sus labios. No hay rastro de su sonrisa encantadora, aquella sonrisa que lograba animarla aún en los momentos más desgraciados de su vida. Aún en aquellos momentos en que ella era consciente de su soledad y de su abandono. Tampoco encuentra aquel brillo envidiable de sus pupilas. Sólo sus ojos cerrados. Sólo la quietud de su pecho.
Llevando una mano a sus labios, Hermione logra frenar la desesperación y las náuseas que le producen aquel recuerdo. Harry se acerca a ella y la refugia en su pecho. Pero ella no lo siente, ella no es capaz de percibir lo que él le intenta entregar. Sólo aquel vacío, aquel maldito dolor corriendo por sus venas, intoxicándola.
Hermione-le musitó él al oído y ella comenzó a despertar de su ensueño. De pronto sintió cómo sus brazos la envolvían, como la protegían con fuerza contra aquel maldito sufrimiento que añoraba volver a lastimarla-. Ten calma, linda. Sé que es difícil…
Ella se alejó de sus brazos. Su rostro estaba tenso, sus expresiones y su tristeza contenida. Aún no terminaba de entenderlo todo. ¿Por qué Ixinis habría hecho algo así? John era un mago normal del Instituto Mágico de Curanderos. No existía otra razón que explicara su asesinato.
Más que la crueldad.
Hermione lo miró fijamente.
Prométeme que ahora tú me vas a ayudar-le susurró, sintiendo el calor que irradiaban aquellos ojos verdes-. Prométeme que vamos a descubrir a esos malditos asesinos.
Él la observó con tristeza.
Te lo prometo-musitó y volvió a abrazarla como si ese fuese el único remedio posible para silenciar el dolor que ambos estaban sintiendo.
¿Disculpen?-dijo Ron, algo molesto, apareciendo junto a ellos-. Estoy harto de no entender qué ocurre. Peter me ha preguntando cien veces qué debe hacer y no sé qué responderle, porque, para variar, no logro comprender qué demonios está pasando.
Ron, te lo explicaremos todo al salir de aquí¿de acuerdo?-pidió Harry, mientras el pelirrojo respondía poniendo los ojos en blanco-. Entiende, Ron, no es algo que se pueda discutir aquí…
Sí, vale, vale… -lo cortó el pelirrojo bruscamente. Su mirada se localizó en Hermione-. Espero que esta vez sea cierto.
Ella no dijo nada. No estaba muy segura de querer contarle a Ron todo lo sucedido. Volver a narrar cada detalle de la pesadilla que acababa de revivir sería como volver a sentirla nuevamente.
Hermione nunca supo exactamente cómo pasó el tiempo en el Ministerio de Magia. Sus ojos vagaban por los pasillos, escudriñaban rostros y sus labios se tensaban de vez en cuando para saludar a alguien con una media sonrisa. Una falsa y nefasta mueca que pretendía esconder el dolor escurriéndose por su cuerpo. ¿Cómo admitirlo¿Cómo poder aceptar algo así? Aquella vez había aceptado la muerte de Neil como una caída más que le ofrecía su propia vida, su propio destino. No como algo intencional. Jamás habría imaginado la muerte de su mejor amigo como algo provocado por un grupo de sicópatas que deseaban llamar la atención. Y aún si fuese así…
¿Su amigo¿Por qué su amigo?
Muy bien, Curtis, agradecemos tu información-manifestó Harry, dándole la mano a un mago que acababa de terminar un confuso discurso-. Te llamaremos, si sabemos cualquier cosa ¿de acuerdo?-agregó, mirando a Hermione de soslayo, como toda la tarde que habían estado en el ministerio.
Será mejor que nos vayamos a casa-musitó Ron al oído de Harry, cuando el joven Curtis desaparecía tras la puerta del Departamento Oficial de Aurores, pero la chica fue capaz de oírlo claramente.
Estoy de acuerdo. Ella necesita descansar.
Harry la tomó por los hombros con suavidad. Levantó su mano y la pasó por el cabello alborotado de la chica, dejándola caer hasta sus hombros en un roce que a Hermione le pareció tibio, esperanzador, casi paternal.
Nos vamos a descansar ahora¿estás lista?-le musitó al oído. Ella sintió su aliento en el oído y su piel comenzó a erizarse. Por primera vez, después de la revelación de aquel mago sobre la muerte de Neil, Hermione pudo recordar con claridad la suavidad y la calidez que le había entregado aquel beso. Deseó desesperadamente volverlo a sentir.
Ya no importaba cuánto daño pudiese hacerle.
El viaje de vuelta a casa pareció traerla a la realidad. Harry se encargó de no soltarla ni un solo segundo, y ella agradeció infinitamente el calor necesario del pecho de su amigo deslizándose por su cuerpo hasta adormecer levemente su dolor.
Quiero que te relajes, Hermione-dijo su amigo, delicadamente, como si sólo con hablar pudiese herirla-. Por favor, no quiero que sigas sufriendo.
Ella lo miró. Su rostro estaba inexpresivo.
No existe nada que pueda hacerme más daño, Harry. Me siento muy poco vulnerable ya. Estoy preparada para vivir y aceptar cualquier cosa.
Él bajó la vista hacia sus zapatos, apretando sus labios en una mueca grave. Hermione comprendió cuánto le dolía verla así, pero su propio dolor le impedía hacer cualquier cosa para tranquilizarlo.
¿No puedo hacer nada?-musitó, y ella fue capaz de notar su rostro deshecho, agotado en desesperación-. Dime sólo una cosa que pueda hacer para ayudarte.
Hermione lo miró fijamente. 'Hay tantas cosas que puedes hacer', pensó con tristeza. Sin embargo, sólo una idea clara pasó por su cabeza. 'Si pudieras obligarte a amarme, jamás me atrevería a pedirte nada más'. Cerró los ojos. Eso era tan imposible como devolver a Neil a la vida.
Ya haces suficiente-murmuró, sintiendo que no mentía del todo-. No te preocupes más, voy a estar bien.
Ellos por fin llegaron al departamento de Harry. Ron les dirigía miradas ansiosas a ambos, pero Hermione estuvo segura que no era capaz de explicar ni narrar nada aquella noche. Tendría que volver a disculparse, pues sólo deseaba recostarse en su cama y dormir hasta que el dolor se perdiera en la inconsciencia de su sueño.
Ron, de verdad deseo que te enteres de una vez por todas de lo sucedido, pero no tengo energías para contártelo ahora. Sólo te pido un día más-Hermione miró a su amigo con el rostro suplicante y el pelirrojo respondió con una media sonrisa.
He esperado tanto… supongo que un día más no es nada¿verdad?
Ella le agradeció con un suave beso en la mejilla.
¡Por eso te quiero tanto!-exclamó, aliviada, y sin más se echó a correr hacia la tranquilidad de su dormitorio. Harry la había mirado, esperando, sin duda, su despedida de buenas noches, pero ella no creía tener la fuerza para acercarse a él por aquel día. Sus emociones estaban demasiado contenidas. Sabía que sentir su aroma una vez más podría hacerla explotar.
Se recostó en la cama, reconfortada ante la suavidad de las sábanas y lenidad del mullido colchón. Cerró los ojos intentando dormirse. Pero era en vano. No podía conciliar el sueño.
Volteó, acostándose con el rostro hacia el techo alumbrado por los faroles de la calle. Podía escuchar a los automóviles atravesando la calle, distinguir cada una de sus bocinas… y de más allá, en aquel lugar donde los árboles cubrían el paisaje, el rostro de Neil la llamaba.
"La lista de muggles asesinados… Son más de los que nosotros creíamos"
Hermione no quería imaginar cuánta gente más podría estar pasando por el mismo tormento que ella. Se levantó levemente, con las manos en el rostro. Pero Neil… el hombre más noble que había conocido.
La voz de Harry interrumpió sus pensamientos. Antes que ella pudiese hacer algo, él y Ron habían irrumpido en su habitación. Él último sostenía a Harry, con el rostro engrifado en desesperación.
Hermione no necesitó examinarlo para saber que estaba borracho.
¿Qué ocurre?-inquirió asustada, mirándolos a uno y a otro alternativamente. Demasiado consciente de las lágrimas que bañaban sus mejillas, se llevó una mano a su cara y las secó disimuladamente.
¡Tengo que… decír… decírtelo, Herm… ione!-Harry estaba casi gritando y se contoneaba de un lado hacia otro-. Porque yo te oí… ¿comprren…des? Te oí aquella no… noche…
Ella frunció el ceño. Sólo el rostro pálido y asustado del pelirrojo pudo confirmarle que otra noticia la sorprendería aquella noche.
