Capitulo 2: Listones y sorpresas.

La ceremonia de la selección ya había terminado, los de primero seguían a los prefectos con una corrección propia de un principiante completamente alterado, confundido y aterrado.

Pero los años pasaban y lo mas seguro es que todos esos niños correctos se transformaran en adolescentes rebeldes, jóvenes que nadie querría en sus clases, como Sirius Black y James Potter.

Ambos codiciados, temidos, odiados. Lo que todo el mundo esperaría era que James fuera igual a su fiel amigo en cuestiones de conquistas. Pero este estaba totalmente enamorado de Lily Evans, no se cansaba de seguirla a donde fuera.

Sirius no amaba a nadie, sino que conquistaba a todas.

Azalea oprimió sus castaños ojos, reprimiendo una mirada furibunda que hubiera afeado su rostro considerablemente. ¿Por qué el chico debía ser así? Cuando una estaba con él parecía ser el ser más ubicado de toda la historia de la magia, siempre mirando con dulzura y sonriendo, pero en sus ojos se podía notar un halo de seducción imparable, innegable.

En ese momento se encontraba sonriéndole a todo su "club de fanáticas". Estás lo miraban con un inconfundible deseo, aspirando a ser quien robara su corazón. Pero no notaban que ningún hombre en su sano juicio podría enamorarse de unas muchachas obsesionadas, pero si lucían bien podía pasar un buen rato con ellas.

-Azalea ¿En qué piensas? Le interrumpió una muchacha de 17 años y cabellera de fuego, los padres de ambas eran muggles, amigos entre sí, y por eso era que, a pesar de la diferencia de edad, eran grandes amigas.

- No sé…en nada, ando media distraída en el día de hoy.- Se justificó la menuda y esbelta muchacha, acomodándose en un gesto nervioso la cabellera cobriza, casi castaña. Sonrió con su habitual alegría y palmó la espalda de Lily.- Y dime, ¿Cómo vas con tu enamorado?

. Jajaja- La pelirroja emitió una sonora carcajada.- A pesar de que día a día lo miró con otros ojos, no sé…se muestra muy solicitado. Ambas rieron fuertemente ante aquel comentario.

- Azalea, Lily… ¿De qué ríen tanto?- Una muchacha alta y con aspecto deportivo, de la edad de Azalea se acercó, acompañada por una de estatura media, poco más alta que Azalea, de aspecto dulce y mirada azulada, risos dorados, aparentaba una muñeca de porcelana.

-Clitemnestra- Saludaron Lily y Azalea a la quinceañera deportiva.- Elizabeth, ¿cómo están tanto tiempo?

Elizabeth, quien iba a clases junto a Lily, sonrió pero, al ser una joven de pocas palabras, dejo que Clitemnestra contestara por ella.

- Nuestras vacaciones son siempre iguales- Contestó Clitemnestra, a pesar de ser dos años menor que su hermana Elizabeth Hilton, siempre parecía tomar el control de las situaciones, pasando a ser el primer plano de estas. Su cuerpo era atlético, aunque no dejaba de ser una joven bonita de pequeños ojos verdes y cabello por lo hombros dorado, era lo único que compartía con su hermana, el color de su melena.

- ¿Cómo está la Señora Endlessly?- Preguntó la preocupadilla Elizabeth, finalmente hablando, refiriéndose a la enferma madre de Azalea Endlessly.

-Un poco mejor…- Simplemente respondió, no le gustaba hablar de esos temas, odiaba sentirse triste.

Un pesado silencio se prolongó unos segundos, que parecieron horas, en los que Elizabeth deseo tragarse la lengua, hasta que razonaron sobre que debían dirigirse a sus habitaciones, mas bien Lily se dio cuenta que debía colaborar como prefecta y no encontrarse hablando. Una vez todos los de primero en sus respectivas alcobas, el cuarteto se dirigió a sus casas: Lily y Azalea a Gryffindor, la tímida Elizabeth a Ravenclav y su deportiva hermana a Hufflepuff.

No tenían amigas en Slytherin, puesto que les disgustaba en extremo esa casa, pero eran el ejemplo vivo de la unión posible entre las demás casas.

Una vez en sus aposentos, Azalea, quien había conseguido que la pusieran junto a Lily a pesar de la edad, no conseguía conciliar el sueño, pensaba en Sirius y en el nuevo año que se acercaba vertiginosamente. Lo último que recordó tras cerrar los ojos era la luz de la luna intentando introducirse a la habitación a través de las pesadas cortinas morado oscuro aterciopeladas.

El día amaneció con los insistentes golpes en la puerta por parte de los prefectos, cuando Azalea abrió sus ojos Lily ya estaba fuera de la habitación, seguramente cumpliendo su tarea como prefecta, y Remus Lupin tocaba a su puerta con su caballerosidad habitual. Era el único de los merodeadores que le hablaba y siempre recordaba su nombre.

-Azalea, ¡Despierta!- Le dijo para luego proseguir en su trabajo con los otros cuartos.

Se compadeció en toda la labor que tenían los prefectos, levantando a perezosas como ella. Corrió el pesado cubrecama aterciopelado que hacía juego con las cortinas y decidió despertar a Alice, su otra compañera de habitación, de la misma edad que Lily.

-Alice, Frank Longbottom esta aquí.- Le susurró en el oído con voz aterciopelada. Adoraba esa jugada que tenía para despertar a su enamorada amiga.

Esta abrió sus ojos de par en par, y al notar que había caído nuevamente ese engaño comenzó a lanzarle almohadones de todas formas y colores a su amiga, una vez los cuatro que estaban sobre la cama se habían acabado, gracias al arte de la magia, pudo crear nuevos, mullidos, almohadones que acababan en el moreno rostro de la menuda Azalea.

Luego de reír y vestirse con el uniforme bajaron al gran comedor, ninguna llevaba túnica gracias al aire cálido que les regalaba el verano. Ambas llevaban cortas polleras entabladas. Al llegar al comedor Alice fue directo al encuentro de Frank y sus demás compañeras, mientras que Azalea fue junto a Lily, quien se encontraba hablando con Clitemnestra y Elizabeth, estas no estaban sentadas ya que no pertenecían a esa casa, de seguro estaban contando algo rumor nuevo, Azalea se apresuro a acercarse.

- ¿Sucede algo?- Preguntó al ver como las tres parecían conspirar.

- Tenemos una gran, absolutamente genial idea que nos hará perder tiempo de clases. Transformaremos al colegio en finalmente algo interesante para aprender.- Explico Clitemnestra con su habitual velocidad y carisma al hablar-

- ¿De qué hablan?- Pregunto una confundida pero risueña Azalea, ese día había amanecido de muy buen humor al sentir el cálido aire escurrirse por las ventanas. A pesar de preferir el frío tenía que aceptar que uno se sentía a gusto con el aroma a verano.

- Las cuatro cursamos estudios muggles, ¿verdad?- Explicó Lily.- Pues bien, nuestra idea es que todos los que cursen esta materia, no importa de que año, hagan una especie de festival sobre los diferentes trabajos de los muggles, cada grupo especializándose en una cosa, como por ejemplo: medicina. Nos disfrazaremos del respectivo trabajo. Será muy educativo ya que enseñaremos a los demás sobre estos trabajos que cumplen los muggles así los saben apreciar mejor. Todas tenemos sangre muggle corriendo por las venas, debemos honrarla. Además, - prosiguió- Es una buena forma de divertirnos y pasar el curso afablemente. Las muestras duraran alrededor de 2 o 3 días.

- ¡Es una idea sumamente increíble! – Respondió una feliz Azalea.- ¿Creen que la acepten? ¿Qué pensará el prof. Dumbledore?

- Hoy mismo le presentaremos la idea a este.- Concluyó la rubia muchacha con su habitual tono dulce y pocas palabras.

Luego de proseguir parlamentando, Albus Dumbledore comenzó a saludar a todo el curso, dando la bienvenida, siguiendo el típico protocolo de cada año. Las hermanas fueron a sus respectivas casas, rebosantes de alegría frente a la perspectiva de divertirse un poco "aprendiendo".

Azalea reposó su cabeza sobre la mesa una vez el director finalizó su prolongado discurso y el banquete estuvo servido, estaba algo inapetente ese día.

Lily, ¡amor mío!- Una voz resonó en la mesa de Gryffindor, aquel timbre inconfundible provenía de James Potter, quien se acercaba peligrosamente a Lily, se sentó junto a ella, luego Sirius llegó y sorprendentemente depositó su escultural cuerpo junto a la menuda Azalea, quien no podía mas con el bombardeo de su corazón.

¿Potter que se te ofrece ahora?- Pregunto la pelirroja con un tono cansado y algo resignado.

Deleitarme con tu presencia, tu has como que yo no estoy aquí. A esta ocurrencia, luego de un bufido de Lily, la siguió una carcajada de Azalea, la cual llamó la atención de las tres personas.

Perdón…- Dijo entre carcajadas. No sabía por que siempre los comentarios de James la hacían reír. No entendía como tenía las agallas de decir semejantes cosas. Sirius comenzó a reír con ella, eso hizo que sus nervios crecieran, y por ende su risa fue en un sonoro crecendo, ahora escoltada por la de Lily y James.

Todos continuaron hablando con una atmósfera afable, Black sacó algo que parecía tarjetas del bolsillo de su blanca camisa.

¿Vienen a la fiesta de Peter?- Preguntó mientras le dirigía una mirada de complicidad a la muchacha de cabellera ondulada y cobriza. Esta no pudo mas que sonreír y correrse el tupido flequillo que llevaba alaciado, de costado, al observar los colores de la tarjeta, rojo por fuera, letras amarillas. Azalea luego de observarlas razonó, era el color de listones que llevaba el día que había hablado con él.

Continuara.