Bueno ahora que se como poner notas de autor... ¬¬ jeje quiero deicrles q espero q me dejen muchos Reviews.. bueno espero q disfurten este capi´tulo tanto como yo disfrute escribirlo , q disfruten mi fanfic!

oigan, me di cuenta de q Dudley no habla en todo el capítulo, no creo q les importe jeje... ciao

todos los q quieran conocerme agreguenme a su MSN, es los dejo leer... jajaja

Canarios y Tocino

El sol lamía los tejados de las calles monótonas de Surrey, desde la ventana del numero 4 de Privet Drive unos ojos verdes y anhelantes se habrían paso a través de una mata de pelo oscuro hacia la ventana. Harry Potter veía el amanecer, el amanecer que, el esperaba, sería el ultimo que vería desde esa ventana o cualquiera otra de esa casa. De pronto una voz melosa interrumpió su ensimismamiento.

-¡Harry querido¡Baja a desayunar bomboncito!

Desde que Harry le había dicho a la familia Dursdley que el día de su cumpleaños se marcharía de la casa para siempre habían comenzado a tratarlo de manera extremadamente, tal vez demasiado amable. Harry sabia que desde el momento en que Petunia lo había recogido en el portal de su casa la familia entera había anhelado este momento.

Bajo los escalones de dos en dos, y camino hasta la cocina, al entrar se encontró con que toda la familia se encontraba sentada en torno a una silla vacía, y enfrente una infinidad de manjares se extendían a lo largo y ancho de la mesa.

-Siéntate chico.

La voz del tío Vernon había adquirido el tono más meloso que Harry había escuchado nunca, hipócrita pero meloso al fin, se sentó en la silla vacía, que para su sorpresa tenía un cojín; se acomodó y fue entonces cuando recordó¡Acababa de cumplir 17 años¡Tenía permiso para usar magia fuera del colegio! La sola idea lo hacia inflarse de alegría, parecía ser que el también se divertiría en su último día en esa casa.

Usando un encantamiento inverbal que había aprendido el año anterior convocó a su plato un poco de tocino y huevos revueltos. Como Harry había planeado, las caras de los Dursdley adquirieron una mueca de espanto al ver que el tocino se levantaba del plato en el que estaba y levitaba hasta el de Harry. Pudo oír la chirriante voz de su tía.

-¿Ha-Ha-Harry que-que-querido, no se-se supo-pone que no tie-tie-tienes permitido hacer ma-ma-ma-magia?

La ultima palabra le costo especialmente, Harry sabía como reaccionarían cuando oyeran su respuesta.

-No, en la ecuela cuando umples ieciciete tieneh permitidoh haher mahia huera de ella.

Balbuceó Harry con la boca llena de tocino, y volteó para ver las caras de terror que sabía tendrían sus tíos, tenía que hacer un hechizo que de verdad los impresionara… ¡podía desaparecer! No, no podía, todavía no tenía la licencia para ello…pero si podía aparecer algo¡un canario, como los que seguían a Hermione el año pasado, al pensar en su amiga sintió un retortijón, pero nunca supo si fue su corazón o el tocino que se le había atorado en la garganta. Se concentro lo mas posible, el encantamiento era inverbal así que solo tenía que pensarlo, sabía que el podía hacerlo…

¡Poof!

Un canario amarillo se materializó repentinamente sobre la mesa, al tiempo que tía Petunia ahogaba un grito.

-¡Vernon¡Dile que pare!

El canario canturreó un poco, se paro sobre la rubia cabellera de su primo regortede y comenzó a balancearse, entonces Harry alegremente le lanzo un trozo de tocino, el canario remonto el vuelo y lo atrapó con su pico.

-Harry, chico ¿Podrías parar de hacer ma-eso?

Si la voz de tío Vernon había sonado forzada anteriormente, esta sonaba el doble, podía ver como su cuello había adquirido un tono rojizo y su bigote temblaba impaciente, sabía que no había nada en el mundo que molestara más a su tío que la magia o cualquiera cosa fuera de lo común.

El resto del desayuno se desarrollo "tranquilo", sin contar un par de gritos de tía Petunia cuando Harry aprovechaba cualquier ocasión para hacer magia, cuando por fin termino se levanto de la silla y se disponía a salir de la cocina para empacar todas sus cosas cuando oyó la voz de su tía

-Corazoncito, ya empaqué todas tus cosas, así te puedes ir lo antes posible.

En las últimas palabras Petunia parecía haber perdido el tono meloso. Harry salió de la cocina y encontró todas sus cosas frente a la puerta de la casa, como invitándolo a salir.

-Locomotor baúl.

El encantamiento que Harry había dicho hizo que el baúl donde estaban sus cosas se levantara, a continuación, con otro encantamiento Harry abrió la puerta y condujo el baúl a través de las escaleras que daban a la calle, para luego mentalmente convocar su Saeta de Fuego y la jaula de Hedwig que siempre habían permanecido en su cuarto.

-Bueno, adiós.

Dijo Harry a los Dursdley que estaban parados en el portal de la casa, viendo a Harry que estaba parado en la acera, uno al lado de otro, como si de alguna manera le estuvieran impidiendo el entrar de nuevo. Amarró con un encantamiento el baúl a su escoba, se montó sobre ella, se disponía a patear el piso cuando…Había olvidado sacar su capa de invisibilidad, no podía ir volando en plena mañana por el cielo de Surrey, abrió el baúl saco su capa, se despidió de nuevo de los Dursdley, se cubrió con la capa, se montó en su escoba, pateó el piso y emprendió el vuelo para nunca volver a esa casa, la casa en la que había pasado la mayor parte de sus 17 años de vida.

Cualquiera que hubiera visto el numero 4 de Privet Drive en ese momento habría visto 3 personas que confundidas y alegres cerraban la puerta de la casa sin siquiera preocuparse acerca de que un chico acaba de volverse invisible.