PROBLEMAS

James se subió al automóvil de Remus. Este último era un gran coleccionista de vehículos tanto viejos como los más nuevos. A decir verdad los autos eran su pasión. Remus al frente con James y Sirius detrás con Georgia. Remus quitó el techo del automóvil logrando que el viento pegara en el rostro de los cuatro. Se despidieron de Edgard y partieron al cementerio. Para hacerlo debían cruzar todo el centro, hasta llegar al gran descampado que formaba el Cementerio más grande y más hermoso de la ciudad. En el camino, el auto se detuvo en un semáforo justo delante de un grupo de gente que miraban a uno de los locales en especial, de donde salía una música divertida y conocida. Los cuatro miraron y se encontraron con tres chicas que bailaban y cantaban muy divertidas, vestidas con ropas sucias de pintura y el cabello suelto y despeinado. Una de las chicas se acercó a la ventana amplia y abierta para mirar por ella y centró la vista en el auto en donde viajaban. Sirius fue le primero en que miró y sonrió al ver que la muchacha de cabello rizado y color café los saludaba.
Hey, es muy bonita ¿no creen?
Ya Sirius. No hay chica que te parezca fea.
Eso es lo que piensan. Pero ella es una verdadera diosa
Si, si. Eso es lo que dijiste de Sarah, la última vez.
Ya Remus arranca el auto que no llegaremos a tiempo. Remus hizo lo que su amigo James le dijo y se dispuso a presionar el pedal de aceleración. No sin antes haber escuchado la voz de un hombre desde el mismo local que gritaba
Ya saben, si quieren volver a ver a estas hermosas damas no dejen de venir a partir del Lunes próximo. Será la gran inauguración del café. Y por su puesto serán atendidos por estas tres bellezas. El camino desde entonces fue en silencio salvo por las veces que era roto por la voz de Georgia cuando cantaba la canción del café.

Ya llegamos – Dijo Remus bajando del auto y abriendo la puerta de atrás para que Georgia bajara también.
Que caballero Remus, amigo.
Ya cállate Sirius. Esto es algo que nunca sabrás hacer pro ti mismo. Tengo entendido que las chicas te abren a ti las puertas de los autos.
Puedes estar seguro de ello, y no solo la de los autos. Entre bromas y bromas finalmente llegaron a la tumba de los padres de James y Georgia. James depositó un ramo de flores en cada una y se acercó a ellas.
Mamá, papá. ¿cómo están? – Preguntó él sin molestarse en ver a sus amigos que de un momento a otro dejaron de discutir y se centraron en lo que James hacía. – Si, los he traído. No dejaban de molestar en la oficina y bueno.
Hay James. No nos dejes mal parados en frente de tus padres. – Dijo Sirius.
Es cierto. Elizabeth, George. No le hagan caso, como prometimos nos hemos estado portando bien.
Mami, me he comprado un cachorro. ¿sabes? Es muy lindo. Y...
Ejem. – Todos se voltearon a ver quien había "tosido" y se encontraron con una mujer vestida con una pollera y un saco del mismo juego de verde oscuro y unas gafas para sol. Llevaba el cabello recogido en un perfecto rodete debajo de la nuca y una expresión sería en su rostro.
Tía Minerva – dijo Georgia lanzándose en sus brazos. La mujer de no más de cuarenta y cinco años correspondió al abrazo con gran alegría. – Creí que no vendrías.
Como no venir al aniversario de mi hermana y cuñado. Además parece que es en la única ocasión en que puedo verlos.
Tía. – Dijo James al abrazar a su tía con gran respeto y educación.
No recuerdo cuando fue la última vez que me gritaste efusivamente Jamie.
Eso fue hace mucho tiempo Tía Minerva... – Miró las tumbas – ...Mucho tiempo.


Flash back

TIAAAAAAAA – Gritaba James desde la puerta de su cuarto. – VINISTEEEEEE. De los últimos tres escalones que separaban a James de su tía los venció de un salto para lanzarse a sus brazos. James tenía 18, recién cumplidos y Minerva había asistido a su cumpleaños. Donde sería reconocido y presentado en sociedad frente a todas las grandes y más importantes familias del país.
Claro que he venido ¿Acaso creíste que no vendría? No me perdería el cumpleaños de mi sobrino favorita nunca.
Vamos tía, si soy tu único sobrino.
Ups, es verdad. y por ello tengo algo para ti. Pero... está fuera. No lo he podido entrar.
¿En verdad, que es? – Preguntó James con entusiasmo
James, hijo. Ve despacio. – Una mujer de unos treinta y cinco años de edad, de cabello castaño y ojos avellana le hablaba desde la puerta.
Vamos hermanita. Deja que el chico se divierta un poco.
No puedo creer que en verdad lo consientas tanto. Eres el colmo.
Eso es porque yo no tengo hijos con los cuales puedas vengarte y malcriar a tu antojo....
TIAAAA. L adoro. Es el mejor regalo que me han podido dar. – Abrazó nuevamente a su tía y la besó en ambas mejillas. – El automóvil es espectacular. Es una gran camioneta tía
No tienes nada que agradecer. Es tu cumpleaños y estás para homenajearte. Ahora vamos dentro que tengo que ver a esa pequeña delincuente de tu hermana.
¿Alguien hablaba de mi? – Dijo una niña de unos trece años. Con cara de haber hecho nada.
Georgia, ¿qué hiciste?
Nada Mami. Y Edgard no tiene nada que ver.
Edgard. – Dijo su padre, un hombre de la misma edad que Tía Minerva, con una poblada barba azabache al igual que su cabello aunque con algunos toques plateados y unos ojos azules y una cara de bondad absoluta.
¿Señor llamó?
Si, ven. Necesito que me cuentes exactamente que es lo que Georgia ha estado haciendo.
Edgard, no le digas – Decía la niña peinada con dos trenzas perfectas, y con cara de suplica hacia el mayordomo.
Ve señor que no puedo decirle nada. Ese rostro me puede demasiado. – Todos echaron a reír.

fin del flash back


Había pasado una hora cuando los chicos le pidieron a la mujer que los acompañara.
Será un gran honor ir con ustedes. Además me encantaría conocer a ese pequeño cachorro del que hablaste Geor.
Si tía, ya verás. – Todos se comenzaron a ir y James volvió a hablar. Pero esta vez a sus padres.
Papá, mamá. No se que estoy haciendo. Siento que las cosas se me van de las manos y no se afrontar las cosas que están sucediendo. Y no solo me refiero al trabajo de la empresa... creo que ya sabes que tuve que despedir a Pettigrew. Pero ese no es el caso. No se que estoy haciendo con mi vida y siento que arrastro a Georgia también en mi desastre. No sé si estoy bien encaminado o si voy por el peor de los caminos... solo necesito que ayuden porque creo que en cualquier momento explotaré y no sé en que valla a terminar todo esto... los chicos dicen que necesito una novia, pero, ¿Y si no? Dios estoy muy preocupado, no tanto por mi sino por Georgia, es pequeña aún y necesita de una madre y un padre. Al menos de una madre que la ayude, aconseje, entiende. Ustedes me entienden ¿No? Bueno mejor me voy antes de que me dejen. Los quiero mucho Padres... Oh antes de irme, Lucius les envía saludos y Edgard también. – James besó su mano y la posó en ambas tumbas, luego se paró y se encaminó hacia sus amigos dejando a sus padres solos nuevamente...

"Elizabeth McGonagall, 1963 – 1998. Adorable esposa, excelente hermana y prefecta madre. Que Dios te reciba en su reino con sus brazos abiertos y te proteja hasta volverte a encontrar"

"George Dean Potter, 1958 – 1998. Adorado esposo, excelente amigo y Perfecto padre. Que Dios te reciba en su reino con sus brazos abiertos y te proteja hasta volverte a encontrar"

NOTA DE LA AUTORA:

Bueno... ¿qué les pareció? Es un poco corto, y algo aburrido (para mi gusto, ustedes no pueden opinar eso.. jajaja) no se preocupen... el próximo va a ser mas divertido ya verán, es solo que en este me entraron las ideas dramáticas.

Saludos a todos y no olviden dejar sus reviews. IVI