Capítulo 3: En casa de Ron.

Hermione apretó los brazos contra su cuerpo mientras todo daba vueltas a su alrededor. La verdad es que jamas se acostumbraría a la red flu... Aunque siempre sería mejor que intentar aparecerse. Había cosas que admitían pequeños fallos con un resultado aceptable; la aparición no era una de ellas. Harry siempre decía que aparecerse era como desactivar una bomba... un pequeño desliz y tendrían que recoger tus pedazos por media Inglaterra.

La verdad es que esa mañana se había sorprendido un poco cuando lanzó los polvos flu y las llamas se tornaron verdes. Ron era muy cuidadoso con la seguridad y siempre bloqueaba su chimenea por las noches; si había podido conectar significaba que ya estaba despierto y fuera de la cama. En realidad, no esperaba que estuviera levantado tan temprano, pero no se iba a quejar; Era mejor marearse un poco que tentar a la suerte con una aparición después de una noche entera sin dormir.

Unos segundos y cientos de vueltas después llegó a su destino. Como siempre, salió de la chimenea tambaleándose ligeramente mientras cogía la varita para limpiarse, pero se quedó paralizada a mitad de movimiento.

Ron vivía en un minúsculo apartamento, y parecía disfrutar teniéndolo lo mas desordenado y sucio posible, pero esto era demasiado. La mesa y las sillas estaban tiradas por la habitación, uno de los muebles estaba volcado sobre un costado y todo el suelo estaba cubierto de vasos, cristales y todo tipo de objetos.

Por un instante pensó que alguien lo había atacado, pero no podía ser. Ahora el mundo mágico ya no estaba amenazado por ningún mago tenebroso y los pocos mortífagos que escaparon a la batalla final estaban pudriéndose en Azquabán desde hacía mucho. Agitó la varita musitando rápidamente entre dientes... todas las defensas y hechizos de protección estaban intactos, nadie había entrado antes que ella.

Solo había avanzado un par de pasos entre los cristales cuando oyó un gemido ahogado proveniente de detrás del sofá. Sujetando con fuerza su varita, Hermione rodeó el mueble lentamente, intentando hacer el menor ruido posible. Ron estaba tirado en el suelo, con la espalda apoyada contra el respaldo. En cuanto se acercó a él notó la peste a whisky de fuego. No estaba herido, estaba completamente borracho. Su cara se calentó por la ira. ¡El grandísimo imbécil lo había vuelto a hacer! Desde que descubrió el alcohol a los 17 años, Ron siempre había tenido tendencia a beber demasiado, pero hacia meses que no hacía ninguna tontería así. Estaba claro que se había equivocado al pensar que había superado el problema.

Lo levitó y lo dejó sentado en el sofá. Después arregló todo el desastre que la rodeaba. Todos los muebles regresaron a su lugar con su correspondiente contenido perfectamente ordenado, los cristales que estaban por el suelo corrieron unos hacia otros hasta componer algunas copas... y dos botellas cuya forma reconoció de inmediato. Cuando por fin terminó se sentó en el sofá, al lado de Ron. Ahora venía lo más difícil.

Lo cogió por la pechera y empezó a sacudirlo cada vez mas fuerte. "¡Ron!... ¡RON!... ¡RON, DESPIERTA!" Le estaba gritando lo mas fuerte que podía, pero él seguía igual de dormido que antes. Le abofeteó un par de veces... Se revolvió un poco, pero siguió sin despertarse. Hermione apretó los dientes. "Vale. Tu mismo te lo has ganado." Esta vez le golpeó con todas sus fuerzas. Con un quejido empezó a despertarse y volver en sí... con una enorme mano roja marcada en su cara.

Después de unos segundos parpadeando e intentando enfocar los ojos, por fin se centró lo suficiente como para poder reconocerla. "¿Her... ¿Hermione, ¿Que demonios haces... Argggg..." Se cogió la cabeza encogiéndose por el dolor. "¿Qué hora es?"

"Las once... ¡Joder, Ron!" Cogió una botella vacía y la agitó delante de su cara. "¿¡Que es lo que intentas? ¿¡Batir un récord? ¿¡Suicidarte?"

Ron volvió a cerrar los ojos y se tapó los oídos mientras se derrumbaba lentamente sobre los asientos del sofá. "Por favor, Hermione. ¿No podrías preparar una de esas pociones para la resaca?"

Ella le miró enfurecido. "Mira. Pues no... No me apetece. Si eres lo suficientemente idiota como para emborracharte, ahora tendrás que aguantarte con las consecuencias."

"Hermione. Por favor... Me estoy muriendo." Abrió los ojos y la miró directamente a los suyos con una mirada triste y derrotada, como si le suplicase piedad. Hermione odiaba esa mirada, hubiese preferido que le gritase o le insultase, y discutir como cuando estaban en Hogwarts... pero hacía mucho que Ron no mostraba pasión por nada.

Notó como la tristeza reemplazaba a la rabia; no tenía sentido seguir enfadada con él, nada iba a cambiar... si solo la dejase ayudarle... Suspiró profundamente. "Lo que me gustaría, es saber porque te haces esto."

Ron cogió una de sus manos y la puso encima de sus ojos, como si fueran una venda. "Por favor, ahora no. Lo que menos necesito ahora es un sermón."

Notaba los ojos calientes debajo de la palma de su mano, debía tener un poco de fiebre. Le acarició distraídamente las cejas con el pulgar. ¿Que otra cosa podía hacer? "Esta bien. Tú ganas."

Unos minutos después regresaba de la cocina una poción restauradora. Era la misma que ella utilizaba a menudo después de sus escapadas nocturnas, pero evidentemente eso no lo iba a admitir delante de nadie.

Ron seguía tumbado en el sofá, con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados. Se quedó mirándole un momento. Había algo mal en él, pero no tenía ni idea de que era, o como arreglarlo.

Todos habían quedado marcados por los horrores de la guerra, pero poco a poco se habían ido recuperando. Incluso Harry lo había superado... ¿Por qué él no podía? Le dieron tentaciones de preguntárselo, pero dudaba mucho que quisiera contestar, si es que él mismo conocía la respuesta.

A pesar de estar medio dormido, Ron debió sentir su presencia en la habitación porque abrió lentamente los ojos y se quedó mirándola de un modo extraño. Hermione ignoró la mirada y se sentó a su lado, pasándole un brazo por su espalda y ayudándole a incorporarse; todavía estaba caliente y sudoroso. Ron reconoció inmediatamente el olor dulzón de la poción y sonrió débilmente. "Gracias. No sé lo que haría sin ti."

Ella le devolvió la sonrisa. "Tómatelo. Pero no creas que te vas a escapar tan fácil. Ya hablaremos después."

Asintió con la cabeza y bebió el contenido del vaso. Cuando acabó, volvió a tumbarse, medio adormecido por el efecto de la poción.

Hermione le observó mientras se acomodaba en el sofá. Aunque parecía cansado, su rostro iba recuperando el color. "¿Mejor?"

Ron respondió con una voz soñolienta. Sin abrir los ojos. "Sí, mucho... Gracias."

Después de limpiar el vaso en la cocina se dirigió hasta la chimenea. "Ahora voy a ver a Harry y a Ginny. No te olvides que hoy hemos quedado a comer con tus padres en la Madriguera."

"Por favor, no le digas nada a Ginny." El sueño lo iba venciendo y su voz sonaba cada vez más apagada.

La verdad es que no pensaba contárselo. No solucionaría nada y lo único que lograría era preocuparla. "Esta bien, no le diré nada. Pero no te retrases... Y arréglate un poco antes de salir..." Antes de que Hermione terminase de hablar, Ron ya estaba profundamente dormido.

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Bueno... otro capítulo... este ha sido más fácil... aunque no mucho...

El próximo Capítulo estará 'dedicado' a Ginny y Hermione... El pobre Harry va a aparecer poco en este Fic... Aunque eso sí, cuando lo haga será por todo lo alto... je, je...

Muchas gracias a algida, sarah-keyko (esa 'interacción' la tendrás al final... quizás...), Adarae, cervatilla, kat (como habrás visto Ron no estaba como para enfadarse con nadie... por ahora...), ophelia dakker (lemon, lemon... na... pal final... aunque quizás os llevéis alguna sorpresa.), Gloria Weasley, Ginny W cPr, Anna-Kyouyama015 (pobrecita Hermione... no es que sea una sucia de mente, solo es que tiene... 'necesidades'... je,je...) y HabanaGirl.

Muchas gracias por todos los reviews!

Comentarios/opiniones/criticas/etc como siempre, serán bien recibidas.