CONOCIENDO AL ENEMIGO

Era Lunes por la mañana, el café estaba totalmente listo para abrir. Los carteles, los uniformes, los pasteles, el café. Todo estaba en su lugar. Había algunas personas esperando fuera para que abrieran. Entonces se escuchó la voz de Athos que habló.
¿Todos listos para el gran espectáculo? – Dijo mirando a sus amigas.
Claro que si. Solo déjalos entrar y ya. – Athos abrió la puerta y dejó entrar a las diez personas que estaban fuera. A la hora del almuerzo el lugar estaba arrebatado de gente. Era algo extraño, pero así era. La gente hacía fila para pedir la comida, que cocinaba Lily. Por su puesto que era solo pizza, tostados, emparedados. Todo ese tipo de comida. Por fin la ola de gente se había calmado y Athos se acercó a la cocina donde Lily estaba sentada comiendo una porción de Pizza.
Creo que deberemos contratar a algunas personas ¿no crees?
Estoy de acuerdo. Esto es un trabajo de esclavos, y yo prefiero que me atiendan a atender.
Eso es obvio amiga, estas educada de esa forma.
No me importa. Pero de todos modos hay que contratar a algunas personas para que se hagan cargo de la cocina. Llegada la tarde, la gente se estuvo calmando un poco más. Estaban contentos de ver a dos de las tres chicas que habían estado cantando, pero lo que en verdad querían era que volvieran a cantar. Un par de personas se acercaban a donde Athos para preguntar acerca de si habría algún espectáculo. Y él siempre contestaba lo mismo "estamos intentando arreglar algunos" y con eso la gente se quedaba contenta y volvía a sus asientos.

Esto ha salido bastante bien después de todo.
Eso creo, esperen. Acabo e llamar a la agencia y me confirmaron que tienen cuatro personas para mañana.
El problema es que deberemos darles nuestros uniformes para...
No hay problemas en eso. – Contestó Deb.
¿Tienes alguna queja con el uniforme Deborah?
No, para nada Priss. Pero creo que siendo los dueños del local no deberíamos estar usándolos.

La mañana siguiente antes de las ocho de la mañana, horario en que el café abría sus puertas, los cuatro trabajadores ya estaban allí. Por esas casualidades producidas por Priss... eran tres mujeres y un hombre.
Entonces. Sé que tu sabes cocinar – le dijo mirando al joven.
Así es. He aprendido en un curso de chef.
Genial. Ustedes pueden estar en las mesas. Athos estarás en la caja y una de ustedes debe estar en el lugar de Athos.
Espera Priss, estás dando órdenes y no sabemos sus nombre.
Yo los sé.
Genial, ahora debemos saberlos nosotros. – dijo Lily que estaba sentada en la barra. – mi nombre es Lily, ella es Deb, y él Athos. Y supongo que a Priss ya la conocen – Dijo señalando a cada uno. - ¿Y ustedes?
Mi nombre es Robert – Dijo el muchacho de ojos grises y cabello colorado, no tenía más de 25 años.
Yo soy Diana. – Una de las chicas que era bastante bajita y algo rolliza. De cabello y ojos oscuros y de no más de 20 años.
Yo, Cristiane – era de 21 años con cabello corto al estilo varón y ojos miel
Creo que falto yo. Mi nombre es Denisse - La chica parecía estar siempre resfriada con su nariz colorada y sus ojos hinchados, tenía el cabello como Priss pero totalmente lacio y los ojos de color celestes.
Bien – Lily se bajó de la barra y se encaminó a los nuevos ayudantes. – Rob ¿Puedo decirte así? – El muchacho asintió. – Tu estarás en al cocina, te explicaré unas cuantas cosas. Creo que Denisse estará bien en el lugar de Athos ¿ustedes que piensan?
Estoy de acuerdo – Dijo el chico.
Entonces quedan ustedes dos que estarán pro las mesas. No se preocupen por los uniformes. Les mandaremos a hacer unos a sus medidas pero por ahora deberán usar esos ¿hay algún problema?
Claro que no. Entonces ¿Comenzamos ya? No tardaron en hacer el trabajo excelentemente. Los cuatro nuevos eran fantásticos, mientras que Athos los supervisaba las tres chicas preparaban el escenario para cantar.
Creo que fue buena idea eso de contratar gente. Ahora podremos hacer lo que nos gusta sin la necesidad de... Lily. ¿podrías irte a arriba por favor?
¿qué sucede Deb?
Nada, nada. – dijo Priss yendo con ella al cuarto de arriba. Deb, mientras tanto se acercó a la barra donde estaban Denisse y Athos. Chicos si preguntan por Lily, aquí no hay nadie con ese nombre ¿bien?
¿Qué sucede? – Preguntó Athos pero al ver a la puerta se dio cuenta rápidamente.
Ve y diles a las chicas. – Dijo señalando a las nuevas con la cabeza.
Hey, Chris, Diana. Escuchen un momento. hay un hombre que preguntará por Lily, ustedes no conocen a ninguna Lily. ¿De acuerdo?
Bien, pero ¿qué sucede?
Se los explicaré más tarde. Deb se sentó en una pequeña plataforma que simulaba ser un bajo escenario. Sonde habían unos cuantos micrófonos. El espacio era bastante grande, donde podía entrar hasta un grupo pequeño. (¿Conocen la serie Hechiceras? Bueno imagínense un bar como el de P3)
Lovewood. Pero que disgusto verte aquí.
Si vienes a molestar, que tonta. Eso es lo que sueles hacer. – Dijo Deb golpeándose la cabeza en forma de entendimiento – Ahórratelo. Aquí no tienes nada que hacer
En eso te equivocas Lovewood. Demasiado diría yo.
Bien, entonces vete. Ya descubriste, por ti mismo, que me equivoco. Por otro lado Lily salía del cuarto de arriba por la escalera de emergencia de la parte de atrás que lindaba con un callejón sin salida. Bajó con la intención de marcharse de allí. Había entendido lo que sus amigas habían querido hacer. Él estaba ahí y eso la tenía como loca, no podía dejar que la viera. Saltó los pocos centímetros que la separaban de piso y buscó en su chaqueta, encontrando las llaves del auto de Priss. La acomodó y comenzó a buscar con la vista la camioneta. La había encontrado pero su suerte no era tan buena, y menos en este tipo de situaciones. Lily había chocado con alguien sin darse cuenta ante el gran apuro que tenía de irse del lugar.
Hey, al menos podrías pedir perdón ¿no crees? – Había dicho un muchacho que seguramente había sido con el que chocó. Lily estaba en el suelo sin entender nada. No levantó la vista, solo buscaba en la acera las llaves del auto que se le habían caído con el golpe. - ¿Acaso eres sorda?
No, pero me gustaría serlo. También ciega y muda. ¿tienes algún problema con eso?
Ya, déjala. ¿Que buscas? – dijo la voz de otro chico. Esta vez más dulce y gentil que el primero. A Lily no le quedó otra que levantar la mirada. Frente a ella había un joven de cabello castaño claro y ojos miel. Estaba arrodillado junto a ella buscando lo que seguramente ella estaba buscando. Por otro lado había un muchacho tocándose el brazo derecho, éste era morocho de ojos avellana. Con lentes redondos. Seguramente había sido con el que se había chocado. Pero más atrás había otro chico. Uno bastante más grandote que los otros dos. De cabello negro azulado y ojos azules.
En... en realidad estoy buscando.
Si eso, querida lo podemos notar. – Dijo le muchacho que hasta ahora no habías dicho nada. Un tono frío y seco se sintió e hizo que Lily se sintiera mal.
Estoy buscando las llaves de mi auto. Y si no les importa me gustaría encontrarlas sin molestias.
Además de que mi amigo te está ayudando tu le dices molestia.
No lo dije por él. Sino por ustedes dos. ¡Hey! Allí están. – Lily vio como EL joven con el que chocó levantó las llaves que estaban junto a él.
Priss. ¿qué clase de nombre es ese? – Preguntó.
No es un nombre, sino un apodo y no te interesa...
Claro James, es el apodo de Caprisse ¿o me equivoco?
No. Ahora si no es molesta. Devuélvanme las llaves. – Lily miraba a cada rato a la puerta del café deseando que el hombre que preguntaba por ella no la viera.
¿qué tanto miras? ¿Acaso tienes miedo de que te vean con nosotros? – Lily había permanecido en el suelo en cuatro patas todo el tiempo, pero ahora se había parado para timar las llaves. Esto tomó por sorpresa a los tres muchachos. No el hecho de que se levantara sino de cómo era Lily sin estar en el piso. Llevaba puesta una pollera minifalda de jeans y una remera sin mangas con la frase "sexy Girl" en ella de color fucsia. Unas botas negras hasta debajo de las rodillas con un poco de taco. Ese aspecto se debía a que aún no había desempacado su ropa y debió ponerse ropa de Priss. Los tres se quedaron "maravillados" pro así decirlo con la presencia de Lily, además que llevaba un poco de maquillaje puesto.
¿podrías darme las llaves ahora? – Preguntó con un tanto de recelo. Pero el más grande de los tres le arrebató las llaves al de anteojos.
¿Y que me darás pro las llaves?
Depende – Lily cada vez estaba más apurada y preocupada. No sabía que sucedería si la vieran allí.
¿De que?
De lo que tu hicieras – Lily estaba muy cerca ahora el grandote. Muy cerca y eso se debía que ambos se habían ido acercando. Fue en ese momento cuando Lily escuchó los gritos de un hombre desde la puerta del café.
¿para que?
Para que no me vean. – Se tomó fuerte del cuello de la camisa y se lanzó a sus labios. El beso fue en un principio muy fuerte y solo estaban los labios juntos. Pero entonces el muchacho, como por inercia, abrió la boca haciendo que ella también lo hiciera. "valla, si que este chico besa bien. Que digo bien... excelente" pensaba Lily. "un momento, estoy tratando de que no me vean" mientras tanto el beso se estaba profundizando cada vez más y ahora sus lenguas estaban en el juego del beso. "no creí que besara tan bien. Pero parece que me equivoqué. Creo que encontré la horma ¿o no?" Lily escuchó que la puerta del café se cerraba y un auto arrancaba. Esa fue la señal para despegarse del chico.
Por cierto, gracias por esconderme. Y por las llaves. – El chico se sorprendió al notar que ya no era el poseedor de las llaves de auto. – Lamento todo eso, pero no podían verme. No piensen que soy siempre así. – comentó.
Lástima. – dijo el besado. – Por cierto. Mi nombre es Sirius Black.
Yo soy Remus Lupin. Y mi amigo con la boca abierta es Jame Potter.
¿¡POTTER!? – Preguntó ella.
¿algún problema?
No, absolutamente ninguno. Bueno creo que... – Pero el auto había vuelto. Y ella estaba en medio de la acera como para que la vieran rápidamente. – Diablos.
Hey, no nos dijiste tu nombre.
Priss ¿verdad? – Preguntó Sirius.
Si, como sea. Adiós. – la chica se subió al carro y se marchó lo más rápido posible agachándose para que no la vieran
¿Qué le sucede a esta chica? – Preguntó James. – Miren quien está ah
Snivellus. Pero que suerte.
No, ustedes no. Déjenme.
Creí que te estarías en tu luna de miel, Sniv.
No me molesten.
¿qué pasó? Acaso tu novia se dio cuenta quien eras y te abandonó ¿Verdad?
Porque no van a ver si llueva en Japón, pedazos de porquerías.
Comienza a tratarme bien Snivellus, porque tu fortuna depende mucho de mis ganas de hacer las cosas. Y como sigas así, ninguna chica se te acercará como hasta ahora por tu fortuna
Maldito Potter.
Te he escuchado... ¿Vamos? – le dijo a sus amigos.

Lily había parado con el auto en el semáforo y respiraba tranquilamente ahora. No podía creer que estuviera ahí. De seguro era pro órdenes de su madre y hermana. Ninguna de las dos la quería. Allí solo estaba su padre. Y eso cambió desde el día en que enfermó. Dejó de tomar las grandes decisiones y ahora se hacía cargo el esposo de su "querida" hermana Petunia. Por otro lado estaba su padrino. Le si que la quería mucho. Pero estaba en el exterior en estos momentos y o sabía como contactarlo. Además que su padrino era el tutor legal de Deb y Athos. O por lo menos de Deb aún lo era. El semáforo se puso en verde y avanzó tranquila. En cualquier momento llegaría su pequeña casa pero propia, y eso le bastaba. Lo que no se dio cuenta fue que alguien la seguía. Un auto negro descapotable, pero con el techo puesto en esos momentos. Estacionó la camioneta en la acera de su casa, donde estaba el garaje y cerró la puerta. Al bajarse escuchó una bocina que la llamaba. Se giró en 180 grados y se encontró con el trío.
Preciosa, ¿qué haces ahorita? – Gritó Sirius.
Seguramente bañarse en vinagre – murmuró James dentro del auto.
En realidad, arreglar la casa. Está hecha un desorden.
¿Quieres ayuda? – James miró a su amigo, no podía entender que Remus y Sirius estuvieran ofreciendo ayuda. A una desconocida.
Chico, déjenla. Es prácticamente una desconocida.
Pero Prongs, eso podría cambiar ¿no crees?
No. No lo creo. Ustedes hagan lo que quieran yo me voy.
Lo siento chicos pero será mejor que atiendan a Potter, de seguro no le gusta estar en una casucha como esta, comparándola con la de él.
¿qué quieres decir con eso? – Preguntó. Estaban a tan solo unos metros de distancia.
Exactamente lo que me oíste decir, Potter. Ahora pro favor, no necesito a un niño rico criticando mi casa. Lo lamento pro ustedes dos. Me hubiera venido bien un poco de fuerza y compañía.
¿qué sabes tu?
Se mucho, Potter. Ahora llegarás a tu casa, te cambiaras la ropa, te sentarás en tu sillón preferido a leer algunos proyectos para tu compañía, estarás un tiempo con tu hermana hablando de las tontas cosas que se compra... hasta de seguro se siente tan sola contigo que se compra un perro. Comerán en su larga mesa en el elegante comedor y luego dormirás en tu cama de agua adoselada. – Esto era el colmo. Los tres chicos se quedaron sorprendidos ¿cómo era que ella sabía tanto de James? Además que supiera que se había comprado un perro su hermana. – Sabes, yo prefiero tener poco dinero pero estar con las personas que me quieren a tener mucho dinero y que me digan que tengo que decir, hacer, ponerme o pensar. Ser rico es no tener una vida Potter. Piensa en eso. Y ahora me despido. Tengo que prepararme la comida. Y limpiar un poco. Sirius, Remus, Potter.
¿A sí? Pues...
Ya déjala James. Vamos a casa.