TRABAJOS

-Hola chicos ¿qué los trae por aquí? – Preguntó Athos mirando especialmente a cierta castaña.

-Solo vinimos – Contestó ésta con algo de rubor en las mejillas. Desde que había bailado con él, sentía que valía la pena hacer todo, y lo único que quería era verlo.

-Athos, necesito hablar contigo ¿puedes? – Lily había aparecido en escena con Deb abrazándola y con ojos hinchados y Priss bueno, ella estaba sentada en una mesa con el rostro cubierto.

-Claro – Se alejaron un poco para que pudieran estar más solos. Georgia miraba de vez en cuando hacia donde estaban ellos dos para verlo mejor. Pero en uno de esos instantes en que volteó a verlo se le encogió el corazón. Athos lloraba silenciosamente y abrazaba a Lily con fuerza. Ella respondía el abrazo de su mejor amigo con todos sus sentimientos. Sabía que tenía el apoyo incondicional de ellos tres sin contar el de James, Sirius, Remus y Georgia.

Regresaron minutos después. Priss ya se encontraba con el grupo pero estaba perdida. Athos sonrió dulcemente a Georgia que aún estaba algo sorprendida por su reacción, pero luego optó por devolverle la sonrisa. Poco después los ocho jóvenes intentaban volver a lo de antes.

-Creo que mejor voy al escenario. Nadie va a cantar hoy. – Priss se paró y se encaminó al pequeño escenario Athos estaba sentado junto a Georgia, Lily y James se habían parado para ir a las cocinas y Sirius le había pedido a Priss que luego lo acompañara a fuera, "que necesitaba ir a un kiosco o algo as" (textuales palabras) – Por favor, necesito su atención. Gracias. Primero que todo, les agradecemos por haber venido hoy aquí, pro elegirnos todos los días. Pero debo darles una noticia... hoy el café está de duelo. Nos acabamos de enterar que una de las personas más maravillosas que le mundo ha tenido nos ha abandonado. Así que les ruego nos perdonen pero hoy no habrá show. Lo siento mucho y gracias de nuevo. – Priss se bajó del escenario y se encaminó a la puerta junto con Sirius que la esperaba allí.

-Hey Geor, ¿Qué harás cuado terminen las vacaciones? – Preguntó Athos en un susurro, para que los otros dos que hablaban ente ellos no escucharan.

-No lo se, la verdad. estaba pensando en seguir diseño o relaciones públicas.

-Creo que te iría muy bien la segunda. Te relacionas muy bien con la gente, de todos modos tienes un mes aún para pensarlo.

-Si, por ahora estoy viendo la forma de no pensar. Aún así, tengo la vacante en la universidad de Oxford.

-Eso es genial. Cambiando de tema ¿Qué me dices si vamos a la barra? Tengo la sensación que Denisse está algo sobre cargada. – Georgia miró a los dos chicos que estaban con ellos, pero que estaban en otra conversación. Asintió y se paró junto con Athos


-¿Qué es lo que vamos a comprar Sirius? - Preguntó Priss caminando junto al chico por la acera. Estaban solo a un par de cuadras solamente.

-En realidad... – Sirius tomó la mano de ella. – No vamos a ningún kiosco. Solo quería estar contigo, solos.

-Pues lo hubieras dicho, no me hubiera negado. A decir verdad necesito despejarme un poco. Con lo de William, tu sabes.

-Comprendo. – Sirius logró en tres segundos arrinconar a Priss contra la pared. Tenía su mano derecha en la pared y la izquierda en la cintura de ella. La estrechaba cada vez más contra su cuerpo y parecía que ella no se negaba.

-No sabes lo hermosa que eres, Caprisse. – Sirius se acercó a la chica e intentó besarla, pero ella utilizó su mano como muro entre ambas bocas a escasos centímetros una de otra.

-No me digas Caprisse, solo... Priss. – Mientras hablaba Sirius le iba bajando la mano y cuando pronunció su apodo sus labios ya se habían unido. El beso fue salvaje, apasionado, alocado. Tal y como sus protagonistas eran. Él comenzó a subir sus manos por dentro de la blusa de Priss y ella jugaba con el largo cabello negro azulado de él.

-Sirius... detente. – Decía Priss jadeante y deseando todo lo contrario.

-¿qué sucede? – Preguntó él con el mismo jadeo y deseo.

-Si no paramos ahora, no podremos hacerlo después.

-Me... me parece razonable – Le besó dulcemente en los labios y acomodó su camisa. – Pero la próxima no te salvas.

-Ni que quisiera. La tercera es la vencida – Se tomaron de la mano pero él la atrajo hacía su cuerpo pasando su brazo por sus hombros.


Deb y Remus hablaban sin saber que estaban solos en la mesa...

-Así que pronto terminarás la carrera de abogacía ¿no?

-Pues si. Pronto lo haré. El problema es que no tendré donde trabajar.

-No te preocupes pro eso, encontrarás donde... – Remus miró a los ojos de Deb y se perdió en ellos por un segundo que pareció eterno. – Deb... Me gustaría hacerte una pregunta...

-Claro Remus ¿Qué es?

-Es que... Quería saber si

-Adelante

-Pronto habrá una fiesta en la oficina y... quería saber si tu...

-¿si quería ir contigo? – Que rápida es esta chica, pensó Remus.

-Sí.

-No entiendo los nervios, la verdad. iba a decirte que si.

-¿en verdad? eso es genial.

-Claro. – Deb se acercó a Remus y tomándolo por su rostro entre sus manos lo besó en los labios, suavemente, solo un roce. - ¿dónde estarán los chicos? – Preguntó. Remus estaba como ido aún por aquella muestra de cariño cuando divisó a Athos y a Georgia riéndose y mirándolos.

-Allá están. Riéndose – Dijo entre dientes. Cuando llegaron con ellos, por la puerta entraban Sirius y Priss. Poco después vieron salir a Lily a James con sonrisas y el pelo de ella un poco revuelto.

-Hey, princesita ¿dónde estuviste? – Preguntó Deb con suspicacia.

-No te importa Deborah. Pero debo contarles algo que se nos ha ocurrido a James y a mi. Escuchen...

Lily les contó lo que a James y ella se les había ocurrido para fastidiar a Snape y a su supuesta madre y a su media hermana. Por su puesto que no le comentaron nada de los planes en contra Vernon.

-Bien, Georgia. Tu y yo nos vamos ahora para casa. – Ordenó de forma amable James.

-Jimmy, vamos. Quedémonos un poco más.

-Tu niña, debes hacer lo que tu hermano mayor te diga. Son las leyes.

-¿según quien? – Preguntó ella con la mirada que le salían chispas y el dedo sobre el pecho de Sirius.

-Según, la confederación mundial del os hermanos mayores. Así que te vas yendo para casa. – Todos comenzaron a reír acerca de la gran capacidad de Sirius por inventar cosas. – De todos modos, Moony también debemos irnos. Debemos trabajar en ese proyecto el jefe nos ha dado.

-Si tienes razón. No entiendo como es que podemos trabajar para un jefe tan autoritario.

-No olvides mandón y ...

-Chicos, aún estoy aquí. – Confirmó James con cara de haberle dolido todas y cada una de esas palabras. – Lily, ¿vienes?

-No, lo siento. Pero hoy me quedo con los chicos. De seguro llegaré más tarde.

-No se preocupen. Yo la llevaré sana y salva.


Eran las seis de la mañana y unas pequeñas pisadas se escuchaban por el comedor. Lily estaba descalza y caminaba con sus medias y los zapados y las manos en forma de guantes. Trataba de hacer el menor ruido posible. Subió las escaleras con el mayor de los cuidados, no quería despertar a nadie tan temprano un domingo. Llegó hasta la puerta del cuarto que le correspondía y giró la manija, estaba con el pie izquierdo ya dentro del cuarto...

-Creí que llegarías más temprano. – Lily dio tal salto que terminó prácticamente junto a James. – ¿Donde estuviste? – Él estaba apoyado contra el marco del cuarto de enfrente, con los brazos cruzados y mirándola de costado.

-En... el café. ¿qué haces despierto a estas horas de la madrugada?

-¿madrugada? Lily son la seis de la mañana. ¿te encuentras bien?

-No entiendo porque todo el mundo me pregunta eso siempre.

-Quizá porque estamos preocupados por ti. Porque me preocupo por ti. – James dejó la pared y se encaminó hacia las escaleras.

-James, espera. ¿donde vas?

-A revisar unos papeles para mañana. ¿vienes a desayunar o vas a dormir? – Se detuvo en medio de la escalera pero no volteó a verla.

-Voy contigo. De todos modos debo aprender a hacer... lo que se supone que hacen ustedes.

-¿nosotros? – Preguntó este cuando Lily se encaminó a su lado.

-Ustedes. Los empresarios famosos y guapos. Tu sabes. – James la tomó de la cintura y la acercó a él.

-Buenos días. – Dijo simplemente.


-¿A que hora despertante Prongs? – Remus y Sirius bajaron las escaleras con los rostros dormidos. Sirius tenía la camisa abierta aún y Remus se rascaba la despeinada cabellera castaña.

-Solo hace una media hora. Necesitaba ver unos informes de Arthur. Apropósito ¿Cómo van con loa preparativos para la presentación.

-No muy bien. Es difícil hacerlo en tan poco tiempo.

-Tiene razón. Pero creo que es más difícil si se la pasan en bares. Al menos ¿Saben que es lo que van a hacer?

-Se me han ocurrido unas ideas, pero debo ver al equipo...

-Hey chicos, buenos días. – Dijo Lily entrando al despacho con una bandeja con el desayuno de ambos.

-Ya veo, trabajando ¡Ja! – Dijo Sirius. Pero Lily no entendió de que hablaban.

-James, ¿Cómo están los informes? Por lo poco que entiendo... los de Lestrange son pésimos. No creo que beneficien a la empresa. – Los recién llegados abrieron los ojos y las bocas totalmente sorprendidos por ese comentario. - ¿que tienen?

-Lo que sucede es que no conocen esta faceta tuya, Lily.

-Hay, chicos ¿no creen que mi padre no me hubiera elegido si no supiera nada de esto? Creo que no lo saben. Pero estoy terminando las carreras de económicas y relaciones.

-Ya veo. Pero ¿No habrá desayuno para nosotros dos desamparados? – Preguntó Sirius con carita de pobre niño.

-Ahora mismo traeré el resto...

-Chicos, no se aprovechen.

-Bien como tu, ¿Verdad James?

-Sirius ¡Cállate! – dijo James parándose de la silla. Lily salió riendo del despacho tras dejar la bandeja para dos en la mesa. A los pocos minutos estaba con otra con dos desayunos exactamente iguales.

-Bien, será mejor que comience con la publicidad. Necesito terminar con esto lo antes posible.

-Remus ¿que es lo que tienen que promocionar?

-Es un nuevo producto que saldrá al mercado.

-James tu empresa se encarga de tantas cosas tan diferentes que me pierdo. ¿De que tipo de producto?

-Es una computadora distinta que puede manejarse sin mouse, pero como Pettigrew vendió la idea, debemos hacerlo más sorprendente.

-¿Computadoras? ¿Y que ideas tienen?

-Por ahora no muchas. No hemos recibido información de los ingenieros aún.

-¿Puedo darles una ayuda?

-¿Que es? – Preguntó Sirius.

-Priss. Ella podría ayudarlos en algo.

-¿Que podría hacer una mujer como ella en ingeniería?

-Creo que no has hablado lo suficiente con ella. Caprisse Granger es conocida casi mundialmente por sus planos.

-¿mundialmente? No la conozco.

-Es es porque no estas en ingeniería. – Contestó Remus. – era eso lo que me hacía conocida. Ella ganó un premio nobel por ingeniería nuclear.

-Ella trabajó en la NASA. Se encarga de mantenimientos. Solo fue una idea pregúntenle a ella, si quieren.

El domingo pasó sin ningún contratiempos. De vez en cuando Lily entraba al despacho de James donde trabajaba con bastantes papeles y una computadora. Ella entraba y le dejaba algo de comer o beber y a veces, por pedidos de James ella se quedaba con él solo para hacerle compañía. Ese lunes siguiente empezarían con el plan de molestar a los Evans que quedaban.

El mismo Domingo a la noche, Lily recibió una carta de su padrino deseándole buena suerte para el día siguiente. Pero Lily estaba aterrada y James lo notaba demasiado.

-Lily, espera. Necesito hablar contigo.

-Claro James.

-Termino lo que estoy haciendo y te veo en tu cuarto ¿está bien?

-Si, seguro. – Lily subió y al cabo de quince minutos James estaba golpeando la puerta. –Pasa James. – Éste obedeció y entró al cuarto.

-Lily... yo, quiero que sepas que, tienes todo mi apoyo para mañana.

-Lo sé. Pero de igual forma estoy aterrada.

-Eso se ve a leguas. – James se sentó junto a Lily en la cama. Ella tenía un libro en la mano pero no lo había abierto. Mientras que James la miraba con ojos soñadores. – Lily. Me gustaría que te olvidaras todo lo que ese tipo te ha hecho. – Lily se sorprendió ¿Como era que él supiera lo que pensaba?

-James...

-Lily. Escúchame. Sé que ese tipo está en la empresa de tu padre, pero no quiero que te sientas intimidada por él.

-¿Cómo se hace eso? El me... me violó – bajó la voz a un susurro.

-Lo sé. Te lo aseguro que sí. – James no soportó más y la besó dulcemente. Ella correspondió el beso de la misma forma e intensidad que James. El juego con sus bocas se hizo insuficiente y ambos lo sabían. Pero James se detuvo un instante. – Lily... esto, si tu no quieres...

-Cállate James. – Lily volvió a besarlo......