PENSAMIENTOS Y VENGANZAS

-Te ves sencillamente preciosa. – Le dijo mientras se acercaba a ella y la besaba en la boca.

-Gracias tu tampoco te ves nada mal. – Lily se había separado un tanto para verlo de arriba abajo. Vestía un traje negro con una camisa blanca y una corbata del mismo color que el traje.

-Gracias. Lo elegí porque es fácil de quitar. – dijo con una sonrisa pícara en el rostro. – Al igual que tu vestido – Le ofreció el brazo a Lily y ambos se encaminaron al auto que los esperaba fuera de la casa.

-¿Dónde vamos?

-Es una sorpresa ¿Sabes? Y como tal no se puede decir porque se arruinaría.

-Como quieras, confío en ti de todos modos.

hacia como diez minutos que James estaba conduciendo el vehículo y en ningún momento le había dicho a Lily donde era que estaban yendo. De vez en cuando James miraba a Lily y sonreía cosa que hacía poner nerviosa a la colorada.

-¿Vas a decirme al menos en que parte de la ciudad vamos?

-No puedo.

-¿Por qué es eso?

-Porque nos vamos fuera de la ciudad.

-No entiendo.

-Fácil. Mira detrás – Lily giró el cuello y encontró dos bolsos en los asientos de atrás del auto.

-¿Me puedes explicar ahora? – Preguntó Lily un tanto preocupada. – No he avisado nada en la empresa...

-No te preocupes. Yo si lo he hecho... – James detuvo el auto. – Nos vamos unos días fuera. A la ciudad vecina.

-¿Se puede saber la razón?

-No. – Dijo simplemente James. – Creí que dijiste que confiabas en mi.

-Pues retiro lo dicho. – EL teléfono celular sonó del pantalón de James. El chico se detuvo y contestó la llamada.

-¿Hola?... Padfoot... Si estamos en camino. No te preocupes... si está conmigo te dije. Estamos a – James miró su reloj – a un cuarto de hora. Nos vemos allí. Saluda a los demás... adiós. – James colgó el teléfono y miró a Lily que estaba aún más confundida – Sirius te envía saludos

-Que reconfortable me siento ahora.

-Vamos ten un poco de sentido del humor.

-Lo siento pero lo dejé en el otro bolso. Si quieres volvemos y lo buscamos. – James se acercó a Lily y la besó tiernamente.

-Tranquila. Es un regalo. No te asustes.

-Bien, pero a la primera de cambio me marcho.

-Como digas.

Continuaron el camino. A la media hora que James había dicho llegaron a la ciudad. Siguieron andando un poco más hasta que llegaron a un gigantesco y hermoso hotel. Iluminado por luces blancas que bailaban y una alfombra roja que se desplegaba desde la entrada cinco escalones más arriba.

James bajó del auto y se acercó a la otra puerta para ayudar a Lily. Rápidamente un botones se acercó y cargó las dos maletas de los chicos, mientras que James le entregaba a otro muchacho las llaves del auto para que lo aparcara.

-Llegamos. Vamos dentro.

-¿Un hotel?

-Un hotel. – Subieron los escalones de la entrada. Allí un hombre regordete de cabello canoso y unos bigotes bastante poblados los esperaba.

-Señor Potter, señorita... bienvenidos al Hotel Esperanza. Los están esperando en el restaurante.

-Muchas gracias. Por favor lleven nuestro equipaje a la habitación.

-Si señor.

James le entregó el brazo a Lily y juntos caminaron hacia la parte donde estaba supuestamente esperándolos. Al pasar la gran arcada se pudo ver una amplia mesa redonda donde había tres parejas, demasiado conocidas para ellos dos.

-Mira, allí están los chicos. Pobres nos estuvieron esperando desde hacía tiempo.

-¿A que te refieres? – preguntó Lily sonriendo.

-A que ellos nos esperaban más temprano.

-Hola chicos. – Dijo Lily saludando a cada uno de los presentes. Deb junto a Remus hablando animadamente, Sirius hablándole en el oído a Priss quien reía por las cosquillas y Georgia que reía junto a Athos quien en ese momento había dicho, al aparecer, algo gracioso. Pero cuando James y Lily llegaron a ellos todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo para saludarlos.

-Jimmy, que bueno que hayas llegado a tiempo - -dijo sarcástica Georgia.

-Cállate tu. Y respeta a tu hermano mayor.

-James. Déjala – había dicho Lily al oído. Ya que la gente se había comenzado a dar vuelta para ver quienes discutían.

-No me digas que es lo que tengo que hacer. Siempre me entero al último de las cosas de mi hermana. – Decía el chico mientras se sentaba junto a Sirius y del otro lado estaba Lily.

-No te hagas problemas, Athos es un buen chico.

-Espera no lo discuto. Lo que me molesta es que no confíe en mi.

-Prongs. ¿qué hubieras hecho si te enterabas prime?

-Hubiera mandado a Georgia con mi tía.

-¿Lo ves? Es por eso que no te dijo nada. – Comentó Sirius.

-Tu no vengas a defenderla. Estoy semi enfadado con ella.

-Cambiemos de tema. ¿Por qué no me dijeron nada de esto?

-Porque no queríamos que te enteraras

-Muy graciosa Granger. – Soltó Lily. – Vamos díganme.

-Nosotras tampoco sabemos nada. Nos trajeron ellos. – Comentó Georgia.

-¿Qué hora es Moony? – Preguntó Sirius.

-Faltan diez para las doce.

-Entonces en diez minutos lo sabrán.

Cuando faltaban casi tres minutos para las doce el mismo hombre que había recibido a James y al Lily se acercó al pequeño escenario y tomó el micrófono.

-Buenas noche a todos los presentes. Estamos aquí reunidos para una gran celebración. Les pido ahora que se dirijan a la terraza a sus derechas. – Todos obedecieron tranquilamente. Cuando le reloj sonó las doce, grandes y hermosos fuegos artificiales comenzaron a iluminar el cielo. Priss estaba apoyada sobre la baranda de la terraza y Sirius se había colocado detrás de ella y la abrazaba por la cintura, mientras que le susurraba y besaba su cuello. Por otro lado, Georgia estaba sentada en una de las bancas negras junto a Athos que le acariciaba la mano que sostenía de ella.

-Con todo el ajetreo de lo de Lily no hemos podido hablar bien ¿no te parece Deb? – preguntó Remus acercándose a la baranda donde estaba ella. Deb levantó la mirada al cielo observando el espectáculo de luces, sin voltear le contestó.

-Feliz día de San Valentín, Remus. – Dijo simplemente. Él la volteó y la miró a los ojos.

-Feliz día. – Se besaron. O mejor dicho él la besó como si fuera la última vez que lo iban a hacer. Como si de eso dependiera su vida entera. Ese beso cada vez exigía más pero ninguno de los dos hacía nada por detenerlo, quizá por falta de voluntad, o quizá por falta de pruebas. El caso era que seguían con aquel apasionado beso. Remos se separó por falta de aire pero no dejó pasar un segundo para volver a besarla, esta vez en su cuello. Ella dejó escapar un leve gemido.

El vestido sencillo de Deb le permitía a Remus explorar con su boca una mejor superficie. Ella había logrado hacerse camino entre la camisa de Remus y logró desabotonarla en los primero botones. Agradecían mentalmente que estuvieran más alejados del resto, de esta forma nadie podía ver lo desesperados que estaban pro devorarse el uno al otro. Por demostrarse ese sentimiento oculto, guardado, encerrado en sus seres.


-James, Vamos a ver los fuegos. – Decía Lily que caminaba junto al muchacho por la terraza.

-¿Qué te parece si vamos a otro sitio? Me refiero a uno más privado.

-No lo creo. Me has traído engañada y tendrá sus consecuencias.

-No te he traído engañada. Solo que ... no te dije a donde íbamos.

-¿Y como se llama eso entonces? – James no quiso contestar, al menos no con palabras. La besó desprevenida y ella no dudó en responder ese beso tierno.

-Será mejor que vallamos a dormir. Mañana debemos despertar temprano para tomar el crucero.

-¿Qué crucero?

-¿No te he dicho nada? Pero que cabeza la mía.

-Empieza por decirme ahora

-Ya que te he traído engañada como tu dices. ¿Qué te molesta seguir así?

-James.


-Mejor... será que... regrese al cuarto. – Dijo Deb bastante colorada y agitada.

-También lo creo – Remus le ofreció el brazo a ella y la acompañó adentro. - ¿qué número tienes?

-50 ¿tu?

-Me hubiera gustado el mismo pero tengo el 56.

-Muy gracioso. ¿Sabes? Ahora entiendo porque eres amigo de Sirius y James.

-¿A sí?

-Si. Te la das de todo un conquistador

-¿Y como me sale?

-Yo diría que mejor de lo que esperas. – Deb besó a Remus nuevamente en la puerta de su cuarto. – Te invitaría a pasar. Pero ya sabemos en que terminaría así que...

-Me despido. Aún me queda algo de caballero.

-Me parece bien de parte tuya.


Sirius y Priss caminaban por los jardines del hotel. Hablaban de trivialidades como el trabajo de ella y que era lo que Sirius hacía en vacaciones y cosas por el estilo. Se abrazaban y reían juntos. Cualquiera que los viera diría que hacían una hermosa pareja.

-Priss, en realidad debo pedirte un favor.

-Dime, Siri – boy

-¿Siri – Boy?

-Me gusta como te queda el apodo. – Le dijo dando un beso en el cuello del chico que ahogó un gemido.

-Pues verás. Necesito que me acompañes a un crucero.

-¿En verdad?

-Si. Es de negocios, también irán James y Lily, aunque dudo que ella sepa porque va al crucero.

-¿Y que clase de negocios se hace en un crucero?

-Pues de todo tipo. Los más extravagantes y los más millonarios.

-¿Y para que quieres que valla?

-Porque si tu vas conmigo, se que cerraré un gran negocio. Me das suerte hermosa.

-¿No te preocupa que alguien más lindo y carismático que tu me enamore?

-¿Hay alguien más lindo y carismático que yo?

-Eso no lo se. Pero que hay alguien más modesto no lo dudo.

-Pero se que no te fijaste en eso cuando me viste. – Priss lo miró de arriba abajo, deteniéndose en cada parte del cuerpo del chico.

-Tienes razón no fue en eso precisamente.

-Muy graciosa. ¿qué dices entonces?

-De acuerdo iré contigo... pero solo para ver si hay alguien mejor que ti.

- No te decepcionarás preciosa.


-Señorita, nos despedimos aquí.

-Muy bien. A decir verdad me encantaría poder ir a ese crucero con mi hermano y los demás.

-James me lo propuso. Si quieres podemos ir.

-Pero es solo para negocios.

-Vamos, solo si tu quieres.

-Creo que mejor nos quedamos aquí en tierra. A decir verdad nunca me ha hecho bien viajar en barco.

-Entonces no seas busca pleito. Y ve a dormir – Dijo entre risas y besos Athos.

-Si papi. – Athos se detuvo y la miró serio.

-Me he dado cuenta que te llevo mucha diferencia Geor.

-Pero que dices. Solo son cinco años. Los mismo que mi hermano me lleva a mí.

-Ese es precisamente el caso. Es mucho.

-No quiero hablar de eso. Mejor me voy a dormir. – Besó a Athos en los labios y cerró la puerta.


Esa mañana tres de las cuatro parejas se encaminaron al puerto donde el crucero partiría en media hora. Antes de salir se despidieron de Athos y Georgia quien parecía un tanto enfadada o triste. James le entregó a Lily una llave con un llavero azul que tenías un número.

-Esa es la llave de tu cuarto, linda. – junto a él están los de Deb y Priss. En frente están los nuestros. – Se acercó a ella y le susurró. – Por si te interesa mi número es el treinta.

-Gracias por el dato. Entonces... ¿Cuál es el propósito de este viaje? – Preguntó divertida.

-De acuerdo voy a decirte... estamos aquí porque, nos han invitado unas persona muy adineradas. Este crucero es conocido por el gran número de negocios.

-¿Me has traído para hacer negocios?

-Mas precisamente para relajarme luego de ellos.... – James colocó su mano en su barbilla haciendo pose de pensador. – Pero ahora que lo dices puede que te sirva para tu empresa.

-Eres imposible. Me voy pro ahí.

-Otra cosa. También están las esposas de grandes accionistas y empresarios. No te pierdas por ahí con ellas.

-¿Por qué?

-Porque no te gustaría saber lo andan diciendo de mi.

-¿En que sentido? – James la miró con sonrisa pícara y Lily comprendió de inmediato. – Pervertido.

-Gracias Lils. Nos vemos luego, al menos lo antes posible. – James besó a Lily apasionadamente dejándola congelada cuando la soltó. Luego ella se unió al grupo de acompañantes.

-¿Las engañaron a ustedes también?

-En parte Lily. Sirius me llevó al hotel para festejar San Valentín. Eso lo sabía. Pero me dijo anoche mismo que había un crucero de negocios.

-Al menos tuviste la oportunidad de refutar la propuesta.

-No lo creo, medio que me pidió que dijera que sí antes de preguntarme.

-¿Y tu Deb? – Preguntó Lily mientras caminaban por la borda del crucero que apenas había zarpado.

-Pues Remus me comentó lo del crucero peor la cena fue sorpresa.

-Merodeadores, no hay duda. – Dijo Priss haciendo el tanto ella como sus dos amigas se rieran.

-Buenas tagdes mademoiselles. Que es lo que tan hegmosas damas hacen pog aquí?

-¿Perdón? – Preguntó escéptica Priss

-Excuser moi, no he pgesentado... mi nombge es Françoi De Gas. Pagriente lejano del gan pintog Fgances, Edgar De Gas.

-Pues, mucho gusto entonces... – Dijo confundida aún Lily mientras que le tenía la mano para un saludo, el joven la tomó y la besó. Era un muchacho lo bastante alto y fornido, tanto o más que Sirius. Tenía el cabello castaño oscuro y los ojos celestes tan claros que apenas se distinguía el color. Llevaba unos pantalones de mezclilla oscuros, una polera negra y un saco desabotonado del mismo color que el pantalón.

-Dudo que ustedes sean empgesagias, pog lo que deduzco que son hijas de algún gan hobge aquí pgesente.

-Realmente... – Comenzó Deb, pero las otras dos la callaron de un golpe suave, pero golpe al fin.

-En realidad, algo así. – Comentó Lily. - ¿Y usted?

-Oh, pog favog no me llame de usted, me hace veg mucho más viejo y cgeo que solo son un pag de años, si no me equivoco, y déjenme decigles que casi nunca lo hago. – Las chicas se miraron entre ellas y sonrieron.

-Muy bien, ¿Françoi?

-Exacto

-Entonces ¿Tu eres algún empresario?

-Se podgía decig, al menos eso es lo que mis padges quiegen por mi. Ellos han venido paga una gan tgasfegencia en una de las más impogtantes empgesas del continente eugopeo. Puede que lo conozcan, cgeo que su nombge es... mmm "empgesas Potteg" o algo pog el estilo.

-Espera, ¿tus padres invertirán en la compañía Potter?

-Pues si ¿Hay algo mal con eso?

-No, claro que no. – Priss miró a Lily y sonrió aún más.

-Pero la compañía "Days For Today" están en las mismas condiciones, y está necesitando inversionistas para poder hacer crecer aún más el negocio.

-¿Conocen algún gepgesentante de esa compañía?

-Pues si quieres te buscamos uno – Mientras esta conversación transcurría Lily se hizo al desentendida y comenzó a hablar con Deb acerca de valla que cosa, mientras que Priss y El chico caminaban por la borda platicando sobre el trabajo.

-Pego dime, ¿A tu amiga la peligoja no le gusta hablag de tgabajo?

-bueno, ella. Está de vacaciones aquí, pro así decirlo.

-Compgendo, al igual que yo. – En toda la plática Françoi no había dejado de ver a Lily, al parecer le había llamado bastante la atención. - ¿Saben? He venido con un pag de amigos de Fgancia, si quiegen podemos ir a tomag algo al bag que se encuentga en la pagte media del bagco.

-Nos encantaría ¿verdad chicas? – Dijo Priss con mirada de "acepten"

-Parfait. Nos vemos en el bag en media hoga ¿Les pagece?

-Estupendo. Nos vemos.

-¿Qué estás tratando de hacer, Caprisse?

-Pues tengo un plan perfecto para una limpia y sencilla venganza

-¿Para que la venganza?

-¿Cómo para que?

-Veamos. A Lily la han traído sin conocimiento al crucero, a mi prácticamente me han obligado...

-¿Y que hay de mi? Yo vine por voluntad propia.

-Pues simple. Contigo tenemos dos excusas. Una, debes saber que es l oque Remus siente verdaderamente por ti ¿No que es cierto?

-Si –Dijo sin otra que aceptarlo ,eso la estaba volviendo loca – ¿ Y la segunda? – En ese momento fue Lily la que respondió.

-Simple, la segunda es porque ERES NUESTRA AMIGA.

-Creo que no puedes objetar ¿Verdad? Además, vamos a divertirnos un poco. Para ser sincera. Somos libre, no hay ningún "novio" que nos ate ¿Verdad?

-Verdad – Aceptó Lily. – Yo no estoy más en compromiso con Snape y rechacé la proposición de James, además que no se le ocurrió nunca preguntarme si quería ser su novia.

-Exacto. Y por mi lado, Sirius se cree que soy de él solo porque me acosté...

-¿Te que? – Preguntaron las dos amigas a la vez.

-Bueno, eso es algo que no les he contado aún ¿Verdad?

-Más te vale que lo hagas porque dejarás de ser nuestra amiga del alma. – Tanto Deb como Lily se hicieron las ofendidas, caminando hacia la puerta que llevaba al bar. Cuando Priss saltó sobre ellas.

-Pondremos en marcha el plan. Venganza.