EL PASO DEL TIEMPO
¿POR QUÉ DIABLOS NO ME DEJAS Y YA? – Gritaba una mujer de cabellos rojos como el fuego y una mirada de verde esmeralda que en ese instante irradiaba odio. Tenía su vestido rosa impecable y el cabello en pequeños y múltiples bucles perfectamente arreglados.
-Porque no es lo que quiero. Así de simple. Y ya déjame en paz. ¿acaso no te he dado todo lo que me has pedido?
-SABES PERFECTAMENTE QUE NO. SABES QUE ES LO QUE QUIERO Y NO ME LO HAS DADO.
-PUES VAS A TENER QUE OLVIDARTE DE ESE PEDIDO, PORQUE SOLO MUERTO, Y ESCÚCHAME BIEN, SOLO MUERTO TE DESHARÁS DE MI. ¿ESTÁ CLARO? – El hombre con quien discutía elevó la voz como ella.
-Bastante claro. – Dijo ella volviendo a su tono habitual de voz.
-Quiero que te comportes. Los invitados llegarán en media hora.
-Siempre he sido la perfecta esposa para ti. Nunca tuviste una queja de ellos ¿O sí?
-No. Y no quiero tenerla ahora.
-Iré a ver si Kate puede con el niño.
-Solo tiene tres años ¡déjalo en paz! – La mujer se acercó a él tanto que sus narices casi se rozaban
-No me hables si no es necesario ¿claro? – El hombre quiso acortar la distancia con su esposa pero ella se alejó maldiciendo por lo bajo.
Era una persona encantadora para los que no vivían en la casa. Siempre alegre y vivaz para sus invitados pero era nostálgica y deprimente cuando estaban solo los sirvientes de la casa. Sus 21 años de edad le habían parecido minutos comparado a los tres últimos años que vivió unido a ese desagradable y hostil espécimen de hombre. A los 24 años, no tenía amigos, solo los que él consideraba "amigos" de la familia. Y con la única persona que podía hablar era con Kate, la muchacha de su misma edad que se hacía cargo de su pequeño hijo. El niño era todo lo que le daba fuerzas para seguir y no suicidarse en ese mismo instante. Sonrío al recordar cuando lo tuvo en sus brazos por primera vez. Una calurosa noche de fines de julio. Su esposo ni siquiera había estado allí, por "negocios". Así que lo tuvo sola.
Flash backUna muchacha de unos 21 años estaba acostada sobre la camilla de parto gritando por la fuerza que había estado haciendo desde hacía casi veinte minutos. Hasta que por fin escuchó un pequeño llanto proveniente cerca de la partera que la atendía.
-Es un niño. Un hermoso y saludable niño. – Dijo la doctora cuando terminó de limpiarlo y envolverlo en una manta celeste. ¿Cómo se llamar�? – Preguntó al colocarlo en los brazos de su madre.
-Harry...– Dijo dejando caer una lágrima que terminó por secarse en la mantita.
-Bonito nombre... Harry... ¿cuál es el apellido?
-Snape. Harry Snape
-Pues, le diré algo. No es común en los recién nacidos, pero su pequeño acaba de abrir los ojos. – Efectivamente, el niño abrió sus pequeños y preciados ojitos para ver por primera vez a su madre. Tenía exactamente el mismo color de ojos.
-Hola pequeñín, soy tu mami. – Le dijo volviendo a derramar otra lágrima y tomando su manita con un dedo. – Y te adoro tanto pequeño.
Fin del Flash Back-Kate ¿como está Harry?
-Señora Snape. Él acaba de dormirse. Se portó muy bien toda la tarde
-Es un ángel caído del cielo.
-De verdad es muy bueno.
-Kate, quería saber... ¿cómo está tu madre?
-Aún en el hospital. La operación se llevará a cabo en dos días. Quería agradecerle por pagar la operación.
-No hay problema. Me gusta ayudar... otra cosa. – Lily cerró con cuidado la puerta del cuarto de su hijo y se acercó a Kate ¿Has hecho lo que te pedí?
-Si, señora. Pero ¿Puedo preguntar para que es?
-Lo lamento Kate, pero no puedo decirte nada. Las paredes escuchan y no me convendría que se supiera nada y confío en ti más que en nadie. Por eso te encargo a mi hijo.
-Mucha gracias señora.
-Lily, dime Lily.
-Sí, Lily.
Se escuchó la campana de la puerta y Lily decidió bajar antes de que su "esposo" se pusiera como loco. Se acercó a la cuna de su hijo y le besó la frente. Acto seguido bajó las escaleras para encontrarse con los odiosos invitados. Puso su mejor cara de "felicidad" y terminó de bajar las escaleras donde ya la esperaba Severus Snape extendiendo su mano.
¿dónde estabas? – Le preguntó con su sonrisa en los labios.
-Con mi hijo. ¿Algún problema?
-No. Para nada – Le tomó la mano y se acercó a los invitados. Esta sería una laaarga noche para Lily Evans.
Estos tres años habían sido desastrosos para él y si vida. Su empresa había progresado de maravilla pero eso era simplemente porque se hundió en ella y descuidó al resto. Deb y Remus estaban en Paris. Albus le había ofrecido el puesto de presidente a Remus en la empresa de publicidad y James casi lo obligó a aceptarlo. No todos los días se obtenía una oferta así, y Remus no quería aceptarla solo porque no veía a James del todo bien. La pareja estaba muy bien con su pequeño Remus Junior de casi cuatro años. Y Deb disfrutaba de su segundo embarazo en París, la ciudad de los enamorados.
Por otro lado, Athos y Georgia se casaron poco después que Deb y Remus, y tenían una hermosa niña de nombre Luna, de dos años, quien era la ahijada de James y que era lo único que lo mantenía vivo para esos momentos. Era una lucecita en su vida y de vez en cuando la llevaba a la oficina para entretenerse un poco. Hacía un par de años se había organizado un lugar en el piso de la oficina James, una pequeña guardería para los hijos de los empleados. Allí, estaban cuatro de los siete hijos de Molly, la secretaria de James y Arthur el nuevo director de la sección de ventas. Los gemelos Fred y George, de cinco años eran un espectáculo. Hacían cualquier cosa para poder salir del salón de juguetes y divagar por ahí, y por su puesto los seguía el sexto Weasley, Ron. Que a su vez tenía la misma edad que el primer y único hijo de Lucius Malfoy, Draco.
En fin, la vida en la oficina había hecho un gran cambio. Para empezar, la denuncia había sido mágicamente desaparecida y James había logrado trasladar a los Lastrange a otra de las sucursales de su empresa, lo más lejos posible de su vista.
Finalmente, Sirius había cometido el error mas grande de su entera y corta vida. Priss había vuelto para el casamiento de su amiga unos días antes y aprovechó el momento para darle una visita sorpresa a Sirius en la oficina. Allí fue cuando la vida de Sirius se acabó por completo. Ella lo encontró sobre el escritorio con una de las tantas secretarias del lugar. Le gritó hasta que el corazón dejó de latirle. Lo golpeó con el puño cerrado en el rostro y se marchó de allí, dejándolo dolorido y con un futuro moretón en el ojo. Y desde ese momento, nunca más supo él de ella.
Lo que Sirius no sabía, es que Priss estaba en Paris, junto a Remus, Deb, Junior y Albus. Y al parecer con una niña de nombre Hermione que llevaba el apellido de su madre. Remus y Deb se convirtieron en sus padrinos y prometieron a Priss no decir nada a nadie. Ella les explicó que cuando fue a ver a Sirius iba a darle la noticia que ella estaba embarazada y que por eso debió regresar antes. Pero se sintió demasiado estúpida al creer que Sirius Black había siquiera cambiado un poco.
Pues sí. La vida daba grandes giros en las personas. Pero Lily estaba dispuesta a cambiar su destino y a lograr el mejor de todos par su pequeño niño.
Dos días después de la estúpida reunión de los amigos de Snape, Kate se acercó a Lily diciéndole que había llegado lo que tanto había esperado ella. Lily era vigilada hasta cuando salía a correr todas las mañanas para despejar su mente. Por eso había pedido a Kate que se encargar de algunos asuntos y ella se encargaría de que la madre de Kate tuviera la mejor atención en uno de los mejores hospitales del país.
Lily tomó el sobre que le tendió Kate en el cuarto de Harry y lo leyó de prisa. Todo estaba saliendo como pensaba. Las cosas no podían tener un mejor rumbo. Se había enterado de la repentina decisión de la muy conocida ingeniera de la NASA, Caprisse Granger, de dejar de trabajar y retirarse. Por lo que uno de los puntos en la amenaza de Amos y Severus había fallado. Ya no podían despedirla sino trabajaba allí. El oro punto era encargarse de la compañía, su compañía que al parecer estaba a manos de Vernon Dursley. Sin embargo él sol tenía el 40 por ciento de las acciones. Lily entonces se decidió pro escribirle a los Granger y pedirles que por favor vendieran sus acciones a la competencia. Solo debían venderles el 51 por ciento de las acciones y la empresa sería de James. Y al parecer la carta que recibió era de parte de la señora Granger diciendo que el plan había funcionado y que la mitad mas uno de la compañía pertenecía a Potter Corp.
Solamente le quedaba el tema de la empresa de su abuelo y todo volvería a ser como antes. Y si no podía volver con James, al menos se libraría de Snape y su estúpido mundo de fantasía que había intentado formar para el resto del mundo.
Sirius divagaba en su oficina, caminaba de un lado a otro sin saber que hacer exactamente. Extrañaba mucho a Priss, aunque habían transcurrido ya tres años desde la última vez que la vio pero aún quería estar con ella. Gracias a su estupidez masculinidad, a su desgraciada actitud de hombre libre había sido el hipócrita más grande y poderoso de todos los tiempo. Eso se lo había hecho ver Georgia cuando se enteró. Athos casi no le dirigía la palabra al comienzo pero la muchacha logró convencerlo de que lo hiciera.
De todos modos, Priss había sido su salvación y lo había echado todo a perder. ¿Por qué tenía que ser tan estúpidamente idiota? Solo le tenía que decir no a esa tonta secretaria de plástico y todo esto no hubiera pasado. Se hubiera casado con Priss y tal vez, quizá tal vez, tendrían un hijo o hija. Pero no lo había echado todo a perder con ella y ahora quería matarse.
-Sirius, deja de caminar en círculos que de verdad terminaras haciendo un agujero en la oficina. – James estaba allí parado con una niña rubia y ojos saltones de unos dos años en brazos.
-No puedo evitarlo. Soy un completo idiota.
-Nadie lo discute Sirius. Pero es tu naturaleza de merodeador y de hombre.
-Como sea, pero Remus no engaño a Deb y tu tampoco a... – Pero se calló boca.
¿Lily? Es verdad... yo no la engañé. – James se sentó en la silla detrás del escritorio de Sirius con la niña en su regazo que comenzó a jugar con un pisapapeles con forma de caballo.
¿qué hago James? Ni siquiera se donde está
-Ni lo sabrás tampoco.
-Oye, gracias por la ayuda
-No, lo que quiero decir es que, ni Athos ni Deb te lo dirán. Nunca lo hacen. Es como si de verdad supieran y no quisieran decirte por diversión y llegas a volverte loco al pensar que quizá sí lo saben y no quieren decirte porque tal vez, ella no quiere verme y me hace daño al pensar eso...
-James, amigo... ¿en que momento dejamos de hablar de mi y Priss par hablar de ti y Lily? Ya te dije que es a lo que a mí me huele...
-Pero no entiendo quien quiera chantajearla.
-Pues esa carta suena a chantaje seguro. No hay de otra forma.
¿sabes? Hablé con... algunos socios de la compañía de Lily. Me dijeron que debía comprar el 51 por ciento de las acciones.
¿La competencia ya es tuya?
-Si. Pero aún no se puede dar a conocer al público.
-Pero es bueno. Al menos lo que Lily quería se ha cumplido ¿No?
-Eso es también una incógnita. Athos y Deb me dijeron exactamente que ella quería fusionar mi empresa y la de ella.
¿Qué quieres decir¿Qué Lily lo está planeando todo?
-Es muy probable... aunque me gustaría saber como está. Diablos
-"Io. No, alas abras" – Dijo la niña que lo veía con el seño algo fruncido que le hizo esbozar una sonrisa al recordar a su hermanita.
-Lo siento Luna, mo dire malas palabras. ¿Me perdonas?
-Ti – Y la niña volvió a jugar con su caballo.
-Sirius. Me voy. Recuerda que hay cena en casa hoy. ¿De acuerdo?
-No se si iré.
-No tienes opción. Es el cumpleaños de Georgia.
-Bien. Allí estaré.
-Genial.
Era otro de los gloriosos momentos en la Mansión de los Snape. Ya era rutinario que el matrimonio discutiera a tan altos tonos de voz. Cuando esto sucedía, tanto Kate como el chofer de la familia decidían sacar a pasear al niño para que no escuchara la discusión.
-NO QUIERO QUEDARME AQUÍ ¿ES TAN DIFICIL DE COMPRENDER? – Gritaba Lily paseando por el amplio y bien decorado living.
-A MI ME IMPORTA NADA LO QUIERAS. ESE NIÑO ES MI HIJO Y SE QUEDARÁ CONMIGO.
-SOBRE MI CADAVER SEVERUS. NOS IREMOS... ¿ACASO NO VES QUE AQUÍ SOMOS INFELIES?
¿Y DONDE SE SUPONEQUE PUEDEN SER MÁS FELICES?
-EN CUALQUIER LUGAR... LEJOS DE ESA ESTUPIDA COMUNIDAD DE RICOS INSULSOS... NO QUIERO QUE MI HIJO SE CRIE Y CREZCA CON ESTA GENTE. NO LO VOY A PERMITIR... – El hombre se sentó en el sofá mirando a la chimenea donde crepitaba un gran fuego.
-Bien. Está la casa en la playa. Puedes ir con Harry allí.
¿Los dos solos¿tu no vendrás acaso?
-Creí que te alegrarías. De todos modos, iré para los fines de semana y en verano. Mientras me quedaré en la ciudad. Plymouth es grande y tu puedes quedarte en la casa. Yo tengo que arreglar algunos asuntos en Londres. – Con la simple mención de la ciudad, Lily tuvo que reprimir un gemido y sintió un escalofrío.
Londres, allí había vivido sus peores y mejores días. Pero estando en Plymouth con el niño no iba a ser tan malo después de todo. Se llevaría a Kate con ella, para que la ayudara con las cosas y sería medianamente feliz lo que le quedaba de vida. Sabía que teniendo a Harry sería feliz, pero no podría estar con James. El niño era de Severus y él james le daría el divorcio aunque su vida dependiera de ello.
Diablos, que feliz había estado ese idiota, cuando fue dos días después al hospital a ver a su hijo. Dijo que este pequeño los mantendría juntos para el resto de sus vidas. Y eso había sido lo peor que le pudo haber dicho. Pero saber que ese pequeñín era suyo le daba las fuerzas que necesitaba para mantenerse viva, por ella y por él.
MUCHAS GRACIAS A TODOS POR SEGUIR LA HISTORIA... LA VERDAD ES QUE ME HABÍA QUEDADO UN POCO SIN INSPIRACIÓN PERO VOLVÍ PARA TERMINARLA Y PROMETO HACERLO...
UN SALUDO A TODOS Y DE NUEVO GRACIAS
IVITA BLACK
ACTUAL MIEMRO DE LA ORDEN DE LOS MERODEADORES.
