PROBLEMAS Y ENCUENTROS

Kate se había dirigido a la casa de la playa sin Harry. Minerva había prometido cuidarlo en la casa de al lado, donde ella de vez en cuando se tomaba unas vacaciones. La muchacha entró sigilosamente a la entrada y la encontró cerrada, y en ella una gran cinta amarilla donde rezaba Scotland Yard. Sin pensarlo dos veces entró al lugar sin importarle las señales de detenerse de prohibido entrar. Estaba todo destrozado, había manchas de sangre en algunos muebles y pisadas. El gran ventanal que daba paso a la playa estaba casi completamente quebrado y aún más sangre. Solo pequeñas gotas que se perdían luego en la arena. La joven se sintió desfallecer. Dejó el lugar casi desesperada y se encaminó a la casa de junto.

Minerva la recibió y escuchó atenta lo que Kate tenía que decir.

"Kate, quédate aquí con el niño. Iré a la estación de policía y averiguaré que sucedió"

"sí"

La adulta cumplió con su objetivo y volvió poco más tarde de una hora con el rostro pálido y caminos de lágrimas ya secas en él. Kate se acercó de inmediato y se enteró de la mala noticia.

"Debemos entregarle a Harry a Snape" – Le informó Minerva con muchísimo rencor e impotencia en su voz.

"¿qué hay del señor Potter? Se supone que es su padre ¿no podemos dejar al niño con él?"

"Si James quiere tener la custodia de Harry como debería ser, debe ir a la corte y solicitar un estudio de ADN para así comprobar que Harry es un Potter y no un Snape. Pero por mientras, debemos hacer las cosas bien. De lo contrario podría pensarse de un secuestro" – Explicaba Minerva esa noche, mientras Harry dormí en el regazo de Kate.

"Pobre Lily. No debimos nunca dejarla sola" – Una vez más las lágrimas brotaron de sus ojos.

"No hay nada que hacer. Lily lo había querido así." – Minerva acarició el cabello desordenado de Harry como lo había hecho tantas veces antes con James. – "Solo nos queda esperar y desear que la justicia inglesa actúe como es debido"

"¿Se encargará usted de informar a la familia?"

"Desde luego. Llamaré mañana a la mañana a su padrino, Albus. Él se encargará de informar a los demás"

"estoy segura que ya no soy bienvenida en la mansión Snape." – Sollozó Kate. – "¿Quién cuidará de Harry ahora?"

"Tendremos vigilado al niño. No podrá llevárselo muy lejos"

"La encargaré a Frank, el chofer y su esposa, Alice que lo cuiden bien."


Era una trágica noticia. Lilian Evans había muerto. Al parecer y por lo que pudieron encontrar, un hombre entró a la casa esperando encontrarla vacía. A diferencia de lo que pudo esperar, estaba el matrimonio Snape. Atacó a la chica y luego a él. Pero según el testimonio de Severus Snape. Él quedó inconsciente y casi moribundo. No supo que pasó con su esposa pero el cadáver no apareció. Según el rastro de sangre que lleva a la playa, se supuso que el cadáver fue arrojado al mar.

El lunes siguiente se llevaría a cabo el velatorio de Lilian Evans Snape. Minerva se encargó de avisar a Albus Dumbledore y ese mismo día él hizo conocer la noticia a Deb, Remus y Priss que también se encontraba ahí.

Ese mismo lunes viajaron todos a Londres para presenciar el último adiós a la pequeña colorada. En cuanto James se enteró destrozó todo su cuarto y parte de su despacho. Estaba desesperado. La mujer de su vida, la única mujer que amó realmente había muerto y se sentía impotente. No sabía que hacer para calmar su dolor.

"James, debes hacerte cargo del pequeño" - Le dijo Georgia en la puerta de la iglesia. Él no podía entrar y encontrarse con ese ser que se adueñó de Lily. Porque Minerva se lo había explicado todo, tal y como Lily se lo había dicho a ella. Snape chantajeó a Lily para que se casara con él. De esa forma no sería culpable de los problemas que deliberadamente podían ocurrirle a sus amigos y familia.

"lo sé. Ese maldito Quejicus no se acercará a Harry aunque sea lo último que haga" – Tenía los puño fuertemente apretados y escupía maldiciones.

"tranquilízate Prongs. Harry vendrá a la casa, y tu serás su padre a partir de ahora." – Sirius se encontraba junto a él con un brazo sobre sus hombros. De pronto un automóvil negro se detuvo justo delante de ellos.

"Albus" – Llamó Athos observando al ansiado descender de él, llevaba un rostro perfectamente desanimado y sus ojos ya no tenían brillo alguno. Junto a él bajaba Remus, quien conducía el carro y del lado del acompañante estaba Deb con un niño en brazos, de no mas de tres meses, si es que los tenía.

"Athos, hijo" – Albus abrazó al muchacho fuertemente – "¿cómo estás?"

"Como si se acabara de morir parte de mi alma" – Le susurró en el oído para que Georgia no lo oyera. – "Deb, primita" – se acercó a ella y la abrazó lo más fuerte que se pudo, ya que cargaba al pequeño. – "Quien es este niño tan hermoso?"

"Es Anthony." – Le respondió Deb. Se notaba en ella que tenía los ojos hinchados y que no hacía mucho había dejado de llorar a su amiga. – "Por dios Athos¿qué fue l oque hizo?"

"Solo ser ella misma." – Luego de los saludos entre todos fueron entrando uno por uno. Las campanas sonaban y anunciaban el comienzo del velatorio.

"Hablamos con Priss" – comentó Remus a Athos pero Sirius no pudo dejar de escuchar en cuanto ese nombre llegó a su oídos. – "Nos dijo que vendría con sus padres."

"Claro. Entremos"

allí sentado a primera fila estaba Severus Snape. Junto a Harry que estaba muy serio y no podía terminar de comprender lo que estaba sucediendo. También estaba Evelin Evans, Petunia, Vernon y el pequeño Dudley en medio de ambos. La verdad es que daba mucho coraje ver a esas personas que se hacen llamar familia y no son más que simples usurpadores y aprovechadores. En cuando James vio a Vernon le entró más rencor del que nunca antes había sentido hacia él. Al parecer todo lo que Lily le dijo todo lo que vivió con ella y compartieron se le agolpó en el cráneo y hacía presión para salir.

Ellos se sentaron en los bancos de en medio y descubrieron que había muchos accionistas de la empresa de Lily y otros tantos de la de James. Entre ellos los Malfoy con le pequeño Draco y todos los Weasley.

Sirius volteó para ver si encontraba a Priss y allí la vio, sentada entre sus padres. Pero estaba bastante atrás y no pudo divisarla muy bien. El sacerdote encargado de dar la misa terminó de hablar e invitó a su esposo para que dijera algunas palabras. En ese instante James no pudo resistirlo mas y se puso de pie acercándose al atril.

Todos los presentes se volteaban para ver a James acercarse lentamente a donde Snape estaba. Lo miraba desconcertado pero con rencor, sin embargo la mirada de James destilaba algo más que rencor. Tenía dolor, dolor era lo que demostraba, lo que dejaba relucir desde cada poro de su ser, y odio en su mirada completo odio hacia Severus Snape.

"James¿Dónde vas?" - Sirius y Remus quisieron tomarlo del saco pero llegaron tarde. Tenían terror del o que podía hacer James en situaciones extremas y esta era una de ellas.

"Potter ¿qué quieres? Es el funeral de MI esposa" – Dijo Snape escupiendo las palabras. James no hizo caso y se acercó a la gran imagen de Lily que reposaba junto a múltiples adornos florales.

"James" – Llamó una pequeña vocecilla desde el primer banco. El aludido se volteó para encontrarse con Harry que corría hacia él.

"Hey, amigo ¿Cómo estas?" – Le preguntó James abrazándolo y tomándolo en brazos.

"Mami no ta mas" – Dijo pero sin derramar una lágrima. – "Quero a mami"

"Ven amigo." – James se acercó a la imagen con el niño aún en brazos. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca Harry volvió al piso. – "¿Ves esta foto? Esta es tu mami en sus mejores épocas. ¿Sabes como lo sé?" – El niño negó sin apartar la mirada de su madre – "Es porque en estos tiempos ella estaba con nosotros. Su verdadera familia. En este momento era feliz y la gente que la rodeaba la quería de verdad"

"Ta muy nifelente a cuano taba en casa" – Dijo analizando el pequeño.

"Lo sé. Harry..."

"Potter, aléjate de mi hijo." – Sintió como una brazo lo sujetaba con mucha fuerza pero no se quejó. En cuanto algunos vieron esta situación pensaron inmediatamente una solución. Sirius se puso de pie y en dos zancadas llegó al lugar donde estaban los dos adultos y el pequeño casi a punto de llorar.

"Pade, neja a James. Es mi amigo" – Le decía el nene casi llorando.

"Tu, cállate, no sabes que es bueno para ti, y este sujeto te aseguro que no lo es"

"¿qué sucede? Quejicus ¿tienes miedo que te saque al niño? Oh te preocupes, estoy en camino."

"Harry" – Sirius llamó al niño. – "Ven conmigo que esto es una cuestión de adultos" – Le dijo. El niño asintió y tomó la mano de Sirius.

"Tu no puedes hacerlo Potter. No tienes todo el poder que se necesita. Además yo puedo quitarte la empresa de tus manos. ¿Dejaras en el a calle a tantas personas?" – sonrió malévolo ante el rostro de James – "Puedo también, con solo chasquear mis dedos, hacer que Albus Dumbledore pierda la empresa, que Deborah Lovegood pierda su puesto como socia del bufete de abogados, que Caprisse Granger pierda el trabajo en la NASA e incluso tengo tu competencia en mis manos" – James se dejó llevar por las amenazas pero luego recordó algo. Esa conversación con los señores Granger, que le imploraron que compraran el 51 de las acciones, eso quería decir que él era el dueño de Days For Today. Además, Priss había renunciado al trabajo en la NASA. Y Deb le dijo que el asunto del juicio contra él por parte de Pettigrew estaba solucionado. Snape no tenía todas las de ganar. Además, él no iba a dejar que Harry, SU hijo fuera a vivir con la espantosa familia que se supone que es suya"

"Quejicus no te tengo miedo. Has lo que quieras. Pero Harry se quedará conmigo. ¿Y sabes porque? La respuesta es simple... ese niño es MI hijo." – La gente comenzó a hablar y murmurar cosas. Pero James lo único que pudo hacer fue mirar al pequeño que lo observaba con sus grande ojos esmeralda muy abiertos de la sorpresa al escucharlo. Deb y Remus se sorprendieron al igual que Albus y mas atrás, Priss. – "Es verdad, Harry es mío, y no voy a dejar que se quede contigo. Además tengo las pruebas. Lily me escribió, y me explicó todo."

"¡NO!" – Snape saltó sobre James y comenzó a golpearlo. Inmediatamente se acercaron también unas cuantas personas para ayudar al grasiento, mientras que Remus Athos y Sirius intentaron acercarse para ayudarlo. Pero Sirius tenía a Harry en brazos y Remus al pequeño Anthony.

"Dame el niño Remus, ve y ayuda a James." – Le pidió Deb.

"Deja primo. Yo voy" – Se escuchó desde atrás de Sirius. Lucius Malfoy estaba allí con una sonrisa de triunfo y con muchas ganas de golpear rostros.

"Cielo, cuidado" – Le imploró Narcisa.

"Papi" – Decía Harry cada dos por tres mientras lloraba. No quería ver eso. Además el sacerdote imploraba que se detuvieran, que estaban en la casa del Señor y que era una falta total de respeto, pero nadie parecía hacerle caso.


"No sé como pudieron atacarse así en la iglesia" – Decía Georgia. – "Pero menos mal que ganamos nosotros" – Sonrió. Habían llamado a la ambulancia y en ese momento los estaban atendiendo. Estaban bastante heridos. Golpes y sangre por muchos lados, pero los otros habían acabado peor.

"James, lamento no poder haber compartido este momento contigo. Pero estaba con Harry"

"Está bien. Es preferible que Harry esté bien"

"James Potter ¿Te das cuenta de la tontería que has hecho?" – La voz de Minerva se hizo escuchar resonante y autoritaria.

"Sí tía estoy bien, gracias"

"Estoy hablando en serio. Ahora Snape puede intentar llevarse a Harry y no aparecer nunca más"

"Eso no vamos a permitirlo" – Deb estaba allí con un celular en mano y unas papeles donde había anotado algo. – "Hablé con la firma, se harán cargo de que Snape y el niño no salgan de la ciudad. Tu podrás visitarlo hasta que salga el juicio..."

"No puedo hacer eso. Quiero tenerlo conmigo ahora"

"Lo siento James pero es todo lo que pudimos hacer. Sin embargo en la corte podemos interrogar a los empleados de la casa y al mismo Harry. Esto podrá ayudarnos a que tengas la tenencia completa de Harry"

"Gracias Deb." – James estaba conmovido con esa chica. Era eficiente y una excelente amiga, que era lo más importante.

"lo que sea por el hijo de Lily y por ti." – Sonrió.

"Ya vengo" – Se escuchó que decía Sirius. Se alejó un poco hasta donde había visto esa cabellera oscura. Estaba allí platicando con sus padres así que decidió acercarse. - "hola" – Dijo cerca ya de la chica.

"Hola" – Saludó sin entusiasmo

"Mejor, nosotros nos vamos."

"Mamá"

"Estamos en le auto."

"¿Cómo has estado?" – preguntó Sirius después de algunos segundos en incómodo silencio.

"De maravilla" – Respondió indiferente – "¿Tu?"

"Mal" – Respondió sincero. – "No he dejado de pensar en ti"

"Hay Sirius, fue hace mas de tres años ¿no crees que es mejor superarlo?" – Pero aunque sonara convincente bastaba solo mirarla a los ojos. Tenía la marca de la soledad en ellos y el arrepentimiento.

"No puedo. Lamento tanto lo que sucedió esa tarde"

"Ya, no quiero acordarme" – Se acercó y haciendo amague de besarle la mejilla le colocó la mano en el hombro. – "Seamos amigos ¿Te parece?"

"Sabes que no quiero ser tu amigo. Íbamos a casarnos Priss"

"Eso fue hace tiempo ya. Lo lamento pero las cosas no pueden volver a ser como antes, ya nada puede" – Pasó junto a él y le susurró alto para que lo escuchara – "Hasta luego Sirius y suerte en tu vida"