Hola! Bueno, después de tanto tiempo, debía traerles un songfic, sé que ya lo comencé a publicar en WB, pero aquí es mucho más rápido y más sencillo, así que no habrá problema :D Sólo disfruten el Songfic y dejen sus comentarios por favor... me sirven para mejorar!
NI UN ROCE
Estaban a unos días de graduarse de Hogwarts, ya habían presentado sus EXTASIS y sólo quedaba esperar a que el director diera por terminado el curso. Hermione recibiría un homenaje por las mejores calificaciones en sus siete años en Hogwarts y en mucho tiempo en la historia del colegio, y harían un baile para celebrar aquello.
Habían decidido ir en grupo, pues sabían que Harry no estaba interesado en buscar una pareja en ese momento y, a pesar de que su mejor amigo; Ron; ya tenía novia, todos habían aceptado ir sólo como amigos, así podrían disfrutar su última noche en Hogwarts juntos.
– ¿ya tienes tu vestido para el baile? – le preguntó Ginny a Hermione mientras se dirigían al Gran Comedor, pero Hermione negó – ¿porqué! Podría decirse que el baile lo van a hacer por ti, no me digas que no piensas ir – la reprendió.
– sabes que no me gustan demasiado los bailes, a demás, yo no lo pedí... – dijo con tono serio mientras bajaban las escaleras.
– en primer lugar, en el último; y, puedo agregar, único; baile que hubo, te divertiste muchísimo bailando, aunque estoy segura de que te la habrías pasado mejor si mi hermano no se hubiera comportado de esa manera y te la hubieras pasado mucho mejor si cierta personita te hubiera invitado... – le dijo con una sonrisa burlesca.
– ¡shh¡cállate, pueden escucharte! – dijo Hermione nerviosa, volteando a todos lados, temiendo que alguien hubiera escuchado a su amiga.
– y en segundo lugar... – continuó Ginny ignorando lo que le había dicho su amiga – todos sabemos que tú no lo pediste, pero te lo mereces – le dijo con tono serio, pero sin dejar de sonreír.
– ¡Hola! – las sorprendió Luna Lovegood, la actual pareja de aquel pelirrojo que seguramente llevaba más de media hora en el comedor, sólo para poder disfrutar después de la compañía de su novia.
– hola, Luna – la saludó Hermione sonriendo.
– antes de que lo olvide, Ronald y yo vamos a ir a Hogsmeade en la tarde, para comprar nuestras túnicas para el baile¿van? – le dijo Luna sin dejar de sonreír, mientras entraban al Gran Salón.
Ginny asintió inmediatamente – ¡nos encantaría ir! – dijo sonriendo ampliamente, tomando a sus amigas por los brazos y las hizo sentarse en el espacio que estaba al lado de Ron – hermanito, espero que no te moleste que vayamos con ustedes a Hogsmeade – le dijo con gesto divertido, sin voltear a ver a su hermano, mientras se servía su desayuno.
– ¿qué!... pero yo... pensé que... ¡Luna! – se quejó Ron observando a su novia, que estaba a su lado.
– ¿qué? – le preguntó Luna confundida – sólo vamos a comprar las cosas para el baile – le dijo con calma.
– ¡claro! y además quería llevarte a alguna habitación privada en Cabeza de Puerco – dijo Ginny divertida, haciendo que su hermano se sonrojara.
– como sea, yo pienso que es una buena oportunidad para que miss Premio Anual y mister Terminó con Voldemort, estén juntos – dijo con calma haciendo que la que se sonrojara ahora fuera Hermione.
– no lo llames así – le dijo Hermione con tono serio, intentando ignorar el ardor en sus mejillas y las miradas burlescas de sus amigos.
– está bien, está bien... para que salgan nuestra amiga Hermione y nuestro amig... – decía Ginny, pero Hermione la interrumpió.
– ¡Shhh!... baja la voz – le dijo un poco nerviosa, y se puso más nerviosa al ver a Harry frente a ella.
– hola... ehm... ¿tienes una cita, Hermione? – le preguntó sin voltearla a ver, fingiendo poner toda su atención a su desayuno.
Hermione se volvió a sonrojar mientras negaba – no, de hecho, creo que no debería ir al baile – dijo intentando recuperar la calma, y la reacción de sus amigos fue inmediata: Ron se atragantó con el pedazo de tostada que se acababa de llevar a la boca, Luna la pateó inconscientemente, Ginny se quejó y Harry la volteó a ver preocupado – ¡ouch! – se quejó Hermione observando un poco molesta a Luna.
– ¡no puedes faltar! – le dijo Ginny con tono serio – ¡es tú baile! –
– ¡no es mi baile! – refutó Hermione.
– ¡claro que sí! – la reprendió Luna.
– ¡no es cierto! – se negó Hermione.
– ¡Dumbledore lo dijo! – le recordó Ron inclinándose un poco sobre la mesa para poderla ver.
– ¡nunca dijo que era un baile para mi! – se quejó Hermione exasperada – además¿de cuándo acá le pones atención a Dumbledore? –
– habíamos quedado en que íbamos a ir todos juntos... – dijo Harry por lo bajo.
Hermione lo volteó a ver sorprendida, e intentó decir algo, pero sólo logró abrir y cerrar su boca sin que de ella saliera nada.
– bien... no tiene importancia – dijo Harry con tono serio y, dejando a un lado su desayuno, se levantó de su lugar.
– mira lo que hiciste – la reprendió Ron, mientras observaba a Harry alejarse.
Después de la muerte de Sirius, Harry se había encerrado en su mundo por mucho tiempo, y la última batalla no le había ayudado mucho a superarlo.
Se levantó rápidamente de su lugar y corrió hacia la entrada al Gran Comedor para alcanzar a Harry – ¡oye!... ¡Harry, espera! – lo llamaba mientras se acercaba a él con pasos apresurados.
Harry la volteó a ver, dirigiéndole esa mirada triste que opacaba sus ojos desde hacía varios días.
– yo... es sólo que... – decía Hermione un poco nerviosa – pensé que ustedes no querían ir, siempre se quejaron del otro baile, y no quería que se sintieran obligados a ir – le decía apenada.
– pero ahora es diferente, Ron, Luna y Ginny tienen razón, es tu baile, Dumbledore lo hizo para festejarte... y con justa razón – le dijo Harry mirándola a los ojos, recibiendo una mirada ansiosa de Hermione – somos tus amigos, nos guste o no, vamos a estar ahí – le dijo evitando la mirada de su amiga.
Hermione bajó la mirada y se alejó un poco de él – mira, hoy en la tarde vamos a ir a Hogsmeade a comprar las cosas para el baile... si quieres ir... – le dijo un poco dolida y se alejó de él caminando con pasos apresurados por el pasillo que tomaban para regresar a la sala común.
– ¿qué pasó?... ya no regresaste al Gran Comedor... – le dijo Ginny al encontrarla sola en su habitación, viendo por la ventana con una especie de libro frente a ella.
– ¿eh?... – preguntó confundida, volteando a ver a su amiga, que la observó con una mirada ceñuda – oh, eso... no pasó nada, es sólo que ya no tenía hambre y se me hacía innecesario regresar al comedor... – dijo sin darle importancia, cerrando el 'libro', que produjo un sonido seco.
Ginny la observó sin creerle del todo – y ¿qué te dijo Harry? – le preguntó acercándose a ella, pero Hermione negó mientras ella se sentaba a su lado viendo, a un lado del libro, la flor que se había secado entre las hojas de aquel... – ¿es un álbum? – le preguntó confundida, al ver la portada.
Hermione volteó a ver a su amiga sin entender su pregunta, pero después observó el libro que tenía bajo sus manos, el cual observaba Ginny, y asintió – son fotos mías... me lo mandó mi mamá hace unos días... – le dijo sin darle mucha importancia al asunto.
Pero Ginny no apartó su atención del álbum – pero ya es viejo¿verdad? – le preguntó observando un poco a su amiga, quien la volteó a ver.
– eh... algo... – dijo volteando a ver de nuevo el álbum, mientras lo acariciaba con sus manos.
– ¿puedo verlo? – le preguntó parándose a su lado.
Hermione observó a Ginny detenidamente y, después de unos segundos, asintió, obteniendo una mirada emocionada de su amiga.
Ginny observaba las fotos bastante intrigada, veía a una Hermione de apenas seis años, festejando su cumpleaños con unos cuantos niños, que se notaba que no querían estar ahí y que ella no estaba disfrutando para nada esa fiesta, a pesar de ser de esas horribles fotos muggles en las que las imágenes están estáticas.
Siguió viendo las fotos, año tras año era lo mismo para Hermione, lo cual le partía el alma a su amiga, hasta que llegó a las fotos de Hogwarts, la mirada de la castaña había cambiado, se veía alegre y disfrutaba sinceramente de la compañía de sus amigos. En todas las fotos era igual, sonreía ampliamente, abrazando a uno o a otro o a ambos amigos; hasta que llegó a una foto que la sorprendió bastante. Volteó a ver a Hermione y luego a la foto.
El papel estaba un poco sucio y doblado, hasta se podía ver que había sido reparado mágicamente, luego de sufrir serios cortes. La imagen reflejaba a una Hermione radiante de alegría, vistiendo ropa muggle, que era abrazada por la cintura por su mejor amigo, Harry James Potter, que a su vez besaba su mejilla.
– pensé que las cosas habían cambiado... – dijo Hermione sin dejar de ver la foto que sostenía su amiga – pensé que por primera vez alguien realmente disfrutaba de mi compañía... pero ahora... hoy volví a ver las fotos, quería darme cuenta de que mi mente me estaba engañando, pero me equivoqué... yo sonreía en esas fotos porque amaba su compañía... amaba la compañía de mis mejores amigos... pero ellos... ellos sólo sonreían por lo que había pasado segundos antes... Ron decía alguna tontería... Colin metía la pata... no importa lo que fue... lo que importa es que nunca fue porque disfrutaran estar conmigo... – le decía mientras una lágrima recorría su mejilla.
Ginny la observó preocupada – ¿a qué viene todo esto, Hermione? – le preguntaba con tono serio – ¿qué te dijo Harry? –
Hermione sonrió cabizbaja – Harry sólo me hizo darme cuenta de la realidad – dijo como no queriéndole dar importancia.
– ¿qué fue lo que te dijo exactamente? – le preguntó Ginny un tanto molesta, no con ella, con Harry; lo entendían, estaba pasando por un momento difícil, no es tan fácil matar a alguien (aunque ese alguien sea un asesino), pero tampoco es razón para hacer sentir mal a su mejor amiga.
– ¡no importa!... no tiene la menor importancia... no es como si todavía me quedaran tres años por vivir aquí sabiendo que mis amigos nunca disfrutaron de mi presencia – decía mientras se alejaba de su amiga, recargándose en uno de los postes de su cama mientras lo abrazaba con un brazo y apoyaba su rostro en él, dándole la espalda a Ginny.
– Hermione, no me importa lo que haya dicho Harry, estoy segura que fue una estupidez, pero no puedes comparar estas fotos con las de tu infancia – le dijo con tono serio, acercándose a ella.
Hermione negó – no, claro que no puedo compararlas, en las de Hogwarts yo era feliz porque creía que mis amigos también eran felices cuando estaban conmigo, pero 'les gustara o no' tenían que estar ahí... – dijo sintiendo correr otra lágrima.
– espera¿eso fue lo que te dijo Harry? – le preguntó Ginny bastante asombrada – ¿se atrevió a decirte que habían estado contigo por obligación o algo así! – le preguntó comenzando a enojarse – ¡no lo puedo creer! – dijo alzando la voz.
– ya te dije que no tiene importancia – le dijo Hermione, enjugándose las mejillas antes de voltearla a ver.
– ¡ah, claro!... ¡no tiene la menor importancia! Sólo te gusta llorar cuando llegas a la tonta conclusión de que tus amigos nunca te quisieron¿verdad, pero ¡no tiene importancia! – le dijo con tono sarcástico – bien, si no tiene importancia¡toma, voy a hablar con Harry – le dijo con tono serio, entregándole el álbum, y se dirigió a la puerta del dormitorio, pero Hermione la detuvo tomándola de un brazo.
– no vayas, por favor... no quiero que sepa que en verdad me lastima saber eso – le dijo sin poder hacer nada para retener sus lágrimas.
– ¿Hermione, crees que me gusta verte sufrir?... no voy a ir con él a ponerte en ridículo, quiero que me acompañes para que te quede bien claro que ¡ese par de tontos te quieren más que a nadie! – le dijo Ginny con tono serio, pero la mirada suplicante de Hermione no cambió – mira, voy a ir a hablar con ellos; no te preocupes, no les voy a mencionar nada de esto; necesito hablar con ellos... mientras, o por el momento, mejor ver por esa flor o se irá volando y se pederá en el bosque prohibido – le dijo logrando captar la importancia que tenía aquella flor para Hermione, quien enseguida corrió hacia la ventana.
Tantas cosas por decir, pero tu no te propones, no lo entiendo y todo va quedando así.
Siempre estas como si nada, me confunde tu mirada, vas y vienen y todo va quedando así.
Caminaban por Hogsmeade en un silencio roto sólo por algunos murmullos de Ron, Luna o Ginny, mientras Hermione caminaba a unos cuantos metros delante de ellos y Harry varios locales más atrás.
Hermione no podía dejar de pensar en lo que había hablado con Ginny ni en la foto que había descubierto la pelirroja ni en aquella flor marchita. Todo eso le traía demasiados recuerdos, recuerdos que hasta hacía tan poco tiempo eran hermosos.
– ¿Hermione? – le habló Ron al oído haciéndola sobresaltarse – perdón... – le dijo son una sonrisa burlesca, mientras la rodeaba por los hombros – ¿no crees que hace frío? – le preguntó apretándola un poco más a él, pero Hermione negó separándose de él.
– no, al contrario, creo que hace calor – le dijo con tono serio.
– ah bueno... entonces no entiendo porqué te estás comportando tan fría con nosotros – le dijo con tono ofendido – mira, no sé qué hayamos hecho mal Harry y yo, pero quiero que sepas que te adoramos... que los tontos muggles con los que tus papás te obligaban a hablar no supieran apreciarte es una cosa, pero nosotros te queremos... para mi eres como mi hermana, te quiero tanto o más que a Ginny... pero no le vayas a decir¡eh! Porque estoy seguro que me desolla vivo – le dijo logrando hacer que Hermione riera un poco – es en serio, Hermione, puedes odiar a Ginny todo lo que quieras por haberme dicho lo del álbum, pero yo se lo agradezco, porque no quiero que pienses cosas que no son... – le dijo manteniendo su tono serio.
Hermione dirigió una corta mirada hacia atrás y volvió a ver a Ron – gracias – le dijo en susurro, acomodándose un mechón de cabello detrás de la oreja.
Y Ron la imitó volteando para atrás – mira, ese tonto sigue demasiado preocupado por lo que pasó, ni tu ni yo vamos a lograr que vuelva a ser el de antes, eso está en él... sólo podemos estar ahí como siempre... y va a hablar y decir un montón de tonterías que pueden partirte el corazón, pero debes entender que nada de eso es verdad; todos estos años ha hecho hasta lo imposible por que no te pase nada¿crees que eso no significa que te aprecia de verdad? – le dijo con tono serio mientras la abrazaba por el hombro, y Hermione correspondió abrazándolo, ocultando su rostro en el pecho de su amigo.
– gracias... – dijo por lo bajo, antes de comenzar a llorar.
Ron abrazó a su amiga, acariciando su cabello, mientras su novia y su hermana los alcanzaban – vayan a Las Tres Escobas, en un momento vamos – les dijo sin dejar de abrazar a Hermione, que aún lloraba aferrándose a su cintura – mira, Hermione¿crees que si no te quisiera estaría aquí soportando que llenes mi camisa de lágrimas y quien sabe cuanta cosa más? – le preguntó haciendo que se riera de nuevo, separándose de él.
– lo siento... – le dijo entre risas mientras se enjugaba las mejillas.
Ron le sonrió – no te preocupes... lo que me importa es que tú estés bien – le dijo inclinando un poco la cabeza y flexionando las rodillas para quedar a su altura, observando su rostro – ¿estás bien? – le preguntó acariciando su mejilla, y Hermione asintió con una sonrisa, recibiendo un beso en la frente, por parte de su amigo.
– ehm... ¿Hermione?... eh... ¿podemos hablar?... – le preguntó una voz detrás de Ron, haciendo que se separaran.
Hermione observó a su amigo, aún con lágrimas en los ojos, y volvió a ver a Ron, quien asintió separándose de ella.
– no tarden demasiado¡eh!... los esperamos en Las Tres Escobas – les dijo mientras se iba alejando poco a poco de ellos, y Harry y Hermione asintieron en silencio.
Hermione vio a Ron desaparecer tras la puerta del local, y bajó la mirada al no atreverse a ver a su amigo, permaneciendo en silencio por varios segundos, hasta que Hermione se atrevió a hablar – mira, Harry, no tiene importancia... – le dijo intentando terminar con aquella incómoda situación, y trató de alejarse de él, pero Harry la detuvo.
– claro que la tiene... – le dijo con tono serio – no era mi intención que pensaras eso... – le dijo un poco apenado.
– está bien – le dijo Hermione cabizbaja, y se dio media vuelta, dispuesta a alejarse, pero Harry la volvió a detener.
– no quiero que pienses lo que no es... no quiero que malinterpretes lo que dije. Ron y Ginny tienen razón, tú eres muy importante para nosotros... eres nuestra mejor amiga... – le decía sin atreverse a voltear a verla, a pesar de que Hermione le estaba dando la espalda.
– sí... lo sé... – dijo casi como un murmullo, y se alejó de él sin darle tiempo ni de hablar ni de volver a detenerla.
– vamos, Hermione, Harry nos espera abajo... Ron fue por Luna – le dijo Ginny entrando a su habitación.
Hermione se estaba terminando de arreglar el cabello, mientras sus zapatillas se limpiaban mágicamente con un cepillo especial; ya llevaba puesta su túnica de gala, color beige, y también estaba maquillada.
– ¡ahora sí te luciste, Hermione! – le dijo Ginny bastante sorprendida – si en el otro baile te veías espectacular¡ahora estás deslumbrando!... si Harry me dijo que me veía bien, a ti te va a decir que ya puedes concursar para señorita bruja – decía sin dejar de observar a su amiga bastante sorprendida.
Hermione sonrió ruborizada – no exageres... – le dijo terminando de hechizar un mechón de cabello que caía por su rostro, para que quedara liso, al igual que el resto, que se recogía en un moño elegante, del cual salían unos mechoncitos.
– no exagero, en verdad te ves muy bien – le dijo Ginny sonriendo – ¿ya estás lista? – le preguntó sentándose sobre el tocador, y Hermione asintió mientras se ponía sus zapatillas – ¡bien, ahora vámonos! – dijo sin dejar de sonreír, volviendo a levantarse, y se dirigió a la puerta, seguida por Hermione.
– no conseguiste pareja¿verdad, porque ya habíamos quedado que iríamos juntos – le decía Hermione con tono serio, mientras bajaban las escaleras – ¿verdad? – le volvió a preguntar al ver que su amiga no contestaba, pero Ginny siguió en silencio, pues ya habían llegado a la Sala Común.
– pensé que no... – decía Harry al ver a Ginny pisar la sala, pero se quedó sin palabras al ver a su amiga. Decir que encontraba bonita a Hermione era poco, si no fuera porque sabía que eran los únicos que quedaban en la Sala Común, otra vez habría creído que no conocía a esa chica, pero era Hermione, su mejor amiga... su...
– ¿y bien? – dijo Ginny sonriendo ampliamente al ver la mirada de Harry, que no dejaba de ver a una Hermione bastante ruborizada.
Harry volteó a ver un poco confundido a Ginny y entonces se dio cuenta de lo que estaba haciendo – bueno... vámonos... – dijo con tono serio, dándose media vuelta para salir por el hueco del retrato, dejando a Ginny bastante sorprendida y a Hermione un tanto más dolida.
Ginny intentó decir algo, pero estaba demasiado sorprendida por la reacción de Harry como para poder hablar.
– vamos... – dijo Hermione casi en susurro, comenzando a caminar delante de su amiga, quien la siguió aún sintiéndose confundida.
Caminaban por los pasillos en silencio, Harry iba encabezando el pequeño grupo, después estaba Hermione a unos cuantos metros de él y más atrás iba una Ginny bastante molesta; refunfuñaba de vez en cuando, diciendo palabras incoherentes, o por lo menos incoherentes para todo el que pasara cerca de ella. De repente, sin que ella misma lo planeara, se detuvo quitándose una zapatilla y se la aventó a Harry, dándole en la cabeza.
– ¡ey! – se quejó Harry volteando a ver qué había pasado, mientras Hermione le dirigía una mirada confundida a Ginny.
– lo siento, se me resbaló – dijo con tono serio, mientras cojeaba acercándose a Harry para recoger su zapatilla.
– ¿qué te pasa? – le preguntó Harry molesto, observándola ponérsela de nuevo, y Ginny lo volteó a ver enojada.
– ¿qué demonios te pasa a ti! – le preguntó entre dientes, pues Hermione estaba a unos cuantos metros de ellos.
– estás completamente loca... – le dijo Harry intentando ignorar lo que realmente quería decir Ginny, quien se reincorporó acercándose un poco más a él.
– ¡prefiero estar loca a vivírmela ocultando mis sentimientos y lastimando a quien realmente quiero! – le dijo enojada, volviendo a caminar, y Hermione se intentó acercar rápidamente a ella, para no quedarse sola con Harry.
– ¡vaya, pensamos que nunca iban a llegar! – les dijo Ron al verlos acercarse a ellos – ¿qué pasó? – dijo al ver la mirada molestas de Ginny, la mirada triste de Hermione y la mirada desconcertada de Harry.
– ¡nada! – dijo Ginny sonriendo de nuevo, mientras tomaba a Hermione por el brazo – dime si me equivoco, pero nuestra amiga se ve hermosa¿no es así? – le preguntó haciendo que Hermione la observara un poco molesta.
– ¿y dónde está Hermione?... no puede ser esta chica tan hermosa – dijo observando a Hermione, quien le sonrió socarronamente.
– ¡muy gracioso, Ronald! – le dijo fingiendo tono ofendido y se dio media vuelta, pero Ron la detuvo.
– ¡sabes que sólo bromeo! – le dijo sonriendo – te ves muy bonita, lo digo enserio... – le dijo acercándola a él mientras la rodeaba por los hombros – ¡ey, tu, ermitaño! – le habló a Harry, que seguía parado a unos cuantos metros de ellos, y contestó con un '¿qué?' seco, acercándose un poco – ¿no crees que nuestra amiga se ve demasiado bonita hoy? – le preguntó sin dejar de sonreír, mientras observaba cómo se sonrojaba Hermione.
– ajá... – dijo Harry haciendo sólo un sonido gutural.
– ¿ajá?... ¿ajá! – le preguntó Ron bastante molesto, soltando a Hermione e intentando acercarse a Harry – ¿qué te pasa, eh? – le preguntó enojado.
– ¡no, Ron!... déjalo, no tiene importancia... – le dijo Hermione intentando detenerlo, mientras Ginny y Luna hablaban como si no se dieran cuenta de nada de lo que pasaba.
– sí, tienes razón... no tiene importancia – le dijo Ron dejando de luchar por acercarse a Harry, y se dio media vuelta llevándose a Hermione consigo – vamos... – le dijo a Luna y Ginny, haciendo que comenzaran a caminar hacia el Gran Salón.
Al entrar no pudieron dejar de sorprenderse, a pesar de haber estado ahí por siete años, la forma en que adornaban el Gran Salón para algún evento los seguía sorprendiendo. Estaba iluminado con tenues luces de colores, varias mesas sustituyendo las mesas de las cuatro casas y una enorme pista en el centro del salón.
– ¡mira, Hermione, tienes una mesa especial! – la sorprendió una Gryffindor de quinto curso.
Hermione la volteó a ver confundida y observó hacia la mesa que le señalaba, era la mesa más chica y la única que tenía seis lugares, con un hermoso arreglo floral en el cual estaba su nombre, y pequeñas tarjetitas frente a cada asiento.
– ehm... supongo que ya no tenemos que buscar mesa – le dijo Ginny sonriendo ampliamente, comenzando a caminar hacia la mesa.
– ¡ey!... ¡oigan! – los llamaba Colin caminando detrás de ellos, quienes se detuvieron a unos cuantos pasos de la mesa que habían reservado para Hermione – ¿les puedo tomar una foto? – les preguntó sonriendo ampliamente, mientras les mostraba su inseparable cámara.
Hermione se iba a negar, pero Ron, Ginny y Luna comenzaron a asentir sonriendo divertidos.
– ¡espera! – dijo Ginny alejándose de ellos.
Ron ignoró el actuar de su hermana y se apresuró a acomodarse entre Luna y Hermione, pero al ver a Harry alejado de ellos, se acercó a él y lo jaló del cuello de su túnica, acomodándolo a un lado de Hermione y justo cuando iban a reclamarle, Ginny se plantó a un lado de Harry junto con su actual novio, Draco Malfoy.
– ¡ey¿qué hace este aquí? – le preguntó Ron enojado, observando al Slytherin.
– este es mi novio¡te guste o no! – le dijo Ginny con tono molesto e, ignorando las miradas asesinas de su hermano, lo rodeó por la cintura, haciendo reír a Hermione y Harry.
– ¿están listos? – les preguntó Colin sonriendo, por la actitud de aquel famoso grupo.
Todos sonrieron asintiendo, menos Ron – ¡espera un segundo! – dijo separándose un poco de Luna y, pasando medio cuerpo detrás de Hermione, tomó el brazo de Harry y lo puso alrededor de la cintura de Hermione – ¡listos! – dijo volviendo a abrazar a Luna.
– ¡sonrían! – dijo Colin antes de disparar la cámara. Malfoy abrazaba a Ginny por la espalda y la cintura mientras ella lo rodeaba por la cintura, uniendo su rostro al pecho de su novio; Ron abrazaba a Luna besándola en la sien, mientras Luna sonreía ampliamente, para después besar a su novio en los labios; y Harry rodeaba a Hermione por la cintura, mientras ella sonreía ampliamente hacia la cámara, sin darse cuenta de la forma en que la observaba Harry.
– nos tienes que mandar unas copias de esa foto¡eh! – le dijo Ron a Colin, mientras todos se separaban dispuestos a dirigirse a su mesa, con excepción de Harry, quien siguió abrazando a Hermione por la cintura sin dejar de verla.
– Harry... ehm... vamos... – le dijo Hermione tomando su mano mientras se separaba de él, guiándolo a la mesa, dándose cuenta de que ya todos se habían sentado, dejando dos lugares contiguos para ellos.
– ¡aquí vas tú, Hermy! – le dijo Ron sonriendo, mientras palmeaba el asiento que estaba libre a su lado.
Hermione le sonrió con un guiño – ¡te he dicho mil veces que no me digas así! – lo reprendió mientras se acercaba al lugar que le había señalado su amigo, y al llegar ahí se dio cuenta de que las tarjetas señalaban el nombre de cada uno.
– anda, no discutas y toma tu lugar – le dijo Ron sin dejar de sonreír, volteando hacia Luna, para rodearla por la espalda.
Hermione refunfuñó un par de veces, pero decidió dejar de pelear con Ron. Cada quien tenía la plática por su lado, Ron y Luna platicaban entre risas, mientras Malfoy y Ginny se murmuraban cosas y Ginny soltaba una risita de vez en cuando; y Hermione intentaba platicar con Harry o al revés , pero siempre llegaba alguien a interrumpirlos para felicitar a Hermione o simplemente a platicar, mientras Harry apoyaba su brazo en el respaldo de la silla de Hermione para poder voltear hacia quienes les hablaban.
– voy a irme a Grimmauld Place... quería saber si... – le decía Harry a Hermione, pero alguien más clamaba la atención de Hermione.
– ¡oye, Hermione!... ¿qué pasó con tu solicitud para el curso de sanadora? – le preguntó Luna, recargándose un poco en el pecho de Ron para acercarse a Hermione, quien sonrió ampliamente al escuchar su pregunta.
– ¡me aceptaron! – dijo sin poder ocultar ni un poco su emoción – ayer me llegó la admisión¡empiezo en agosto! –
– ¿en serio! – dijo Luna emocionada – ¡me da mucho gusto! –
– ¡gracias! – dijo sin poder dejar de sonreír.
– ¡sí, Hermy, nos da mucho gusto saberlo! – le dijo Ron sonriendo divertido al ver el gesto molesto de su amiga, que no duró más de un segundo, pues enseguida volvió a sonreír.
– va a ser aquí... digo, en Londres¿verdad? – le preguntó Ginny, que estaba sentada a un lado de Harry, y fue hasta entonces que la sonrisa de Hermione se fue apagando.
– eh... bueno... dijeron que San Mungo me pagaría los estudios en Italia... ¡pero después regresaría a trabajar aquí!... sólo serían un par de años – dijo un poco preocupada por las miradas que le dirigían sus amigos.
– ¡ey¡Un par de años, son un par de años!... ¡son más de... son... serían demasiados días sin poder pelear contigo! – le dijo Ron bastante molesto.
Hermione sonrió un poco, enternecida por la preocupación de su amigo – lo sé, pero... mira, tú y Harry van a estar en los cursos de Auror, aún cuando yo regrese ustedes van a seguir entrenando – le decía un poco preocupada por la actitud de sus amigos.
– ¡ey, Harry, no me dejes! Debemos seguir peleando con ella¡tenemos que convencerla de que se quede! – se quejó Ron al ver a Harry levantarse de su lugar, pero el chico no le hizo el menor caso a su amigo y se alejó con una mirada bastante seria en su rostro.
– ¡Harry, vamos!... ¡sabes que me gustaría estar aquí! – lo llamaba Hermione levantándose de su lugar, dispuesta a ir por él, pero de repente la música se detuvo y las luces la iluminaron a ella.
– no podríamos empezar esta fiesta sin rendirle honor a ¡la mejor estudiante de Hogwarts, en muchos años! – dijo la voz de Dumbledore amplificada – por favor, brindémosle un fuerte aplauso a la señorita Hermione Jane Granger, digna merecedora de el reconocimiento: Premio Anual de este año – dijo con bastante orgullo, mientras el salón se llenaba de aplausos.
– ¡esa es nuestra Hermione! – gritaba Ron entre el alboroto, sólo logrando que Hermione se sonrojara más.
– ¡anda, Hermione, Dumbledore te espera! – le dijo Ginny sin dejar de aplaudir.
– ¡apúrate, Granger, que ya quiero bailar! – le dijo Malfoy con su común tono petulante, pero Hermione sabía que sólo era una fachada, pues lo habían conocido mejor, además de que le aplaudía tanto como sus amigos.
Sonrió un poco atareada y caminó hacia la mesa de los profesores, subió al pequeño estrado con ayuda de Seamus, que estaba a unos cuantos pasos de ahí, y caminó a lo largo de la mesa saludando con una sonrisa y asintiendo levemente a cada uno de los profesores; quienes le devolvían el saludo sonriendo y asintiendo, a excepción del profesor Snape quien asintió con respeto;, hasta que llegó junto al profesor Dumbledore, que sonreía ampliamente sosteniendo una pequeña placa; y Hermione no perdió ni un segundo en buscar a su amigo con la mirada, pero no se veía por ningún lado.
– ¡Muchas felicidades, señorita Granger, nadie más que usted se merece este reconocimiento! – le dijo entregándole la placa, que Hermione recibió honrada, y sin que la chica se lo esperara, la abrazó – la extrañaremos, a usted y sus amigos – le dijo sin dejar de abrazarla.
– ¡gracias! – dijo bastante conmovida, y Dumbledore se separó de ella.
– el señor Potter la necesita, no lo deje... – le dijo en susurro, antes de poner toda su atención a sus alumnos, como si no hubiera dicho nada – bien, ahora ¡a disfrutar de la fiesta! – dijo sin dejar de sonreír.
Hermione regresó a su lugar sin poder evitar seguir buscándolo con la mirada, hasta que, sin darse cuenta, llegó a su mesa.
– ¡yo quiero ver eso! – dijo Ron quitándole la placa de sus manos y haciéndola regresar a la realidad.
– ¡es muy bonita! – le dijo Ginny, quien se había apoyado en el lugar de Hermione para poder ver el reconocimiento.
– ¡ey, escribieron mal tu apellido! – dijo Malfoy, que observaba la placa, pues Ginny la había tomado para mostrársela – ¡te pusieron Hermione Potter! – dijo con tono burlesco.
– ¿qué dices! – le pregunto Hermione sorprendida, quitándole la placa de las manos, mientras Malfoy se partía de risa, haciendo reír un poco a Ginny, Luna y hasta a Ron – ¡eres un tonto! – le dijo dándole un débil golpe en la cabeza.
– ¡debes aceptar que fue una broma muy buena! – le dijo Malfoy sin dejar de reír.
– ¡claro que no fue gracioso!... ¡eres un tonto! – le dijo Hermione bastante molesta.
– bueno, no sé ustedes, pero ¡yo quiero bailar! – dijo Malfoy, ignorando el gesto molesto de Hermione, se levantó de su lugar e invitó a Ginny a bailar, quien se reincorporó sin chistar.
– lo siento, Hermy, pero nosotros también vamos a bailar – le dijo Ron sin dejar de sonreír, mientras se reincorporaba, ayudando a Luna a levantarse.
Hermione estuvo apunto de reclamarle por seguir llamándola así, pero se detuvo al darse cuenta de que la estaban dejando sola – ¡ey, dijimos que veníamos juntos! – se quejó mientras observaba a Ron y Luna dirigirse a la pista.
– ¿todavía me consideras uno de tus acompañantes? –
– ¡Harry, me asustaste! – se quejó Hermione llevándose una mano al pecho, al verlo en cuclillas detrás de ella.
Harry le sonrió un poco apenado – lo siento, no era mi intención... – dijo acariciando los dedos de la mano que Hermione tenía apoyada en la silla.
– ¿quieres salir? – le preguntó Hermione, observando la mano de Harry sobre la suya, y el chico asintió separándose de ella, que suspiró un poco contrariada por la actitud de su amigo – vamos... – dijo levantándose de su lugar.
Atravesó el Gran Salón caminado unos cuantos pasos detrás de Harry, quien no se detuvo siquiera a asegurarse de que su amiga aún iba detrás de él, y Hermione intentó, en más de una ocasión, detenerse a ver si se daba cuenta, pero al final se arrepentía y seguía caminando detrás de él.
Caminaron en silencio por los jardines durante largo tiempo, sin siquiera voltearse a ver o murmurar algo, sólo caminaban recorriendo los terrenos de aquel enorme castillo, hasta que uno de los dos se decidió a hablar.
– entonces te vas a ir... – dijo Harry con tono serio, sin darle mucha importancia a el asunto.
Hermione lo volteó a ver confundida, y se encogió de hombros – no sé, aún tengo que hablar con los directores de San Mungo – dijo deteniéndose un poco para quitarse las zapatillas – los tacones se entierran... – dijo mostrándole sus zapatillas, haciéndolo sonreír.
– ven... – dijo cambiando de dirección y comenzaron a acercarse a un enorme roble – hace rato estabas muy segura de que te ibas a ir – le dijo con tono serio.
– hace rato sólo dije lo que me comentaron en la carta, no la decisión que no he tomado – le dijo Hermione imitando su tono serio.
– ¿entonces todavía vas a decidir? – le preguntó sonriendo un poco – vas a quedarte en Londres¿verdad? – le preguntó observándola un poco ansioso, acercándose a ella.
Hermione bajó la mirada un poco nerviosa – aún necesito hablar con mis papás... – dijo sin atreverse a voltearlo a ver.
– debes quedarte... – le pidió haciéndola levantar su rostro – ¡por favor! – le dijo viéndola a los ojos.
Hermione le sonrió sintiendo cómo acariciaba su mejilla – me quedaré en Londres... – le dijo cerrando los ojos y enseguida sintió los brazos de su amigo rodearla por los hombros y la cintura.
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Recuerden, aquí no termina esto