Elecciones
Por Edeiël Snape-Black de Malfoy
Capítulo 23
Sirius golpeó el pecho de Harry una y otra vez, tratando de reanimarle. Quiso hacerle el boca-boca, pero habría resultado letal... Lo único que le quedaba era lanzarle pequeños hechizos al pecho que estimularan su corazón y lo hicieran volver a funcionar.
-Vamos, Harry, no puedes dejarnos ahora, no puedes, ni se te ocurra... – murmuraba una y otra vez, entre hechizo y hechizo, alternándolos con golpes que bien podrían haberle roto una que otra costilla, pero eso no era lo importante... - ¡Harry, por favor! ¡Despierta! – gritó y entonces Harry movió una mano y emitió un quejido tras tomar aire fuertemente.
-Ma... má... – gimió mientras se sumía en un profundo sueño. Sirius y Remus se abrazaron, sin apartar la vista de Harry, que respiraba pausadamente, pero haciendo un ruido horrible con cada inspiración.
-Se pondrá bien... – dijo Snape, tratando de calmar a los hombres – Es fuerte... – murmuró mientras se dejaba caer en un sillón próximo.
McGonagall salió de la estancia y volvió unos minutos más tarde, acompañada por la señora Pomfrey, que se puso a comprobar el estado de Harry, murmurando de vez en cuando algún que otro improperio en contra de Voldemort y otros dirigidos al "animal que ha tratado de reanimar al chico con una bludger". Finalmente, se secó el sudor de la frente con un pañuelo de lino que sacó del bolsillo y se sentó en una silla.
-Estará así bastante tiempo. Si Dumbledore no se da prisa en regresar, tendrá al muchacho de cuerpo presente.
-Ya está en camino – lo excusó McGonagall – Está lejos... – Sirius refunfuñó algo y Remus le tapó la boca con la mano.
-No vuelvas a decir eso – le reprendió el licántropo.
De pronto la puerta se abrió con un fuerte golpe y entró el anciano, con cara de determinación, y se acercó a Harry. Todos se sobresaltaron al verle y se acercaron. Sirius trató de hablar, pero con un gesto, Dumbledore se lo impidió con un gesto y entonces puso una mano sobre el pecho de Harry para dejar algo encima. Se acercaron a mirar lo que sucedía, pero Dumbledore les hizo apartarse. Harry tenía sobre el pecho una pequeña piedra de color rosado que comenzó a brillar intermitentemente.
La puerta se abrió y entraron Lucius y Draco, éste apoyándose en su padre para mantener el equilibrio. Miró a Harry con una expresión de tristeza y añoranza, pero no se acercó, más que nada porque su padre lo evitó sujetándolo por la cintura. Ambos caminaron hacia Dumbledore y éste asintió. Reclamó a Sirius, que se acercó, ligeramente receloso, a ellos. -Ahora manteneros tranquilos, yo me encargo de todo... – dijo el anciano. Sirius y Draco asintieron.
Dumbledore pronunció unas palabras en un extraño idioma que todos desconocían. La piedra comenzó a refulgir con más fuerza y el cuerpo de Harry se elevó en el aire, flotando encima del suelo. Dumbledore continuó con la esa especie de oración que repetía una y otra vez, unas veces más bajo, casi en un susurro y otras con una intensidad tan que la sala se llenaba por completo con su voz. Harry se estremeció en su inconsciencia y la piedra brilló más intensamente que antes. En dos ocasiones más tembló Harry y con ese temblor brilló la piedra, mucho más fuerte que la vez anterior, hasta que el cuerpo de Harry cayó de nuevo al suelo, quedando la piedra suspendida medio metro por encima del joven, brillando suavemente con una luz de un color indefinido, blanco, pero sin ser blanco... más cercano al rosa pero sin serlo... parecido al azul... sin llegar a definirse.
-Draco, toca la piedra – dijo el anciano director. El rubio se quedó paralizado, más por ver a Harry desmadejado en el suelo que por el proceso que había presenciado - ¡Tócala, Draco! – dijo, con voz atronadora. Draco obedeció y puso su mano sobre la piedra. Ésta brilló y de pronto Draco salió despedido hacia la pared. Lucius y Severus corrieron a su lado para cerciorarse de que estaba bien – Ahora tú, Sirius – el padrino de Harry asintió e imitó a Draco. Temiendo que fuera a pasar lo mismo que con Draco, Remus se acercó a él para evitar que el golpe fuera demasiado fuerte, pero no pasó nada más que un suave fulgor rodeó a Sirius y después se apagó. Sirius se apartó y caminó hasta Remus, pensativo. Entonces Dumbledore puso la mano sobre la piedra, rodeándola con la mano nudosa y grande y apretándola con firmeza – Ven a mí... – murmuró y de pronto se elevó en el aire, su figura se desdibujó por un instante y volvió a descender al suelo. Soltó la piedra, que se apagó y quedó como al principio, y cayó de rodillas al suelo. McGonagall se acercó a él, pero el director levantó la mano para detenerla – Ahora yo soy el portador de la maldición, Minerva. No debes tocarme
He aquí, por fin, el capítulo 23 de Elecciones. Siento mucho la espera pero tuve pequeños problemillas con mi inspiración, se negó a trabajar y no pude escribir apenas nada... Pero gracias a mi querida Pandora tenemos capi nuevo Muchas gracias, mi niña, sin ti este fic no existiría. Ahora, gracias a todas las que me dejasteis reviews en el capítulo 22, aquí tenéis la recompensa por haber esperado tan pacientemente. Muchas gracias a todas.
Edeiël Snape-Black de Malfoy
Jueves, 30 de Diciembre de 2004
