Ya saben, los personajes no son míos, bla, bla, bla.
REINICIO
No más cucaracha… tengo que hablar contigo para ser yo otra vez
Entró a la casa, sintiéndose de repente como si se hubiera encogido y ahora fuera muy pequeñito.
- Molly, ya llegamos -anunció el señor Weasley.
Escucharon movimiento arriba y después unos pasos que bajaban lentamente las escaleras. Luego la señora Weasley apareció frente a ellos y a Harry le pareció que había estado llorando tanto que se estaba consumiendo, se veía muy delgada y pálida. Sin embargo, al verlo, corrió a abrazarlo.
- Finalmente saliste de ahí. Ya me empezaba a preocupar.
Por todos los cielos, el hijo de esta mujer había muerto por su culpa y ella lo recibía tan bien. Se sintió una cucaracha. Hubiera preferido que le gritara y lo echara a patadas. Pero la señora Weasley lo abrazaba como si le fuera la vida en ello, como si fuera su hijo…
"Sería terrible para ella perder a dos de sus hijos ¿no lo crees?" le repitió la voz de Ginny.
-Bien mamá, ya déjalo, que el pobre se empieza poner morado -le dijo Charlie. La mujer lo liberó del abrazo y se secó unas cuantas lágrimas.
- La cena ya está lista -les dijo- Linda, ve y dile a tus hermanos que bajen.
Ginny salió en dirección de las escaleras y ellos fueron al comedor. Se sentaron a la mesa y la señora Weasley les empezaba a servir. Entonces bajaron los gemelos y Ginny seguidos de Bill. La cena transcurrió en con un incómodo silencio, roto solamente por los cubiertos chocando contra los platos y algún "¿me alcanzas la sal?"
Al terminar, Ginny y su mamá se encargaron de limpiar la cocina; mientras los demás subieron a sus cuartos y Bill llevo a Harry al cuarto de Ron.
- Pusimos tus cosas aquí, avísanos si necesitas algo -se dio la vuelta para salir del cuarto.
- Bill, no quiero ni puedo quedarme en este cuarto.
- ¿Cómo? -volteó a verlo, confundido. Luego pareció pensarlo mejor- Es que como siempre te has quedado aquí… Pero tienes razón, tal vez no sea buena idea.
- Es que me siento mal de dormir aquí, si esta era su habitación y… -no supo que más decir. Suspiró.
- Bien. Tú puedes dormir en el cuarto de Charlie, yo duermo aquí.
Se dirigió a donde estaba el baúl, lo levantó y con Harry detrás, lo llevo al cuarto de arriba. Tan pronto salió, Harry se tendió en la cama y se acomodó de la manera más cómoda que encontró para poder seguir sintiéndose cucaracha. Al poco rato se quedó dormido.
Era tan raro despertar en la madriguera y no escuchar ni un solo ruido.
Se levantó, se puso los zapatos y bajó silenciosamente para salir al jardín. El sol empezaba a salir tras las montañas. Era un bonito día. Decidió ir a caminar. Caminaría mucho tiempo y volvería tarde; estar en esa casa lo asfixiaba.
Pensó que si las cosas fueran diferentes, estaría muy contento de estar ahí, rodeado de gente a la que quería, lejos de los muggles, en el mundo mágico al que pertenecía. Pero no era así.
Empezó a caminar sin rumbo. Recorrió un gran tramo, hasta llegar a un pequeño riachuelo. Se sentó en una piedra que estaba en la orilla y comenzó a juguetear con el agua, haciendo figuras con la varita.
Se seguía preguntando qué habría pasado con Hermione ¿Habría despertado ya? ¿Estaría bien? ¿Le odiaría por lo que había pasado? Recordó sus palabras: "Hagamos un trato: los dos tratamos de no morirnos esta noche y mañana seguimos hablando ¿de acuerdo?". Pero no se habían visto desde entonces y se preguntaba cuándo podría ser eso. Ya no por que quisiera seguir hablando de ello; solo quería saber que ella estaba bien y que seguían siendo amigos.
Se levantó y echo a andar de nuevo, en otra dirección. Cuando notó que empezaba a ocultarse el sol, decidió que era hora de regresar. Esperaba no encontrarse con nadie y poder subir a la habitación sin tener que hablar ni dar explicaciones.
Llegó a la casa y se fue por la puerta de la cocina, misma por la que había salido en la mañana. Trató de no hacer ruido de nuevo, pero la puerta rechinó. Rogó que nadie lo hubiera escuchado y siguió caminando.
- Entras como un ladrón -lo hizo saltar la voz de Ginny- Mamá ha estado preocupada. Espera a que te vea para que te de un sermón tan largo, que Fred y a George te van a dar un trofeo.
Nada más terminar, llamó a su madre a gritos, diciéndole que ya había llegado. La señora Weasley bajó las escaleras casi corriendo.
- ¿Se puede saber en donde estabas? Estábamos muy preocupados por tí. Te podrías haber perdido -hacía tiempo que le sermoneaba al parejo que a Ron, pero parecía que hoy le iba a ir peor- Pasamos la mañana buscándote. Y puedo asegurar que ni siquiera has comido.
- No -dijo, con la cabeza gacha- Lo siento, es que…
- Es que nada -Harry vio que otras cabezas rojas comenzaban a aparecer en el marco de la puerta- Escúchame bien, Harry James Potter: aquí nadie entra y sale así como así, sin decir nada y menos escondiéndose como delincuente. Tampoco puedes dejar de comer, en tu condición, recién salido del hospital. Siéntate a la mesa que en este momento te voy a servir algo.
Le sirvió de comer, mientras seguía regañándolo.
- … y ya me dijo Ginny, esas tonterías que se te pasan por la cabeza. No te estamos dando la espalda Harry, sabemos que sufres tanto como nosotros -decía mientras empezaba a llorar-, pero en vez de alejarte del mundo, deberías de quedarte aquí, con nosotros. Ya saben que tú eres otro miembro más de esta familia…
La voz de la señora Weasley se quebró, no pudo más y comenzó a llorar deseperadamente. George se adelantó.
- Ya, mamá, ya está. Deja de llorar que lo estás haciendo sentir peor -la abrazo y le acariciaba el cabello- ¿Por qué no vamos mañana a visitar a Ronnie? Así se va a sentir mejor.
La señora Weasley pareció calmarse un poco. Le dijo a Harry que terminara de cenar y luego se fuera a acostar. Lo mismo a todos sus hijos.
Al día siguiente bajó a desayunar y se encontró con todos los Weasley ahí. Dió los buenos días y se sentó, sin ninguna intención de hablar. Pero no todos pensaban como él y le harían hablar a toda costa.
- Harry -le dijo Fred, tras dar un enorme trago a su jugo de manzana- Ayer, George sugirió ir a visitar a Ron.
- Creemos que te haría bien hablarle un poco -intervino Ginny.
Él se metió una gran cucharada de cereal a la boca para pensar en su respuesta.
- Supongo que sí, me gustaria ir -dijo al fin. No parecía tan mala idea.
- Bien, entonces tan pronto estemos listos, nos vamos -añadió George.
Al terminar el desayuno, se levantaron y se fueron a ducharse y ponerse decentes.
Ginny aprovechó el tiempo en que los gemelos se peleaban por entrar en uno de los baños para llevar a Harry al patio de atrás. Allí, empezó a recoger unas cuantas flores silvestres que le iba pasando, hasta que formó un bonito ramo pequeño.
A dos horas y media de haber terminado el desayuno, estaban en camino al cementerio. Al llegar ahí, a Harry se le enchinó la piel. Caminaron todos por entre las lápidas, hasta pararse frente a la que tenía el nombre de su mejor amigo. Hacía menos de una semana que lo habían sepultado, la tierra ahí apenas tenía uno y otro pequeño brote de pasto.
La joven pelirroja le extendió el ramo y le hizo una seña para que él las depositara. Todos lo veían. Le temblaban las manos, de hecho, le temblaba todo el cuerpo. Entonces no pudo más y empezó a llorar. Al levantarse de colocar las flores, volteó hacia la familia que también lloraba silenciosamente. Caminó hacia ellos lentamente y entonces no resistió más y abrazo a la señora Weasley. Lloró como niño pequeño por un largo rato. Se soltó del abrazo y les dijo: "Lo siento"
Uno a uno, los pelirrojos lo abrazaban y todos le hicieron ver que no había nada por qué disculparse. Sin palabras, todos entendieron sus sentimientos, el dolor de cada uno, que habían perdido una parte de sí. También sin palabras, todos acordaron que Harry necesitaba un momento a solas con su amigo, por lo que se retiraron, diciéndole que lo esperaban a la entrada. Él solo asintió.
Cuando se vio solo, frente a la tumba de su amigo, empezó a desahogarse.
- Hola. Amigo, siento no haber venido antes, pero ya ves que soy un cabeza dura. Primero no lo creía prudente, no puedo evitar sentirme culpable. Nunca debí dejar que me acompañaran, no debí dejar que les pasara nada. No me lo puedo perdonar; Hermione lastimada, sigo sin saber de ella y tú… preferiría no saber de tí que haberte visto morir. ¿Por qué, Ron? Debí haber sido yo, no tú ¡Esta no era tu pelea! No debiste estar ahí. Pero eres tan cabeza dura como yo -se sentó, no podía estar en pie mucho tiempo más- Debí negarme, haber insistido en que se quedaran en el castillo; pero no: me dejé llevar por la emoción de saber que mis amigos me seguían a un lugar del que posiblemente no había regreso. Pensaba en lo que pasaría si yo moría o si solo Voldemort moría… nunca pensé en que uno de ustedes moriría y yo seguiría con vida. Amigo, te extraño.
Hizo una larga pausa para calmarse y tomar un poco de aire.
- Teníamos planes, Ron. Yo vendría a tu casa, pasaríamos el verano juntos, con Hermione. La idea me parecía emocionante: sin mis tíos, en el mundo mágico, rodeado de las primeras personas que he sentido como una verdadera familia. Y ahora me siento como bicho raro, estando con ellos y sin tí; sabiendo que soy yo el culpable de lo que te pasó y de su tristeza -se quedó callado. Sabía que alguien estaba detrás suyo.
- ¿Harry? -era la voz de Ginny- ¿Quieres irte ya?
Volteó a verla. Le ardían los ojos de tanto llorar, pero sentía que le habían quitado un gran peso de encima. Entonces se levantó. Era tiempo de irse, pero ya volvería, se dijo.
- Vámonos -le dijo con una sonrisa.
Ella le sonrió de regreso. Le pasó una mano por la espalda y caminaron en silencio en dirección a la salida, con los otros Weasley.
El camino a casa fue igual de silencioso que al venir, pero mucho menos tenso.
Al llegar a la madriguera, los gemelos se adelantaron a la puerta y se situaron uno a cada lado. Todos se les quedaron viendo extrañados.
- Bienvenidos a casa, familia -dijeron a coro e hicieron una reverencia al tiempo que abrían la puerta para que todos pasaran. Esos dos no tenían remedio; pero cuando se trataba de hacer sentir mejor a alguien, sabían como hacerla.
A Harry la casa ya no le pareció tan triste, ni se sentía incómodo. Ahora sí se sentía en casa, con su familia. Tal vez los Weasley no lo culparan, él se sabía responsable de lo sucedido. Aún así le reconfortaba saber que lo perdonaban y lo querían.
La señora Weasley los mandó a todos al patio o a cualquier otro lugar, mientras ella preparaba la cena.
Los gemelos, Bill y Charlie fueron al jardín a molestar un rato a los gnomos. Harry solo los veía desde la escalinata de la puerta. Al cabo de un rato, Ginny llegó a sentarse a su lado.
- Hola -le dijo- ¿por qué no juegas con ellos?
- No, gracias -contestó con cara de asco y susto- la última vez que me divertía con un gnomo, me mordió la mano y al caer al suelo, me pateó el dedo gordo del pié. Yo paso. ¿Y tú?
- No, también tengo mala experiencia con los gnomos; me tiran del cabello, me muerden o lo que se les ocurra. Además, estaba ocupada mandado unas cartas.
- ¿A quién? Es decir, si se puede saber…
- Sí. A Hermione. Me llegó carta suya, preguntando por tí -le lanzó una mirada pícara- ¿Por qué no le escribes tú?
Por que tenía miedo, por eso. Pero no se lo iba a decir. Aunque conociendo a Ginny, lo más seguro es que ya supiera la respuesta.
- Ha estado muy al pendiente de tí -continuó, al no recibir respuesta.
- ¿En serio?
- No -le respondió. Al ver la cara de confusión que puso, se echó a reir- Solo bromeo. Claro que sí. Estuvo a tu lado todo el tiempo: desde que salió de la enfermería al día siguiente, hasta que la obligamos a irse a casa a descansar. Entonces se quedó mamá y luego yo, pero ella se pasó casi tres días a tu lado. Desde entonces ha mandado una carta tras otra preguntando como sigues. Quiere saber si puede venir. Le dije que tan pronto nos dirigieras la palabra te preguntaría que opinabas.
Asintió con la cabeza.
Pensó que ahora que las cosas estaban más calmadas podría preguntar qué había pasado después de esa noche.
- ¿Qué pasó después de la pelea, Ginny? -la cara de ella siguió tranquila.
- No sé mucho, solo algunas cosas que comenta papá al llegar del trabajo. Por lo que sé, mandaron a los mortífagos que quedaron a Azkaban, con las varitas rotas. Los miembros vivos de la Orden fueron nombrados Aurores, con honores -por un momento dudó- Hubo rumores de que pensaron en condenarles por usar maldiciones imperdonables; pero concluyeron que fue en defensa propia. También infuyó el hecho de que hayas borrado del mapa al "Señor Tenebroso"; por que de haber determinado que los mandaban a prisión, también tú tendrías que irte.
- Entiendo… -le picaba la curiosidad, quería saberlo todo- Todavía no sé cómo se enteró Dumbledore del ataque, por que los espías que tenía no se habían enterado de nada…
El rostro de Ginny se ensombreció un poco.
- Se lo dijo Draco Malfoy.
- ¡¿Cómo?! -no creyó lo que escuchó.
- Sí -tomó aliento y se dispuso a explicar- Malfoy había estado molestándome mucho todo el año anterior, pidiéndome que saliera con él. Pero como no lo podía ver ni pintado, solo lo ignoraba; hasta que un día me colmó la paciencia y le grité que prefería ir a picarle el ojo a un colacuerno húngaro que salir con alguien que tenía tratos con tú-sabes-quién.
" "Es mi padre el que trata con él, no yo" me respondió. "Pero a tí te encanta la idea y piensas unirte tan pronto seas mayorcito, ¿no?" le contesté. Yo quería terminar con esa molestia enseguida y de una buena vez -continuaba la chica con su relato- "el hecho de que no le de la espalda no significa que esté de acuerdo. Podrá ser la persona más vil, pero es mi padre"
"Lo que me dijo me puso a pensar, pero me fui enseguida, no se fuera a dar cuenta. Yo lo seguí evitando y él seguía insistiendo. Sabía que no creía en sus palabras.
"No sé qué fue lo que pasó con él, pero realmente quería probar que estaba interesado en mi. Así que al saber que en la "lista negra" de tú-sabes-quién, estaba mi familia, vino y me lo dijo. Yo me asusté y le grité aún más. Después, su padre, que era del círculo más cercano del señor oscuro, le contó del ataque al colegio. Esa fue la prueba de fuego de Malfoy: traicionó a su padre y le contó a Dumbledore.
Estaba atónito. No podía creer lo que había escuchado. Ginny, se recargó en su hombro. Entonces escucharon a la señora Weasley llamarlos a cenar. Se dirigieron al comedor donde tuvieron la cena mástranquila hasta entonces.
Por la noche durmió plácidamente, en el cuarto de Ron.
Notas:
Tengo problemas subiendo los capítulos, no sé como hacerlo... ustedes saben, la primera vez que publico algo (¿debí decirlo antes?). Quizá ya se hubieran dado cuenta.
Gracias por seguir leyendo.
Dejen review, por favor.
