En el prólogo está el disclaimer.
REINICIO
De lechuzas y secretos
-¡Vuelve aquí pequeño intento fallido de perico! - Harry casi fue atropellado por Ginny, que corría detrás de Pig- Cuando te atrape, te voy a arrancar cada pluma de tu pequeño cuerpo.
Pig revoloteaba velózmente por todo el pasillo, sin ninguna intención de entregar la carta que llevaba atada en la pata. Después de cinco minutos de divertirse, viendo a la pelirroja yendo de un lado a otro tras la pequeña lechuza; decidió que era tiempo de ir en su rescate. Cuando el animalito se dirigía otra vez hacia él, lo atrapó con mucha facilidad (haciendo gala de los resultados de siete años como buscador).
- Toma -le entregó la carta a Ginny. Ésta le dió una mirada asesina al ave y le agradeció a Harry.
- Últimamente se comporta como un bobo. Parece que también extraña a Ron, por lo que siempre me anda armando escenas. Se niega a llevar cartas si antes no le hago arrumacos por quince minutos y no entrega las cartas sin que le tenga que dar cacería antes. Hoy se me escapó del cuarto, tengo casi una hora detrás de él -estaba agitada, con el pelo por ningún lado y le faltaba el aire. Sin mencionar que estaba vistiendo el pijama más gracioso que Harry hubiera visto.
- Ya veo -pobre Ginny. Hasta en ese sentido le afectaba la muerte de su hermano.
- Por cierto, cuando corría por la cocina, mamá me dijo que ya está el desayuno, que bajen.
Se dirigió a la cocina, donde estaba la señora Weasley sirviendo platos y más platos con comida.
Los otros se fueron uniendo poco a poco.
A una semana de haber visitado a Ron en el cementerio, Charlie y Bill dieron la noticia de que pronto tendrían que volver a sus trabajos: Charlie ahora en Suecia y Bill en Rusia. Los gemelos también tendrían que abrir la tienda ese mismo día, ya casi eran dos semanas que habían cerrado; aunque les encantaría estar más tiempo en casa, con sus padres.
Al final bajó Ginny, ya más presentable.
- Llegó carta de Hermione. No le basta leer doce veces que Harry está bien, parece que quiere confirmarlo por sí misma -le dio una rápida mirada a Harry- ¿Crees que sea prudente invitarla, mamá?
- Claro que sí, linda. Aquí es mucho más tranquilo que las ruidosas ciudades; podría descansar más y el aire fresco le haría bien. Además a nuestro Harry le vendría bien ver a su amiga, ¿no lo crees, cariño? -le dijo dulcemente la mujer.
Él se quedó mudo un momento. Seguía impresionado de cuanto cariño le demostraba la mamá de su amigo, como si de verdad fuera su madre.
- Sí -dijo al fin. No se podría decir cuál era la expresión de su rostro.
Luego de levantar sus platos, se dispuso a salir al jardín. Su mente estaba tranquila, despejada de toda idea. Las personas que estaban en la casa se habían encargado de hacerlo sentir tan bien. Pensó que así como había superado la muerte de sus padres y la de Sirius, superaría la de su amigo. No dejaría de extrañarlo; pero no podía seguir lamentándose toda la vida. Y Ahora no estaba solo, sabía que la madre y hermanos de Ron podían comprender cómo se sentía. También se dijo que no podía seguir pensando en ello todo el día, todos los días; aunque esto resultara mucho más difícil, ya que estaba con su familia, en su casa, en su habitación.
- Harry, querido ¿me ayudarías a cargar con el cesto de la ropa, por favor? -le pidió la señora Weasley.
- Claro -le sonrió.
Entonces se levantó y la siguió a donde estaba una cuerda, sostenida en dos estacas; de la cual pendía la ropa de la familia. Le indicó que él sostuviera el cesto, donde ella depositaría la ropa ya doblaba.
- Debo poner todo listo para cuando los muchachos se marchen. Me gustaria que se quedaran más tiempo -suspiró y luego le dirigió una melancólica sonrisa- Afortunadamente se quedan tú y Ginny. La casa no va a estar tan sola. ¿No te gustaría que viniera Hermione? Hace rato yo hice la sugerencia, pero no te vi muy convencido. Es que la pobre ha estado tan preocupada por tí. No deja de escribirle a Ginny para preguntar cómo sigues. Se pasó tres días completos en el hospital cuidando de tí.
Él no pudo evitar una sonrisa.
- Sí, ya me contó Ginny.
- Además ella, tan buena, se encargó de recoger todas tus pertenencias y las de Ron. Envió todo aquí, pero dijo que era mejor que Hedwig la cuidara ella, que bastante problemas nos daría Pigwidgeon ¡vaya que tenía razón!
Así que ahí estaba su lechuza. Se le quitó un peso de encima.
- Terminamos. Muchas gracias.
- Por nada -contestó. Pensó que era él quien debiera dar las gracias.
- ¿Puedo pasar, Ginny? -preguntó Harry, tras tocar en la puerta de la muchacha.
- Sí, adelante -y mientras él entraba, ella dejaba ir una enorme lechuza-halcón de color negro. Se veía un poco nerviosa- ¿qué se te ofrece?
Era obvio que intentaba desviar el tema del ave que acababa de salir. Pero él no se dejaría engatuzar.
- ¿No era esa la lechuza de Malfoy?
- No ¿cómo crees? Viene de "Corazón de bruja" -trató de mentir, pero sabía muy bien que no lo convencería: no había una revista por todo el lugar.
- Que raro que tengan lechuzas tan atemorizantes para entregar revistas a mujeres ¿no?, especialmente si son aves tan caras. Querrán mantener alta calidad en el servicio de entrega, ya que el contenido es pésimo… -le sacaría la verdad o por lo menos le daría un mal rato- ¿Puedo ver la edición de este mes? Me haría bien reirme un rato.
Estaba tan ruborizada, que el color se le fue hasta las orejas. Justo como le pasaba a Ron.
- Bien -admitió- Sí, era la lechuza de Draco Malfoy ¿Contento?
- No - ella estaba nerviosa y él estaba pasando muy bien ¿Se había estado escribiendo con Malfoy? En secreto, por cierto- ¿Qué hacía aquí?
- Oh, es que viene de vez en cuando a pasar tiempo con Pig, sobretodo en verano. Tú sabes, una muy buena amistad…
¿Qué? Muy bien, ahora ella le estaba tomado el pelo.
- Claro, sé lo que hacía aquí: vino a entregar una carta. Pero a lo que me refería con la pregunta era a si es la primera vez que viene y por qué la ocultas. Creí que Malfoy te cae tan bien como las pulgas a los perros. Y creí que me tenías confianza como para decírmelo -terminó, con un tono algo rudo.
- No tengo por qué contartelo todo -se defendió- Aunque bueno, ya que me descubriste, te lo voy a decir. Pero promete que no le vas a decir a nadie…
Esa cara de suplicante… Supuso que se lo debía después de haberle dado un mal rato. Lo prometío.
- Pues Malfoy me ha estado enviando cartas y yo se las respondo.
Harry se quedó parado ahí, esperando algo más, pero tras un momento de silencio, se dio cuenta de que ella había terminado con su explicación.
- ¿Y qué le escribes? -no creyó que fuera a sacarle más, pero por lo menos trataría.
- ¡No te lo voy a decir! Eso es solo asunto mío.
- Bien. Tienes razón -al menos había tratado.
- Por supuesto que la tengo -tenía expresión dura. Estaba a la defensiva.
Entonces recordó la razón por la que estaba en el cuarto.
- ¿Le has escrito a Hermione?
Ella pareció aliviada de cambiar de tema.
- Sí, hace un rato que mandé a Pig.
- ¿Y qué le pones?
- ¿Es que acaso eres mi policía de correspondencia?
- Oh, perdón, no fue mi intención preguntar eso -"bueno, sí pero no de esa forma tan directa"- Lo que quise decir fue…
- Sí, ya sé -volteó ella con una sonrisa- quieres saber si ya la invité. Pues sí. Solo que no ha contestado, pero te aseguro que viene. No puede con las ganas que tiene por verte.
¿Por qué sonaba tan segura? Cualquiera diría que…
- Me contó mientras estabas inconsciente -le dijo ella, aclarando sus dudas- Me alegré mucho cuando lo supe. Ron hubiera estado muy feliz.
Sonaba tan sincera.
- Por lo menos algo bueno habrá salido de todo esto para nosotros. Necesitamos una noticia feliz. Y que tú y ella iniciaran una relación sería muy lindo -decía al tiempo que se sentaba en la orilla de la cama.
¿Sería correcto iniciar algo con Hermione, a sólo unos días de la muerte del mejor amigo de ambos? Se sentó junto a ella.
- Nada me gustaría más -pudo decir al fin- pero no sé si esté bien.
- ¿Por qué iba a estar mal? -le preguntó, suspicaz.
- Pues por Ron -dudó- es decir, por lo que pasó.
- Harry, te repito que a Ron le habría alegrado mucho. No tienen por qué detenerse por eso -le pasó un brazo por los hombros- Si ustedes dos se quieren y se gustan tanto, al final van a terminar juntos. No le veo caso a retrasar lo inevitable.
- Pues a mi me parece que si hiciéramos eso, sería como demostrar que no nos importó lo que le pasó -le dijo, triste.
- Voy a hacerte una pregunta. Si no quieres, no tienes por que responderme, pero quiero que pienses: Si las cosas fueran al revés, si el que muriera hubieras sido tú y ellos se gustaran ¿quisieras que esperaran hasta que tu muerte dejara de dolerles para poder estar juntos? Por que de ser así, eso nunca pasaría -la mirada de Harry estaba perdida, pero analizaba cada palabra- Y no me malinterpretes, por que a mí me duele tanto como a tí. Pero no me gusta ver cuánto te atormentas. La vida tiene que seguir, Harry.
Se quedaron un momento ahí sentados sin decir nada.
-Tu mamá…
- No, ella no sabe nada todavía -¿Cómo es que ella sabía todo lo que iba a decir? Hacía un par de años que Ginny había adquirido esa misteriosa costumbre de terminar las frases por él, de saber lo que iba a decir. Espeluznante- Pero cree que es mejor que se apoyen el uno al otro. Y puedo apostar que si se entera, se va a sentir mucho mejor. Siempre ha querido que seas feliz.
Se levantó, dando el tema por terminado y empezó a ordenar los papeles de su escritorio.
- Ginny… -le dijo al alcanzar la puerta
- No hay nada que agradecer -volvió a hacerlo. Volvió a adivinar lo que iba a decir. Comenzaba a asustarse.
Ella le sonrió y algo en su sonrisa le dijo que otra vez sabía lo que estaba pensando. Salió de ahí muy rápido. Eso le recordó a Dumbledore, quien también parecía saber siempre lo que pensaba. Tal vez era un don que se daba en algunos magos.
- Sí, dijo que sus papás al principio se negaban; pero ya los convenció. Dice que en una semana está aquí -les explicaba la pelirroja, tras pasar un gran bocado de pollo-, que tal vez ahora que están los chicos sería mucha molestia para nosotros tener a una persona más.
- Tonterías -contestó la señora Weasley.
Cierto. En esa casa siempre había mucha gente. "¿Por qué esperar una semana completa?" se preguntó Harry. Iba a ser la semana más larga de su vida.
Los gemelos se habían marchado a Londres por la tarde, para abrir de nuevo la tienda. Ya solo quedaban Bill y Charlie, que se iban en cinco y tres días, respectivamente. Por lo que la cena de esa noche fue mucho más callada (y civilizada) que las anteriores.
- Esa niña siempre me ha parecido muy correcta y educada -comentó Bill- Además de prudente. El perfecto punto de equilibrio para Ron y Harry.
- Además, ¿quién diría que se pondría tan linda? -intervino Charlie. Un brillo travieso asomó en sus ojos- Si yo fuera por lo menos cinco años más joven…
Ginny adivinó que a Harry el comentario le incomodó, aunque no por eso haya dejado de reirse con los demás.
- Pues yo creo que aunque fueras cinco años más joven, Hermione no se daría cuenta de tu existencia -repuso ella, tajante.
Todos voltearon a verla.
- Parece que alguien está celosa -se burló Bill.
- No tiene por qué estarlo -Charlie le pellizcó tiernamente la mejilla- ella también es preciosa. Cualquier día, algún apuesto príncipe azul se la lleva en caballo blanco del colegio.
Nuevamente todos rieron.
- No es eso. Es que yo sé algo que ustedes no -se hacía la misteriosa. Los pelirrojos estaban expectantes, querían saber de qué hablaba.
Harry pensó que se estaba cobrando el mal rato que le había dado en la tarde. No le daba pena admitir que le gustaba su mejor amiga, pero no creía prudente decírselo a la familia a solo un par de semanas de la muerte de Ron.
Sí, recordaba su plática con Ginny, pero aún así quería esperar un poco más. Y estaba seguro de que su amiga pensaba igual.
- Después se darán cuenta ustedes -definitivamente, esa muchacha sabía como despertar el interés en los demás y hacerse recordar- Y tienes razón. No se sorprendan si un día llega una lechuza de Hogwarts avisando que no saben nada de mí, más que me fui cabalgando un unocornio junto a un muchacho de galanura nunca antes vista. Y que un mes después les llegue la invitación a mi boda en un palacio.
Se rió como loca de su propia ocurrencia, mientras todos le daban una mirada como si hubiera perdido la razón. Pero no aguantaron mucho, por que pronto se le unieron y empezaron todos a planear la boda en el lejano palacio imaginario, con el tan galante príncipe desconocido.
Un día. Eso era lo que faltaba para que Hermione llegara.
Desde que Ginny les avisó que iba a ir, Harry se despertaba y lo primero que se decía, antes de levantarse de la cama era "seis días", "cinco días" y así la cuenta regresiva. Tal como había pensado, es había sido la semana más larga de su vida. Estaba nervioso. No había hablado con ella desde antes de la batalla y ni siquiera le había podido escribir por que Hedwig estaba con ella ¿Entonces por qué ella no le había escrito?
Ya solo estaban él y Ginny en la casa, junto con los señores Weasley. Todo era mucho más tranquilo y hasta se podría decir que triste.
Pensó que si se mantenía ocupado, el día se le iría más rápido. Desgraciadamente, toda la semana había pensado lo mismo y desde ayer no encontraba nada para hacer: ya había arreglado goteras (aunque no llovía), había desgnomizado (dos veces y un gnomo le mordió), había cortado el pasto, lavado ropa (una poca se encogió) y cocinado.
Tal vez podría desgnomizar otra vez y si le volvía a morder un gnomo, se olvidaba un rato de Hermione. Ahora que lo recordaba, el gnomo que lo mordió hace dos días, era el mismo de hace tres años. Maldito gnomo.
Se asomó por la ventana y se dio cuenta del bonito día que hacía. Uno muy bueno para dar un paseo en escoba. Tomó su escoba, que tenía ya unas semanas guardada y bajó al patio.
Casi se le había olvidado de lo bien que se sentía el aire golpeándole el rostro y desordenándole más el cabello. Hizo piruetas por un rato, fue de un lado a otro, incluso se alejó un poco de la madriguera.
Vió que Ginny se dirigía a él, montada también en su nueva escoba.
- Desde abajo, te ves como un loco yendo de un lado a otro -le gritó, debido a que el viento se le llevaba la voz- ¿Necesitas perder tiempo? Por que lo que estás haciendo, no tiene ningún sentido. Ni siquiera para mi, que también me encanta volar.
Él se rió. Todavía no sabía como hacía para leerle los pensamientos.
- Ya no aguanto la ansiedad -le contestó, en un grito también- ¿Jugamos una carrera?
Había dado en el punto exacto. A los dos les encantaba la velocidad y la pelirroja tenía debilidad por demostrar que era buena en la escoba.
Aceptó gustosa y acordaron los puntos de salida y llegada. Era una distancia considerable, por lo que tendrían mucho tiempo para competir y el que ganara se podría burlar a sus anchas.
Se posicionaron. Apenas podían ver el distante árbol que sería la meta. Casi en la punta de éste, había una flor, que debía de tomar el ganador, para que así no hubiera dudas.
Contaron a tres y salieron disparados. En un principio, Ginny tomó la ventaja, pero no la suficiente, pues Harry la alcanzó. Así estuvieron, cambiando de primero a segundo lugar durante todo el tramo. Él la vió estirar la mano: ¡le iba a ganar la flor! No, antes besaría al gnomo que lo mordía, que dejarse ganar. Pegó el cuerpo al palo de la escoba y estiró el brazo. Por una milésima de segundo, el tiempo se detuvo al ver que ambas manos estaban muy cerca de la flor, cualquiera podría tomarla o perdería; dependiendo de sus habilidades. Pero no había sido elegido buscador desde primero por ser bonito, se dijo. Tomó la flor.
Fueron reduciendo la velocidad y bajando a tierra firme. La decepción se leía en el rostro de la joven.
- Era de esperarse -le dijo, excusándose, con la voz entrecortada-: tú eres buscador, yo soy sólo la golpeadora.
- Supongo -le dió la razón, pero se sentía bien haberla vencido.
- Ven -le ordenó ella.
Se echó la escoba al hombro y se acercó al riachuelo al que él había llegado el otro día. Ahí lanzó la escoba a un lado. Le sigueron los zapatos y los calcetines. Se dobló el pantalón, se sentó en una piedra de la orilla y metió los pies al agua, con los ojos cerrados.
Harry hizo lo mismo. Se quedaron callados, hasta que él hizo una pregunta que le rondaba la cabeza desde que llegó y notó la auscencia de alguien.
- Ginny ¿por qué Percy no estuvo aquí?
La escuchó tomar un largo aliento.
- Por que es un cabeza dura, como tú -¿perdón?- Vino tan pronto se enteró y estuvo durante el servicio fúnebre, hasta que sepultamos a Ron. Pero parece que se siente avergonzado por lo que nos ha hecho. No quiere admitir que está equivocado, que ha sido muy ambicioso y soberbio. O tal vez sólo se siente culpable y cree que no merece el perdón de mis papás. Se marchó tan pronto el último puñado de tierra cayó sobre la tumba. No les dió oportunidad de hablar.
- Vaya -¿qué se suponía que debía decir en casos como ese? Tal vez no debió hacer la pregunta desde el principio- Ten.
Le extendió la flor que había ganado minutos antes. La chica la tomó y le dio las gracias. Se quedaron sentados un rato más. Luego decidieron volver a comer o la señora Weasley les daría ración triple cuando los viera.
- Por fin llegan -les dijo la mujer- Justo a tiempo para comer.
El señor Weasley solo iría hasta la cena, por lo que la tarde fue muy callada. Harry y Ginny jugaron una partida de ajedrez mágico y el primero se sorprendido de que la joven fuera casi tan buena como su hermano: no le pudo ganar. Ella se sintió mejor al haberse repuesto de la humillación de la mañana.
Bajaron a cenar y se quedaron largo rato comentando lo bien que les iba a los muchachos ahora. Los padres de la familia rogaban por que los dos mayores se casaran de una buena vez.
- Tengo miedo de que cuando por fin quieran sentar cabeza, ya sean muy viejos -comentó la señora Weasley.
Los demás se rieron mucho.
Al llegar la noche, Harry apenas se acordaba de que mañana vería a Hermione. Se acostó en la cama de Ron, se quitó los lentes y pronto se quedó dormido.
Notas:
Espero que el fic no se esté volviendo muy enfadoso.
Ya pronto va a llegar Hermione, pero la verdad es que no sé cómo acomodar todo eso.
Gracias a Pipu-Radcliffe que ha sido la unica persona que me ha dedicado un poquito de tiempo para dejar un review (me hace pensar que nadie más está leyendo). Por favor, déjenme saber qué opinan.
Nos vemos en el próximo capítulo, que creo que va a ser muy pronto.
