De ahora en adelante, no hay disclaimer. Después de nueve veces de haberlo leido, supongo que ya saben todo.


REINICIO

Visitas

Sigilosamente, asomó la cabeza antes de doblar la esquina. Bien, no había nadie. Anduvo cuidando sus pasos, la habilidad con la que se movía entre las sombras sin hacer el menor de los ruidos y con la que se escondía de cualquier conserje cascarrabias, era de admirarse. Se escondió un momento en un pequeño rincón al ver que la señora Norris se acercaba. "Maldita gata" pensó y no pudo resistir la tentación de darle un pisotón en la cola cuando se sentó justo de espalda a ella, como buscando a algo o alguien. La gata pegó un maullido de susto y de dolor y corrió lejos. "Fue irresistible. Y se lo merecía" se excusó a sí misma.

Siguió su camino y por fin dió con la puerta que buscaba. La abrió y subió las escaleras que la condujeron al techo vecino de la lechucería.

-Por fin llegas -le dijo alguien a su espalda, con voz arrogante.

-La señora Norris me retrasó -se giró para ver a su interlocutor- Lo sorprendente es que tú estés aquí a tiempo.

Una media sonrisa se dibujó en la cara del chico, que sostenía una sofisticada escoba en la mano.

-Tengo horas esperándote. Estaba a punto de irme, no te iba a esperar toda la vida -cualquiera que escuchara esas palabras, en ese tono de voz, le habría dado la espalda y se habría marchado indignado- Hace frío, Weasley.

-No seas llorón, apenas empieza noviembre. Alégrate de que no está lloviendo o no hubiera venido -se acercó a la orilla y se sentó con las piernas colgando hacia afuera. Dirigió una mirada al lejano bosque prohibido, muchos metros abajo y adelante de ella.

-¿Qué tal el banquete de Halloween? -el chico se sentó a su lado.

-No se podía esperar nada muy alegre: Mc Gonnagall insiste en que seguimos de luto por Dumbledore. Pero estuvo aceptable -lo volteó a ver por unos segundos y luego miró otra vez hacia el frente- La comida estuvo deliciosa, como siempre.

-Hay que darle su crédito a los elfos domésticos, no son tán inútiles después de todo -dijo con tono despectivo. La intención era hacer enfadar a la chica, pero últimamente se le daba muy mal.

-Vaya, escucharte decir eso sería como escuchar a Ron diciendo que no eres tan idiota, después de todo -sonrió. Punto para ella.

-Estás aprendiendo, Weasley.

-Tengo al mejor maestro.

-Tienes razón: tienes suerte de tenerme para aprender de mí -erguía la espalda, dándose aires de importancia.

-Tienes suerte de que te soporte a mi lado siquiera, Malfoy -el chico se encorvó de nuevo y ella le echó una mirada triunfante. Dos a cero- Pero no viniste para reafirmar mis avances en la clase de "Insultos y altivismos avanzados para magos " ¿O sí?

-No -su tono se volvió serio- Vine a decirte que el lunes, antes de salir del Callejón Diagon, me voy a dar una vuelta por la tienda de tus hermanos y voy a tomar el té con ellos, para tener una larga plática…

-No te atreverás -le cortó, amenazante.

-¿Eso crees? Entonces no me conoces.

-Tienes razón: no te conozco. Lo único que sé de tí, es que desde primer año disfrutabas ridiculizarme y que hace poco más de un año, en algún desvarío, se te metió en la cabeza que la pequeña Weasley no era tan horrorosa y que sería un trofeo digno de presumir por un rato.

-Ese tema ya lo hemos discutido bastante, ¿no te parece? -se pasó una mano por la frente, como si así la paciencia no se le fuera tan pronto.

-Sí. Al igual que hemos discutido bastante lo de decirle algo a mis hermanos -clavó sus ojos en los grises que la miraban de vuelta- Pero allá tú. Si sales de la tienda cargando la cabeza bajo el brazo, no me voy a sentir culpable: yo te lo advertí.

-Entonces tomo eso como un "apruebo-lo-que-estás-por-hacer".

-Tómalo como un "no-me-importa-si-te-mueres-el-lunes-a-manos-de-Fred-y-George"

-Te mando una lechuza para contarte como fue, entonces -ignoró el comentario- Y ya que voy a tener la civilizada plática con tus hermanos, ¿no te parece mejor si en vez de decir que somos amigos, les anuncio que somos novios?

Ginny abrió mucho los ojos y no pudo hablar por un momento

-Te mueres por mí, acéptalo.

Entonces la pelirroja se ruborizó tanto, que aún con la ténue luz de la luna, él se pudo dar cuenta.

-No -y se levantó tan rápido que casi pierde el equilibrio y se cae techo abajo. Él se levantó también- Es diferente aceptar ser tu amiga, a que me muera por tí. De hecho, el que va a morir por mí el lunes, va a ser otro…

Él frunció el ceño. Las cosas se le complicaban más de lo que él hubiera pensado. ¿Es que la chica estaba decidida a rechazarlo por siempre? No. "Malfoy" y "Slytherin" eran las palabras que habían forjando su carácter. Y en su carácter estaba el conseguir siempre lo que él quería.

-Ginny, espero que te hayas bañado hoy y tengas bien limpias las orejas para que me escuches, por que no lo pienso repetir: Te quiero -vaya, pues esto sí era digno de publicar.

Ya lo veía en primera plana del periódico: "Hijo único del reconocido mortífago Lucius Malfoy admite querer a una Weasley". No que lo hubiera dicho en el tono más romántico ni con el preámbulo más tierno, pero… "¿qué hace?" se preguntó. El chico se acercaba peligrosamente, con toda la intención de besarla. ¿Qué podía hacer? Podía darse la vuelta y correr. ¿A quién engañaba? (bueno, sin contar a su familia y amigos…) La verdad era que también le empezaba a gustar Draco Malfoy y le encantaba descubrir, con cada carta y cada encuentro furtivo, que el chico estaba madurando y se portaba muy bien con ella. Además, había admitido abiertamente que más que gustarle, la quería.

Cuando menos se dio cuenta, ya la estaba besando. Por un momento, intentó apartarlo, pero fue inútil. "Pues si no puedes con el enemigo, únetele" se dijo. Correspondió al beso.

-¿Y bien? -muy contra su voluntad, terminó el beso. Debía tener una respuesta esa misma noche.

-"Y bien"… ¿qué?

-¿Eres mi novia o no?

-Que forma tan tierna de preguntar…

-Ginny… -empezaba a perder la paciencia.

-No.

La decepción se asomó tanto en su rostro, que si le hubieran escrito "decepcionado" en la frente, no se hubiera notado mejor. Esa no era la respuesta que quería escuchar.

-Pero…

-Buenas noches -con voz cansada, le cortó. No quería discutir más sobre lo mismo.

Se dió la vuelta para ir escaleras abajo, de vuelta al castillo, a su dormitorio.

-El lunes te mando una lechuza -aventuró, escondiendo el miedo a que le dijera que no.

A Ginny le preocupó que el tono de voz estuviera tan neutro. Le hubiera gustado más que se enfadara. No respondió. Siguió su camino sin volverse ni una vez.

Tendido sobre su estómago, se despertó al sentir una cálida respiración en el cuello. Abrió un ojo.

-Buenos días -le saludó una sonriente Hermione- Me voy a mi cuarto antes de que mis papás se levanten.

Con toda la pereza del mundo, Harry se sentó en la cama y buscó los anteojos.

-Están de este lado -le dijo, adivinando lo que buscaba.

Se estiró y, pasando por encima de ella, los tomó y se los puso. Aprovechando la posición en la que habían terminado, le dió un beso y le acarició un brazo.

-Si te levantas, es más fácil que me vaya.

-Pero yo no quiero que te vayas.

-Pues tu sabrás si quieres que mis papás descubran que pasamos la noche juntos -le soltó, pícaramente.

Harry se sentó de nuevo, dejándola ir.

-Te veo en un rato, para desayunar -le dijo, levantándose de la cama. A medio camino a la puerta, se agachó y recogió algo, que le lanzó a la cara a Harry antes de salir del cuarto- Ponte algo.

Se quitó el trozo de tela de la cara y lo alejó un poco, a fin de reconocerlo. Era su ropa interior.

Acababa de salir de una de las más largas clases teóricas que había tenido en la academia. Y tal vez fuera el hecho de que era relacionado con pociones o sólo que había estado casi cinco horas frente a un pequeño Caldero, pero la clase le pareció tan tediosa como las de Snape.

Todo eso, después de dos horas y media de pruebas físicas.

Estaba exhausto, lo único que quería era irse a casa y dormir mucho. Pobre de Padfoot donde se atreviera a molestarlo…

Caminando distraídamente, llegó al callejón Diagon, dispuesto a ir a la derecha para llegar al Caldero Chorreante, como siempre; pero una serie de explosiones, seguidos de muchas chispas de colores, le llamaron la atención. Provenían de "Sortilegios Weasley". Sin pensarlo dos veces, echó a correr hacia allá. Tal vez les había fallado un experimento.

-¿Fred? ¿George? -llamaba Harry desde la puerta. La parte delantera de la tienda se veía muy tranquila y no había sonido proveniente de la parte de atrás- ¿Hay alguien?

Atravesó el mostrador y se dirigió a la puerta que llevaba al almacén, temiendo encontrar a los gemelos chamuscados, tirados en el piso. Pero lo que vió lo dejó pasmado:

Fred, George y Draco Malfoy, sentados de frente, tomando té. A su alrededor, muchos fuegos artificiales quemados y un gran desorden.

-¿Qué pasó aquí? -la cara de sorpresa de Harry era tanta como si hubiera visto a los gemelos Weasley y a Draco Malfoy tomando el té. Un momento… eso era lo que estaba viendo.

-¡Harry! -saludó Fred desde su asiento.

George se levantó a servir otra taza de té y le invitó a acompañarlos. Malfoy solo puso cara de pocos amigos.

-Hola, Potter.

-Buenas tardes, Malfoy -se sentó donde George le indicaba- Eh… escuché explosiones cuando caminaba por la calle y…

-¡Oh! Esos fuimos nosotros -dijo Fred, como quien hace explotar cosas todos los días- No fue a propósito- dio un sorbo a su taza.

Le echó una mirada a Malfoy, con ganas de saber qué hacía ahí, le picaba la curiosidad.

Malfoy lo miró de vuelta. Luego volvió su atención hacia los gemelos de nuevo.

-Eso era todo lo que yo tenía que decir.

Harry Supuso que estaban tratando algo delicado, así que se disculpó y a pesar de que todos dijeron que se podía quedar y de que él quería saber, salió a la parte delantera de la tienda. Se detuvo al esuchar que empezaban a hablar de nuevo.

-De nuevo, ella es libre de elegir a sus amigos. Te deseamos suerte, por que hacerla cambiar de parecer no es tan fácil.

-No interferiremos para nada, no importa que seas Malfoy o cualquier cosa -al parecer, era una plática seria, pero tranquila- Eso lo vamos a dejar atrás.

-Sólo ten en cuenta que sigue siendo nuestra hermana pequeña y todos los hermanos mayores siempre cuidan a sus hermanitas…

Había escuchado demasiado. Salió a la calle y se dirigió rápido a las calles del Londres muggle. Se montó en su camioneta y pensando en lo que había escuchado en la tienda, llegó a Grimmauld Place. Subió a su cuarto a bañarse y cambiarse para después salir a comer a algún restaurant de comida rápida. Ya después se podía acostar a descansar.

-Padfoot, si quieres comer, que sea ya, por que si salgo, vas a tener que esperar hasta que vuelva -gritó.

El perro salió de debajo de una mesa, bostezando. Le echó una mirada a Harry, como indicándole que lo siguiera a la cocina y le sirviera de comer ya.

Sentado frente a la mesa, observaba como el perro comía, esperando a que terminara de comer para que saliera con él. Sonó el timbre de la puerta. ¿Quién podía ser? Hermione y la señora Weasley eran las únicas que lo visitaban, pero siempre avisaban antes.

Era Draco Malfoy.

-Hola de nuevo, Potter ¿Puedo pasar?

Harry tardó un momento en contestar.

-No… es decir, sí -meneó la cabeza- Sí, pero estoy por salir a comer, solo estoy esperando a Padfoot.

Malfoy alzó una ceja.

-Solo quiero hablar un momento.

Desconfiadamente, Harry dió un paso atrás para abrir más la puerta.

-Gracias -y aprovechando que estaba adentro, Malfoy caminó hasta la sala, mirando por todos lados la escasa decoración del lugar- Dado que eres casi un miembro más de la familia Weasley, creo que te interesaría saber que Ginny y yo somos amigos.

Algo estaba mal: Malfoy no estaba actuando como Malfoy.

-Lo sé. Bastante considerado de tu parte el que hayas venido hasta a mi casa a decírmelo -respondió, excéptico.

-¿Y también sabes que tengo otras intenciones para con ella?

-No…

-Pues las tengo. Me gusta y va a ser mi novia.

Harry soltó una carcajada.

-No importa si todos creen que no me va a hacer caso. Mi punto es que cuando ella sea mi novia, no quiero que vengan con su alboroto de que soy Malfoy y bla, bla, bla -el chico hacía gestos con las manos, como ridiculizando el parlamento- Si tienen algo que decir, díganlo ya. Estoy tratando de hacer las cosas bien, para tratar de probar que no soy igual que antes y necesito que me den la oportunidad.

Apenas abría la boca para hablar, cuando Malfoy le ganó la palabra antes de que iniciara siquiera.

-Que quede claro que no estoy pidiendo disculpas por nada. Todavía no eres mi persona favorita, Potter, pero eres importante para Ginny. Si pretendo estar con ella, más de alguna vez te voy a ver, así que más vale evitar malos ratos.

Definitivamente, ese no era Malfoy. Harry no supo qué decir, solo asintió.

-Ahora que ya todo está dicho, me voy -con Harry detrás, Malfoy se dirigió a la puerta. Antes de irse, se volvió- Nunca dejes a George Weasley preparar té si no quieres que queme la casa entera…

Con una enigmática sonrisa, cerró la puerta tras de sí.

"Harry:

Me alegra mucho que estés bien. Yo la paso todo lo bien que alguien lo puede pasar en el último año de la escuela.

Tu carta no me sorprendió para nada, por que antes había recibido tantas de parte de la familia, que pensé que era mi cumpleaños. Solo que estas no contenían ninguna felicitación, sino que buscaban explicaciones. También llegó una lechuza de Hermione. Me pregunto cómo se habrá enterado…

Malfoy vino a visitarme después del banquete de Halloween y me advirtió que hablaría con mis hermanos. En el momento le dije que no lo hiciera, pero ahora creo que es mejor así. Mi familia no ha reaccionado mal; parece que tras hablar con él todos han notado lo que yo: no es tan malo como parecía. Hay que reconocer que nosotros tampoco fuimos amables con él nunca, nos dejamos llevar por la rivalidad entre Gryffindor y Slytherin; sumado a las luchas de familias y asuntos relacionados con Voldemort. Nadie le dio nunca la oportunidad de ser quien él quería.

No lo estoy defendiendo ni digo que haya sido un ángel forzado a actuar de demonio, solo digo lo que pienso. Es difícil olvidar tantos insultos y el que su padre haya sido el culpable de que yo abriera la cámara de los secretos, pero lo estoy llevando muy bien. Admito que me gusta, pero no sé cuál va a ser mi respuesta si me vuelve a pedir que sea su novia. Sea cual sea, yo espero que la respeten.

Me voy, por que tengo que hacer algunos apuntes para pociones. Colin Creevey me pidió ayuda en clase de transformaciones (creo que solo es un pretexto para pasar el rato conmigo, por que se rumora que le gusto).

Cuídate mucho y dale mis saludos a Hermione cuando la veas.

Ginny.

P.D. Sé que aún falta tiempo, pero aparta algunos días de las vacaciones de Navidad para pasarlas con nosotros en la madriguera."

La carta estaba fechada a más dos semanas después de las visitas de Malfoy. Ese día, Harry había enviado una lechuza a Ginny, pero ésta se había tardado en responder. Desde entonces, había estado dudando. Ahora, con lo que leía en la carta ("Hay que reconocer que nosotros tampoco fuimos amables con él nunca, nos dejamos llevar…"), dudaba aún más. Cuando conoció a Malfoy en el callejón Diagon, antes de entrar a Hogwarts, había hablado con él. Le había parecido antipático, cierto, pero no por que se hubiera portado mal. Y los pleitos empezaron cuando él rechazó la amistad que le ofrecía, por defender a Ron. Pudo haber sido más cortés. El estar en las casas rivales dió pauta para que las hostilidades comenzaran.

Si Malfoy podía ir a su casa para darle una explicación, él también podía soportarlo un poco, ¿no? Además, el mismo Malfoy había dejado muy claro que no tenían por qué ser amigos, solo había que estar un rato en la misma habitación sin ahorcarse el uno al otro las pocas veces que se vieran.

Sonó el timbre de la casa y Padfoot empezó a saltar y ladrar alegremente por toda la sala.

-Harry, abre -escuchó la voz de Hermione del otro lado de la puerta.

-¡Rayos!-exclamó, en voz baja. La chica le había dicho que iba a pasar el fin de semana en Londres, con él y él lo había olvidado, por lo que la casa estaba tan desordenada como siempre y a su novia le iba a dar un ataque- Ya voy.

Saltó del sillón y recogió lo que pudo en menos de dos minutos.

-¡Hola! -abrió la puerta.

-¿Por qué tardaste tanto? -estaba cargando una pequeña maleta en el hombro y en la mano derecha sostenía una bolsa de papel- esto pesa.

Se acercó a darle un beso en los labios y le quitó la maleta.

-Padfoot se me estaba atravesando… -mintió.

-Si no lo hubieras consentido tanto, sabría como comportarse -Harry puso los ojos en blanco y se mordió la lengua para no contestarle- ¿Ya comiste?

-No, te estaba esperando para ir a comer fuera -la guiaba escaleras arriba- Limipié el cuarto que compartías con Ginny cuando estábamos todos aquí, pero si prefieres otro…

-Ese está bien, gracias.

Entraron en el cuarto y Harry puso la maleta junto a la cama.

-Mamá compró estas galletas (por que ella ni por equivocación se para en la cocina) y te las envía con muchos saludos. Papá te manda sus saludos y dice que cuando los dientes se te llenen de caries por comer galletas tan dulces, él te las cura. Mamá dice que te laves bien los dientes y que no contraes caries -dijo bastante rápido, entregándole la bolsa de papel que tenía en la mano. Harry la escuchaba y alzó las cejas- En fin, aquí tienes tus galletas. Eran de mis favoritas de pequeña.

-Gracias. ¿Nos vamos? Tengo un poco de hambre.

Ella asintió. Lo siguió fuera del cuarto, a la sala, a la cocina; lo observó poner las galletas en la mesa, poner comida en el plato de Padfoot, tomar las llaves y finalmente salieron a la calle. Se dirigieron a un pequeño restaurant situado cerca de Hyde park.

Los dos tenían tanta hambre, que no hablaron demasiado hasta que la mesera hubo recogido los platos.

-¿Me dijiste para qué venías el fin de semana a Londres? -preguntó Harry. Estaba seguro de que le había dicho, pero no lo recordaba.

-Sí, tres veces. Una compañera del departamento de regulación de creaturas mágicas y yo vamos a compartir renta, así que vengo a buscar un departamento. Necesito algo más cerca del ministerio, por que es bastante incómodo viajar por red flú y mis papás se quejaron de que un mago se equivocó de chimenea un día. Tampoco quiero conducir desde Cambridge todos los días. Así que ahora que tengo diesciocho años y trabajo y sueldo estable, me voy a mudar fuera de con mis padres.

-Podrías venir a vivir en la casa -soltó Harry, jugueteando con una servilleta y sin levantar la mirada.

Hermione se quedó callada un momento.

-Lo que quiero decir es que hay demasidas habitaciones y yo estoy solo, con Padfoot. No tendrías que pagar renta y el ministerio está más cerca. Estoy conectado a la red flú…-explicaba, todavía mirando la interesante servilleta de papel, hecha un churro.

-Para -le ordenó Hermione con tono serio. Luego cambió un poco de tono y siguió- es muy amable de tu parte, pero sabes que si me voy a tu casa, nuestra relación cambiaría y no creo que debamos apurar las cosas. Por otro lado, no puedo dejar a mi compañera tirada, ya acordamos algo.

El chico tomó un largo aliento. Estaba algo decepcionado. No quería que se fuera a vivir con él por lo que ella creía, sino por que la casa se sentía vacía y grande. Un perro es buena compañía, pero si sólo convivía con él, algún día no muy lejano, se enseñaría a ladrar.

-Como quieras. Fue una idea. Si algún día te quieres cambiar de lugar o quieres cambiar de compañero, mi oferta sigue en pie.


Notas:

Ahora que tengo tiempo, voy a contesatr reviews y hacer algunos comentarios.
Reviews primero, se los debo.

N!L: Si leiste todos de un jalón te has de aber tardado un buen rato, lo cual me halaga. Es buena señal que estés intrigada, pero lamento no poder decirte qué es lo que planeo, por que le quitaría la emoción.

Nelly Esp: Hermione no se arrepiente de nada. Lo que pasa, es que a ellos dos no me los imagino muy romanticones ni expresivos. Eso es lo más amable que Draco Malfoy puede ser con Harry, por que Harry tampoco es toda ternura con él.

Flaka-Potter: La tuya ha sido la primer amenaza que he recibido y se sintió lindo, jajaja. A mí también me gusta que todos sean felices.

Blanca: Eso es justo lo que quiero. No me gusta cuando la personalidad en los fics no tiene nada que ver con la de los libros.

Netzach: Pues ya vimos que de tonta, ni un pelo. Al contrario, piensa demasiado las cosas...

Pipu-Radcilffe: No es que sea un crimen dejar de poner review, pero agradezco cada vez que me escribes. Que bien que te gustara.

Angela: Esta es mi pareja favorita, así que es de esperarse que le escribiera el fic a ellos.

Mateo: Yo lloré como loca cuando lo escribí, así que si tú también lloraste, es que sí lo hice bien. Sigue leyendo.

Rubiatea: ¿Como qué se te ocurre? Se aceptan sugerencias...

Muchas gracias a todos los Reviews.

A los que esperaban algo de Ginny y Draco, ahí lo tienen. Y les anuncio que va a haber más de ellos, por que su relación es clave en este fic.

Este capítulo a mí me pareció algo aburrido, pero lo necesitaba para sentar algunas bases. Prometo más acción más adelante, por que esto se va a poner mejor.

Hasta la próxima.