Hermione no puede con una decisión tan importante. ¿Qué pasa si le dice que no?

Lean, para que se enteren.


REINICIO

Decisiones

Hermione se tapó la boca con las manos, llorando deseperadamente. Él sólo la vió por eternos dos minutos de silencio, roto por sollozos, todavía esperando una respuesta.

-¡Por supuesto que sí! -le dijo al fin, destapándose la cara para mostrar un enorme sonrisa. Se lanzó a sus brazos repentinamente, provocando que casi se cayeran de la banca donde estaban sentados.

Harry sintió que el alma le volvía al cuerpo.

-Gracias -le susurró al oído, mientras le acariciaba el cabello- Me puse muy nervioso.

-No me di cuenta -mintió, jugando- Yo sí me puse muy nerviosa de sólo pensar que estabas terminando conmigo.

-Nunca haría eso. Nunca te dejaría irte de mi lado.

-Pues la manera como empezaste a hablar en el restaurant… eres un imprudente. En todos estos años no has aprendido a escoger tus palabras -le decía con el mismo tono que usó para regañar a Ron la vez que insultó a Cho Chang con aquél tonto comentario de quidditch.

-Sólo ponte en mi lugar -se defendió- ¿No te habrías puesto nerviosa?

-Tal vez… -admitió.

-¿Tal vez? -repitió- Sí te hubieras puesto nerviosa. ¡Sólo imagínate que me hubieras dicho que no!

-¿Por qué te iba a decir que no? -se separó de él lentamente, quitándose las lágrimas del rostro, con las manos.

Torciendo la boca con incomodidad, Harry pareció meditar su respuesta.

-Pensé que tal vez me dirías que deberíamos esperar más tiempo. O que no querrías pasar el resto de tu vida conmigo, tal vez te gustaría conocer a alguien más.

-¿Te das cuenta de lo tonto que suena eso? -le preguntó. Inconscientemente, bajó las manos, buscando las de él para acariciarlas.

Al darse cuenta de algo, ambos bajaron la mirada: Harry todavía sostenía la caja con el anillo.

-Pues siempre hay una probabilidad… Imaginarte diciendo que no, era como imaginarte rompiendo reglas -le contestó-: difícil, pero no imposible.

Se rió del comentario, sin levantar la vista del anillo. Vió y sintió cómo el chico separaba delicadamente sus manos de las de ella. Sacó el pequeño objeto de su caja, tomó la mano de ella y lo deslizó por su dedo anular.

Estaba como hipnotizada, grabando en su mente cada detalle del momento. Nunca imaginó que Harry le pediría casarse con él tan pronto, ni de esa manera. Era increíble que no lo hubiera sabido antes, siendo que él apenas podía esconderle un secreto. Tal vez Harry sí había tenido razón de ponerse nervioso, después de todo. Debía ser difícil para cualquiera, más cuando se es tan joven; como ellos, que apenas iban a cumplir veinte años. Ella siempre imaginó que se casaría a los veinti-tantos años, cuando tuviera un buen empleo, un buen sueldo, cuando hubiera viajado mucho y cuando ella y su pareja tuvieran algo seguro para ofrecerles a sus hijos… Pues no podía quejarse, por que ya tenía todo eso. Todo, a los diecinueve años.

¿Que era joven y podía conocer a alguien más? Eso jamás. Harry y ella se conocían desde los once años y siendo los mejores amigos no había nadie que los conociera mejor. Sabía que nunca encontraría a alguien que pudiera ocupar su lugar, sabía que no lo podía dejar ir. Sería como dejar ir una parte de su vida. Estaba muy acostumbrada a él, se acoplaban bien para todo: desde los pequeños detalles como el servir la comida, el acomodarse para ver la televisión o bañar al perro; hasta los grandes detalles como el pasar la noche juntos, tomar las decisiones importantes…

Decisiones importantes. Eso le recordó:

-¿Cómo es eso de que estás vendiendo todo y vas a comprar una casa? -preguntó, llena de curiosidad.

-Ya te lo dije: Estoy haciendo algunos cambios -respondío, acariciando su brazo. Al ver que la respuesta no era suficiente, supuso que debía explicarle todo- De la casa de mis padres sólo quedaban las ruinas y no creí que reconstruir valiera la pena: queda bastante lejos del ministerio y de todo lugar; así que en lugar de que el título de propiedad se estuviera empolvando en el escritorio, pensé que podía producir un poco de dinero que será útil para algo más. La casa de los Black es bastante grande, vieja y no tiene jardín. Padfoot necesita distraerse haciendo otra cosa que morder pantunflas… y pensando a futuro; si tenemos hijos, quiero que todo esté adecuado para ellos.

Se sonrojó un poquito y Hermione se sorprendió de que hubiera pensado tan bien las cosas.

-¿Por qué no me dijiste nada antes?

-Por que quería que fuera sorpresa.

Ella rodó los ojos, como si eso le pareciera infantil, pero a la vez le pareció muy tierno.

-Entonces ya decidiste qué casa vas a comprar, ¿no?

-No. Quiero que tú me ayudes a decidir, por que si vamos a vivir los dos ahí, tiene que gustarnos a los dos -le dijo- Además, tú debes saber mejor acerca de esas cosas…

Y a cada momento le parecía más tierno. Para todo había pensado en ella. Una duda surgió en su cabeza.

-¿Entonces yo puedo escoger la casa que me guste, cualquiera que esta sea?

Harry notó peligro en el tono de voz. Era como el tono que usaba Ginny cuando le decía a Draco que había visto aquella preciosa capa azul que le encantaría tener en navidad y que sin duda sería muy abrigadora. La capa le había costado galeones al chico.

-La que quieras, Hermione -respondió.

-¿No importa que sea muy grande, o muy cara? -insitía.

-No, no importa -la situación le empezaba a divertir. Pocas eran las veces que Hermione se comportaba de esa manera; pues ella aseguraba que le molestaba que las chicas pusieran caras de borreguito a medio morir para conseguir algo- Prometo que vas a tener la casa que tú quieras.

-¿En serio? -volvió a preguntar, emocionada. Harry asintió con la cabeza- ¿Cuándo empezamos a buscar?

Harry no pudo evitar una sonrisa.

-Hoy no -se levantó de la banca, sonriendo y tirando de la mano de ella para que se levantara también-, tal vez mañana. Hoy nos tenemos que ir a dormir, por que ya es tarde.

Sonriendo también, Hermione se levantó para darle un abrazo. La hacía muy feliz.

-Y mañana tampoco, por que quiero darle la noticia a mis papás. Mañana vamos a Cambridge.

Al chico se le enchinó la piel. No sabía como iban a reaccionar los demás ante la noticia, pero tenía la ligera sospecha de que los papás de su novia no iban a saltar de gusto al saber que se casaba tan joven. Los Weasley en cambio, estaba seguro de que sí bailarían de gusto.

Tratando de que ella no se diera cuenta de que le intimidaba ir a anunciar su compromiso delante de la casi perfecta familia Granger, Harry se la llevó de la mano de vuelta al coche y a casa.

-Podemos decirles hoy. Luego encontraremos una solución -Draco y Ginny volvían de su paseo a pié y ahora estaban frente a la entrada de la casa. El chico trataba de que ella estuviera tranquila, pero era inútil- ¿Te parece?

Ginny meneó la cabeza en gesto negativo.

-Prefiero decirles ya que tengamos decidido lo que vamos a hacer -respiró hondo y tratando de sonar menos preocupada, añadió- Sólo espero que encontremos algo antes de que se note…

-Te veo la próxima semana. Trataré de tener algo para entonces -se acercó a darle un beso en la mejilla, luego esperó a que se metiera a la casa y después desapareció.

-¡Pues entonces ahora mismo empiezo! -saltaba la señora Granger de la mesa. Luego, murmurando una cuantas cosas para sí misma, salió casi corriendo al estudio. Volvió con el directorio telefónico en las manos- Hay tantas cosas que hacer: tantas llamadas, preparativos…

El señor Granger volteó a ver a la pareja con una sonrisa forzada. Hermione vió a Harry primero, para luego ver a su padre con mirada suplicante. El rostro de Harry tenía expresión indescifrable.

Como Hermione había dicho, el día siguiente habían ido a Cambridge a darle la noticia a sus papás. El señor Granger los había recibido sorprendido de que no hubieran avisado antes.

La madre de Hermione primero había dicho que salieran a un restaurant a comer (por que ella, para la cocina, era una nulidad), pero Hermione les dijo que para la noticia que tenían que darles, era mejor estar en casa.

Tras la comida, Harry les anunció (tartamudeando) que se iban a casar. El papá de su novia por un momento pareció perder el color, para luego ponerse muy rojo. Su esposa, en cambio, sí que había saltado del gusto (literalmente): se levantó de la silla e impulsivamente los abrazó, haciendo que casi se cayeran los tres con todo y sillas.

Cuando la mujer se hubo sentado de nuevo, el señor Granger los sometió a interrogatorio ("¿No estás embarazada, verdad?" "¿Por qué deciden casarse tan repentinamente?" "¿Hay algo que tu madre y yo debamos saber, Hermione?" "¿No piensan que tal vez sea mejor esperar un poco más?") sin ninguna expresión en la cara. No sabían si estaba molesto, asustado o sorprendido. Quizá un poco de los tres.

Entonces, para desgracia de Harry, la madre de Hermione empezó a decir que tenían que anunciar formalmente el compromiso, fijar fecha para la boda, empezar con los peparativos y otras cosas más. Él nunca pensó que se tuvieran que hacer tantas cosas para casarse.

Y ahí estaba ahora la mujer, con la sección amarilla; buscando, resaltando y anotado números de teléfono. Se parecía a Hermione cuando buscaba los datos para algún trabajo o tarea, solo que ella tenía una gran sonrisa en el rostro.

-¿Puedes dejar eso por un momento, querida? -la voz del señor Granger captó la atención de su esposa, haciendo que levantara la cabeza- Antes tenemos que preguntarle a los muchachos si están de acuerdo.

-Por supuesto que están de acuerdo ¿Verdad? -les preguntó, esperanzada. Harry asintió nerviosamente, como si la pregunta la hubiera hecho con una pistola en las manos. Hermione en cambio, no hizo movimiento alguno- Oh, pequeña, debiste decirme. Yo asumí que te encantaría…

-No es que no me guste la idea, mamá -consoló la chica- Lo que pasa es que apenas decidimos casarnos -miró a Harry por un momento y le tomó la mano- Es que Harry no está acostumbrado a este tipo de cosas.

La mujer volteó a verlo con una mezcla de decepción y ternura.

-Bien, pues supongo que fue muy apresurado de mi parte fantasear con fiestas, ¿no? -Harry no dijo nada- ¿Qué les parece si tomamos algo de té y aprovechamos para ayudarles un poquito con la decisión de la fecha, para empezar?

Ya más tranquilo, Harry asintió.

-¿Lista?

Ginny asintió. Estaba muy nerviosa, pero el sentir esa mano acariciando la suya, le reconfortaba un poco.

Salieron los dos de la cocina, en camino a la sala, donde estaban los padres de la chica.

-Papá, mamá -empezó a hablar. El que le temblara tanto la voz, no le ayudaba mucho- Quiero decirles algo.

El señor Weasley levantó la mirada de "El Profeta" y la señora Weasley de algo que parecía ser una bufanda. Draco apretó la mano de Ginny.

-Mejor dicho, tenemos que decirles algo -corrigió él.

Hermione entró detrás de la mujer a la casa y se quedó con la boca abierta. Era una casa preciosa, el salón era enorme. Fue recorriendo el lugar y a cada momento le gustaba más.

-… y arriba se encuentran tres habitaciones además de la principal -explicaba la agente- Por ahora luce un poco muerta, pero con muebles bien seleccionados, se ve preciosa. Precisamente aquí tengo unas fotografías de cómo lucía con los dueños anteriores.

Ella y Ginny se acercaron a la agente a ver las fotos. Se veía un poco anticuado, pero sin duda muy lindo.

-Yo creo que esta casa es muy grande de todas maneras, Hermione -comentó Ginny, finalmente. La agente le puso mala cara- Imagínate limpiar todo el lugar tú sola, cuando Harry no esté te vas a morir de miedo. Además, está lejos del trabajo.

-Tal vez tengas razón -suspiró la otra. Se volvió hacia la agente- ¿Podemos ir a la otra casa que mencionó?

-Por supuesto -se apresuró la mujer- ¿Me siguen en su coche de nuevo?

Hermione y Ginny asintieron. Echando una última mirada al lugar, Hermione salió de ahí. Hicieron el recorrido de diez minutos hacia otra de las casas, que estaba situada en lo que parecía una tranquila colonia.

-Por Merlín, esta casa se ve preciosa, Hermione -exclamó la pelirroja.

-Yo la apruebo por fuera, ahora veamos qué ofrece por dentro -contestó. Se le dibujó una sonrisa en el rostro- Y esperemos que a Harry no le de un infarto cuando vea los precios.

-Te dejó escoger lo que quisieras, ¿no? -se encogió de hombros mientras bajaban del coche- Debió venir contigo para que opinara sobre la casa y el precio.

Se reunieron de nuevo con la señora Randolph a la puerta de la casa.

-Esta casa apenas fue terminada de construir hace siete meses -explicaba al tiempo que las dejaba pasar y las conducía por todos lados- Hay algunas cosas que quedaron dispuestas a cambiarse, según el gusto del proprietario. La compañía se encargaría de las pequeñas remodelaciones y de pintar todo.

Hermione alzó una ceja.

-Abajo está la cocina, el comedor, la sala, medio baño y un cuarto al que se podrían dar usos múltiples. Arriba está la habitación principal y dos habitaciones, cada una con baño propio completo y vestidor. La habitación principal, tiene además, una sala adjunta. En la parte de atrás se encuentra el cuarto de lavado y en el jardín trasero hay un estudio, independiente de la casa.

Ginny alzó un ceja también, imitando a Hermione. La casa era impresionante. La recorrieron de arriba a abajo.

-Esta me encanta -concluyó Ginny- No es muy grande, pero tiene el espacio perfecto para tí, para Harry, niños, perro, gato y lechuza.

-¿Lechuza? -repitió la mujer- Una mascota bastante interesante.

Las chicas se quedaron tiesas.

-Entonces les va a gustar saber que en esta colonia hay tantos magos como muggles. Habrán visto que el cuarto de abajo tiene una gran chimenea, perfecta para viajar por red flú -las chicas respiraron de nuevo. La mujer era bruja también, pero sólo le interesaba vender una casa.

-Hasta ahora me ha encantado. Sólo tengo que convencer a mi novio -contestó entonces Hermione, con una sonrisa- ¿Tiene los folletos de esta casa?

La mujer rebuscó en su maletín y sacó una carpeta que Hermione le pasó a Ginny sin ver.

Salieron de la casa, hablando de cómo la mujer había terminado estudiando una carrera muggle y de la futura boda de Hermione con "el niño que vivió". Se despidieron y las chicas tomaron su camino de regreso a Grimmauld place.

-Me encantó -dijo Ginny, sacando algunos papeles de la carpeta. Abrió mucho los ojos- pero no creo que le guste a Harry.

-¿Por qué? -preguntó Hermione, abriendo la puerta de la casa, para ser recibida por un feliz Padfoot.

-Digamos que el precio es tan impresionante como la casa -contestó. Ambas sonrieron.

-Pues no espero conseguir nada espectacular por tres galeones y dos sickles. Menos en tan poco tiempo, por que se tiene que mudar en dos meses y medio -sirvió comida para Padfoot, tomó unas cosas, dejó otras y se fue a sentar a la sala- Eso le pasa por vender antes de comprar.

Ginny se sentó delante de ella, con gesto cansado.

-Estoy muerta. Y voy a matar a Draco en cuanto lo vea.

-¿Cuándo vuelve? -preguntó Hermione.

-En tres días, así que ya me van a dejar de tener que aguantar -se sonrieron.

-Ginny, no nos molesta para nada en que te quedes aquí cuando Draco no está, pero no creo que Harry y yo te podamos dar la atención necesaria si surge algo -empezó Hermione. Pocas veces había tocado el tema desde que la pelirroja hubiera confesado lo que había pasado.

-¿Qué puede surgir? No seas paranóica.

-Cualquier cosa. Además, no creo que sea bueno que sigas molesta con tus papás…

-Si la molesta no soy yo, sino ellos -le cortó, triste- Me duele que se hayan puesto así, pero los entiendo, Hermione. Voy a dejar pasar el tiempo, sé que después se les va a pasar. Mamá está triste, pero papá sigue sin querer verme. Sé que también les duele.

Hermione se levantó y se fue a sentar junto a ella, rodeándola por los hombros.

-No sé que decir…

-No tienes que decir nada, su apoyo es suficiente.

-¿Al menos les has escrito?

-Sí: el día de la boda -una lágrima rodó por su mejilla- Mamá siempre imaginó una boda fantástica para mi… para ser honesta, yo también. Pensé que cuando supieran que nos casamos se les iba a pasar, pero no.

-Calma, no te hace bien ponerte así -le consolaba- Piensa por lo menos en tu bebé.

Consiguió una sonrisa.

-Eso y el estar con Draco, me hacen sentirme mejor -se limpió la cara con las manos- Y no necesito una enorme boda, que para eso voy a tener la tuya.

Pasaron un rato hablando de cosas triviales, como los muebles de la futura casa, hasta que llegó Harry. Las dos lo saludaron muy alegres, demasiado para su gusto.

-Voy a descansar. Sube a despedirte, Hermione -Ginny salió de la sala para dejarlos solos.

Hermione le dijo que sí, que descansara. Le preguntó a Harry cómo le había ido, para después contarle lo que habían visto y lo mucho que le había gustado aquella casa. Le gustó que Harry no se quejara con respecto al precio y tras hablar de una y mil cosas, Hermione se despidió, para irse a su departamento.

-¡Harry! -gritaba Ginny desde su cuarto- ¡Harry! Alguien toca la puerta.

Escuchó los pasos de un malhumorado Harry andando por el pasillo. Rió para sí misma: el cuarto de Harry estaba más lejos de la puerta, pero ella no se pensaba levantar a las siete de la mañana a abrir la puerta de la casa que no era suya, donde ella no esperaba ninguna visita. Menos tan temprano.

La puerta se abrió y escuchó voces, aunque no alcanzaba a distinguirlas, ni lo que decían. Se giró en la cama y cerró los ojos de nuevo.

-¡Ginny! -gritó Harry.

"Voy a matar a quien inventó las venganzas" pensó Ginny, abriendo los ojos y sentándose en la cama.

-Te buscan -dijo Harry desde la puerta.

-¿A mí?

-No, en realidad buscan a Hedwig, pero quería despertarte de todas maneras -respondió sarcásticamente.

-¿Quién es? -aventó las sábanas de lado para bajar de la cama.

-Yo -Draco venía detrás de Harry. Ya se explicaba ella la molestia de Harry: despertar a las siete de la mañana para abrirle la puerta a un Malfoy. Volvió a reir internamente.

-Pensé que llegabas más tarde -el chico se había acercado y la saludaba con un apretado abrazo.

-Me desocupé antes, así que pude tomar el traslador de la mañana. Arréglate para irnos -le dijo- Yo guardo tus cosas.

Ginny se acercó a un baúl de donde sacó un cambio de ropa, para luego dirigirse al baño.

-Voy abajo -Harry salía de la habitación, dejando a Draco que con sencillos hechizos, guardaba en orden las cosas que Ginny tenía fuera del baúl- Si gustan, pueden tomar algo aquí antes de irse.

Draco asintió, pero no dijo nada.

Era un avance entre ellos dos que no se insultaran al sólo verse, aunque jamás se llevarían del todo bien. Hacían el esfuerzo por Ginny y por el niño, que nacería en unos meses. Harry había apoyado la pequeña y apresurada boda que habían llevado a cabo, aún cuando sabía que los señores Weasley estaban en contra de ello. Fue una gran sorpresa que los hermanos de Ginny (incluido Percy) sí se presentaran y les desearan lo mejor.

Vivían en una pequeña casa que Draco había alcanzado a comprar a duras penas con el poco dinero que le pertenecía (no quería tocar ni un sickle proveniente de su madre, quien de todas maneras, no pensaba dárselo si una Weasley iba a disfrutar de él); pero la última semana, Ginny la había pasado en casa de Harry, ya que Draco tenía que salir del país y se rehusaba a dejarla sola.

-Gracias por todo, Harry -dijo Ginny, parada en la puerta de la cocina.

-Gracias, Potter -repitió Draco, entre dientes. Harry pensó que le había dolido la lengua de sólo decirlo.

-Por nada. Son bienvenidos en cualquier momento. ¿Entonces no se quedan a tomar el desayuno?

-Muchas gracias -respondió Ginny, meneando la cabeza- pero creo que ya causé bastante molestia. Cambiando el tema, déjenme saber qué deciden en cuanto a la casa.

Harry se rascó la cabeza.

-Espera a Hedwig pronto. Creo que Hermione va a querer escoger muebles tan pronto le dé la noticia y no puede gastar tanto dinero ella sola, necesita tus consejos.

-¡Decidiste comprarla! -exclamó Ginny, emocionada. Harry asintió- Que bien, Hermione va a estar muy feliz. En fin, te veo luego.

-Hasta luego -respondió.

-Nos vemos, Potter -dijo Draco, aunque en realidad esperaba que no se tuvieran que ver de nuevo.

Él y Ginny se dirigieron a la chimenea, por donde desaparecieron entre llamas verdes, tras decir en voz alta la ubicación de su casa.

-Odio viajar por red flú -se quejó el chico, saudiéndose la cenizas de la ropa- Aparte de que te llenas de cenizas, te mareas.

-Es mucho peor cuando estás embarazada, créelo -le respondió.

Draco dejó el baúl en la pequeña sala y se sentó en un sillón, invitando a Ginny a que lo acompañara.

-¿Qué tal te fue en el viaje? ¿Alguna novedad? -preguntó, recargando la cabeza en el hombro de su joven esposo.

-De hecho, sí. Un par, por lo menos -le pasó el brazo por detrás de la cintura- Los rusos nos trataran muy bien mientras estuvimos allá y casi nos besan los pies cuando les propusimos que su país fuera la sede del próximo mundial de quidditch.

-Que bien, aunque te tengas que ir a Rusia en julio…

-Nos vamos los dos: el ministerio paga -explicó- También se planea oragnizar otro torneo de "los tres magos", así que se tienen que ir preparando las cosas.

-Vaya, entonces ya es definitivo el que lo hayan reanudado -recordó que el torneo se realizaba cada tres años y tras haberlo suspendido por varios años, habían vuelto a empezar cuando ella estaba en tercero, luego se llevó otro a cabo cuando estaba en sexto (esta vez en Durmstrang) y parecía que el próximo año convocarían el siguiente, si sus cálculos eran correctos- Espero que no sea tan peligroso como antes…

El chico hacía movimientos con la cabeza.

-Ginny, he estado pensando… -comenzó a decir.

-Pero esa sí que es una gran noticia -bromeó la chica. El la volteó a ver con los ojos entrecerrados- Lo siento ¿Decías?

-Que he estado pensando en pedir que me transfieran.

Ginny parpadeó algunas veces, confundido.

-Pero… ¿por qué? -pudo decir, al fin- ¿A dónde?

-Por distintos motivos: En el ministerio inglés me tienen etiquetado como el Malfoy malo y no creo que llegue muy lejos -comenzó a enumerar- Y si logro algo, nadie va a pensar que haya sido por méritos propios. También creo que hay lugares donde puedas seguir con tus estudios, con un mejor nivel y más oportunidades; como Francia, por ejemplo.

-¿Y qué hay de lo demás? Nuestras familias, nuestros amigos, nuestra casa -de repente, se sentía algo aturdida.

-¿Familia? Tu papás estan molestos con nosotros y no nos quieren ver. Mi madre me ha desconocido. Tus hermanos te podrían visitar en cualquier momento, no serías la primera en vivir fuera del país. ¿Amigos? Sólo tú tienes a Potter, Granger y Lovegood, que también te pueden visitar; yo no tengo a nadie. ¿Casa? La podemos vender por mucho más de lo que la compramos, ahora que la hemos arreglado y conseguir algo mejor, en otro lugar.

La chica sacudía la cabeza, sin decir nada. No se le ocurría nada. Se levantó del sillón.

-¿Podemos hablar luego de esto? Apenas llegaste y ya te quieres ir a otro lado -no lo miraba mientras hablaba, sino que caminaba fuera de la habitación.

Sentado en el sillón, Draco la vio salir de la sala. Supo que no había sido el mejor momento ni la mejor manera para decirlo, pero mientras más pronto, mejor. Quería encontrar una solución a la tristeza que su joven esposa sentía y tal vez, sacarla del país por un tiempo, sería una buena solución. La plática que había escuchado con Harry antes de salir de Grimmauld place, acerca de la compra de una casa, lo había convencido aún más de la idea: tenían que mudarse fuera de Inglaterra.


Notas:

¡Ha! Los engañé. Apuesto que les puse por lo menos un sustito con lo de arriba, ¿no?

Pues aquí está el siguiente capítulo, que lo he subido tan pronto lo terminé. Trato, a como puedo, de no tardarme tanto y a la vez rendir el los dos trabajos (¿se dan cuenta? ¡dos trabajos sin un día de descanso y un fic por terminar!).

Ya me estoy acercando a donde quiero, aunque todavía me falta un poquito. Necesito algo de apoyo en cuanto a la boda de Harry y Hermione, que de otro modo, me salto esa parte y sólo la dejo como un lindo recuerdo en la cabeza de los presonajes.

Espero no ir muy brusca en cuanto a los cambios de tiempo. Por si a alguien le quedó duda: Draco y Ginny se casaron tan pronto como pudieron; tanto para que los papás de Ginny no los desollaran vivos, como para que su bebé no naciera fuera del matrimonio. El señor Weasley fue el que tuvo la peor reacción (contrario a lo que todos piensen, tiene su carácter).
Harry y Hermione no están viviendo juntos y no van a vivr juntos hasta que se casen, aunque compren la casa. ¿Alguien pensó que Harry sería un tacaño?

Siento no haber contestado los reviews del último capítulo, por que otra vez, mi hermana me corrio de MI computadora. Pero ya lo hago ahorita:

flaka-potter: Ya has de saber mis razones para no actualizar más rápido, por que la verdad a mí me encantaría subir un capítulo por día. Harry y Hermione no van a vivir en valle de Godric, por que esa casa ya no existe. Pero velo por el lado bueno: van a tener una casa nuevecita y de paquete. Que bueno que te guste lo de Draco y Ginny.A mi me gustaría haber profundizado más en eso, pero me hubiera llevado mucho tiempo.

Pipu-Radcilffe: Aquí tienes: Hermione aceptó. Ahora sí tengo bien fundamentado lo que sigue, aunque a veces tengo dudas de cómo debo seguir. ¿Qué esperarías tú en el próximo capítulo? ¿Qué te parece Draco y Ginny?

angela: Muchas gracias. Espero que este te haya gustado también. ¿Crees que Harry y Hermione pueden estar más unidos? A pesar de como pintan las cosas, yo planeo algo bueno para la otra pareja-dispareja.

Rubiateia: Estoy pensandomelo seriamente; aunque creo que es algo tarde para meter intrigas entre Harry y Hermione. Aunque tal vez Beth pueda intentar algo... Prometo que pronto va a haber nuevos personajes, eso sí.

himawarynohama: Estoy siguiendo tan pronto como puedo. Espero que te siga gustando.

C'Nedra: Como ya lo he declarado tantas veces: también H/H es mi pareja favorita, por eso le escribo este fic. Ya le dijo que sí. Espero que te guste.

Listo. En general, muchas gracias.

Antes de irme, debo confesar mi pecado: Por un momento pensé hacer que Hermione se negara a la petición de Harry. Pero no me atreví.

Espero más reviews (lo he dicho algunas veces ya pero:) Creo que me los merezco, ya que me desvelo por esta historia y eb lo ratos libres, sólo me la paso pensando en cómo voy a seguir y lo feliz que me voya sentir si a alguien le gusta. Un abrazo a todos. Nos vemos en el próximo capítulo.