REINICIO

Ninniel

Una hora y media después, la sanadora volvió a la habitación, acompañada de otros dos sanadores. Con la puerta cerrada, escucharon alguna discusión que tenían los tres dentro de la habitación, pero no entendieron las palabras. Los desconocidos sanadores, salieron primero. Uno bastante molesto y el otro con la cara impasible.

-Señor Potter, me gustaría hablar con usted -le dijo la misma mujer¿Me acompaña abajo, a la oficina?

Sin perturbarse, Harry se levantó y la siguió hasta el otro extremo del hospital. Llegaron a una reducida oficina, donde la mujer le indicó a Harry que tomara asiento.

-Le presento al Dr. Reynolds y al Dr. Mc Garrel -los hombres asintieron, cada uno al sonido de su nombre- Ambos tienen experiencia con casos parecidos al que tenemos aquí y lo han estado estudiando cuidadosamente. Si usted lo permite, ellos podrían intentar ayudar.

Harry no dudó ni un segundo.

-Hagan lo que puedan -contestó, apresuradamente.

-Lo estamos haciendo, pero necesitamos hacer más. Y si pedimos su consentimiento, es por que hay riesgos -explicaba la mujer- Yo no he tenido un caso tan delicado antes, pero el Dr. Reynolds cree que en una situación desesperada, habría que inducir el parto y es casi imposible que ambos resistan. Tendría que escoger entre su esposa o el producto.

Eso no se lo esperaba. Se quedó tieso, sin saber qué decir.

-La otra opción -habló el Dr. Mc Garrel- es sólo seguir como hasta ahora y dejar que el destino haga lo suyo…

¿Y lo dice así-estalló Harry¡Como si se tratara de escoger manzanas en la tienda!

-No -protestó Reynolds- Aquí nadie se toma una vida a la ligera, pero se puede salvar a una persona en vez de que las dos mueran. Su esposa está al borde de un coma y en su situación, sería muy difícil que regresara de ahí.

Harry se pasó una mano por la cara, tratando de asimilar todo lo dicho. No podía creer cómo su vida se venía abajo en sólo dos días y sin razón aparente.

-Para empezar¿qué fue lo que provocó todo esto-preguntó, tratando de calmarse.

-No lo sabemos, lo cual es peor -respondió la mujer- Si supiéramos cuál es la causa, partiríamos de ahí, para hacer algo. Pero parece ser que no hay nada fuera de lugar con su esposa, que cause esto. Como lo dije antes: su cuerpo está en perfecto estado, al igual que el del bebé.

Hubo un silencio incómodo y tenso.

-Me rehuso a escoger entre mi esposa y mi hijo -habló el chico, tras unos minutos.

Se levantó para volver al pasillo donde estaban los demás. Los sanadores lo seguían.

-Tenemos alrededor de cuatro horas para empezar a hacer algo más efectivo, si lo quiere intentar -dijo Reynolds antes de entrar a la habitación- Piénselo.

Se recargó pesadamente en la pared, soltando un suspiro.

-Harry-dudó la señora Granger¿Qué te dijeron?

Él la miró, pensando si debía decirle o no. Se rascó la cabeza, en gesto de desesperación.

-Nada nuevo. Sólo que Hermione y el bebé siguen muy delicados -mintió, decidiendo que no quería escuchar más lamentos y menos, lo que los demás tuvieran que decir respecto a lo que debía de hacer. De repente, sintió que se sofocaba ahí adentro- Voy a ir a casa un momento. Padfoot no ha comido desde que llegué aquí y Hermione se va a poner furiosa si se da cuenta.

-Yo lo hago, Potter -dijo Draco, sorprendiendo a Harry- Tal vez a tu esposa te necesite.

De mala gana, Harry aceptó. Aún así, necesitaba salir, de manera que salió al jardín del hospital.

"¿Cómo puedo decidir entre Hermione y el hijo por el que tanto hemos esperado?" se preguntaba, pasándose las manos por el pelo, desesperado "No puedo dejar ir a Hermione, no podría vivir sin ella; mucho menos, cuidar de nuestro hijo sin ella. Pero si dejo morir al bebé, tal vez no me lo perdone nunca. Ha sufrido tanto por no poder tenerlo antes…"

Sin darse cuenta, se le pasaron casi las cuatro horas de las que el sanador le había hablado, así que volvió al pasillo, con una decisión.

¿Señor Potter-Mc Garrel y la sanadora de Hermione salieron de la habitación.

-Tomé una decisión -todos lo miraron sorprendidos- Induzcan el parto y salven a Hermione.

Los sanadores asintieron. Todos los demás estaban sorprendidos de las palabras de Harry. Incluso el mismo Harry se sorprendió a sí mismo.

-Tal vez quiera pasar un momento -sugirió la sandora.

Sin voltear a ver a nadie, Harry entró a la habitación, sólo para ver a una muy desmejorada Hermione, rodeada de frascos de pociones y otras cosas así. Por Merlín que le dolía la decisión que acababa de tomar. Se acercó un poco y le rozó la mano, con la punta de los dedos.

-Espero que me perdones -le susurró. Miró a los sanadores con pesar y echó a andar, fuera del cuarto.

Nadie le preguntó nada cuando salió, ni durante las horas de espera en las que nadie salió de la habitación.

Fue oscureciendo y seguían sin noticia. La señora Weasley se llevó a Ginny y a Caleb a casa y le recomendó a la señora Granger que hiciera lo mismo, puesto que no se había ido del hospital desde el primer minuto.

-Si se pone esta bata, puede pasar un momento, señor Potter -una enfermera había salido de la habitación, rompiendo el pesado silencio.

Obviamente, el joven no se lo pensó dos veces y en un momento estuvo cubierto por la dichosa bata de hospital y dentro de la habitación.

Ahí estaba Hermione, con el vientre notablemente más pequeño. La sanadora lo jaló del brazo.

-Mire -con una cansada sonrisa, le señaló a una pequeña cunita- Milagrosamente, pudimos salvarlas a las dos. Le presento a su hija, señor Potter.

Viendo a aquella personita, Harry sintió que el rompecabezas que era su mundo hacía cinco munitos, ahora se ponía junto. Era tan chiquita. Se sintió culpable de haber dicho que la dejaran morir, pero ahora estaba viva y Hermione también, que era lo importante.

-Aún corre riesgo, pero por lo menos la hemos mantenido con vida más allá del parto. Eso ya es buena señal.

¿Y Hermione-preguntó Harry.

-También delicada, pero ahora ha pasado lo más difícil. Si pasa la noche, se puede considerar afortunada y sus probabilidades aumentan en un 60.

-Confío en ustedes, doctora -sentó Harry, antes de que la enfermera lo sacara de ahí. Las miradas de todos estaban fijas en él cuando salió- Fue niña. Las dos viven.

Se oyeron palabras de alivio por todo el pasillo y entonces sí abombardearon a Harry con preguntas.

-Antes no nos dijiste la verdad, Harry. ¿Qué fue lo que pasó-el señor Granger lo miraba severamente, como lo hacía Hermione cuando le descubría alguna mentira.

Avergonzado, Harry agachó la cabeza, para luego soltar un largo suspiro.

-No, no lo hice -admitió- Me dieron a escoger entre la vida de Hermione o de mi hija. Como lo escucharon antes, escogí a Hermione. Pero afortunadamente, pudieron salvar a las dos, aunque siguen en estado crítico.

¡Ay, por Dios-soltó la señora Granger¿Por qué no nos dijiste eso antes de decidir?

-Por que no quería escucharle decir a nadie que debía pensar muy bien las cosas: eso ya lo sabía. Y no me iban a poder decir algo más, no iban a poder tomar la decisión por mí ¿o sí-les acusó.

Se quedó callado. Todos lo imitaron. Después de todo, ninguno de los que estaba ahí, había pasado nunca antes por lo que él: desde quedarse huérfano al tener solo un año, hasta tener que asesinar a alguien y mucho después, tener que decidir entre la vida de las personas que más quieres.

-Les pido que no le digan nada a Hermione de lo de esta noche, por favor -pero más que un favor, parecía una orden. Una bastante comprensible, después de todo.

-No te preocupes, Harry -Remus se acercó y le pasó un brazo por lo hombros, en gesto paternal- Nadie más que tú le puede decir eso.

Los Weasley asintieron, de acuerdo con Remus.

-Yo ni siquiera hablo mucho con ella, como para ir con el chisme -dijo Draco.

Los padres de Hermione dudaron, pero bajo la presión de las miradas de todos, no les quedó de otra que aceptar.

-Listo, toma tus cosas, nos vamos -Harry entraba a la habitación de Hermione, que estaba parada junto a la ventana- Ya estás tan sana como antes.

Hermione sonrió.

-Por fin, ya me cansé de estar aquí -su semblante se tornó más serio¿Qué hay de Ninniel?

Al chico se le borró un poco la sonrisa.

-Ella todavía se queda unos días más. Ya lo has escuchado: ya no está en peligro, sólo necesita cuidados especiales. En una o dos semanas va a estar perfecta y lista para irse a casa.

La joven respondió con una sonrisa a medias. Tomando una pequeña maleta con las pocas cosas que Hermione había necesitado durante los diez días que había estado en el hospital, echaron a andar por los pasillos.

¿Vendremos diario a ver a Ninniel-preguntó Hermione, antes de salir de la habitación.

-Como si nos pagaran por ello -respondió él.

¿Podemos verla ahora-pidió, esperanzada- Tú la has visto más que yo.

-No es hora de visita, pero veremos qué se puede hacer.

¡No me pueden negar ver a mi hija-exclamó, alterada, pero entre dientes, tratando de no perder entereza- Tú tienes que poder hacer algo al respecto. No vas a dejar que me nieguen verla ¿verdad? Es decir ¿cómo le van a negar algo a Harry Potter, el niño que vivió, el que salvó al mundo mágico de Lord Voldemort?

Harry tuvo que morderse el labio para no reirse. En más de diez años de conocer a Hermione, pocas veces se ponía así. Además él sabía que no les negarían ver a Ninniel, ya que los Potter eran bastante populares por San Mungo (por ser el niño que vivió, por el peculiar caso de Hermione y por el alboroto que armaban todas las visitas que recibían).

Al llegar a los cuneros, no tuvieron más que abrir la boca y ya les dejaban entrar a ver a la pequeña.

-Hola, preciosa -saludó Hermione- Hoy me voy a pasar la noche a casa, pero prometo venir a visitarte todos los días, hasta que convenza a los doctores de que me dejen llevarte conmigo¿de acuerdo?

Sin pedir permiso, la levantó de la cuna. Era mucho más grande que cuando había nacido y aún así, era mucho más pequeña que cualquier bebé que ella hubiera tenido en brazos antes.

Tras decirle unas cuantas palabras cariñosas, la dejó de nuevo en la cuna, para luego salir de la habitación y marchar rumbo a casa.

¿Has notado cuanto ha crecido en tan sólo diez días, Harry-comentaba, feliz, en el trayecto a casa- Lo noto cada vez que la llevan a que la alimente.

-Sí. Hermione, hay algo que quiero decirte -le soltó, algo serio y nervioso- Precisamente sobre Ninniel, que no he podido decirte antes, en el hospital.

A la chica se le congeló la sonrisa y pronto el pánico se le vio reflejado en el rostro.

¿Hay algo malo? Da vuelta en este mismo instante, quiero verla.

-No, no -la calmó- No hay nada malo. Esto es sobre lo que sucedió el día del parto.

¿El día del parto¿Y hasta ahora me lo dices?

-No quería decírtelo en el hospital -se excusó- Creo que es mejor que lo haga en privado.

Ya llegaban a casa, así que Harry se interrumpió para bajar las cosas y meterlas en la sala. Padfoot los recibió moviendo la cola y los guió hasta la sala. Una vez ahí, empezaron a hablar de nuevo.

¿Qué pasó el día del parto?

-Bueno, tú sabes que fue muy delicado y todo eso -explicaba y hacía movimientos con las manos, nervioso- En algún momento, tuve que decidir qué debían hacer: si dejar sus vidas a la suerte o inducir el parto.

-Decidiste que indujeran el parto… -Hermione le animaba a seguir.

-Si no lo hacía, las dos podían morir. Al inducir el parto, en cambio, se salvaba la vida -tragó saliva- de una de las dos. Yo me vi obligado a decidir quién se salvaba: como quien dice, condenaba a la otra a muerte.

Hermione se sentó de a poco, mirándolo con los ojos entrecerrados.

-Pedí que te ayudarán a tí.

¿Cómo dices¿Decidiste dejar morir a nuestra hija-le recriminó¿Cómo pudiste hacer eso?

¿Crees que fue fácil para mí, Hermione-se sentó frente a ella, tratando de estar calmado- De una vez te digo que no fue algo me haya tomado a la ligera. Pero era decidir entre una de las dos, o dejarlas morir juntas.

¿Por qué no pediste que la salvaran a ella?

-Eso no importa, ahora están vivas las dos -trató de defenderse- Créeme que me arrepiento de haberlo hecho, me arrepiento desde el primer momento en que la vi en la cuna, justo después de nacer.

Hermione tenía los ojos rojos, respiraba pesadamente y (literalmente) se tiraba el pelo.

-Debería de darte vergüenza -le espetó.

Ante esto y sabiendo que lo lamentaría, Harry perdió el control de sí mismo.

¡Oh, pero tú no sabes lo orgulloso que me siento de haber dicho que dejaran morir a mi propia hija-se paró de un salto y empezó a caminar en círculos frente a Hermione, gritando- Tú piensas que es fácil decidir entre la persona que ha estado contigo desde que tienes once años y tu hijo ¿no? Crees que es fácil cuando otra vez, pesa sobre tí la vida de otras personas, saber que por tu causa han muerto tus padres, tus amigos y aparte de todo, has matado a alguien; como para venir a rematar con que decidas entre la mujer que amas o el hijo de ambos.

Y nada más terminar de decir todo, se lamentó. "Lo sabía, sabía que me arrepentiría si perdía la calma" se dijo. Hermione había empezado a llorar y escondía la cara entre las manos. No eran muy frecuentes las veces que Harry se ponía así con ella. En Hogwarts, eran ella y Ron los que discutían, pero Harry pocas veces le levantaba la voz. Así había sido siempre e incluso cuando no eran novios, a ella le afectaba mucho cualquier cosa que Harry le pudiera decir.

¿Por qué no pediste que la salvaran a ella-volvió a preguntar, entre sollozos.

Harry se sentó a su lado, esperando que no lo apartara y le pasó un brazo por la espalda, tratando de consolarla.

-En ese momento pensé que yo he pasado más de diez años contigo, que has estado a mi lado en cada momento difícil, dándome ánimos para seguir y que yo he tratado a toda costa de que tú estuvieras bien -respiraba profundamente, recuperando la calma- En cambio a Ninniel, sólo había sabido de ella por cinco meses.

-Yo la sentí crecer dentro de mí… -le dijo.

-Lo sé. En verdad, no fue fácil tomar una decisión. Pensé que si te dejaba ir a tí, no iba a poder yo solo con un bebé, sin tu apoyo. Y aparte de todo, sería tu bebé y cada mañana, al verlo de nuevo, te vería a tí y mi vida estaría a la mitad.

¿Te das cuenta de lo egoista que suenas-le recriminó.

Harry sintió cómo otra vez perdía la paciencia, así que hizo lo que pudo por calmarse para no empeorar las cosas.

¿Qué hubieras hecho tú en mi lugar-le preguntó¿A quién hubieras pedido que salvaran¿Me hubieras dejado morir a mí? Sé que es estúpido pensar así, pero eso fue lo que yo me dije en el momento que tomé la decisión: De ninguna manera voy a poder tener a otra Hermione, como la que ha estado conmigo desde que soy un niño; pero puedo sobreponerme a la pérdida de un hijo al que todavía no conozco -en el momento en que vió a su esposa fruncir el ceño y abrir la boca para volver a decirle algo nada amable, se adelantó a tomar la palabra de nuevo- No sabes la culpa y el arrepentimiento que me atormenta desde que me dejaron verla la primera vez.

Hermione recargó la cabeza en su pecho.

-No sé qué hubiera hecho en tu lugar, tienes razón: no debió ser fácil.

Él le acarició el pelo.

-Pensé que te perdería. Me dio mucho miedo.

-A mi me da más miedo pensar que Ninniel hubiera muerto.

-Pero ya está bien. Pronto la vamos a tener aquí, con nosotros.

Hermione le dio un beso en los labios.

¿Sabes? De ser necesario, yo volvería a pasar por lo mismo, si la recompensa es tan grande como tener a tu pequeñito en brazos.

Harry frunció el ceño.

-Yo no quiero pasar por el mismo tormento. Tenemos a Ninniel y es lo que importa. Yo no permito que tu vida se vuelva a poner en riesgo.

¿Qué si Ninniel pide un hermanito-ahora Hermione estaba dándole mal rato- Sería muy triste crecer sola: tómalo de una hija única.

-No necesita un hermano, tiene a Padfoot. Con eso será suficiente -Padfoot alzó la cabeza y los dos le rascaron las orejas, sonriendo- Te quiero, Hermione. No quiero que nada les pase a tí o a Ninniel. Son lo más importante de mi vida.

Padfoot ladró.

-Tú también, celoso -le dijo Hermione. Luego se volteó a darle otro beso a Harry- Yo también te quiero.

Durante once días, Hermione fue a diario al hospital y ahí se pasaba el día, hasta que las enfermeras la echaban fuera. Una vez que la sacaban de los cuneros, iba a hablar con Mc Garrel, quien se había ocupado de la salud de ambas a partir del nacimiento de la pequeña, solo para escuchar una y otra vez que aún faltaba un poco para dejar ir a Ninniel.

El onceavo día, por fin Mc Garrel le dijo que la niña estaba lo suficientemente fuerte como para ir a casa, pero aún necesitaba de mucha atención, más que cualquier otro bebé.

-Lo dice como si pensara que no podré cuidar de mi hija -le acusó Hermione, ofendida.

Trató de buscar a Harry para que le ayudara a llevársela, pero no lo encontró, por lo que se comunicó por chimenea a la madriguera, para pedirle ayuda a Ginny. Ésta se había quedado todo el tiempo a su lado y se negaba a regresar a Australia sin saber que las dos estaban bien, por lo que cuando supo que dejaban a Ninniel "en libertad" (como dijo ella), se apresuró a San Mungo, junto con Caleb y Draco; quien también había estado ayudando demasiado desde el día del parto.

-Es una niña muy bonita -comentó Draco.

-Sí, es mucho más linda cuando la ves de cerca, que cuando la ves desde el cristal -aseguró Ginny.

Durante un mes, Ginny, la señora Weasley y la señora Granger, se turnaban para cuidar de las chicas; por lo que Harry estaba tranquilo.

La pelirroja tuvo que irse al pasar de los días.

-Pero me dejas saber si necesitas algo -abrazó a Hermione, quien asintió, con lágrimas en los ojos.

-Gracias por todo -le dijo Harry- A tí y a Draco. Apreciamos mucho todo lo que han hecho por nosotros…

A partir de entonces, la relación entre las familias se hizo tan estrecha como lo puede ser la de dos personas que se odiaban de pequeños y tanto como la distancia lo permitía. Aunque Harry y Draco primero besaban a un guasarajo que admitir que se caían bien.


Hola!

Aquí está la continuación, por fin. Espero que les guste.

Al empezar a escribir la historia, no pensé que se necesitaran tantas cosas y es que me gusta hacerme cargo hasta del último detalle (no sé si se note). He estado buscando en mapas para asegurarme de que las calles y las ciudades efectivamente existen; he escogido los nombres que he usado cuidadosamente, ya verán por qué. Si tienen algo que decir, cualquier duda, queja, sugerencia o comentario, ya saben que siguen siendo bien recibidos.

Y por fin, la tan anunciada segunda parte de mi historia llega en el próximo capítulo. Espero terminar pronto, por que estoy haciendo todo en Microsoft Works's Word Processor y no lo puedo subir directamente, sino que tengo que pasarlo a Microsoft Office Word y subirlo de ahí. Mi problema es que mi compu solo tenía tres meses de prueba de Microsoft Office ¡y están por terminar este mes! Si puedo, voy a comprar el programa, aunque no lo necesito para nada más que para la historia.

Ahora, a contestar los reviews.

Lothus.Hiksa: Pues sí, hija mía, eres parte del club ahora, sientete honrada, jajaja. Ahí tienes, para que llores otro ratito y liberes tus penas. Espero que te guste. Prometo capítulos más felices próximamente.

Pipu-Radcilffe: Tomé tu sugerencia y lo puse de malas, aunque fuera contra Hermione. Y ya ves, no pude dejar morir a Hermione, sigue vivita y coleando y muy feliz con su hija. Espero que sigas leyendo lo que sigue.

flaka-potter: No les pasó nada, tranquila. Me encanta recibir tus amenazas, lo juro, me gusta el peligro, jajaja. Ya he prometido ir tan rápido como pueda.

Angely04: Todos felices y contentos. Pero no aseguro bienestar para la pequeña por siempre.

CrisPotter: La intención con el parto de Ginny, era hacer a la gente feliz, por que el de Hermione no iba a ser nada fácil. Lo del nombre, fue por tener un lindo gesto con la familia y por demostrarle a Ginny cuanto la quiere y que los problemas los ha dejado atrás. Si algo le pasaba a cualquiera de las dos, el pobre Harry se hubiera vuelto loco, me imagino. Pero no les pasó nada y ahora está feliz como la más cochina lombriz.

C'Nedra: Bueno, las dos están bien ahora y Harry bien tranquilo de que su familia está completa. Sí, la pareja de Ron y Luna me parece linda, pero no me acostumbro, yo creo que por que en los libros no se ha insinuado nada o no sé.

Hermione151: Pues muchas gracias por leer y por dejar tu review, te aseguro que me hace muy feliz y me da muchos ánimos.

Y pues otra vez me disculpo por los errores de redacción, por que sigo con problemas con la bendita computadora o la página, no sé lo que sea. El punto es que me desesperé de tratar de corregir una y otra vez y se sigue tragando guiones y signos.

¿Quieren que les de una pista de lo que va a seguir? Pues quien la quiera, que lea; quien no, pues no.

A pesar de lo que dijo Harry, Hermione se arriesga de nuevo y le da un(a) hermanito(a) a Ninniel, pero esta vez las cosas no se ponen tan feas. Al parecer, la mala suerte es de Ninniel y nada más. ¿Casualidad?

¿Será tradición en la familia Potter estar en Griffyndor al ir a Hogwarts? Después de todo, el valor se lleva en la sangre.