REINICIO

Los recuerdos de Lily

-Los de primer año, síganme- les indicó un hombre a los nuevos alumnos- Pueden dejar su equipaje, nosotros nos hacemos cargo de él.

Los aludidos lo siguieron.

-Mi nombre es Orion Manssur-le dijo, sin voltear a verlos, mientras los guiaba a la orilla del lago, donde había muchas embarcaciones pequeñas- Soy maestro de encantamientos y subdirector del colegio. Cuatro personas en cada embracación, por favor.

Los chicos obedecieron en silencio. Remaron a través del lago, hasta llegar al punto donde veían el imponente castillo que era el colegio de Hogwarts.

-Bajen con cuidado -les indicó. Luego les guió adentro del castillo a la parte de atrás del gran comedor- En un momento van a ser seleccionados para ir a cualquiera de las casas del colegio. Hay cuatro casas: Gryffindor, Slytherin, Ravenclaw y Hufflepuff. Durante los siete años que estén aquí, su casa será su familia y sus logros en la escuela les darán puntos a su casa, mientras que sus malas acciones los perderán. Al final del año se hace entrega de la copa de las casas, así que hagan lo posible por darle más puntos a su casa y honrarla con la copa.

Sin más, salió de la sala, dejándolos solos y bastante asustados.

¿Cómo crees que sea eso de la selección de las casas-preguntó una chica de piel y cabello oscuros, llenita y de ojos negros¿Preguntarán algo?

-No lo sé -respondió otra- Le pregunté antes a mis papás y a mi hermana, pero papá pensó que sería divertido dejarme con la duda, así que no me dijeron una sola palabra.

Esta era una chica alta y delgada. Tenía cabello ondulado castaño que le daba por debajo de los hombros y lindos ojos verdes.

En ese momento, el profesor Orion entró de nuevo.

-Ya vamos a pasar al gran comedor, síganme -abrió la puerta y algunos de los alumnos se quedaron congelados al ver que todos les miraban. Delante de la mesa de los profesores estaba ya el banquito con el sombrero seleccionador encima- Cuando los llame, pasan y se colocan el sombrero, que les dirá a qué casa pertenecen. Después pasan a la mesa que les corresponde. Alapont, Mary.

Pasó una chica, que fue la primera Hufflepuff de la generación. Así siguieron pasando Bellver, Battenberg, Chaplin, Cannette… que eran recibidos con aplausos en sus mesas.

- Potter, Lilian -llamó Manssur, después de un rato.

El salón estaba en silencio, observándola. Con pies de plomo, caminó al banquito y se sentó con el sombrero en la cabeza.

La directora del colegio le miraba, curiosa, desde su asiento en el medio de la mesa de los profesores. El sombrero seleccionador se estaba tomando su tiempo, teniendo a todos expectantes.

¿Slytherin-Harry agitaba un pedazo de pergamino arrugado en la mano¡Esto debe ser un error!

-Un grave error -repitió Hermione. Dos pares de ojos los veían atentamente, divertidos.

-No puede ser tan grave¿o sí-preguntó la pequeña que los veía. Ambos le lanzaron una mirada de advertencia y se encogió en su silla- Es decir, tío Draco estuvo en Slytherin y no tiene nada de malo.

-Ay, por las barbas de Merlín, Lilian Eve Potter¿qué dices-le reprendió su madre- En lugar de venir a aportar datos que ya conocemos, deberías irte a dormir. Y llévate a Padfoot de una buena vez.

-Yo solo comentaba… -dijo, antes de salir seguida por el viejo perro.

¿Crees que sea una broma de Mc Gonnagall-preguntó Harry, aún sabiendo que los reyes de Inglaterra se pasearían por las calles haciendo malabares en ropa interior antes de que la directora Mc Gonnagall hiciera una broma- Es decir, los Potter siempre han estado en Gryffindor. Y estar en Slytherin es…

-No creo que Mc Gonnagall haga bromas. Bueno, no debe ser tan malo estar en Slytherin. Además, no quiere decir que nuestra hija sea una mortífaga o algo así. La cualidad que define a un Slytherin es la capacidad de lograr sus propósitos. Y si alguien aquí hace lo que se le viene en gana, esa es Ninniel -razonaba Hermione, mas para sí misma que para Harry- Por cierto, fuiste tú quien la hizo así.

¿Yo-preguntó, ofendido y se olvidó del tema principal- Si la que hace aquí su santa voluntad, eres tú. ¿O no recuerdas que me convenciste de tener a Lilian, aún sabiendo los riesgos que se corrían?

-Lo dices como si no estuvieras feliz de haberla tenido… -le dijo, sabiendo que con eso daba en el punto débil de Harry: sus hijas eran la luz de sus ojos.

¡Por supuesto que no!

-Además, el embarazo y parto de Lilian fueron perfectamente seguros ¡jaque mate! Lo había dejado sin palabras- De todas maneras, tenemos que enviarle una lechuza a Mc Gonnagall y otra a Ninniel.

-Lo que sea…

-Tú también consigues lo que quieres¿no es así-le susurró una voz al oido- Pero te detienes pensando en las consecuencias, al contrario de ella. Y también, al contrario de ella, tú dices lo que piensas sin ningún temor. Creo que tú te vas a ¡Gryffindor!

Gritó el sombrero en voz alta.

¡Por las barbas canosas de Merlín! Ya me levantaste temprano en sábado y ahora me quieres matar de hambre -ladraba un chico, golpeando con las manos la mesa de Gryffindor- Si no me dejas desayunar en paz, renuncio al equipo.

El chico que había gritado era bastante alto y de cuerpo bien formado. Tenía los ojos grises y el cabello rubio rojizo, como anaranjado pálido.

El otro, que era más o menos de la misma complexión, pero menos alto, de tez morena y cabello oscuro, abrió mucho los ojos.

-No me amenaces -le dijo, asustado. Tratando de mantener la compostura, agregó- Si dejas el equipo, alguien más ocupará tu puesto.

El otro chico volvía a comer, sin hacerle mucho caso.

-A mí me gustaría saber quién podría ser -le retó.

-Pues ahora hay alguien que vale la pena poner a prueba -respondió, mirando alrededor hasta que encontró a la persona que buscaba, que estaba sentada tan solo dos o tres asientos a la izquierda- Después de todo, este año te gradúas y no quiero verme presionado el próximo curso al escoger un nuevo buscador. De hecho, me facilitarías las cosas.

-Me has convencido. En este instante, dejo mi desayuno para is a entrenar, no quiero verme reemplazado -le dijo sarcástico y tratando de no parecer picado por la curiosidad-… por quien quiera que valga la pena poner en el equipo en mi lugar.

-No te hablo de cualquier persona. Te hablo de la pequeña Potter, que ahora que está en segundo, puede jugar. Y si es tan buena como su hermana, me encantaría tenerla en el equipo -la aludida, dejó de ver su cereal y los miró a ellos. Al darse cuenta de que la habían sorprendido escuchando toda la conversación, sonrió sonrojada- Es cierto, chica. Tú has visto el año pasado que tu hermana le ha dado buena pelea a mi buscador estrella. Así ha sido todos los años, desde que está en el equipo de Slytherin. ¿Qué dices, también juegas bien?

Tratando de tragar rápido el cereal que tenía en la boca, se apresuró a asentir.

-Aunque no soy tan buena como ella, no soy del todo mala. Pero no creo que Caleb deje el equipo.

El moreno alzó una ceja, algo sorprendido de la familiaridad con que la chiquilla hablaba de su amigo. Malfoy vivía para los estudios y el quidditch, hasta tal punto que apenas tenía amigos. La mayoría de los compañeros le tenía cierta clase de respeto o tal vez les intimidaba, pues era raro (por no decir imposible) que él iniciara una conversación con algún desconocido o se paseara por los pasillos socializando, como cualquier mago adolescente normal; por lo que todos pensaban que era un hermitaño joven perdido en un colegio. Pero ciertamente esta niña no pensaba así: desde que había entrado el año pasado, había ido por todos lados dándose a notar con su radiante alegría y se dirigía a Caleb Malfoy con una confianza que ni él mismo había logrado en cinco años de conocerlo.

-Este curso no, pero asegúrate de hacer pruebas el próximo, cuando yo me vaya -le respondió Caleb- Seguro le darás lata a tu hermana y un dolor de cabeza a los otros equipos.

Y lo más sorprendente, era que él la trataba de igual manera, como si fuera su hermana pequeña.

-Ademítelo, te gusta. Por eso no has salido con nadie en todo este tiempo.

Una chica rubia bajita y menudita, una castaña de ojos verdes y otra de cabello largo y negro de ojos también verdes estaban sentadas en la biblioteca, con algunos libros en la mesa y otros pergaminos por aquí y por allá.

La rubia acusaba a la de cabello negro con el dedo.

-No -respondió esta, secamente.

-Ninniel, engaña a quien quieras, menos a tu mejor amiga o a tu hermana -le dijo Lilian, sin levantar la vista del pergamino en el que escribía.

-Cuando estaba aquí, lo veías desde nuestra mesa cada que era hora de comer; cuando Lilian fue a dar a Gryffindor, casi saltas de alegría por que así tendrías más oportunidades de verlo; te ponías en doce tonos de morado cuando lo veías hablando con la tal Cossette y conocí más de ocho tipos de rojo cuando casualmente te acercabas a Lilian cuando hablaba con él -seguía la rubia, tratando de recordar más con qué hostigar- Por eso hiciste las pruebas para el equipo de quidditch: para verlo más tiempo y más de cerca, aunque eso significara jugar en su contra.

-Eso no es cierto. Lo hice por que a mi me gusta el quidditch -se defendió- Haber tomado el puesto de buscadora sólo por ver a una persona habría sido muy egoista, Ethel.

-Tú eres egoista, Ninniel -le recordó Lilian, todavía sin levantar la vista de su trabajo.

-Exacto -asintió Ethel- Y este curso que él no está aquí, ya no te da tanta emoción ir al gran comedor o andarte pasando por los pasillos. No creerás que no me di cuenta de cómo te brillaron los ojos cuando viste su foto en "El profeta".

Ninniel resopló, molesta y derrotada.

-Está bien: Sí, me gusta Caleb Malfoy. Me gusta desde que lo vi de nuevo en el colegio, pero tienen que estar locas si creen que lo voy a aceptar delante de alguien más. Les advierto que no me gustaría que la información se esparciera por todo el colegio -luego le lanzó una miraba asesina a Lilian, que sólo levantó la vista un poco- y mucho menos quiero que se enteren mis papás.

-No te preocupes. Aunque no veo la razón - Ethel tomaba de nuevo su pluma y jalaba un libro de la mesa.

-Pues yo veo razones de sobra -corrigió Ninniel.

-Dímelas.

-Ninniel lo ve como un imposible -se adelantó Lilian, cerrando el libro del que había estado copiando- Ella tiene toda la confianza en sí misma para todo en este mundo, excepto para hablar con un chico que le guste. Es tres años mayor y considerando que le empezó a gustar en primer curso, le intimida la posibilidad de que la rechacen tiernamente por ser una bebita. A pesar de que gozaba de su atención en nuestras pláticas, cree que él la aparta un poco por estar en la casa y el equipo de quidditch contrarios. Lo ha visto con su novia Cossette por dos años y medio y se dio cuenta de cómo le dolió cuando ésta terminó la relación. Todavía recuerda el incidente por el que se dejaron de hablar de pequeños y en el fondo, cree que él aún la odia por hacerle crecer ramas de uva por las orejas. Sólo tienen en común el interés por el quidditch y que son callados hasta para reir. Nuestras familias se conocen desde que estudiaban aquí y sería muy embarazoso que se enteraran, en especial si Caleb no está interesado en mi hermana. ¿Crees que sean razones suficientes?

-Son sólo dos, básicamente -razonó Ethel: Lo ve como un imposible es la primera. Y le daría pena que todos en la familia se enteraran de su amor no correspondido.

Lilian sonrió, mientras Ninniel tomaba varios libros de la mesa y se levantaba con el pretexto de traer otros que les ayudarán más. Volvió con su (antes perfecta) trenza hecha un desastre y algunos rasguñones en las manos.

-El monstruoso libro de los monstruos -gruñó, antes de sentarse de nuevo.

¿Te sientes bien, Ninniel-Harry estaba parado dos escalones detrás de su hija, que se había detenido súbitamente al ir subiendo las escaleras.

-Sí, no te preocupes, sólo un poco mareada. Debe ser el calor -le respondió, restándole importancia.

-O que no has querido comer en todo el día -le dijo Harry, alcanzándola y tomándola de la mano- Vamos a traer esa poción.

-Ya la tengo yo -Lilian estaba en la parte alta de las escaleras y tenía un frasquito en las manos- Mejor que Ninniel baje a comer.

¿Puedo comer en la sala de la televisión?

-No -respondieron los dos al unísono.

-Por favor. Es que sólo puedo ver la televisión cuando estoy aquí…

-Y sólo vemos a Draco, Ginny y Caleb dos o tres días al año -su padre la jalaba escaleras abajo y en dirección al jardín- Así que vas a venir a estar con los demás, que tienen muchas ganas de verte.

Ninniel le lanzó a su hermana una mirada entre de advertencia y de súplica.

-No seas antisocial, Ninniel -se burló Lilian. Con tono de complicidad, añadió- Si no es hoy, los verás hasta navidad y dado que estamos a medio verano…

El equipo de Gryffindor se encontraba en los vestidores, preparándose para comenzar el tradicional partido contra Slytherin que daba inicio a la temporada de quidditch en el colegio Hogwarts.

-Bien, espero que den lo mejor de sí -decía el capitán- En especial tú, Potter. Sé que este es el útlimo año de tu hermana aquí, así que no quiero que te dejes ablandar y le dejes las cosas fáciles.

-No te preocupes, ella me dijo lo mismo -le respondió Lilian, con una sonrisa.

-Bien, vamos afuera.

Con su capitán al frente, salieron al campo, encontrándose de cara con el equipo contrario.

Oliver Wood, profesor de vuelo, se acercó a ellos.

-Espero tener un juego limpio.

Las hermanas Potter se dirigieron una sonrisa y se montaron en sus escobas. Era el último partido que jugaban en equipos contrarios, así que ninguna de las dos estaba dispuesta a perder. Hoy menos que nunca.

Sentada en el gran sillón rojo de piel, había estado recordando todas esas cosas. No sabía por qué ahora, pero los recuerdos se le venían a la cabeza como si hubieran sucedido apenas unas horas atrás. Bueno, el partido sí había comenzado hacía unas horas e iba bastante bien, hasta que…

Después de que Ninniel se desmayara en mitad de la carrera por la snitch, los profesores habían mandado a los alumnos a sus respectivas salas comunes. No había sido hasta ese momento, que se había asegurado en el mapa del merodeador de que no la descubrirían, que se había aventurado en dirección a la enfermería.

-Por favor, Madam Pomfrey, déjeme pasar -insistía Lilian en la puerta- prometo no hacer escándalo, solo quiero verla.

La enfermera exhaló, cansada de tratar de convencerla de que volviera al día siguiente.

-Pero déjela descansar -diciendo esto, se apartó de la puerta.

-Gracias.

Entró con paso rápido, antes de que la enfermera se arrepintiera de haberla dejado entrar. Se acercó a su cama y se sorprendió de verla despierta.

-Me dijo que te dejara descansar.

-Yo no estoy cansada. Solo estoy aburrida de estar aquí toda la tarde.

-Eso es lo que te ganas por no comer como se debe -le riñó, tal como lo haría su madre.

-Es que no tenía hambre.

-No es nuevo, tú nunca tienes hambre.

-Mentirosa.

-Lo que digas. Pero a mí no me engañas, sé que te has sentido mal desde el verano pasado -su semblante ahora se había puesto serio- No sé por qué no has dicho nada, sí sabías que tarde o temprano nos daríamos cuenta, como hoy.

Al verse descubierta, Ninniel agachó la mirada.

-Lily, no le digas nada a papá y mamá todavía, por favor -suplicó, tomándola de una mano.

¿Hasta cuándo? Si se sigue haciendo más fuerte y más frecuente, no van a necesitar que les diga nada.

-Por favor -pidió de nuevo- Por lo menos hasta que termine la temporada de quidditch.

-No prometo nada -le advirtió- Además, no dudo que para este momento Mc Gonnagall ya les haya enviado una lechuza.

Ninniel arrugó el entrecejo, descontenta.

-Tengo sueño, pero ven mañana a visitarme -le dijo a Lilian.

Entendiendo perfectamente que la estaba echando, se levantó y se dirigió a la sala común de Gryffindor. Se volvió a sentar en el mismo sillón de antes y se sumió otra vez en sus pensamientos.

Le preocupaba Ninniel, que desde hacía tiempo (desde que Caleb Malfoy se había graduado, para ser más precisa) estaba un poco decaída y hasta en su salud lo notaba. Se había vuelto más introspectiva de lo que ya era, hasta el punto de que ya casi no hablaba ni con su mejor amiga, Ethel. El quidditch, que antes era solo un pasatiempo, ahora se había vuelto su prioridad; como si estando sobre la escoba se olvidara de lo demás. Y rara vez le ocultaba algo a ella o a sus padres; pero por alguna razón, ahora no había querido que se enteraran de lo que le había pasado en el partido.

Hasta cierto punto, la comprendía: no quería que nadie se preocupara por ella. Personalmente, habría hecho exactamente lo mismo. Su hermana y ella eran tan similares y tan distintas a la vez; tanto externa, como internamente: ambas tenían los ojos verdes de Harry y el cabello ondulado, aunque el de Lily era castaño y el de Ninniel era negro. Las dos eran delgadas y altas, pero Ninniel siempre había sido más bien flacucha y se le veía un aspecto menos saludable que el de Lilian. Las dos eran inteligentes, pero Lily era totalmente dedicada al estudio mientras que Ninniel se conformaba con las notas no tan altas que lograra sin tener que estudiar. Las dos conseguían lo que querían, pero (tal como el sombrero seleccionador lo había dicho) Lilian se detenía más a pensar en las consecuencias y en los demás y Ninniel era un poco más egoista. Las dos eran directas y honestas, aunque Ninniel era un poco más prudente con sus palabras y Lilian decía las cosas tal como las pensaba, sin importarle quien se pudiera molestar. Conformaban un armonioso contraste, a los ojos de la mayoría.

-Ni hablar, por esta vez te guardo el secreto. Pero si te vuelve a pasar algo, no voy a esperar a que llegues al suelo para mandarle una lechuza al señor Potter -lo dijo como para su hermana, aunque ella estuviera en la enfermería y en la sala no hubiera otra alma.


Notas:

Hola! Estoy bastante emocionada por que ahora sí estoy donde yo quería. Espero que les gusten los nuevos personajes, por que la historia es de ellos, a partir de ahora. Ya tengo toda la historia en mente, solo me falta resolver el modo de escribirla y de llegar a mi final. Por cierto que estoy teniendo un debate comigo misma acerca de dejar el final que había planeado desde el principio o ponerle otro...

Los reviews:

Pipu-Radliffe: Pues aquí está esto, para que te entretengas un ratito. Gracias!

Lothus.Hiksa: Ok, ok, ok. Pues a mí sí que me encantan los momentos felices, así que estoy en una encrucijada, por que ahora no sé que hacer. Espera lo que sigue...

Angely04: Sí, no podría haberlas dejado morir, por que se me acaba la historia ��. No te preocupes, nada que te haga tener pesadillas.

Hermione151: Es que acaso tienes acceso a mi computadora? Tienes algo de razón. Inteligente, la muchacha.

Kirlatan: Aquí tienes un poco de lo que pediste y tendrás más, así que sigue al pendiente.

Gracias por sus reviews! me hacen muy feliz. Síganme diciendo qué opinan.

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