REINICIO

El encierro en San Mungo

-Come -le repetía Lilian por enésima vez.

-Estoy comiendo -respondía Ninniel, ya de malas.

-A mi más bien me parece que le estás un tour por el plato a tu comida.

-Y a mi me parece que tu mesa está del otro lado del comedor y que no necesito que me vigiles hasta cuando mastico chicle -exclamó Ninniel, exasperada.

Hacía dos semanas que se había desmayado en el partido de quidditch y desde entonces, Lilian no la dejaba sola ni a sol ni a sombra. Tal vez sus papás le habían encargado cuidarla, pero eso era una exageración. Sobre todo, por que Madam Pomfrey había asegurado que su estado de salud era perfecto y que no encontraba razón de preocuparse.

-Ethel, por favor, convéncela de que coma algo -dijo Lily, levantándose de la mesa.

-Haré lo posible, pero ya sabes lo terca que es.

-No hablen de mí como si no estuviera aquí -se quejó Ninniel.

-Oh¡pero mira quién está aquí-dijo Lily, en finjida sorpresa- Ninniel¿hace cuánto que estás aquí?

-Muy graciosa -y como para apresurar la partida de su hermana, se echó un bocado de pollo.

Ethel despidió a Lily con la mano, para luego girarse a su amiga.

-Eres bastante grosera con tu pobre hermana -le riñó.

-Ella es bastante entrometida.

-Se preocupa por tí -le defendió.

-Pues que se preocupe por ella misma, que yo me sé cuidar sola.

Y con eso, terminaba la discusión. Ethel sabía que no tenía caso seguir, por que no conseguiría nada más que enfadarla.

Después del almuerzo, se fueron a clase de encantamientos, donde el profesor Orion no se cansó de decirles (otra vez) lo importante que era estudiar todo el año para los próximos NEWT's. Luego se dirigieron la clase de pociones. A Ninniel se le bajó un poco el mal humor del almuerzo, ya que el viejo Snape se había visto otra vez en medio de un debate consigo mismo acerca de si quitarle puntos por ser Potter o regalárselos por estar en Slytherin. De verdad era divertido…

-Para la próxima semana, quiero un rollo de pergamino acerca del Veritasérum: quién lo inventó, usos, ingredientes, riesgos y efectos secundarios -dijo al final de la clase- Pueden marcharse.

Antes de salir, Ninniel le dirigió una sonrisa al profesor, sabiendo lo mucho que lo hacía rabiar. Al cerrar la puerta tras de sí, sintió un pequeño mareo que intentó disimular, pero que a Ethel no le pasó desapercibido.

¿Estás bien-preguntó preocupada.

-Sí, no te preocupes.

-Te mareaste…

-No es cierto -sin dejarla decir otra palabra, echó a andar en camino a su sala común.

Estaba a escasos tres metros de la entrada, cuando sin poderlo evitar cayó de rodillas al suelo, a punto de perder el conocimiento.

-Sabía que no estabas bien -Ethel se apresuró a levantarla- En este momento vamos a la enfermería.

-No necesito ir a la enfermería…

-Y yo soy heredera al trono británico -respondió, tratando de ser sarcástica.

-No en linea directa, pero sí lo eres -le recordó, mientras era casi arrastrada a la enfermería- Si murieran tus tíos, tus primos, tu padre y tus hermanos…

Ethel no le hizo caso y la siguió jalando del brazo. Hizo que Madam Pomfrey la revisara y le diera alguna poción revitalizadora.

¿Ha comido bien-preguntó la enfermera.

-Como elefante -respondió Lily, entrando sin avisó alguno- Yo misma me he encargado de ello.

Le enfremera asintió y se alejó.

-Vaya que las noticias corren rápido por aquí… -murmuró Ninniel, molesta.

-Solo lo necesario -Lily no le hizo el menor caso al enfado- Ahora sí le voy a mandar una lechuza a mamá y a papá.

-No quiero -advirtió Ninniel.

-Sabes que siempre te escucho, pero hoy no va a ser -dijo Lily- Ahora no me importa lo que quieras o no, sino tu salud y que mis papás estén enterados y no nos maten a las dos cuando tú te pongas peor.

-Gracias por el entusiasmo…

-Llámalo realismo: cada vez te pones peor y no lo quieres reconocer.

La enfermera volvió al cabo de unos minutos, acompañada de la directora.

-Señorita Potter -comenzó la directora. Las dos le dieron una mirada interrogante, pidiendo que especificara- Lilian. Vaya a la lechucería y enviéle una nota a sus padres, explicando la situación de su hermana y pidiendo que vengan. Necesito hablar con ellos.

Las tres chicas pusieron cara de terror. ¿Podían ser tan serios unos simples desmayos?

Harry y Hermione estaban en un consultorio del hospital de San Mungo, esperando por el sanador. Pasaron quince minutos antes de que éste volviera.

-Perdón por hacerlos esperar -dijo mientras se sentaba frente al escritorio- Tengo unos resultados, pero no me gusta lo que encuentro, así que me gustaría que se hicieran unas cuantas pruebas más.

Los dos se quedaron helados. Hermione apretó la mano de Harry muy fuerte.

-Que se hagan las pruebas que se tenga que hacer -dijo Harry.

¿Qué hay de malo con estos resultados-preguntó Hermione, temiendo que la respuesta no le gustara.

-Aún no lo sé -contestó el sanador- Espero que no sea lo que yo temo. Hay que tener a su hija en observación, de todas maneras. Quiero que se quede una semana aquí, después de la cual, espero poder dar una respuesta certera.

Por la manera en que Harry se soltó de la mano de Hermione, ella supo que en cualquier momento podría perder la compostura y saltar sobre el sanador, exigiendo que le devolviera a su hija en ese instante; sin pruebas ni resultados. Lo tomó del brazo, le dijo al sanador que irían a ver a Ninniel y que esperarían por los resultados.

Se dirigieron a la habitación en la que Ninniel había estado en observación desde el día anterior, cuando McGonagall habían recibido la lechuza de Lily. En la carta explicaba que Ninniel se había desmayado ya dos veces y que la veía débil. Acudieron de inmediato al colegio, la directora y la enfermera les aconsejaron llevarla al hospital, ya que temían que fuera algo más serio. Como Harry no tomaba se tomaba a la ligera el bienestar de su familia, había llevado a su hija casi a rastras al hospital, diciéndole que sólo la revisarían y lo más seguro era que estuviera de vuelta tras tomarse alguna poción o de que le hicieran algún sencillo hechizo.

Hermione suspiró antes de llegar a la puerta de la habitación.

¿Qué pasa, Hermione-Harry la tomó por el brazo, girándola para verla a la cara.

-No sé cómo le vamos a explicar que se tiene que quedar aquí una semana completa, sin preocuparla -volvió a suspirar- No vamos a poder convencerla de que todo está bien, cuando ni nosotros estamos convencidos.

Por toda respuesta, Harry le pasó un brazo por los hombros y le besó el pelo. Entraron en silencio, tratando de poner buena cara. Ninniel estaba sentada junto a la ventana de la habitación y giró la cabeza cuando escuchó la puerta. Al darse cuenta de que eran sus padres, se levantó de su asiento y se dirigió a ellos.

-Que bueno que ya volvieron. ¿Qué les dijo el sanador¿Ya nos vamos?

Harry y Hermione intercambiaron miradas, preguntándose quién le diría. Finalmente habló Hermione, ya que los dos sabían que ella sabía cómo usar siempre las palabras adecuadas.

-Nina, el sanador no ha podido interpretar bien los resultados, así que te tienen que hacer más pruebas.

-Bueno, supongo que puedo esperar un día más…

-Una semana, para ser más precisos -dijo Harry.

¿Por qué tanto tiempo-preguntó, algo alarmada- Seguro es sólo que no he comido bien, pero prometo que voy a comer como caballo. Vámonos de aquí.

-No, Nina -Hermione se acercó a ella y le dio un abrazo maternal, de esos que le daba siempre que sabía que estaba asustada- Sólo van a ser unas pruebas y te puedes ir. Es para asegurarnos de que estás bien y que te den las pociones adecuadas.

¿Estás segura de que es sólo eso-Harry y Hermione dudaron un momento, luego asintieron- Bien, me quedo aquí una semana, pero eso es todo. No me quiero perder el siguiente partido de quidditch contra Ravencalw.

Con ese último comentario, empezó una amena plática sobre quidditch, con padre e hija bastante emocionados, mientras Hermione sólo los escuchaba y en los momentos que ellos pedían su opinión, ella les daba por su lado. Entre la conversación, Harry recordó la única vez que vio a Hermione jugando quidditch (y que ganó). Esto sirvió de distracción para Ninniel, que no se puso nerviosa de quedarse en el hospital hasta que sus padres se tuvieron que despedir para ir a casa. Antes de dejarlos ir, les hizo prometer que irían a verla toda la semana, hasta que la dejaran salir de ahí.

"Ethel:

Espero que las cosas por Hogwarts estén mucho más divertidas que aquí (no lo dudo).

No aguanto las ganas de irme de aquí, pero ya dudo que alguna vez me vaya. Sabes que odio ser pesimista, pero estar tres semanas aquí, no me da buena espina; sobre todo cuando mis papás me dicen una y otra vez que no hay nada de qué preocuparse ¡con una enorme cara de preocupación!

Tú me conoces y sabes que no soy tonta, por lo que te quiero pedir de favor que vayas y le saques toda la información a Lily, ella debe saber.

Espero tener noticias para contarte en la próxima carta (y espero que sean buenas).

Un abrazo,

Ninniel.

P.D. Te agradezco que me hayas mandado la lista de deberes de las dos semanas pasadas y me gustaría que lo siguieras haciendo, para mantenerme al corriente."

Tal como lo decía Ninniel en su carta, tenía tres semanas en San Mungo, esperando que le dieran una respuesta. Se la pasaba leyendo cualquier libro, haciendo los deberes que Ethel le ponía en una lista adjunta a cada carta que le mandaba o paseando por los pasillos y jardines. Era bastante extraño estar ahí, viendo todo el tiempo gente hechizada, envenenada, herida o enferma. Y la mayoría salían de ahí, pero ella seguía estancada y sin saber qué le ocurría.

En una ocasión que salió a leer en el jardín, alguien se le acercó y comenzó a conversar con ella. Le joven que le hablaba había ingerido una poción que supuestamente era para "dar más vida al cabello". El fabricante de la poción se lo había tomado muy en serio y el cabello de la chica cobró vida propia, pero lo peor fue cuando el cabello se quiso independizar de la chica. "prácticamente, tuve que venir a que asesinaran a mi cabello, antes de asesinarlo yo misma" dijo la chica, con un gesto indefinible en el rostro. Ninniel no supo qué responder cuando le preguntó por qué estaba ella ahí.

Esa tarde estaba dando un paseo por los pasillos, cuando lo vio: Caleb Malfoy. Por un momento dudó si acercarse o no, pero resolvió que sería extraño, así que se dio la vuelta sobre sus talones y empezó a andar. Apenas había dado un paso cuando lo escuchó llamarla.

-Potter -ella giró la cabeza y lo encontró de pie, más cerca de lo que esperaba¿Qué haces por aquí?

-Esa es una muy buena pregunta. Yo misma no sé la respuesta -respondió¿Cómo estás?

-Un poco cansado, pero de maravilla.

-Me alegro ¿Tú qué haces aquí?

El chico rió un poco.

¿Recuerdas a Hazel, mi compañero de equipo de quidditch-ella asintió- Pues últimamente hemos trabajado juntos en la industria de las escobas, tratando de innovar. Algunas veces él se entusiasma demasiado y se empeña en probar cada ajuste que hacemos a nuestros modelos, por peligroso que pueda resultar. Hoy se puso terco de nuevo y no hubo manera de que lo detenerlo de probar la manejabilidad de la escoba y se fue a estampar duro contra una ventana, un árbol, un montón de paja y una pared. No estoy seguro de si fue en ese orden, sólo de la pared, que fue lo último. Creo que se rompió la nariz y dos dedos.

¡Por Merlín-exclamó Ninniel.

-Sí, pero nada que no se pueda arreglar con uno o dos hechizos y una poción -Caleb le quitó importancia al asunto- Además, se lo merece, por cabeza dura.

Ninniel sonrió un poco, suponiendo que debía tener razón.

¿Cómo está tu familia-le preguntó el chico.

-Ellos están bien. ¿Qué tal tío Draco y tía Ginny?

El chico le puso una mano en la espalda y la empezó a dirigir por el pasillo hacia la salida al jardín.

-Como siempre. Siguen peleando como niños de diez años, para no perder la costumbre.

Al recibir el aire frío del otoño en el rostro, Ninniel sintió un ligero mareo. Con la mano en su espalda, Caleb se percató de la sacudida que le dio el cuerpo.

¿Te sientes bien-le preguntó.

Ella sólo asintió, tratando de no parecer preocupada.

-Vamos a sentarnos por allíel chico señaló una banca- para que me cuentes cómo te ha ido en Hogwarts desde cuarto año. Las veces que he ido a tu casa, apenas te veo y no hablamos mucho.

Sin dudarlo un segundo, Ninniel empezó a relatar. Estuvieron casi dos horas hablando, hasta que Caleb pensó que Hazel debía ya estar buscándolo por el hospital.

-Espero verte luego. Envíame una lechuza -le dijo antes de marcharse.

Con una alegría que no se le había visto en bastante tiempo, Ninniel se dirigió de nuevo a la habitación. Tomó un libro y se sentó junto a la ventana con él en las piernas sin siquiera hacer el intento de leerlo: sabía que no podría poner atención en la lectura, por que estaba pensando en su buena suerte de encontrar ahí a Caleb Malfoy. No sólo eso, sino que le había estado hablando con una confianza que no había tenido en todo el tiempo que estuvieron en Hogwarts. Y por Merlín que le encantaba su sonrisa, tan poco frecuente.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando la puerta se abrió, dejando ver a su madre.

-Hola, Nina -se acercó a ella y le dio un beso en la cabeza- Te veo más alegre que de costumbre.

-Hoy vi a Caleb.

¿Qué estaba haciendo aquí-Hermione jaló una silla y se sentó frente a su hija.

-Vino a acompañar a un amigo que se quebró la nariz.

¿Te contó algo de Ginny y Draco-estaba indicando una conversación que la distrajera de preguntarle siempre lo mismo. Conociendo a Ninniel, ella sabía que no podía engañarla mucho tiempo, pero trataría- Hace meses que no los veo y sé poco de ellos.

-Sólo me dijo que las cosas siguen como siempre. Hablamos más de nuestras vidas: su nuevo trabajo con escobas, el quidditch en Hogwarts, me preguntó por qué estoy aquí… -"aquí va de nuevo" pensó Hermione- No sabes lo molesto que es no poder contestar a esa pregunta. Casi todos los días me la hacen y yo me quedo callada, por que no sé qué decir. Mam� yo sé que ya tienen los resultados y no me quieren decir qué es lo que tengo. ¿Tan grave es?

Hermione se mordió un labio y agachó la cabeza, sin saber qué responder. La experiencia con Harry, le había enseñado que no era bueno mantener un secreto de este tipo y que mientras más tiempo callara, peor sería la reacción. Pero de sólo imaginar lo desolada que se sentiría… Ella misma se estaba haciendo pedazos por dentro.

-Necesito localizar a tu padre. Vuelvo en un rato -dijo al fin, levantándose de la silla y encaminándose a la puerta.

-Entonces sí es grave… -casi le gritó Ninniel, antes de que saliera de la habitación.

A Ninniel le parecía que esto era un sueño. Un muy mal sueño. Su madre había vuelto a la habitación, seguida de Harry. En las caras de ellos estaba la expresión más triste y tensa que hubiera visto jamás.

Ambos la habían abrazado y le habían llevado a sentarse en la orilla de la cama. Habían empezado pidiendo perdón por no haberle dicho antes, explicando que no era fácil para ellos haber recibido tal noticia, diciendo que todavía estaban tratando de digerir la información y que ella estaba en todo su derecho de sentirse enfadada. Obviamente incómodos, buscaron la mejor manera de decirle que lo que la estaba causando debilidad era una maldición. De nuevo pidieron perdón, por que según ellos, era su culpa.

Le parecía irreal toda la escena. Ellos seguían hablando y de alguna manera, ella no escuchaba lo que decían, aunque su subconsciente estaba registrando cada palabra. Para cuando terminaron de hablar, Hermione lloraba desconsoladamente y Harry apretaba los puños. Ella no tenía expresión alguna.

Les pidió que la dejaran sola, quería pensar un poco. Hermione estuvo a punto de rehusarse, pero Harry la arrastró fuera de la habitación. Cuando escuchó el sonido de la puerta al cerrarse, se encaminó a la ventana y se apoyó en el marco. Su rostro recibía la luz rojiza del atardecer, mientras una solitaria lágrima bajaba por su mejilla.


Notas:

Me costó mucho escribir este capítulo, así que espero que les guste.

Esta vez subí el capítulo con otro porgrama, de modo que empiezo a respirar tranquila en cuanto a la manera de seguir subiendo la historia, por que a fin de mes, llega el fin de mi Microsoft Office.

Lamento no haber puesto más en este capítulo, pero ya empecé el siguiente, en el que explico todo lo que de seguro van a querer saber. Por lo pronto, voy a contestar a sus reviews:

Hermione151: No te equivocas. Ya verás en el próximo capítulo qué es lo que está pasando aquí.

Lothus.Hicksa: Cuando me siento a escribir, respiro hondo y visualizo lo que quiero poner. Por el momento trato de no ver más hacia el final de la historia, que es lo que me hace jalarme los cabellos y morderme los codos. Espero que te siga gustando.

Pipu-Radcliffe: Desde que Lily está sentada en su sala común, son hechos actuales. Lo primero fueron recuerdos que evocaba desde su primer año en Hogwarts, hasta que Ninniel se había desmayado en el partido de quidditch.

Angely04: Gracias. Sí, entendiste bien. Por la manera de ser de cada una, les tocó en diferentes casas: Ninniel, que es una astuta, chantajista y (no por nada es hija de Harry) terca; quedó en Slytherin, donde están los que siempre consiguen lo que quieren, no importa lo que tengan que hacer para conseguirlo. Lilian, que es más accesible y menos egoista, se fue derechito a Gryffindor.

Elu: No sabes los topes que me doy contra la pared, de la desesperación que me da al ver mi capítulo todo mal acomodado cuando lo subo: se le borran signos, guiones y espacios. Por eso el capítulo anterior quedó más revoltoso. Y no quiero abusar de las reglas con las que separo las notas, por que eso lo uso sólo para marcar el fin del capítulo. Lo siento mucho, pero espero que sigas leyendo.

Kirlatan: Pues parece que Ninniel sí está empeorando, pero no es culpa de Caleb. Lily ayuda a su hermana tanto como es humana y mágicamente posible, de eso puedes estar segura. No hay problemas entre los Weasley (o Malfoy, considerando que llevan el apellido de Draco)y los Potter. Las familias se llevan de maravilla (aunque como lo dije: Harry y Draco primero saltan de los aros de quidditch, antes de admitir que se caen bien), pero Ninniel y Caleb se dejaron de hablar algún tiempo de pequeños por que tuvieron un problemita. Tal vez más adelante lo explique detalladamente.

Y pues es todo. Hasta el próximo capítulo.