He vuelto! Pero no los voy a marear con mis cuentos chinos, mejor sigan leyendo y al final les cuento qué ha sido de mi vida (si les interesa). Noten que he subido varios capítulos a la vez.

Dislcaimer: Los personajes de JK Rowling siguen siendo de ella y los míos son míos, ok?


REINICIO

Celos

Se sentía cansada y aún así no podía conciliar el sueño. Con la habitación a oscuras, tenía los ojos abiertos, fijos en el techo. Cuando Caleb había salido del baño, ella ya estaba acostada y con los ojos cerrados, fingiendo que dormía. Ahora trataba de no moverse mucho para no despertarlo, pero era difícil, dado lo intranquila que estaba. Procurando no ser muy brusca, se levantó, mirando a su espalda para comprobar que Caleb seguía dormido. Tomó su varita del tocador, fue a la cocina por un vaso de agua y después volvió a la habitación donde estaba el escritorio y el portarretrato que había roto.

Dejó el vaso sobre el escritorio, para después arrodillarse junto a los papeles y los vidrios manchados de sangre.

"Reparo" murmuró.

Al instante, los vidrios se pusieron juntos de nuevo y la fotografía que se había rasgado se hizo distinguible. Ella se le quedó mirando por un momento, impresionada. Desde el otro lado del cristal, una rubia de ojos azules, bastante guapa, sonreía coquetamente al tiempo que se alisaba un mechón de pelo. Un chorro de pensamientos se le vino a Ninniel a la cabeza como si fueran agua fría. De pronto escuchó suaves pasos que se acercaban desde la otra habitación. Sin muchas ganas, giró la cabeza hacia atrás y miró hacia arriba para ver a Caleb a los ojos..

"Cuando te pedí que estuvieras a mi lado, me dijiste que era egoista y que no había pensado en cómo te afectaría a tí eso" le dijo sin emoción alguna en la voz "Debería haber preguntado si había otra persona a tu lado".

"Deberías estar en la cama, durmiendo" dijo él, con voz adormilada.

"Dejaste a esta chica, por cumplir mi capricho" terqueó "Debiste haberme dicho".

"Ninniel, vamos a dormir" repitió él, tratando de ignorar lo que ella decía y de no perder la paciencia.

"Tal vez es muy tarde…"

"Sí, es tarde. Es la una de la madrugada" interrumpió el con tono ya molesto.

"… para decir que lo siento"

Terminaron de hablar al mismo tiempo y se quedaron en silencio por un minuto que a Ninniel le pareció eterno. No pudo evitar que una lágrima se le escapara, por lo que volteó la cabeza de nuevo al frente, lejos de Caleb.

Caleb se pasó una mano por la cara, rogando por saber qué decir o hacer. Por fin se decidió a acercarse a ella. Se arrodilló tras ella y le pasó un brazo por el cuello, recostándola en su pecho.

"No importa. Fue mi decisión y ya está hecho" le dijo en tono consolador, mientras le acariciaba el brazo.

"Yo te presioné para que me trajeras contigo. Me aproveché de tu amistad para cumplir mi capricho. Lo peor del caso es que yo pensé que si convivía contigo unos meses, me ibas a querer por lo menos un poco" tomó un largo aliento, tratando de contener el llanto "Ahora que sé que había alguien más creo que…" prefirió no terminar la oración.

Él le besó el cabello, sin saber qué decir. No creía conveniente decirle la verdad ahora mismo, dado que apenas llevaban unas horas de casados, aunque no hubiera amor de por medio.

"Vamos a dormir" dijo al fin, eludiendo el tema "Mañana tengo el día libre y podemos hacer algo."

Sin esperar respuesta, se levantó y esperó a que ella se levantara también, pero al ver que ella no tenía la menor intención de moverse, se agachó y sin pedirle permiso, la cargó en brazos y así se la llevó a la cama.

Al sentir el calor del sol sobre su brazo, Caleb abrió los ojos de a poco, acostumbrándose a la luz. Volteó al otro lado de la cama. Descubrir que Ninniel se había levantado de nuevo sin que él se diera cuenta lo hizo torcer la boca un poco, pero al recuperar su imperturbable semblante, se levantó para ir a buscarla. La encontró en el sillón de la esquina, sentada sobre sus piernas dobladas y con la nariz metida en un libro de runas antiguas.

"¿Runas de nuevo?" dijo a manera de saludo "Me pregunto si algún día terminarás ese libro"

Ella levantó la cabeza con una gran sonrisa en los labios. "Ya me falta poco. Se me da muy bien la traducción y es una de las pocas cosas de las que mi madre puede estar orgullosa por que heredé de ella."

La vio levantarse del sillón y cerrar el libro. "¿Ya desayunaste?" preguntó.

"No. Pero en realidad no tengo mucha hambre…"

"A tres semanas de estar en esta casa, ya deberías saber que todos los días tienes que desayunar" le interrumpió "con o sin hambre."

Ella le hizo caras, pero se metió en la cocina y sacó la leche, el cereal y un par de platos y cucharas. "¿Contento?" le preguntó con fingido enfado.

"No" le dijo él, divertido con la situación. Todas las mañanas era lo mismo. "Pero es aceptable para mantenerme callado un rato."

"Pues te sigo escuchando. Lo que tengo es una maldición, no anemia" le dijo, con las cejas juntas "Si comiera tanto como tú quieres, pesaría el triple de lo que debería" Ignorando la media sonrisa cínica de Caleb, se sentó y se sirvió una porción bastante aceptable de cereal.

Tras desayunar en silencio, Caleb se levantó con los platos y después se metió al baño. En media hora ya salía del apartamento a toda prisa, dejándole toda clase de instrucciones a Ninniel "Si te sientes mal, me avisas cuanto antes. Si no me encuentras, busca a tus padres. En caso de que no encuentres a nadie de confianza, la señora Kirkland siempre está en el departamento de al lado rogando por que alguien le hable, así que te ayudará sin dudarlo"

Ninniel lo escuchó hablar a toda velocidad, lo mismo de todos los días y al cerrar la puerta a su espalda se dirigió a su sillón y se volvió a tumbar con la nariz dentro del libro.

Pensaba que su nueva vida con Caleb no era todas las maravillas que ella se había imaginado: se pasaba la mayor parte del tiempo encerrada sola en el departamento sin un alma a la que hablarle, no hacía nada que no fuera leer o doblar más fénix de papel (hasta el momento llevaba casi 300), a veces le escribía a Lily, Ethel o sus padres. Fuera de eso, no había mucho más.

Por otro lado, si bien Caleb no la idolatraba, era bastante atento con ella. Salía temprano del trabajo cada que había oportunidad para ir directo a casa y hacerle compañía, le hablaba de mil y una cosas, le comentaba de lo que ocurría en la ciudad o le contaba de sus aventuras en Hogwarts. Vaya, que por lo menos hacía el sacrifico de pasar todo su tiempo libre con ella. En cuanto a la chica fotografía, parecía que jamás hubiera existido en su vida. Él ni por equivocación sacaba el tema a colación y hasta la fotografía había desaparecido. Ella tampoco se atrevía a preguntar y se decía a sí misma que si él podía darse el lujo de sacarla de su vida, no había razón para que ella no hiciera lo mismo. Aunque no por eso se atrevía a imaginar de manera optimista que se hubiera olvidado de ella, por que con todo y amabilidad, nunca demostraba buscar algo más en la simple y flacucha Ninniel. ¡Por Merlín que en tres semanas de dormir en la misma cama ni siquiera la había besado!

Sin poder concentrarse mucho en las runas, cerró el libro y se decidió a salir por lo menos al lobby. Con calma se dirigió al cuarto para ponerse decente. Dio un suspiro a la imagen del espejo, se giró sobre sus talones y no dejó de caminar hasta estar del otro lado de la puerta. Por un momento se sintió una niña desobediente que salía sin permiso de casa y se reprendió a sí misma al encontrarse con la mano en la perilla dispuesta a entrar de nuevo a toda prisa. Pensó un momento y recordó que Caleb le había dicho que a la señora Kirkland le gustaría hablar con alguien, así que se dirigió al descanso de unos escalones abajo, donde estaba la puerta del departamento de dicha mujer y justo cuando se disponía a llamar, un chillido agudo que se convirtió en risa la hizo saltar hacia atrás, asustada. Cuando se dio cuenta de que el sonido venía de abajo, se asomó por encima del barandal y descubrió que de espaldas a la chimenea se encontraba un chico y apoyada en el respaldo de un largo sofá, una chica que era la que reía, aparentemente de algo que el chico hubiera dicho. El chico pareció darse cuenta de su presencia y miró hacia arriba.

"¿Qué haces ahí?" le preguntó. Pero no parecía molesto por que los estuviera mirando "Podrías mejor bajar aquí y decirnos por qué los dragones son agresivos."

Justo cuando Ninniel se ponía roja al ser descubierta, el comentario de los dragones la desconcertó y se decidió a bajar los escalones restantes.

"Hola, extraña" le saludó el chico en un tono bastante amigable "Henry Miller. ¿Tienes nombre?"

Aún desconcertada por el tono tan familiar con el que le hablaba el chico logró balbucear "Ninniel"

"Ninniel…" repitió él "No hay apellido. Interesante"

La rubia, que hasta ese momento no se había dignado a voltear siquiera saltó con una sonrisa en la cara y extendió la mano "Mandy Rydell. Mucho gusto. Perdona a Henry, tiende a confundir amigable con atrevido"

Sin proponérselo, Ninniel se quedó con la boca abierta y no hizo ademán de responder el saludo. ¡Era la chica de la fotografía! Igual de guapa, igual de sonriente, igual de coqueta, igual de… rubia. Cuando por fin reaccionó, estiró la mano también y tomó la de Mandy "Lo siento, creo que mi mente se quedó en blanco. El gusto es mío"

"Pero siéntate, chica, que te vas a cansar" le dijo el chico, señalando el sofá "¿Y bien¿Nos vas a decir?"

"¿Qué cosa?"

"¿Por qué los dragones son agresivos?"

"Algunos estudios han revelado que hasta hace 24 años, eran bastante pacíficos" se le adelantó Mandy, que se miraba las uñas sin mucho interés "Creo que su comportamiento inexplicablemente agresivo comenzó más o menos el día que tú naciste. Mi conclusión es que les irrita tu existencia."

"¿Vas a dejar a esta chica hablar o no?" preguntó Henry, sin ofenderse del comentario.

"Lo siento" respondió. Los dos voltearon a ver a Ninniel, expectantes.

Por un momento, se hizo un silencio incómodo en el que Ninniel se sintió mono de feria.

"Para ser honesta, no sé que decir…" dijo al fin.

"Cualquier cosa es buena" le animó Henry, que miraba su reloj "Y que sea en menos de siete minutos, por que tengo que llegar al trabajo"

"No la apresures, que la pones nerviosa" Mandy le dio un pisotón "Podrías decirnos de que apartamento vienes, hace cuánto te mudaste, cosas así, por que no recordamos haberte visto antes"

Bien, eso es fácil de responder se dijo Ninniel comparado a la pregunta de los dragones. "Apartamento 9. Hace alrededor de tres semanas que vivo aquí"

Henry se quedó pensando un momento, repitiendo en murmullos la información, tratando de recordar. Mandy se dió una palmada en la rodilla y dijo "Ya. El de Caleb Malfoy. Hace un mes que Hazel, su compañero, salió de ahí. Pero no he tenido tiempo de hablar con Caleb desde entonces, así que no me enteraba"

"Vaya que tu memoria es buena" reconoció Henry. Siguió con la atención en Ninniel otra vez "¿Cómo es que no te habías dado a conocer? Una joven linda como tú sería muy popular por aquí."

Ninniel pensó un poco en su respuesta "Supongo que no soy del tipo que sale mucho. Prefiero quedarme en casa a leer. Me canso muy pronto"

"Es que se encuentra uno a cada persona… Como a Henry. Sí, te creo, es muy cansado" dijo Mandy, riendo.

Henry estaba a punto de respingar, pero Ninniel se le adelantó "Oh, no. No es eso. Es mi salud. No soy la chica más saludable del mundo y Caleb prefiere que esté en casa para evitar inconvenientes. Pero hoy estaba muy aburrida y los ojos me dolían. Necesitaba un poco de contacto humano"

"Sé a lo que te refieres. Y espero que tus ojos se cansen más seguido, que necesitamos carne fresca aquí abajo. Por lo pronto, me tengo que ir. Quisiera llegar a tiempo al trabajo" dicho esto, se levantó en dirección a la chimenea, donde echó un puñado de polvos flu y gritó "al callejón Diagon"

Mandy y Ninniel lo vieron hasta que desapareció entre las llamas de la chimenea y después se quedaron en silencio. Un silencio incómodo le pareció a Ninniel, que sin Henry, ya no supo de que hablar con la chica fotografía.

"Entonces…" empezó Mandy de nuevo "¿dices que no trabajas o estudias?"

"No. Iba a Hogwarts, pero no tiene caso que siga yendo" respondió, un tanto insegura.

"¿Por qué lo dices?" volvió a preguntar Mandy.

"Es difícil ir al corriente cuando te desmayas entre clase y clase."

Mandy se quedó en blanco un momento "¿Es tan grave lo que tienes?" pero antes de dejar que Ninniel contestara, volvió a hablar "Lo siento. No tienes por qué contarle esto a una extraña. Mejor hablamos de otra cosa… ¿Tienes familia?"

A Ninniel le alivio el cambio de tema "Sí. Mis padres, mi hermana y…" dudó un poco antes de decirlo "…Caleb"

"Que envidia: solo tienes una hermana. Yo vengo de una familia un poco más grande. Tengo dos hermanos y una hermana, yo soy la menor. Ya te imaginarás las peleas cuando papá traía dulces a casa: a mí siempre me dejaban las grageas con sabor a moco o mugre de uña. Lo peor del caso es que aún no descubro como se las arreglaban para identificar las que tenían sabor feo"

Ninniel sonrió recordando las malas pasadas que Lily le jugaba a ella "Eso no le pasa solo a las menores, créelo".

Después de eso, se desviaron el tema de las familias para pasar a escuela, trabajos y finalmente -el tema más extenso, pero más ligero -chismes de celebridades del mundo mágico. La mayor parte de la plática la hizo Mandy y Ninniel se sintió contenta -hasta cierto punto aliviada- de jugar más el papel de receptora que el de emisora. Un rato después del mediodía, se empezó a sentir cansada y los mareos empezaban a amenazar, así que decidió que sería buena idea subir a su apartamento. No quería desmayarse donde todo el edificio se fuera a enterar de su condición y mucho menos quería que Caleb la fuera a reprimir.

"No quiero ser grosera" dijo de repente, interrumpiendo sutílmente a Mandy cuando esta paró para tomar aire "pero creo que no me estoy sintiendo bien y debería ir de nuevo a casa"

"¿Puedo ayudar?" preguntó, con sincera preocupación.

"Me podrías acompañar en las escaleras, me da miedo desmayarme y rodar hasta abajo" dijo sonriendo, tratando de quitarle un poco de gravedad a la situación.

Mandy asintió y se levantó después de ella y la acompañó hasta dentro del departamento, donde se aseguró de que se sentara antes de que pudiera caer sin sentido. Una vez Ninniel le dijo que tras dormir una siesta estaría bien de nuevo, Mandy se despidió y le dijo que esperaba verla otra vez en el lobby.

Cuando Mandy cerró la puerta tras de sí, Ninniel se acostó a lo largo del sillón y quedó profundamente dormida.

Eran poco después de las seis de la noche y el cielo ya estaba completamente oscuro cuando Caleb entró en el departamento y se encontró con Ninniel dormida en el sillón en una posición que él pensó debería ser muy incómoda. No se dió cuenta que se había quedado viéndola como idiota, hasta que ella se dio la vuelta en el sillón y le dio la espalda. Fue entonces cuando tuvo la idea de que sería mejor si la llevara a la cama y la cobijara. Tal vez él podría acostarse a su lado y acariciarle el pelo… Para evitar pensar más estupideces, fue hacia la cama para jalar las sábanas de la cama, volvió a la sala y se dispuso a levantar a Ninniel como si fuera una bebé.

Al sentir que alguien la movía, Ninniel abrió los ojos perezosamente. Se dio cuenta de que Caleb la cargaba en brazos en dirección a la habitación.

"Puedo caminar" pero no hizo esfuerzo por ponerse de pie, sino que al contrario, recargó la cabeza contra su hombro.

"No quería despertarte" le dijo suavemente "¿Hiciste algo que te cansara? Antes no te había encontrado dormida al llegar a casa."

"¿Prometes no molestarte si te digo?" preguntó en tono infantil.

"No prometo nada" contestó, divertido.

"Estaba aburrida de leer tanto y bajé al lobby. Estuve hablando por horas" decía mientras él la colocaba en la cama. Cuando la cubrió, ella jaló el cuerpo para sentarse, mientras él se sentaba en la orilla de la cama, cerca de sus rodillas.

Inconscientemente, puso una mano sobre su pierna y la empezó a acariciar tiernamente "Me parece bien. Pero asegúrate de no salir de aquí, no quiero que nada te pase."

"Te prometo que haré mi mejor esfuerzo por no caer en la tentación de huir despavorida a la primera oportunidad" bromeó.

"Eso sí es tranquilizante. No me concentro en el trabajo por pensar que tengo que traerte de vuelta a rastras" siguió él, riendo.

"Puedes respirar tranquilo" le respondió, dándole palmaditas en la mano.

"Bien. ¿Con quién hablaste, entonces?" dijo él, sintiedo como un escalofrío le recorría el cuerpo, empezado por la mano donde Ninniel estaba acariciando.

Ninniel dudó que a él le hiciera gracia saber que había conocido a Mandy. "Henry Miller" dijo, convenciéndose de que no estaba mintiendo, sino que estaba diciendo una verdad a medias "Me parece una persona muy simpática."

"¿Ah, sí? Ya me gustaría a mi conocer a ese simpático Henry Miller" dijo Caleb, en un tono que apretaba ser juguetón, pero con el ceño ligeramente fruncido. "Recuerda que eres una mujer casada, Señora Malfoy" Se encargó de darle especial énfasis a las últimas dos palabras.

Ella no pudo evitar soltar una carcajada "Cualquiera diría que estás celoso, Señor Malfoy" le dijo, en el mismo tono.

"Tal vez lo esté, después de todo, eres mi esposa¿no?" preguntó, tratando de mantener la sonrisa para que ella no se diera cuenta de que tan reales eran sus celos. Luego extendió una mano para acariciarle el cabello negro y ondulado, dándose el lujo de disfrutar el momento.

Ninniel cerró los ojos al sentir la deliciosa caricia. La mano de él dejó su cabello y fue a parar a su mejilla, la cual empezó a rozar con el pulgar. Suspiró profundamente, expectante.

Caleb nunca antes se había puesto tan nervioso antes de besar a alguien. Se tomó lo que a ambos les parecieron eternidades para poder reunir el valor de tocar sus labios. Por un momento no se movió, esperando la reacción de ella y se sintió inmensamente feliz cuando ella posó una mano en su brazo, dispuesta a responder el beso.

Sus manos se habían puesto frías al sentir el contacto de sus labios y sintió un mareo que nada tenía que ver con los mareos de cansancio, era demasiada adrenalina, así que se tuvo que sostener de su brazo. Esperaba impaciente por que él profundizara el beso y sintió que una oleada de frío le recorría el cuerpo, seguida por otra de calor cuando los labios de él comenzaron a moverse suavemente sobre los suyos.

Una vez se atrevió a mover los labios, Caleb no pudo contener las ganas de pasar su lengua suavemente sobre su boca y de tomarla por la cintura para acercarla más hacia su cuerpo.

Se besaron una y otra vez, sin dejar de abrazarse, parando solo para tomar aire cuando era realmente necesario.

Caleb sentía que la respiración de Ninniel era agitada y a pesar del considerable aumento de temperatura en su propio cuerpo, tuvo que volver a la realidad y recordarse que un beso como ese podrían dejarla exahusta, lo cual no era bueno. Sin saber de donde, reunió todo el auto-control necesario para apartarse de ella y se levantó lentamente de la cama.

"Espero que hayas aprendido tu lección, señora Malfoy" dijo, con voz sofocada, tratando de hacerse el bromista -papel que no le venía del todo bien- y de no lanzarse encima de ella de nuevo y besarla hasta dejarla sin sentido "Ahora sabes que tu esposo es un hombre celoso y posesivo"

Tratando de no parecer muy decepcionada ella dijo "Vale la pena hacer que mi esposo se ponga celoso si el castigo va a ser este" y puso todo su corazón en una sonrisa.

Y al ver esa sonrisa, Caleb tuvo que salir de la habitación antes de hacer algo estúpido. Desde la cocina gritó "¿Has cenado algo?"

"No. Me quedé dormida antes de preparar algo" contestó, todavía sentada en la cama.

"¿Qué quieres cenar? Tal vez puedo ir por ahí a comprar algo" ofreció.

"No tengo mucha hambre, pero puedo comer lo que tú quieras."

"Vuelvo en un rato entonces" salió casi corriendo del apartamento y no se detuvo hasta que el aire frío de las calles le dio en la cara ¿Qué rayos estabas pensando, Malfoy¿Acaso quieres matarla? se reprendió a sí mismo, enojado.

Mientras estaba en el trabajo le había dado hambre y había comido ahí, así que ya no tenía hambre. Y Ninniel nunca tenía hambre tampoco. Sabía que había salido solo con un enorme pretexto, pero tarde o temprano tenía que regresar y llevar algo de comida, así que se dirigió a un McDonalds cercano mientras su cerebro trabajaba más rápidamente de lo que nunca lo había hecho. Se decía una y otra vez que no debía haberla besado, aunque no encontraba un razón en concreto. Es decir, él quería besarla y ella también quería que la besara, de eso no tenía duda. Pero ahora iba a parecer que solo la había besado para marcar su territorio y que nadie más se le acercara. Aunque hasta cierto punto sí era eso, era que no había podido resistirlo más. Quería demostrarle de alguna manera lo mucho que le importaba; que se daba cuenta de como cuando rozaba su mano ella le daba esa mirada interrogante, que aunque silenciosa, gritaba "quiero más de tí" y que ella merecía mucho más; que en solo unas semanas se había acostumbrado tanto a ella que le dolía pensar que podría perderla en cualquier momento… suspiró profundamente al jalar la puerta del restaurant y dar un paso adentro. No había nadie en la linea de la caja y rápidamente estuvo fuera de nuevo con un par de hamburguesas que a su parecer, no parecían tan apetecibles, pero para justificar su caminata eran simplemente perfectas.

El camino de regreso le parecía mucho más corto mientras pensaba en que debería decirle a Ninniel y se quebraba la cabeza para que al llegar a la puerta de nuevo, tuviera cero ideas brillantes y un feo dolor de cabeza. Miró el reloj que marcaba las siete treinta y pensó que hasta el momento, esa era oficialmente la noche más larga de su vida. Entró sin decir palabra, como era su costumbre y vio que Ninniel estaba sentada en el sillón de siempre, leyendo el mismo libro de runas de la mañana y levantó la vista al escuchar la puerta.

"Bien, ya volviste"

"Sí, podemos cenar cuando tengas hambre" dijo mientras ponía la bolsa con la comida sobre la pequeña mesa.

Ella asintió con la cabeza y siguió leyendo. O bien, fingiendo que leía, por que con el beso prácticamente se había olvidado hasta de como leer. No podía definir si ahora se sentía mejor o peor que antes de que la besara en cuanto a sus sentimientos. Había sido tan lindo y le había parecido que él quería seguir, que le había costado trabajo apartarla. Pero entonces ¿por qué lo había hecho?

"Ninniel…"

"No tengo mucha hambre" interrumpió ella, no queriendo dejar sus pensamientos.

"No era eso lo que iba a decir, aunque sí debes comer algo" le dijo, acercándose y sentándose en el mismo sillón, muy cerca de ella. Tomó un momento para respirar "Yo no quería dejar de besarte…"

Ella cerró el libro de golpe y lo puso a un lado para después voltear hacia él "yo tampoco."

"Pero me da miedo ponerte en riesgo innecesariamente" explicó, esperando que eso fuera suficiente claro para ella y convincente para él mismo.

"¿De verdad crees que un beso me pone en riesgo? Y en caso de fuera así¿crees que no vale la pena?" preguntó. Puso esa cara, habló con esa voz… y es que cada que Ninniel se comportaba de esa manera, que parecía tan inocente aunque estuviera maquinando sus más descabellados planes, Caleb no podía menos que caer directo en sus redes y acceder a lo que ella pidiera -así era que se habían casado, para empezar-. "Solo dime si te gusto aunque sea un poco"

"Sí. Me gustas mucho" admitió al fin "Y me importas mucho también"

"Entonces sí vale la pena¿no?" insistió, pero él no contestó. "¡Por todos los hipogrifos! Voy a morir de todas maneras y no creo que uno o dos días hagan mucha diferencia. Si yo ya me resigné a que no voy a llegar ni a mi siguiente cumpleaños¿por qué tú no lo aceptas también y te decides de una buena vez a tocarme?" exclamó desesperada. Caleb seguía sin responder, por lo que en un arranque de exasperación, se levantó de un salto, dándole un empujón a él en el proceso, tomando una de las hamburguesas de la mesa y caminando a la habitación, cerrando la puerta sonoramente.


El siguiente capitulo está listo. Sigan leyendo y si son buenas personas, me dejan un review.