.:DONCELLA NO MUÑECA:.
Segunda parte.
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Hola: bueno esta historia es sobre Jeanne y Hao, los shamanes más fuertes (antes de que Yoh lograra su pocesión de segundo grado, etc, etc). Mucho se ha dicho sobre ella, que es una bruja, que es una torpe y la serie creo que no le hizo la justicia que merecía y la redujó a simple expectadora de los últimos sucesos, sin embargo poniéndome en los zapatos de Hao, el valora la fuerza de los shamanes sobre todo y pues sin duda ella es una pieza llamativa en ese aspecto. Ojala les guste.
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El día en que nací, fui recibida en una lujosa casa de estilo victoriano en compañía de mis progenitores, y desde ese entonces, mi padre pensó que era un ángel como escribió en el librillo que tenía y que le servía de Diario. Pero no alcanzó a atinar que estaba muy lejos de criar a un ángel, más bien bajo su techo crío a un demonio de piel mármol, cabellos de nieve y ojos que asemejaban a las llamas del infierno. Pobre de ella. La justicia me llamó de inmediato la atención pues mi padre, de alguna forma, estaba relacionada con ella y él era un hombre sumamente justo y yo, tan pequeña como era, deseaba ser tan justa como él. Aunque si lo pienso ahora me causa risa, que tonta era entonces, hubo un momento en que pensé que había llegado a un punto donde entendía el cómo, dónde, quién y por qué pero al dar la vuelta a la esquina me di cuenta de que estaba en un error y que me llevaría una gran decepción y precisamente la mayor de ellas, fue mi padre pero no lo sabría sino hasta después. También él fue el familiar más cercano a mí y de inmediato notó mi fanatismo hacía la Justicia
"La Justicia es asunto de poder y sólo los más fuertes pueden impartirla"
me repetía constantemente en mi niñez cuando me sentaba sobre sus piernas, luego acariciaba mi larga melena y me contaba acerca de un grupo de seres poderosos y de un torneo donde se jugaba un titulo muy importante, al instante me encantó la idea del grupo poderoso. Los soldados X, el nombre me impresionó bastante y comencé a anhelar con cada fibra de mi existencia ser parte de ese espléndido grupo y, si era posible, ser la primera reina Shaman. Mi padre tenía algunos poderes espirituales y comenzó a instruirme, formándome como un shaman, con ideas de justicia y perdón de los pecados los cuales guiarían mis pasos. Me entristezco al recordarlo porque desde ese momento empezó lo que aquejaría el resto de mi vida. Por las influencias de mi padre logre entrar al grupo de los soldados X, mi educación y formación de Shaman en manos de Marco, quien se preocupaba demasiado por mi, como si fuera su hermana pequeña. Gracias a mi instrucción y a los poderes que desarrolle escale posiciones y una vez, en una junta con varios miembros del Consejo comenzamos a hablar acerca de un ser maligno que llevaba catorce años en la Tierra y que no debía existir más. Fui asignada para exterminarlo a él y a cualquiera que le ayudara, del ente poderoso me encargaría yo mientras que la tarea de matar a sus ayudantes recayó sobre mis ángeles.
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Viajamos a los Estados Unidos siguiendo sus pasos y esperando el momento designado por Dios para matarlo y en una de las batallas, de pronto, mis ángeles me trajeron a un niño inglés: Lyzerg Dyethel que tenía una sed de venganza increíbles, y como nuestros caminos iban por la misma senda se unió a nosotros pero no se percató de que jamás sería uno de los soldados X. Al cabo de unos días, y gracias a nuestro nuevo compañero, surgió un problema. El ente maligno contaba con un hermano gemelo que seguramente le ayudaría, fue entonces que me di cuenta de que no podíamos atrasar más nuestros cometidos. Marco comenzó con los preparativos para la Puerta de Babilonia y al cabo de una semana estaba lista, sólo faltaba atrapar a los Asakura. Hao e Yoh, esos eran sus nombres. Marco consiguió que uno de ellos viniera pero todo se vino abajo cuando intervinieron sus amigos así que tuve que salir personalmente a resolver la controversia, los mantenía cautivos en una jaula justo cuando lo escuché
– que pequeña eres – dijo emergiendo a la barrera creada y con su espíritu de fuego me atrapó, volteé para toparme con Hao y al verlo, supe que iba a perder. Tenía el porte de un gran señor, como un rey al cual había hecho enfadar y esos ojos caféces que parecían ocultar tantas pasiones me hechizaron de inmediato. Observé sus labios, quería tocarlos, y como todo lo que deseo lo obtengo, esto último también. Meneé mi cabeza para apartarla de estos pensamientos para concentrarme en lo que estaba haciendo, le dije lo que pensaba del mal pero a él le dio risa – no te quieras pasar de lista – se burló e intentó rostizarme más logre soltarme antes de que las llamas me tocaran, casi en el brazo de su espíritu justo frente a él – eres fuerte pero no tanto
– que ingenuo eres – le dije sin saber que esas mismas palabras se las había dicho la prometida de su hermano. Miré a un lado como si alguien lo fuera a atacar por la espalda y el volteó cuando regresó la vista estire mis manos y lo tome de la cara halándolo hacía mi y lo bese. Rocé esos labios fríos con la caricia más pura que podía brindar. Al soltarlo, me miró sorprendido y extrañado, no sé porque pero hasta ahora creo que no le hizo mucha gracia. Me dio un golpe arrojando hacía el suelo y mientras caía al vacío me lazó una esfera de fuego que envolvió mi cuerpo como la pasión que encerraba mi alma sin embargo antes de tocar el suelo mi estatua me rescató y me interno dentro para recuperarme. Escuché que comenzaba la pelea pero necesitaba más energía si quería abrir la puerta así que tuve que liberar al hermano de Hao.
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– Eso estuvo mal – escuché dentro de mi cabeza, la recriminación era de padre pero no podía precisar de donde emanaba su poder
– ¿qué hace usted aquí?
– vine a verte querida pero no puedo creer que hayas perdido, apenas si reconozco a mi niña que no se daba por vencida
– aún no pierdo – le dije segura, jamás lo defraudaría
– asegúrate que no, eso perturba a la logia – era una amenaza como las de antaño cuando era niña. Con ayuda mis ángeles, que no habían caído en la batalla, logramos levantar la Torre de Babilonia. Arriba de esa enorme estructura puede ver a mi padre, no quería perder ante él ante todo deseaba que estuviera orgulloso de mí.
– Por descuidada perdí a tres de mis ángeles que estaban a mi servicio
– no se preocupe doncella – exclamó Marco – nosotros levantaremos el portal de Babilonia
– gracias mis queridos ángeles – cerré los ojos e intenté concentrarme para abrir la puerta pero no lo lograba, mi corazón latía fuertemente como intentando disuadirme de mi cometido
– ¡Jeanne, no lo estas haciendo bien, no es suficiente! – me gritó Padre.Le ordené a mi espíritu que abriera la puerta y este así los hizo. Un viento rebelde fue liberado, al principio pude controlarlo pero pronto empezó a halar a las personas que estaban cerca, debía cuidar mi poder espiritual porque una vez adentro lo necesitaría para sacar a mis preciados compañeros pero usé un poco para asegurarme de que todos entraran al portal. Yoh y sus amigos fueron arrastrados, mis preciados ángeles;unas lágrimas incontrolables brotaron de mis ojos al verlo pasar, entonces yo fui succionada, las puertas se cerraron y caímos en la oscuridad.
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