Nota: este capítulo va a ser más corto de lo normal, al igual que el 9, por lo que en unos días lo veréis.

Muchas gracias a Genesis, por haber sido la única persona que ha firmado en el corto plazo de tiempo.

Capítulo 8: renacimiento

Harry no podía ser consciente de lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Bien era cierto que podía oírlo, pero su cerebro estaba completamente ocupado intentando calmar de alguna forma el terrible dolor que se estaba apoderando de su cicatriz.

No habría sentido la mano helada de Voldemort apretándole el cuello de no ser consciente de que le estaba faltando el aire. Tomaba grandes bocanadas cada vez que aspiraba, y se sentía morir al tiempo que el dolor de la cicatriz iba aumentado a mares a cada segundo.

- ¡Albus, haga algo! –exclamó un Auror. Dumbledore tenía los ojos cerrados y el entrecejo fruncido. Draco probaba diferentes hechizos para abrir la maldita puerta invisible que le impedía ayudar.

Sabía que esta estaba hecha a prueba de hechizos, y que nadie que no fuera poderoso la abriría.

Pero una fugaz idea pasó por su desesperada mente. Sacó un artículo de los gemelos Weasley (cortesía de Ron, ya que le sobraban) y lo metió por la cerradura. Le prendió fuego con la varita y en unos segundos la cerradura estalló.

- ¡Impedimenta!- exclamó apuntando a Voldemort. Al recibir el hechizo, se tornó de un color rojizo, pero con unas pequeñas distorsiones, y una risa divertida, volvió a su color normal

- ¡Eso¡Tú atácame que yo absorbo tus poderes¡Puedo repeler cualquier hechizo!

- "Entonces me toca ser lo que más detesto"- corrió hacia Voldemort y antes de que pudiera pararle, le dio una patada con todas sus fuerzas en "cierta parte". El cara-serpiente hizo una mueca de dolor, recuperando la compostura al instante.

- ¿Crees en serio que un truco muggle puede detenerme? – dijo con desprecio, al tiempo que devolvía los infortunados ataques de los aurores. - ¡Nada muggle o mágico podrá detenerme ahora que estoy en la cumbre del poder! Ni siquiera…- dijo mirando con desprecio a Harry- …el niño dorado. – súbitamente la mano que estaba asfixiando a Harry empezó a carbonizarse, y le soltó en una exclamación de dolor.

- "¿Esto no es lo que le pasó a Quirrel?"- pensó Dumbledore, por primera vez, sorprendido. Sin embargo, una sonrisa se dibujó en su demacrado rostro. Era de esperar.

- ¿Qué¡¡Tú¡Dumbledore¡Tú has hecho esto!- dijo furioso. Entonces, una mueca de ironía surgió en su cara. – Pero… no te va a servir de nada- miró hacia el hueco que había por la falta de la mano. Sin pretenderlo, todos observaron atentamente.

Draco, y la mayoría de los presentes, incluyendo mortífagos, tuvieron que ahogar una exclamación de sorpresa. Unos dedos rígidos se asomaban por el hueco, al igual que el resto de la mano hasta volver a su sitio, como si no hubiera pasado nada.

- "¿Le ha crecido la mano¡Dios mío!"- se horrorizó Draco.

- Por algo me llaman el hombre serpiente….Ya lo ves Dumbledore, ya no eres el mago más poderoso. ¡Nunca conseguiréis vencerme!

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- ¡Ron!- exclamó Hermione corriendo hacia el susodicho, que estaba inconsciente en el suelo. – Enervate- Ron se incorporó aturdido - ¿Qué te ha pasado? –pregunta agachándose a su lado.

- No lo sé…Iba a llevaros unas cervezas de mantequilla cuando sentí que algo me golpeaba en la espalda y no recuerdo nada más…

- Tengo malas noticias. Los mortífagos han descubierto a Draco y le han raptado.

- ¡No!

- Sí…y parece ser que Dumbledore no está, según McGonagall.

- ¿Cómo lo sabes?

- Me la he encontrado por el camino.

- ¿Hay algo que podamos hacer para ayudarles?

- Me temo que no…No tenemos ningún trasladador para ir a Alemania.

- ¿Alemania!

- ¿Dónde se supone que has estado en las últimas reuniones, cabeza de chorlito? –pero su expresión de enfado se suavizó en seguida. Miró por unos instantes a los ojos azules de Ron antes de lanzarse a sus brazos y romper a llorar

- ¿Pero qué te pasa? –preguntó alarmado mientras dudaba antes de rodear su frágil cuerpo (n/a: sí, frágil tus ganas ¬¬ ¿y el puñetazo que le metió a Malfoy, que le estampó contra la piedra que había detrás? ¬¬ Frágil cuerpo…) con sus brazos.

- Estoy asustada…-sollozó.- Primero raptan a Harry, luego a Draco. ¿Y si deciden raptarte a ti¿Qué hago yo si te raptan a ti¡No lo soportaría!

- ¿A qué te refieres?- preguntó esperanzado. Era imposible pero…tal vez…sólo tal vez…

- ¿No lo entiendes? Dios mío Ron…desde ese día en el tren. Ese día hace siete largos años, seguido de estúpidas discusiones y peleas que solo conseguían hacernos daño, o por lo menos a mí. ¿No lo entiendes¡Te quiero Ron¡No quiero que te capturen a ti, no podría con eso!- Ron no cabía en sí de asombro. Hermione, en cambio, no soltaba el abrazo y un extenso rubor cubría sus mejillas haciendo competencia con el pelo de su "amigo".

- ……..¿Sabes el tiempo que he estado esperando para que me dijeras eso?- Hermione se separó mirándole directamente a los ojos. Ron se sintió algo azorado- 7 años…desde ese día en el tren, que entraste buscando el sapo de Neville. –la chica sonrió levemente mientras las lágrimas seguían fluyendo por su rostro. Ron se las limpió con el pulgar derecho mientras pensaba en el ángel que tenía delante suya. Inconscientemente acercaron su rostro hasta que sus labios se rozaron. Cuando el beso estaba pasando de tímido a apasionado por el tiempo perdido oyeron una onda de aplausos haciéndolos separarse.

Prácticamente todo el colegio estaba mirando la escena. Ambos se separaron totalmente y se ruborizaron intensamente.

- ¡A buenas horas¡¡7 años esperando esto! –gritó alguien mientras el resto del alumnado asentía y seguía aplaudiendo estruendosamente.

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- " Por lo menos, si Voldemort acaba matándome, podré volver a ver a mis padres"- pensó Harry intentando recuperar el aire perdido.

- No pienses eso, Harry. – dijo una voz espectral. Harry levantó la mirada. Había una mujer delante de él. Era un espectro, pero no lo hubiera sabido de no ser porque podía ver a través de ella la pared de atrás. Tenía el pelo largo y liso, de un color rojo tirando a castaño. Unos ojos verdes esmeralda brillaban en su rostro. Harry tragó saliva, intentando retener las lágrimas.

- ¿Mamá? – otros dos espectros se aparecieron a su derecha. Ambos varones. Uno… la viva imagen de Harry. Exactamente igual a él. - ¿Papá? – y el otro no hizo falta examinarlo para reconocerlo. -¿Sirius! – ahora las lágrimas corrían por su rostro, sin hacer nada por detenerlas. A pesar de la situación, no podía ser más feliz.