Holaaaaaa!!!!

Muy bien, gente, espero que el siguiente sea el último capítulo de esta serie, que estoy tardando horrores en hacer, no se porqué. No me voy a extender mucho hoy, así que mejor pasemos a los reviews!!!

Luntashi, bueno, Remus no usa Axe, es magnetismo animal, jajajaja. Gracias por el mensaje, besitos mil.

Conacha, jejeje, bueno haces un par de prenguntas que aún no se pueden contestar, y Sirius... bien, creo que da un ligero paso atrás en este capítulo, jejeje. Besitos mil.

vicu-malfoy, bueno, "pronto" han sido casi tres meses después, ¿suficientemente pronto?, jijiji. Gracias por el mensaje, besitos mil.

Hika-chan, jejeje, no me desagrada tu petición, pero no sé si tenerla en cuenta porque eso haría que la historia se alargase más de lo previsto... lo malo es que hasta lo estoy considerando.. bua, mala, yo que quería terminarla ya!!! Gracias por la sugerencia y besitos mil.

Nani, bueno a lo mejor me confundo, pero creo que ha sido más pronto que la última vez, no? Lo siento, pero no pude actualizar antes, pero gracias por el mensaje y me alegra que te gustase el capítulo, besitos.

hermi16, wow, casi es mas largo tu review que el capítulo anterior, jejeje. Bueno, sí, soy de España, concretamente de Valencia y me alegro que te esté gustando la historia. No tengo pensado hacerla muy larga, pero lo que pienso y lo que hago no suelen ser lo mismo (BUA!) Pues si ya antes Peter y James te han deconcertado lo vas a flipar ahora. Bueno, siento no haber podido actualizar en ese plazo de dos semanas, pero lo que cuenta es que he actualizado, no? (simple intento de que nadie me mate por tardar tanto) Y sí, tengo otro de Sirius/Remus, que me quedó un poco dramático y que la verdad es que encuentro muy parecido a este. Se llama "Estado Anímico Alterado" y lo puedes encontrar en mi ficha. Gracias por tu mensaje, espero que este capítulo no te decepcione demasiado. Besitos mil.

Andyta Loupy, uys, me sorprende que te hayas reído con el fic. Bueno, en realidad ya me soprende que te haya gustado, pero me alegro mucho. Bueno, me encanta hacer sufrir un poquito al probre Remus, esque los más guapos son los que peor parte se llevan, jajaja. Gracias por tu mensaje, besitos mil.

Sayuri, pues mira, va a durar por lo menos 4 (y esperate...) y me alegro de que por lo menos te hayas reído, aunque no creí que tuviera gracia, la verdad. Gracias por escribirme. Besitos mil.

AYA K, no he podido seguirlo pronto, pero intentaré no tardar tanto a la próxima aunque no prometo nada. Gracias por tu mensaje, besitos.

mercy black, jajaja, bueno, eso sería llevar las clases prácticas al extremo, aunque a Sirius no le importaría nada. Besitos mil.

ZenobiaLupin, bueeeno, por ahora van a ser 4 capitulos y ya veremos si no hay más. , sobre Peter y James ya hablaremos más tarde, y Lucius... por ahora solo hay intención de que salga nombrado, pero ya veremos... Gracias por el mensaje, besitos mil.

Dalloway, siento estar tardando tantísimo en terminar TU historia. Seguramente el siguiente será el último capítulo, aunque casi mejor no lo digo muy alto. Me alegro de que te esté gustando, espero que sigas pensando igual después de ver este desastre de capítulo y que no te den ganas de matarme o algo así, pero, ¡era necesario! Gracias por tu mensaje y besitos mil!!!

La-Peye-Malfoy, para qué negarlo, yo también me imagino a Remus... Y "Fugazmente"... no sé, creo que nunca he tenido esa palabra en mi vocabulario... no, creo que no, jejeje. Gracias por escribirme, besitos mil.

MoOnY14, me alegro de que te esté gustando, pero eso de "pobre Remus" va a cuadrar más con este capítulo me parece a mí, juauauaua, que mala que soy!!!. Besitos mil.

Grissey Key, jejeje, bueno a James le voy a tener que poner una correa y otra a Peter porque se han desmadrado ya del todo los dos, y no te preocupes si no me dejar rev, no es imprescindible ni nada de eso, me basta con que alguien lea la historia, aunque gracias por tu mensaje. Besitos mil.

Kizna-chan, jejeje, ¿Sirius tiene a Remus para él solo? Lo dudo, lo dudo... no por Dios, no actualizo cada dos meses.. sino cada tres o más, jajaja. Jo, pues tienes que tener un riesgo de paro cardíaco altísimo, porque he tardado un montón, pero me encanta que no te de por exagerar las cosas, jajaja. Siento el retraso, pero ya está aquí el capítulo, aunque es malillo. Gracias por el mensaje y besitos mil.

Anniky!, bueno, a Sirius creo que nunca se le ha conocido por su sutileza precisamente, jejeje. Gracias por escribir, besitos mil.

luna-wood, me alegra que te esté gustando. Algunas de tus "previsiones" se van a cumplir en este capítulo, aunque Sev aún no asoma la nariz, el pobre. Gracias por tu mensaje, besitos.

OoOoOoOoOoO

Cap 3. El "Pero..."

A Sirius Black, cuya fama de casanova estaba bastante extendida por las cuatro casas de Hogwarts y todo alumno estaba convencido de su exagerado gusto por las chicas, se le hacía muy difícil contenerse ante la visión que representaba en ese instante uno de sus mejores amigos en el mundo, Remus Lupin.

Encontraba deliciosos esos ojitos miel, entre asombrados y satisfechos, inocentes aún, y el lozano color de sus mejillas dedicado exclusivamente a él. Se había pasado una mano por el pelo, desordenándolo seductoramente, y los mechones castaños caían atrevidos sobre su frente.

Remus había logrado normalizar su respiración y miraba a Sirius con curiosidad, esperando una nueva oportunidad para volver a la práctica de besos, aunque si todos los besos eran iguales que este no se sentía capaz de seguir aprendiendo de su amigo.

Al verle vacilar ligeramente, ruborizándose de nuevo y desviando la mirada al suelo, Sirius consideró que sería la mayor estupidez de su vida el dejar escapar esa ocasión, pues el chico parecía a punto de arrepentirse de su petición.

- Venga, ven aquí – logró decir con naturalidad, sin que le temblara la voz -. Ahora vas a besarme tú a mí, a ver que tal lo haces.

Remus le miró impactado por un momento, sonrojándose violentamente y se pasó la lengua por los labios antes de decir:

- No sé si será buena idea...

Sirius suspiró con aire resignado.

- Yo solo trato de enseñarte, pero si no quieres aprender es cosa tuya – dijo indiferente. Aunque por dentro casi estaba gritando de frustración.

Por toda respuesta Remus se acercó tímidamente y posó sus manos en la cintura del animago con suavidad. Sirius miraba extasiado esos labios, de nuevo humedecidos, que se acercaron a él con una lentitud que estaba a punto de sacarle de quicio. Al sentir la suavidad con la que eran posados sobre los suyos propios no pudo más que cerrar los ojos y deslizar las manos con cuidado por la cintura del licántropo, atrayéndolo más hasta su cuerpo.

Remus, sin saber muy bien qué hacer, acarició lentamente con sus labios los de su amigo, notando cómo este los abría en invitación a explorar su interior. Se puso un poco nervioso ante la oportunidad, pero deslizó con timidez la lengua al interior de esa cálida boca recorriéndola con tímidos toques, buscando otra lengua que no tardó en aparecer y enredarse con la suya en un gesto posesivo. Remus, emocionado, respondió a esa muestra de efusividad con la suya propia, haciendo del suave beso uno salvaje, que obligó a Sirius a apoyarse contra una mesa para no caer, si soltar ni la boca ni la cintura de su compañero, a quien estaba sometido por completo. Nunca pensó que Remus sería tan bueno besando, un poco rudo, pero excitante al fin y al cabo. Había tomado el control total de la situación y hacía unos ruiditos que estaban a caballo entre gemidos y gruñídos, obligando a Sirius casi a acostarse sobre la mesa, presionando su cuerpo contra el del animago, abrazando su cintura con fuerza y, sin querer, poniendo una rodilla entre sus piernas.

Sirius gimió ruidosamente por el contacto, pero Remus no parecía consciente de lo que estaba provocando en su amigo, siguiendo con su acto de posesión desenfrenada, marcando esa boca como suya y produciendo unos ligeros arañazos en la cintura de Sirius, por debajo de la camisa que en ningún momento fue consciente de haberle levantado.

Sirius se abrazó a él con necesidad, y cuando Remus se separó por la falta de aire el moreno desplazó el beso hasta su barbilla, y de ahí a su cuello, disfrutando del sabor de la piel del licántropo por primera vez. Remus, respirando agitado y conteniendo a duras penas los gemidos atacó despiadadamente la oreja de Sirius, recorriéndolo el lóbulo con la lengua cálida y haciendo que estremecimientos de excitación inundaran a su amigo, que se apretaba más contra su rodilla en busca de un mayor contacto.

En un momento de lucidez Remus se separó abochornado por un gemido demasiado alto de Sirius.

- ¡Oh, lo siento! – exclamó asustado, poniéndose una mano sobre los labios, con los ojos muy abiertos mirando sorprendido a Sirius, desconcertado por la manera en la que se había dejado llevar.

Sirius se incorporó lentamente para mirarle asombrado y todavía agitado.

- No te preocupes – logró decir entre jadeos. Notó la mirada casi horrorizada de Remus, que se preguntaba cómo podía haber hecho algo así, y después se dio cuenta de que su estado no era precisamente el más adecuado para una conversación, ¡estaba muy caliente! El contacto de la rodilla de Remus había hecho que "Sirius Jr" decidiera proclamar su existencia al mundo, y sería cuestión de segundos que el licántropo lo notara.

- Tengo... tengo que ir al servicio – logró murmurar Sirius, avergonzado por haberse excitado tanto con su amigo por un besito de nada.

"¿Besito de nada?, ¡una mierda! Esto habría podido acabar en una situación ligeramente comprometida y decididamente demasiado placentera para estar en medio de la biblioteca" pensó Sirius escandalizado mientras salía corriendo de allí sin hacer caso alguno a las llamadas de su compañero.

Corrió lo más que pudo hasta el baño más cercano y se miró en el espejo de los lavabos. Su reflejo le miró críticamente por un segundo.

- Mírate, ni siquiera te ha tocado y estás a punto de explotar – dijo burlonamente señalando sus partes bajas. Sirius le gruñó a su reflejo, que se reía de él alegremente.

- Tengo que hacer algo – gimió el animago dolorosamente, pues estaba en un punto ciertamente doloroso, y solo tenía dos opciones, encerrarse en un cubículo para buscar alivio o darse una ducha fría – Mejor la ducha – pensó deseperado. Pero no creía ser capaz de dar una paso más hacia el baño de prefectos (el único lugar en el que tendría verdadera intimidad a esas horas), así que, a la desesperada, abrió el grifo del agua fría y haciendo cuenco con sus manos vertió una cantidad considerable en el interior de sus pantalones por varias veces, logrando quedar bastante empapado y poco aliviado. Cogió su varita con frustración para secarse el estropicio, pero se vio interrumpido por Remus, que abrió la puerta repentinamente. Sirius se quedó helado.

- Padfoot, ¿te encuentras ... – miró sus pantalones empapados - ... bien? – parpadeó sorprendido - ¿no has llegado a tiempo?

Sirius, que estaba en blanco, no pudo hacer más que asentir.

- Vaya, pues lo siento mucho – dijo Remus algo impactado -. Será mejor que vayas a cambiarte.

- Oh, no, con secarlo bastará – dijo Sirius con rapidez, preguntándose por qué Remus parecía repentinamente asqueado. Se dio cuenta al mirarse de nuevo los pantalones empapados en su zona baja y recapacitar sobre ese "¿no has llegado a tiempo?" que había creído oír.

Encajando las piezas llegó a la conclusión de que Remus creía que... oh, Dios, ¡¡¡Remus creía que se había orinado encima!!!

- Esto... – dijo cortado señalando sus pantalones -... esto es agua, es que el grifo está estropeado y me ha salpicado... todo – dijo poco convencido, pero al menos Remus ya no le miraba como quien mira a un cerdo revolcándose en el barro.

- Pero... ¿estás bien? – preguntó el licántropo con cierta preocupación -. Estás hiperventilando, y todo rojo... da la impresión de que te va a dar un ataque.

"No si ya me ha dado, ¡pero de lujuria!" pensó Sirius intentando esquivar la mano extendida de Remus, que trataba de averiguar si tenía fiebre.

- Estoy bien, estoy bien – dijo un poco enojado, porque lo que menos necesitaba en ese momento era el contacto del lupino. Bueno, en realidad no ESE tipo de contacto maternal, la verdad.

- ¿Seguro? – preguntó Remus poco convencido -. Creo que lo mejor será que te acuestes un rato, a ver si se te pasa. No tienes buen aspecto.

- Sí, sí, no te preocupes, seguro que en la cama se me pasa – dijo Sirius con una sonrisa, pues no sabía su amigo la razón que tenía. Un buen revolcón y estaría como nuevo – Ya... ya seguiremos con las lecciones otro día...

Remus compuso una mueca de incomodidad.

- Bueno, sobre eso... – suspiró molesto -. Sé que te he dado mucho la paliza para que me enseñases, pero ahora creo que no es una buena idea hacerlo de esta manera, ¿no crees? – le miró de lleno, esperando su reacción, aunque se mostró desconcertado ante esta -. Paddy, ahora te has puesto blanquísimo, ¿te estás mareando? ¿Quieres un poco de agua? ¿Te acompaño a la cama?

Se acercó a él solícitamente, sujetándole por un brazo y atento a cualquier signo de desmayo en el animago, mientras este le miraba aún alucinado.

- No es nada, no es nada – rechazó, aunque no se libró de sus manos sobre su brazo por simple placer morboso, porque aún estaba "Sirius Jr" en pie de guerra y no necesitaba más incentivos para hacerse notar bochornosamente entre sus ropas - ¿No quieres más lecciones? – preguntó estúpidamente -. ¿Por qué?

- Bueno, me refiero a las lecciones prácticas, no a las teóricas – aclaró, no logrando que Sirius se sintiera mejor con ello -. Pues... verás... es que... tengo la sensación de que estoy incomodándote – dijo vengonzosamente el licántropo apartando la mirada para clavarla en los interesantes azulejos de la pared -. He notado que te agitas mucho y no tiene que ser agradable besar a un tío cuando te gustan las chicas... – sin dar tiempo a Sirius para protestar a sus palabras siguió hablando - ... y además, no creo que sea la mejor forma de "adquirir conocimientos", quiero decir, besuquearme con mi mejor amigo no es la mejor manera de ligar, ¿no crees?

- Pero Remus... - tartamudeó Sirius, fastidiado porque su maravillosa oportunidad se estuviera yendo por la borda -. Está bien, no tiene nada de malo, como tu has dicho soy tu amigo – no pudo evitar un tonillo de amargura, y al mirar detenidamente a Remus, que tenía un aspecto más bien abatido, suspiró profundamente y no tuvo más remedio que darle la razón en suspender las clases.

Pero no solamente las clases prácticas, sino todas las clases. ¿Cómo iba a ser capaz de enseñarle a ligarse a alguien a quien quería solo para él? Había accedido a enseñarle porque se le ocurrió la maravillosa idea de practicar un poco las tácticas labio-a-labio, pero sin el beneficio de la práctica no se encontraba lo suficientemente generoso para preparar a su objetivo sentimentar para, por ejemplo, un encuentro amoroso con Snape. ¡No lo soportaría!

- Tienes razón – dijo pesadamente, teniendo que apoyarse en el lavamanos para alejarse un poco del contacto de su amigo, pues su olor a yerbabuena hacía ligeros estragos en él -. Será mejor dejar toda esto de las lecciones, no fue una buena idea...

- Pero Padfoot – dijo Remus extrañado -. Yo me refiero a suspender las clases prácticas, no las teóricas. Puedes darme unos cuantos consejos prácticos. Es solo que en ese... beso... pues.. me he descontrolado un poco, me olvidé de que eras... mi amigo – dijo titubeante.

- Sí pero... – trató de protestar el animago, siendo interrumpido por la carita suplicante de Remus.

- ¡Lo prometiste! – le recordó con un puchero.

"Oh, Dios". Sirius se pasó una mano por el pelo en un gesto desesperado. No podría decirle que no a esa cara, pero por su propia cordura no podía seguir con aquello.

- Sí, sí. Lo hice – suspiró pesadamente -. Sé que prometí que te ayudaría, pero...

- ¿Pero...? – preguntó Remus interesado.

Sirius le miró detenidamente. Aún estaba despeinado, un poco sonrojado y le brillaban los ojos. "¿Se lo confieso?" se preguntó Sirius "Es Remus, lo comprenderá. Si no siente lo mismo que yo no me rechazará como amigo, no le perderé", sintió como el valor acudía a él bajo esos ojitos color miel que tanto le gustaban desde hacía tan poquito tiempo pero que ahora le hacían sentir con tantas cosas con tanta intensidad. "Se lo digo. Se lo voy a decir"

- ¿Pero...? – apremió el licántropo.

- Es inútil darte esas clases – dijo envalentonado, aunque al ver la mirada extrañada de Remus pareció perder un poquito de valor -, porque nadie te va a querer nunca...

La puerta del baño se abrió estrepitosamente dejando entrar a dos estudiantes de primer curso riendo alegremente y cortando de cuajo la declaración de Sirius, que se giró a mirarlos con aires homicidas y ligeramente asustado por lo que hubieran podido oír. Por ello no se dio cuenta de que sus palabras no fueron acogidas todo lo bien que hubiera deseado, recibiendo una intensa mirada dolida de parte del licántropo.

- ¿Nadie me va a querer nunca...? – preguntó el chico con la voz rota, haciendo caso omiso de los dos primeros años que trataban de disculparse y salir corriendo de allí, acobardados por el aura asesina que parecía rodear al animago -. Vaya, muchas gracias, Sirius. Esa si que es una opinión sincera de tu parte.

- Remus... – Sirius se volvió hacia él asustado, registrando algo tardíamente por las palabras de su amigo lo que éste había creído entender de su intento frustrado de declaración romántica -. No es lo que...

Los ojos furiosos de Remus le hicieron desistir de decir algo más, y aún más el empujón que éste le dio al separarse bruscamente, ofendido por sus palabras.

- ¡No es eso lo que quería decir! – logró decir cuando Remus ya azotaba la puerta con furia tras él - ¡Moony! ¡No has entendido lo que quería decirte! ¡Moony!

Cuando Sirius abrió la puerta del cuarto de baño no pudo ver al licántropo por ninguna parte.

- Moony... – gimió desolado -... quería decirte... que nadie te va a querer nunca... como te quiero yo.

Pero por fortuna o por desgracia no había nadie por allí para escucharle.

OoOoOoOoOoO

Hacer una rabieta silenciosa tras las cortinas de su cama siempre solía ser una buena idea. Los demás notaban enseguida que no andaba de humor para tonterías y le dejaban en paz, evitando las inmediaciones de su lecho como si estuviera plagado de minas. Pero claro, hoy no podía ser así. Hoy tenía que ser el día en el que todo se volviese surrealista, porque sino ¿cómo demonios se explicaba esa escena? ¿desde cuando James y Peter competían entre ellos para arroparle en la cama, cantarle una serenata, traerle un vaso de agua, regalarle flores y bombones, darle un masaje en los pies, hacerle la manicura y soltar risitas tontas a la par que enrojecían como colegialas cada vez que les daba una mirada asesina?

- ¿Pero qué cojones os pasa hoy? – casi aulló cuando Peter, por cuarta vez, se ofreció a acomodarle la almohada tras la espalda mientras James, al parecer, se centraba mucho en escribir algo en un trozo de pergamino sentado a los pies de su cama.

- Nada Moony querido – dijo Peter con voz empalagosa, sonriéndole con deleite -. Sólo queremos cuidarte, ¿está prohibido? Me horrorizo al pensar que te he estado descuidando por tanto tiempo. ¡¡¡Necesitas que te mimen!!! Mira, aquí tienes unas galletitas con forma de lobito, ¡las he hecho yo mismo con el libro de conjuros de cocina de Lily!

Las galletitas tenían muy buena pinta, con esa cobertura de chocolate, así que Remus cogió una con el ceño fruncido y mordisqueó distraídamente uno de los colmillos del lobo, logrando con ello que a Peter casi le diera un ataque de felicidad pura, aunque se contentó con correr alrededor del cuarto sonriendo como un idiota y gritando de alegría.

James le envió una mirada de menosprecio y se levantó elegantemente de su asiento a los pies de Remus solo para sentarse más cerca. De hecho, demasiado cerca, tanto que casi se rozaban sus narices.

- Te he escrito un poema – dijo con una sonrisa boba, haciendo que la alucinada atención de Remus se desviase de Peter hacia él.

- ¿Qué? – parpadeó sorprendido - ¿Qué has dicho?

- Un poema – repitió James poniendose rojo ante el escrutínio de esos ojos miel -. Para ti, mira.

Remus, que aún no era capaz de procesar la información, cogió reticente el pergamino que James le tendía y le dio una mirada.

- "Tus ojos son como miel que querría poner en mis tostadas cada mañana, tu piel es como la crema de mi capuchino, tus labios son las fresas de la tarta que ponen de postre los Sábados..." – leyó Remus abriendo los ojos con asombro, y no solo por lo malo que era el puñetero poema, ni porque llevase el ridículo nombre de "Oda a mi postrecito favorito con sabor a acónito", sino por... ¡coño, pues por todo lo demás!

No pudo terminar de leerlo (y dio gracias al cielo) porque Peter, enfurruñado, arrancó el pergamino de su mano y lo hizo trizas con sus deditos ágiles.

- ¡Esto es una mierda! – declaró firmemente.

James, casi con lágrimas en los ojos, saltó de su asiento para colocarle un puñetazo en la barbilla por su atrevimiento enviándole al suelo de culo.

- ¡Cabrón, con lo que me ha costado escribirlo! ¿Me he metido yo acaso con tus patéticas galletas? – gritó recolocándose las gafas sobre la nariz con un gestito repelente.

- ¡No son patéticas, son achocolatadas!, ¡y envidia que tienes porque a mi Moony le han gustado! – gritó Peter intentando levantarse del suelo sin enredarse con su túnica.

- ¡Tambíen le ha gustado mi poema! – se exaltó James, apretando los puños de manera amenazante - ¡Remus tiene buen gusto y por eso reconoce una obra de arte cuando la ve!

- ¡Claro, y por eso no le ha gustado tu absurdo poema! – gritó Peter emberrinchado - ¿Cómo le va a gustar si solo le comparas con comida y más comida?

- ¡Eso es porque mi Moony es lo más dulce que existe y me lo quiero comer enterito! – berreó James ofendidísimo.

- ¡Te vas a comer a tu puta madre, cabrón! – aulló Peter muerto de celos, saltando hacia su amigo y tirándole con saña del pelo negro. James no se quedó atrás y cogió un buen puñado del pelo castaño de Peter, tirando con todas sus fuerzas y teniendo más maña al hacerlo por ser más alto que su contrincante. Mientras tanto, se insultaban de la manera más ridícula y trataban de darse patadas por lo bajo ante la mirada aún desorbitada de Remus, quien los contempló por un instante y luego decidió que lo más sensato sería encerrarse en el cuarto de baño.

Cuando Sirius entró en la habitación cinco minutos después y se encontró con el espectáculo decidió separar a sus amigos. Con ayuda de su varita y un hechizo bien colocado los chicos dejaron de pelear para frotarse sus doloridos traseros y levantarse del suelo con dificultad.

- ¿De qué coño vas, Sirius? – preguntó cabreadísimo un James de gafas torcidas y pelos más alborotados que nunca.

- ¿Habéis visto a Remus? – preguntó el animago, quien había notado el desorden en la cama del licántropo y sabía que al menos había pasado por allí hacía poco.

- ¿Y tú para qué quieres a Remus? – preguntó Peter mirándole malamente.

Sirius le miró desorientado por un momento. Su amigo no solía ser tan agresivo, claro que si había estado pegándose con James tal vez estaba un poco alteradillo.

- Tengo que hablar con él – dijo simplemente.

Esta vez recibió una mala mirada de parte del moreno de gafas.

- ¿De qué? – preguntó receloso. Sirius solo le miró con una ceja levantada, lo que al parecer alteró los ánimos de su amigo - ¡No vas a hablar con él!, ¿me oyes? Remus es mío, ¡no quiero que te le acerques!

- ¿Tuyo? No me hagas reír, ¡es mío! – saltó Peter justo a tiempo para enzarzarse en otra tonta pelea de tirones de pelo en la que en lugar de insultarse solo proclamaban la propiedad del licántropo.

Sirius, con la boca abierta, decidió que lo mejor sería buscar a su amigo él mismo. Solito. Se transformó en un gran perro negro y olfateó la cama del lupino, olisqueando después los alrededores para tratar de descubir dónde se había metido. El rastro lo llevó hacia el cuarto de baño. Volvió a su forma humana y tocó con los nudillos con delicadeza, más que nada para que los otros dos no se molestasen y pudiesen seguir matándose agusto.

- ¿Moony? Ábreme, por favor, tenemos que hablar – intentó, pegando el oído a la puerta a la espera de alguna contestación. Unos cuantos minutos después estaba bastante claro que no pensaba hacer notar que estaba allí dentro, así que probó de nuevo llamando un poco más fuerte – Por favor, Remus, no quería decir eso...

El licántropo, sentadito en el suelo y con un libro abierto sobre las rodillas, frunció el ceño al oírle.

"No quería decir eso... ¡JA! Pues es lo que dijo, y no puedo perdonarle así como así"

Le hervía la sangre de indignación. Uno de sus mejores amigos. Su mejor amigo, de hecho, pensaba que él no era digno de ser querido. Eso era duro. Era muy duro, y Moony sentía que cada vez que pensaba en esas palabras se le formaba un nudo en la garganta y las lágrimas hacían que los ojos le picasen. Lo peor era que no podía dejar de escuchar esa frase cruel "Nadie te va a querer nunca...", sonando como una sentencia.

"En realidad no debería enfadarme con Sirius" pensó, dejando que una de sus lágrimas le resbalase por la mejilla sin tratar de hacer nada por evitarlo ". Él solo me ha dicho la verdad. ¿Cómo me va a querer nadie, si soy un licántropo?... Además, nadie me envió ningún regalo, ni ninguna tarjeta, ni ninguna sonrisa secreta, ni nada de nada, y eso sin saber mi maldición, ¿qué será de mí si lo sabe la gente?"

Sollozó un poquito, sintiendo lástima de sí mismo, ignorando totalmente las súplicas de Sirius tras la puerta y abrazándose al libro como si fuera un peluche. Tras unos momentos y en un relámpago de comprensión enderezó los hombros, serenó sus lamentos y fijó la mirada de manera ausente en las baldosas del suelo.

"¿Por qué demonios estoy aquí lamentándome del poco éxito que tengo?" pensó furioso consigo mismo por haber sido tan debil aunque solo fuera por un lamentable momento "¿Y qué pasa con Severus? No parecía nada incomodo conmigo en la biblioteca. Intenté coquetear con él, y por muy torpes que seamos los dos creo que lo captó. Nos gustamos, aunque sea un poquito, así que ¿por qué me lamento? ¿Por que Sirius cree que no tengo derecho a ser amado por nadie? ¡Maldito cabrón! ¿Quién se cree que es para juzgarme así, para dictar sentencia sobre mi vida?"

Indignado de nuevo, se puso en pie de un salto con inusitada energia.

- ¡Jodete Sirius! – gritó con rabia, más dispuesto que nunca a ligarse a Severus Snape.

OoOoOoOoOoO

Y eso es todo por hoy. Espero que no os haya decepcionado demasiado o al menos que las ganas de matarme estén dormiditas, jejeje.

Besitos mil!!!