Hola a todos! Realmente me está costando mucho escribir esta historia, pero pienso que en el siguiente capítulo ya terminará definitivamente! (esperemos que al final no se alargue más y más y más como suele pasarme siempre)

Siento muchísimo tardar tanto en actualizar, sobre todo porque los capítulos no valen la pena después de tanta espera, pero me consuelo pensando que hice todo lo que pude (SNIF!)

Por cierto, he oído por ahí que ahora no se pueden contestar reviews en las actualizaciones, ¿es eso cierto? Por precaución no contestaré, aunque agradezco mucho todos y cada uno de los mensajes que he recibido.

Nada más por hoy. Besitos mil.

Cap 4. Si Realmente Me Quieres

Intentaba ignorar el alboroto que se oía a través de la puerta de la mejor manera que podía, cosa que no era nada fácil.

.- ¡Nunca se fijaría en ti! ¡Eres lo más horrible que ha pisado esta escuela! – berreaba James sin tener piedad para sus oídos demasiado desarrollados.

.- ¡Mentira, mentira, mentira! ¡no estoy nada mal! ¡Y lo importante es el interior! – trataba de defenderse Peter con ferocidad.

.- Remus, por favor, quisiera hablar contigo cara a cara para que sepas que no te estoy mintiendo... – suplicaba Sirius.

Remus negó con la cabeza incrédulamente y se lavó la cara con agua fría, tratanto de quitar las trazas de las pocas lágrimas que se habían atrevido a rodar por sus mejillas. Se miró furioso al espejo comprobando como sus ojos estaban irritados.

.- No recuerdo ningún hechizo para solucionarlo – se dijo enfurruñado. Después de todo, no podía comenzar a seducir a Severus con ese aspecto, ¿verdad?

.- ¡Tu interior también es una mierda, que lo sepas! – chillaba James.

.- ¿Dices eso porque no tengo un Super Ego, ni un pelo estúpidamente desastroso, casanova del tres al cuarto? – gritaba Peter.

.- Todo lo mío es Super y lo tuyo es patético, frustrado intento de ser humano – espetó James ofendido .- ¡Remus me va a elegir a mí! ¡De hecho ya es mío!

.- ¡Ni hablar!

.- Remus por favooooor, ¡hazlo por nuestra amistad! – lloriqueaba Sirius en un tonito cada vez más desesperado.

Suspirando resignado, el licántropo se mojó las manos y las pasó por su pelo, humedeciéndolo. Tomó el cepillo para tratar de acomodar un poco los mechones más rebeldes y se quedó mirándolo un momento, confundido, tratando de recordar... tratando de...

.- Oh, no – medio gimió asustado, sintiendo que la sangre empezaba a helársele en las venas .- ¿Pero qué he hecho?

OoOoOoOo

.- ¡MIO, MIO, MIO, MIO, MIO! – gritaba James de manera agresiva a la vez que sacudía a Peter contra una pared, quien le daba patadas en las espinillas como podía tratando de que le soltase.

.- ¡NUNCA, NUNCAAAAAA!

.- ¿QUEREIS CALLAROS DE UNA VEZ? – gritó Sirius alterado, clavándoles una mirada tan desquiciada que aquellos dos pararon de inmediato y se abrazaron temerosos – Así me gusta – acto seguido se giró hacia la puerta cerrada del baño .- ¡Remus! ¡No puedes evitarme para siempre! Tenemos que hablar, y esta es la única salida. ¿No me harás tirar la puerta abajo, verdad?

.- ¿Pero tú quien eres para amenazar a mi Moony? – saltó James indignado, dándole una colleja que le dolió hasta a Peter.

.- ¡Cállate, James, tú tienes a Lily! – gritó Sirius molesto.

.- ¡Y tú a todas las demás! – dijo James.

.- Pues yo no tengo a nadie – dijo Peter tranquilamente .-, así que soy el que mejor se puede ocupar de mi Remusín, por lo tanto me lo quedo yo.

Tanto James como Sirius si giraron para agarrarle por el cuello, pero el otro ya estaba al otro lado de la habitación.

.- Venga, tíos, controlaros – decía en tono razonable .-. Remus necesita a alguien que le adore ininterrumpidamente las 24 horas del día...

.- Para eso estoy yo – dijo Sirius cabreado – Pero, ¿se puede saber qué cojones os pasa? Ayer ni le mirábais y hoy os matáis por él. ¿Encontráis eso normal?

.- Lo mismo se podría decir de ti – dijo Peter envarado .-. Lo cierto es que no termino de entender cómo no me di cuenta antes de que es tan absolutamente maravilloso, pero ahora lo sé y me basta.

.- Eso, eso. ¿Qué más da cuando nos hayamos enamorado de él? – siguió James subiéndose las gafas en un gestito pedante – Sabemos lo que sentimos, o al menos yo lo sé, porque a ver quién se fía de los sentimientos del mayón ligón de Hogwarts – dijo mirando de soslayo a Sirius.

.- Es cierto, tú no eres bueno para él – dijo Peter fulminándole con la mirada .-. Le dejarás tirado a la primera. En cambio yo soy fiel hasta la muerte.

.- ¿Tú que vas a ser fiel? – se enfadó Sirius – No dejaría a Remus contigo ni en un millón de años. Y tú – dijo mirando seriamente a James .-, ¿qué piensas hacer, dividir tu tiempo entre él y Lily?

.- Renunciaré a Lily – dijo James altivamente .-. Renunciaré a todo por mi lobito.

.- ¡Deja de decir gilipolleces! – gritó Sirius completamente alterado .- ¡No le quieres! – señaló a Peter .- ¡Y tú tampoco le quieres! ¡Yo soy el único que le quiere de verdad!

.- Eso no es cierto – dijo una voz detrás de ellos. Sirius se dio la vuelta con rapidez para encontrarse con Remus que los miraba con calma.

.- ¿Cómo que no es cierto? – preguntó Sirius confundido .- ¡Te quiero! ¡Te quiero muchísimo!

.- No.

.- ¡Sé lo que siento! ¡Y te quiero! – prácticamente lo estaba gritando desesperado, pero Moony le miraba impasible, como si estuviera diciendo "¡tengo hambre!".

.- Sirius... lo que sientes no es real – dijo pacientemente en licántropo .-. En realidad os ocurre lo mismo a los tres...

.- ¡No me compares con esos! – gritaron los tres señalándose entre ellos. Se miraron confundidos y se volvieron para ver la sonrisa triste de Remus.

.- ¿Lo véis? – suspiró resignado .-. He tardado en darme cuenta porque creí que no había funcionado... pero oyendo cómo discutíais... Bien, solo puedo pensar que ha salido mal.

.- ¿De qué estás hablando? – preguntó Sirius temeroso.

.- Una poción – dijo Remus enrojeciendo un poco de vergüenza .-. Hice una poción para que alguien se enamorase de mí durante el día de ayer.

Los chicos le miraron incrédulos.

.- Pero Remus, cariño, si no te hacía falta, me tienes a mí – dijo Peter acercándose a él.

.- Chicos, lo que sentís es producto de la poción – explicó el licántropo intentando no mirarlos.

.- ¿Nos hiciste tomar una poción? – preguntó Sirius incrédulo.

.- No, me la tomé yo.

James sonrió confiadamente.

.- Es una poción que revela al amor verdadero, ¿a que sí? Por eso me he dado cuenta de que estoy enam...

.- ¡Nada de eso! – saltó Remus un tanto exasperado .-. Es otro tipo de poción. Salió mal, y eso es todo lo que debéis saber. Esta noche se os habrán pasado los efectos y todo volverá a la normalidad – volvió a suspirar, ruidosamente .-. Lo mejor será que os evite hasta entonces.

Sin darles opción a decir una palabra más salió de la habitación con paso apresurado.

Los tres animagos, clavados en el sitio, se sentían de lo más confundidos.

.- No puede ser, lo que siento es real – decía Sirius sin terminar de creérselo.

.- Y yo – dijo James abatido.

.- Y yo – dijo Peter asombrado.

.- ¡Calláos! – gritó Sirius repentinamente enfadado. Salió de la habitación dando un portazo.

OoOoOoOo

Después de pasarse más de una hora buscando por todo el castillo Sirius decidió que lo más rápido sería volver a convertirse en perro para seguir su rastro. Había tenído la increíblemente estúpida idea de creer que podría alcanzar a Remus enseguida, y para cuando se dio cuenta de que no estaba por ninguna parte y regresó a su cuarto a por el Mapa del Merodeador ni James ni Peter estaban por allí y el mapa había desaparecido. Maldiciendo por lo bajo se resignó a intentar seguir el rastro de Remus, algo complicado pues por los pasillos de Hogwarts nunca dejaba de pasar gente y acababa perdiendo su olor, teniendo que volver sobre sus pasos para recuperar el rastro de nuevo.

Al parecer, el ver deambular a un enorme perro negro por el castillo a sus anchas atrajo algo de atención sobre él, algo que Sirius ignoró por estar demasiado concentrado con su tarea, así que para cuando pudo deducir que el rastor de Remus se confundía con uno acre y sin duda repugnantón que no podía ser de otra persona que de Snape y que ambos olores se encontraban en la biblioteca y salían del castillo hacia el lago, se encontró con el impedimento de un collar alrededor de su cuello que le impedía avanzar. Se giró confundido y se encontró con los ojazos bonachones de Rubeus Hagrid.

.- Bueno, amiguito, no sé cómo has entrado aquí pero no está bien que recorras los terrenos arriba y abajo con tanta tranquilidad.

El guardabosques ignoró los desesperados intentos de Sirius de quitarse el collar o clavar las patas al suelo para que no se lo llevara. Tiró de la correa delicadamente, en su opinión, lo que en opinión de Sirius fue un intento de ahorcamiento perruno, para hacerse seguir hasta su cabaña, donde ató al enorme perro negro de la valla.

.- Ahora sé buenecito y quédate aquí un momento mientras le pregunto a Dumbledore qué podemos hacer contigo – dijo Hagrid sonriendo alegremente .-. ¡A lo mejor me deja quedarme contigo!

En cuanto el semigigante estuvo lo suficientemente lejos, Sirius se transformó en humano para huir, pero el corrar le quedaba tan ajustado tras la transformación que tuvo suerte de llevar la varita encima para desaparecerlo, sino hubiera acabado azul por falta de aire.

.- Será posible – masculló por lo bajo frotándose el cuello en actitud ofendida .- ¡Hacerme esto a mí! ¡Y justo cuando iba a encontrar a Remus!

Caminó decididamente hasta el lago, ya que el rastro se dirigía en esa dirección. Tardó un rato en volver a encontrarlo, pero cuando por fin lo logró reconoció más olores de los que le hubiera gustado encontrar. A la par que el aroma de Remus reconoció de nuevo la peste de Snape y si eso solo ya era preocupante, tenía que sumarle el rastro de James y Peter, quien sin duda armados con la capa de invisibilidad del moreno y el mapa del merodeador estaban siguiendo los pasos de los otros dos. En una carrerita rodeó todo el perímetro del lago y frunció el ceño canino cuando se dio cuenta de que el rastro conducía al interior del bosque prohibido.

"¿Pero dónde piensa llevar ese degenerado a mi lobito?" se preguntó alterado. A paso rápido recorrió la senda que habían seguido los otros cuatro y se detuvo cuando escuchó voces. Cuando reconoció la de Snape, hablando en un tono sedoso que le hacía erizar el pelo del lomo, decidió que no estaba para tonterías y que lo mejor sería quitar a la competencia del camino. Se acercó lo suficiente para poder ver a Remus y Snape sentados tranquilamente en el tronco de un árbol caído, charlando con relajación. Remus estaba ligeramente girado hacia el Slytherin, por lo que Sirius podía verle la cara y apreciaba que estaba... ¿sonriendo? ¡Oh, Dios, eso no era posible! ¡Tenía que hacer algo YA!

En el momento en el que tensaba las patas de atrás para prepararlas para un gran y espectacular salto, se sintió sujetado por unos brazos persistentes. Intentó gruñir pero fue silenciado por un eficaz hechizo y arrastrado tras un arbusto, metido bajo la capa de invisibilidad.

Se transformó de nuevo en Sirius y miró enojado a sus amigos.

.- Era necesario – explicó James en un susurro conciliatorio .-. No queremos que se enteren de que estamos aquí.

En ese momento Remus levantó la cabeza y miró en su dirección. Husmeó un poco el aire y frunció el ceño.

.- Maldita sea – masculló, a la vez que Peter lo hacía en silencio tras los matorrales.

.- ¿Ocurre algo, Remus? – preguntó Severus suavemente. Al ver la mirada del licántropo perderse tras su espalda se giró con el ceño fruncido, pero no vio nada fuera de lugar.

Bajo la capa de invisibilidad, James y Peter miraban furiosos a Sirius, que no había dicho una palabra y les miraba intentando no parecer culpable.

.- No, no pasa nada, Sev – dijo Remus de una manera repugnantemente encantadora, en opinión de Sirius, que apretaba los puños tremendamente molesto.

Mirando una vez más en su dirección, con una mirada bastante malévola, Remus se inclinó hacia el Slytherin y para sopresa de los cuatro estudiantes presentes puso sus labios tiernamente sobre los de Snape. Éste, que era el cuarto sorpendido, no acertó a responder a la suave caricia, quedándose completamente estático y casi sin atreverse a respirar.

Claro que esto no fue lo que percibió Sirius.

"¡Maldito cerdo degenerado!" gritaba silenciosamente, aún afectado por el hechizo de James y siendo sujetado ausentemente por los otros dos merodeadores, que se debarían entre soltar su indignación a los cuatro vientos y seguir maravillándose con la imagen tan sorprendermente erótica de Remus devorando la boca del Sly. Porque eso era lo que Remus estaba haciendo. Mientras Sirius maldecía a gritos y ordenaba tan imperiosa como inutilmente que el grasiento ese quitase las manos de encima de su futuro amante, Snape permanecia en posición palo, sin mover una sola pestaña. El que realmente tenía sus manos puestas sobre el otro era Remus, que había hecho ceder "expertamente" los labios de Severus y se dedicaba a recorrer con la lengua de manera exaustiva cada rincón de su boca. Había rodeado el cuerpo huesudo del Slytherin en un posesivo abrazo y acariciaba ausentemente los negros y grasos mechones con su mano libre.

El beso se fue volviendo cada vez más asfixiante, con Remus casi tumbando a Severus sobre el tronco, bajo la incrédula actitud del otro, que se atrevió tímidamente a deslizar una de sus esqueléticas manos por el brazo del Gryffindor.

Fue demasiado pedirle a Sirius que se quedase quieto en su sitio. Se puso en pie de un salto, haciendo caer la capa de invisibilidad y descubriendose junto a los otros dos espías. De un hechizo (silencioso) hizo que se separasen algo violentamente, mandando a Severus dos metros mas allá, haciéndole caer en tierra de una manera bastante fea y que debía haber dolido. Por suerte Remus había visto el movimiento de Sirius al levantarse y había soltado a tiempo el labio de Sev, que estaba mordisqueando ociosamente, o de lo contrario se lo habría arrancado espectacularmente.

Se enfrentó a Sirius con una oscura mirada de enojo.

.- ¿Qué diablos crees que estás haciendo, Sirius Black? – espetó.

La respuesta sin duda fue muy buena, y a juzgar por el rostro de Sirius fue expuesta de una manera bastante temperamental, pero no escucharon ni una sola palabra.

.- ¿Qué estás haciendo tú, Moony? – saltó James con ojitos inundados de lágrimas dolidas .-. ¡Puedes tenerme a mí y prefieres a ESE! – gritó señalando la piltrafa que era Snape en esos momentos, gimiendo lastimeramente. Peter, eficazmente, le silenció con un hechizo para que no interrumpiese la conversación.

Sirius tomó buena nota que de Remus no había acudido corriendo a socorrer al grasiento, así que se calmó un poco.

.- James – empezó el licántropo tratando de reunir calma .-. Te recuerdo que estás bajo los efectos de una poción, así que no dramatices. Todo esto se te habrá pasado para esta noche. Y a ti también Peter, y a ti, Sir...

No pudo terminar porque Sirius, enfurecido, le había saltado encima para besarle por sorpresa. James y Peter gritaron al unísono y se apresuraron a separarle de Moony de una forma un tanto agresiva.

Remus parecía en shock, mirando a Sirius incrédulamente mientras se toqueteaba los labios. James y Peter trataban de consolarle del ataque sufrido por su compañero, siendo totalmente ignorados.

Sirius, algo harto de no poder hablar, se quitó a sí mismo el hechizo de silencio que le había lanzado James.

.- ¡No te atrevas a decirme que lo que siento por ti no es real! ¡No te lo consiento!

Moony suspiró cansadamente.

.- Pero es que es cierto. Mañana te sentirás muy ridículo por haber pensando que me querías... – dijo mirándole serenamente.

.- Eso nunca va a pasar – dijo Sirius acercándose a él, aunque no demasiado porque James y Peter actuaban de barrera entre él y el licántropo .-. Estoy muy seguro de lo que siento, Remsie, y nunca me arrepentiré de ello.

Le miró directo a los ojos, haciendo que Remus dudase por un instante de que realmente estuviese bajo los efectos de aquella poción. Luego, antes de creérselo, miró a James y Peter.

.- ¿Y cómo explicas que ellos también me quieran de repente? – preguntó con una sonrisa ácida.

.- Yo te quiero sinceramente, Moony mío – dijo Peter solemnemente .-. Comprendo que Sirius y James estén confundidos, pero yo lo que siento es AMOR por ti. He descubierto que eres lo más maravilloso de este mundo y no pienso dejarte ir...

Sirius le pegó una colleja, molesto, porque eso restaba credibilidad a su propia declaración.

James cogió la mano de Remus atrevidamente y se puso de rodillas de una manera extravagante.

.- No quiero que dudes nunca de mi amor, mi querido Remus. Puedes pedirme lo que quieras porque estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por ti. ¡Así podré demostrarte el valor de mis sentimientos! – se giró ligeramente para mirar a Peter y Sirius con cierto aire de superioridad .-. Mis sentimientos REALES, no como otros...

.- ¡Bueno, basta ya! – gritó Remus soltando su mano de la de James bruscamente. Pudo ver como el muchacho de gafas hacía un fugaz puchero por esto, pero no se dejó amilanar .-. ¡Si realmente me queréis os mantendréis alejados de mí por lo que queda del día! – dijo sorpresivamente .-. En la noche veremos quién es el que realmente me ama.

Levantando la cabeza con altivez salió de allí haciendo levitar el cuerpo de Severus tras él.

.- ¡Y no consentiré que volváis a hechizar a Snape bajo ninguna circunstacia! – tronó.

Los tres animagos se encogieron ligeramente, luciendo bastante desdichados.

OoOoOoOo

Sirius miraba ausentemente a sus dos amigos preguntándose si después de todo no les estaría ocurriendo lo mismo a los tres. Él creía firmemente que sus sentimientos por Remus eran sinceros, no fruto de una poción misteriosa, pero ¿cómo podría diferenciar el amor real del ficticio? Realmente era demasiado increíble que los tres animagos se hubieran enamorado del licántropo a la vez, ¡eso no se lo creía nadie! Claro que viendo a James, que no hacía más que seguir con los ojos los pasos de Remus en el Mapa del Merodeador, con una expresión algo demente. Y Peter... Sirius había ido un momento al servicio, apenas cinco minutos, y al volver había encontrado a Peter hurgando en el baúl de Moony. Al verle había saltado a su cama rápidamente y se había esconcido tras las cortinas. Furioso con él, Sirius le había pegado cuatro gritos por revolver en las cosas de su futuro amante, pero como creía que no había llegado a coger nada no le había dado más importancia, sobre todo porque James no parecía haberse percatado de nada, suspirando con la mirada fija en el mapa.

Nervioso, porque empezaba a dudar él mismo que lo que sentía fuera real, empezó a dar vueltas por la habitación tratando de pensar en algo con lo que pudiera distraerse hasta que llegase la noche y el efecto de la poción se desvaneciera.

"¿Pero qué clase de poción habár hecho Remus para que nos haya afectado a los tres?" se preguntó con molestia "¿Pensaría atraer a alguno de los tres en particular o ha sido pura suerte que solo nosotros, sus compañeros de cuarto, estemos afectados?" Al pensar en eso se quedó clavado en el suelo, con un pensamiento horrible llenando su mente "¿Realmente somos los únicos afectados?"

Se volvió enseguida hacia James.

.- ¿Qué está haciendo? – preguntó ansiosamente. Ya le tenía suficientes celos al grasiento de Snape como para encima tener que lidiar con toda una escuela llena de chicos persiguiendo a su lobo.

.- Está en la enfermería, con Snape, Pomfrey y Malfoy – dijo James con voz afectada.

.- Bien, habrá llevado allí a Snape para que le revisen después del golpe – dijo Sirius con un suspiro de alivio. Por lo menos no estaba en alguna habitacion besuqueandose con ese cretino o siendo acosado por cientos de estudiantes salidos. Pero... un momento .- ¡¿Has dicho que también estaba Malfoy! – preguntó alterado, pues todo el mundo sabia que no había nadie más salido que ese tipejo.

Peter salió de entre las cortinas de su cama dando un alarido inmenso.

.- ¡NOOOOOOO! ¡Tenemos que sacarlo de allí! – gritó desgarradoramente.

Los otros le miraron perplejos.

.- ¿No lo entendéis? ¿Y si la poción afecta a más gente? – preguntó desencajado.

.- No parece que sea el caso – dijo James altivamente, subiéndose las gafas en ese irritante gesto que hacía cada vez que quería demostrar su superioridad intelectual con algún aplastante argumento .-. Le he estado vigilando estrechamente y se ha cruzado con varios estudiantes. Ninguno de ellos se ha acercado a él lo suficiente como para que me entrasen ganas de sacarle los ojos con una espátula.

.- ¿Y si la poción que dice que ha usado tenía alguna restricción? – preguntó Peter ansiosamente. Sirius y James lo miranon con una ceja alzada, inconscientes de que se pudiera hacer algo como eso. En realidad Peter tampoco lo sabía, pero tenía sus motivos para decir algo que posiblemente lo dejaría en ridículo por el resto de su vida si lo preguntase en medio de una clase de pociones.

.- ¿Restricciones? – preguntó Sirius tratando de ser paciente.

.- ¡Claro! ¿Y si solo funciona con los chicos más atractivos de nuestro curso, por ejemplo? – graznó.

James se empezó a reír de él de manera muy poco sutíl.

.- ¡Pero si a ti te ha hecho efecto! – dijo entre risas, contagiándole su hilaridad a Sirius, quien tampoco se podía creer que Peter se incluyera en la categoría de "chicos más atractivos de nuestro curso".

.- ¡Que no me ha hecho efecto, ostia! – dijo Peter malhumoradamente .- ¿No veis que yo le quiero sinceramente? Pero está muy claro que vosotros estáis afectados...

.- Dejémonos de estupideces – dijo Sirius con seriedad, mirando con furia al chico – No me gusta nada que Remus esté en la misma habitación que Malfoy por más de dos segundos seguidos. A ese no le hace falta poción alguna para tratar de llevárselo a la cama, así que ya estáis yendo a buscarle.

.- ¡JA! – dijo James agresivamente .- ¿Te crees que somos idiotas? ¡Dijo muy claro que si le queríamos teníamos que mantenernos alejados de él! Si yo voy allí creerá que no le quiero, ¡y no pienso perderle de esa manera!

Peter se agitó ansioso en su sitio.

.- Yo tampoco puedo ir – dijo, aprensivo .- ¡Pero no podemos dejarle allí! Imaginad que Malfoy se le insinua, por la poción o por lo que sea, ¡Remus se va a ir con él!

.- ¡Remus no es tonto! – dijo Sirius ferozmente .- ¡No se iría con esa serpiente ni aunque...!

.- ¡Está enamorado de él! – gritó Peter deseperadamente .- ¡Lo acabo de leer en su diario! – gritó señalando su cama.

Al segundo siguiente Sirius se había echado sobre él hecho una furia.

.- ¿Cómo te atreves a leer su diario, pequeña rata sarnosa?

A James le preocupaban más otras cuestiones.

.- ¿Enamorado de Malfoy? ¡Debes estar equivocado!

Ante la mirada alucinada de Sirius, James descorrió las cortinas de la cama de Peter, encontrando el diario de Remus, y se puso a leerlo con toda la desfachatez que tenía, que tratandose de James era mucha.

.- ¡James! ¡Es su diario! ¡Es íntimo, no lo toques! – rugió Sirius.

.- ¡Mierda, es cierto! – gritó James escaneando una página con cara de estar alucinando .-. Mira, escucha esto, "Y allí estaba, con regalos por todas partes, sonriendo feliz", "... solo dije lo obvio, un vulgar "te quiero" que pasó desapercibido entre las llamativas declaraciones que recibió.", "A parte de Lucius Malfoy encuentro aceptable a Severus Snape y para ya de contar..." ¡Le gusta Malfoy!

Sirius se quedó mirándolo pasmado por un momento.

.- No dice en ninguna parte que le guste Malfoy – dijo, intentando sonar calmado.

.- ¿Necesitas más pistas? – dijo James con amarga burla .- ¿Quién estaba feliz por recibir tantos regalos de San Valentín? ¿Quién ha tenido un montón de "declaraciones llamativas"? ¡y escucha bien! Dice "A parte de Lucius Malfoy encuentro aceptable..." ¡A parte de Malfoy! ¡Pero si está clarísimo!

Sirius estaba blanco y se diría que hasta había empezado a temblar.

.- No puede ser... – murmuró, justo antes de que el pánico empezase a invadirle .- ¡Tenemos que ir a por él!

.- Oíste a Remus, yo no voy porque le quiero de verdad – dijo James tozudamente.

.- Lo mismo digo – dijo Peter firmemente.

Sirius no estaba dispuesto a dejar que ese degenerado de Malfoy tuviese una oportunidad de quedarse con su Moony. ¡Por mucho que su Moony quisiera quedarse con él!

.- Pues yo voy a buscarle – dijo Sirius firmemente, saliendo de la habitación a grandes trancos y cerrando la puerta de un sonoro golpe a sus espaldas.

Peter miró a James con actitud resabia.

.- ¡Ese no le quiere! – declaró con altivez. James le dio toda la razón.