Resumen: Albus decide que las clases del ED continúen, pero con una pequeña modificación: Severus Snape será el profesor.
Autor: katya (Mi nombre real es Sonia)
E-mail:
katya987yahoo.es
Clasificación: R (realmente aún no estoy segura, todo dependerá de como se desarrolle la historia).
Pareja: Harry Potter/ Severus Snape
Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de J. K. Rowling. Yo no gano ningún dinero con esto, sólo sus reviews ¡¡¡qué espero que sean muchos!!!
Avisos: Esta historia contiene slash, es decir, relación hombre/hombre.
Nota: Esta historia contiene spoilers del quinto libro "Harry Potter y la orden del Fénix".
Marla: Gracias x tu review! No tienes ni idea de la ilusión que me ha hecho.Ha sido el único comentario que recibí en el segundo capítulo. Espero que este capi también te guste. En lo de hacerlo un poquitín más largo lo he intentado, aunque sólo es unas 400 palabras más extenso que los anteriores. Pero seguiré intentando alargarlos un poquito más aunque no tengo mucho tiempo para escribir ahora. Besitos.
CAPÍTULO 3 : LA PRIMERA CLASE
19:30 horas. Despacho del director de Howgarts:
- ¡Date prisa, Minerva! - dijo el anciano emocionado - ¡Está a punto de comenzar!
La mujer daba vueltas por toda la sala, nerviosa, mientras conjuraba enormes bolsas de palomitas, gominolas, ... y demás chucherías. A continuación hizo aparecer dos confortables y mullidos sillones rojos orientados hacia la chimenea que calentaba el lugar y, en medio de éstos, una enorme mesa donde depositó toda la comida.
Dumbledore conjuró las bebidas: botellas de fanta, cocacola, ... todo muggle. El director parecía adorar todo lo relacionado con el mundo no mágico.
- ¡Ya voy, Albus! - exclamó la profesora de Transformaciones al mismo tiempo que se sentaba en el sillón situado a la derecha de la repleta mesa. El anciano hizo lo mismo en el asiento situado justo a la izquierda.
- ¡Mis caramelos de limón! - gritó de pronto el director levantándose precipitadamente de un salto de su sillón.
El hombre corrió hacia su enorme mesa de trabajo y abrió torpemente uno tras uno los cajones debido a su nerviosismo hasta que, finalmente, del último de ellos sacó un puñado de caramelos que depositó en la mesa cuidadosamente junto al resto de golosinas. A continuación volvió a sentarse junto a la chimenea.
- Bueno..., creo que ya tenemos todo lo necesario. - dijo Minerva pensativamente - Hemos cerrado el despacho con un potente hechizo para evitar visitas inoportunas, además de utilizar un encanto de insonorización en toda la sala, por si acaso. Hay que ser precavidos - sentenció la mujer.
- También tenemos comida y bebidas para disfrutar de una buena merienda... - continuó el director.
Albus Dumbledore se levantó de su asiento, cogió un puñado de polvos flu de un pequeño saquito verde colgado en el borde derecho de la enorme chimenea y los arrojó al fuego. A continuación asomó cuidadosamente la cabeza en algún lugar, asegurándose de que allí no hubiese nadie.
Minutos después, tras asegurarse de que la estancia estuviese totalmente vacía, sacó un par de orejas extensibles de uno de los innumerables bolsillos que tenía su túnica (ese día color fucsia con estrellitas doradas) y pasó los extremos de éstas a través de la chimenea. Tras intentar camuflarlas lo mejor posible en la habitación sacó la cabeza del fuego y volvió a sentarse en la butaca rojiza, sonriente.
Estiró el brazo y le tendió a Minerva el extremo de una de las orejas mientras él se colocaba el suyo en el oído.
- ¡Alguien llega! - exclamó la maestra emocionada.
A través de los artilugios que les habían dejado los gemelos Weasley habían escuchado abrirse la puerta y como un par de pasos resonaban en la estancia.
- ¡Shhh! - dijo Dumbledore. Deberían estar callados y no hacer ningún ruido, de lo contrario los descubrirían.
Ambos adultos se miraron con un extraño brillo en los ojos mientras traviesas sonrisas aparecían en sus caras. El espectáculo acababa de comenzar.
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19:50 horas. Algún pasillo en el Colegio Howgarts de Magia y Hechicería.
- ¡Vamos Ron, Harry! ¡Llegaremos tarde! - decía Hermione mientras tiraba de las túnicas de los dos muchachos, arrastrándolos por los largos pasillos del castillo hacia algún lugar.
- Ya vamos. – le contestó Ron con pesar, disgustado. Prefería pasar el resto de la tarde en la aburrida biblioteca estudiando con la castaña antes que dirigirse hacia allí.
- ¿O preferiríais llegar tarde y que se enojara con nosotros ya el primer día de clase? - dijo la muchacha en un vano intento de convencer a los dos gryffindors de que aligeraran el paso.
- Él siempre está enfadado con nosotros, Hermione. - explicó Harry. – No importa que lleguemos tarde. Nos odia, sobretodo a mí más que a cualquier otro alumno de esta escuela. No nos gusta y no le gustamos. Así de sencillo.
Tras andar durante unos minutos (demasiado pocos, para el gusto de los dos chicos), subir unos cuantos pisos y girar por varios corredores finalmente llegaron al pasillo que deseaban. Al fondo de éste había unos 15 chicos agrupados, todos ellos junto a una pequeña puerta situada en medio de la pared.
- ¡Ey chicos! - exclamó Neville mientras se acercaba hasta ellos y les saludaba.
- ¿Creéis que deberíamos entrar o esperarle fuera? - preguntó Seamus, dubitativo.
La puerta se encontraba cerrada y debido a que era la primera vez que tenían esa clase con aquel hombre, ninguno de los presentes estaba muy seguro de que era lo que debían hacer.
Todos los muchachos se miraron con caras interrogantes, no muy seguros de como debían actuar. Ninguno deseaba hacerlo enfadar y ser víctima de la cólera del temible maestro de pociones. A todos les infundía un terrible "respeto".
- ¿Qué hacéis todos ahí parados? - gritó Luna, la cual venía corriendo junto a la menos de los Weasley por el fondo del corredor.
- Se supone que nadie debe saber sobre la existencia de estas clases – explicó Ginny, como si hablara con un puñado de niños de guardería - y vais vosotros y os ponéis todos juntos aquí, en medio del pasillo, para que todo el mundo pueda vernos....
- Snape está dentro - exclamó de pronto Hermione, interrumpiendo el discurso de la pelirroja.
- ¿Cómo lo sabes? - preguntó temeroso Ron.
- Ésta la puerta - le respondió la chica como si fuera la cosa más obvia del mundo. – Y se supone que ésta sala aparece solamente cuando alguien pasa delante del pomo que hay en la pared tres veces seguidas mientras desea algo fervientemente.
- Entonces llegamos tarde - dijo Neville horrorizado después de consultar su nuevo reloj de muñeca, que en ese momento marcaba las 20:05 horas.
Todos palidecieron mientras se miraban unos a otros, intentando incitar al compañero de al lado a entrar primero en la habitación.
- ¡¡¡SE PUEDE SABER QUE HACEN TODOS PARADOS AHÍ EN MEDIO DEL PASILLO Y GRITANDO DE ESA MANERA!!! - bramó un colérico profesor de pociones.
El hombre había abierto repentinamente la puerta. Al parecer habían armado tanto escándalo que incluso les había escuchado desde el interior de la Sala de los Menesteres.
- Nosotros... - intentó justificarse Cho.
- Todos adentro ¡¡¡AHORA!!! - la interrumpió Snape.
Todos los alumnos entraron precipitadamente en el lugar con la amarga sensación de que entraban en una oscura y vieja mazmorra donde les esperaban dos encapuchados verdugos dispuestos a ejecutarles uno a uno.
Severus entró tras ellos, cerrando la puerta de un golpe seco. Se paró a observar las caras de todos los chicos allí presentes, detenidamente. El director no le había mencionado los nombres de los muchachos que formaban parte de ese absurdo "Ejército de Dumbledore".
Un incómodo silencio se extendió por la sala durante unos minutos, que a los alumnos se les hicieron interminables. Snape les miraba pensativo. Ellos, por su parte, se mantenían completamente rígidos, estáticos en el lugar. Algunos le miraban con miedo, sobretodo Longbottom, quien mantenía su vista fija en la alfombra que cubría el suelo de la sala. Otros le miraban con odio y, finalmente, estaba Potter. Se sorprendió al comprobar que el único sentimiento que hallaba en aquellas esmeraldas verdes era un profundo deseo de probarse a si mismo y de demostrarle de lo que era capaz. No había ningún pequeño atisbo de miedo ni odio. Sólo una gran determinación.
- Bien. Empecemos de una maldita vez. - dijo el maestro.
- ¿Crees que éste sea un plan de choque de Dumbledore para quitarnos el miedo al Señor Oscuro? - susurró Ron a su mejor amigo.- Nos manda a alguien que nos detesta a enseñarnos entre insultos, desprecios y amenazas para que el día de la batalla estemos curados de espantos. – intentó argumentar el muchacho.
- Yo no le tengo ningún miedo. - contestó Harry tozudamente.
- Lo que tu digas, amigo. - dijo Ron no muy convencido.
- Pónganse en parejas. Duelo. Veamos que saben hacer - ordenó el profesor de pociones.
Lo que vio lo sorprendió notablemente, aunque no pensaba admitirlo jamás ante nadie. Se notaba que aquellos chicos habían estado practicando, y mucho. Se paseó entre ellos, observándoles minuciosamente. Era cierto que no tenían ningún conocimiento especial sobre hechizos, tan solo aquellos que habían aprendido en la escuela a lo largo de los años, pero si una gran destreza a la hora de utilizarlos. Eso era lo básico a la hora de enfrentarse a un duelo. No importaba quien tenía más o menos conocimientos, sino que normalmente aquel que más astucia, puntería y que con mayor potencia lanzaba los hechizos era quien solía salir vencedor.
-¿Eso es todo lo que saben hacer? - preguntó sarcásticamente - Incluso los slytherin más torpes de primer año podrían enfrentarlos y ganarles sin problemas.
Todos le dirigieron intensas miradas de profundo odio, a las que el profesor de pociones no prestó la menor atención.
- Les enseñaré un práctico y potente hechizo con el que salvar sus patéticas existencias - exclamó Snape con fingido disgusto.
El profesor se posicionó en el centro de la sala para que todos los alumnos pudieran verle perfectamente y pronunció despacio y con claridad:
- Tempus relenti - mientras hacía un extraño movimiento circular con su varita, que todos rápidamente comenzaron a intentar imitar.
- Este hechizo debe darles algunos segundos de ventaja sobre su oponente. Les será especialmente útil en caso de que les lancen un hechizo contra el cual no exista defensa posible - explicó refiriéndose, disimuladamente, a la maldición asesina.
Todos los chicos se esforzaban intentando imitar el movimiento y lanzaban el hechizo sobre su compañero lo mejor posible. Realmente se estaban esmerando e intentaban dar lo mejor de si mismos. Se notaba que estaban interesados en esas clases.
Severus Snape, internamente, no se sentía tan molesto con ellos como era habitual. Tan solo daba algunas pequeñas correcciones a algún que otro alumno mientras iba deslizándose de un lado al otro de la sala. No había ningún sarcasmo en sus palabras. Por primera vez en mucho tiempo estaba disfrutando dando clases. Al hombre le gustaba enseñar esa materia. Siempre había deseado dar esas clases y ver a esos chicos tan interesados y motivados era un placer difícil de igualar para el maestro.
Faltaban tan solo un par de minutos para finalizar la sesión cuando Neville, intentando controlar el repentino temblor que sacudió su cuerpo al ver a Severus acercarse hasta él para observarle, hizo un extraño movimiento con su varita. Seamus, su pareja, salió despedido contra la pared. Todos los presentes se voltearon e, inmediatamente, se mentalizaron para la inevitable bronca del maestro.
- ¡Sr. Longbottom! Veo que es usted tan inútil en todas las materias como en mis clases de pociones – gruñó con desprecio el hombre.
El muchacho palideció y agachó la cabeza avergonzado mientras intentaba controlar el nerviosismo que le producía la presencia del profesor.
- Lo haría mejor si usted no lo aterrorizara continuamente en sus clases ni lo dejara en evidencia delante del resto de alumnos. Sólo intenta aprender. Si supiéramos manejar este hechizo no tendría ningún sentido venir a estas clases – le espetó Harry, defendiendo su amigo.
Todos los muchachos le miraron con asombro por atreverse a desafiar al hombre de aquella manera, junto con un sentimiento de admiración y temor hacia el de ojos esmeraldas. Algunos de ellos consultaban en su reloj los escasos minutos de clase que quedaban para poder salir de allí rápidamente y así, intentar evitar la catástrofe que se avecinaba.
- ¿Está intentando decirme como debo dar mis clases, Sr. Potter? No creo que usted tenga derecho para juzgar mis métodos de enseñanza – dijo en un susurro peligroso el maestro de pociones, mientras entrecerraba los ojos en señal de advertencia.
- No, profesor. Tan solo hacía una pequeña observación que creo que podría serle realmente práctica en sus lecciones. – le respondió el muchacho desafiantemente.
- ¿Acaso cree que el Señor Oscuro no intimidará a sus compañeros? ¿O que no tratará de descubrir sus peores miedos y temores para utilizarlos contra ellos de la forma más cruel posible? El no tiene piedad, Sr. Potter. Si son débiles y no son capaces de controlar sus emociones no conseguirán sobrevivir a esta guerra. – dijo Snape enfurismado.
Un gran silencio se extendió por toda la habitación al oír hablar del temible mago que extendía el terror en todo mundo mágico.
- Pueden irse. Vuelvan la próxima semana a la misma hora. – dijo repentinamente el hombre, cortando precipitadamente la conversación.
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Esa noche, en el dormitorio masculino del sexto curso de Gryffindor, un muchacho era incapaz de conciliar el sueño. Su cabeza no dejaba de dar vueltas una y otra vez a lo ocurrido esa tarde durante las clases de defensa. Las últimas palabras del maestro le habían desestabilizado. ¿Acaso cree que el Señor Oscuro no intimidará a sus compañeros? ¿O que no tratará de descubrir sus peores miedos y temores para utilizarlos contra ellos de la forma más cruel posible? El no tiene piedad, Sr. Potter. Si son débiles y no son capaces de controlar sus emociones no conseguirán sobrevivir a esta guerra.
¿Acaso el hombre sólo intentaba protegerles? ¿Podía ser que toda esa actitud amenazante y los desprecios fueran sólo una manera de protegerlos?
¿Qué os ha parecido? ¿Continuo?
Gracias a todos por vuestros comentarios, están todos contestados. Me han animado mucho a continuar con la historia. Espero que este capítulo también os guste.
Sorry si el final del capi tiene algunos errores, pro es que tuve que escribirlo a toda prisa porque sino no llegaba a tiempo a publicarlo hoy. Así que si hay algún error o algo avisadme y lo corregiré. A partir de ahora estaré my liada (¡¡¡estaba en paro y acabo de encontrar trabajo!!!)aunque seguiré intentando actualizar todas las semanas
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Besitos XXX
