Katsu-dark: ¡Gracias x el comentario! Me alegra saber que te gustó el capítulo. Siento mucho haber tardado tanto en actualizar, mil perdones, se que me merezco todos los maleficios del mundo pero es que el capítulo se negaba y yo estaba falta de inspiración al principio. Espero que no te decepcione. ¡Yo también quiero que esos dos se besen de una vez! Pero hasta ahora se han negado... aunque para eso estoy yo (sonrisa maliciosa). Tranquila, que prometo intentar hacer avances entre esos dos pronto. Besitos y gracias x leer.

Amazona Verde: ¡Gracias x el comentario! Si, tienes razón, esos dos vejetes lo estropearon todo ahora que Harry y Sev por fin estaban a punto de caer... Pero es que no podía dejar que todo fuese tan sencillo sino¿dónde estaría la diversión? Creo que mi lado malvado está saliendo a la luz con este fic, xd. En fin, que le vamos a hacer, habrá que ponerse otra vez a estrujarse las neuronas y volver a maquinar algo, aunque en realidad ya lo tengo pensado. La próxima locura de los vejetes aparece en el siguiente capítulo. Besitos y gracias x leer.

TercySScloe: ¡Gracias x el comentario¡¡¡No sabes tú bien lo peligrosos que son esos dos! No se me había ocurrido pensar en ellos como en la prensa rosa, jajajaj, pero tienes razón, los dos son unos cotillas insaciables y encima de lo más descarados, xd. Me alegra que te guste el fic. Lo de los ojos extensible no se me había ocurrido, aunque es una buena idea. Lo tendré en cuenta para los próximos capítulos, a ver si puedo incluirlo en la historia. Besitos y gracias x leer.

Megumi Gabbiani: ¡Gracias x el comentario! Como ves he regresado y cumplido mi palabra. Soy muy lenta escribiendo pero no pienso dejar el fic a medias aunque enloquezca en el intento. ¡Ah! Muchas gracias por la felicitación de año nuevo en el comentario. Espero que todo te haya ido muy bien durante estos meses. Besitos y gracias por leer.

Mercedes: ¡Gracias x el comentario! Me alegra saber que te gusta el fic y tranquila que no pienso abandonarlo. Prometí acabarlo y lo haré, aunque tendréis que tener un poco de paciencia. La inspiración tardó en llegar pero por fin está de vuelta. Espero que el capi no te decepcione. Besitos y gracias x leer.

Amaranta Riddle: ¡Gracias x el comentario! Si, review corto pero claro. Como ves estoy de vuelta otra vez y con ganas de continuar con la historia. Soy lenta escribiendo así que un poquito de paciencia. Besitos y gracias x leer.

Irirsa Seli: ¡Gracias x el comentario! Me hizo mucha ilusión tu review, no solo por el hecho de que te guste la historia en si, sino por que te gusta mi manera de escribir y expresar los sentimientos y situaciones. Hasta ahora nadie me había dicho eso. Espero que este capítulo no te decepcione. Besitos y gracias x leer.

Edysev: ¡Gracias x el comentario! Se que me merezco todos los cruciatus del mundo, pero no seas cruel conmigo, que ya he vuelto a la tarea. Me alegra que te hiciera reir el capítulo anterior, espero que este también lo consiga, aunque creo que no es muy cómico. Ya me dirás. ¡Yo también quiero besito! Lo digo siempre y la gente no me cree. No soy yo, es que Sev y Harry se niegan, pero yo pongo todo mi empeño, jajajaja. Besitos y gracias x leer.

Katyamph: ¡Gracias x el comentario! Aquí estoy continuando el fic, que no pensaba dejarla ahí, no soy tan cruel. Sobre mi musa no te preocupes, que anda atada a la pata de la cama y torturada a comer caramelos de limón hasta que se comporte decentemente. Lo del nombre de Katya la verdad es que no me imagino llamándome de otra forma en internet. Ya no es cuestión de que me guste o no... simplemente es mi nombre. Me lo puse la primera vez que me conecté en un ordenador... y mira por donde ahí se quedó. Ah, encontré a una chica que se llama así realmente, no veas que gracia me hizo. Besitos y gracias x leer.

katya-snape-love: ¡Gracias x el comentario! Lo siento mucho, de verdad. Mil veces perdón, pero aquí estoy de nuevo al ataque así que no seas muy cruel conmigo ¿vale? Soy lenta escribiendo y demasiado perfeccionista para mi salud mental. Me alegra que te guste la historia y espero que este capítulo no te decepcione. Besitos y gracias por leer.

BISHOUJO-HENTAI: ¡Gracias x el comentario! Si es que yo ya había actualizado ayer! Pero luego lo miré y se me subió mal el capítulo... así que lo borré y ahora vuelvo a subirlo otra vez. Espero que esta vez si que si...Odio fanfiction a la hora de actualizar, me da muchos problemas. Pues eso, que aquí está por fin. Espero que te guste y siento haber tardado tanto en actualizar. Besitos y gracias por leer.



Este capítulo va dedicado a todos/as vosotros/as por la infinita paciencia que habéis tenido durante estos meses que no he podido actualizar. Os agradezco de corazón todos los ánimos que me habéis dado para que continuara con la historia.


ESTOY PENSANDO CAMBIAR EL RAITING DE LA HISTORIA A PG-13 EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO, ya que releyendo los capítulos anteriores clasificarla como R me parece un poco exagerado (si alguien no está de acuerdo que me lo diga, por supuesto, que todas las sugerencias son bienvenidas).

Habrá capítulos de temática más fuerte. No tengo escrita la historia, sino que voy publicando al ritmo que voy escribiendo, pero puedo asegurar que como mínimo habrá un lemon (no se si uno o cuantos, pero lo prometido es deuda). AVISARÉ EN EL CAPÍTULO CORRESPONDIENTE PARA QUIEN NO QUIERA LEERLO, ya que no es necesario para entender la historia. Si los personajes viven o no después ya es otra cosa, XD.


Resumen: Albus decide que las clases del ED continúen, pero con una pequeña modificación: Severus Snape será el profesor.

Autora: Katya

E-mail: PG-13

Pareja: Harry Potter/ Severus Snape

Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de J. K. Rowling. Yo no gano ningún dinero con esto, sólo sus reviews ¡qué espero que sean muchos!

Avisos: Esta historia contiene slash, es decir, relación hombre/hombre.

Nota: Esta historia contiene spoilers del quinto libro "Harry Potter y la orden del Fénix".


5

VOLVER A EMPEZAR


(En el capítulo anterior…)

¡Lo estropeaste todo Minerva! - exclamó Albus Dumbledore enfurruñado mirando indignado a la maestra, al mismo tiempo que hacía pucheros, algo irreal en un hombre de su edad.

McGonagall le miró entre dolida y apenada. Ella también se sentía mal por lo sucedido. Sabía que había echado a perder una gran oportunidad. Ahora tendrían que volver a estrujarse las neuronas para maquinar algo.

Lo sé. Lo siento. - contestó la mujer, cabizbaja.

El director la miró atentamente varios minutos, enfadado, pero viendo la culpabilidad en sus ojos. Suspiró.

¿Un caramelo de limón? - le ofreció sonriendo de nuevo, como quien ofrece su mayor tesoro.

Si, gracias - le contestó ella, tendiendo su mano hacia él para que le diese la golosina que, según Dumbledore, la animaría.

Ambos desenvolvieron lentamente el envoltorio de su caramelo mientras miraban hacia la chimenea con resignación.

Había estado tan cerca …

(Fin del capítulo anterior)

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Las semanas transcurrían rápida y rutinariamente en Hogwarts. Entre clases, comidas y horas de estudio los días pasaban velozmente para todos los residentes. Los fines de semana los alumnos mayores de 13 años podían visitar Hogsmeade (previa autorización de sus padres o tutores), lugar que dedicaban a divertirse y jugar libremente sin temor a recibir alguna reprimenda por parte de algún profesor o a ser castigados por Filch, el conserje.

Era un año tranquilo y con escasas riñas entre alumnos. Incluso parecía que las cuatro casas comenzaban a entenderse o, como mínimo, había una tregua que todos parecían respetar, incluso los slytherins. El cambio de actitud era debido al temor que todos sentían hacia la guerra que irremediablemente se avecinaba en el mundo mágico y ante la que todos habían convenido apoyarse entre si, incluso las serpientes, aunque éstas jamás lo admitirían. El miedo unía a todos durante su estancia en el castillo ante el temor de que Hogwarts, conocido objetivo de Lord Voldemort, pudiese ser atacado.

Y así fue como llegó el otoño al castillo, con sus habituales ráfagas de viento, bajada de las temperaturas e inesperadas lluvias. El suelo lucía cubierto de las típicas hojas secas que anuncian el cambio de estación, dando un bello aspecto a los terrenos del castillo, sobretodo al atardecer.

Tanto Severus como Harry, desde el incidente ocurrido tras la última clase del ED, se habían estado evitando, intentando no cruzarse por los pasillos de la escuela. Ambos se sentían incómodos en presencia del otro y concentraban todos sus esfuerzos en ignorarse mutuamente, como si la más leve cercanía con el otro pudiese contagiarles una terrible enfermedad que les causaría la muerte lenta y dolorosamente y para la que no hubiese ningún tipo de cura posible.

Habían cambiado el desprecio por la indiferencia, lo cual a ojos de los dos entrometidos vejetes significaba un retroceso en su tan ansiado objetivo.

Durante las clases de pociones, confiado con la seguridad que le daba el saber que no podía ser descubierto por el hombre al estar camuflado entre los pupitres del salón, Potter se dedicaba a observar meticulosamente cada gesto de su maestro. De hecho, se supone que todo buen alumno debe prestar atención a su profesor durante las explicaciones y eso era precisamente a lo que se dedicaba el chico, aunque no en el sentido habitual de la palabra y bajo la desconcertada mirada de Hermione, su mejor amiga, quien lo observaba con recelo ya que nunca antes lo había visto tan interesado en las clases impartidas en las mazmorras.

El moreno de ojos verdes sentía una gran curiosidad hacia el hombre que se escondía tras la máscara del espía de la Orden del fénix. Era un sentimiento muy intenso, algo que jamás había sentido hacia ninguna otra persona. Era una necesidad más allá de lo explicable. Necesitaba conocerlo todo acerca de Severus Snape, el temible maestro de pociones, pero al mismo tiempo sentía un profundo temor hacia lo que pudiese hallar en su ciega búsqueda.

Cuando finalizaban las clases de pociones Harry salía velozmente del aula. No quería volver a quedarse a solas con el hombre.

En las comidas era Severus quien observaba al muchacho. Sentado en la mesa de profesores se encontraba en un lugar privilegiado dentro del Gran Comedor desde donde poder ver perfectamente a todos los estudiantes, aunque durante esos días su mirada se centraba tan solo en uno de ellos: el pequeño gryffindor de ojos esmeraldas.

Lo ocurrido durante aquella tarde en la clase de defensa había despertado la curiosidad del ex-mortífago y, como espía y astuto slytherin que era, pensaba descubrir que era lo que se escondía tras la fachada del adorable gryffindor sin que nadie en aquella escuela se percatase de su interés en el muchacho.

¿Por qué el niño dorado se sentía tan triste y solo? Justamente él, el niño que vivió, conocido y venerado por toda la comunidad mágica, el niño mimado de Albus Dumbledore. Él, que tenía a los odiosos Weasley y a Granger velándolo todo el santo día. Incluso el Ministerio dedicaba a algunos de sus mejores aurores a asegurar la protección del bendito muchacho, después de que tras el incidente ocurrido en el Departamento de Misterios hubiesen reconocido finalmente el regreso del Que-no-debe-ser-nombrado.

Durante las clases del ED, en cambio, ambos se ignoraban mutuamente, como si el otro no se encontrase presente en aquel lugar. Snape, en sus explicaciones, se dirigía siempre a la clase en general y durante sus correcciones individuales nunca hacía ningún comentario a Potter, lo que el chico agradecía. El muchacho, en cambio, se dedicaba a mirar atentamente lo limpios y relucientes que estaban sus zapatos y a practicar los hechizos en silencio.

Nada de esto pasaba desapercibido para Albus Dumbledore ni para Minerva McGonagall, quienes parecían ser los únicos en todo Hogwarts que se habían dado cuenta de la enorme tensión existente entre esos dos.

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Eran pasadas las 2 de la mañana cuando, después de un ajetreado día, dos inquietas personas finalmente conseguían escabullirse del resto del personal para celebrar una reunión en un amplio despacho situado en lo alto de una de las torres del castillo.

La mujer se hallaba junto a la ventana de la habitación, observando el oscuro paisaje que se entreveía a esas horas de la noche y lo hermosa que lucía la luna, rodeada de estrellas.

¿Qué vamos a hacer? - se lamentaba Minerva, sintiéndose terriblemente culpable por lo ocurrido.

Albus suspiró con resignación. Cogió su varita, conjuró una silla frente a su escritorio para la dama y se dejó caer en su asiento, abatido.

¡Estamos peor que al principio! - exclamó la gata desesperada - Antes al menos se odiaban e insultaban, pero ahora simplemente se ignoran, como si el otro no existiera. ¡Así no hay manera!

El director observó a Fawkes. El fénix dormía placidamente en su percha.

Cierto - dijo Albus pensativo, mirando con reproche a la gata.

Si...- titubeó - pero sabíamos que no sería sencillo unir a esos dos cabezotas. - dijo Minerva en un intento de defenderse de la acusadora mirada de su compañero - Lamentarnos por lo ocurrido no arreglará las cosas.

Lo se Minerva - exclamó el director acariciándose suavemente la barba, un gesto que siempre hacía cuando las cosas no funcionaban como deseaba.

Ambos suspiraron dramáticamente.

La maestra de Transformaciones cogió una de las dos olvidadas tazas de te que había sobre la mesa del director, echó una cucharada de azúcar y le dio un sorbo. Gimió derrotada. Seguidamente posó sus ojos en el pequeño objeto mientras movía la cuchara en círculos, lentamente, mirando el remolino que formaba el líquido en el centro del vaso, perdida en sus pensamientos.

Albus, en cambio, paseaba nerviosamente por la habitación, dando vueltas en círculos, con las manos entrelazadas tras la espalda al tiempo que negaba con la cabeza en un intento de trazar un nuevo y descabellado plan. Desde lo ocurrido en la última sesión del ED no habían vuelto a intervenir y esos dos parecían incapaces de hacer nada por si solos y de entender lo que a ojos del vejete era tan evidente: que se necesitaban y complementaban a la perfección.

Debemos encontrar algo que tengan en común, algún hobbie... - sugirió Minerva.

Eso ya lo hicimos la vez anterior - la interrumpió - Ambos adoran la Defensa Contra las Artes Oscuras, por eso el ED era la mejor opción para que se conocieran y olvidasen sus diferencias, pero después de lo sucedido... - respondió, suspirando, dejando la frase a medias.

>>Lo que debemos hacer es intentar que hablen de lo ocurrido, pero sin forzarlos a ello, que parezca casual... - dijo sonriendo maliciosamente al tiempo que se sentaba tras su escritorio y sacaba un caramelo del bolsillo de su túnica.

Pero ¿cómo? - inquirió Minerva.

El anciano elevó y bajó los hombros cansadamente, en un claro gesto de que no tenía ni idea.

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Jueves.

Aquella tarde había nuevamente sesión del ED.

Albus y Minerva, resignados con el hecho de que tanto Severus como Harry ni siquiera se dignaran a mirarse durante las lecciones decidieron no espiar aquella tarde. ¿Qué diversión tenía cotillear cuando no pasaba nada comprometido entre ellos? Eso solo lograba deprimirlos. En vez de eso decidieron dedicar esa hora a algo más fructífero: buscar algo que pudiera romper la tensión entre esos dos cabezotas y que sirviese para para poder unirlos de una maldita vez. ¡Es que no sabían hacer nada por si solos! Sus neuronas empezaban a sobrecalentarse por el exceso de trabajo al que eran sometidas.

Los chicos se dirigían hacia la Sala de los Menesteres emocionados. Las clases con Snape estaban resultando realmente interesantes. Cada día aprendían un nuevo hechizo más poderoso que el de la anterior sesión, aunque ante todo el maestro les enseñaba prudencia y astucia. Debían evitar las situaciones de duelo o lucha contra mortífagos. No se trataba de demostrar quien era el más poderoso o quien tenía un mayor conocimiento de magia, sino de sobrevivir.

¡Vamos Harry¡Date prisa! - dijo Hermione emocionada.

¡Llegaremos tarde! - añadió Ron empujándolo bruscamente fuera de la Torre Gryffindor.

El chico miró a su amigo incrédulamente. Incluso el pelirrojo adoraba aquellas clases impartidas por el ex-mortífago. Suspiró resignado. Al parecer no había nada que pudiese hacer para evitar ver al hombre ya que, literalmente, sus amigos se encargaban de arrastrarlo hacia él.

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Maldiciones imperdonables - pronunció Snape alto y claro, posicionándose en el centro de la sala - Debo suponer que como mínimo las conocen ¿verdad?- añadió.

Las estudiamos en nuestro cuarto año - contestó Hermione sin pedir permiso para hablar. Hacía semanas que Snape les había dado plena libertad para expresar sus opiniones, aunque en realidad lo que había hecho el maestro era amenazarlos con hechizarlos sino lo hacían, algo que advirtió mirando fijamente a los ojos a Neville Longbottom.

Bien. ¿Pueden explicarme cuántas hay?

Son tres, profesor - respondió Seamus - Imperius, cruciatus y Avada Kadavra.

¿Nada más¿Eso es todo lo que saben? Me decepcionan - dijo el hombre, provocándolos. Después de todo eran gryffindors.

El imperius sirve para dominar la voluntad de una persona - respondió Hermione altiva, sintiéndose ofendida - Se utiliza para hacer que una persona actúe y hable como quien utiliza la maldición quiera y así tener total control sobre ella. Se la puede hacer saltar por la ventana, ahogarse... La persona no actúa por voluntad propia sino obligada por el hechizo. Hay muy pocos magos que sean capaces de resistirse a ella - añadió orgullosa, mirando de reojo a Harry, quien era bien sabido por todos que si podía.

El avada kadavra es la maldición asesina. - dijo Cho.

Snape elevó una ceja, en una clara invitación a que continuase con la explicación.

Eh... - balbuceó la chica - Es un rayo verde que sale de la varita y cuando te toca te mata.

Varios alumnos se taparon la boca intentando disimular las risitas. Severus resopló molesto ante la "habilidad lingüística" de su alumna.

No hay manera de interceptarla y no tiene contrahechizo posible. - añadió Snape, completando la explicación - Produce la muerte instantánea.

>>¿Longbottom?

El cruciatus - dijo Neville mirando fijamente lo relucientes que estaban las baldosas del suelo - produce un terrible dolor a quien lo padece, como si millones de finas cuchillas se te clavasen por todo el cuerpo, arrancándote la piel. Lo usan los mortífagos para torturar. - susurró lenta y tristemente el muchacho. - Si se usa prolongadamente sobre una persona la hace enloquecer - añadió tristemente.

Todos los presentes le miraron con lástima, excepto Snape, y Harry creyó ver una nota de orgullo hacia el tembloroso muchacho en las profundidades de esas orbes negras. Era bien conocido por todo el mundo mágico lo sucedido a los Longbottom en la primera guerra.

Bien - dijo Severus - Veo que conocen bastante bien los efectos de las maldiciones. Ahora aprenderán a utilizarlas.

Los estudiantes palidecieron dramáticamente. Todos abrieron los ojos enormemente, incrédulos, alarmados, mientras miraban con temor al hombre que se encontraba frente a ellos. ¿De verdad Severus Snape les estaba pidiendo que se pusieran a lanzar cruciatus unos a otros?

¡No! - exclamó Granger, expresando la opinión de todos.

Si quieren sobrevivir deben aprender a defenderse - susurró peligrosamente el ex-mortífago - Deben aprender todo lo que sus enemigos conocen para saber como protegerse de ellos. Lo desconocido solo aumenta el miedo innecesariamente.

Pero... - dijo Neville tembloroso.

¡No las necesitamos para defendernos! - protestó testarudamente la chica - ¡Sólo sirven para matar y por eso solo las usan los mortífagos! - dijo horrorizada.

Harry permanecía atento a todo lo que ocurría pero sin participar en la conversación. Interiormente sabía que Snape tenía razón. Debían conocerlas para saber hacerles frente. Eso no implicaba que luego las fuesen a utilizar aunque... si la vida de algún amigo estuviese en peligro...

Después de todo estaban en una guerra y tal y como dice un dicho muggle "En el amor y en la guerra todo vale".

Sta. Granger - dijo Snape, interrumpiendo los pensamientos del chico dorado - Si el Sr. Weasley hubiese sido herido por la maldición Lentis desangrarus ¿qué haría? - la interrogó mirándola duramente a los ojos, mientras avanzaba lentamente hacia ella.

>>¿Le dejaría morir lentamente, desangrándose durante horas, agonizando y suplicando, o preferiría que muriera de forma rápida y sin sentir dolor alguno?

La chica lo miró pensativa, analizando las palabras dichas por el maestro, dejando que éstas penetrasen en su mente y sopesando una respuesta. Para aquella maldición en concreto aún la medimagia no había encontrado ningún hechizo que pudiese combatirla.

Yo... - balbuceó.

El final es el mismo para el Sr. Weasley - la interrumpió Snape - Él muere, pero usted tiene la posibilidad de elegir como.

¿Por que tengo que morir yo? - susurró molesto Ron a su amigo - ¿Es que no había nadie más aquí a quien poder usar de ejemplo? - se quejó.

Harry sonrió con sorna.

Si Ron, hay más gente, pero ninguno de ellos tan efectivo con Hermione como tú. - dijo burlón.

¿Qué quieres decir? - preguntó el chico, confuso.

¿Yo? - respondió el moreno inocentemente. - Nada, solo que Hermione te adora ¿no? Somos amigos desde el principio y ella no querría que nada malo te ocurriese.

¡Claro que no! - contestó- ¡Yo tampoco querría que le pasase nada a ella!

¿Ves? Solo amigos.

Ron miró molesto a su amigo. Había algo que no alcanzaba a entender en esa conversación y eso no le gustaba, por lo que decidió preguntar...

Estoy esperando Sta. Granger - dijo Snape interrumpiendo la conversación que se desarrollaba entre los dos chicos.

Supongo que... - balbuceó Hermione - No querría verlo sufrir - dijo aturdida, sin acabar de creer lo que sus palabras implicaban.

Severus volvió a su lugar en el centro del aula.

Bien. Veo que entienden el punto de todo esto. Como ven hay muchos hechizos igual de dañinos o peores que las maldiciones imperdonables. Lo único que los diferencia de ellas es que están permitidos por el Ministerio de Magia, pero eso no los hace menos temibles ni inofensivos - dijo poniendo fin a la lección.

La tensión reinaba en el aula. Todos entendían lo que el profesor estaba intentando explicarles, pero no resultaba fácil asimilar el hecho de que quizás muchos de ellos no sobrevivirían a la guerra y que quienes lo hiciesen tendrían que matar.

Para el próximo día quiero una redacción donde expliquen cuando sería lícito usar un cruciatus y un imperius y que lo justifiquen con dos ejemplos, uno para cada maldición. El avada kadrava ya nos lo ha justificado hoy la Sta. Granger.

Los alumnos recogieron sus mochilas y salieron del aula silenciosamente, intentando asimilar todo lo sucedido, consternados y pensativos, pero sabiendo que acababan de aprender una lección muy importante.

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¡Lo tengo!- gritó repentinamente McGonagall, emocionada.

Los dos vejetes habían pasado toda la tarde encerrados en el despacho del director de Hogwarts. Tan solo habían abandonado la estancia para bajar al Gran Comedor a cenar, tras lo cual habían vuelto rápidamente a la habitación para pensar en una solución. Las situaciones drásticas requieren medidas drásticas, había dicho Albus momentos antes de dirigirse al salón. Y ambos estaban de acuerdo en que el tiempo corría en su contra. Había que hacer algo cuanto antes.

¡Lo tengo! - volvió a exclamar la maestra - ¡Es perfecto¡¡¡Esta vez no fallará!

El anciano la miró emocionado y sonriente, sus ojos destelleando con felicidad contenida. La curiosidad lo corrompía ¿En qué habría pensado ahora su alocada compañera de juegos? Pero antes de que pudiese abrir la boca para preguntar una mano le agarró fuertemente de la larga barba obligándolo a levantarse de la silla. McGonagall lo había agarrado fuertemente y tiraba de él fuera de la habitación, arrastrándolo escaleras abajo mientras reía como una colegiala.

¡Auch! - se quejó Albus.


¿Qué os ha parecido¿Continúo?

Corto aquí el capítulo porque sino no actualizo nunca.

De tanto pensar el capítulo no se si al final me salió un churro... y es que realmente no me acaba de gustar. Las clases del ED van a matarme un día de estos. No tengo ni idea de que inventarme para la siguiente sesión. Será que en el fondo me gusta complicarme las cosas...

Yo quería que ya pasase algo entre esos dos como merecido regalo a todas vosotras después de la larga espera, pero los personajes se negaron rotundamente (a Harry y Severus no les hace ninguna gracia). Así que nada, me he tenido que aliar con los vejetes para tramar artimañas y demás... Os mantendré informadas. XD

Por cierto, me he dado cuenta que yo también tengo obsesión con los caramelos de limón. ¡Creo que los puse en todos los capítulos!

Gracias a todos/as por los comentarios. Me han animado mucho a continuar con la historia.

Reviews, ya sabéis, cualquier opinión es bienvenida.

Besitos

(Lunes, 9 de mayo del 2005)