"HERENCIA DEL PASADO"
por Tanina Potter.
-Capítulo 1-
LO ENCONTRADO Y DESCUBIERTO.
(THAT FOUND AND OVERDRAFT)
"No sleep until I am done with finding the answer"
Apenas la luz del sol entró por la ventana y fue a dar directo en su cara, Matthew abrió los ojos con esfuerzo y resopló profundamente. No tenía deseos de despertar, ni mucho menos de levantarse y su cuerpo alargado e inundado por el letargo favorecían sus deseos. El día que comenzaba con la mañana tenía algo de diferente al resto de los otros. Aquel día él no iría a Hogwarts.
Matthew tenía casi dieciocho años y un largo historial como alumno de la prestigiosa escuela de magia y hechicería. Ahora, como graduado, sólo le restaba enfrentarse a lo desconocido, a intentar ganarse la vida de algún modo y asumir que ya no era el niño tímido y de baja estatura que ingresara hace siete años en aquel colegio. Asumir que los años de infancia habían quedado atrás y ahora se hacía hombre con cada día que pasaba.
Sintió envidia al pensar en su hermana Lilibeth, aún en sexto curso. E incluso en su novia Juliet, en el mismo nivel que su hermana. Junto a ellas, Thomas y Alan Malfoy, sus primos, ingresarían a cuarto.
Con lentitud, Matthew volteó su cuerpo hacia arriba, después de haber dormido toda la noche boca abajo, y miró el techo. Un enorme póster anaranjado con la leyenda de los "Chudley Cannons", se dejaba ver pegado en él. Dentro, los jugadores del equipo de Quidditch pasaban volando de un extremo a otro, lanzándose quaffles de mano en mano. Aquel equipo era su favorito desde que tuviera memoria. Su padre, Ronald Weasley, le había contagiado el fervor que sentía cada vez que iban a ver los partidos o cuando los apoyaban a la distancia.
No sabía exactamente qué hora era. No había reloj en su habitación. No le gustaba andar pendiente de ello.
Escuchó entonces pasos fuera de su cuarto. De seguro se trataba de Hermione Weasley, su madre, quien lo instaría a levantarse.
No quiso esperar demasiado y rápidamente sacó sus largas y fuertes piernas fuera de la cama, para sentarse en el borde de ésta. Bostezó con fuerza y se desarregló aún más sus cabellos castaños. Hermione no aparecía en la puerta para decirle "Buenos días", así que no tuvo más remedio que ponerse de pie y salir de su habitación, aún cargado de modorra, en dirección al baño.
Vestido sólo con unos pantalones de franela beige que usaba para dormir, Matthew avanzó hasta la puerta a continuación de la suya y se apoyó en el lavabo al entrar en ella. Seguía escuchando los pasos de su madre en las habitaciones contiguas, unidos ahora a unos más pesados y lentos, de seguro su padre. Las mañanas de verano en su casa siempre eran así. Hermione despertaba a todo el mundo, Ron se levantaba para dirigirse al Ministerio de la Magia y Lilibeth seguía rezongando sueño en su cama.
Ah, Matthew, ya estás en pie... – dijo Hermione al pasar por su lado, mientras iba y venía por la casa.-
Sí, buenos días, mamá – respondió Matthew, acercándose a Hermione para besarla en la cara.¿Por qué tanto ajetreo?
Es tu hermana Lilibeth – respondió Hermione.- Está algo atrasada para ir a Hogwarts.
¿Qué hora es? – preguntó Matthew.
Las ocho y quince.
Es temprano – repuso. No podía creer que su madre anduviera por la casa como loca, preocupada por llegar a la hora, siendo que faltaba mucho para las once de la mañana. ¿Sería acaso el embarazo lo que la tendría así?
Hermione tenía tres meses de gestación en ese momento. El primer hijo legítimo del matrimonio Weasley-Granger y que Matthew creyó que jamás llegaría. Sabía a la perfección que su apellido no fue originalmente el de Ron, sino el de un ex jugador de Quidditch de Bulgaria llamado Viktor Krum. Pero de eso casi no se hablaba en la casa. Y también sabía que Lilibeth no era su hermana consanguínea, sino hija de Ron y de Sophia Adams, una chica rumana que su padre había conocido hace muchos años atrás y que había muerto en el parto de la misma Lilibeth. Pero de eso tampoco se decía nada.
Tener un nuevo hermano a los dieciocho años se le hacía raro. Poco recordaba de la crianza de su hermana y no sabía como reaccionar cuando por la casa aparecían las amigas de su madre con sus hijos pequeños, llenos de babas y mocos, intruseando en las habitaciones y desarmando todo a su paso. Quizás se comportaría como un segundo padre... quién sabe.
Abrió el grifo del lavamanos y puso su cabeza bajo el chorro de agua fría. Tenía que despertar del todo.
Matt, termina pronto de lavarte. Mamá dice que estoy retrasada.
Una muchacha de casi dieciséis años apareció en el umbral de la puerta. Llevaba el uniforme de Hogwarts a medio poner y se le desordenaba su pelirrojo cabello en las puntas.
Matt, estoy retrasada... – volvió a protestar.
No molestes, monstruito – dijo Matthew aún con la cabeza bajo el agua. Al terminar, tomó una de las toallas que habían colgadas en la pared y se secó con ella. Su rostro y su ánimo despertaron por fin.- Buenos días, Lil.
Buenas. – respondió Lilibeth, con un gesto de impaciencia.- Ahora, si me permites...
Lilibeth entró en el baño y empujó a Matthew hasta la salida, despidiéndolo con la mano.
"Malvado monstruito" murmuró Matthew y se dirigió de nuevo a su pieza. Tenía que vestirse y bajar a desayunar. La magia se encargaría de ordenar su desorden.
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�¡Apresúrense o se les irá el tren! – gritó Hermione, corriendo delante de ellos para alcanzar a cruzar la barrera mágica del andén 9 y 3/4.
Lo dices como si fuéramos los dos a Hogwarts – protestó Matthew detrás de ella.
Oh, lo siento, cariño... – se disculpó su madre.- Se me había hecho habitual. Tú primero, Lil...
En cuanto Lilibeth cruzó la barrera a Matthew se le hizo un nudo en el estómago. Sabía que ahora le tocaría volver de inmediato apenas se fuera el tren escarlata. Pronto cruzó Hermione, con el resto de los bolsos de su hija, seguida de Matthew, al término de la fila.
El andén estaba repleto de alumnos de Hogwarts por todas partes. Grandes y pequeños, nuevos y antiguos, todos con su uniforme oscuro habitual y sus maletas a mano, cargándolas en el vagón de los equipajes. Matt pudo ver algunas caras conocidas, compañeros de otros cursos que había conocido los años anteriores. Y una de las caras que más le agradaba: la de Juliet.
Hola, Matt – saludó la muchacha al verlo. Se puso en puntillas para besarlo y le rodeó el cuello con los brazos.- Creí que no venías.
¿Cómo no? Si tenía que venir a verte por última vez – repuso Matthew. Con casi dieciséis años, Juliet era una bella joven de cabellos negros azabaches, iguales a los de Harry, enlazados a veces en una larga trenza o sueltos en una cascada que iniciaba su trayecto en la parte alta de su cabeza. Siempre alegre, Juliet se parecía mucho a Úrsula, (había sacado sus ojos y su esbeltez), pero poseía el carácter fuerte y decidido de su padre y algo de su facilidad para meterse en problemas.
Lo dices como si jamás nos volviéramos a ver – dijo Juliet, mirándolo con cara de pena.
No es eso – corrigió Matthew, sonriendo.- Es sólo que ahora que no voy a estar en Hogwarts... tú sabes...
Mmm... recuerda que nada es imposible en Hogwarts.- dijo Juliet, guiñándole un ojo.
Se le hacía entretenido ver como su novia hacía cualquier cosa para verlo, incluso arriesgar su estadía en el colegio. Le dio otro beso en los labios antes de adivinar quien venía detrás.
¿Qué tal, Matthew?
Hola, tío Harry – respondió Matthew muy nervioso. Harry Potter, el padre de Juliet, siempre andaba al acecho de cualquier oportunidad para celar a su hija, a pesar de que ella y Matthew fueran novios hacía más de un año.
¡Harry¿Qué tal tu verano? – preguntó Hermione al ver a su amigo.
Bien, tranquilo, como siempre – respondió Harry al momento de saludar a su amiga con un beso en la mejilla.
Más bien aburrido – murmuró Juliet, dirigiéndole la palabra a Matthew.- Papá se ha pasado todo el verano metido en San Mungo atendiendo pacientes y enseñándoles a los demás curanderos cómo se ocupan algunos artefactos muggles para la medicina.
¿Sigue con esa idea metida en la cabeza? – preguntó Matthew, sonriendo al pensar en su tío Harry. Todo el tiempo que Juliet pasó en una incubadora cuando era una recién nacida, le había dado a Harry algunas ideas para contribuir con la medicina en San Mungo.
Como siempre – resopló Juliet.
¿Y Úrsula, por qué no ha venido contigo? – le preguntó Hermione a su amigo.
Tenía algo de trabajo en el Ministerio... parece que le faltaba revisar algunas órdenes para el Departamento de Cooperación Mágica Internacional.- respondió Harry.- Así que me pidió que viniera a dejar a Juliet a la estación.- la señaló con su cabeza.¿Y Ron¿También tuvo que trabajar?
Sí, el tráfico ilegal de huevos de dragón le está dando más problemas cada día.- respondió Hermione. – Tiene a varios de sus empleados dispuestos por todo Londres para saber quién es el que trae los huevos, pero aún no saben nada seguro.
Mam�, ya está listo el equipaje.- Lilibeth había vuelto de dejar sus maletas en el tren.¡July! – gritó al ver a su amiga.
¡Hola, Lilibeth¡Tanto tiempo! – gritó Juliet, abrazando a Lil con fuerza mientras reían.
¡Oh, sí, como no! – exclamó Matthew, sarcástico.- Desde que aprendieron a ocupar el teléfono, ustedes se cuelgan de él todos los días... ayer mismo hablaron durante horas.
Ay, hermanito, no es igual.- respondió Lilibeth mirando con desagrado a su hermano.¿No haces lo mismo tú cuando hablas con Juliet por horas y horas y no saben cómo despedirse? "No, cuelga tú primero. No, tú... Adiooooooooossssss. Adiós, amor… Adiós, te amo. Adiós, yo también" Y así podría seguir hasta el final de mis días.
Pequeño monstruito – murmuró Matthew, entornando los ojos, mientras escuchaba cómo su hermana y su novia compartían la risa del momento.
Pero la risa se les paró cuando sintieron, cada una, dos delgadas manos sobre sus ojos.
-Adivinen quiénes somos – dijo una voz, transformada de mala manera en algo más suave de lo habitual.
Mmm... uno es rubio y de ojos azules – dijo Juliet, sonriendo ampliamente.
Y el otro... mmm... es rubio y de ojos azules.- agregó Lilibeth.
Los chicos rieron y destaparon los ojos de las muchachas. Thomas y Alan Malfoy eran sus primos (por lo menos los de Lilibeth) y sus amigos. Eran gemelos, al igual que sus tíos Fred y George, y eran hijos de Draco y Ginny Malfoy, que llegaban en esos momentos.
Hola Hermione¿cómo estás? – preguntó Draco acercándose a su amiga.
Bien, gracias – contestó ésta.
¿Y el bebé? – preguntó Ginny, saludando a Hermione.
Creciendo día a día... – respondió y sonrió con soltura.- Y provocándome náuseas todas las mañanas. Ya las había olvidado.
Todas las hemos olvidado a estas alturas – repuso Ginny.
�¡Todos los alumnos¡El tren va a partir! – exclamó uno de los auxiliares. La expectación no se hizo esperar.
¡Mam�, mam�¡Ya es hora! – gritó Lilibeth, acercándose a Hermione para despedirse.
Cuídate mucho, Lil – le recomendó su madre.- No hagas travesuras.
Ya escuchaste, monstruito.- repuso Matthew, aproximándose a su hermana.- Nada de travesuras...
�¿YO¿Cuándo¿Me crees capaz de hacer travesuras, madre? – preguntó Lilibeth con cara de sorprendida. Pero al momento de querer Matthew contestarle, ella se adelantó.- No, hermanito, jamás, jamás... no fue culpa mía.
Está bien, no se preocupen – dijo Hermione, riéndose de los comentarios de sus hijos.- Sólo ve tranquila.- la abrazó con fuerza y le dijo al oído.- Sabes que te quiero mucho, Lil y lo único que quiero es que no te pase nada.
Lo sé, mam�, yo también te quiero mucho.- le reiteró. Luego se acercó a Matthew y lo abrazó como lo había hecho con Hermione.- Y a ti también, hermanito... prometo no hacer tantas travesuras.- y acercándose al oído, le dijo.- Sólo las necesarias.
Más te vale, hermanita.- tomó su cara entre las manos y le estampó un enorme beso en la frente.- Te quiero, cuídate.
Adiós.- les dijo Lilibeth, alejándose de ellos y subiéndose al tren, mientras se despedía con la mano.
Adiós, amor – dijo Juliet, acercándose a Matthew.- Te voy a extrañar.
Yo también, amor – repuso Matthew.- Cuídate... y no dejes que Lil haga travesuras.
No me pidas eso a mí, Matthew.- le dijo Juliet, sonriendo.- No soy precisamente la persona que le dé ejemplos a tu hermana... pero eso queda entre nosotros¿sí?
Okey, okey... – asintió Matthew. Se despidieron con un beso romántico, pero no demasiado prolongado y Juliet también subió al tren, seguida de los gemelos.
Harry, Ginny, Hermione y Draco también despidieron a sus respectivos hijos hasta que el tren comenzó a avanzar y se alejó por los rieles en dirección a Hogwarts. Matthew se resignó entonces a no viajar en aquel medio y tener que volver a su casa en el auto muggle de sus padres, que casi siempre manejaba Hermione. Después de despedirse de sus amigos, Hermione y Matthew volvieron a casa. La rutina diaria que se había formado por más de siete años para el joven, se caía de la noche a la mañana.
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Hola, pap�¿puedo pasar?
Claro, Matt, pasa...
Matthew, después de ayudar a su madre un poco con los quehaceres del hogar, había decidido hacerle una visita a su padre, Ronald Weasley, quien trabajaba en el Departamento de Regulación y control de criaturas mágicas, en el ministerio. Precisamente en ese minuto se hallaba algo concentrado en lo que hace mucho tiempo le llevaba todo el día: "Huevos de dragón ilegales". Delante de él había un cerro de ellos, fichados cada uno con un pergamino adherido a su cáscara, que era de diferentes colores. Ron estaba en la misión de clasificarlos y guardarlos en cajas de madera que en su exterior rezaban la palabra: "Confiscado".
¿No se supone que eso deberían hacerlo tus asistentes? – preguntó Matthew con curiosidad.
Oh, sí, pero me aburre tener que firmar papeles todo el día... – respondió Ron, con un gesto de naturalidad.- Además esto es fácil y recuerda que yo empecé por aquí.
Sí, lo sé.
Lilibeth se fue bien¿verdad? – preguntó Ron, escribiendo algunos datos en su tablilla de notas.
Sí, se fue bien... – respondió Matthew. Hizo un gesto de resignación con los hombros y se tumbó en uno de los sillones de la oficina de su padre.- Pero me hubiera gustado ir con ella.
Añoras Hogwarts¿no es cierto?
Más que nunca – contestó el joven.- Todavía no puedo creer que se terminó...
¿Y no has pensado en lo que vas a hacer ahora? – le preguntó Ron, volviéndose hacia su hijo.
Mmm... algo, pero no tengo nada claro.- respondió Matthew.- Me gustaría seguir jugando Quidditch, pero...
¿Pero qué? – preguntó su padre con sorpresa.- Tienes aptitudes para él y no debes desaprovecharlas... como lo hice yo.
¿También hubieras querido jugar Quidditch?
Sí, pero lo de los dragones en Rumania salió muy rápido y no me quedaron muchas alternativas.- contestó Ron.- Pero si quieres puedes ir a dar una vuelta al departamento de juegos y deportes mágicos y ver si hay equipos que necesiten jugadores. No pierdes nada con intentarlo... – luego, guiñándole un ojo, le dijo.- Además tengo muchos amigos ahí que estarían gustosos de recibir a mi hijo.
Matthew sonrió y aceptó la propuesta de su padre. Menos la última parte. Si no quedaba, no intentaría mover hilos internos para entrar. Sólo era conseguir una prueba de vuelo y listo.
Después de despedirse de Ron, Matthew subió por el antiguo ascensor que conectaba todos los departamentos y se dirigió al de Juegos y deportes mágicos. En los pasillos se veía gente muy extraña. Todos vestidos con túnicas de colores fuertes y con figuras diferentes en ellas; todos hablando sobre Bludgers, Snitchs y Quaffles; sobre escobas y equipos de Quidditch de diferentes países.
La primera puerta a la derecha en el pasillo se hallaba abierta hasta atrás. En la habitación había un hombre de cabellos castaños entrecanos, con algo de barba afeitada hace días y mirada seria, concentrado en unos papeles que tenía frente a sí. Sobre el escritorio del lugar se leía "Oliver Wood, director de equipos".
Buenas tardes – dijo Matthew, acercándose al hombre detrás del escritorio.
Buenas... ¿qué desea? – preguntó Oliver.
Me llamo Matthew y bueno... acabo de salir de la escuela y no sé, quería saber...
Vienes para saber si puedes integrarte a algún equipo de Quidditch¿verdad? – preguntó Wood, rápidamente.
Eeehhh... sí, a eso vengo.
Siéntate.- le pidió.¿Cómo me dijiste que te llamabas?
Matthew... Matthew Weasley – le respondió el joven, mientras tomaba asiento frente al hombre.
Weasley¿eh? – preguntó Wood, anotando su nombre en un pergamino cualquiera.¿Eres hijo de alguno de los Weasley, digo... de Fred o de George, o de Charlie, quizás?
Mi padre es Ronald Weasley.- respondió Matthew.
Ronald... Mmm... creo que lo recuerdo, era hermano de los gemelos y de Charlie, que fue nuestro buscador estrella hasta antes que llegara Harry Potter.- repuso Oliver mirando hacia un costado, como si recordara aquellos tiempos.
Mi papá también estuvo en el equipo – agregó Matthew.- Fue guardián.
Guardián¿eh? – preguntó Oliver.- Entonces fue el que me reemplazó, si no me equivoco.- Luego agregó.- Soy Oliver Wood, director general de los equipos de Quidditch de Inglaterra y pues... también jugué en el equipo de mi casa, Gryffindor, cuando era joven. Era guardián y capitán... a propósito¿jugaste en tu casa?
Sí, señor – respondió Matthew. Oliver anotó su respuesta.- Jugué por Gryffindor hasta el año pasado. Era buscador y capitán.
Bien, bien... eso te da más posibilidades.- dijo Oliver.¿Mantienes el mismo puesto o deseas cambiarlo?
Eeehhh... creo que no. Me quedo en el puesto de buscador.- respondió Matthew, intentando sonreír con amabilidad.
Okey.- respondió Oliver y comenzó a buscar algo más en sus desordenados cajones.- Mmm, creo que hay como dos equipos que necesitaban un buscador... por aquí debe estar, déjame ver.- Encontró dos carpetas amarillentas y las sacó con cuidado.- Sí, aquí están. Los "Chudley Cannons" y Las "Águilas de Yorkshire". Puedes ver las carpetas si quieres.
Y le tendió las carpetas para que Matthew pudiera revisarlas. Este último se hallaba muy emocionado. Los "Chudley Cannons" necesitaban un buscador... ¿Y si quedaba dentro del equipo? Sería su máximo sueño cumplido. Sería genial.
Una paloma de papel entró zumbando a la habitación en ese instante y fue a dar frente a Oliver Wood, quien la abrió y leyó su contenido.
Ya regreso, muchacho – le dijo sin más y se levantó de su silla.- Estás en tu oficina...
Desapareció por la puerta y dejó a Matthew solo, revisando los papeles. Contenían la lista oficial de los jugadores de ese año y varios recortes de periódicos del equipo. También había fotografías de equipos anteriores y los nombres de sus respectivos jugadores, más algunas leyendas anexas. Su jugador favorito era Ethan Kingdom, quien se había retirado el año anterior del equipo por cumplir la mayoría de edad. Jugaba de buscador, como él y ahora impartía clases de vuelo en la escuela Beauxbatons, según lo que decía más abajo de su foto.
También revisó a las "Águilas de Yorkshire". El equipo de ese año posaba junto a su entrenador para la foto y se les veía muy contentos. Ellos habían sido los ganadores en el campeonato nacional del año pasado. Muchos recortes de periódicos lo confirmaban. Matthew siguió revisando las hojas y los recortes hasta que algo más llamó su atención. Una vieja hoja de periódico se escondía bajo hojas blancas; la fecha: 12 de Junio del 2001. Leyó.
"JOVEN JUGADOR DE QUIDDITCH MUERTO EN ATENTADO"Víctor Krum víctima de fanático desquiciado
BULGARIA.- Por circunstancias que aún se desconocen, el joven jugador de la selección de Bulgaria de Quidditch, Víctor Krum, fue atacado el día de ayer por un fanático que deseaba verlo a toda costa mediante la maldición más mortífera de todas: Avada Kedavra. El jugador, de 25 años, no tuvo tiempo de defenderse pues fue atacado sorpresivamente por la espalda al momento de salir de sus entrenamientos con la selección de su país. Se especula que el atacante, todavía no identificado con precisión, podría tratarse de Huck Hoshtner (34), un sujeto conocido en el mundo del Quidditch por su desbordante afición a la figura de Krum y al equipo de Bulgaria, quien tendría severos trastornos mentales y una personalidad doble.
Según informó el vocero del equipo, Krum no tendría relación alguna con este individuo y sólo se trataría de un hecho delictual provocado por la mala mente de Hoshtner.
Después de examinar sus restos, Víctor Krum será llevado a la basílica de Sofía, capital búlgara para velar su cuerpo durante la noche. Su funeral se efectuará mañana en el cementerio de Istanova, a las 15:30.
La noticia le trajo a la mente lo que su madre le había dicho una vez: "A tu padre lo mató un loco... un tal Huck Hoshtner". Pero su padre jugaba para la selección de Bulgaria. Buscó entre los demás informes, y halló su nombre en una de las listas. Junto a él decía: Préstamo por un año. No sabía que Viktor Krum había jugado para las "Águilas de Yorkshire", así que la noticia lo volvió más curioso. Revisó otros recortes de periódicos hasta que se detuvo en uno especialmente extraño. Rezaba fecha del 2003.
"CUERPO DE VIKTOR KRUM HALLADO NUEVAMENTE SIN VIDA" Muerte anterior habría sido una equivocación.LONDRES.- El malogrado cuerpo del ex jugador de Quidditch búlgaro, Viktor Krum, fue hallado esta mañana en un callejón de la ciudad, en muy malas condiciones. Las autoridades se sorprendieron mucho al descubrirlo ya que él se encontraba con fecha de defunción dos años antes. Delegados del Ministerio de la Magia interrogaron a Hermione Granger, su ex esposa, y madre de su único hijo de dos años, Matthew, acerca de aquel suceso. "También creía que Viktor estaba muerto. Yo misma enterré sus cenizas", dijo a este periódico el día del interrogatorio.
Viktor Krum, en ese entonces de 25 años, había sido atacado supuestamente por un fanático identificado como Huck Hoshtner (34), a la salida de los campos de entrenamiento de la selección búlgara. Hoshtner cumplía en ese entonces una pena de 35 años en la prisión mágica de Azkaban, pero fue absuelto de los cargos al saberse este nuevo deceso.
Las autoridades creen que el suceso anterior se trató de una equivocación y que el jugador habría desaparecido por causas que se desconocen, y que habría muerto al caer del edificio. Lo que aún no saben los del Ministerio es quien lo atacó, por que el cuerpo tenía señales de una maldición imperdonable y no se conoce ningún testigo del hecho. Lo más probable es que el culpable haya escapado de la escena del crimen antes de verse más involucrado en el asunto.
Matthew estaba más que estupefacto. "Viktor Krum no murió cuando yo era recién nacido, alguien lo atacó dos años después" reflexionó. Pero pocas cosas le calzaban. ¿Por qué Hermione no le había dicho eso último¿Por qué le había ocultado que su padre estuvo vivo por dos años más? Y lo principal¿cómo es que desapareció durante dos años y nadie supo nada? Las piezas del rompecabezas no se ajustaban en su mente y no sabía qué pensar. Estaba intranquilo. No tenía recuerdos de su padre, él supuestamente había muerto cuando Matthew tenía menos de un año.
Buscó algo más qué leer y encontró su foto. Un hombre de unos veinte años aparecía en ella. Tenia el cabello y los ojos castaños y unas espesas cejas negras que fruncía continuamente; las facciones muy marcadas y casi no sonreía. A Matthew le pareció que se miraba en un espejo, con la excepción de su mirada. Matt había sacado los ojos miel de Hermione.
Y ¿Te convenció alguno? – preguntó Oliver Wood, que en ese momento entraba de nuevo a la oficina y se sentaba detrás de su escritorio.
Pues, me gustan los dos equipos, señor.- respondió Matthew, sonriendo amablemente para no parecer inquieto.
Entonces te haré unas copias para que te las lleves a casa y las leas con más detención.- repuso Wood. Acto seguido, sacó su varita de los cajones y pronunció- Italetteria.
Las carpetas que tenía Matthew en las manos se volvieron dobles al instante, con la única diferencia en las copias que decían: No oficial. Se puso de pie entonces y le entregó a Wood las copias verdaderas, para luego despedirse de él, dándole las gracias.
Cuando te decidas, vuelves y yo te pongo en contacto con el entrenador.- le dijo Oliver.- Pero no demores mucho, por que habrá otros postulantes que quieran el puesto.
Está bien.- asintió Matthew y salió de la oficina de Wood, algo contento.
Releyó una y otra vez los recortes de periódico mientras caminaba por el pasillo. Tan ensimismado iba que no se dio cuenta de que había chocado con alguien. La foto de Viktor Krum cayó entonces al suelo y fue recogida por la mano de su padre.
Matt¿De dónde sacaste esto? – le preguntó. Su rostro se tornó sombrío de pronto.
Oh, papá... estaba en esta carpeta.- respondió Matthew.- Él estuvo en las "Águilas de Yorkshire"¿no es cierto?
Eso creo... – respondió Ron, dándole la fotografía a su hijo. Luego cambió de tema- Pero, dime¿Cómo te fue?
Bien, bien – contestó Matthew.- El señor Wood me dijo que tenía posibilidades de entrar en alguno de estos equipos.
Le mostró las carpetas y a Ron se le iluminó el rostro de nuevo.
�¡Los Chudley Cannons! – exclamó.¡No lo puedo creer, Matt… harás una prueba para los Chudley Cannons!
Sí, eso creo.
Salieron por el pasillo comentando la noticia. A Ron le parecía genial que su hijo formara parte del equipo de sus sueños, los "Chudley Cannons". Sería la envidia de todos sus amigos.
Pero a Matt le parecía sumamente extraño que nunca se hubiera enterado de la doble muerte de su padre biológico.
o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.
Notas de la Autora: Bueno, les presento la segunda parte de "La vida continúa", para las chicas que deseaban su continuación. Esta viene algo más oscura y más sicológica (XD De repente me vuelo en mis pensamientos y escribo cosas como éstas) Espero les guste tanto como el otro fic.
Atte. Tanina Potter.
