"HERENCIA DEL PASADO"

Por Tanina Potter.

-Capítulo 2-

FUE SIN INTENCIÓN.

(IT WAS WITHOUT INTENTION)

"Ella usa la culpa a su favor, mucho mejor que Dios"

La cálida respiración de su mujer se le hacía habitual por las mañanas. Durante dieciséis años la había sentido, durante dieciséis años la había respirado y pensaba siempre en seguirla sintiendo. Abrió los ojos y la contempló. No había perdido para nada su belleza, seguía intacta en ese mar de cabellos ondulados que la envolvía cada noche y cada mañana. Seguía siendo dueña de un rostro de muñeca que casi no había sucumbido al paso de los años y de unos enormes y expresivos ojos verdes que abría cada mañana para contemplarlo. Le parecía la mujer más bella del universo, aunque ella dijera siempre que se veía más vieja con el paso de los años y que ya no le asentaba el cabello largo. Pero él siempre le pedía que lo mantuviera así, largo y suave, aunque ya no se usara. Le encantaba sentirse rodeado de ese mar de cabellos en la cama cada vez que hacían el amor o de apartarlo para besar su cuello antes de irse al trabajo. Toda ella le fascinaba. Y a ella le fascinaba estar con él.

"Buenos días" le dijo cuando la vio despierta.

"Buenos días, Harry" respondió ella, besándolo en los labios. "¿Qué hay para hoy?"

"No lo sé..." respondió Harry. Miró el calendario al lado de su cama y dijo: "Sólo es 1º de septiembre."

La expresión de su mujer cambió repentinamente.

"�¡1º de septiembre!" exclamó. "¿Qué hora es?"

"Espera un minuto" revisó su reloj de muñeca sobre el velador y respondió. "Las nueve y media."

"�¡Las nueve y media!" volvió a exclamar y se puso rápidamente de pie. "�¡1º de septiembre¡La junta de mañana, el informe de hoy y... el inicio de clases de July!"

"Úrsula, cálmate, es muy temprano todavía" repuso Harry, mirando como su mujer se vestía a toda carrera. "Déjala dormir un rato más."

"Pero yo estoy retrasada" dijo Úrsula, colocándose una blusa transparente de color lila sobre su ropa interior. "Y si yo me retraso, July también se retrasará y debo ir a dejarla a King Cross antes de que se haga tarde."

"Mira, relájate un poco" le dijo Harry mientras se levantaba de la cama para vestirse también. "Si quieres puedo ir a dejarla yo y en el camino te dejamos frente al ministerio."

"¿Pero y tu turno de hoy?" preguntó Úrsula, mirándolo incrédulamente mientras Harry se colocaba los pantalones y se anudaba los zapatos.

"Es a las dos de la tarde, amor" le respondió con naturalidad.

"¿Seguro que no te da problema?" preguntó Úrsula algo más calmada.

"No, ninguno" respondió Harry, acercándose a ella y dándole un ligero beso en los labios. "Vístete, yo mismo iré a levantar a July."

Úrsula asintió y su marido se alejó por la puerta de la habitación. De seguro su hija estaría plácida y profundamente dormida, pero Harry era experto en despertarla. Hacía a veces tal barullo que los vecinos alegaban un poco por la sonajera matutina.

Y sí, ahí estaba July, con el pelo tan desparramado por la cama como su madre, con la única diferencia que el suyo era negro azabache. Las almohadas tiradas en el suelo y ella hecha un bultito entre las mantas. Siempre había dormido así, desde la cuna y no se le había quitado con los años. Harry sonrió para sí mismo. "Eres el mejor regalo que la vida me pudo dar" pensó. Jamás se le cruzó por la mente, durante los siete años que duró Hogwarts, y de los cuales los últimos tres fueron los más penosos, que toda aquella pesadilla pasaría y que formaría una familia, no tan común y corriente como el resto de ellas, pero con una esposa que lo amaba y una hija fruto de ese amor. Siempre imaginó que tendría un hijo varón y que como tradición le pondría "James" o algo parecido; pero la vida da muchas vueltas y no sabes si vas a terminar mareado.

Con sumo cuidado, se acercó a la cama de su hija y lanzó un pequeño hechizo a la lámpara del techo. De ella se desprendieron varias cintas de colores que en sus extremos sostenían trompetas doradas apuntando a la cama de July. En un dos por tres, todas las trompetas sonaron al mismo tiempo, como dianas en un ejército, y el cuerpo de la chica se estremeció repentinamente y dio un gran salto, dejándola perpleja y sentada. Cuando las trompetas dejaron de sonar y volvieron a guardarse detrás de la lámpara, Harry saludó a su hija.

"Buenos días, July¿Cómo amaneciste hoy?"

"Sentada..." respondió July, tratando de calmar los latidos de su corazón. "No te cansas¿eh? �� "

"No, la verdad es que aún me divierto al verte saltar de la cama" declaró Harry, sonriendo. "¿Sabes que día es hoy?"

"Eeehhh... no¿qué día es hoy?" lo temía, pero se negaba a aceptarlo.

"1º de septiembre" respondió Harry. "¿Y sabes lo que pasa los primeros de septiembre?"

"Inicio de clases" respondió July.

"¡Bingo!" exclamó Harry sacando de su varita un ramo de flores. "Y por eso te has ganado un premio."

Y le extendió el ramo.

"Gracias, papá" dijo July. "¿Y mam�?"

"Corriendo de acá para allá."

"¿No tienes turno hoy?" le preguntó su hija.

"Sí, pero es a las dos de la tarde" respondió Harry. "Y mientras tanto, ustedes dos se visten y yo les haré el desayuno¿sabes que voy a hacer?"

"Hotcakes y huevos" contestó July.

"¿Cómo lo sabías?"

"No sabes hacer otra cosa, papá."

"Es cierto" dijo Harry sonriendo. "Pero a que te gustan mucho"

"Sí, sí me gustan" respondió July, contestándole la sonrisa a su padre.

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"¡No, no te vayas por ahí!" exclamaba Úrsula dentro del auto. "Si te vas por ese lado no llegaremos nunca."

"Bueno, entonces me iré por acá" dijo Harry señalando la calle alternativa.

"Pero por esa calle deberás darte muchas vueltas" declaró July en el asiento trasero.

"Entonces¿por dónde?" preguntó Harry.

"¿Qué tal si te vas volando?" le sugirió July.

"¿Crees que sirva de algo?"

"Nadie se daría cuenta" respondió su hija. Era cierto. A pesar de que el auto de Harry no tenía los sistemas comunes de vuelo como el resto de los automóviles muggles, volaba a la perfección desde hace mucho, incluso antes de que los muggles comenzaran a izarse en sus transportes.

Harry sonrió, aprobando la moción de su hija, y accionó el botón de vuelo, haciendo que el auto se alzara. Cuando tomó la altura suficiente, aumentó la velocidad y salió despedido por el aire. Algunos autos muggles hacían lo mismo a causa del tráfico, pero no todos. La tecnología aún no alcanzaba para el mundo entero.

Tras diez minutos de vuelo, el auto de los Potter (un Pandemonium 2007, el Mini Cooper ya era historia) se detuvo frente a una vieja cabina telefónica, tan vieja y tan gastada, que varias compañías telefónicas habían querido sacarla de ese lugar. Pero por alguna razón (que todos los amantes de la magia sabemos) se olvidaban de lo que iban a hacer cada vez que se acercaban a ella.

"Te veo después de dejar en la estación a July" le dijo Harry a Úrsula cuando ésta se bajó del coche.

"Está bien" dijo su esposa, dándole un beso de despedida. Luego se dirigió a su hija. "Cuídate mucho... y pórtate bien, no quiero que la profesora Patil me mande más cartas de reprobación otra vez. ¿Está claro?"

"Cómo que me llamo Elizabeth... ¿o no?" July sonrió con picardía. Úrsula se acercó a ella para abrazarla y luego se dirigió a la cabina.

La vieron bajar por ella hasta el fondo, donde se encontraba el Ministerio de la Magia, para luego tomar camino hasta la estación. Se estaban demorando.

"¡Son casi las once!" exclamaba July, empujando su carrito del equipaje con velocidad a través de King Cross. Harry la seguía desde atrás. Esperaba que la barrera no se cerrara en pleno camino hacia ella, como les pasó a él y a Ron en segundo año.

"¡Aún queda un cuarto de hora!" gritaba Harry desde atrás.

"Sí, pero Matthew debe de haberse ido... y este año no lo veré tan seguido como quiero" repuso July atravesando la barrera. Cuando Harry cruzó detrás de su hija, se encontró con el espectáculo de muchos años. Cientos de alumnos de Hogwarts se amontonaban en las ventanas de los vagones y frente a ellos sus padres los despedían con la mano.

July buscó aceleradamente con la mirada por si hallaba a su novio Matthew, pero sólo halló gente desconocida y compañeras de curso que venían a su encuentro. Dos de ellas, una de pelo rubio y liso hasta los hombros, ojos verdes y cara redonda, y la otra de pelo castaño claro y corto, ojos grandes y saltones de color azul y la cara alargada como un óvalo, se acercaron a July para saludarla.

"�¡July¿cómo estás¿Cómo estuvieron tus vacaciones!" preguntó una de ellas, la de cabello castaño.

"Bien... bueno, como siempre" respondió July, abrazando a sus amigas. A decir verdad, las vacaciones de los Potter no habían sido tan entretenidas como Juliet hubiera querido, ya que Harry se la había pasado los dos meses en el hospital probando nuevas técnicas muggles para sus enfermos y Úrsula se había llenado de trabajo en el ministerio. "¿Han visto a Matt?"

"¿A Weasley?" preguntó su otra amiga. July asintió. "No, para nada... ni Lil ni él han llegado."

"Entonces esperaré... ya saben que Matt salió el año pasado de Hogwarts y..." Harry entonces se acercó a su hija. "Mira, pap�, ellas son Christine Parker y Keira Hudson, mis compañeras de clase... niñas, éste es mi pap�, Harry Potter."

"Hola, chicas" las saludó Harry.

"Hola, señor Potter" dijeron al unísono.

"¿Usted es el Harry Potter del que todos hablan?" preguntó Christine, muy interesada en escuchar la respuesta de Harry.

"Pues... creo que sí, aunque hace mucho que mi gran popularidad se acabó. Ahora soy un simple servidor de la salud mágica."

"Mi padre es curandero en San Mungo" agregó July.

Las chicas asintieron con una sonrisa. Un hombre mayor se acercó hasta Harry y lo saludó, sacándolo de la conversación con las amigas de July.

"Y... tu papá... ¿qué edad tiene?" preguntó Keira, acercándose a la hija del aludido.

"Treinta y nueve¿por qué?" respondió July.

"Eeehhh... treinta y nueve¿eh? Parece más joven" repuso Keira, arreglándose su rubio cabello detrás de una oreja.

"Mmm, sí, parece más joven... pero pronto entrará en "cuarentena" dijo July, riendo ante el comentario.

Las compañeras de July siguieron conversando con ella, hasta que Keira divisó a los Weasley que llegaban en ese instante a la estación y se lo comunicó a su amiga. July entonces sonrió y se encaminó hacia su novio.

"Hola, Matt" saludó la muchacha al verlo. Se puso en puntillas para besarlo y le rodeó el cuello con los brazos. "Creí que no venías"

"¿Cómo no? Si tenía que venir a verte por última vez" repuso Matthew. Tenía la típica expresión de quien quiere algo, pero sabe que no puede conseguirlo. Aunque Juliet sí sabía a qué se debía y también le pesaba de algún modo.

"Lo dices como si jamás nos volviéramos a ver" dijo, mirándolo con cara de pena.

"No es eso" corrigió Matthew, sonriendo. "Es sólo que ahora que no voy a estar en Hogwarts... tú sabes..."

"Mmm... recuerda que nada es imposible en Hogwarts" dijo Juliet, guiñándole un ojo.

Mientras tanto, Harry había divisado a Hermione que venía entrando a la estación con Lil delante de ella y con una ligera panza (pequeñísima, casi imperceptible) producto de sus tres meses de embarazo. Pero antes saludó a su "yerno sobrino".

"¿Qué tal, Matthew?"

"Hola, tío Harry" respondió él muy nervioso.

No era que le molestara, de hecho Harry lo prefería a él antes que a cualquier otro; pero le costaba aceptar que su hija fuese compartida por alguien más. Hermione se le acercó entonces.

"¡Harry¿Qué tal tu verano?" preguntó Hermione al ver a su amigo.

"Bien, tranquilo, como siempre" respondió Harry al momento de saludar a su amiga con un beso en la mejilla.

"¿Y Úrsula, por qué no ha venido contigo?" le preguntó Hermione a su amigo.

"Tenía algo de trabajo en el Ministerio... parece que le faltaba revisar algunas órdenes para el Departamento de Cooperación Mágica Internacional" respondió Harry. "Así que me pidió que viniera a dejar a Juliet a la estación" la señaló con su cabeza. "¿Y Ron¿También tuvo que trabajar?"

"Sí, el tráfico ilegal de huevos de dragón le está dando más problemas cada día" respondió Hermione. "Tiene a varios de sus empleados dispuestos por todo Londres para saber quién es el que trae los huevos, pero aún no saben nada seguro."

"Pobre de él... con lo que le cargan los trabajos de oficina" repuso Harry riendo ante su propio comentario.

Minutos después, los Malfoy llegaron al andén. El cuarteto, formado por Draco y Ginny Malfoy y sus jóvenes hijos gemelos eran una mezcla de familia feliz y poco común que varios de los compañeros de Thomas y Alan envidiaban. Draco trabajaba para el Wizengamot en el Ministerio y Ginny daba clases de Transformaciones en Hogwarts. Los gemelos, cada uno con catorce años, eran muy similares a sus tíos Fred y George en cuanto a lo psicológico y sus travesuras se extendían por todo Hogwarts como la herencia que habían dejado.

"Hola Hermione¿cómo estás?" preguntó Draco acercándose a su amiga.

"Bien, gracias" contestó ésta.

"¿Y el bebé?" preguntó Ginny, saludando a Hermione.

"Creciendo día a día..." respondió y sonrió con soltura. "Y provocándome náuseas todas las mañanas. Ya las había olvidado."

"Todas las hemos olvidado a estas alturas" repuso Ginny.

"Qué tal, Potter" saludó Draco a Harry. "¿Te dieron libre en San Mungo?"

"No, para nada, a las dos en punto me quieren allá" respondió Potter. "¿Cómo estás, Ginny?"

"Muy bien, gracias... ¿Y Úrsula?" preguntó la pelirroja.

"En el Ministerio" respondió Harry.

"Igual que Ron" agregó Hermione. "Los dos trabajan como esclavos."

Las miradas se dirigieron inmediatamente hacia Draco.

"Hey, no me miren a mí, que yo no soy el Ministro" se defendió este último.

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Los estrechos pasillos del Ministerio de Magia daban nuevamente la bienvenida a Harry. Y es que no se quedaba ningún día sin pasar por Úrsula o sin charlar con Ron por horas. Esa era su rutina diaria. Levantarse por las mañanas, ir a trabajar, visitar enfermos y recoger a su mujer por las tardes. Esa era su vida diaria. A decir verdad no se cansaba de ella, pero nada dura cien años.

Al llegar a la recepción del Departamento contra el uso indebido de artefactos muggles, Matilda, la secretaria de siempre, lo saludó con amabilidad.

"¿Qué tal, señor Potter?"

"Qué no me llames 'señor Potter', por favor" le dijo Harry sonriendo a modo de saludo. "Somos casi de la misma edad y tú no estás tan vieja."

"Es la costumbre, señor... digo Harry" argumentó Matilda. "Aún no se me quita."

"Pues tendrás que acostumbrarte, porque yo no te digo señora Summers."

Se adelantó a la oficina de Úrsula y entró, recorriendo con la mirada lo vacío de ésta. Seguramente ella se encontraba en otras dependencias del Ministerio. Decidió entonces sentarse detrás de su escritorio para esperarla.

De puro curioso, abrió uno de los cajones del mueble. En él había mucho papel y muchas carpetas de quién sabe qué. Leyó algunos informes, pero como no entendía nada de nada los dejó de lado. Sobre el escritorio había algunas fotografías móviles que Harry ya conocía. La primera era de su matrimonio; Úrsula vestida con un traje celeste claro similar al de una princesa de cuentos de hadas y Harry con frac negro. Y en la otra fotografía estaba July, de pie junto a su primera escoba de juguete, cuando tenía ocho. Le agradaba ver a su hija de ese porte y lamentó no haberla disfrutado más durante esos años. La ocupación de curandero era un trabajo a tiempo completo.

Pero lo que más lamentaba era que ya no podría tener hijos con Úrsula. Y todo por un maldito hechizo, que ni siquiera iba dirigido a ella.

El parto prematuro la había hecho más débil en cuanto a gestaciones.

"¡Harry, qué bueno que estás ac�!" exclamó Úrsula al ver a su marido en la oficina. "Recién terminé todo lo que me faltaba y estoy agotadísima."

"Lo suponía" dijo Harry poniéndose de pie para saludarla. Con suavidad la acercó hasta su cara y posó sus labios sobre los de ella, tal como lo hacían desde que se besaron por primera vez, en la oficina de Harry en San Mungo. "Pero aquí está tu salvador para rescatarte de las garras del trabajo."

"Tengo un gran salvador y por cierto muy guapo" dijo Úrsula aún sosteniéndose de su cuello.

"¡Qué va! Estoy cada día más viejo... mira, tengo la cara llena de arrugas" le contestó Harry.

"Jajaja, hablas como mi madre."

"Es cierto..." dijo Harry. Luego agregó: "A veces hablo como tu madre."

Más risas. Tomaron las cosas de Úrsula y salieron de la oficina. Subieron por el ascensor hasta el Londres muggle y se dirigieron a casa en el coche. Conversaban sobre la vuelta a Hogwarts de July y del turno de ambos aquel día, hasta que Harry se equivocó de tema.

"Me tocó también ir al piso donde están los bebés recién nacidos" le comentó mientras recorrían las calles de la ciudad a velocidad moderada. "Hoy llegaron dos especialmente enfermos. Una niña de tres meses y un niño de ocho días. La primera con viruela de Dragón (estaba completamente negra la pobre) y el segundo con gripe de gigante... (no sabes como eran los estornudos de esa pobre criatura¡enormes!)"

"Pobres..." comentó Úrsula, ensimismada en la conversación de Harry. No le gustaba hablar de ese tema, no de niños pequeños.

"Qué pena que no podamos haber tenido más hijos..." murmuró.

"Tú sabes porqué no pudimos, Harry" repuso Úrsula mirando hacia fuera. Unas gotas de lluvia comenzaron a acechar en el cielo.

"Lo sé... pero iba todo tan bien" su mirada se volvió neutra, observando el camino, pero sin ningún punto fijo por el cual orientarse. "No sé qué hicimos mal. A lo mejor no te cuidé bien, o quizás tú no... es decir..."

"¿Yo qué?" preguntó Úrsula volviendo su cara para enfrentarlo. "Harry, sabes que no fue culpa mía... yo simplemente no logré retenerlo más que cinco meses en mi vientre, y luego... luego ya no estaba; igual que July, pero July por lo menos estaba viva."

Las lágrimas se asomaron entonces por sus ojos, igual que las gotas de lluvia en la ventana. A Úrsula le dolía recordar esos momentos y a veces Harry no sabía ubicarse.

"Sé que no fue culpa tuya, amor."

"Es que lo dices como si yo... yo... hubiera querido perderlo" acotó, sin más deseos que de detener esa conversación.

"Lo siento, en verdad" le dijo Harry, sosteniéndole la mano para tranquilizarla. Luego se puso a pensar. "Ahora tendría nueve... ¿verdad?"

Úrsula no contestó. Era verdad, ahora su hijo Andrew tendría nueve.

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Notas de la autora: Hola a todas de nuevo. Gracias por la aceptación de esta segunda parte. Bien, ahora a lo de siempre y que me encanta...

Reviews:

kat: Hola, gracias por tu review. Eres la primera... XD Bueno, me alegro de que te haya gustado este chap, aunque por lo de las cosas malas no prometo mucho. Sólo les aseguro que no me volveré asesina en serie como en la primera parte. Saludos. Tanina Potter.

LunaPotter1: Gracias por tu review, que bueno que te haya gustado. Espero sigas leyendo. Saludos. Tanina Potter.

sophiegrint: Hola, gracias por escribirme. Que bueno que te haya agradado la primera parte de este fic, espero que la segunda te guste tanto o más. Saludos y ojalá sigas leyendo. Tanina Potter.

Lil Granger: Hola niña... XD ¿Cómo estás? Me causó un poco de risa eso de que te gusta Matt... no te enojes, lo digo porque dudo que el verdadero Matt sea de tu gusto. Es más, creo que tiene como 7 u 8 años... jejeje, es un vecino mío (Se llama Matthew Feliú, tiene apellido francés XDDDD) Pero el Matt de este fic es algo parecido a Hermione, aunque físicamente se parezca a "súper cejas". Y debo reconocer que a mí también me agrada XDDD... jeje¿te gustó el diminutivo? La verdad es que el nombre es algo largo, como el mío, así que siempre trato de acortarlos de la mejor manera. Hermione tiene 39 años en este fic... no es ni tan vieja, o si no pregúntale a J.K. Rowling que tuvo su último hijo el año pasado, y tiene más o menos su edad. No creo que sea de alto riesgo, pero las cosas que puedan pasar más adelante podrían causarle algunas molestias. Nada seguro. Gracias por los halagos, tú también escribes muy bien... �� es verdad, he leído tus fics y me parecen súper buenos. Yo también espero terminar pronto todos mis fics... pero no dudes en que lo haré, tarde o temprano. Cuídate mucho. Tanina Potter.

cervatilla: hola. Gracias por tu review... no creas que es tarde para leer "La vida continúa", nunca es tarde para nada. Espero también que este capítulo te agrade y que sigas leyendo. Saludos. Tanina Potter.

A. R. H. 1st.: Hola, que bueno verte después de nuestra conversación por MSN, y gracias por el review. Gracias también por los halagos, aunque curado signifique aquí "borracho" XDDDD Ya entendí que significa 'genial'. Y que bueno que te has fijado en la ortografía; dirás que soy maniática, pero me cargan también los fics o las historias con faltas de ortografía y si puedo corregirlos, lo hago. XP okey... Te prometo que no morirán muchos buenos, y los que mueran serán por causas nobles. Saludos y cuídate. Tanina Potter.

Josefina: Hi! Gracias por tu review. Bueno, Matt puede juzgar a su madre de muchas maneras, pero todo se complica cuando se tienen mals influencias. Ya verás por qué. Haré todo lo posible por cumplir tus deseos, y trataré de actualizar todos mis fics, aunque me lleve la vida en ello. XDDDDD No, espero que sea antes... Saludos y cuídate. Tanina Potter.

sarah-keyko: Gracias por escribir y por leer ambas historias, espero sigas leyendo los otros chaps. Saludos. Tanina Potter.