"HERENCIA DEL PASADO"
By Tanina Potter.
-Capítulo 4-
EL LEGADO DE BULGARIA.
(THE LEGACY OF BULGARIA)
"Lately I been walking in circles"
"¡Bienvenidos, bienvenidos a otro año más en Hogwarts!"
La multitud reunida en el Gran comedor guardó silencio al escuchar las palabras del director. Las cuatro casas, reunidas cada una en una mesa distinta, se disponían a celebrar el primer día de clases de aquel año y los ánimos estaban muy subidos. En la mesa de Gryffindor, July y Lilibeth terminaban de cuchichear con una risita cómplice antes de que algún profesor las reprendiera. El viaje les había resultado algo tedioso, porque la lluvia no los abandonó en todo el camino. La selección de los nuevos alumnos había pasado sin problemas y las mesas ya estaban completas; los profesores, cada uno sentado a algún lado del director, miraban con premura la casa que les correspondía. Snape, el viejo profesor de Pociones, aún estaba a cargo de la casa Slytherin; Ernie McMillan, profesor de Historia de la Magia (El Maestro Binns ya había comprendido por fin que no pertenecía a este mundo y se había ido luego de un exorcismo) estaba a cargo de la casa Hufflepuff; Greta Teabag, profesora de Encantamientos, era la jefa de la casa Ravenclaw y Ginny Malfoy, que en ese momento era reemplazada por la profesora de Adivinación, Parvati Patil, era la jefa de la casa Gryffindor.
Cómo si todo fuera cuestión de una sonrisa, el director del colegio continuó:
"De seguro, los viejos alumnos deben estar acostumbrados a la larga charla de cada año, pero los nuevos ni siquiera se han enterado" dijo, tomando algo de aire para continuar. "No pueden acercarse a los terrenos del bosque prohibido, como tampoco hacer hechizos en los pasillos y los que sean sorprendidos en ellos después de las nueve de la noche, tendrán el castigo que el señor Shulz les imponga" y dirigió la mirada al celador que por casi diez años había reemplazado al fallecido Filch. Su aspecto era casi tan hosco como el de su antecesor, pero tenía ciertas preferencias por los alumnos de Slytherin que no reparaba en mostrar. Mientras tanto, el director continuaba su discurso. "Bien, luego de los asuntos señalados, sólo me quedan dos cosas que decirles... ¡A comer!"
Varios rieron de buena gana y atacaron sus platos llenos que aparecían en ese instante. El director tenía casi las mismas mañas que poseyera Dumbledore por largos años, pero su aspecto menos chiflado causaba algo más de respeto en los padres de varios alumnos. No todos sabían, eso sí, que el nuevo director poseía un pequeño detalle que lo hacía diferente de los demás, pero los que estaban enterados, no ponían peros a la situación, siempre y cuando todo se controlara con seguridad. Y es que tener a un hombre lobo por director no era cosa de dejar a la suerte.
"Pareciera que el profesor Lupin se está recuperando recién de un día de luna llena" le susurró July a su amiga Lil mientras probaban de sus platos. "Me pregunto si Snape no le cambiará los ingredientes a la pócima para retrasar la recuperación."
"Ja... no lo sé, pero Snape se ha acostumbrado a ser la enfermera de Lupin desde hace mucho" comentó Lil, dejando escapar algunas risas.
El director volvió a alzarse de su silla y pronunció un nuevo discurso.
"Quiero dar la bienvenida nuevamente a un profesor que nos dejó un tiempo y que hoy vuelve para retomar sus clases" se movió hacia su derecha, indicando con su varita hacia la cerradura y se hizo un pequeño clic en ella. Al abrirse, un hombre de casi cuarenta años se asomó por ella y avanzó hasta la mesa de los profesores. Tenía el cabello oscuro y ligeramente ondulado; su rostro redondo estaba marcado por algunas arrugas cerca de los ojos y de su boca se desprendía una seductora sonrisa que Lil, July, Thomas y Alan ya conocían. "Profesor Longbottom..." dijo Lupin saludando a Neville. Luego se dirigió a los alumnos. "Denle la bienvenida al profesor Neville Longbottom, su nuevo profesor de Herbología."
Los aplausos se dispersaron por todo el salón. Neville sonreía y saludaba a la concurrencia como en el mejor de los recitales; varios sabían de su abierta personalidad que no tenía nada que ver con la del tímido niño que saliera de Hogwarts unas décadas atrás y sólo sonreían irónicamente con sus singulares comentarios. Neville era algo así como la segunda versión de Lockhart, pero mucho más simpático y cercano.
Cuando los alumnos se dirigieron a sus dormitorios, Lil y Ethan Brooks, el otro prefecto encargado, condujeron a los de primero a la sala común. Junto al retrato de la señora gorda, Thomas y Alan esperaban a las chicas para decirles algo.
"Mañana, July" dijo Alan acercándose a la chica de cabello azabache. "Supimos que tío Ron y tía Hermione tienen una cena con los del Ministerio de Magia y Matthew no irá por supuesto"
"¿De qué están hablando?" preguntó Lilibeth cuando les abrió la puerta a los estudiantes de primero y se aproximó a ellos. Juliet sonrió.
"Va a ser la única manera de verme con Matt durante el período escolar" dijo ella casi en un susurro. "Y los chicos me ayudarán."
"¿Te pidieron algo a cambio?" quiso saber su amiga. Sus primos pusieron cara de angelitos y negaron con la cabeza.
"Dijeron que lo pensarían" respondió July, mirando inquisitivamente a sus amigos.
"No será nada malo, July" dijo Thomas, mientras Alan asentía fervientemente con la cabeza. "Pronto te diremos."
"Está bien, pero sólo si el contacto resulta" les advirtió la chica.
Se despidieron de los gemelos y subieron a la sala común. Allí estaban sus compañeras de cuarto, Christine y Keira, ordenando ya sus ropas y sus libros. Cuando July se dispuso a hacer lo mismo, Keira se acercó a ella.
"¿Hace cuanto que tu papá trabaja en San Mungo?"
"Más de veinte años¿por qué?" preguntó July, algo extrañada por la pregunta de su compañera.
"Es que... mi abuelo estuvo hospitalizado ahí el año pasado" respondió Keira rápidamente. "Lo mordió un murciélago... pero nunca vi a tu padre por ahí."
"Debe ser porque casi siempre está en el ala de "daño por encantamientos" o en el segundo subsuelo, ocupándose de los cadáveres" dijo July sonriendo. Keira trató de aplacar una mueca de asco y sonrió también.
"¿Qué se trae ésta?" preguntó Lilibeth segundos después de que Keira dejara de interrogar a July sobre su padre y volviera a su cama. "¿Por qué tanta pregunta sobre tío Harry?"
"No lo sé..." respondió July. "Será que quiere hacerse curandera."
"¡Ja¿Esa¿Curandera?" preguntó Lil riendo con sorna. "No da una en pociones ni en transformaciones..."
"Ni en encantamientos ni en herbología..." completó July. "Pero papá era igual con Snape. Según lo que me dijo, le sacó lágrimas y sangre antes de aprobarlo. Pero ya ves, lleva más de veinte años en San Mungo y ningún problema."
"Lo sé, pero no me confío de ella" aseguró su pelirroja amiga. "Con lo zorra que es no dudaría en decir que le gusta tu padre..."
"¡Estás loca!" exclamó Juliet riendo ante la suposición de Lil. "¿Mi padre? Reconozco que es guapo y todo eso... pero... ya va para los cuarenta y está casado. Jamás se fijaría en una niñita tonta como Keira Hudson."
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Las puertas del Ministerio de la Magia le abrían paso nuevamente a Matthew, quien se aproximaba con una carpeta llena de papeles y recortes y el corazón más que apretado hacia el Departamento de deportes mágicos. Había tomado una decisión que sería crucial para sus próximos días. No le importaba a costa de qué o de cuáles sacrificios, pero entraría a formar parte del equipo de sus sueños: "Los Chudley Cannons". Ron se había puesto muy feliz por la noticia y le recordó que no se preocupara si no quedaba, él haría todos los contactos posibles. Pero a Matthew no le gustaba la idea de depender de unos simples contactos para quedar dentro del equipo, así que prefirió no aceptar la propuesta de su padre, aunque Ron estuviera en contra.
Se aproximó a la primera puerta a la derecha y con una mano temblorosa, golpeó. Los segundos se le hicieron interminables entre el silencio y la voz del director de equipos, Oliver Wood.
"Adelante"
Sin vacilar, abrió la puerta y contuvo la respiración, como si el dejar de hacerlo le impidiera mantenerse tranquilo. Wood estaba nuevamente sentado tras su escritorio, revisando algunos papeles y observando con minuciosidad un modelo a escala de una nueva escoba.
"Ah, señor Weasley" le dijo Wood en cuanto lo vio aparecer en el umbral. "Me estaba preguntando que habría sido de usted. Pero, siéntese por favor."
"Gracias"
Algo nervioso, Matthew tomó asiento frente al hombre y dejó las carpetas sobre la mesa. Cuando Wood dejó los papeles de lado, le enseñó el modelo a escala que sostenía en la mano.
"¿Te gusta?" Matthew le miró con duda. "Es la nueva "Cometa Ultra 3600". Un buen modelo desde que "Nimbus" sacó del mercado el modelo "Century 7". Bastante malo el sistema de frenos. La pondrán a la venta la próxima semana. Pero, dime¿ya has revisado a los equipos¿Cuál te ha gustado?"
"La verdad es que me siguen gustando los dos, pero creo que..."
Matthew se detuvo un momento al darse cuenta que un pequeño avión de papel entraba zumbando a la oficina de Wood. El hombre lo leyó en calma y puso cara de resignación.
"Bueno, no sé por cuál te hayas decidido, Matthew, pero creo que los Chudley Cannons ya han completado su equipo."
Matt lo miró con sorpresa. "¿Completó el equipo?"
"Sí, el hijo menor del entrenador cumplió ayer la mayoría de edad y pidió entrar al equipo" le explicó Wood, dejando el mensaje a un lado. "Así que espero que no te hayas desilusionado."
"Pues..."
"Aunque te digo que "Las águilas de Yorkshire" también son un buen equipo, pero si no te gusta..."
"No" respondió Matthew. "Es decir, me hubiera gustado entrar a los "Chudley", pero "Las águilas de Yorkshire" están bien."
"¿Estás seguro?" preguntó Wood, queriendo parecer inquisitivo.
"Sí, seguro."
Estaba algo decepcionado por lo ocurrido, pero de alguna manera la segunda opción no lo desilusionaba del todo. A Ron si que le hubiera desilusionado. En aquel equipo había practicado su verdadero padre y eso del recorte de periódico lo tenía intrigado. No había querido decirle nada a Hermione, pero ya llegaría el día en que las dudas se aclararían.
"Bien, entonces..." Wood tomó una pluma de la gaveta de su escritorio y anotó en un trozo de pergamino. "Aquí está la dirección de los campos en dónde practica el equipo. Debes hablar con Kent Jackson, el director o directamente con la entrenadora, Alicia Spinnet."
Matthew tomó el pergamino que Oliver le ofrecía y se despidió rápidamente, para dirigirse al lugar señalado. Abriéndose paso entre los dependientes del Ministerio y los mensajes alados que surcaban los pasillos como locos, subió por el antiguo ascensor hasta la superficie y se perdió entre la multitud londinense. Los nuevos tranvías muggles ya no se movían guiados por cables eléctricos si no por barras magnéticas sujetas al suelo que los hacían más silenciosos y veloces. Confundiéndose entre los que subían a uno de ellos, Matthew sacó de su bolsillo trasero una tarjeta magnética que deslizó por la ranura que cobraba los pasajes. Le pareció extraño que esta vez no le hiciera ningún problema, ya que siempre se quedaban pegadas o no entraban correctamente sus datos. Gracias a aquellos errores estaba registrado en el mundo muggle como "Nathus Weezly", un nombre que de verdad no le agradaba.
Cuando el tranvía llegó a una esquina del High London, Matthew bajó de un salto y se aproximó a la acera, ubicando las calles que había a su lado. Tuvo que subir unas cuantas calles más para encontrar una ligera loma repleta de basura, en la cual se observaba un cartel verde chillón que decía: "BASURAL CERRADO".
Revisó una vez más la dirección que Wood le había indicado y se sorprendió al ver que ambas correspondían. Se acercó unos pasos más y comprobó que una cadena unida con un gran candado le impedía la entrada. Tomándolo con cuidado, Matthew se dio cuenta que el candado contaba con unas rodelillas con letras, como en una caja fuerte. Seguramente había que poner alguna clave para entrar, lo que le desanimó un poco. Miró detenidamente el mensaje de Wood y se dio cuenta que unas nuevas letras aparecían en el papel.
"Por si no lo sabes, la clave es 'Quidditch'. Wood."Alzó una de las cejas, sonriendo y ubicó las letras en el orden correcto. El candado cedió entonces y las puertas del basural se abrieron de par en par. Lo que vio cruzando las puertas no fue precisamente un basural, sino una explanada verde donde se levantaban varias torres y arcos a su alrededor. Un edificio celeste se alzaba a su lado; no tenía más de un piso, pero era extenso horizontalmente. Al parecer estaban entrenando, porque el barullo que hacían los jugadores en el aire apagaba el resto de los ruidos de la ciudad. O quizás se debiese a los múltiples hechizos anti-sonoros que le habían aplicado al lugar. Se aproximó al corredor que daba al campo y buscó alguien con quien hablar.
"¡Dawson, muévete rápido¡Cuidado con la Bludger¿Quién demonios es el bateador¡Ah, Gordon, hasta que apareces!" gritaba una mujer a la orilla del campo. Una mujer de piel tostada y cabello oscuro, con las manos sobre las caderas y el ceño fruncido. No parecía tener muy buen carácter, pero Matthew recordó que tenía que hablar con alguien para saber si quedaba dentro del equipo.
"Disculpe..." dijo, acercándose a ella.
"¡Mueve tu trasero de ahí, Nokes!" exclamaba la mujer hacia uno de los cazadores que volaba sobre ellos. Cuando se dio cuenta de que tenía alguien a su lado, la expresión le cambió a una más agradable. "¿Qué quieres, muchacho?"
"Vengo por lo del puesto de buscador" respondió Matthew. "Hablé con el señor Wood y..."
"¡Ah! Sí, Oliver me acaba de mandar una lechuza" asintió Alicia. "¿Eres el hijo de Weasley, verdad?"
"Sí, Ronald Weasley"
"No te pareces mucho a él" aseguró la mujer.
"Eeehhh... me parezco más a mi madre" dijo Matthew. "Pero, quería saber sí..."
"Lo sé, vienes por lo del buscador" intervino Alicia. Sacó un silbato de su bolsillo y llamó al equipo a la superficie. Cuando todos se hubieron aproximado, la mujer siguió hablando. "Este es el equipo, Weasley. Dawson, Nokes y Hart son los cazadores" dijo enseñando a dos hombres y una mujer de cabellos cortos que sostenía una quaffle en su mano. "Gordon y Fisher, bateadores" los tipos parecían unas verdaderas moles con bat. "Y Spencer, el guardián."
Cada vez que Alicia le señalaba a los jugadores, Matthew asentía con un movimiento de cabeza. Algunos le contestaban, otros sólo movían sus cejas hacia arriba. Iban con túnicas de color azul fuerte cruzadas por dos franjas plateadas a la altura del pecho y botas negras.
"El último buscador que tuvimos era un verdadero fiasco" siguió Alicia. "Nos hizo perder cinco partidos seguidos porque según él no se le daba el entrenamiento suficiente. ¡Ja¡Pobre patán! Si cree que en las "Avispas de Wishbourne" va a irle mejor... está muy equivocado."
Los demás jugadores rieron socarronamente ante la sola mención de su ex compañero. Matthew asintió con una leve sonrisa y dejó que Alicia le explicara lo siguiente.
"Pero si tú, Weasley, quieres ganarte el respeto de todos nosotros, debes demostrar con creces que eres el mejor de todos."
Matthew asintió nuevamente.
"Y no te vayas a poner nervioso, como lo hacía tu padre cuando era guardián en el equipo de Gryffindor" concluyó Alicia, sonriendo con sorna. Matthew sabía algo de que su padre había sido guardián de su misma casa hace más de treinta años, pero también sabía que gracias a él, Gryffindor había ganado el último año el campeonato y eso lo ponía muy orgulloso. "Bien, Weasley... ve a vestidores, ahí te daremos el equipo de entrenamiento y volverás para probarnos que eres dignos de estar en las "Águilas de Yorkshire""
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"¡No tienes por qué gritar enfrente de nuestra hija!"
"¡No estoy gritando! Tú eres el que me pone los nervios de punta..."
Aún así, la niña no podía reprimir unos cuantos sollozos que escapaban por su boca a medida que la tensión crecía al otro lado de la habitación. Se tapó las orejas con las manos y comenzó a cantar melodías sin sentido. Esperaba que acabaran pronto, o que por lo menos su padre optara por irse al trabajo y que volviera en la tarde, algo más calmado. Siempre era así, desde que su madre mostrara que no le agradaba para nada la vida en el campo ni menos en un país tan distinto a su natal Inglaterra. Nunca pudo adaptarse, nunca pudo reprimir esos sentimientos de disgusto cuando le tocaba trabajar la tierra como el resto de las aldeanas, ni tampoco aguantar que el trabajo de su marido fuese más interesante que el de ella, como camarera de una vieja taberna campestre.
Sabía que su madre era citadina de nacimiento y que sólo por amor a su padre había aprobado vivir en aquel país, pero ya se estaba cansando y se le notaba en cada una de sus palabras cuando discutían.
De pronto todo se calmó y la puerta de su habitación se abrió hasta atrás, para dar paso a una de las figuras masculinas que habitaba en la casa: Charles.
"No llores, Nicole" le dijo, mientras acariciaba su cabeza. Le sacó las manos de las orejas y le secó las lágrimas con sus dedos, haciendo que su hija le mirara con agradecimiento.
"¿Por qué fue esta vez?" preguntó sin vacilación.
"Lo mismo de siempre..." respondió Charlie, abrazando a Nicole con cariño. "Tu madre y yo tenemos nuestras diferencias, pero ya pasará. No creas que tú tienes qué ver aquí¿eh?"
"No quiero que sigan discutiendo" dijo Nicole con pena.
"Créeme que yo tampoco" repuso Charlie, mirando hacia el frente sin un punto específico. "Pero a veces los grandes no logramos ponernos de acuerdo y discutimos... siento que tengas que escuchar todo esto."
El sonido de un llanto llegó hasta ellos y las pisadas de su madre se dirigieron hacia la habitación contigua. Edward, su hermano menor, tenía diez meses de edad y era casi tan pelirrojo como Charlie, su padre. En realidad, no se esperaban la llegada de un segundo niño, pero Charlie quería que su hija mayor, Nicole, tuviera alguien con quien compartir su niñez y así llegó Eddie, como ellos le decían de cariño.
"¡Nicole!" la voz de su madre llegó hasta la habitación y Charlie le dio una palmadita en la espalda para que fuera junto a ella.
"¿Sí?"
"Trae la manta de Eddie, parece que tiene frío" Nicole asintió y fue por la manta de su hermano, mientras escuchaba los incansables murmullos de su madre. "No tiene por qué compararme con ella... yo no soy ella... si quería una mujer que le recordara a cada minuto a esa muchachita..."
"¿Qué tanto murmuras, Françoise?" preguntó Charlie entrando en la habitación de su hijo menor. Su esposa le miró con disgusto, pero se contuvo de decirle algo. "Dame a Eddie, se te va a hacer tarde."
"Ni me lo recuerdes" repuso Françoise, dándole al niño. "Por tu culpa voy a llegar atrasada."
"¿Mi culpa?"
"Sí, y no me obligues a repetirte las razones" dijo la mujer, poniéndole la manta que Nicole le había dado al pequeño. Salió entonces hacia su dormitorio, murmurando aún, y dejando a Nicole y a su padre en el más completo silencio.
Sólo los balbuceos del pequeño rompieron aquel cristal de insonoridad y Charlie lo meció un poco más, para calmarlo.
"Te tengo una buena noticia" le dijo luego de ver que su hija volvía a ponerse sombría y triste.
"¿Qué cosa?" preguntó Nicole, como si nada en este mundo pudiera subirle el ánimo.
"Le escribí hace unas semanas al profesor Remus Lupin y me dijo que estaría encantado de recibirte en Hogwarts" respondió Charlie.
"¿El profesor Lupin?"
"Es el director del colegio donde van tus primos" repuso su padre. "Le expliqué que aquí no ibas a una escuela de magia como tal, pero que yo te he enseñado lo que sabes, y dijo que no había problema."
"¿En Inglaterra?" preguntó Nicole. "Eso significa que tendré que irme de aquí... pero yo no quiero dejar a mam�, ni a ti ni a Eddie tampoco."
"Será sólo por el período escolar" aclaró Charlie, meciendo suavemente a Edward. "Y si te aburres, puedes venir aquí en Navidad. No pasa nada, Nicole. Tu tía Ginny da clases en Hogwarts, podrás recurrir a ella cuando necesites algo."
Nicole se quedó pensativa, decidiendo entre aceptar la propuesta y sonreír o deprimirse un poco más por alejarse de quienes más quería. Sólo tenía doce años, y la mayor parte de ellos los había pasado en el campo, en Rumania, junto a sus padres y poco sabía de la vida en la ciudad. Había visitado unas cuantas veces a sus primos en Inglaterra, pero sólo por pocos días, lo que no le impedía disfrutar sin aburrirse. También mantenía relaciones con sus familiares en Egipto, tío Bill y su esposa Fleur, quienes tenían tres hijos más: Jean, Pierre y Gabrielle. En Inglaterra también estaban los hijos de Fred y Angelina: Richard y Paul, pero poco sabía de los hijos de tío Percy con Penélope Clearwater: Arthur y la pequeña Penélope, desde que él se hubiera alejado de la familia por apoyar a los del Ministerio.
No se convencía. Su padre le había hablado mil veces de Hogwarts y en esos momentos ella soñaba con estar ahí; pero ahora que las cosas en su casa estaban cada día más difíciles no quería separarse de Edward. Además, guardaba la secreta esperanza de que Charlie y Françoise dejaran sus diferencias y todo volviera a ser como antes.
"Nos iremos pasado mañana" dijo Charles, sacándola de sus cavilaciones. "Pasarás la noche en casa de tu tía Hermione y Ron te llevará luego a Hogwarts¿de acuerdo?"
"De acuerdo..."
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"Luna está más que cambiada¿eh?" dijo Ron antes de terminar su desayuno. La invitada del día anterior se había quedado varias horas junto a ellos recordando viejos tiempos y hablando sobre la familia, pero no había dejado de mirar a Ron en toda la noche, lo que había dejado algo cautelosa a Hermione. "Y escribe literatura erótica... ¿Te gustaría que compráramos el libro?"
"¿Quieres comprar un libro, Ron¿Desde cuando lees tan seguido?" preguntó Hermione desde el otro extremo de la mesa.
"Oh, vamos, Hermione" dijo Ron sonriendo mientras terminaba de tragar su hogaza de pan. "Lo compraremos para que lo leamos juntos, en la cama... por las noches..."
Hermione se puso algo colorada y bajó la vista.
"No hables babosadas" dijo después de hacer como que quitaba la mantequilla de un lugar para ponerlo en otro. "No logro imaginar qué historias puede contar Luna en sus libros"
"¿Por qué lo dices?" preguntó Ron, sonriendo vagamente. "Luna está muy cambiada, como te dije... está más... mmm... sexy, y eso podría haberla ayudado a tener base para su libro"
"Sexy¿eh?" dijo Hermione frunciendo el ceño. Se levantó de la mesa en un intento de huir de la conversación, pero Ron fue más rápido y la retuvo por un brazo.
"Pero tú eres más sexy que ella" repuso, poniendo una voz bastante más profunda y varonil.
"Mmm..."
"Sobre todo con ese pijama de franela celeste que te pones en invierno... con ese cuello bordado, como de abuelita..."
"Oh, Ron, deja de hacerme bromas" exclamó Hermione, soltándose de su marido y riendo por el comentario.
"¿Aún te cae mal?" preguntó Ron aproximándose a su mujer. "Digo, por qué cuando éramos chicos decías que estaba loca y que su presencia perturbaba al ED"
"Eso lo decía porque Luna estaba enamorada de ti y yo estaba celosa" dijo Hermione, volteándose hacia Ron y dejándolo perplejo. "¿A poco nunca te diste cuenta?"
"No... para nada" respondió el pelirrojo, poniéndose a pensar por un momento. "Entonces por eso te caía mal... y ahora estás molesta porque yo dije que era sexy"
"No me molesté porque dijeras que era sexy" repuso Hermione. Ron la miró con curiosidad. "Si no porque ayer no te quitó los ojos de encima y te coqueteó descaradamente mientras tú le hablabas de Quidditch"
Ron no supo que decir. Hermione estaba haciéndole una escena de celos después de muchos años y eso le descolocó algo. Al final decidió sonreír y abrazarla con fuerza.
"No te pongas celosa, Hermi" le dijo mientras la besaba en los labios. "Tú eres la única que me interesa y además, ayer yo no tenía ojos más que para ti"
"Eso espero" dijo Hermione sonriendo amablemente y respondiendo al afectuoso beso.
"Ahora me voy porque aún me quedan bastantes trámites que hacer y muchos huevos que revisar" dijo Ron, volviendo a besarla y dándole un pequeño pellizco en el trasero que la hizo saltar brevemente.
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El aire helado le calaba los huesos mientras montaba la escoba, sobrevolando el campo de Quidditch. El resto del equipo hacía su entrenamiento un poco más abajo que él y llevaban un buen rato marcando tantos para ambos lados. Pero de la snitch ni luces. Gordon le envió una Bludger que pasó zumbando junto a su oreja y si no se ponía alerta, ésta volvería a atacarlo. Describió círculos en el cielo, zigzagueando hacia los postes del otro lado. Tenía que encontrar cuanto antes la snitch, antes de que...
Y de pronto la vio, junto a la escoba de Hart, una de las cazadoras. Se dirigió hacia ella con velocidad, intentando esquivar las nuevas Bludgers que los bateadores le habían lanzado. Se acercaba, estiró la mano. Pero luego se dio cuenta de que no sólo su mano estaba estirada. El resto del equipo también iba por la pequeña pelota alada e intentaban quitársela.
"Vamos, Weasley... demuestra que no sólo juegas como los niños en el colegio" le dijo Dawson a su lado, riendo socarronamente.
Matthew frunció el ceño y aumentó la velocidad de su escoba. La pelota hizo un giro rápido a la izquierda y él la siguió con firmeza, al igual que el resto del equipo. Pero tenía que hacer algo para sacárselos de encima. Con un brusco movimiento, Matt giró esta vez a la derecha y se lanzó en picada hacia la superficie. Parecía que no llevaba escoba, ya que se movía con tanta agilidad que cualquiera hubiera pensado que era ingrávido. El suelo estaba a tres metros... dos... uno... y en el momento que todos pensaban que Matthew se estrellaría contra el piso, levantó el palo de su escoba y ascendió por los cielos como un pájaro que remonta su vuelo. Los otros jugadores quedaron atónitos ante tamaña maniobra y sin poder evitarlo, cayeron al suelo, estrellándose contra el terreno. Matthew entonces volvió a dirigir su mirada a la snitch alada que giraba rápidamente cerca de los postes de anotación y voló hacia ella, estirando el brazo.
Segundos después, Matthew sostenía la snitch en su mano y bajaba lentamente hacia la superficie, mientras Alicia pitaba el silbato para dar a entender que el partido había terminado.
"Muy bien, Weasley" le dijo al ver que Matt se acercaba a ella con júbilo. "Esa jugada estuvo buenísima¿dónde la aprendiste?"
"Me la enseñó tío Harry" respondió éste.
"¿Potter? No lo dudo, él era muy buen buscador" repuso Alicia. "Pero él tenía otro estilo... ¿sabes a quien me has recordado?"
Matthew negó con la cabeza.
"A Viktor Krum…" respondió Alicia. "Era famoso por esa jugada, el "Amago de Wronski""
Quizás Alicia tenía razón y Harry había aprendido esa jugada viendo a Viktor Krum. Qué poco le conocía, sin duda Hermione no le había hablado casi nada de su verdadero padre.
Los demás jugadores se acercaron hasta ellos, limpiándose las heridas y raspones sufridos en la caída. El guardián del equipo, Adam Spencer, le habló a Alicia al oído y esta asintió, sonriendo.
"Bien, Weasley, desde mañana comienzan los entrenamientos. Llévate el equipo para que te lo ajusten a tu medida y dile a tu padre que comience a deprimirse..."
Matthew la miró con duda, por lo que Alicia siguió explicándole.
"A Ron le encantan los "Chudley Cannons"¿no?" preguntó la mujer y Matt asintió. "Pues dile que su hijo está en el equipo contrario, en las "Águilas de Yorkshire""
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Notas de la Autora: Hola, pues la demora no ha sido tanta... ¿eh? (Es que lo tenía listo hace mucho) y espero que les agrade.
Reviews:
Ruri Duncan: Ame! Tantas lunas... Y.Y Se echa mucho de menos a la "matriarca" de Hoggy¿eh? Jajaja, espero que el Kezo no escuche tu declaración sobre Matthew o se pondrá celoso... jejeje (broma) Bueno, Raven va bien, creo que es una de las casas más organizadas del grupo, con decirte que la vicky ya compró las lanas para las bufandas y estamos juntando plata para las telas de las túnicas. En Maxicine están contentos con nuestra propuesta y sólo estamos esperando que la Warner nos dé el sí... jejejeje. Ojalá nos veamos luego. Saludos y besos. Tanina Potter.
Saray: Hola, gracias por tu review. Bueno, sí, aquí está la continuación y el capítulo 4... espero que te agrade, sinceramente. Saludos. Tanina Potter.
cervatilla: Hola, jajajaja¿Cómo no va a insistir con los Chudley Cannons si es su equipo favorito? Y todo eso se lo ha inculcado a Matthew, que también es su admirador. Luna es casi tan parecida a lo que fue cuando niña, pero toda esa ensoñación la convirtió ahora en personalidad. Aunque pueda que esconda también un ligero secretito. Sigue imaginando la cara de Ron, que pronto la leerás. Saludos. Tanina Potter.
sarah-keyko: Hola, gracias por el review. Pues Harry y Úrsula tendrán que enfrentarse a algunos problemas, pero nada imposible de solucionar. Y Luna... jejejeje, no le hará daño a Ron... quizás cosquillas, pero nada más. Saludos. Tanina Potter.
kat: Hola, disculpa la demora, pero la Universidad me tiene atada de manos. Los que creen que estudiar Literatura es fácil están muy equivocados. No te puedo decir a quien voy a matar... aún no, pero puede que dé pistas de vez en cuando. Y sobre tu post-data... jejejeje, eres muy observadora¿eh? Me gusta eso de mis lectores, que se fijen en lo que leen... Mmm... te responderé: Sí. Pero no se lo digas a nadie. Saludos. Tanina Potter.
Josefina: Hola, bueno, mientras July esté en Hogwarts no podrá ver a Matt tan seguido, pero cómo dijo ella: "En Hogwarts nada es imposible" y con la ayuda de sus amigos Thomas y Alan podrá hacer posible lo imposible. Luna no será una rompe-hogares, ya que Ron siempre estará enamorado de Herm... la rompe-hogares es otra y de otro hogar. Espero que este capítulo te agrade también. Saludos. Tanina Potter.
Katie lupin: niña, igual se te echa de menos... con todos los nuevos que hay ahora, te prometo que vuelvo a sentirme isla, y ya que tú eres otra isla, extraño nuestro archipiélago. XDDDDDDD Sé que mis historias no tienen tanto peso literario como las tuyas, pero se hace lo que se puede y se agradece la mentirijilla piadosa. Ya, amigui, cuídese. Saludos. Tanina Potter.
Lucy McGonagall: jejejeje, hola niña... sí pues, Luna escribe libros eróticos (XD Yo y mi imaginación loca) Espero que te guste este siguiente capítulo. Cuídate y nos vemos el sábado. Saludos. Tanina Potter.
Lil Granger: hola... jejejeje, aparecimos las dos locas. XDDDD ¿sabes quién es el padre de Ignatius¿estás segura? Bueno, Hermione volverá a tener celos, a decir verdad tendrá los celos que no tuvo en el fic anterior, pero ella sabe que Ron la ama por sobre todas las cosas (música romántica de fondo) Oh, no te preocupes por tu letra, te puedo asegurar que la letra de las mujeres es mucho, pero mucho más inteligible que la de los hombres y no me costará leerla. Espero que te guste este capítulo y no desesperes por el otro fic, que ya se viene el esperado final XDDD Saludos y cuídate. Tanina Potter.
