Amando al enemigo

por: Tiff

El "Asesino Ingles" era el objeto de las investigaciones y la charla de todos los noticieros el lunes por la mañana. La policía había recibido una llamada anónima de un teléfono público de la lejanía, diciendo quién había cometido aquel brutal crimen.

Todos los televidentes observaban asombrados e indignados, las fotografías de los dos magnates que habían sido asesinado aquella noche fatídica, induciéndolos a las platicas y a la curiosidad morbosa. Las personas de ese tranquilo lugar en Japón, no estaban muy habituados a tener a un asesino entre la multitud. Siempre había sido una comunidad aislada del demás mundo, por lo cual muchas personas estaban agradecidas.

Sin embargo, la noticia de algo nuevo, fuera de los leves accidentes automovilísticos, causaba gran revuelo en la población. Al ser un lugar pequeño, los rumores se esparcían con facilidad. Las tabernas y restaurantes estaban abarrotados la mayor parte del tiempo, especulando sobre las posibles razones de lo sucedido.

Muchos hablaban de una posible venganza pasional. Los residentes del lugar estaban acostumbrados a encontrar a algunos extranjeros por el lugar, lo que alborotaba mucho a las mujeres solteronas ó aburridas del matrimonio.

Otros más sensatos, hablaban de problemas de dinero, aunque muchos descartaban esa idea, ya que los emporios Daidouji eran de los más grandes del país. Otros hablaban de problemas con el narcotráfico...

Eriol Hiragizawa hacía una mueca burlonamente, cada vez que oía los comentarios de las personas que no tenían nada que hacer, mientras caminaba por las calles de la ciudad sin preocupación alguna. Parecía divertirse ante la idea de ser el centro de atención.

Él mismo había llamado a la jefatura, diciendo quien había cometido el asesinato. Se burló del nuevo policía a cargo del caso, y estuvo pegado al auricular lo más que pudo para que pudieran rastrear la llamada.

Al llegar los policías al lugar, se había marchado. Le encantaba traer detrás de él a la gente tonta, le encantaba sembrar pánico entre los lugareños, habituados a una vida tediosamente rutinaria. Él decía, que solo les llevaba un poco de emoción a sus aburridas vidas.

También a la suya claro. Cuando no tenía trabajos pendientes, se la pasaba todo el día deambulando por la ciudad, a veces acompañado por Li, otras solo, tomando en algún bar de mala muerte.

Había demostrado que no le importaba deshacerse de los vagos, aunque eso significara "matar sin pagar". Muchos valientes (por no decir estúpidos) se habían enfrentado a él, pero más valían las técnicas que el ojiazul utilizaba, que la fuerza bruta que el otro presumía de poseer. Por ello, muchos de los hombres que lo conocían, huían de él, sin atreverse a acercársele, dejándolo solo en la barra, donde se le atendía mejor que a los demás.

Sin embargo, le gustaban mucho más los lugares solitarios, y mientras más oscuros mejor. Sentía que esa era su naturaleza, que algo tan malvado como él, no podía provenir de la luz
Por su parte, Shaoran Li se sentía muy aliviado desde que había encontrado de nuevo a su jefe. Había llegado a su casa, sin previo aviso, con una herida en uno de sus hombros, ya casi reestablecida completamente.

Quién lo hubiera curado, era sin duda un experto cirujano. Había sacado la bala, e incluso había reconstruido parte del tejido dañado. Sin embargo, él no se veía nada bien. Estaba más pálido de lo habitual, y mucho más distante que antes.

Li supuso, que le habían dañado más el orgullo que el brazo. Jamás se había visto en una situación así desde que lo capturaron por primera vez. Nunca había pedido el auxilio de ninguna persona, y mucho menos a Shaoran. Su ego estaba seriamente dañado, y no todo en él se reparaba con una simple cirugía.

Había mencionado algo de una persona. Más concretamente una mujer que lo había recogido. Cuando le había preguntado como era, él solo le había respondido:

"Tenía unos hermosos ojos ametistas"

Jamás lo había oído dirigirse de esa manera a ninguna cosa. Para él todas las cosas carecían de belleza (excepto un crimen bien realizado) pero no le tomo mucha importancia, ya que el pobre había estado moribundo.

Pero había valido la pena. Lo mejor había venido a su regreso: La paga.

En realidad que esta era realmente jugosa. Jamás les habían dado tanto en una sola misión, la persona que quisiera fuera a los Daidouji, debía de tener una razón sobrehumana para haber dado tanto por solo dos personas. Y aunque tenían mucha curiosidad por saber de quien se trataba, se quedaron callados y sin preguntar, eso decían las reglas.

¿Que importaba cuales fueran los motivos? ¿Que más daba si su victima poseía dinero, propiedades, incluso una familia? Para aquellos asesinos entrenados, el dinero importaba más que cualquier vida humana. Y lo habían demostrado infinidad de veces.

-Te encanta ser el centro de atención.- Shaoran Li acababa de apagar el televisor, después de ver en un reportaje en uno de los famosos noticieros vespertinos. A decir verdad, le gustaba ver el como la gente oportunista sacaba falsas historias en la pantalla, buscando la oportunidad de dinero fácil.

Las historias eran en verdad sorprendentes, habían llegado a transmitir incluso, que aquel asesino, era un demonio.

Vaya idea más absurda. ¡Lo peor era que algunas personas lo creían!

-Solo me divierto.-contestó el ojiazul con sorna.

-Seguro fuiste tú él que llamó para decir quién había cometido tal acto.-

-No me gusta que otros se lleven la fama.-

-Creo que te faltó otro año en el hospital mental.

-Talvez.- Eriol Hiragizawa se la había pasado toda la tarde en la mesa del comedor, que era cubierta por todos lados de billetes verdes. Después de asesinar a las personas, el pasatiempo favorito de Eriol, era contar una y otra vez su dinero.

Y cuanto más mejor.

-No puedo creer que esta sea tu idea de diversión.- dijo Li mientras se estiraba y bostezaba perezosamente. -¡Vamos a gastar nuestro dinero!-

-¿Que tienes en mente?-

-¿Porque no vamos a tomar un trago?- exclamó él emocionado, saltando del sillón.

Eriol suspiró. ¿Porque siempre le daba a escoger? Sabía la respuesta que el castaño siempre le daba, mientras sus ojos se iluminaban. Le encantaba tomar en algún lugar, y desvivirse toda la noche bailando con cualquier chica sexy que se encontraba en la pista. Debía de haber aprendido a no preguntar después de tantas veces.

-Hoy no tengo ganas, ve tú.- respondió sin voltear.

-No seas aguafiestas. ¡Tenemos que festejar! ¡Jamás nos habían dado tanto!- en eso tenía razón. Talvez un par de tragos no le harían daño.

-No me quedaré mucho tiempo.-

-Lo sé. Tú eres quien se pierde toda la diversión.-

Al poco rato los dos llegaban a uno de los lugares más costosos de la ciudad. La verdad, a Li le encantaba visitar los lugares más exclusivos. Según él, era adonde asistían las mujeres más hermosas, y tenían dinero para gastar.

La música en el interior del lugar era estridente, se respiraba una atmósfera densa y muy cargada por humo de tabaco. Las luces que se producían en las alturas, caían sobre una gran pista en el centro del lugar, donde se revolvían decenas de cuerpos en una danza alucinante.

-Esto es genial.- le grito Li a solo unos centímetros del oído, con un gesto de deleite en el rostro.

-Como sea.- esa era la respuesta de siempre que Eriol utilizaba cuando algo no le interesaba (que era casi todo)

Se separó del chico, y sin ver a los demás en sus idas y venidas, se aproximo a la barra, en donde se acomodo en uno de los rincones solitarios. La mujer detrás de la barra lo atendió rápidamente, mostrando sus voluptuosidades con descaro.

-¿Que te sirvo cariño?- Eriol la miró con un gesto gélido e inhumano, ella retrocedió asustada.

-Lo más fuerte que tengas.- la mujer se fue, y regresó al poco rato con un vaso, entregándoselo con mano temblorosa.

-¿Algo más?- el joven ya no respondió, ni siquiera la miró. Se levantó, y se ocultó en uno de los rincones más oscuros del lugar, recargado contra la pared.

Así se la pasaba la mayoría de las veces que acompañaba a Li. El castaño bailando en seguida con alguna mujer, y él, en una esquina observando sin interés a las personas de su alrededor.

Y es que nunca encontraba nada diferente, un montón de gente por aquí ó por allá, bailando, hablando tomando, ó parejas inmiscuidas en sus asuntos, en lugares poco visibles.

Ninguna mujer le había llamado la atención de una manera destacable. Podía tener con solo una mirada intensa, a cualquier mujer que quisiera.

El joven tenía en verdad algo irresistible. Era extremadamente apuesto, y ese toque de misterio, lo hacían susceptible a las miradas femeninas a donde quiera que acudía. Y esa noche, no era la excepción.

Por la mirada que muchas chicas lanzaban hacía su rincón, podía decir que era protagonista de la conversación entre los grupos de féminas.

A veces evitaba sus ojos constantes. En otras ocasiones, le divertía el efecto que podía tener su mirada bajo aquellas circunstancias: risas nerviosas, sonrojos constantes y cuchicheos repentinos.

Pero ninguna se arriesgaba a acercarse a él, lo cual agradecía en sobremanera. Le disgustaba tratar con niñas tontas; lo único que ganarían sería una mirada funesta, y un gruñido de "esfúmate".

Volteó su mirada hacía la pista de baile, y se encontró con Shaoran, que bailaba animadamente al lado de una castaña de ojos esmeraldas.

Era una chica muy linda. Tenía que admitirlo, su compañero tenía muy buenos gustos. Se le hizo extraño el ver sonreír a su amigo infantilmente, parecía que por primera vez se divertía hablando con una de sus presas.

Recorrió de nuevo la pista distraídamente, después de tomar otro trago, cuando la vio...

Ahí estaba, en medio de toda esa masa de gente. Moviéndose sensualmente al ritmo de la sugestiva música, sola, como si nadie se atreviera a tocarla.

Claro que la había visto ya, en algún otro lado. Esa mujer de movimientos cautivantes, era la misma que se le había presentado después de salir de la oscuridad de su inconciencia. La que había observado tan detenidamente por algunos momentos, asombrado por su belleza.

Su estomago se revolvió. ¡Que extraño se sentía!

¿Había tomado demasiado? No, apenas llevaba una copa. ¿Se había mareado con aquel ambiente? Era probable, aunque nunca le había pasado, estaba acostumbrado a esa atmósfera.

¿Que había sido entonces?

Se le quedó mirando por largo rato, embelesado por su baile sensual. Como si solo ella existiera, en aquel mar de luces y cuerpos.

La música se detuvo, y cambió de ritmo. Ella abrió los ojos, reflejando sus luces ametistas. Limpió el sudor de su frente, y miró a su alrededor.

Una extrañeza se dibujó en su rostro cuando lo alcanzó a divisar entre las sombras. Lo miró un rato y... una hermosa sonrisa se dibujo en su rostro.

Se abrió paso entre las personas que se cerraban delante de ella, y con altivez y paso seguro, se dirigió hacia donde estaba el ojiazul...
Continuara...

Aiya!!! O_O dios mío...esto es un milagro!!! No me tarde tanto!!!(tanto ¬_¬), bueno, el caso es que no me tarde todo un mes en escribir algo nuevo (creo), y eso ya es un avance...de hecho, en estos momentos debería estar estudiando biología, y véanme nada más, mi mamá me cacha y me mata...pero es que este fic me gusta tanto!! y ya se me ocurrieron varias ideas para incluir...espero que no se les haga aburrido...

Por cierto ¡¡¡les agradezco todos los reviews!!! ¡_¡ en serio que me gusta mucho escuchar sus opiniones, además de que me animan a seguir!

Gracias a: Tomoe Himura, engel hope, carrie, ana, karlak, Morgaine, Zaky, The Dark, Kazy y Yuki y MarthysCcs gracias por los reviews!!! ^0^ Espero subir muy pronto el próximo capitulo (si tengo más reviews mejor...~_^) Casi me olvido!! en este cap. no hubo mucha acción entre S+S en el próximo saldrá como se conocen, lo que Li piensa de ella, etc...denme algunas ideas!!! Namárië!! Tiff