Amando al Enemigo

Por: Tiff

-Buenos días Detective.- una característica voz siseante, amable, talvez un poco melosa, y muy extraña, se escuchó al otro lado de la bocina, en el preciso momento en que Yue Tsukishiro entraba a su oficina a tempranas horas de la mañana, con un café en mano, en la jefatura de policía.

-Buen día joven Ingles.- contestó en voz igualmente cortes el platino, mientras su acostumbrado buen humor desaparecía. Con un gesto ordeno a su asistente, Touya Kinomoto, que acababa de entrar a la estancia, para que empezara a rastrear la llamada desde uno de los aparatos en la esquina.

-Creo que no tiene caso que se preocupe por tratar de rastrear mi llamada, lo a intentado otras veces y no a funcionado...debería de ir pensando en otro método, pensé que era usted una persona mucho más ingeniosa.- Yue suspiró exasperado, odiaba tener que escuchar esa voz burlona y sarcástica siempre que tenía un nuevo caso bajo la mano. Con otra seña, le ordenó a Touya que dejara lo que le había encomendado.

-¿De nuevo para confesar?.-

-Ya sabe que no me gusta que se roben mi gloria.- dijo el asesino, en un tono orgulloso. -Aunque creo que los noticieros no necesitan mi confirmación.-

El joven tenía razón. Desde la mañana pasada en la que se habían descubierto los cuerpos de los Daidouji en su mansión, brutalmente asesinados, todas las noticias se habían disparado con millones de teorías y todas las personas sin excepción alguna, acusaban sin demora al 'Asesino Ingles'.

-¿En donde esta el niño?-

-¡Vaya detective! ¡Pensé que sería un poco más suspicaz! ¿Qué le hace pensar que le voy a dar la información?-

-¿Para que lo quieres?-

-¿Quererlo yo? Para nada, a mi no me sirve un chiquillo. De lo que puede estar seguro es de que a ese niño no lo vuelve a ver.-

-¿Qué le has hecho?-

-Ese es mi asunto. Solo preocúpese por admirar la obra que le deje en la mansión de los Daidouji.-

-No se porque te sientes tan orgulloso de un acto así...-exclamó el detective un poco irritado, al notar la aparente calma de su rival.

-Porque para mi esto es un arte mi querido compañero. Y las personas deberían de verlo como tal. No sabe lo bien que se siente ver tu trabajo bien realizado bajo tus pies, y después recibir reconocimiento por ello.-

-Lo que usted hace no es arte, es un acto vulgar, sádico e inhumano.-

-Yo ya estoy por encima de lo humano... además, confiéseme ¿Lo que usted hace es diferente? ¿No mata igualmente a las personas y alardea pomposamente por su impecable trabajo?.-

-Yo solo acabo con los criminales.- dijo Yue calmadamente, pensando detenidamente en su respuesta.

-Yo también amigo mío. Los Daidouji no eran ningunos santos, y a los dos nos consta.-

-No tenías derecho a arrebatar una vida humana.-

-Tu tampoco la tienes, y sin embargo lo hiciste.- contestó la voz del otro lado del teléfono, tornandose seria, y perdiendo de repente su tono amenazador.

-¿Quién eres?.- comentó extrañado el policía.

-Yue Tsukishiro, espero que no te hallas olvidado de mi...sería una pena matar a alguien sin saber siquiera porque está pagando el pecado.-

-No te será tan fácil apartarme del camino.-

-Talvez no. Pero al final siempre logro mi objetivo. Mejor hubiera sido para usted que no se hubiera dejado conocer nunca, ahora que se donde está no descansare hasta acabar con su vida. Solo le puedo recomendar una cosa: Huya. Huya y aléjese lo más que pueda de este puesto y si puede de este país. Si lo encuentro, primero lo mato y luego cobro mi venganza.-

-No te tengo miedo y lo sabes.- dijo Yue desafiadoramente, sin inmutarse por aquella sentencia.

-Debería detective...debería.- hizo una pequeña pausa en la que se oyó algo extraño del otro lado, y después replicó con un tono frío y extraño. -Que tenga buen día.-

Yue dejó el auricular en su lugar al escuchar el tono de marcado. Se sentó en su silla favorita frente a la ventana, y cruzó los dedos recargándose sobre su escritorio de roble.

-¿Era él?- Touya Kinomoto había llegado al mismo tiempo que su jefe, con un gran fólder con papeles bajo el brazo.

-Si. Ya sabes que al muy bastardo le encanta alardear. Cuando lo atrape haré que se trague sus palabras una por una.-

-Lo se.- dijo con una sonrisa que tranquilizo al ojiazul.-Por cierto, estuve buscando anoche todo lo que me pediste.-

-¿En serio? ¿Encontraste algo?-

-Nada.- renegó el moreno con la cabeza, algo desilusionado.

-¿Desde cuando buscaste?-

-Desde el año de 1994 como me dijiste. Revise todos los archivos que pude desde esa fecha, y no hay nadie con el perfil psicológico que me pides.-

-¿Y en el hospital mental?.-

-Tampoco. No hay nadie. Revise en todas las prisiones que pude encontrar de este lado del continente, en los archivos pasados de la policía, incluso en los periódicos que pude encontrar en la hemeroteca. Pero el tipo que buscas no existe. Por lo menos no en donde estamos buscando.-

-Debe de estar en algún lado. Estoy completamente seguro que este asesino ya estuvo encerrado, lo conocí alguna vez, incluso llegue a hablar con él.-

-¿Como se llamaba entonces?- preguntó Touya impaciente.

-Es lo que no logro recordar.-

Kinomoto iba a replicar, pero fue detenido por el repentino abrir de la puerta. Dos personas se presentaron sin previo aviso bruscamente.

Sonomi Daidouji y su sobrino Satoshi Daidouji ya habían estado en ese lugar la tarde anterior, después de enterarse de la desaparición de Tomoyo. Los noticieros no tenían conocimiento de este acontecimiento, ya que la familia no había querido que se hiciera público. Estaban seguros de que los asesinos iban por la familia Daidouji. Decir a voz pública que una de las herederas estaba perdida, daría revuelo a todas las especulaciones.

-¿En donde está mi hija? ¿Ya le encontraron?- preguntó Sonomi, la madre de la joven, muy alterada, apretujando sus manos con fuerza.

-No se angustie más señora Daidouji.-la calmó el jefe del caso, acomodando su cabellera plateada con la mano.-Ella misma llamó esta mañana informándonos que esta bien.-

La cara de la mujer se ilumino. -Ya la trajeron de regreso ¿verdad?-

-No. Desgraciadamente no quiso informarnos su paradero, dice que por su propia seguridad.-

-¡¿Por qué no rastrearon la llamada?! ¡Podría estar secuestrada y podrían estarla obligando a decir todas esas cosas!-

-He trabajado muchos años en esto créame, y las personas secuestradas no actúan con tan calma y serenidad. Ella está bien en donde se encuentre, eso puedo asegurárselo.- Sonomi se desplomó en el sillón, sollozando con las manos sobre su rostro. Había perdido su delicadeza y fortaleza de mujer de negocios, convirtiéndose en solo una presa asustada de algún cazador, que le había arrebatado sin compasión, el único tesoro preciado que tenía en su vida.

Sonomi Daidouji se había ocupado por muchos años de los asuntos legales de la compañía. Se encargaba de las demandas por parte de los trabajadores, las pláticas importantes con los empresarios extranjeros, y una que otra vez de sacar de líos a sus propios hermanos, envueltos siempre en el lavado de dinero, ó acusados no pocas veces de narcotráfico. Ella era la menor de cinco hermanos, todos ellos inmiscuidos en la compañía. Se había casado a los veinticinco y había enviudado rápidamente a causa de un asalto a su hogar a los treinta. Su única hija y heredera, había vivido a salvo desde entonces, sola, en una región apartada de su hogar. Se le prohibía decir su apellido, y si era posible, de salir a la calle, muy pocos la conocían de rostro, y procuraba mantener sus fotografías a salvo de la prensa. La habría tenido vigilada, pero eso le levantaría muchas sospechas. Estaba lamentando eso en aquellos momentos.

El joven que había entrado con ella igualmente angustiado, era Satoshi Daidouji, un joven no mayor de los veinticinco años, de cabello rubio, mirada ametista y facciones apuestas. Él era el heredero del cuarto hermano de la familia: Miroku Daidouji. Había quedado huérfano desde muy pequeño, al fallecer su padre y su madre en un accidente automovilístico, dejándolo con todas las acciones que poseían entonces. Sin embargo, al ser tan joven y no poderse hacer cargo de ellas, le fueron otorgadas, hasta que cumpliera la mayoría de edad, al tercer hermano: Kotaro Daidouji, así también como su propia custodia. En su niñez fue muy despreciado y degradado por aquella familia, ya que lo consideraban como un obstáculo para una herencia mayor. Gracias a los malos tratos y a la vida falta de amor, el joven creció como una persona asustadiza e indecisa, con poca confianza en si mismo, y al parecer poca capacidad en los negocios. Su tendencia artística inclinada hacia la actuación, era el único medio que tenía para sobresalir en el mundo de los magnates.

Además de todo, adoraba a su tía y a su prima: Sonomi y Tomoyo Daidouji eran las únicas que le habían sabido enseñar a ser una familia de verdad, y las verdaderas atenciones de las personas que te quieren por quien eres, y no por lo que posees ó lo que dejas de poseer.

Por eso estaba tan preocupado. Su cabello dorado estaba revuelto sobre su cabeza, y sus ojos ametistas estaban asustados y fijaban su resplandor de un lado a otro, sin permanecer quietos un momento.

-¡Tienen que encontrarla!- demandó el joven con una mirada iracunda y las facciones contorsionadas.

Touya se adelantó, pero Yue lo detuvo con una mirada.

-Ya no te preocupes. No descansaremos hasta regresarla a su casa sana y salva, sin importar lo que cueste.- aseguró el platino, con un gesto sereno e inmaculado.

La mujer dejó de sollozar, y el joven aflojó los puños devolviéndole el color a sus nudillos blancos.

-Por favor Detective Tsukishiro, no deje que la maten.- suplicó Sonomi, con las manos aferradas a su pecho.

-No lo haré.-

El semblante de la mujer por fin se relajo derrotado, ya nada podía hacer en ese lugar, solo estorbaría con sus suplicas y azoraría a todos con sus cuestiones. Sin decir palabra se levantó, y a paso titubeante se fue alejando lentamente.

-Tráigala de regreso detective.- susurró Satoshi pegando su vista al suelo. -Por favor, ella es muy importante en nuestras vidas.-

Yue, conmovido, se acercó a él y le colocó una mano reconfortante en el hombro. -Ella regresará a tu lado, lo prometo.- Una linda sonrisa se dibujó en los labios del rubio, mientras asentía la cabeza con tristeza, miró una última vez a su alrededor, y fijó los ojos en Touya, lanzándole una mirada. Se dio la vuelta a paso lento, y se alejó del lugar con la cabeza baja.

-Pobre chico.-sinceró Touya Kinomoto, sin dejar de ver a la puerta. –Tomoyo nos había hablado de él una vez. Parecía que le tenía mucho cariño.-

Yue asintió, y después de mirar de nuevo a su compañero, regresó a su asiento, tomo los papeles que el moreno le había llevado de su investigación nocturna, y empezó a revisarlos uno por uno minuciosamente.

-Tenemos que encontrarla.- acabó al fin, tomando un sorbo de su frío café.

~*~

-Shaoran, gracias por estar conmigo ayer.- la linda chica castaña sonrió. Todas las personas con las que ella había tenido una cita como aquella, habían salido huyendo ó habían tratado de evitarla cuando conocían a su celoso hermano. Esa era la primera persona que, a su parecer, volvería.

-No fue nada, cuando quieras.- mintió. Su hermano era una persona en su opinión, muy irritante, había pasado toda la tarde en su casa soportando las indirectas del cetrino a la hora de la cena, sin poder acercarse a ella sino quería ser presa de una mirada asesina (digna de hacerle competencia al mismo Eriol) y sobre todo odiaba el que le estuviera llamando 'mocoso' a cada oportunidad que tenía.

Hubiera contestado muchas veces a sus insultos, y hubo otras en que no le faltaron ganas de usar sus habilidades como con muchos otros que habían osado desafiarlo, pero decidió que lo mejor era permanecer quieto, no porque le causara gran conmoción el lastimar a aquel joven tan molesto, sino por respeto a Sakura. No podía estrangular a su propio hermano frente a ella... mejor evitaría su casa cada vez que pudiera.

Sin embargo, ese era un día totalmente diferente, sin tener a Touya Kinomoto a un lado para estropearle la cita.

-¿A dónde vamos a ir Shaoran?- preguntó la chica muy entusiasmada, con su carácter usual.

-A un lugar a donde solía ir cuando era pequeño, seguro te va a encantar.-

A decir verdad Li recordaba muy poco de su niñez. No sabía si era porque aquella había sido muy dolorosa o alguna otra cosa. No recordaba a su familia, ni a sus padres, ni siquiera sabía si alguna vez los había llegado a conocer como tales. Y no quería esforzarse, si las personas que le habían dado vida lo habían abandonado de esa manera, recién nacido en cualquier lugar, era porque en realidad no lo habían querido, y desde que había tenido uso de razón, los había odiado como a nada, por haberlo abandonado a su suerte.

Sakura observó la cara del joven al realizar su pregunta, y prefirió no seguir preguntando, si Shaoran alguna vez le iba decir algo de su pasado, sería porque confiaba en ella, y no por sentirse obligado.

Los dos caminaban por un camino casi desierto, en las afueras de la ciudad. Li los había llevado hasta ahí en su auto, pero había decidido que sería mejor disfrutar del paisaje mientras llegaban a lugar. Se había sentido muy feliz cuando su linda acompañante lo había seguido sin titubear, no era que tuviera una mala intención con la chica, solo quería pasar más tiempo con ella.

Sakura puso una gran sonrisa cuando vio el escenario al que se acercaban lentamente. Un hermoso lugar lleno de árboles de cerezo en primavera. Le encantaban ese tipo de flores que de una manera u otra, lograban recordarle a su madre. Ella había muerto cuando ella tenía apenas dos años, de una rara enfermedad, su padre había intentado por muchos medios cubrir aquella parte tan esencial en su vida, y aunque había hecho que su perdida no fuera dolorosa, no había logrado sustituirla. Cuando cerraba los ojos en la noche, y dejaba vagar sus pensamientos sin rumbo determinado, muchas veces podía sentir de nuevo la tierna caricia de su madre. Recordaba vagamente su olor a cerezo, y una tierna canción que ella solía dedicarle todas las noches antes de dormir, su rostro sonriente y sus ojos llenos de ternura, permanecerían grabados en su memoria toda su vida. Era por eso que en ese lugar se había sentido acogida desde el principio.

Y con la compañía que llevaba, no era para más. Ese joven la hacia sentir muy bien. En todo momento le había hecho pensar que podía confiar en él, que podía hablar de cualquier cosa, que podía saber todos sus secretos porque sabía que él jamás la juzgaría por nada...estaba empezando a sentir un cariño muy especial por el joven ambarino, y aunque no quería aceptarlo por su antigua decepción con Aya, podría ser que en algún momento no muy lejano, se llegara a enamorar de él.

Distraída como era su costumbre, no se había dado cuenta de que habían llegado a donde era la intención del joven. Y Sakura se sintió agradecida de que él la hubiera llevado hasta ese lugar, ya que la escena que vio la dejó maravillada. Un campo entero teñido de rosa, bañado por la luz dorada de la mañana.

-Shaoran ¡Este lugar es hermoso!.- como Li se había dado cuenta en las pocas veces que había salido con ella, era una persona muy espontánea, a la que le gustaba mucho expresar sus sentimientos sin inhibiciones, como lo hacia en ese momento.

La linda chica jugaba entre los cerezos, sonriendo felizmente, estirando los brazos, dando vueltas, tratando de atrapar cada uno de los pétalos que le rozaban juguetonamente la cara...

Li la vio asombrado ¡Cuales eran las cosas que tenían esas asombrosas capacidades de hacerla sonreír y juguetear sin remordimientos! ¿Cuándo había sido la última vez que él se había dejado llevar por sus emociones? ¿Cuántas veces había corrido por el campo esbozando una sonrisa de felicidad? ¿Cuándo había visto a una mujer con un rostro diferente a sólo la lujuria? ¡Cuantas cosas se podían descubrir en tan poco tiempo! Descubrir que has perdido gran parte de tu vida solamente viendo sangre, ojos desorbitados y puños crispados, sin descubrir en ello la menor satisfacción.

Ni siquiera recordaba porque se había metido en esa compañía. Él no era una persona despiadada y sin misericordia al principio. ¿En que momento había desviado el rumbo del bien, por uno alimentado por la avaricia?

Talvez en el momento en el que su corazón dejó de perdonar.

Sakura lo llamó desde un lugar alejado, saludándolo con la mano fervientemente, mientras una gran sonrisa se dibujaba en su rostro con absoluta perfección. Para él, esa joven representaba la felicidad hecha humana...no sólo porque ella siempre reía de la vida, sino porque le estaba llevando, de una manera u otra felicidad también a su propia vida.

-¡Mira lo que encontré Shaoran!- exclamó la castaña cuando el joven había llegado a su lado. Una hermosa flor entera de color azul reposaba placidamente entre sus manos. Una flor perfecta, de un índigo brillante e intrigante.

-¿Dónde la encontraste?.-

-Estaba aquí, entre las flores de cerezo.- Shaoran se sorprendió. ¿Cómo podía estar una flor como aquella en un lugar donde solo habitaban los cerezos? Una sola flor en la inmensidad de muchas otras iguales...

-Toma.- Sin levantarse de su nuevo asiento acomodado entre los pétalos, Sakura le ofreció su pequeño descubrimiento al joven ambarino, de una manera inocente, depositándolo cuidadosamente entre sus manos. -Que te quede como un recuerdo mío.- dijo mirando al horizonte.

-¿Cómo un recuerdo?.- preguntó él, sentándose a su lado.

-Si, siempre hay alguna cosa que nos recuerda a alguna persona en la vida. Solo quisiera que me recordaras con eso. Tu sabes, por si mañana no estoy ahí para volver a verte.-

-¿Qué estas diciendo? ¡Claro que estarás ahí de nuevo!.- exclamó él sorprendido por su repentina actitud seria.

-No puedes asegurarlo Li.- otra vez esa sensación extraña. -Muchas cosas pueden suceder de un día a otro. No sabes si las personas que están a tu lado en estos momentos, estarán ahí mañana de nuevo.-

-Pero tu estarás ¿verdad?.- dijo Li sinceramente, sin voltear a verla.

La chica le sonrió dulcemente, mientras recargaba su cabeza en el hombro del castaño.

-Si estaré.- los ojos de Li se suavizaron de repente, y una hermosa sonrisa broto de su rostro naturalmente. ¡Quién diría que esa chica iba lograr arrancarle un gesto con solo unas cuantas palabras!

-Gracias Sakura.- respondió, cerrando los ojos y aspirando el suave aroma de cerezos...

~*~

-¿Eriol?.- Tomoyo llevaba en manos una taza de chocolate caliente. La había preparado hacia unos momentos y se la había llevado al índigo a su habitación, encontrando solo la cama vacía y las cobijas revueltas.

Ahora lo buscaba por el departamento, un poco molesta porque el joven se había levantado de su reposo. Había pescado un resfriado hacia uno ó dos días, y había estado estornudando y con mucha fiebre, sin contar las constantes quejas de tener que quedarse encerrado todo el día en casa, sin nada que hacer.

Su dolor de cabeza le impedía leer a gusto, y sus ojos somnolientos no lo dejaban ver la televisión sin antes sentirse mareado; su voz se escuchaba un poco rara, y su usual acento frío, no le salía a la perfección; tenía escalofríos constantemente y ese maldito ataque de estornudos no lo dejaba descansar ni un momento.

-¿Eriol que haces?.- la ametista por fin había encontrado al ojiazul, sentado en un sillón de uno de los rincones de un pequeño cuarto de estudio.

-Que tenga buen día.- le escuchó decir antes de colgar el auricular que había estado sosteniendo en la mano hacía pocos momentos. La miró con sus ojos cansados, pero sin retirar ni un momento el gesto asesino.

-No me veas así.-dijo intimidada. -Solo venía a darte esto.- le ofreció la taza de chocolate.

Eriol la miró sin ninguna expresión. Pero tomo la taza de todos modos.

-Deberías de estar en la cama.-susurró Tomoyo, sin verlo a la cara. -A este paso no te recuperaras pronto.-

Sin decir nada, el joven se levantó y salió de la habitación, dejando a Tomoyo detrás de él sin muchas ganas de seguirlo. Quien sabe con quien había estado hablando que lo había puesto de tan mal humor.

Sin embargo, cambió rápidamente de parecer cuando escuchó la taza rompiéndose en el suelo.

Al salir al pasillo encontró a Eriol apenas con fuerza para mantenerse de pie, tratando de sostenerse con la pared. La taza estaba a sus pies, con todo el líquido tirado en el suelo.

-¿Estas bien?- preguntó apresuradamente, parándose a su lado, preparándose por si llegaba a caer.

-Si, no necesito tu ayuda.-

¿Por qué se estaba comportando de esa manera? Si hacia poco tiempo parecía que los dos se llevaban tan bien, y en esos momentos todo había vuelto a ser como al principio. Tenía cambios de actitud muy repentinos.

De nuevo intentó dar otro paso, pero esta vez cayó. Ella lo sostuvo justo antes de que tocara el suelo.

-¿Por qué no dejas de lado tu orgullo solo por esta vez?.- preguntó ella tristemente. -Solo quiero ayudarte.-

Algo le punzó en la nuca. Culpa. Maldito sentimiento humano.

-Como sea.- apoyándose esta vez en la chica ametista, pero como sin querer admitir su derrota, logró llegar a su habitación tumbándose inmediatamente en la cama.

-Quédate aquí Eriol.- le dijo Tomoyo maternalmente, mientras lo arropaba con las cobijas y tocaba su frente, revisando su temperatura. El ojiazul evitó la mirada ametista, cuando ese repentino salto en el pecho lo acogió nuevamente.

Ella noto su actitud nerviosa, y mejor se retiro a mojar un pañuelo en una pequeña bandeja con agua en uno de los estantes. -No querrás quedarte aquí más tiempo ¿o si?- le sonrió.

El gesto del ojiazul se suavizo. -Me siento muy inútil así.- susurró apenado.

-No eres inútil, solo estás enfermo.-

-Eso me hace ver débil, odio que las personas me vean de esa manera.- esta vez fue Tomoyo quién evito su visión.

-Cualquier persona enferma pierde su energía, cuando te recuperes volverás a ser como antes.-

-Como sea.-

-¿Por qué sigues repitiendo la misma frase?- la joven suspiró melancólicamente, mientras se acercaba a él colocándole cuidadosamente el paño mojado sobre la frente. –Es como si nada te importara.-

-Los asuntos de otros no me conciernen.- rezongó fríamente, volteando su vista hacía la pared.

-Debe de haber personas a tu alrededor que te preocupan. Nadie puede vivir plenamente estando sólo.-

-Yo no necesito a nadie.-

Los ojos ametistas se entristecieron de repente. Talvez la intención de Eriol era permanecer cerrado al mundo para siempre, talvez ella no podía hacer nada para lograr que demostrara sus sentimientos a los demás.

-Talvez. Pero ¿Sabes Eriol?...puede haber otras personas que necesiten de ti.-

El índigo volteó su cabeza en su dirección, y observó a Tomoyo detenidamente. Sintió que el corazón se le encogía en el pecho. ¡Que rara se veía con esa mirada de tristeza! Ella que siempre mostraba su rostro feliz, tratando de animarlo, ella que siempre intentaba ayudarlo en todo...de esa manera le estaba pagando su preocupación.

-Nadie había cuidado de mi de esta manera.- susurró, esperando que ella no lo escuchara. La ametista lo miro con asombro. -Gracias- de nuevo le dio la espalda, encarando a la pared, con un leve tono carmesí en sus mejillas (ˆOˆ), no acostumbraba a ponerse sentimental.

Ella le mostró de nuevo una brillante sonrisa. -Recupérate pronto...Eriol.-

~*~

-¡Hola Nakuru!- Shaoran acababa de llegar a los departamentos en donde habitaba su amigo, el cielo ya se había oscurecido y llegaba a su visita habitual, aunque nunca era muy bien recibido.

-¡Shaoran! ¡Cuanto tiempo tenía de no verte muchacho! ¡Cada día te pones más guapo!- contestó una linda pelirroja entusiasmada, mientras apretaba entre sus brazos a un pequeño gato negro con cara de fastidio.

-Tu tampoco te vez nada mal. ¡Hola Spinel! ¿Cómo va ese nivel de azúcar?- bromeó Li acariciándole la cabeza, aunque pensó ver que el gato ponía gesto de dignidad, volteando su carapara ignorarlo.

-Pensé que estabas con Eriol.-

-No, acabo de llegar. ¿Pasa algo malo?-

-No, es solo que oí mucho ruido en la tarde y algunas voces, pero podía haber sido la televisión.-

-Pues te diré Nakuru...la última vez que fui a visitarlo, había una mujer dormida en su casa.-

-¿En serio?- exclamó entusiasmada, siempre le había intentado conseguir una novia a Eriol, pensaba que era un chico muy lindo como para estar solo. (Ella lo quería como a un pequeño hermano). –¿Es linda?-

-Pues hay que aceptar que tiene muy buenos gustos.-

-¡Hay que bien! Shaoran, ahora esta es tu misión: Tienes que averiguar quien es ella, y decirme todo lo que tenga que ver con Eriol ¿Esta bien?-

-Si Nakuru lo que tu digas, haré lo que pueda. ¡Nos vemos!-

-¡Adios Syao!- la joven pelirroja acarició a su gatito salvajemente, y como una niña pequeña se despidió agitando las manos, para después desaparecer en otro de los elevadores.

-Espero que nunca cambies Nakuru.- susurró el trigueño, sonriéndole mientras se cerraba la puerta.

La casa de Eriol, para su sorpresa, estaba muy silenciosa. A excepción de cuando no estaba, muchas otras veces en las que él llegaba al lugar, una suave música clásica se escuchaba por todo el departamento, diciéndole sin siquiera verlo, que estaba en una de sus constantes lecturas ó descansos.

Las luces estaban apagadas, y no se veía ni un alma humana en el lugar, los pasillos silenciosos le devolvían el eco de sus pasos otorgándole a todo un aspecto lúgubre.

Pero el ni se inmutó. La oscuridad lo habría asustado cuando era un niño, pero en esos momentos, perteneciendo él mismo a la noche, no se le hubiera podido arrancar ni una exclamación.

Se dirigió a su habitación esperando encontrarlo ahí sumido en un libro. Abrió la puerta, y observó que las luces estaban apagadas, pero con su espléndida mirada nocturna notó que algo se movía en la cama.

-Ahí estás.- susurró acercándose cautelosamente a la cama, esperando darle una sorpresa como era acostumbrado.

Nunca se hubiera acercado al lugar. Eriol era una persona muy cautelosa. Y talvez tenía algún tipo de trauma. En el momento en que sintió la presencia de alguien más en la habitación, acercándose a él cuidadosamente, sus sentidos asesinos se activaron.

Antes de que lograra tocarlo para despertarlo, la mano de Eriol se había aferrado fuertemente contra su muñeca, y lo había empujado con su propio cuerpo a una pared, aprisionándolo.

Li se sorprendió, y no pudo hacer nada al momento, y mucho menos después. Un frío metálico se apretó a su garganta, y conociendo ese toque, mejor se quedo quieto, con una mano en alto y la otra atrapada, a merced de su propio compañero.

-¿Qué quieres?- preguntó Eriol impasiblemente apretando aun más la cuchilla contra su cuello, al ser incapaz de enfocar su vista en su presa a falta de sus anteojos.

-Soy yo Eriol.- dijo Li nerviosamente, tratando de asegurarle confidencia.

El ojiazul puso una sonrisa maliciosa en su rostro al reconocer la voz -Supongo que te gusta sentir la muerte de cerca ¿no Li?- susurró Eriol sin apartarse, apretando aún más su navaja contra el cuello tenso.

-Vamos Eriol no estés jugando, no es divertido.-

-Piensa eso la próxima vez.- Eriol por fin lo soltó, dejándolo caer al suelo un poco asustado. ¡Jamás volvería a hacer eso en toda su vida! ¡Sorprender a ese asesino en medio de un mal sueño, podría costarle la vida en un futuro!

-No sabía que durmieras con eso bajo la almohada.- comentó Li tratando de romper el incomodo silencio.

-Lo hago por seguridad. No sabes cuando llegaran a conocer lo que realmente eres.- se sintió un poco mareado después de su pequeño arranque de energía, y por ello, se desplomó en la cama de nuevo, frotando sus ojos con una mano.

-¿Estas bien Eriol?.- preguntó consternado, pero sin intentar acercarse a él.

-No.- contestó secamente, tapándose con las cobijas hasta el cuello, por primera vez indiferente ante su honestidad.

-¿Estas enfermo?- cuestionó Li divertido, en tono sarcástico.

-¿Quieres otro cuchillo en la garganta?- replicó Eriol amenazador, pero con una voz muy extraña en su persona.

-Te oyes...muy raro.- Shaoran ya no aguantó más y se hecho a reír con el corazón en mano.

-Cierra la boca, no estoy para aguantar tus bromas.-

-Oye, en serio te vez muy mal.- sinceró Li después de su ataque de risa.

-No me digas.-

-¿Quieres algo?-

-No.-

-Ay vamos Eriol. ¿Qué te parece una sopita caliente?.-

-No.-

-Mmmm ¿Otra cobija?-

-Que no.-

-Una compresa de agua, una manta eléctrica, un calefactor, y un chocolate caliente te ayudaran, siempre me daban eso cuando me enfermaba, y daba muy buenos resultados a la mañana siguiente, además...-

-Li, no necesito nada. Estoy bien.- interrumpió amablemente, pero un poco irritado.

-Debes de estarte muriendo. ¡Estás siendo amable conmigo! ¡Increíble!.- recibió como era costumbre un golpe en medio de la cara con una taza. –Esta bien, ya entendí en mensaje...- por fin decidió estarse quieto. Acercó una silla a la cama, y se sentó, encarando al joven ojiazul, que respiraba con algo de dificultad, y tenía el rostro sonrojado.

-No puedes quedarte aquí solo Eriol.- dijo Li esta vez muy preocupado por su estado.

-Estoy bien.-

-No lo estás. Necesitas a alguien que se encargue de ti. Déjame pensar en alguien...Nakuru... no hace demasiado escándalo, eso empeoraría tu salud aun más...la Sra. Pomfrey (la anciana del quinto piso)...no, estará muy ocupada con su esposo...la Sra. Lindsey (sexto piso)...uyy me da escalofríos de solo pensarlo...creo que a Kaho no le importaría mucho..ay esta bien, mala elección.- reafirmo al recibir la mirada de su amigo y un arma punzo cortante rozando su oreja derecha.

-No necesito nada.- dijo Eriol, tratando de librarse de él.-Ya hay alguien.-

-¡¿En serio?!- gritó entusiasta.

-¡No grites! Me duele la cabeza.- exclamó cubriéndose la cabeza con la almohada.

-Lo siento. ¿Quién es ella?...¿O él?.- bromeó.

-Imbecil...-

-No ya en serio ¿quien es ella?-

-Una amiga..-

-¿Tienes amigas?-

-¡Bueno ya! Una conocida...-

-¿La conozco?-

-Creo que si.- la voz de Eriol retornó a ser fría y distante como antes, recordando el pequeño incidente con su amigo y Tomoyo.

-Ah.- rió nerviosamente. -Era ella-

-Si como sea... ¿Has recibido nuevas ordenes?- inquirió el níveo, tratando de cambiar el rumbo de la conversación.

-No que yo me haya enterado. No e estado en mi casa.-

-Deberías de estar pendiente por la nueva misión. Ni siquiera nos han pagado.-

-Estaba ocupado.- las mejillas de Li se sonrosaron, pero su compañero no lo notó.

-¿En donde estabas?-

-Con Sakura.-

-¿Sigues con esa chica?- preguntó Eriol incrédulo, sentándose en la cama.

-Si.-

-Ay no. No te estaras...enamorando ¿verdad?.- en la voz de Eriol se oía más una nota de peligro, a una de felicidad.

-¡Claro que no!- esta vez su cara parecía arder en fiebre.

-Shaoran...sabes que esto no es un juego.- continuó el ojiazul seriamente. -Conoces las reglas.-

Li ya no sintió sus mejillas ardiendo, su cara se tornó triste, recordando lo que su mente había querido advertirle esa misma tarde.

-No te enamores.- repitió con bajos ánimos.

-Así es. Discutimos esto hace mucho Li, pensé que todo había quedado claro.-

-Está muy claro.-

-¿Qué estas haciendo entonces? Tu mismo dijiste que no saldrías con las misma mujer más de una vez.-

-Lo se. No se que en que estaba pensando...-

-Esto es por tu bien Shaoran. No te enamores.- la voz del inglés estaba seria, pero no fría, se escuchaba más bien...amistosa.

-Comprendo Eriol...no lo haré.-

Continuara...

Hola!! Dije una semana y aquí esta!! Lo logre!! Me siento taan orgullosa ˆOˆ debo de confesar que estaba terminado desde ayer, pero por ciertos problemas existenciales, no me dieron ganas de subirlo...pero ahora, tenemos otro día, una nueva perspectiva, y ánimos renovados!!

Por cierto, espero que no les moleste, pero creo que haré esta parte un poco más corta..

Carla: Hey, gracias por el cumplido!! Yo también e leído muchos fics, y si te gustan de E+T podría recomendarte algunos (aunque están en ingles, no es que desprecie los de español! También me gustan mucho) Como vez, esta vez no hubo un contratiempo tan grande, asi que aquí está el sig. Cap. Disfrutalo!!

Angel-de-Luz: Gracias por todos los pastelillos!! Estoy segura que a Eriol le van a encantar, y Li ayudara con ellos por ahora. Ojala y te haya gustado la serie de Kreuz Weib, es una de mis favoritas, en especial Omi-chan (ˆOˆ) que bueno que te sigue gustando la historia, empezaba a preocuparme de hacerla demasiado tediosa...por lo del msn, ¿ves que se borró mi compu? Pues no lo e instalado de nuevo, pero en cuanto lo haga te aviso. Gracias amiga!!

The Dark: Siento decepcionarte, pero me acabo de dar cuenta que Eriol...es mio!! BAUAJAJAJA...pero de todos modos una doble no me caería mal sobre todo en las escenas de mucho riesgo (y no las que esperas jeje) na, no es cierto, sabes que es broma. No has mandado al asesino o si? (Tiff voltea para todos lados) Fue una semana!! En serio!! Una entera, pero ese era el trato!! n_nU...que bueno que supiste de quien hablaba con el jefe, eso demuestra que eres una gran fan como yo, bien por ti!! Ojala y te guste este cap. Nos vemos luego!!

furby_chan: Ojala y este capitulo también te guste, esta un poquito largo, pero hasta el momento no e recibido quejas (Ujjjuuu)

Jeru: Pues te dire que esa escena que me pides no suena nada mal °¬°!! Bueno, Yue en el capitulo!! Contenta? Pos yo si! ˆ_ˆ de solo imaginármelo en traje y todo...hay dios mio...ahora con lo de los fics, no, no e leido ninguno, pero seguro en la sección en ingles encuentras (ahí hay cada cosa) Y por lo de tu odio repentino a Tomoyo, yo solo pense que como Eriol era una persona fría e inexpresiva, lo mejor sería tener a alguien totalmente diferente para alegrarle la vida no crees? Polos opuestos se atraen...Bien por lo de la teñida!!! BUAJAJAJAJAJAJAJAJA

¿¿¿???: seria más facil un nombre, pero de todos modos esta bien, gracias por dejar un review, me siento muy alagada. Perdón por lo del otro fic, pero en este momento no me siento con ganas...te prometo que pagare un manicure de aquí a que lo termino ¿vale?

Padme: Je, que bueno que te gusto! Hay que darle también cierto crédito a la serie (aunque no haya quedado contenta con ciertas cosas [T+Y, K+E, Tomoyo comportándose extraño etc]) Otra fan de Tolkien!! Que bien!!

Tomoe Himura: Gracias por todo!! Y no te preocupes, Li salió vivo de ese lugar, aunque quien sabe si las demás veces salga igual de inmaculado...

Anna Asakura: Ji, por fin encontré a alguien más que no le gusta Kaho, y ya era hora, siempre es Eriol el que sufre por ella en casi todos los fics!! Y no es que Shaoran le tenga miedo a Touya, sino que le tiene respeto a Sakura.

Sakura Kat: Hi!! Creo que este capitulo no quedo tan mal, y fue más rápido de lo que pensé!! Gracias!!

Lady Padme: Hey! Cuanto tiempo sin vernos! No te preocupes por nada, dejaste ahora un review y con eso soy feliz!! Que bueno que esto te sigue gustando!

Marthy Ccs: Con solo imaginárselo riendo una suspira! Y ahora que lo pensé bien, mejor los dejo juntos, no me gustaría que ninguno resultara lastimado de ninguna forma. Gracias por tus halagos!!

Terra_c: Pues no era mala idea, pero Yue ya esta como detective, es el enemigo de Eriol asi que creo que no esta tan mal ¿o si? En cuanto a los celos...eso si podría pensarlo, aunque considerando su posición...

TAIS: ¿Gastaste tu dinero por mi? ¡_¡ Hay gracias!! Y en serio que tu mensaje me alegra el día, y el día que sigue y el que sigue...claro que otro review los sig. Días no me haria nada mal...Gracias de nuevo!!

Uff...gracias de nuevo por todos los reviews, ayer que entre me sentí muy contenta!! ¡_¡ muy feliz en serio, después de todas las cosas malas de la vida... que cosas 16 años y ya con problemas existenciales...todos tenemos esas etapas ¿no? De todos modos ahora ya me siento más feliz. Gracias a ustedes!!

En el próximo capítulo viene la tercera misión!! Todavía no es la que esperan (la de la mama de Tomoyo) pero muy pronto, hay que tener paciencia!!

Besos y abrazos a todos!!

Tiff

"¿Cómo puedes mirar de frente a la vida, si al menor pesar te desanimas?"

Rosseau