Amando al Enemigo

Por: Tiff

(Nota: Alerta de cursileria en todo el capítulo, y mucha plática con explicaciones!! Sino te agrada, espera al sig, capitulo, gracias!!)

La noche no fue igual desde ese encuentro. A pesar de que Sakura continuaba con esa sonrisa habitual y tan alegre como siempre, Li sabía que había algo más. Sus ojos ya no mostraban aquel brillo que lo había impresionado tanto aquella velada, y sabía perfectamente la razón.

Él. Aquel ángel plateado con el que se habían encontrado hacia un rato, había causado el decaimiento en los ánimos de la joven. ¿Y como no? El amor no correspondido dolía. Y mucho.

¿Cómo no se iba a dar cuenta de lo que sucedía en las profundidades de la memoria de Sakura? ¿Pensaba que simplemente con poner una sonrisa lograría ocultar aquel dolor que carcomía sus adentros? Podía reír, bailar, sonreír...y con cualquiera de ellas podía engañar a cualquiera, a cualquiera... menos a él.

No supo en ese momento porque aquella revelación silenciosa le causaba aquel pesar sobre los hombros, sobre el alma, sobre el corazón. Jamás en su vida había experimentado tal sentimiento. ¿Cómo podría describirlo? Frío, vacío... soledad.

¿Por qué se sentía de esa manera? ¿Por qué al saber lo que ella sentía, todo a su alrededor se había vuelto distante y sombrío? ¿Por qué sus ojos se habían nublado al verla sonreír tan melancólicamente?

Porque podía sentir su dolor. No sabía porque, pero el sentimiento que ella tenía era mutuo. Y le parecía algo inexplicable. ¿Sentía pena por ella? ¿O era un sentimiento propio que brotaba de su piel instintivamente?

...

No era una pena ajena. Era algo que nacía de si mismo. Y por fin se preguntó ¿Era así de fuerte el sentimiento de cariño que le tenía a Sakura?

~*~

-¿Q-Quieres que yo baile?- Eriol se había quedado perplejo ante la invitación de la chica. Tenía que confesar que nunca antes había bailado en su vida, y que era una de las pocas cosas en las que podía decir que era sumamente malo.

Tomoyo asintió. –No te lo estaría pidiendo si no quisiera.- en ese momento, las luces empezaron a bajar de intensidad, otorgando una atmósfera más romántica a la ocasión.

–Es que...yo no puedo bailar.- titubeó, tratando de olvidar el repentino cambio de ambiente e intentando recuperar su compostura.

-¿Por qué no? No veo que tengas una pierna enyesada o algo.-

-Bueno no, pero...-

La ametista lo miró con suspicacia, esperando otra respuesta sin sentido del ojiazul.

-¿Y bien?-

El chico bajo la cabeza, sonrojado, cuando la verdadera razón salió de sus labios con timidez. –No sé bailar.-

La joven sonrió. –No tienes de que preocuparte, tampoco soy muy buena bailando así que los dos haremos el ridículo.- tomó la mano de Eriol y sin esperar si quiera un gesto de aprobación, lo jalo hasta la pista de baile.

Ya ahí el joven intento escapar, pero ella se aferró fuertemente a su mano. –No es tan malo.-

Eriol suspiró derrotado. –Bueno, como sea.-

Pero no sabía como empezar, así que ella tomó la iniciativa, guió una de sus manos a su cintura, y sostuvo la otra firmemente en alto, luego colocó la suya en el hombro del chico, para mirarlo de frente por fin.

–Eso es, ahora, solo sigue el ritmo de la música.- y comenzó a moverse con ligereza. Él trató de seguirla con torpeza, tropezando varias veces con sus pies, y en otra ocasión, chocando con otra pareja. Algo disgustado, sabiendo que hacía el ridículo, intento alejarse de la pista, pero de nuevo, Tomoyo lo detuvo.

-Déjame. Esto no me gusta.- le dijo seriamente, mirándola con frialdad, mientras terminaba una de las piezas y la banda se preparaba para la próxima.

Pero como ella ya estaba acostumbrada a sus miradas asesinas, ya ni se inmutó. -¿Cómo sabes que no te gusta si ni siquiera lo has intentado de verdad? Una vez más, y después nos vamos si así lo deseas.- la chica le sonrió tiernamente, y aunque Eriol intento retirar la mirada y largarse, hubo algo que no lo dejó.

Los ojos ametistas de la chica brillaron extrañamente a la débil luz del salón, embelesándolo de una manera total. Ella le tendió la mano, y él la tomó sin titubear. Los dos entraron de nuevo a la pista, donde la gente les abrió camino, y retomaron sus posiciones, está vez sin la guía de Tomoyo.

La música comenzó su dulce melodía de nuevo, y por primera vez en su vida, Eriol bailó. Pero no torpemente como hacía unos momentos, sino de una manera tan grácil como la de Li, guiando él mismo a la ametista, que no apartaba los ojos de su rostro, y no dejaba de sonreírle. La música se tornó aun más lenta, y las parejas se acercaron más, haciendo al baile un simple balseo.

La joven titubeó, no sabía si Eriol aceptaría aquella proximidad. Se detuvo separándose un poco de él.

-Gracias, pero no tienes que hacer esto.- le susurró sin voltearlo a ver, algo sonrojada.

-Pensé que esto era lo que querías.-

Tomoyo alzó el rostro al escuchar la entonación de su voz. Nada de sarcasmo, ni enojo, ni siquiera arrogancia... su voz le sonó tierna e inocente, y su rostro, no mostraba más que la confusión de un niño.

-L-Lo es, es solo que...- y volvió a bajar la mirada sin saber que responder.

~*~

Eriol se sintió un poco confundido ante la repentina timidez de la joven. Estaba bailando con ella ¿no? ¿No era eso exactamente lo que le había pedido? Podría haberse retirado de nuevo al tierno abrazo de la oscuridad, podía haberle dicho que ya quería irse, podía incluso dejarla plantada en medio de la pista y largarse sin decir una sola palabra, y sin embargo...permaneció ahí. El contacto que había tenido con ella mientras los dos se dejaban llevar por la música se había sentido tan reconfortante, que solo deseaba intentarlo de nuevo. Su rostro se suavizo, al ver la confusión de la chica.

-Pensé que esto era lo que querías.- le susurró dulcemente, asombrándose así mismo de su repentino cambio de humor.

Ella alzó la cabeza. –L-Lo es, es solo que...- sus ojos rehuyeron a su persona, y sus manos se retorcieron nerviosamente. Seguramente era el ambiente y la música romántica, ó talvez que había tomado demasiado como para no estar en sus cinco sentidos...¡Quien sabe que era! Pero un solo pensamiento predominaba en su mente en esos momentos: estar con ella.

Le tendió una mano galantemente a la joven, y le susurro con gentileza -¿Bailas conmigo?-

Ella lo miró, y después de ver su mano extendida con algo de confusión en su lindo rostro, le sonrió, asintiendo con la cabeza. Se acercaron el uno al otro, y se fundieron en un cálido abrazo. Unió sus manos detrás de su cintura, y ella hundió su rostro en la curva de su cuello, calentando con su aliento la fría piel del joven. Sus cuerpos se balancearon al bello compás de la música, y los dos se mantuvieron embelesados con el aroma del otro, tratando de olvidar los difíciles momentos de su vida, y solo dejarse llevar por el momento.

-Soy tu guardián ¿Lo sabías?- le susurró Tomoyo al oído después de un rato, enviando pequeñas descargas eléctricas por toda su espina dorsal.

-¿En serio?- le contestó él de la misma manera.

-Si. Conoces la leyenda del mago Clow ¿No es así?-

¡Claro que la conocía! Era de hecho, uno de sus libros favoritos. De ese lugar había sacado su seudónimo la noche del último crimen.

-Podría ser.- le respondió Eriol, tratando de continuar con la conversación. Nada lo reconfortaba más en esos momentos que escuchar su voz susurrándole al oído.

-Fue un mago muy poderoso que vivió hace más de cuatrocientos años. Este traje que traes puesto está hecho a semejanza del suyo.-

-Eso tendría que verlo. Y dime ¿El tenía un guardián?-

-De hecho tenía dos. El guardián del sol y el guardián de la luna.-

-¿Y cual de ellos eres tu?- le dijo él al oído seductoramente.

Ella se alejó un poco, y lo miró a los ojos con una sonrisa juguetona en el rostro.

-No lo se. ¿Cuál te gusta más?-

Eriol levantó su vista al cielo por intuición, y ahí, a través del domo de cristal, la hermosa luna le envió un destello amigable y cautivador. Tomoyo siguió su mirada, y también contemplo a la luna embelesadamente.

-Supongo que la luna está bien para mi.- comentó el ojiazul hundiendo su rostro en el fragante cabello de ébano. Fressia. ¿Qué más podía pedir esa noche?

~*~

Ronald Reuel se había retirado temprano esa noche tan importante, para arreglar un asunto de negocios. Así era siempre. Cuando tenía entre manos algo que involucrara dinero, podía olvidar todo lo demás, con tal de solucionar aquello.

Y esa vez era sumamente especial. Un asunto de los Daidouji. Sus juntas más importantes, en los últimos meses, se habían dedicado exclusivamente a la atención de ese cliente; alguien quería muerta a esa familia, quien sabe porque razones, pero la paga, independientemente de todos los peligros que estaban sufriendo sus hombres, eran las de más renumeración en todos los años en el negocio.

Esta vez, la misión encomendada, como ya lo había supuesto, era el asesinato de la última heredera legítima de la familia: Sonomi Daidouji. Trabajo nada sencillo si lo analizaba con exactitud. Esta vez nada de mandar solo a unos cuantos hombres, claro que no, esta vez necesitaba a más de una veintena para traspasar la fortaleza en la que se había convertido esa mansión.

Jamás dejaría fuera a su equipo estrella (aunque había tenido varios problemas en las misiones pasadas) ya que a pesar de todos los contratiempos, siempre habían regresado airosos de su misión. Li, Murosaki, Skrichey, Tsukiyono y talvez Meiling, encabezarían el asalto liderados por Hiragizawa, y esta vez, estarían ayudados por su segundo escuadrón, dirigido por Henri Le Beau. Sabía que los dos cabecillas nunca se habían llevado bien, compitiendo siempre por la supremacía en su trabajo, pero suponía que al menos esa vez, debían de trabajar juntos y olvidar todas sus rivalidades. Eso si querían recibir dinero por su trabajo.

La misión comenzaría a planearse lo antes posible, y esta vez, no existirían fallos.

~*~

Li Shaoran había mandado a pedir por su auto a la compañía, al no tener la limusina que los había llevado, y carecer de un vehículo con el cual regresar. Había abandonado la fiesta mucho antes que su compañero, que se había quedado disfrutando de la velada con la chica ametista, justo como a él le hubiera gustado quedarse con Sakura.

Sin embargo, ahí estaba, conduciendo a casa con una irritación remota y una tristeza rehusada que no lo dejaban disfrutar de la linda noche, a pesar de que llevaba a un lado, a una linda chica de vestido de encaje corto.

-Te noto muy callado hoy.- Sakura había intentado una y otra vez iniciar una conversación, pero Li siempre evadía su mirada, lanzando solo gruñidos o monosílabos como respuesta. Creía que empezaba a parecerse a Eriol.

-¿Sucede algo?-

¡Claro que sucedía! Estaba sentado en su auto favorito, a la luz de la luna, con una chica con ropa sexy a su lado ¡Y no había intentado ni un movimiento sobre ella! ¿Y todo porque? ¡Por verla suspirando por un joven que ni siquiera le hacia caso! ¡Estaba en una cita con él! ¿No se había dado cuenta? ¡Con ÉL!

-Oye, perdona la actitud de Yue.- continuó la chica un poco apenada, mientras Li subía la velocidad. –Siempre a sido un poco rudo con los demás.-

-No importa.- mintió Li sin voltear a verla.

Sakura volteó su cabeza hacía la ventanilla y fijó su mirada en un punto iluminado por la luna en la lejanía. –Supongo que esta noche no salió como esperabas.- sinceró la joven con algo de arrepentimiento.

-¿Cómo?- contestó Li mirándola de reojo, sintiéndose un poco mal por su indiferencia hacia ella.

-No quise arruinarte la noche.- la mirada de la joven se tornó más brillante de lo normal, y un conocido escozor se presento de improviso en su garganta.

Li no supo que responder, se apartó del camino en un repentino impulso, y se detuvo en un pequeño claro de la carretera que servía de mirador. Salió del auto con energía, y azotó la puerta detrás de si, dejando a Sakura muy sorprendida y algo dolida.

Se acercó al barandal de piedra que lo separaba del precipicio, y se recargó en el, suspirando larga y tristemente. Era una noche fría, pero la gabardina que le había prestado Eriol (una de sus tantas, pero no su favorita) y que aún no regresaba, le había ayudado mucho a conservar el calor. Después de terminada su velada, se había despojado de su espada y sombrero, arrumbándolos en algún lugar de la cajuela, donde quedarían olvidados por mucho tiempo.

A las faldas del barranco donde se encontraba, una larga fila de luces áureas se dejaban ver en la noche, centelleando con fuerza, rompiendo la oscuridad creciente. Un bello paisaje, digno de admiración se postró a sus pies, otorgándole una paz interior inusitada.

Escuchó unos débiles pasos detrás de él que se acercaban con inseguridad, pero su vista permaneció perdida en los destellos.

-Perdóname Shaoran.- Li volteó a verla con rapidez después de escuchar el delgado hilo de su voz, sus ojos se habían llenado de lágrimas repentinamente. –Yo no quería que él se apareciera, no quería que todo esto terminara así.- hizo una pequeña pausa, volteando la mirada a donde la había tenido Li hacia unos momentos. –Yo fui a esa fiesta tratando de pasarla bien contigo pero...cuando lo vi, todo se acabó. Yo sé que él no siente nada por mi pero, no puedo evitarlo.-

Sakura ocultó su rostro entre las sombras cuando una cristalina lágrima rodó por su mejilla.

Li se quedó sin habla. Un nudo se le hizo en la garganta cuando un sollozo reprimido escapó de los labios de la joven, y ya no se pudo contener. Sin pensarlo dos veces, la jaló de una de sus manos, y antes de que ella se diera cuenta, la envolvió en un cálido abrazo lleno de ternura.

Sakura se quedó petrificada, con la mirada perdida detrás de él.

-No llores.- le dijo firmemente, con una mirada cariñosa que nunca antes había puesto. –Me duele mucho verte llorar.-

Sakura sonrió con tristeza, mirando al cielo.

-Perdón por no ser la persona que tu esperabas.-

–Eres mucho más de lo que hubiera deseado.- Li se separó de ella y le brindo una cálida sonrisa, limpiando con sus manos las lagrimas de la joven. –Eres mucho más de lo que cualquiera se merece, no dejes que nadie te haga sentir menos, nunca ¿esta bien?-

Los dos se sonrieron mutuamente con cariño, y un sentimiento desconocido nació en el rostro del joven al mirarla, sin que él se diera cuenta.

-Toma.- dijo Li ofreciéndole su gabardina. –No quisiera que pescaras un resfriado por mi culpa, tu hermano me mataría.-

Sakura se rió ante su comentario, colocando la gabardina sobre sus hombros. –Gracias por todo Shaoran.- la chica se dio la vuelta, y caminó hacía el auto. Li la miró por largo rato, y se sonrió.

Li no seas estúpido. Se dijo a si mismo. Recuerda que un asesino no se puede enamorar...

~*~

La ciudad se veía hermosa esa noche, con millones de destellos resplandecientes, desde uno de los balcones del salón. Después de un rato de baile (que no había resultado tan malo) se habían dispuesto a descansar, dedicándose a observar la ciudad por un rato.

Eriol por fin se deshizo del antifaz y el sombrero, cuando por sin se vio alejado de tanta multitud. Debía confesar que regresar a la calma de un lugar sin tanto bullicio, le resultaba reconfortante; después de todo se había acostumbrado al delicado silencio de su departamento.

Tomoyo había imitado su ejemplo, y despojándose también de las espléndidas alas negras de mariposa que había cargado toda la noche, se puso cómoda sobre el barandal del balcón, sin importarle la altura.

-Te dije que la pasarías bien.- le comentó al ojiazul balanceando los pies juguetonamente, quedando asombrada ante la linda cara que mostraba el inglés cuando se encontraba sin sus anteojos.

-Supongo que no fue tan malo.- respondió el chico con indiferencia, fijando sus ojos en la ciudad.

Tomoyo asintió y miró al cielo, sintiéndose un poco decepcionada de que la noche tuviera que terminar. Había estado muy a gusto entre sus brazos como para querer separarse de su lado ¿Y quien en sus cinco sentidos lo hubiera querido? Por lo menos sabía que Kaho mataría por estar en su lugar. Disfrutar de el olor de su colonia, de la calidez de su pecho, de la agradable sensación de su aliento contra el cuello... Después de todo, no todos los días podías descubrir el lado romántico de Eriol. Frío y distante por naturaleza, pocas veces se dejaba llevar por el ambiente como en aquel momento.

Se sonrió a si misma. ¡Tan poco sabía de él, y ya había caído completamente en sus redes!

-Eriol.- comenzó, tratando de encontrar las palabras correctas. –Hace poco tiempo dijiste que podías confiar en mi.-

-Si.-

-Entonces.- titubeó - ¿Por qué nunca me has contado nada sobre ti?-

El joven suspiró. Pensó en muchas respuestas que ya había dado con anterioridad, a muchas otras personas que le habían hecho la misma pregunta, pero no le respondió. ¿Por qué con ella podía llegar a ser tan diferente su forma de ser?

-¿Qué quieres saber?- le preguntó el ojiazul sin mirarla, haciendo el cuestionamiento con mucha naturalidad.

Tomoyo se quedó pensativa. ¡Por fin le había dado pauta libre para preguntar sobre su pasado! ¡Por fin podría saber quien era Eriol Hiragizawa de verdad!

-Déjame ver.- dijo la chica colocando un dedo en su barbilla pensativamente. –¡Ya se! Primero ¿De donde eres?-

-De Sussex, Inglaterra.-

-Mmm, Y ¿Hace cuanto que estás en Japón?-

Eriol se dio la media vuelta, y se recargo en el barandal, cruzando los brazos sobre su pecho. –No sé. Hace unos doce años creo.-

-¿Doce años?-

-¿Te parece demasiado?-

-No. Es sólo que me sorprende que después de doce años de vivir aquí, aun sigas teniendo ese acento ingles.-

-Supongo que es una costumbre.- contestó con indiferencia.

-¿Tus padres eran de Inglaterra?-

-Mi padre si lo era, mi madre era japonesa, pero se fue a vivir allá después de casarse.-

-¿Y ellos siguen viviendo en Inglaterra?-

-No literalmente.-

-¿Literalmente?-

-Mis padres están muertos.- El ojiazul respondió sin titubear, y para sorpresa de Tomoyo, el rostro de Eriol continuó pasivo e indiferente.

-L-Lo siento, yo no sabía...- comenzó la ametista tratando de disculparse, algo apenada.

-No tienes porque. No los conocías, no tienes que sentirlo.-

-Talvez no los conocía, pero puedo sentir lo que es perder a un ser querido.- respondió Tomoyo sabiamente, recordando la muerte de su padre. Bajó del barandal lentamente, y se dio la vuelta, encarando la ciudad.

Eriol por fin la miró, y un sentimiento de culpa lo invadió. La tristeza no era lo que mejor le acomodaba a ese rostro sonriente. Vacilante, se acercó a su lado.

-Tienes razón. Supongo que no estoy acostumbrado a que alguien más me compadezca.- sinceró el joven. –O a que me comprenda.-

-¿Eras feliz con ellos?- preguntó la chica sin pensarlo, recordando los momentos que había pasado sola a causa de los negocios de sus padres.

-Por un tiempo lo fui.- susurró el inglés, perdiendo esta vez la mirada en tiempos remotos, parecía que le causaba algo de melancolía.

-¿Por un tiempo?-

El joven asintió, notando la débil nota de confusión que la chica tenía en su voz. La miró fijamente. -¿Te gustan las historias?- le preguntó.

-Soy toda oídos.- respondió la joven sin entender completamente, pero muy contenta de que le fuera a contar una historia. Su historia.

El inglés se sentó en el barandal cómodamente, y recargó sus codos sobre las rodillas, mirando pensativamente al suelo por largo rato, tratando de acomodar sus ideas, respiró hondo una vez, y miró a la luna, comenzando a hablar con una voz suave y varonil.

(Nota: ahí viene un monologo, se que es mucho, pero es importante para conocer la historia.)

-Hace mucho tiempo, en Inglaterra, vivía un niño con sus padres, en una hermosa casa antigua, al lado de un lago enorme que solía reflejar los rayos de la luna en todo su esplendor cuando la noche era apacible y segura. Todas las tardes, los tres solían salir a dar un paseo por las campiñas, saludando a todas las personas que pasaban a su lado con gran cortesía, ya que su familia gozaba de un enorme prestigio gracias a la fortuna de su padre. Eran respetados y queridos, eran la familia perfecta frente a la sociedad. Pero lo más importante, era que ese niño era feliz. Era el primogénito y el único heredero, y muchas personas presumían de sus cualidades en todas las reuniones a las que eran invitados. Todos alardeaban de su inteligencia, de su astucia, de sus modales impecables ó del asombroso don que tenía para tocar el piano; y lo peor, era de que ese niño se alimentaba el ego con todos los cumplidos que nunca le faltaban. Se volvió engreído y mimado, siempre buscando el refugio en sus padres, con temor a enfrentar los problemas por su cuenta. Pero sus padres lo querían. Aun a pesar de sus berrinches insoportables cada vez que quería un juguete nuevo. –el ojiazul se sonrió por un momento, pero después su gesto se tornó serio. –Todo era perfecto para él, hasta que algo cambió.-

El joven se movió indeciso en su lugar. No sabía si podía decirle esa parte de su vida a la joven, ó si debía hacerlo. Era la primera que estaba con él sin conocer nada de su persona o su pasado, que había confiado en él aunque fuera un completo extraño. El gesto de su rostro de volvió indescifrable, pero tomo aire de nuevo y prosiguió.

-El niño escuchó una voz. Una voz que no conocía, pero que repetía su nombre con fuerza y determinación. Él se asustó. No por miedo al exterior, no por miedo a las personas que estaban a su alrededor... sino de si mismo. La voz provenía de lo más profundo de su mente, provenía de su propio ser. Trató de ignorarla por varios meses, hasta que empezaron a unírsele coros guturales, voces agudas, y muchas veces unas que otras que le parecían demoníacas.- Tomoyo se sorprendió. Pero su rostro adquirió una mirada de compasión, cuando el chico la observó..

-Sus padres se dieron cuenta de ello, y muy asustados, lo llevaron con muchos doctores que siempre le dieron el mismo diagnostico: principios de esquizofrenia paranoide. El pequeño no comprendía que significaba en ese entonces, pero sabía que estaba mal porque sus padres se veían muy preocupados, y su madre lloraba todas las noches después de una riña con su padre. Cuando todo parecía perdido entre los dos, un amigo les habló de un hospital especializado de mucho prestigio en Japón; y, dejando todo atrás, se trasladaron a la ciudad con una nueva esperanza. Sin embargo, no todo fue como esperaban. Las voces se hicieron más fuertes en su cabeza, y el intentaba apagarlas a golpes. El pequeño se volvió violento, no dejaba que nadie más que sus padres se le acercaran; y dolidos, hicieron lo único que pudieron hacer: lo internaron en un hospital mental.- El ojiazul tembló un poco ante esa palabra, parecía que no le llevaba buenos recuerdos. –Lo encerraron. Quedó atrapado en un cuarto blanco sin ventanas, sin nada que hiciera más llevadera su existencia. No dejaban que nadie lo visitara, no lo dejaban salir porque seguía siendo agresivo con los demás. Hasta que conoció a alguien. Yukito. Un joven de sonrisa amable y cabello plateado que aprendió la forma de acercarse a él y conversar, alejando un poco a todos esos demonios que el niño creía tenía dentro, enseñándole con maestría como controlarlos. Gracias a él, el pequeño pudo salir de nuevo; se podía pasear por los amplios jardines del instituto, observar el mar a lo lejos, escuchar el trineo de los pájaros y la brisa rozándole el rostro; gracias a él, incluso pudo ver a sus padres otra vez. Pero ellos no mostraron el mismo entusiasmo.. Cuando corrió a los brazos de su madre, el chico sintió una frialdad en su toque que nunca había percibido antes, y una mirada de desilusión en su padre. Le dijeron que gracias a él, las personas del pueblo hablaban a sus espaldas, y ya no eran bien recibidos en las reuniones de sociedad. Intuyeron con la mirada que no lo querían más a su lado. Pero él no comprendió. Observó desde una ventana, con ojos tristes, el como se marchaban, dejando una esperanza vana en su corazón de volverlos a ver; debió haber comprendido todo cuando ni siquiera volvieron la mirada..- el asesino hizo una pausa. –El niño esperó. Todas las tardes se la pasaba sentado al lado de la misma ventana, observando el camino incansablemente con un deseo incontenible de verlos acercarse; y se marchaba en las noches a su habitación blanca, con los ánimos decaídos, pero repitiéndose firmemente ese 'Vendrán mañana'. Las hojas doradas empezaron a caer frente a sus ojos, y las tardes se volvieron grises y las noches más largas. Pero el seguía en el mismo sitio esperando. Y fue cuando los árboles se empezaron a llenar de pétalos rosados, y la suave brisa se volvía cálida y acogedora, cuando él supo por fin, que ellos no regresarían. El joven de cabello plateado que lo había atendido una vez, se dio por vencido cuando el niño se volvió frío y despectivo, y se fue. Lo dejó así, como todos los demás. Decidió en ese momento que no volvería a confiar en nadie más, pero tomo la determinación de salir de ese lugar. Mucho tiempo le llevó suprimir las voces que le hablaban en su cabeza cuando estaba despierto, convenciendo a muchos doctores con miles de entrevistas, que su mal se había esfumado. Y sin embargo, seguía latente en las noches, en sus sueños. Las voces se volvían más fuertes cuando él se entregaba al descanso y las pesadillas se hacían insoportables. No podía ponerle fin a sus sueños, pero no podía seguir encerrado en ese lugar, así que tomó la única salida que le quedaba: Dejar de dormir. Le fue muy difícil al principio, pero después, una o dos horas le parecían suficientes para dormir, pero nunca para descansar. Con todo y eso, logró engañar a los doctores, y por fin lo dejaron salir. Después de muchos años de estar ausente, por fin volvió a respirar aire fresco y por fin pudo apreciar de nuevo un amanecer desde las orillas del mar.-

Eriol suspiró largamente, como recordando esa sensación lejana que tan bien le había caído aquella vez.

-Pero ¿Y sus padres?- Tomoyo contuvo una nota de ira en la voz.

-Supuso que seguían en Inglaterra, así que regresó. Pero encontró una casa abandonada, y solo cuidada por un jardinero. Él le explico que sus padres habían muerto hacia varios años en un accidente automovilístico, y que sus cuerpos estaban sepultados en el cementerio del pequeño pueblo. Nunca los visitó. Pero si volvió a su hogar. Recorrió todos los lugares con melancolía y recordó muchos momentos felices de su infancia que pronto desechó de sus memorias. Encontró un testamento en los cajones del despacho que le heredaba toda la fortuna (o lo que quedaba de ella) a él. La tomó aunque supuso que sus padres no lo hubieran querido, que habrían cambiado el nombre del beneficiario si su muerte no hubiera sido tan repentina. Vendió la casa de Inglaterra y se instaló en Japón, esperando iniciar una nueva vida. Pero se dio cuenta de que no era tan fácil. Conseguir trabajo le resultó imposible en todos los lugares por su antiguo expediente, y las personas que se acercaban a él huían poco después gracias a su indiferencia. No hubiera logrado nada sino hubiera asistido a una partida de póquer a la que fue invitado. En ese lugar el chico conoció a un joven castaño que le ofreció un trabajo interesante con gran renumeración. –Eriol se detuvo en su relato, había estado a punto de hablar de la única cosa que se le había prohibido y que de todos modos nunca hubiera hablado con ella. –Y...bueno.- titubeo.

Una cálida mano se poso sobre la suya, y la sostuvo con cariño. Alzó la vista para encontrarse con el rostro sonriente de la ametista. –Esta bien.- le aseguró. –No tienes que continuar sino quieres, lo que dijiste fue suficiente para mi.-

Él la miró. Le había contado todo lo que había sido de su vida, los problemas que había tenido en su casa, lo peligroso que podía llegar a ser, los trastornos que aun no lograba controlar su mente; y sin embargo, ella se seguía mostrando amable y sonriente con él. Cualquiera hubiera pensado en mantenerse alejado, hubiera salido asustado por aquel relato tan personal, pero ella se había quedado. Un sentimiento de gratitud como nunca antes lo había sentido nació directamente de su corazón.

Entrelazó con delicadeza sus dedos entre los suyos, y sin pensarlo dos veces, le sonrió.

-Gracias Tomoyo.-

~*~

-Era él.-

-Por favor Yue, piensa bien en lo que estás diciendo. Él asesino Inglés no sería tan tonto como para ir a una fiesta en donde está el jefe de la policía ¿no crees?- aseguró Touya Kinomoto, un día después de la fiesta, mientras los dos tomaban un café en la oficina.

-Sabes bien que le gusta desafiarme.-

-Entonces no se habría escondido como dices.-

-Si, y eso no hubiera pasado si no te hubieras atravesado en mi camino.- el ojiazul le lanzó un mirada fría al moreno, que solo sonrió.

-Bueno, bueno, ya te pedí disculpas, además de que estoy seguro que no era él.-

El agente Tsukishiro volteó los ojos y miró hacia la ventana. De alguna forma, aquel hombre se le había figurado mucho a ese niño que alguna vez había atendido en un hospital psiquiátrico hacia tantos años.

¿Por qué había llegado al hospital? Se quedó meditando un rato. Si su memoria no le fallaba (que era muy probable considerando todos los años que habían pasado), sus padres lo habían llevado a ese lugar porque el niño sufría de... esquizofrenia. No era un caso muy grave, pero había empeorado mucho cuando lo habían dejado solo en el hospital, sin siquiera brindarle una visita. Luego sus padres lo habían dejado, y fue cuando el niño no quiso hablar más con él.

Tantos años desempeñando perfección en su trabajo, lo habían hecho merecedor de un ojo observador, y de técnicas muy eficaces para con sus pacientes. Si de algo podía estar orgulloso, era de decir que sabía leer la mirada a la perfección; sabía descifrar cualquier sentimiento a través de los ojos de la otra persona. Era por eso que recordaba con absoluta perfección los astutos ojos índigos de aquel muchacho.

Cuando pisó por primera vez el hospital, se pudo dar cuenta de la mirada asustada y temerosa que tenía al ser un niño mimado que nunca se había alejado de sus padres. Después, se convirtió más en una mirada de tolerancia y a veces de gratitud y cariño hacia él, cuando iniciaba sus sesiones; pero después, cuando sus padres lo hubieron abandonado, su mirada tuvo un cambio radical. Ya no mostraba nada de la inocencia y el cariño que antes solía expresar hacía él, sus ojos se veían más maduros y calculadores. Pronto se volvieron fríos, duros e incompasivos, y al final, ya no pudo distinguir nada. En su mirada ya no se notaba ni una añoranza ni deseo de vivir, ya no se mostraba alegría, o tristeza, ni siquiera cansancio. Como si estuviera viendo a través de los ojos de una estatua perfecta y sin sentimientos.

Por eso se había retirado de esa profesión. Había sentido profundamente el no poder ayudar a uno de los pequeños que lo necesitaban, y había huido. Por eso había decidido especializarse mejor en criminología, capturando ahora a las personas que ya estaban trastornadas, sin tener ya que ayudarlos en una recuperación. Así sentiría que por lo menos no dejaba a su suerte a otra persona de nuevo.

Él había sido un psiquiatra muy renombrado, y se caracterizaba por ayudar a los infantes en las enfermedades mentales más extremas. Siempre que tenía una entrevista con sus pacientes, acostumbraba a grabar sus conversaciones, para después escucharlas y tener un mejor concepto de la enfermedad. Sin embargo, se había deshecho de todas esas cintas al cambiar de especialización, y no creía que buscando en el sótano, iría a encontrar algo de utilidad, considerando la gran cantidad de niños que atendía.

Pero ahora que lo pensaba, ya que el gobierno estaba sobre su cabeza exigiendo respuestas sobre todos los crímenes cometidos, talvez valdría la pena hacer el intento...

~*~

-¿Te divertiste mucho ayer Eriol?- desde el momento en que había entrado a la compañía un día después de la fiesta, se había ido preparando mentalmente para las burlas de Li. Siempre había hecho lo mismo después de todas las fiestas en las que el tuviera que ir acompañado, y aunque no hubiera tenido nada que ver con la chica en curso, la sátira del castaño no le podía faltar en el menú.

Era casi como un rito, Shaoran hacía la misma pregunta siempre, y después, Eriol le lanzaba su mirada asesina con un indiferente 'Como sea'.

Si embargo, en lugar de ello, el inglés se limitó a apartar la vista de la dirección de su compañero y responder –No es tu problema.-

-Espera, espera, espera.- se apuró Li algo sorprendido. -¡¿Que le has hecho a mi amigo?!- bromeó.

Eriol volteó los ojos. –Eres tan infantil.-

El ingles siguió su camino hasta la maquina de café, tomando una dona de fresa y echándosela a la boca. Li solo se le quedó viendo con ojos confundidos.

-¿Qué?- preguntó Eriol algo exasperado, después de largo rato de contemplación por parte de su amigo.

-Nada.- se apuró a decir Li.-Es solo que te vez algo... diferente.-

-Por dios, ya deja de meterte cosas, empieza a afectarte el cerebro.- y continuó con su tardío desayuno.

Pero Li tenía razón. Quien sabía porque, pero los ojos del inglés se veían un poco... normales. Generalmente cargaba siempre con esa mirada asesina tan característica, y cuando no, sus ojos carecían de sentimiento alguno. Sin embargo, esa tarde se notaban como los de cualquier otra persona; de hecho, Li pudo distinguir algo de irritación, cansancio y talvez un poco de simpatía cuando había entrado al lugar. ¡Que extraño era verlo de esa manera! ¿Qué había experimentado la noche pasada que le había hecho cambiar de actitud tan repentinamente? Era un misterio digno de investigación. Y no sabía porque, pero Li tenía la ligera sospecha de que la chica ametista podía aclararle el enigma.

En ese momento la puerta se abrió, y la joven china conocida como Meiling entró a la habitación, con una actitud despreocupada en el rostro, a pesar de su atractivo atuendo. Le sonrió a Li seductoramente, y el joven castaño, le regreso el gesto de igual manera, sin apartar los ojos de las piernas de la joven.

-Hola chicos.- saludó alegremente, sin apartar la vista del ambarino.

-Hola Mei.- le respondió Li, invitándola a sentarse a su lado. La morena se acercó sin vacilación, y se acomodó sobre las piernas del chico.

-Shaoran, me acabo de enterar que fuiste a una fiesta ayer ¿Por qué no me invitaste?- le preguntó la mujer con una voz chillona, pasando el dedo sobre el pecho del joven.

-Lo siento linda, tuve que ir con otra persona.- el chico sintió una punzada en la nuca.

Eriol miró al techo después de darle una buena mordida a su dona.

¡JA! ¡Tuve me suena a obligación, el pobre no le quitaba la vista de encima a Sakura!

-Espero que no te hayas divertido sin mi.-

-¡Claro que no Mei!- El rostro sonriente de Sakura apareció en su cabeza, haciendo que Li sintiera algo de arrepentimiento al pronunciar esas parlabras-

Ja, pobre ilusa.

-Bueno, la próxima vez asegúrate de invitarme, podríamos divertirnos mucho después de la fiesta... o durante ella si quieres.- le susurró al joven al oído, mordiendole juguetonamente el lóbulo. Li empezaba a sentir calor.

Creo que voy a vomitar.

-Este es un lugar público. ¿No podrían ir a otro lugar? Estoy intentando comer.- comentó Eriol sin mirarlos.

Meiling se rió, apartándose un poco de Li. –Eso me recuerda Eriol, Ronald quiere verte.-

El joven por fin los volteó a ver. -¿Para que?-

Ella se encogió de hombros. –Quien sabe, no me quiso decir, debe ser algo acerca de la nueva misión.-

-Supongo que cualquier cosa es mejor que escuchar sus cursilerias.- se hecho el último bocado a la boca, tomó su café de la mesa, y sin voltearlos a ver, salió de la habitación.

-Ahora- dijo Meiling, regresando a ver a Shaoran. –Supongo que tendremos que cerrar la puerta.-

Y fue ahí que se esfumaron todos los recuerdos de la castaña y la noche pasada.

~*~

Después de terminar su café, y arreglar su gabardina sobre sus hombros, Eriol tocó la puerta de la oficina de su jefe.

-Adelante.- se escuchó la imponente voz de Ronald.

El ojiazul entró casualmente, como siempre lo había hecho desde que se había convertido en el asesino de confianza, y se postro frente al escritorio del magnate, aspirando la cargada atmósfera de puro y... ¿tabaco barato?

-Pensé que no vendrías.- comentó una voz detrás de él, proveniente de las sombras. No se había percatado de su presencia.

Los ojos de Eriol se volvieron de nuevo fríos y duros, pero no le dirigió la mirada. -¿Que haces aquí?-

La persona detrás de él se rió con timbre áspero, lanzando una bocanada de humo de la boca. –Vamos Eriol, no tienes porque enfadarte.- contestó con sarcasmo. –El Sr. Reuel me llamó como a ti.-

El ojiazul lanzó una mirada desafiante a su jefe.

-Yo lo llamé Eriol, no empieces una discusión ahora. Siéntense por favor.-

El inglés se mantuvo sereno pero no se movió. En cambio, el hombre que había estado entre las sombras, se acercó muy despreocupadamente y se tumbó en un sillón, aun con el cigarro barato entre los dedos.

Muy diferentes se veían los dos en ese momento. Uno de ellos con una sonrisa burlona en el rostro, con ropas desaliñadas, y el cabello despeinado; y el otro con un gesto de desprecio, elegantemente ataviado y de perfil solemne. Los dos frente a frente con la única persona que podía unirlos en un trabajo con menos de tres palabras.

Porque esos dos hombres no se llevaban nada bien. Sin duda alguna, la capacidad de simpatía de Eriol, no incluía siempre a todos los miembros de una misma familia. Henri Le Beau era un apostador en el póquer, conquistador incurable, y engreído como nadie cuando se trataba de presumir sus logros en la compañía. Era conocido en la empresa por dirigir al segundo equipo mejor pagado de Reuel, con un record de dos misiones sin completar, y un muerto en el campo.

-Puedo hacer este trabajo yo solo.- sentenció Eriol, refiriéndose a todo su equipo.

-Necesitas toda la ayuda posible para completar esta misión, son los últimos descendientes de los Daidouji, y la vigilancia será mucho mayor.-

-Podemos infiltrarnos.- protestó el ingles con calma.

-No, no podemos.- le interrumpió su jefe. –Ya no tenemos posibilidad de falsificación, la policía a tomado demasiadas precauciones. Tendremos que hacer este trabajo a la antigua.-

-¿Quiere decir irrumpir en la mansión?- preguntó Henri, lanzando otra bocanada de humo.

-Si. Intentaremos no ser descubiertos, pero si fallamos (que es lo más probable) nos estaremos enfrentando a la fuerza entera de la policía.-

Eso no sonaba nada bien. ¡Cuánto poder debía tener esa mujer como para tener a toda la policía en su casa con tan solo un llamado!

-¿La policía entera? Entonces no creo que solo nuestros equipos sean suficientes.- confesó Henri, y por primera vez, Eriol estuvo de acuerdo.

-Izumi esta calculando el aproximado de las fuerzas que necesitamos. Ustedes serán los encargados de las operaciones, así que podemos otorgarles a las personas que consideren necesarias.-

-Yo estoy bien con mi equipo, que Izumi determine a los demás.- dijo Eriol, recapacitando un poco sobre su futura misión.

-Igual.- concluyó Henri.

-Muy bien. Entonces iniciaremos los preparativos. La misión debe de estar hecha en una semana al menos, esa es la condición del demandante.-

-No te preocupes Ronald, estará hecho para entonces.- dijo el castaño con un aire alegre y un brillo en los ojos.- Ahora, a lo que nos concierne ¿De cuanto dinero estamos hablando?-

-De unas nueve cifras por el equipo de cada uno.- comentó Ronald encendiendo un nuevo puro, sin darle mucha importancia.

Los dos chicos se quedaron estupefactos, nunca se había visto tanto dinero involucrado en una misión.

-Entonces Eriol.- continuó Reuel. -¿Estás dentro o no?-

El ojiazul suspiró. Podría odiar a más no poder a ese hombre, no soportar su presencia, pero el dinero, era el dinero.

-Más vale que hagas un buen trabajo, no fallaré por tu culpa.-

-Perfecto, está decidido. Váyanse a descansar ahora, les llamaré cuando este todo listo.-

Los dos jóvenes asintieron, y salieron de la habitación sin comentario.

-Supongo que con diez cifras de por medio, uno puede trabajar con cualquiera ¿no?- bromeó Henri en su carácter habitual.

-No te pavonees Le Beau, no te queda.-

-He visto quien se pavonea por todos lados en estos cuatro años Eriol, pero recuerda que la suerte no es duradera.-

Eriol detuvo su andar, y volteó a ver al castaño con altivez. –De eso debes saber mucho Henri.-

-No soy yo quien a estado fallando últimamente, supongo que uno pierde su toque con el tiempo ¿eh?-

-Tú debes saber eso mejor que nadie ¿no es así? Estar tras las rejas resulta algo peculiar ¿no?.-

La sonrisa burlona desapareció del apuesto rostro del joven de Nueva Orleáns. Eriol se sonrió con malicia, sabiendo que había tocado un punto sensible. Conocía la misión fallida de Henri, y su estancia en la cárcel hacía unos dos años.

-Me lo dirás cuando estés en una.-

El ojiazul se acercó a él sonriéndole satíricamente, utilizando esa voz siseante como advertencia –He traído a la policía detrás de mi por más de seis años y nunca he pisado una celda. Debes de admitir que algunas personas son mejores que otras en lo que hacen.-

Henri lo miró con dureza, pero ya no supo que responder. Los ojos azules del ingles se iluminaron con una expresión de triunfo al momento de darse la vuelta y alejarse del lugar con orgullo.

-Pisarás una antes de lo que esperas Hiragizawa, te lo prometo.-

Continuara...

Uff... fue más largo de lo que pensé... creo que me lleve demasiado tiempo en explicaciones y cursilerias, pero de todos modos este capítulo me dejó satisfecha. Lastima por los que no, pero no pude resistirme a poner por fin algo de romance. Y no se preocupen, que la misión todavía no empieza.

Ah si! Perdón porque Eriol pareció frío de nuevo al final, pero es trabajo lo que atiende, no se preocupen, que no volverá a su antiguo yo (tan drástico) más sobre su relación con Tomoyo, y algo de S+S con Meiling por ahí...

The Dark: Fuiste la primera en dejarme un review, gracias!! Perdón por tenerte en suspenso, y por asustarte a muerte con lo de Yue (no te mueras Darksita!!!) de todos modos a penas y van a empezar a encontrarse más seguido...y sip, Tomoyo estaba de Ruby Moon (perdón por quitarle el crédito a Nakuru pero gueno) por cierto, cuando le mandes una nueva carta de amenaza a Rowling YO TE APOYO!! (¿cómo se atreve a matar a esa cosa linda?? BUAAA!!!) Have a nice Day!! Y puedes quedarte con Li, pero Eriol es miooo!!

Jeru: Pobre Li!! En serio que dudo de sus fans a veces, primero todas lo quieren con sakura, y ahora lo quieren casi casi ver muerto...bueno, no es lo que tengo en mente de todas formas. Saudos mandados al conejito!

Kass. Kasandra: Pues la verdad si prefiero a Eriol...te regalo a Li (ahí peléense por él) espero que sea una sorpresa buena en tu historia...no se, ese tono no me da buena espina...

Carla: Je, me alegra que te empiece a gustar más el e+t, sabes que la inspiración no me llega mucho con S+S. Por cierto, acabo de encontrar un nuevo fic, y es muy bueno 'All in the game of love' espero que te guste.

Master, the Gambler: Uy, espero que te haya gustado este cap. Fue algo muy cursi en mi opinión (sip. Lo acepto) pero hay que darle gusto a todos. Ya he pensado en un final (me ayudo eso que dijiste que no puede ser utópico) y he llegado a una conclusión gracias a ti. Ya tengo final!! (a que no te lo imaginas ; ) )

Angel-de-Luz: Yue!! Mi vida!! Hay, ya me lo imagino dormidito ahí...No te vayas a aprovechar de él eh?? Recuerda que es de Tiff!! Y lo quisiera con un moño enorme en la cabeza por favor, a domicilio. Gracias por enviarme de nuevo un review, ya sabes que siempre son bien recibidos. Te reservare un baile con Eriol para el final, no te preocupes (pero me lo prestas después un ratito eh? ;) )

Sakia...Art: Vas a hacer dibujos de mi fic?? WOW!! Digo, nunca e intentado uno, soy muuy mala (en serio) ya quiero verlos!! Debes prometerme que me los enviaras sale? Por cierto, por ahora estudio el area II en la prepa, pero espero ir para medicina forense o psicología, gracias por ser mi proxima victima( porque yo creo que eso seras u_u)!!

Kotorimos: Debo decir que tienes mucha razón..los hombres son brutos (sin ofender) y además ardidos cuando no les hacen caso (sin ofender de nuevo) pero bueno. Gracias por el review!

Furby_chan: pues ese es el punto no?? Algo asi de:'Eriol mata a Tomoyito' y eriol tendrá que decidir si matarla o haber que hace, o entregarse, o que lo maten o algo así. Ojala y tambien te hayan gustado estas escenas de las dos parejitas!!

Tomoe Himura: Que bueno que seas sincera conmigo! Eso me hará mejorar en los sig capitulos, tratare de hacerlo mejor a la proxima va? Y trate de poner algo de la serie, por eso, se supone que Touya no tiene trabajo fijo (ya vez como cambia de vestuario en la tele) y Sakura piensa que eso hace, y si, el jefe de Eriol salio de la fiesta porque se encontro con alguien que le informo de la misión. ¡Ya va la ultima misión! Sin contar la ultima ultima si sabes a lo que me refiero ;)

Karla4: no te recomiendo estar pegada todo el día a la compu... te vas a quedar ciega como yo me estoy quedando (pero si es pa leer el fic esta bien, te doy permiso XD) a mi tambien me parecio un buen cambio el carácter de eriol, siempre taaan alegre y lindo...bueno, para alla va, pero no tanto. Gracias por leer, ojala y tambien te guste este cap.

MarthyCcs:*sigh* a mi tambien me encanta Eriol sin lentes, pero...yo creo que los lentes le dan una característica personal no? Digo, que sería Eriol sin sus inseparables lentes? (ya se que dirás un bombon, yo tambien, pero bueno)

Lucia3: Pues te dire que las mujeres tenemos un radar especial pa con los chavos que nos gustan, no te has dado cuenta? Y como el fic no es yaoi pues Yue no tiene ese sexto sentido ;) lo hice pensando en eso que me contaron. Tu no encontrarías a semejante cosha a veinte metros de distancia?? Jejeje

Okinu: n_n Gracias por e cumplido, me esfuerzo mucho para escribir, veras que me e volado algunas clases (shhh) para seguir escribiendo porque aquí no me dejan... y gracias por la presión tamb, creo que ya me pase unos cuantos días de la fecha de entrega...n_n

Beautiful_night: Pues ya vez que Eriol si tiene un problema...¿y quien no? Yo se que mi pobrecito Yue no tiene la culpa, pero esta traumado!! Yo creo que es miedo a que lo encierren de nuevo en el manicomio (sip definitivamente eso es?) ehhh...por cierto, ¿no has mandado a la CIA verdad? Digo, unos cuantos dias que me pase no pasa nada o si? n_n U

Listo!! Ahora comentarios finales...haber, para los que no se imaginaron la escena de Eriol bailando, es algo así como con Squall y Rinoa en Final VIII (simplemente divina), por cierto ¿que les parecio el nuevo personaje? si ya son muchos, espero que sea el último que meto, ehhh...perdon por el retraso de tres o cuatro días, lo iba a poner la semana pasada, pero me llevaron al rancho ´por las fiestas y solo me faltaban los reviews, y---¡A si! VIVA MÉXICO!! A uno le entra lo patriota en estas fechas, asi que disculparan...n_n

Nos vemos!!

Tiff

Miembro de la Orden Siriusana.

"Seducimos valiéndonos de mentiras y pretendemos ser amados por nosotros mismos."

- Paul Geraldy