Amando al Enemigo
Por: Tiff
Un castaño de porte desaliñado, cabello despeinado, y ojos grises, contempló por varios minutos, los papeles que tenía frente a él, en donde se dejaban ver unas cuantas notas. De su propio puño y letra, había estado escribiendo las ideas que se le venían a la mente, planes malévolos, con la única intención de dañar a las personas.
Henri Le Beau era una persona muy inteligente y astuta, a pesar de su aspecto ambiguo. Tenía una mente maquiavélica que podía maquinar planes perfectos cuando se trataba de formular estrategias para arruinar a los demás.
Esta vez, su objetivo era su mayor rival: Eriol Hiragizawa.
Si quería ser el asesino mejor pagado de la compañía, primero debía de deshacerse del favorito del jefe, para después acabar con su equipo. No podía ir a denunciarlos así como así a la policía, eso significaría una traición a la compañía, y por lo tanto, una desaparición rápida y precisa por parte de Reuel; tampoco podía arruinar la misión que tenían en frente, denunciar el asesinato, significaría la perdida de los millones que él y su equipo podían ganar... ¿Qué más podía hacer?
Subió el volumen del radio que tenía a un lado, al escuchar una nota de los Daidouji.
La prueba de sangre encontrada en el crimen, a sido analizada sin que eso arrojara mayor resultado a las pesquisas...
Henri Le Beau sonrió con sadismo. Si no podía encargarse del Ingles desde el principio, talvez podría empezar por desmembrar a su equipo...nada mejor que iniciar con ese ambarino...
~*~
Eriol ajustó la pistola a su cinturón, y guardó en uno de sus bolsillos el arma característica de su persona que siempre utilizaba en sus crímenes.
La última misión...
¡Con que nostalgia repetía esa frase!
Pero no con aquella que acostumbraba a tener en otros momentos pasados, en donde ansiaba volver a matar lo más pronto posible, sino una nueva en la que se sentía aliviado de terminar. No tendría que preocuparse de nuevo por largo tiempo, podría pasar el tiempo en paz, acabar su libro, pasear de nuevo por la ciudad... y talvez ver pasar la navidad al lado de Tomoyo.
Estaba emocionada de que se acercara una fecha así. Deseaba decorar todo el departamento; le había pedido una y otra vez que compraran un gran árbol de navidad y lo decoraran juntos, que fueran de compras para ver algunos regalos que quería comprar, y soñaba además, con prepararle una cena elegante y deliciosa (tomaría clases de cocina para eso, claro).
Talvez su idea no estaba tan mal después de todo. Eso le ayudaría a recordar viejos tiempos en los que era feliz.
Cuando terminó de acomodar todos sus accesorios, se puso la gabardina negra encima.
-¿Vas a salir?- Tomoyo se había asomado a la habitación (desde la noche pasada, se había sentido con un poco más de confianza de entrar al lugar).
Él la volteó a ver. –Tengo algo que hacer.-
-Oh.- la ametista bajo la mirada. Eriol paso a su lado sin voltear a verla -¿Regresaras muy tarde? Esperaba que cenáramos algo juntos.- dijo Tomoyo viendo como él se dirigía a la puerta.
-Será algo tardado, mejor no me esperes.- contestó dándole la espalda, temía ver algo que no quería en sus ojos.
La chica se acercó a él, y lo encaró con valor. Tenía la preocupación evidente en la mirada. Después de todo, sabía que el trabajo de Eriol era algo peligroso. Se acercó a el con timidez.
-Solo cuídate mucho ¿esta bien?-
La chica se paró de puntillas, y le dio un tierno beso en la mejilla. El apuesto rostro del joven se suavizó, contorsionándose en una linda sonrisa. Estaba preocupada por él. Nadie nunca se había mostrado de esa manera.
-No te preocupes, regresaré- le susurró.
Lo amas Tomoyo... es hora de encarar la verdad...
~*~
-Me tengo que ir.- Los ojos de Sakura se entristecieron. Había pasado toda la tarde con Shaoran Li en su casa, sentados en la sala con la cabeza recargada en su hombro, observando una película. Era la primera vez que se sentía así de bien con otra persona que no fuera su familia, o Yue.
Yue, ese joven frío y distante, de mirada azulada dura y severa. ¡Que diferente era a ese joven amable y bondadoso que había sido antes!
Yukito. Llamarlo a él con el mismo nombre, resultaba un sentimiento extraño.
¿Qué lo habría hecho cambiar de esa forma tan radical?
Al principio, se había convertido en un exitoso psicólogo de niños, y ella pensaba que esa profesión le quedaba muy bien, por lo menos a ella la trataba maravillosamente. Sin embargo, de la noche a la mañana, se había cambiado el nombre, el carisma, y había abandonado esa profesión, para estudiar psicología criminal. Desde entonces, había tenido una carrera aun más exitosa. La prensa lo aclamaba por todos los logros que había conseguido a su edad, cuando otras personas más experimentadas no habían podido lograr la mitad de lo que él.
A pesar de todo, a sus ojos, y a los de su hermano, Yue no era feliz. No había sido feliz desde que había abandonado su profesión. Sus ojos, antes con brillo y ternura, eran ahora solo astutos e inteligentes. Yukito Tsukishiro había pasado a formar una historia en su pasado que no deseaba recordar, y a cambio, había nacido Yue.
Yue o Yukito. La misma persona, con una personalidad diferente. Pero no por ello, menos querido para ella. Había sido su amor platónico desde que estaba en la secundaria, cuando su hermano iba con él a clases; cuando Aya se presentó en su vida; cuando ese pelirrojo le rompió el corazón... y aun ahora, seguía siendo objeto de su afecto.
Pensaba en él cuando tenía a otra persona a su lado. Pensaba en él cuando se suponía debía empezar una nueva vida.
-Pensé que estarías aquí más tiempo- respondió ella ausentemente, alejándose de él y levantándose del sillón.
Li la siguió con su mirada, y su rostro se entristeció. Conocía esos ojos a la perfección, los había visto hacia varias noches en aquella gran fiesta, cuando la chica se había encontrado con Yue. Por alguna extraña razón, odiaba verla sufrir.
-Tengo trabajo.-
La chica volteó a verlo asustada. Si recordaba bien, él era un detective. Si tenía trabajo, resultaba que sería algo peligroso. -¿Un trabajo? ¿Será peligroso?-
Li le sonrió con confidencia, se levantó de su letargo, y se acercó a ella peligrosamente.
–Supongo que sí, pero no te preocupes, soy muy bueno en lo que hago.-
Sakura se asombró ante su proximidad, sintió como las mejillas se le encendían.
-Gracias por invitarme de nuevo, la pasé muy bien – sinceró el castaño susurrándole tiernamente.
-No, al contrario, gracias por venir, eres de las únicas personas que lo hacen sabiendo que está aquí mi hermano.-
-Bueno, es que todavía no llega.- se rió el joven con su lindo tono de voz.
-De todos modos, nadie lo había hecho.- la joven bajó la mirada, sonriendo inocentemente.
Li la miró por un rato y un ligero rubor se dejó ver en su rostro. Sintió un brinco en el pecho, y tragó saliva con fuerza. De repente se había puesto muy nervioso.
-S-Sakura...- empezó, pero las palabras se le atoraron en la garganta.
¿Qué demonios haces Li? ¿Qué intentas decirle que te cuesta tanto trabajo?
Ella alzó el rostro y lo vio, expectante.
Y él ya no se pudo controlar. Sin esperar respuesta alguna y así nada más como un impulso premeditado, se acercó rápidamente a su rostro, y la besó.
Solo un instante le basto para comprender la fastuosa vida que había llevado.
Sexo y mujeres. Tanto tiempo en contacto intimo con infinidad de ellas, y nunca con ese tipo de conexión.
Un momento, y ella le había mostrado un verdadero sentimiento alejado del deseo y la pasión. Un beso robado para borrar sus pecaminosos recuerdos; para terminar definitivamente con su vida nómada; para olvidar por un momento el camino torcido que había elegido...
Al alejarse de ella, la chica lo miró un momento sorprendida, y después le sonrió.
Él le sonrió de regreso, se dio la media vuelta, y salió de la casa... suspiró. Se había prometido algo hacía varios días, y sin embargo, necesitaba desahogarse... ¿Estaría Meiling aun en casa?
~*~
Eran las 6:30 cuando Eriol Hiragizawa entró en la nueva camioneta negra de las misiones de la compañía, después de dar una pequeña visita a la compañía, donde había averiguado varias cosas importantes. Dentro, estaba el viejo equipo al que estaba acostumbrado, exceptuando a aquel castaño chino.
Izumi Murosaki, Matt Skrichey y Shinichi Tsukiyono, lo miraron con respeto cuando entró.
Y él les sonrió. –Hola.-
Todos se miraron entre si con incredulidad e interrogación, pero le devolvieron el saludo con mucho entusiasmo.
¿Qué habría hecho cambiar de esa manera tan especial a su jefe desde la última misión? Solo él lo sabía. Lo único que podían hacer, era darle gracias a eso ó a esa persona que había logrado la hazaña.
El joven se sentó en un rincón de la camioneta, cruzó los brazos sobre su pecho, y cerró los ojos, sumiéndose en un ensimismamiento habitual antes de las misiones.
Shinishi suspiró con melancolía. Seguía habiendo cosas que no cambiaban.
La camioneta se detuvo otra vez en otro lugar, se abrió la puerta, y subió un joven de cabello castaño, mucho más callado que de costumbre. Los saludo con un débil hola, y se fue a sentar detrás de Izumi, recargando la cabeza en las manos. Y todos lo miraron extraños e incrédulos otra vez.
¿Qué demonios pasaba en ese lugar?
~*~
Las 7:00 y por fin estaban a unas cuantas cuadras de la casa de los Daidouji. Izumi les explicó el plan como de costumbre: números, planos, estrategias, rutinas, claves... un trabajo completo y bien planeado como siempre.
Unos minutos, y todos asintieron al final. Voltearon a ver a Eriol, esperando su discurso habitual.
Y por primera vez, el inglés no supo que decir. Otra veces, hubiera dado instrucciones que quería que todos siguieran al pie de la letra. Como desactivar algunas alarmas ,en que cuadrante estuviera ubicada la camioneta, nada de errores como la primera misión, y la descripción de lo que sería el asesinato, pero esta vez, no hubo nada de eso.
Bajo la mirada, y reflexionó por largo rato, ante las miradas pacientes de sus compañeros.
-Se lo que están esperando de mi.- dijo por fin. –Pero esta vez no quiero repetir las instrucciones que digo cada trabajo, supongo que ya las conocen de memoria.- su semblante se volvió serio. –Esta es la última misión. Después de esta noche, nada volverá a ser igual.- el chico por fin levantó la mirada encarando a los cuarteto, que tenía una expresión de incertidumbre.
-Todos sabíamos que este momento llegaría tarde o temprano. El momento en que dejaríamos de ser equipo, para cada quien seguir su camino. Izumi.- se dirigió al pelirrojo. -Después de esto, tendrás el dinero necesario para mantener a tu familia por toda la vida. Matt.- le dijo al rubio.-No se como te metiste en el negocio de las carreras, pero conociéndote, puedo decir que serás el mejor. Shinishi.-el chico de lindos ojos esmeraldas lo miró con tristeza, y Eriol solo le lanzo una pequeña sonrisa. –te he visto mil veces, y esas mil veces me he visto reflejado en ti. No cometas los mismos errores que yo, sé el mejor en lo que amas, pero jamás pierdas esa sonrisa bondadosa y esas ganas de vivir. Li.- el castaño lo volteó a ver al fin con algo de miedo, gesto que él no comprendió. –Eres un gran amigo, eso no lo olvidare..- Shaoran asintió, pero volvió a bajar la mirada. Eriol lo imitó. –No se si los vuelva a ver después de esto, pero si es así, quiero que sepan que fueron el mejor equipo que podría haber esperado. Gracias a su capacidad, completamos muchas misiones exitosas, ganamos grandes sumas de dinero, pero además cada uno comprendió lo que significa la confianza ciega en otra persona . Puse mi vida en sus manos miles de veces, y en todas ellas, estuve seguro de hacerlo.-hizo una pausa. –Se que no he sido el mejor. Se que hubo muchas veces en que mi orgullo se antepuso antes que mis compañeros... muchos se habrían alejado de una persona así, pero ustedes se quedaron, y siguieron siendo fieles. –el ojiazul levantó la mirada, y los vio con orgullo y admiración. –Señores, fue un placer trabajar a su lado.-
Y de esa manera, el inglés se levanto de su asiento, y salió de la camioneta. Les dio la cara una última vez. –Hagamos de nuestra última misión la mejor de nuestras vidas.- y desapareció entre las sombras.
El equipo se quedó callado por un rato, sin moverse de su sitio.
-Por Eriol, compañeros. Terminemos esto por él.- expresó Shinishi con un nudo en la garganta.
Los demás lo miraron, y asintieron con decisión. Si esa era la última vez que estaban juntos como un equipo, al menos, sería un final digno de recuerdo.
~*~
Eriol recorrió cada una de las calles como antes de cada misión, queriendo conocer el terreno, sin embargo, aunque sus sentidos estaban alerta, su mente estaba ausente en alguien más.
Li Shaoran.
Cuando lo había visto en la camioneta hacía solo unos momentos, había observado cuidadosamente la expresión de sus ojos. Arrepentimiento e incertidumbre. Había algo en el castaño que no lo dejaba en paz, algo muy importante.
Escuchó unos pasos detrás de él, y cuando volteó, vio aparecer detrás de una esquina al castaño.
-Quería hablar contigo.- le confesó el ambarino con decisión, pero sin mirarlo a la cara.
Eriol supo en ese momento de que se trataba, tenía cierta habilidad para saber de esas cosas; se recargó contra una pared y cerró los ojos, dando un largo suspiro. –Te vas a ir.- comentó más para si mismo que para el joven que estaba frente a él.
Li lo volteó a ver sorprendido, pero asintió con seguridad.
-Ya no quiero seguir en esto.- respondió Shaoran con tristeza.
-¿Por qué?-
-Supongo que quiero empezar otra vez. -
-Pero aquí tienes todo lo que has querido.-
Shaoran levantó la vista al cielo, y sonrió con melancolía. -He pasado siete años de mi vida asesinando a las personas por dinero y es hasta ahora que me doy cuenta que eso no es lo que me hace feliz.-
El inglés no respondió, pero sus palabras le dieron para reflexionar.
-¿Qué te hizo cambiar de opinión? Pensé que esto era tu vida.-
El castaño no respondió.
-Es Sakura ¿verdad?- preguntó Eriol sin mirarlo, pero interpretando su respingo repentino.
-S-Sakura ¿Por qué lo dices?-
-No sé, deberías saberlo ¿Por qué te pones tan nervioso de repente?-
-¡No estoy nervioso!-
-Claro, como tú digas.- contestó el ojiazul con sarcasmo, observando al obstinado joven.
Silencio.
-Bueno.- confesó Li después de un rato de reflexión. –Talvez si tenga un poco que ver.-
-Lo sabía.-
-Creo que no tendría nada de malo si así fuera.- se defendió.
–Tú sabes que sí. Conocías las reglas desde el principio.-
-Lo sé... no te enamores.- recordó Li con melancolía.
-Y lo has hecho, has violado tu juramento.-
Li no supo que responder. ¿Había tomado esa decisión por Sakura? ¿En verdad empezaba a enamorarse de ella? Y si era así, ¿Por qué seguía buscando a Meiling?
Eriol lo miró con algo de simpatía. Era solo su amigo, no un juez.¿Qué podía hacer él si ya había tomado su decisión? ¿Debería detenerlo ó dejarlo hacer su vida?
-Es tu decisión Shaoran, yo no te detendré.-
Li lo miró por unos segundos, tratando de leer su expresión. Sin embargo, al no encontrar nada sarcástico o rencoroso en él, sonrió con gratitud.
-Pero más vale que hagas una buena misión esta noche, no volveré a salir corriendo contigo a cuestas.- bromeó el ingles.
Li también se rió. –No te preocupes, el último y el mejor.-
~*~
Tres sombras avanzaron a velocidad asombrosa a través de las calles solitarias, poco antes de las 8:00 pm. Habían examinado con cuidado todo el cuadrante en solo pocos minutos, aprendiendo de memoria todos los callejones que podrían utilizar como posible escapatoria si el plan resultaba descubierto por los policías.
Eriol, Shaoran y Shinishi se escondieron detrás de tres grandes árboles a poca distancia de la mansión, y observaron con atención y cautela. Había algo muy extraño en la propiedad. No estaba iluminada como muchas otras noches, y se notaban aun menos guardias de los que habían planeado desde un principio.
¿Qué estaba pasando?
El ojiazul volteó a ver a su alrededor, y descubrió varias sombras postradas alrededor de la gran casa, escondidas detrás de varios objetos. Supuso que sería el otro equipo, y los extras que el jefe había mandado. Fijó sus ojos en la figura más cercana a su escondite, y notó la silueta de Henri; su rostro mostraba cierta confusión e incredulidad, al notar poca vigilancia. Volteó a verlo, y los dos se encontraron con la mirada, asintieron, y dieron la orden a su equipo por los comunicadores.
Las sombras se volvieron a esparcir por varios sitios, tomando las posiciones que les habían sido indicadas.
El Asesino Ingles miró la barda con alambrado eléctrico que anteponía frente a él.
-Corta la electricidad Izumi.- ordenó a través de su micrófono. Silencio.
-Que extraño.- se le escuchó decir al pelirrojo después de varios tecleos en la computadora. –Las corrientes eléctricas para el alambrado están desconectadas.-
-Parece que alguien te supera en las computadoras.- se burló Eriol, pensando en la pronta actuación del técnico del equipo de Henri.
-Bah, cállate.-
El criminal trepó ágilmente por la pared, y cayó del otro lado sin problemas. De nuevo se adentró a la oscuridad.
No había mucha vigilancia postrada alrededor de la casa, cosa extraña ya que les habían dicho que la fuerza policial entera estaría ahí.
Podía ser una trampa pero...¿Cómo sabrían que irían esa misma noche, a esa hora tan temprana?
No le dio muchas vueltas al asunto, ya que pronto se encontró con las ventanas de sellado automático. No había posibilidad de abrirlas desde afuera. Buscó por la planta de abajo tratando de encontrarle una debilidad al sistema, pero no encontró nada que pudiera ayudarle.
Miró al segundo piso con esperanza, y entonces la vio. ¡No podía ser tanta su buena suerte! Una ventana completamente abierta, al parecer sin ni un tipo de dispositivo. Sin mucha dificultad, trepó al pequeño techo, y sacó el arma de su funda. Apuntó hacia el interior de la casa antes de aventurarse a entrar. Nadie.
Eso era mucho más extraño. ¿Qué estúpido dejaba una ventana abierta sabiendo que había asesinos rondando la familia? ¿Habría entrado por ahí alguno de los de su equipo o los de Henri?
-Estoy dentro.- le susurró a Izumi, y de inmediato, el pelirrojo le empezó a dar instrucciones precisas de hacía donde se debía de dirigir. Una vuelta en una esquina, subir un par de escaleras, y pasar varios corredores (sin ninguna vigilancia) y por fin se encontró frente a la puerta de la habitación de la magnate.
-No hay nadie.- le comentó a Izumi.
-Es algo muy raro.- dijo el técnico revisando de nuevo los archivos. –Se suponía que esa y la habitación de Satoshi eran las más vigiladas en la mansión. Además, los sistemas de lectura de huellas y retina, incluso los censores de movimiento no están en funcionamiento.-
-¿No será una emboscada?-
-Podría ser. Mejor no entres solo a esa habitación, espera a que llegue Li.-
Con los sentidos algo alterados por la aparente calma, Eriol se escondió entre las sombras con la pistola en mano, esperando a la llegada del castaño.
Pronto se escucharon pisadas a poca distancia, y apareció el ambarino por la misma dirección por la que él había llegado.
-¿Qué pasa aquí?- preguntó el joven cuando divisó a su compañero. –No hay nadie vigilando los pasillos ni las habitaciones.-
-Lo se. Esta es la habitación de Sonomi Daidouji.- dijo el inglés apuntando a la puerta cerrada. -No estaba vigilada cuando llegue.-
-¿No será algún tipo de trampa?- preguntó Li algo nervioso, cargando su pistola.
-Tendremos que averiguarlo.- los dos pusieron en alto sus armas, y se acercaron a la puerta con sigilo. Al no existir ningún tipo especial de cerradura, fue trabajo fácil para el castaño abrir el candado con uno de sus artefactos.
La puerta no hizo ningún sonido cuando se abrió, y todas las luces estaban apagadas. No se escuchaba ni un movimiento en la habitación. Eriol la escaneó con la mirada rápidamente, y no encontró nada sospechoso. Ni un policía, ni un guardia, nada que pudiera impedirle su paso libre.
-Yo vigilaré.- aseguró Li, plantándose en el marco de la puerta, y asomando la cabeza por ella, aguzando el oído.
Hiragizawa entró sin hacer ni un sonido, y buscó a su objetivo.
No tardo mucho en encontrarlo. Una mujer de alrededor de cuarenta años, de cabello violáceo y complexión delgada; dormía placidamente en la gran cama king-size para ella sola. Parecía que no se la estaba pasando muy bien bajo tanta presión, ya que llevaba varios medicamentos antidepresivos, y uno que otro calmante.
El inglés la observó por un momento, mientras sacaba de su bolsillo ese delgado hilo con el que estrangulaba a sus víctimas. Se empezó a acercar a ella con peligrosidad.
Lo tensó entre sus manos, y lo resbaló detrás del cuello de la magnate.
Como sintiendo el peligro, la mujer abrió rápidamente los ojos, abriendo la boca al mismo tiempo tratando de gritar. Pero Eriol, de reflejos rápidos, logró enredar el cordón a su cuello con firmeza, tensándolo entre sus dedos, ahogando el grito que amenazaba con salir.
Sin embargo, la mujer no se dio por vencida tan fácilmente. Una fuerza sobrehumana por la supervivencia, se apodero de ella con rápidez, dejando a su agresor muy sorprendido ¿Quién diría que una mujer podría rivalizar con él?
La levantó de la cama sin mucho problema, y la azotó con fuerza contra una pared. Con ello logró que la mujer quedara un poco aturdida. Unos cuantos segundos, y el cuerpo de Sonomi Daidouji se empezó a desvanecer. La energía que había mostrado en un principio, desaparecía lentamente y sus miembros empezaban a ponerse lánguidos.
Cerró los ojos mientras aferraba desesperadamente los dedos contra el hilo que se iba tensando aún más, sin que el asesino cediera de su propósito.
Un ruido estrepitoso se escuchó de repente en toda la mansión. Una especie de sirena irrumpía salvajemente en la noche, quebrando la paz aparente que se vivía dentro de ella.
-Alguien activó la alarma.- se escuchó decir a Izumi un poco nervioso, desde el comunicador. Las alarmas no debían sonar hasta unos minutos después.
Pero el ojiazul no se movió, debía terminar con lo que había comenzado. Las manos de la mujer cayeron a un lado cuando las fuerzas se le acabaron. Abrió los ojos de nuevo, en un intento de verlo todo una última vez.
Unos hermosos ojos ametistas lo miraron suplicantes y temerosos, llenos de lágrimas.
Y entonces, Eriol retrocedió, resbalando el delgado hilo del cuello de Sonomi, dejándola caer al piso agotada, pero viva. El instinto de la mujer, fue refugiarse rápidamente en uno de los rincones más oscuros, sosteniendo su cuello magullado con las manos, aspirando una y otra vez frenéticamente...pero sin apartar los ojos de su agresor.
¿Qué demonios pasa aquí?
Por un momento, esos ojos aterrorizados le habían parecido conocidos. Ya había visto esa expresión alguna vez...
Tomoyo...
Si, ella lo había mirado de esa forma aquella vez que se habían encontrado en el callejón. Esa expresión de terror y angustia en el rostro de aquella mujer, eran los mismos que su niña había puesto cuando lo había reconocido con esa expresión asesina. ¿Por qué no había notado esa mirada en cualquier otra de sus victimas?
Y más aún ¿Por qué se había detenido a mitad de su trabajo, solo con recordar a aquella ametista? ¿Qué tenían en común Sonomi Daidouji y Tomoyo?
~*~
Shaoran vigilaba desde la puerta con algo de nervios. Ni un policía en todo el trayecto hasta la habitación principal, resultaba algo muy sospechoso. Sin embargo, cuando había visto entrar a su compañero a la habitación de la magnate, sin ni un problema, sus sentidos se agudizaron aun más. ¿Qué estaban tramando en esa mansión?
Llevaba poco tiempo asomado en la puerta, vigilando que nadie se acercara por el pasillo, cuando lo distrajo un ruido estrepitoso. Una alarma.
La casa pronto estaría rodeada de policías, y sino salían rápido, corrían el riesgo de no salir de ahí.
-¡Apresúrate!- le gritó a su compañero, que ya se había tardado ahí adentro, considerando que solo era una mujer.
Pero no obtuvo respuesta, solo la alarma que siguió sonando.
Un poco más nervioso de lo habitual, por fin decidió entrar a ver que era lo que detenía tanto a su compañero, y se quedó algo sorprendido al descubrirlo.
Eriol permanecía parado estáticamente en un sitio, sosteniendo su arma aún entre sus manos, que se veían algo temblorosas. Sus ojos índigos, algo sorprendidos e incrédulos, veían a un punto fijo como hipnotizado.
Volteó la mirada en dirección a la del ojiazul, y vio a Sonomi Daidouji, encogida en un rincón, viva.
-¿Qué estas esperando?- le reclamó el castaño a su jefe, sin comprender muy bien la repentina inmovilidad de su compañero. -¡Mátala!-
La mujer se retorció en su lugar con nerviosismo, dándose cuenta que era incapaz de gritar. Esos cables que habían estado enredados a su cuello, debían de haber dañado sus cuerdas vocales al menos temporalmente.
Pero Eriol no se movió. Permaneció simplemente en su sitio, sin saber que hacer. –No puedo.- titubeó.
-¿De qué demonios hablas?- preguntó Li empezando a perder la paciencia. -¡Es nuestro trabajo!-
-Lo se, es solo que...- se detuvo ¿Pensaría Li que estaba perdiendo el valor? -...Tomoyo...-
Los ojos de Sonomi se agrandaron con terror, y, sacando fuerzas de quien sabe donde, se levantó con agilidad, y se abalanzó contra el inglés con rabia indescriptible. ¿De donde había sacado tanta fuerza, si hacia solo unos momentos había estado desvanecida en el suelo?
Pero no llegó a su objetivo. El sonido de un disparo acompaño a la sirena en su trayecto nocturno, y un cuerpo cayó pesadamente al suelo, esparciendo su sangre por el elegante tapete.
La valiente Sonomi Daidouji, cayó al final en la batalla, en un último intento desesperado de salvarse. Pero antes de cerrar los ojos a la oscuridad, miró al ojiazul una última vez con rencor y súplica entremezclados, alcanzando a mover sus labios mudos en unas últimas palabras...
~*~
Shaoran observó como el cuerpo de la mujer caía al suelo pesadamente, después de haber recibido un tiro certero de su arma. No era su estilo matar de aquella manera, pero tampoco estaba acostumbrado a ver levantarse a una persona que había estado al borde de la muerte. Lo había tomado por sorpresa.
La observó y se asombró al notar los ojos de la mujer.
Muchos abrían pensado que la última mirada sería dirigida a la persona causante de tu agonía, que el último momento de angustia y rabia se vería canalizado a tu asesino...y sin embargo, los ojos ametistas, se encontraron clavados en el inglés...
Un largo rato, y la vida por fin se le escapó. Sus ojos ametistas perdieron su brillo, y miraron a un mundo de sombras sin expresión. Ahí había terminado la vida de la última de los Daidouji.
-Vámonos- dijo Li sin voltearla a ver. –Tenemos que revisar el trabajo de Henri.-
Eriol asintió con un aire muy distraído, pero se quedó en el mismo lugar.
-¿Qué te sucede?- preguntó Shaoran molesto, al notar tan ausente a su compañero.
-¿No lo viste?- el ojiazul por fin soltó el hilo que traía en las manos, y miró como temblaban levemente.
-¿Ver qué? Escucha, no tenemos tiempo para esto, la alarma está sonando, y pronto estaremos rodeados de policías.-
-Tienes razón, vámonos.- guardo su arma en el bolsillo, y sin volver a mirar a Sonomi, salió de la habitación, recuperando su anterior seguridad.
Los dos asesinos corrieron por el pasillo, siguiendo de nuevo las instrucciones de Izumi, dirigiéndose a la pieza de Satoshi. Desde el principio, uno de sus objetivos había sido revisar el trabajo del equipo de Henri, solamente para asegurarse de que todo hubiera ido con lo planeado.
La puerta estaba a medio abrir, pero no se escuchaba ya ningún sonido. Supusieron que el otro equipo ya había salido del lugar.
Los dos entraron con rapidez, y pronto encontraron al cuerpo de lo que parecía ser el joven Satoshi.
-Siempre hizo un trabajo muy vulgar.- sinceró Li al observar la masa sanguinolenta que yacía en el suelo. Solo se alcanzaban a distinguir unos cuantos mechones de cabellos rubios, y unos enormes ojos ametistas sin pizca de vida, de lo demás, solo quedaba carne al descubierto, y sangre por todos lados.
-Al menos cumplió con su trabajo.- respondió Eriol, aunque la vista del crimen no le resultó nada satisfactoria.
Su misión casi estaba completa. Solo les faltaba salir de ahí.
Los dos corrieron de nuevo esta vez hacia la salida, encontrándose en el camino con Shinishi.
-¿Qué pasó aquí? ¡No tuve nada de trabajo esta vez!- exclamó el esmeralda con algo de fastidio; su trabajo había consistido en acabar a todos los guardias que intentaran acercarse a las habitaciones de los magnates.
-Nos pasó lo mismo, hay algo muy extraño.- contestó Li, que iba a la delantera.
Salieron por la misma ventana por la que habían entrado, cayendo al suelo limpiamente. Y fue hasta entonces que se escucharon las sirenas de la policía.
-Muy tarde.- se burló Li cuando los tres saltaban la barda con alambrado, que aun seguía sin electricidad. Pero al caer del otro lado, se encontraron con algo inesperado. Dos patrullas les cerraban el paso, con unos cuantos policías apuntándoles con las pistolas cargadas.
Los asesinos se quedaron parados con cara asombrada, sin saber que hacer. ¿Podrían los tres solos contra esos policías?
-¡Deténganse y mantengan las manos en alto!- gritó el que parecía estar a cargo.
-Ahora si estamos en problemas.- dijo Shinishi en voz baja, observando todas aquellas armas apunto de disparar.
-Ya vieron nuestro rostro.- recordó Eriol, pensando en todos los retratos hablados que abría de ellos.
-Atrapamos a tres de ellos, manden refuerzos.- ordenó un acompañante, por una de las radios.
-Si vienen más estamos perdidos.-
-Izumi, necesitamos la camioneta ahora.- susurró el jefe de la operación, sabiendo que Matt era demasiado bueno al volante, y talvez lograría sacarlos de ahí.
-En seguida.-
Los tres jóvenes tiraron sus armas al suelo, y levantaron las manos. Pronto los policías estaban encima de ellos, tratando de esposarlos.
Derribaron a Eriol al suelo, apuntándole con un cañón en la cabeza.
-Maldito bastardo, por fin los atrapamos.- le dijo uno de los uniformados con desprecio, revisando los bolsillos del ojiazul.
-Más vale que no toques mis armas gusano, o no vivirás para contarlo.- respondió Eriol con voz siseante, en su tono amenazador.
-Eres el 'Asesino Ingles' ¿eh? Parece que no eres tan bueno como todos decían, después de esto te vas a pudrir en la cárcel.- se burló.
-Lastima que no estarás ahí para presenciarlo.- sentenció el joven.
Sin mucho esfuerzo, logró resbalar una de sus manos de las esposas que intentaban ponerle, propinándole un buen golpe al policía que lo había estado amenazando. Se volteó con rapidez, y desenfundo el arma extra que siempre cargaba, disparando un tiro certero a la otra persona que estaba sobre él.
Al ver las acciones de su líder, Shaoran y Shinishi, siguieron su ejemplo. Su agilidad era impresionante, y después de dos o tres movimientos, ya se habían librado de sus captores, dejándolos inconscientes en el suelo.
Se alcanzaron a oír unos gritos a pocos metros del lugar, y observaron como más policías se acercaban corriendo con pistola en mano. Tuvieron la tentación de huir, pero tampoco podían dejar a aquellas personas que los habían visto con vida, o su anonimato terminaría. O corrían para escapar, o mataban.
Su respuesta llegó a velocidad impresionante por uno de los callejones, la camioneta blanca se abalanzó sobre todo lo que se interpuso en su camino, dejándolo libre de estorbos para recoger a sus compañeros.
Los asesinos recogieron sus armas con habilidad, y uno a uno, con tiros expertos, terminaron con la vida de los ocho policías que habían tratado de emboscarlos. Ahora si, sin ningún tipo de testigo, corrieron a la camioneta lo más apresurado que pudieron, y se subieron a ella de un salto. Matt arrancó al observar que todos estaban arriba, y pronto se adentró en la espesura de la noche... misión completa.
~*~
La camioneta aminoró su paso cuando ya se había alejado varios kilómetros de la escena del crimen. No había sido como la última vez, que los habían perseguido hasta después de mucho tiempo, cuando Matt decidió dejar de jugar. Esa vez, ni una patrulla les había seguido la huella.
Había resultado una misión sumamente extraña, ya que la mansión había estado mucho menos vigilada de lo que habían esperado, y varios sistemas no funcionaban como deberían. ¿Habría sido simplemente un descuido por parte de los encargados de la policía?
La radio empezó a escucharse de repente, captando la atención de todos los presentes en la camioneta. Se escuchó la voz de Henri, que se oía un poco más alterada que en otras ocasiones.
-Ya salimos.- les informó al equipo, cumpliendo el acuerdo que habían tenido días antes.
-¿Cuál es tu informe?- preguntó el pelirrojo con prontitud, empezando a teclear en su portátil los datos que le decían.
-El asesinato de Satoshi Daidouji fue exitoso, aunque presentó mucha resistencia al ataque. La entrada a la mansión fue rápida, ya que todos los dispositivos de seguridad estaban desactivados, y no encontramos vigilancia alguna en nuestro transcurso a la habitación.-
-¿Alguna pérdida?-
-Si, perdimos a dos personas en el escape.- respondió el castaño apesadumbrado.
-Bien, eso es todo, nos veremos en la compañía.-
La comunicación se cortó, y todos quedaron en silencio.
-Parece que seguimos siendo los mejores.- comentó Matt con mucho orgullo en la voz.
-Si, al menos nos recordarán como el equipo mejor pagado y que nunca perdió a un compañero.- reitero Izumi sin dejar de ver la pantalla.
Eriol observó a sus compañeros con mucho detenimiento. Acostumbraba a hacerlo después de cada misión, para asegurarse de que estaban bien. Izumi y Matt parecían ser los más calmados y normales, Shaoran solo se recuperaba de la larga carrera de huída y Shinishi...
-¿Estas bien Shinishi?- preguntó el ojiazul al notar la respiración agitada y el sudor frío que rodaba por la frente del chico.
El esmeralda asintió, poniendo una sonrisa mal disimulada en el rostro.
Hiragizawa se levantó de su asiento rápidamente, y fue a inspeccionarlo más de cerca, recibiendo algunas protestas del joven, que sostenía cerrada su gabardina.
Shinishi no pudo rivalizar contra su jefe, así que pronto fue derrotado en su juego. Abrió la gabardina muy a su pesar, revelando una gran mancha roja en su playera a la altura del abdomen.
Eriol lo miró con severidad. -¡Apresúrate Matt, necesitamos llegar a la compañía!- la camioneta aceleró, y los buenos ánimos se olvidaron, cuando Shinishi se sumió en la oscuridad.
~*~
Eran las nueve de la noche, cuando los asesinos habían llegado a la compañía. Desde ese entonces, Shinishi había estado en terapia debido a la bala que había recibido, y no les habían dado la información que ellos hubieran querido. Izumi se había ido al poco rato, cuando lo había llamado Ronald para discutir los pormenores de la misión, y Matt se había marchado sin decir nada, con la cabeza baja.
Solo quedaban Eriol y Shaoran afuera de la pequeña habitación en la que había estado la última media hora.
-Odio esto.- señaló el ojiazul con cansancio, se había estado paseando de un lado a otro sin descanso, nervioso de lo que le pudiera pasar al chiquillo.
Li lo miró un momento y le sonrió. –No tienes porque preocuparte tanto, se repondrá. Es un chico fuerte.-
-Eso espero.- pasó la mano por su cabello despeinado por centésima vez, y se quitó los lentes, dejándolos a un lado. –Él era mi responsabilidad ¿Cómo pude dejar que esto le pasara?-
-No es tu culpa, fue solo un descuido. No puedes estar con él siempre que esta en problemas.-
-Se supone que estoy ahí para ayudarlo, para protegerlo.-
-Ya no es un niño. Puede cuidarse solo, y te lo a demostrado muchas veces.-
-Si pero...-
-Ahora veo porque ocultaba con tanto afán su herida, te pones histérico.- bromeó Li.
-Sólo me preocupo por mis compañeros.- espetó Hiragizawa con resentimiento.
-Yo también lo hago, pero no por ello me la paso quejándome y sintiendo autocompasión por mi mismo.- le respondió Li algo molesto.
-¡Él estaba bajo mi protección!-
-¡Pero eso no tiene que ponerte así!-
-¡¿Qué puedes saber tu?!-
Li se levantó de su asiento, y se dirigió al ojiazul con decisión.
-¿Quieres decir que no me preocupo por él?- le preguntó el castaño, imitando la posición y mirada imponente de su jefe.
-Eso parece.- le respondió Eriol desafiante, sin dejarse intimidar por el ambarino. Le lanzó la mirada que hacía retroceder a todos los que lo encararan, pero a su diferencia, Li ni se movió.
-No fui yo quien puso en peligro la misión esta noche.- aclaró Li con sorna, ya sin plan de broma.
-No me provoques.- advirtió Hiragizawa apretando los dientes. –No puedes saber lo que siento, jamás has sido el líder.-
Eso le pegó duro a Li. Si había una cosa que hubiera deseado por largo tiempo, era poder ser el jefe de la misión, pero había aceptado a Eriol como tal. Apretó los puños con fuerza, y antes de saber lo que hacía, le lanzó un golpe certero al ojiazul en el rostro que lo tomó por sorpresa.
El inglés se tambaleó por un momento, pero recuperó el equilibrio rápidamente. Levantó el rostro hacía su compañero, dejando que una delgada gota de sangre resbalara desde su labio, y lo observó con furia. Pero se quedó en su sitio, conservando la calma.
Li retrocedió un paso, cuando se dio cuenta de lo que había hecho. Las personas que le llegaban a pegar a Eriol Hiragizawa no se iban limpios en la pelea. –Eriol yo...-
Pero el ojiazul ya no lo escuchó, simplemente se dio la media vuelta, sin dirigirle la mirada. Sabía que si lo hacía, no podría contenerse a regresarle el golpe.
Y el silencio, era la mejor manera de regresar un golpe con guante blanco...
~*~
Eriol ni siquiera pasó a ver a su jefe en esa ocasión, no se quedó a recibir una felicitación o una reprimenda, ni siquiera para saber quien se llevaría el bono extra... simplemente salió de la empresa con las manos en los bolsillos, sin mirar hacía atrás.
La noche era clara y fresca. Las calles permanecían concurridas en las grandes avenidas, con personas que realizaban las compras para una navidad venidera. ¡Tantas personas en un solo lugar, y él sintiéndose extremadamente solo!
Había tenido un día pésimo. Primero la despedida de su equipo, luego la noticia de Li, su duda ante su trabajo cuando había estado frente a Sonomi, y después la grave herida del muchacho. Eso sin contar su más reciente pelea con Li.
Se sentía además muy confundido. Habían pasado tantas cosas ese día que lo habían dejado con una interrogante, que no sabía por donde comenzar sus preguntas. ¿Cómo sería su vida después de que su equipo lo dejara solo? ¿Cómo se libraría Li del trabajo sin ninguna repercusión? ¿Por qué había confundido a Tomoyo con Sonomi Daidouji? ¿Por qué la mansión estaba casi desierta cuando habían llegado? Y sobre todo...¿Por qué se había puesto a reflexionar tanto sobre las palabras de Shaoran?
"He pasado siete años de mi vida asesinando a las personas por dinero y es hasta ahora que me doy cuenta que eso no es lo que me hace feliz.."
Los asesinatos lo hacían feliz a él ¿no? La simple tarea de contar su dinero le causaba gozo ¿verdad? ¿Quién necesitaba de otra cosa para estar bien consigo mismo y seguir con su existencia? Después de todo ¿Quién quería ser feliz?
...
Creo que necesito un trago...
Y tratando de alejar muchos pensamientos de su mente, se dirigió al bar más cercano.
~*~
Yue había recibido esa misma mañana, un archivo misterioso por correo. Un disco para computadora había llegado sin un remitente, solo dirigiéndose a él como 'Detective Tsukishiro'. Mandó a que lo revisaran a los laboratorios, sin encontrar nada raro en él, solo quedaba ver su contenido.
Cuando llegó a su casa, alrededor de las siete de la noche, se dispuso a revisar el disco en su computadora portátil. Lo introdució, y lo abrió. Parecía el archivo de una familia. Muchas fotografías de varios miembros aparecían con su bibliografía completa: Nombre, edad, nacionalidad, raza, tipo de sangre, alergias, descendencia... y muchas otras a las que no les dio mucha importancia.
Pasó las fotografías una por una leyéndolas con sumo cuidado, esperando encontrar alguna pista de la persona que lo había mandado o el porque, pero... solo eran archivos familiares.
El teléfono sonó de repente, y Yue dejo lo que hacía para contestarlo.
Intercambió unas cuantas palabras con la persona del otro lado, y después colgó con furia. Lo que había temido por tanto tiempo, por fin se había realizado. Sonomi y Satoshi Daidouji estaban muertos...asesinados en su propio hogar.
El ojiazul apagó la computadora con enojo, sacó el disco, y lo aventó por un rincón, enojado de haber perdido su tiempo en lugar de aumentar la vigilancia. Se puso su abrigo, tomo sus llaves, y salió de su desordenado apartamento azotando la puerta.
El disco quedó olvidado en el rincón, y Yue no supo, que si hubiera seguido recorriendo los archivos como lo había hecho, habría encontrado la fotografía de cierto castaño amigo de Sakura, con un ADN que hubiera resultado muy interesante.
~*~
Tomoyo se había sentado placidamente en un amplio sillón de la sala de Eriol, llevándose con ella, un grueso libro que había encontrado en una de las mesitas de la sala de estar. Lo abrió sobre las rodillas, y empezó a leerlo con interés, involucrándose en la lectura muy profundamente.
No se dio cuenta del paso del tiempo, hasta que su espalda le avisó con un ligero dolor, que había pasado varias horas en ese lugar.
Volteó a ver el reloj. La 1:30 de la mañana, y Eriol aun no había llegado.
De haberse tratado de otra persona, se hubiera angustiado de una manera histérica, pero tratándose de ese ojiazul, creía que no podía existir tanto peligro. Después de todo, ya lo había visto actuar ante situaciones de peligro, como aquélla vez que se había enfrentado a cuatro hombres, y los había derrotado a mano limpia. Al menos no era una persona que se dejara abusar por los demás.
Al estar en silencio, Tomoyo pudo distinguir el débil ruido de unas pisadas en el mismo piso. Se oían vacilantes y algo disparejas. ¿Sería Eriol? ¿Quién más podría estar en ese lugar a esa hora de la noche?
La chica aguzó su oído, intentando captar el más mínimo detalle para salir corriendo a llamar a la policía, pero cuando escuchó el sonido de unas llaves que intentaban entrar por la cerradura, y luego un 'demonios' muy conocido cuando se caían al suelo, supo exactamente de quien se trataba.
Pasaron varios minutos antes de que el joven pudiera meter la llave en su lugar y abrir la puerta, en los cuales la ametista solo escuchó divertida las expresiones que el chico lanzaba con continuidad.
Salió a recibirlo con una sonrisa divertida.
Y lo encontró recargado en el marco de la puerta, tratando de retener el equilibrio, mientras intentaba desabrochar la gabardina con una mano, sin mucho éxito.
-¿Eriol?- rió Tomoyo al notar que el joven estaba ebrio.
-¡Hola!- saludó él con un gesto tonto, sonriéndole abiertamente, para luego seguir con su vano intento de retirar su atuendo.
-¿Necesitas ayuda?-
-Pues...- miró los botones mal abrochados y sonrió. -Creo que si.-
La joven se acercó a él y le empezó a quitar la gabardina con cuidado. Su cercanía le anunció que el chico había estado tomando.
-¡Eriol, estás borracho!- exclamó la chica lanzando a su vez una risita disimulada.
-¡Claro que no lo estoy!- intentó dar el paso, pero se balanceo un poco. –Bueno, talvez un poquito.- gestionó con los dedos.
-Se te nota.- la chica pasó uno de los brazos sobre sus hombros, dándole un soporte adicional para un mejor apoyo, guiándolo hacía uno de los sillones, donde lo dejó para descansar.
-Iré a preparar café. Así se te pasarán los efectos más rápido.-
-¿Café? ¿Ahora? No, no quiero.- Renegó como niño pequeño, moviendo la cabeza en negación.
-¿Qué te parece si preparo tu habitación para que vayas a dormir?.-
-No tengo sueño.-
-¿No? ¿Qué sugieres entonces?-
-Mmm... nada, estoy bien así.-
-Bueno.- La joven volvió a tomar el libro, y se sentó a su lado, tratando de concentrar la atención en la lectura (tarea nada sencilla). El ojiazul se estiró con pereza. -¡Estoy aburrido! –exclamó. -¿Qué lees?-
Ella se limitó a levantar la pasta para que él pudiera verla, sin apartar los ojos de las letras, pero no respondió nada.
Hubo un silencio prolongado. Tomoyo por fin empezaba a adentrarse de nuevo en la lectura, olvidando al sexy inglés que se sentaba a su lado, hasta que sintió como le tiraban del cabello con sutileza.
Volteó a ver a su lado, y se encontró al ojiazul muy entretenido, entrelazando uno de sus largos mechones entre sus dedos, mientras la observaba de una manera misteriosa y seductora.
Tomoyo tragó saliva. -¿Q-Qué?-
-Nada.- pero en lugar de cesar su acto, se acercó a ella aún más.
-¿Que haces?- preguntó la ametista empezando a ponerse nerviosa, olvidando su libro completamente.
-Te estoy viendo.- sus ojos se encontraron con los de ella libremente, quedándose ahí por largo rato. Su mano acarició su mejilla con suavidad. –Eres hermosa.- le confesó con expresión embelesada.
La chica se sonrojó, apartando su mirada con rapidez. De pronto sentía que el corazón se le podía salir por la garganta.
-E-Eriol...- le susurró, pero las palabras se le atoraron de manera súbita, al sentir una suave respiración contra su cuello, y luego unos cálidos labios que se posaban en él, propiciándole delicadas caricias.
-N-No lo hagas.- suplicó la joven con voz débil, sabiendo que si continuaba, no sería capaz de detenerse después. Él levantó una mirada seductora fijándola a los ojos de la ametista, invitándola a continuar, y después se acercó lentamente a su rostro.
Sus labios se rozaron delicadamente por unos segundos, hasta que Tomoyo regresó a la realidad de golpe.
Estaba con el hombre al que amaba en una situación muy comprometedora, de la que podría haber disfrutado hasta el último instante...y sin embargo, utilizando la razón y no los instintos, se daba cuenta de que eso estaba mal. Deseba estar con ese hombre como no había deseado nunca nada, pero no de esa manera.
Si llegaba a tenerlo algún día, no sería porque él estuviera borracho; no sería porque ella se hubiera aprovechado de la situación.
Él podía llegar a hacer muchas cosas que antes no se hubiera atrevido, simplemente por el hecho de estar borracho, sabiendo que al otro día talvez no lo recordaría. Pero ella no lo estaba, y recordaría todo lo que hubiera pasado la noche anterior en su compañía. ¿Qué sentiría si de repente él se hubiera olvidado de todo lo sucedido entre los dos? ¿Que sentiría si él confesara que todo había sido solo un arranque de pasión?
Si algún día se llegara a dar una situación así, sería con un Eriol en sus cinco sentidos, conciente de sus actos, y no dejándose llevar por un instinto vano, sino por un sentimiento más profundo. Pedía demasiado, pero sino lo podía tener a su lado como una persona que la amara, entonces prefería no tenerlo.
El inglés había empezado a empujarla con su cuerpo, hasta casi quedar acostados en el sillón. -Detente.- expresó Tomoyo con voz firme apartando la vista de los hermosos ojos índigos, y anteponiendo las manos entre sus dos cuerpos.
Hiragizawa abandonó su tarea un momento, levantó los ojos y la miró con interrogación.
-¿Por qué?- preguntó él con confusión e inocencia.
-No quiero hacer esto así.- le confesó la chica con expresión dolida en la mirada.
-¿Cómo?-
-Estás borracho... No quiero que mañana despiertes sin recordar lo que paso. Prefiero esperar a que descubras lo que en verdad sientes.- pasó la mano por su cabello maternalmente, proporcionándole una tierna sonrisa.
El ojiazul también la miró, y sonrió. –Supongo que tienes razón.-
Pero no se movió de donde estaba. Simplemente hundió el rostro nuevamente en el cuello de Tomoyo, quedándose quieto. –Tuve un día pésimo.- confesó suspirando audiblemente.
-Se te nota, no te pones borracho por cualquier cosa.-
-Creo que me sobrepase esta vez.- sinceró el ojiazul.
-Eso se puede arreglar. Ahora ¿por qué no descansas un rato?-
-Me vendrían bien mis dos horas de sueño reglamentarias.- comentó Eriol, empezando a notar el cansancio que se ceñía sobre él. Cerró los ojos con pesadez y se acomodó sobre el cuerpo de Tomoyo.
Las sombras no lo persiguieron esa vez. Nada de gritos ni acusaciones contra él. Esta vez, solo un sueño tranquilo y relajador. ¿Efectos del alcohol? ¡Claro que no!
Por fin se había dado cuenta que era lo que le impedía tener aquellas pesadillas tan constantes: su niña Tomoyo...
Continuara...
Bien!! Por fin se empieza a poner interesante!! Perdon por haber asesinado a Sonomi, pero asi era la historia desde el principio.
Quería hacer unas pequeñas aclaraciones...eh, si, lo del cap, (lo de los ojos del asesino) lo saque de Rurounin Kenshin, la escena que acaban de ver al final, la saque de Buffy, donde estan ella y Spike antes de la batalla final pero en lugar de la cama el sillón, perdon por los discursos largos y cursis, y Shaoran todavía no cambia, asi que no se emocionen, faltan unos 7 u 8 cap (espero), todavía falta más de otras parejas y...henri no es bueno, eso es por seguro...creo que eso es todo por ahora...ah! y este cap, estuvo más largo que el anterior, más de 9000 palabras ¿no les molesta o si?
Esta vez hare la parte de los reviews un poco breves, o no terminare hoy...
MelissaHigurashi: Gracias por leer aunque no te agrade mucho la pareja E+T, prometo poner más de S+S, N+T, y S+M.
Sailor Pallas: Espero que te halla gustado las escenas que puse entre las dos parejitas, me costo mucho trabajo imaginar la de E+T, ojala y la calidad haya sido la misma..ˆ_ˆ
Luly: Bueeno, si te dijera que quise decir, ya no sería sorpresa, mejor espera a ver que se le ocurre a esta mente retorcida (jajaja) perdon por lo del MSN del otro día pero mi compu se desconecto...(que chafa)
Wechapa: Pues el unico reconocimiento que me agrada es que a las personas les guste lo que escribo, pero si quieres mandarme un bonito regalo, no lo despreciare... =P
Sakura Kat: ˆ//ˆ Gracias por decir que soy tu favorita! Me siento bien ahora, y no te preocupes sino dejas review, para mi con que lo leas y que te guste, esta más que bien!
Anita-asakura: Bueno, por lo menos te agrada esa pareja. He planeado más escenas entre otras, pero me falta algo de inspiración ¿alguna sugerencia? =
Sakura Li: ¿Qué te parecio?? Si, ya se que no fue un beso beso verdadero, pero digamos que fue solo un calentamiento. Gracias molestarte en poner un review!!
Jeru: ¬_¬ Yue queda solito, porque es pa mi solita!! Así que shuu o tocar, propiedad privada. Prometo poner más S+S en el prox. Capitulo, y talvez algo de Meiling con ellos, no lo se...depende de tu entusiasmo..
Tomoe Himura: ˆ_ˆ Sip tome tu idea prestada, me pareció algo muy bueno considerando que Li casi no tiene mención en las misiones y él también contribuye, el prox. Cap. Más S+S!! (espero)
Padme Gilraen: Santa virgen de la cachucha!! El cielo se va a caer! Padme ha vuelto! (espero nueva y mejorada) y si, todavía sigo esperando Big Wizard ¬_¬ gracias...
Sakia: Voy en la Salle que está por Coapa (creo, 3 años ahí y no puedo saberlo) Y no te preocupes por lo de los dibujos, estoy segura que te quedaran muy bien! Y no, no puedes matar a Henri, ¿Cómo disfrutaria Eriol de la venganza?? (no dije nada...)
Miaka Yuuki: Pueees.. eso del callejon tenía sus intenciones ocultas, como podrás haber visto, además de que no se me ocurrio otra manera de demostrarlo, y de lo de Henri puesss ya veras que pasa, no hay que impacientarse ^_~
Lady Moonlight3: Prefiero que mandes a un lindo Legolas!! A ese ni quien lo rechace.. je, perdón por lo de Sonomi, pero alguien tenía que morir (es de asesinos que esperabas??) y sip, adivinaste lo de Himura, fue de hecho pensado en esa escena. Y no te regalo a Shaoran-chan, es mio también (por lo que dura la historia) joy joy joy
Angel-de-luz: YUE!! Querido angelito!! Te dolió caerte del cielo? Esta bien, no hare sufrir a Eriol... todavía así que antes de que eso pase, podrías mandarme a mi cosa linda? Y Ken °¬° y Aya °¬° ya de conte que son mi escolta personal mientras escribo este fic? Quien no! Todos me mandan a sus asesinos!! (pero tu eres buena conmigo verdad?? n_n U)
Karla-hoshi: T_T mi lindo Eriol! Si que a sufrido! Chicas a consolarlo! (pero yo voy al frente! ˆOˆ) no empieces a angustiarte, que lo peor esta por venir (yo creo que en 2 o 3 caps)
Sayo: je, ya todas quieren matar a Henry, y no las culpo (woops no dije eso) y no te preocupes, que Shaoran empieza a sufrir en el sig. Cap. No te desesperes...
furby_chan: Hay Battousai...quisiera verlo en mi escuela, así ya no sería taan aburrida. Y tadaa Nakuru y Touya estan comprometidos!! (perdon por los que no pero me gusta esa pareja) ¿Qué te parecio el beso?? por ahora sin amor verdadero, pero ya arreglaremos eso..
Carla: Espero que lo de Yue te haya quedado un poco más claro, son la misma persona pero con diferente nombre y en dif, tiempo, es todo, a mi me gusta ver a Eriol de asesino, se me hace muy sexy °¬°, y ya le daremos su merecido a Kaho, su participación no a terminado—
Okinu1: jeje, en mi otro fic estaba en mi fase tierna, ahora es la parte sádica!! XD que bueno que tu visión hacia Eriol este cambiando! Se que Li no esta mal, pero con tu perdon, pero para mi el ojiazul es el mejor.
Beautiful-night: u_u dios, no puedo contra ti...(y kreuz, mi querida pupila, es un grupo de asesinos a sueldo muy buenotes de donde se me ocurrio la historia) bueno, me has derrotado, me dedicare a escribir sin protestar (¬_¬ maldita darksita...XD de eso no me quitas el gusto XD) jeje, y pienso igual acerca de Eriol y Shaoran, y como vez parece que el castaño no a aprendido la lección..ya lo hara más adelante (inserte risa sadica aquí)
Terra_c: T_T no tengo emulador soy una patata...pero tomare en cuenta tu consejo, don't worry. Nadie le cree a Shaoran de que quiere cambiar, y para ser sincera yo tampoco XD pero ya lo hara cuando tenga que elegir cara a cara (wooops olvida lo que dije) y gracias por prestarme a Eriol, no desperdiciare mi tiempo con él (es más ya me voy ...)
Cerezo Astorya: Gracias por escribir! Y no te preocupes, soy muy paciente en esto de las historias (ve no mas 18 cap, y todavía no acabo) yo hago los mismo con eso de pasarlos a word, así cuando estoy aburrida en la school me pongo a leerlos. Gracias de nuevo!
vanesa_chan: Pues no paso tanto tiempo o si?? solo espero que tu si seas más paciente conmigo porque otras *cough-Dark-cought* bueno, solo digamos que no es muy paciente conmigo T_T gracias por escribir!
Alina_Drakul: desgraciadamente no conozco NI una pagina de Eriol... de hecho quisiera unas imagenes de E+T, si tienes unas me las mandas no? Y casi no me conecto al messenger pero las pocas veces es después de las 7:00 pm (antes me da hueva) y la pregunta del beso ya quedó aclarada por alla arribita no??
Master de Gambler: CREI que estabas muerto!! Quieres que me suicide o que?? Perdon por lo del MSN pero la compu se desconecto y ya no pude conectarme de nuevo nos encontraremos en otra ocacion vale? Y te prometo que ya no estará tan lento (bueno, talvez el prox cap, si, no puedo resistir la tentación de más cursileria ˆ_ˆ soy niña ya te dije) Y lo del final ya te dije que NO TE LO CUENTO!! Tendras que esperar. ˆ//ˆ gracias por lo del review No 100... me hiciste sonrojar...
Undine: Listo!! Espero que solo queden unos 7 u 8 cap y ya temine todo...sería un gran alivio. Gracias por el review!!
Ayy dios... nunca habia tenido tantos reviews...GRACIAS A TODOS!! Me siento tan bien conmigo misma, que me ire a una pachanga ahora mismo (jaa Tiff, quisieras) gracias a ustedes he llegado a los 200 reviews, y por fin pienso que hago un buen trabajo, estoy contenta de que les guste la historia...
Por cierto, prometi una nueva historia, y e empezado a escribir unas pequeñas introducciones de diferentes fics, todos con un conflicto interesante (en mi opinión) así que si alguien esta interesado en conocerlos, y darme una opinión sobre cual debería de continuar, solo díganmelo y los mandare con gusto. (aunque todos saldrán a su debido tiempo)
Bueno eso es todo por hoy, ojala y se la esten pasando bien, y les haya gustado el capitulo.
Disfruten de la vida!!
Tiff
"Los besos robados, son siempre los más dulces."
