Amando al Enemigo
Por : Tiff
Una semana... Una semana y varios días más. Solo dos días para la navidad...Y nada había vuelto a ser igual.
Desde aquella noche fatídica, cuando Tomoyo había regresado a casa después de solo diez minutos, no había vuelto a ser la misma. La sonrisa que antes llevaba a todas partes, se había esfumado completamente de su rostro, y aquella plática divertida que solía hacer para pasar el tiempo, se había convertido en un silencio inexpugnable.
Eriol suspiró melancólicamente al recordar la hermosa sonrisa de la joven, su voz juguetona, sus rasgos que denotaban felicidad contagiosa... Estaba siendo sincero consigo mismo y podía reconocer abiertamente, que la extrañaba.
¿Quién no extrañaría su lindo tono de voz, y sus dulces canciones a la hora del desayuno?
El joven ojiazul dirigió sus ojos hacia la cocina al ver algo de movimiento, y sonrió de una manera tierna al distinguir la silueta de la joven haciendo el desayuno. No hubo ni un tono alentador saliendo de su boca, ni una sonrisa al ver la luz de la mañana... pero él noto con algo de satisfacción, que sus ojos ametistas, ya estaban tan claros como siempre.
...
El regocijo le duró poco al ojiazul, ya que después de una tensa comida en silencio, la chica se retiró con una débil voz, para continuar con su exilio.
¿Qué podía hacer para ayudarla? No sabía siquiera que era lo que le sucedía. Ella no había querido hablar del tema desde aquella vez, y ni una persuasión había servido para ese propósito.
¿Cómo podía regresarle ese espíritu e ímpetu por seguir con su vida? ...
Sus ojos índigos se iluminaron. Se levantó de la mesa, y se dirigió al estudio. Intentaría una última cosa, y si eso no funcionaba no sabría que más hacer...
~*~
La linda chica morena de ojos ametistas, miro por la calle melancólicamente, sentada al lado de la ventana de la habitación de Eriol. El cielo estaba nublado, y la bella luz del sol, antes reluciendo con fuerza sobre la ciudad, había quedado reducida a solo un débil halo rojizo.
Había pasado todas las tardes de esa manera, perdiendo sus pensamientos en un punto fijo inexistente, por horas y horas. Al menos, pensó, había dejado de llorar. Por fin había derramado todas las lagrimas que podía por su madre, dejándola solo con una mirada triste, y un vacío indescriptible en el pecho.
No había sido la misma desde esa noche, porque no había podido dejar atrás el tormento de haberla dejado sola los últimos momentos de su existencia, se culpaba a si misma por su muerte. Después de todo, se había quedado en esa casa, corriendo mucho peligro a causa de ella. De ella, que no había accedido a abandonar la ciudad a su lado, en un momento egoísta de seguir con su enamoramiento.
Se hubiera marchado cuando se lo había pedido; se hubiera ido cuando aún tenía la capacidad... Hubiera dejado atrás todo lo que estaba viviendo, y su madre estaría viva.
Pero de nuevo, ahí estaba él. ¿Quién era ella para mandar al corazón? Ya no era ese absurdo y tonto enamoramiento que había empezado por ese lado misterioso y seductor, ya no... era ahora un amor creciente que se había desenvuelto después de esa sonrisa hermosa y cariño conmovedor.
Se sonrió a si misma un momento, al recordar al ojiazul. Esa última semana, había notado la preocupación en sus ojos en lugar de su habitual desinterés; se había mostrado más atento con ella, y gracias al cielo, había empezado a hablar más él, tratando de sacar una conversación aunque sin mucho éxito. No quería hacerse muchas ilusiones, pero empezaba a sospechar que la extrañaba, y ella deseaba ser igual que antes para verlo sonreír otra vez.
El silencio de la tarde, se vio interrumpido de repente por el débil tono de una bella melodía en otra habitación, melancólica y reconfortante a la vez.
Un piano.
¿Sería Eriol el autor de sonido tan consolador? Después de todo, él mismo le había dicho que era muy bueno en el piano cuando era niño...aunque lo había dejado desde hacía más de una década.
La joven se levantó de su sitio, y se traslado sigilosamente hasta la habitación de donde provenía el sonido. El estudio. Que ella recordara nunca había visto un piano ahí adentro.
Abrió la puerta con cautela, y sus ojos se dirigieron rápidamente a un enorme piano semi-cubierto por una larga sabana, y muchos libros a sus lados amontonados en el piso (gracioso, siempre había pensado que no era más que una mesa) pero después se vio atraída por el perfil de la figura sentada en el pequeño banquillo. Y no pudo despegar la mirada de ahí.
El chico descansaba su frente contra el borde de la superficie azabache, manteniendo sus ojos cerrados con fuerza. Sus hombros se tensaban de repente, mientras sus blancas manos recorrían las teclas con fluidez y gracia, produciendo nota tras nota de deleitante entonación. Por la expresión de su rostro, se notaba que hacía un gran esfuerzo por recordar cada acorde, silencio o acotación, logrando su propósito con éxito excepcional ... pero también se notaba un gran esfuerzo por reprimir el dolor que aquella tonada le traía a sus recuerdos.
Los ojos de la chica se entristecieron ante su visión. El verlo sufrir le acarreaba un sentimiento de amargura...y culpa. No habría empezado con esa ronda de remembranzas si ella se hubiera mantenido como siempre...
~*~
-Se escucha hermoso Eriol.-
-Estamos orgullosos de ti hijo.-
La voz de su madre... y después la de su padre, las dos se escucharon con claridad en ese momento. Una imagen que creía olvidada, se abrió paso hacía su ser conciente, sin que él mismo lo deseara.
Su gran y anhelada casa en Inglaterra, su hermoso piano al lado de la ventana, sus padres parados frente a la chimenea con sonrisas amorosas en sus rostros, mientras él tocaba la misma melodía... todo se plasmó de nuevo frente a sus ojos con una claridad impresionante.
Se irguió en su lugar sin dejar de tocar, y observó con deleite y esperanza, la mirada orgullosa de sus padres... de sus queridos padres...
La imagen se desvaneció, cuando su mirada se empezó a ver borrosa y húmeda de repente volviendo a la oscura realidad, y solo se limitó a cerrar los ojos, ignorando ese molesto cosquilleo en la garganta.
Escuchó unos pasos cautelosos que se acercaban a él, que reconoció inmediatamente como los de Tomoyo, y que se detuvieron a su espalda, algo indecisos. Y para su sorpresa, lo próximo que supo, fue como el calor de unos delgados brazos, que se aferraban a su cuello, le hacían saltar el corazón, y como un delicado rostro pegaba su mejilla contra la de él.
Abrió los ojos con sorpresa, pero sus manos siguieron tocando, y él no se movió. De alguna manera, estar con ella de esa manera le resultaba reconfortante.
-Detente.- le susurró la chica al oído con voz suplicante, fijando la mirada en las manos que no dejaban de moverse.
La tonada empezó a aumentar de intensidad. -¿Por qué?-
-Estás sufriendo. No quiero verte sufrir.-
El ojiazul siguió por unos momentos guiado por la obstinación. La joven bajó la cabeza, dejando que una respiración irregular le pegara al cuello desnudo, y que sus brazos se aferraran aun más a él. Sintió como una pequeña gota de agua caía en su camisa... y entonces terminó la melodía abruptamente.
Se liberó sin esfuerzo del abrazo de la chica, y se volteó para encararla con rapidez. Ella lo miró algo sorprendida, detrás de unos ojos ametistas empapados en lágrimas... y sin pensarlo dos veces, se abalanzó sobre ella, y la guió hasta sus brazos. Tomoyo sollozó aún con más fuerza en su pecho, mientras se aferraba a su camisa con desesperación.
-No hagas esto.- le susurró el chico con voz algo quebrada, perdiendo por un momento esa posición llena de compostura y orgullo. –Yo no puedo...-
Y el silencio cayó entre los dos. Eriol temió seguir hablando, por miedo a mostrar sus sentimientos con plenitud.
-He perdido a alguien muy importante en mi vida.- mencionó la chica entre sollozos, sin levantar el rostro. –No quiero perderte a ti también. Eres lo único que me queda.-
Eriol sonrió como nunca antes en su vida, mientras sentía una extraña sensación en su mejilla. –No iré a ningún lado.-
Y una revelación que había estado ocultando con fervor, le llegó de repente... el asesino se estaba enamorando.
Maldición...
~*~
Los largos cabellos plateados cayeron esparcidos por la cama, cuando Yue Tsukishiro se tomó un momento de descanso. Hacía unos días que le habían quitado el cargo del caso de los Daidouji, y lo había regresado a su anterior sección en Narcotráfico. Había vuelto a ser un don nadie en la jefatura.
Antes, todos los empleados se acercaban a él en las mañanas a saludarlo ó a ofrecerle algunas palabras de ánimo, para ahora que había vuelto al anonimato de un simple departamento, alejado de toda la acción, solo Touya seguía comportándose de esa manera con él. Por una parte estaba agradecido por no tener toda la atención. No más micrófonos frente a su cara cuando salía del trabajo, ni llamadas telefónicas 'anónimas' de uno que otro reportero curioso. No tenía otra responsabilidad más grande quo organizar el papeleo, y llevar el café una que otra vez a uno de sus superiores.
Sin embargo, una parte de él deseaba seguir con aquel puesto tan codiciado. Le hubiera encantado seguir en el caso, después de todo la persona que era afectada más directamente, era una de sus mejores amigas.
Tomoyo Daidouji. Ese nombre hubiera sido muy famoso en esos momentos. Una heredera de una gran fortuna que había permanecido en el anonimato, regresaría a reclamar su fortuna y hacerse cargo de todos los bienes a su nombre. Sería la mujer más rica de Japón, y sin duda una de las más queridas gracias a su pasado trágico... pero parecía que esos planes no estaban en la mente de la chica en cuestión. Ni siquiera lo había llamado ya para saber todo lo referente al caso del asesinato de su madre, no sabía en donde estaba, y parecía que no le importaba mucho el ser dueña de uno de los emporios más poderosos del país.
De alguna manera, le parecía una mejor idea que ella no se diera a conocer al público. Podría manejar la empresa como un líder anónimo. Era lo mejor para su seguridad. Quien quisiera eliminar a los Daidouji, seguro no tendría conocimiento alguno sobre la hija de Sonomi, ya que había sido escondida desde el nacimiento.
Alzó un poco la cabeza, y se puso a revisar el desorden de su habitación. Debía empezar a ser más ordenado con sus cosas, y ahora que tenía mucho tiempo libre, podía comenzar con su nuevo régimen de limpieza... se levantó perezosamente de su cómodo lecho, y comenzó a levantar las ropas que había en el suelo, acomodándolas pulcramente en el armario; siguió con el escritorio recogiendo todos los libros, papeles y fotografías de su caso anterior, y los fue almacenando en una caja de cartón, dispuesto a olvidarse del asunto... un diskette cayó al suelo cuando arrojó un libro a la caja, llamando su atención. No llevaba nombre ni nada que lo identificara como de su propiedad.
¡Ah! Lo había recibido la misma noche del asesinato por paquetería. Debía de ser de alguno de sus jefes, o allegados, para hacerle conocer los pormenores del caso en su totalidad. Lo miró despectivamente, pero no lo arrojó al cesto de basura como fue su primer impulso.
-Lo revisaré después.- lo puso encima de su lap-top para que no se le olvidara de nuevo, y siguió con su acarrear de objetos a la otra habitación.
~*~
Un auto deportivo convertible, se estacionó de un solo volantazo frente a la residencia de los Kinomoto, deteniendo su motor. Pero nadie salió de su interior.
Un joven castaño se debatía consigo mismo dentro de él. Llevaba un hermoso peluche en el asiento copiloto con un gran moño rojo atado al cuello, y lo observaba con inmensa melancolía detrás de las gafas oscuras.
Había ido casi todos los días a ese lugar con el mismo acompañante a su lado, marchándose después sin haberlo entregado a su destinatario. No había reunido el valor suficiente todavía para verla a la cara.
¡Que gran ironía! Había enfrentado miles de peligros por casi siete años, sin tener nada que perder, y sin embargo, ahora que solo tenía que en afrontarse con sólo una chica, sus sentidos se rehusaban a continuar vehementemente.
¿Por qué había continuado tan obstinadamente ese cometido? ¿Qué era esa fuerza que se había metido en él que no lo dejaba vivir tranquilo sin estar en paz con esa castaña? ¿Por qué había pasado todas las tardes, desde que aquello había sucedido, deambulando por las calles melancólicamente?
Pensaba que empezaba a parecerse a Eriol. Sin hablar, sin sonreír, casi sin sentir... transcurriendo su vida como una persona solitaria, encerrada en su mundo. Ya no salía al bar acostumbrado todas las noches, ya no buscaba diversión en los brazos de cualquier mujer atractiva que se le cruzaba en el camino... ni siquiera había vuelto a buscar a Meiling desde aquella vez de su ultimo encuentro. No sabía porque, ó que hechizo habían puesto sobre sus ojos, pero no deseaba seguir esa relación con ella.
Y de alguna manera, otra persona había reemplazado todos los pensamientos que había tenido por años...aquella chica esmeralda que le había sonreído con dulzura desde el principio, esa que había pasado las tardes en su compañía, esa que le había enseñado a ver a las mujeres como algo más que cualquier objeto de adorno...
Sakura Kinomoto. La flor de cerezo... ¿Cómo podía extrañar a alguien de esa manera tan desesperada?
La quería, tenía que admitirlo ¿Quién podría dejar de hacerlo?
Pero el cariño era diferente. Shaoran quería mucho a Tomoyo y a Eriol, eran grandes amigos; quería a Meiling, quería a todas sus hermanas, a su madre... pero a nadie como a ella. Con tan solo pensar en su lindo rostro, una sonrisa se le venía a la cara involuntariamente, y últimamente había estado notando unas miradas muy extrañas provenientes de sus propios ojos, algo especial y desconocido para él.
Había estado pensando el asunto muy seriamente, y una de las posibilidades que había estado considerando en sus largos debates solitarios, era que... se estaba empezando a enamorar de la joven.
¿De que otra manera podría explicar los largos suspiros al recordarla, ó sus infinitos deseos de verla aunque sea asomada por la ventana? ¿De que otra manera podría justificar el anhelo de estar con ella otra vez, inhibiéndole el apetito de encontrarse incluso con su amante?
Pero... ¿Él, enamorado? Simplemente la idea lo hacía sonreír de ironía.
Percibió un movimiento por el rabillo del ojo, y volteó rápidamente. La joven esmeralda salía de la casa, subiéndose a una bicicleta con una bolsa en la mano. Iría a comprar la cena como acostumbraba.
Era la primera vez que la veía desde que lo había dejado solo en el parque, y el simple hecho de su presencia, lo hizo sentir reconfortado. La miró y sonrió, mientras un ligero rubor iluminaba sus mejillas.
Talvez el estar enamorado no era una posibilidad tan absurda.
Tuvo la tentación de bajarse a alcanzarla, o de seguirla en su auto, pero cuando ella se perdió de vista, de nuevo se sumió en su asiento. El valor le había faltado otra vez. No había podido hablar con ella, y tendría que pasar otra tarde sin conocer sus verdaderos sentimientos.
Encendió el auto, y volteó a ver al oso una vez más. –Será mañana entonces.- y se marchó pensando en su estrategia para el siguiente día.
~*~
Condució su auto de nuevo al conocido edificio de su compañero, estando indispuesto a pasar un día más solo. No había visitado a los jóvenes desde hacía casi dos semanas.
Se estacionó frente a él, y bajó del auto con el osezno debajo del brazo, entrando al edificio sin encontrar a la pelirroja para molestar.
Al acercarse al lugar, escuchó una risa conocida: Tomoyo. Sonrió. En realidad le hacía falta la compañía.
Entró a la casa y se dirigió a la sala, encontrándose con una escena que lo hizo reír de verdad desde hacía quien sabe cuanto tiempo. Eriol estaba parado al lado de un gran árbol de navidad (parecía recién traído, ya que solo tenía unos cuantos adornos) con un gorro rojo y una larga barba blanca.
El castaño se hecho a reír largamente, acompañando a Tomoyo, mientras Eriol los veía rotando los ojos y cruzando los brazos.
-¿Ya puedo quitarme esto? Digo, si ya terminaron de burlarse.- mencionó con algo de irritación en la voz.
Tomoyo solo le asintió entre risas, limpiándose una lágrima del rostro.
El ojiazul tiró los accesorios a un lado despectivamente y los miró amenazadoramente. Lo otros jóvenes por fin suprimieron su risa, pero se miraron divertidos entre sí.
-¡Tomoyo, la próxima vez que pase algo así, llámame primero!- bromeó el castaño, lanzándole miradas burlonas a su compañero.
El ingles rodó los ojos de nuevo -Como sea.- y les volvió la espalda, para continuar con su tarea.
-Oye, es la primera vez que Eriol pone un árbol de navidad en todo el tiempo que llevó de conocerlo.- le guiño un ojo a la ametista. –Debe estar loco por ti.-
Una esfera de vidrio le paso rozando por la oreja izquierda. –Ups.- mencionó el nombrado sarcásticamente sin voltear. –Se me resbalo.-
Li lo vio con cara espantada, y Tomoyo se rió.
El ojiazul sonrió mientras les daba la espalda, al menos por ese rato, era la misma persona que antes.
-¡Shaoran, que lindo!- se escuchó decir a la ametista, mientras señalaba al gran oso. -¿Es para Sakura?-
El joven asintió. –Si, es mi regalo de navidad.- pero no mencionó la pequeña desventaja de que los dos estaban molestos.
-¡Que bien! ¡Estoy segura de que va a encantarle!-
En ese momento, el teléfono sonó, y Eriol se extrañó un poco de ello. Como era la costumbre no fue a contestar, y en lugar de él, Shaoran se apresuró a contestar, pero no dijo nada.
Su sonrisa se desvaneció un momento, y después miró a Eriol y le señaló el auricular. –Es para ti.-
Por la mirada que el joven le lanzó, el ojiazul supo exactamente de quien se trataba. ¿Para que lo necesitarían esa vez? ¿Qué no había terminado ya con las misiones?
El castaño regresó al lado de la ametista, que tenía una mirada de preocupación en la mirada, y se sentó en el sillón.
~*~
Eriol Hiragizawa pasó por toda la estancia hasta donde se encontraba el teléfono, bajo las miradas tensas de sus compañeros. Contestó como siempre.
-Habla Eriol.- dijo con voz serena y mecánica.
-Tenemos un nuevo trabajo.- una voz diferente a la de su jefe se escuchó del otro lado. –Ven a la compañía lo más pronto posible.- y colgaron.
¿Otro trabajo? ¿Tan rápido? Generalmente Reuel les daba un largo plazo para descansar. Esa llamada había resultado algo inesperada.
-¿Qué pasa Eriol?- se escuchó decir a la chica con voz preocupada. El ojiazul colgó el auricular, y se dirigió a la puerta con grandes zancadas, tomando su gabardina del perchero.
-Tengo que ir al trabajo.- contestó fríamente.
La mirada de la joven se entristeció. –Volveré en cuanto pueda.- dijo el asesino con un tono más suave. –Cuida de ella ¿Quieres Shaoran?- el castaño asintió sin titubeo, pero le lanzó una mirada de preocupación. Los ojos de los dos compañeros se encontraron por unos momentos.
Después el joven miró a Tomoyo también y le sonrió. Se dio la media vuelta con paso decidido, tomó las llaves de su auto, y se fue.
~*~
Llego a la compañía a la media hora, y se adentró en su estructura sin muchos ánimos esa vez. Lo habían llamado solo a él, y no a todo el equipo (o a Shaoran en representación) para que acudieran al lugar. No era una misión normal.
Subió por el ascensor, pero antes de dirigirse a la conocida oficina, en donde no sabía aun que le esperaba, se dirigió a la enfermería. Había evitado ese lugar por toda la semana; ni siquiera se había atrevido a echar un vistazo la vez que había ido a recoger su dinero.
Sin embargo, ahora que sabía que el joven que estaba herido, se estaba recuperando con rapidez, talvez sería buena una visita aunque sea. Todavía no lo daban de alta como se había planeado, ya que se mantenía bajo observación. Habían mantenido engañada a su abuela y a su madre, diciéndole que estaba en un importante viaje de negocios.
El ojiazul abrió la puerta con lentitud, encontrándose una habitación oscura, exceptuando la débil luz de una lámpara al otro lado de la cortina que separaba dos camas. Talvez estaba dormido. Se acercó con lentitud, y se asomó con cautela.
El chiquillo no se dio cuenta de su presencia. Estaba sentado en su cama, sólo, lanzando una pelota de béisbol al aire, y cachándola de nuevo en su mano enguantada. Parecía una actividad que empezaba a aburrirlo por la expresión en su rostro.
-No es nada agradable estar aquí ¿verdad?- el chico alzó los ojos esmeraldas al escuchar la voz, y descubrió por fin la sombra negra de Eriol parado ahora a los pies de su cama. Le sonrió de una manera infantil.
-¡Jefe! ¿que hace aquí?- le dijo el joven sin disimular su sorpresa.
-¿Tú que crees chico?- le contestó Eriol de manera agradable. -¿Cómo estas?-
-Bien, como siempre.-
-Me alegro.-
El ojiazul se fue a sentar a la silla al lado de la cama del joven, y se puso a examinarlo con detenimiento. Siempre que uno de sus compañeros salía herido, él se dedicaba una y otra vez a revisar su recuperación.
-Estoy bien, en serio.- el ingles desvió su mirada rápidamente, al verse descubierto.
-Lo se.-
Hubo un silencio prolongado entre los dos, en el que el esmeralda perdió su lado feliz para ser reemplazado por un rato de seriedad. Parecía que algo importante transitaba por su cabeza.
-¿Qué pasa?- le pregunto Eriol mirándolo fijamente, al notar la incertidumbre en sus ojos.
-Nada.- mintió.-Es solo que...no estoy seguro de querer seguir con esto.-
-¿Cómo dices?-
-Con este trabajo.-
El inglés sonrió con tristeza. ¿Qué todos se habían puesto de acuerdo para dejarlo solo en ese lugar?
-Los días que he estado aquí, bueno... me he dado cuenta de los riesgos que trae este trabajo. Nunca había salido herido en una misión, pero ahora que me pasa, es cuando me doy cuenta de las cosas valiosas que poseo en la vida, y que no quisiera perder por ningún motivo. He estado luchando mucho para ver a mi madre recuperada por completo, mi abuela me ha tratado muy bien toda mi vida dejando que este en su casa...pero sobre todo, amo a mi novia, y me dolería mucho tener que perderla....-el joven sonrió ante el recuerdo de la joven, y su mirada se perdió en el recuerdo. –Estamos haciendo planes para casarnos cuando mi madre se recupere, y quisiera llegar a ese día, tener hijos, llevar una vida tranquila, a su lado.-
El ojiazul pensó un momento en la chica ametista que lo llevaba en casa... ¿le gustaría llevar una vida tranquila como la que el joven describía con tanto anhelo?
-Perdóname.- el ojiazul pronunció estas palabras con amargura. Habían estado a punto de quitarle la vida a ese chico, de hacerle perder sus sueños... por un grave descuido suyo.
-Debí haber sido más cuidadoso.-
El esmeralda sonrió con sinceridad e inocencia. –Na, no te culpes, no puedes estar ahí para cuidarnos siempre que estamos en aprietos. Se que eres el líder...- interrumpió el castaño antes de que Eriol pudiera pronunciar palabra. –Pero no eres nuestra nana o algo así. Das ordenes, y vigilas que todo se haga como se debe, y nosotros nos encargamos de nuestra seguridad. Para eso nos entrenaron. Y si me hirieron, fue por un error mío, no tuyo.-
El ingles sonrió. –Dices palabras muy sabias para alguien de tu experiencia.-
El joven acentuó el gesto. -Eso porque aprendí del mejor.-
-Hubieras sido un gran asesino ¿sabes? Estaba dispuesto a darte mi título.- bromeó el ojiazul, levantándose de la silla.
-Gran honor, pero la fama no vendría nada bien. Ya tengo el ego demasiado elevado con tus alardes.-
-Si ya no quieres tu orgullo, dile eso a Li. Es un experto en eso de los sarcasmos.-
El inglés se disponía a salir de la habitación, pero antes de poder perder al joven de vista, volteó un momento, y lo observó. Seguro era la última vez que lo veía en toda su vida. Después de eso, el chico se cambiaría de país o algo así, y nunca volvería a saber de él. Quisiera aceptarlo o no, lo extrañaría. Extrañaría a todo su equipo.
-Hazme solo un favor: Nunca cambies ¿esta bien?- le dijo el ojiazul lanzándole la mirada de orgullo que un padre mostraría por su hijo.-Cuídate mucho Shinishi.-
-Hasta mañana jefe.- y le sonrió, con una mirada de admiración en el rostro.
Pero cuando el ingles abandono la habitación, los dos supieron de inmediato que jamás de volverían a ver. Ese había sido su último encuentro.
~*~
Eriol pronto se vio frente a las puertas de la oficina principal. Tomo aire como para sumergirse en un profundo lago y entró.
Como era usual, la oscuridad reinaba en todo el recinto, que esta vez era solo iluminado por unas cuantas lámparas al lado del escritorio principal, no olía a puro como era la costumbre, sino a una especie de tabaco alemán.
-¿Pediste que viniera, Reuel?- preguntó el ojiazul a la silla que le daba la espalda.
-Reuel no está Sr. Hiragizawa.- una voz más aguda que la de su jefe, se escuchó en la habitación, un tono que la hacía cruel y amenazante, diferenciándose plenamente de la tranquilidad y paciencia que denotaba la de Ronald. –El jefe salió de la ciudad por unos cuantos días, por asuntos de negocios, y me dejó a cargo.-
La silla le dio la cara de frente, descubriendo a la débil luz, a un hombre alto y delgado, de ojos y cabellos oscuros, y de largas manos precisas y huesudas. Tenía alrededor de cuarenta años, por las delicadas arrugas que se empezaban a formar en sus rasgos crueles.
El ojiazul lo reconoció de inmediato. Ese hombre había sido una leyenda en la compañía antes de que él llegara, y era uno de los primeros fundadores de la empresa. Era amigo íntimo de Reuel, y al parecer su mano derecha en asuntos de negocios. Era, además, uno de los mejores asesinos en los archivos registrados, conocido por su absoluta certeza en el manejo de la espada samurai e increíble sadismo en los crímenes que cometía. Una sonrisa se mantenía siempre en su rostro, y sus párpados se mantenían casi unidos, quitándole lo amenazador.
Su nombre era Saito Valentine.
-Creí que este era mi momento de descanso.- dijo Eriol, algo molesto de no ver a su jefe en la misma silla que acostumbraba.
-O si, lo es.- dijo Saito calmadamente, expulsando el humo por la boca. –Pero las ordenes tienen que seguirse al pie de la letra, y Ronald nos dio instrucciones precisas. ¿Por qué no te sientas?-
-Estoy bien así.-
-Bien.- el Sr. Valentine de levantó de su asiento, y camino despreocupadamente por detrás del escritorio. –Seré breve Sr. Hiragizawa, ya que veo que no le es placentera mi presencia.- hizo una pequeña pausa. –Tenemos un trabajo para usted.-
Lo que me temía...
-¿No se supone que mi equipo debería estar en este lugar para escuchar la propuesta?-
Saito negó con la cabeza. –No esta vez Sr. Hiragizawa. Esta vez decidieron asignarle esta tarea solamente al mejor.-
-Escuche.- comentó Eriol cansinamente, bajando la mirada. –No tendría que hablar esto con usted, debería de ser específicamente con Ronald, pero debido a las circunstancias...- una pausa. –Bueno es que...Quiero abandonar la compañía.-
Las palabras que había dicho ese chiquillo habían tenido una fuerza impresionante en su persona. Si seguía en ese lugar, su equipo sería diferente; para él era lo mismo estar solo.
Saito lo miró por un momento con una expresión difícil de leer. Parecía que esa noticia no lo tomaba del todo por sorpresa.
-Lo sabemos.- entonces si se asombró el ojiazul. –Ronald lo dedujo hace varias semanas, y supuso que esto sucedería tarde o temprano.-
El ojiazul tragó saliva y se puso tenso. Bien sabían todos que nadie podía dejar la compañía así nada más, algunas personas de las que se había sospechado, estaban en esos momentos bajo tierra, en una sepultura sin nombre.
¿Lo abrían llevado a ese lugar simplemente para desaparecerlo del mapa?
-Es por ello que Ronald a llegado a establecer un acuerdo, eso si usted lo acepta.-
El chico apretó los dientes. -¿Cuál es?-
-Escuche, tenemos una última misión para usted. El demandante nos a pedido al mejor trabajador de nuestra compañía para este caso específico, solo a una persona. En este negocio, está involucrada una fuerte suma de dinero, y a diferencia de las otras veces, solo será dividido en dos. Usted y la compañía.-
-¿De cuanto estamos hablando?- preguntó Eriol descubriendo de nuevo su parte avara.
-Cien millones solo para usted.-
Esa suma le pegó duro. Les habían dado casi la misma cantidad por la misión pasada, a diferencia de que en ese momento se habían tenido que repartir las ganancias entre todos los equipos. En cambio, ese dinero estaría solo para él, podría mantenerse cómodamente con eso (y con lo demás que tenía guardado) por toda su vida.
-¿Y?-
-Ronald le esta ofreciendo también su libertad.- Saito apagó su cigarrillo en el cenicero, y lo encaró, abriendo los ojos en su totalidad. Crueldad y sadismo incomparables se denotaron en esa mirada asesina. –Después de cumplir la misión y reclamar su dinero, podría retirarse del negocio en el momento que quisiera, sin ninguna otra objeción, más que un juramento de silencio de por vida.- sus ojos inhumanos, denotaron por un momento, un poco de envidia. –Y su muy bien ganada reputación dentro de la empresa.-
-Es decir que... Si hago esta misión ¿Podría irme sin ninguna repercusión?- preguntó el ojiazul anonadado, sin poder creer lo que oía.
-Así es.-
Eriol se quedó sin habla. Aquello por lo que habían soñado tantas personas (incluyendo a Li) se le estaba ofreciendo libremente. Ya no se vería atado a Japón, podría por fin volver a Inglaterra, y, en una remota posibilidad, podría seguir al lado de Tomoyo, sin que ella se enterara nunca de lo que era.
-¿Cuál es la misión?-
Los ojos de Saito regresaron a su expresión bondadosa, y sonrió con satisfacción.
-Terminar con el trabajo que se empezó hace varios meses.- comentó Saito casualmente.
-¿Hablas de los Daidouji? Pero, ya exterminamos a la familia entera, no dejamos a ni un sobreviviente- bueno, excepto a aquel joven que habían mandado a un país lejano, gracias a la bondad (o estupidez) de Shaoran.
-No del todo.- El Sr. Valentine abrió uno de los cajones del escritorio, sacando un fólder con unos cuantos papeles dentro. –Según los informes de nuestro solicitante, existían cuatro hermanos legítimos de los Daidouji. Seguchi, Saguro, Kotaro y Sonomi (sin contar al hermano fallecido) cada uno de ellos tenía a una familia con su respectiva descendencia. Excepto uno de ellos. Sonomi Daidouji, la única hija legitima, jamás tuvo hijos... ó eso le hicieron creer a todo el mundo.- Saito sacó del fólder, una fotografía que contenía a la mujer nombrada, con una gran sonrisa en el rostro, y sus manos acariciando su abultado vientre. –Sonomi dio a luz, pero la criatura no murió como las actas lo registran. Ella escondió a su hija desde el principio, dejando que los demás, incluso los miembros de su familia, desconocieran a la nueva integrante, deseando brindarle una vida normal a su hija.-
Eriol se sentó por fin en la silla, muy interesado en la historia que le estaban relatando. ¡A que extremos podía llegar el amor de una madre!
-Y lo logró. Esa niña creció de una manera normal, convirtiéndose en una gran mujer, sin todos los perjuicios del dinero a su alrededor. Y la mantuvo en el anonimato con mucho éxito. Nadie creería que Sonomi Daidouji tenía una hija sino la vieran con sus propios ojos.- hizo una pausa y tomo un trago de agua. –Y de ella se trata nuestra misión ahora. Debemos de encontrar a la última descendiente de los Daidouji.-
-¿Encontrar?- repitió Eriol algo incrédulo, ellos eran asesinos, no detectives.
-Si, encontrar nada más. El solicitante no sabe en donde esta y la quiere con él, pero con vida, y sin rasguño.-
-Pero ¿Por qué?- preguntó el ojiazul sin aguantar la curiosidad. Saito lo miro de nuevo con ojos asesinos.
-El porque de nuestras operaciones no te incumben, eres un criminal a sueldo de esta empresa, y mientras se te dé tu dinero, deberías mantenerte enfocado a tu trabajo y sin hacer tantas preguntas.-
Silencio.
-Entonces ¿Estas dentro o no?-
El ojiazul asintió sin titubear. –Si.-
Saito sonrió. –Bien, tienes tres días exactos para encontrarla, o encontraremos a alguien más para que realice el trabajo.–
-Ella estará aquí antes de eso, no tienen de que preocuparse. La encontraré.-
Saito le dio el fólder que había estado revisando mientras hablaba. –No será algo muy difícil, es una mujer muy hermosa y fácil de reconocer entre toda la gente común.-
El ojiazul abrió el fólder despreocupadamente, empezando a pasar los papeles.
-Hay una fotografía reciente de ella por ahí.-
Y en un momento la encontró. Y sus ojos jamás se abrieron con tal horror. Ojos ametistas, cabellos de ébano, sonrisa angelical y piel de porcelana...
¿Su nombre? Tomoyo...Tomoyo Daidouji...
~*~
-¡¿Qué hiciste que?!- la chica ametista miró con ojos muy abiertos al nervioso joven enfrente de ella, que evadió su mirada rápidamente, agachándola al suelo.
-No fue mi intención. Estaba apunto de dejarla.-
-Espera. Déjame ver si entendí. Empezaste a salir con Sakura, pero estabas saliendo, y acostándote con Meiling a la vez. Y aquel día, cuando ibas a dejarla, Sakura te ve con ella en el parque y no te ha vuelto a hablar desde entonces ¿Cierto?-
-Si.- asintió Shaoran con la cabeza gacha.
-Te lo mereces.-
El joven levantó la mirada sorprendido. Si le había contado todo su problema, era para que le ayudara o por lo menos le diera un buen consejo, no un regaño. Una expresión herida se reflejó en sus ojos.
La joven lo observó con ojos fieros por un momento, pero al observar el arrepentimiento en la expresión del castaño, su gesto se suavizo. Se sentó a su lado.
-¿Qué sientes por ella Shaoran?- le preguntó dulcemente poniéndole una mano en el hombro.
Él la volteó a ver sorprendido, jamás se hubiera esperado esa pregunta. -No lo se.-
-¿No deberías de preguntarte eso antes que ninguna otra cosa? ¿Cómo piensas disculparte con ella si no sabes que es lo que quieres en realidad?-
Li se quedó pensativo. Talvez la ametista tenía razón. Talvez necesitaba poner sus pensamientos en orden, dejar el orgullo atrás, y pensar detenidamente en la relación que llevaba con Sakura.
-¿Y como sabré que lo que siento es lo correcto?-
-Supongo que lo sabrás en su debido tiempo. Si Sakura significa algo especial para ti, tu mismo te darás cuenta.-
Li le sonrió con sinceridad. Por fin encontraba a una persona con la cual compartir sus temores y sus secretos; a alguien que había visto con lujuria la primera vez, a esa persona que le había llevado felicidad a la vida de su amigo, a una desconocida que había llegado a sus vidas una noche cualquiera... a una mujer.
-Ahora comprendo porque traes babeando a Eriol.- los dos se sonrieron mutuamente, antes de desviar la mirada gracias al débil abrir y cerrar de la puerta principal.
El joven ojiazul llegó a la estancia con la mirada en el suelo, sin siquiera quitarse la gabardina.
-¿Cómo te fue Eriol?- le preguntó la chica, viendo la desolada mirada en sus ojos.
El joven solo asintió, sin decir nada, y se fue a sentar a la mesa desgarbadamente. Sus dos amigos se vieron entre si preocupados.
-Eriol ¿Estas bien?- la ametista se levantó de su asiento, y fue al encuentro del joven.
Li observó a su compañero por un momento, y notó algo que nunca antes había visto en él. Su porte altivo y su mirada arrogante se habían perdido en su totalidad, dejando detrás de ellos una vaga sombra de confusión y angustia. Miraba a un punto fijo en el vasto espacio, sin parpadear.
¿Qué le abrían dicho en la compañía que lo había puesto en aquel estado? ¿Estaría bien Shinishi?
-No me siento muy bien.- confesó débilmente sin alzar la mirada.
-¿Quieres que te traiga algo?- le preguntó la ametista con preocupación.
El ojiazul jamás alzó la mirada para verla, asintió, y agachó la cabeza. Y la chica se fue a la cocina rápidamente.
-¿Eriol? ¿Qué te dijeron?- el castaño se arrodillo al lado de la silla del ingles, tratando de ver la expresión de su rostro, pero era cubierto por una espesa sombra.
-Tengo un trabajo.- le susurró el asesino, sin ningún tono expresivo.
-¿Un trabajo? ¿Para ti solo?-
Asintió.
-¿Qué pasa Eriol? ¿De que se trata ese trabajo?-
-...De la última descendiente de los Daidouji.- pronunció lenta y cuidadosamente, como si cada palabra le diera un sabor amargo al paladar.
-¿La última descendiente? ¿No se supone que ya habíamos terminado con toda esa familia?-
-Al parecer no, queda solo una persona.-
-¿Cuál es tu misión?-
-Encontrarla.-
-¿Encontrarla? ¿Nada más?- dijo Li sorprendido. ¿Desde cuando pedían que encontraran a una persona sin matarla después?
De nuevo el chico asintió. Se inclinó hacia la mesa, y se cubrió el rostro con las manos en muestra de frustración.
-¿Qué te ofrecieron?-
-Más dinero del que nunca antes me habían dado... y mi libertad.-
Li sintió de repente una punzada de celos en la nuca, pero al ver el estado miserable de su compañero, todo fue reemplazado de nuevo por compasión.
-Eso es genial.- expresó sinceramente. –Muchos quisiéramos esa gran oportunidad.-
-No lo es para mi, cuando tengo que sacrificar algo aun más importante.-
Li lo miró confundido, viendo como el ojiazul metía una mano en su bolsillo y sacaba un papel arrugado, arrojándoselo al castaño con desdén.
Shaoran lo abrió con cuidado, y se quedó estupefacto al observar la imagen que se encontró en el papel de fotografía.
-No puede ser.- dijo apenas, sintiendo como las palabras rasgaban su garganta –¿T-Tomoyo D-Daidouji?-
Los ligeros pasos provenientes de la cocina, pronto se dejaron escucha de nuevo en la estancia, y los dos jóvenes cayeron pronto en un profundo y mortal silencio. Li arrugó la fotografía que tenía en las manos de nuevo, y la guardo él mismo en su bolsillo.
La chica ametista llegó de repente con una pequeña charola con un vaso de agua, algo de comida y unas cuantas pastillas, y las colocó frente al ojiazul, sentándose al otro lado de la mesa.
-¿Por qué no comes algo? Te hará bien.- comentó la joven con una voz dulce, aunque sin recibir la atención debida de ninguno de los dos chicos. Ni uno de los dos se atrevió a levantar el rostro para mirarla.
A Li se le encogió el corazón de repente, sintiendo una pena y amargura nunca antes experimentada en su vida. Había asesinado a la madre de esa mujer, había matado a la persona más querida de su mejor amiga.
El castaño se levantó de donde estaba, y puso una mano en el hombro de Eriol, para tratar de reconfortarlo, aunque él no se sentía mejor. –Debo irme.- dijo lentamente, y se marchó con rapidez, sin siquiera voltear a ver a la ametista.
~*~
¿Cómo era posible que no se hubiera dado cuenta? ¿Cuánto tiempo llevaba viviendo a su lado? ¡Tanto tiempo con ella y ni siquiera le había preguntado su maldito apellido!
¿Por qué no lo había sospechado? Las miradas ansiosas que lanzaba a la televisión cada vez que un caso de los Daidouji se presentaba, esa vez que la había encontrado con los ojos llorosos en la cocina; ¡Esa misma mañana cuando había intentado consolarla! ¿Por qué había sido tan ciego?
Ahora comprendía el motivo por el cual había visto a Tomoyo en aquélla mujer. Ahora podía deducir, el porque se había detenido justo antes de estrangular a Sonomi Daidouji; por fin veía porque no había podido cumplir su trabajo poniendo en peligro a todo su equipo... ¡todo por ella!
El ojiazul alzó por fin la mirada unos momentos, encontrándose con unos ansioso ojos ametistas a poca distancia enfrente de él. La chica lo veía con confusión, sin comprender el porque de su actitud. Sus ojos habían perdido de nuevo toda expresión humana que ella había logrado sacar a relucir, dejando al joven, con esa expresión inhumana y fría que le había conocido al principio. Lo que más le dolió, fue que al verla a los ojos, el gesto adquirió una chispa de enojo.
-¿Sucede algo Eriol?- la joven se levantó de su asiento, y trató de dirigirse al nombrado, encontrándose con una actitud evasiva.
Hiragizawa se levantó de su asiento, y sin responder, y sin tomar nada de lo que la chica le había llevado, se marchó a su habitación y cerró la puerta con gran fuerza, dejando la ametista sin habla.
-¡Maldita sea!- el ojiazul azotó los puños contra la pared con fuerza desmesurada, haciendo que sus nudillos sangraran sin que él se diera cuenta.
Él le había confesado sus secretos, le había dicho su tormentosa vida pasada, había compartido lo que recordaba de sus padres...y ella lo había engañado. Lo había engañado al no confesarle su identidad.
Si lo hubiera sabido, la hubiera obligado a dejar su casa, antes de empezar a tomarle cariño...pero no, se había quedado. Se había quedado por mucho tiempo, dejando que la empezara a querer... que se empezara a enamorar.
Ahora ella era su objetivo. Ella era el nuevo trato que significaría mucho dinero, su reputación, y su libertad.
¿Valía la pena renunciar a todo lo que tenía por una mujer que lo había engañado?
...
No...
...
Si...
¿Escucharía a su corazón o a su mente?
Ella...
Dinero y libertad...
El ojiazul levantó los ojos hacía la puerta, y escuchó un débil sollozo desde el otro lado. ¿Deseba verla sufrir una vez más?
No, nunca más.
Su decisión estaba tomada entonces... la entregaría.
Continuara...
UHOOLA!! Como han estado? Yo por aquí con un nuevo capítulo para ofrecer... por fin empieza lo emocionante! Y cada vez se acerca más el final! Estoy feliz! Y triste a la vez... pero bueno.
Yukino: No te mueras!! No quiero ser la responsable de otro asesinato! Digo, si ya por Sonomi me están golpeando, imagínate con un escritor...no quiero imaginármelo. De todos modos, gracias por el apoyo!
Angel-de-Luz: Siii!! Ya tengo guardaespaldas asegurados! Eh..espera... donde quedo Ken?? T_T.. ¬_¬ oyeee, deja a mi Yue en paz, el era muy bueno en su trabajo, y lo del trauma de Eriol, pronto volverá a renacer, así que no cantes victoria tan rápido. Jeje, perdón por lo lento de la historia, pero ya se empieza a arreglar no? Cuídate, y yo también te quiero amiga!
Joshy: raro? Porque? Bueno, talvez si, no dejo muchas cosas en claro T_T ...prometo que lo haré mejor la próxima vez...
Luly: u_u supongo que cambiare mi estilo de escribir...naaa, ya ni modo, solo me disculpo por ser tan dramática, pero algo tenía que haber después de tanta acción y eso. Creo que e leído demasiado Shakespeare para mi gusto...no lo vuelvo a hacer u_u
Karla-hoshi: Pues como veras, desgraciadamente si los vio, y esta muuuy enojada...y quien no, todavía no decido la forma de reconciliación, así que eso tendrá que esperar un poco. Y gracias por agregarme a tus favoritos! ˆ//ˆ que honor!
The Dark: Que Shaoran no es fácil? JAJAJAJAJA, yo creo que es más fácil que se lo comprueben a él que a Eriol. Alabada sea la virgen del carnero!! Dark se esta portando bien! T_T me siento feliz! No más amenazas de muerte (al menos por hoy n_n)
Lucia3: Todo se paga en esta vida u_u (lo aprendí por la mala) por eso Shaoran tiene que sufrir un poco. O mucho, no se, depende de mi humor. Y sip, algún día se enterara Tomoyo de quien mato a su santa madre, pero no te preocupes, todavía falta un rato ˆ_ˆ
Sayo: °¬° siii... yo también me olvidaría de todo con ese sex-simbol al lado...digo, quien no? Con el perdón de la madre de Tomoyito claro. Ojala y tengas paciencia con los demás cap. Tiene que empezar a arreglarse la personalidad de cada uno, así que disculpa los chorotes.
Anne M. Riddle: Que bueno que te guste! Y no te desesperes, que el próximo cap. Viene lo que todos hemos estado esperando por todos estos 20 cap! Adivina que?? ^_~
Shinta Girl: jejeje, lo siento, ya lo aclare, fue un error de ortografía de este jodido corrector, la próxima si lo reviso, je, una vez más, adoro tus dibujos!!
Jeru: con mucho gusto!! Mi musa es la del viento, así que cuando quieras, nada más me avisas pa no andarla buscando! Yo creo que el miedo de Li (como el de cualquiera) es llegar a querer de verdad, y ser lastimado después, y era por eso que se refugiaba en relaciones en las que no tenía que dar algo importante a cambio. Pero a todos les tiene que llegar un día no? Ya era hora!
Anita-asakura: Había estado pensando en algo similar para lo que dices, pero no tan dramático, de todos modos gracias por el consejo, ja, y no sabes la que se le espera a Shaoran con Touya! Aunque todavía no se como hacerle para que se queden juntos, digo con un hermano tan sobre protector... esta cañón!!
Ayin: que bueno que te guste el E+T! Verdad que tienen un no se que, que que se yo?? Y es que se ven taaan lindos juntos! Y perdón por no ponerla antes de tiempo, pero no había tenido tiempo...
Sakia: jejeje n_n U lo del sexo era solo un dicho! (digo, quien soy yo para decir) todavía nada de eso en la historia, aunque como va, no dudo que pase algún día (uuuups) te podría pagar con galletitas?? Compradas eh, porque no querrás comer lo que cocino (buak!) y no te preocupes por los dibujos, chance y yo te doy de regalo de navidad el esperado final ^_~
Padme Gilraen: fin de semana, si claro ¬_¬ ...como sea, seguiré esperando... y gracias por escribir, por un momento me puse histérica pensando en que estabas muerta! O en un pozo por lo menos...
Saito Ryuzaki: que porque no se le va encima?? Buena pregunta... digo cualquiera hubiera aprovechado ya la oportunidad...déjame pensarlo, y luego te respondo vale?? Supongo que hoy no hay inspiración...See ya!
Beautiful-night: n_n U ejeje... nunca has pensado en ir a esas consultas en donde tratan tu doble personalidad (como se llama?? Psiquiatra eso!!) talvez ahí con suerte te encuentras a Eriol (que no tarda en llegar...upppsss) y perdon por lo de S+S!! En serio que no se me da esa pareja, di que lo que puse ya es demasiado! Pero bueno u_u seguiré intentando. -_- aunque no prometo algo bueno...alguna idea para que esos dos se reconcilien? ˆ_ˆU
Undine: Oye! Perdón por no haberte contestado la otra vez en el messenger, pero ya sabes como es la brutes (mia) lo deje conectado y me fui a ver la tele (T_T juro que no lo vuelvo a hacer)
Cindy M : Supongo que la reacción de Eriol no es como la esperabas, pero ¿qué harias tu en situación semejante? Primero me enojo, y luego me reconcilio y soy todo un dulce!! ˆ_ˆ ten por segura que terminare esto, hasta la ultima letra! Aunque de un epílogo no estoy muy segura, lo pensare de todos modos..
Sakura Kat ˆ//ˆ gracias! Estoy contenta de que te guste tanto la historia! Estoy segura que todavía falta lo mejor de ella. Y Eriol no asesinó a la mama de Tomoyo ¬_¬ pero ya vez como reaccionó, no te preocupes, que esa es solo la primera reacción, todavía falta la parte lindaˆOˆ
Kass. Kassandra: Hola! O_o No se insulten ustedes tres!! No ven que todos sufren mucho? T_T dense una oportunidad niños!! Oye Kass!! Por cierto, creo que ya te contaron lo del grupo que organizan Gambler y Cerezo. ¿Cómo nos ponemos de acuerdo? Quien juzga y quien pone la prueba??
Terra_c : MUERTE A KIKYO!! Y Sephirot °¬°.. Oye compañera, si que tenemos gustos en común ˆ_ˆ! En lo que no es que Eriol es MIO!! Aunque sea solo en este fic, así que ushcale, que se arruga. Y gracias por el apoyo con lo de Sonomi! T_T que quieren?? Alguien tenía que morir no? Era ella o el ojiazul.. y conociendo a sus fans, si lo mato me linchan, asi que mejor lo dejamos asi (por un rato BUAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA) Bye!
Master, the Gambler: Delirio mental? ¬_¬ supongo que viniendo de ti es un cumplido. Y gracias a ese delirio, ya tengo un final creible que espero no decepcione a nadie (ni siquiera a ti con tu mente sádica...no espera, no tanto ˆ_ˆ) le daré un buen final, no te preocupes.. por cierto, para cuando lo de la Bestia?? ¬_¬ digo, empiezo a entender tu fic, y ya no publicas!! -_- Eres malo... whatever, te cuidas niño lindo! ˆ_ˆ
Carla: Es un dicho interesante, lo tomare en cuenta, sino para este fic, para el que sigue, que ya es algo más oscuro y que va más con eso de la muerte, y como estuvo este cap? Supongo que tengo mis ratos de alegría y otros de tristeza no crees??
Okinu: verdad que si son lindos?? Yo pienso que a pesar de las que tienen en la serie, estas personalidades les quedan muy bien, en lugar de ver un Eriol todo ternura, vemos a uno todo frío y todo, que luego se vuelve todo ternura, y de un Shaoran tímido y frío, a uno desenvuelto, atrevido, mujeriego, etc. Supongo que era un buen cambio. Y con Shaoran...ya no se que hacer con él en serio, no se deja conquistar por completo! Estaba pensando en que dejar que la quisiera pero no que la amara, pero supongo que seria un poco cruel...que te parece??
Sailor Pallas: Todavía no es hora de que se entere, pero considerando que se acerca el final, tendremos que empezar a ver... y las escenas pasionales O_o que es eso?? Na, ya abra algunas cuando se acerque el final (no espera Tiff, no puedes!! Es pg-13, no R.) uy bueno, no tanto ˆ//ˆ
furby_chan: un beso robado no suena mal, pero eso me gusto mas para Shaoran (como pudiste ver) para un beso real, real de E+T quiero mejor que sea algo de verdad, algo mas lindo... y nacido de un Eriol sobrio claro! Quien no quisiera uno de ese Adonis (como tu le dices ˆ//ˆ) en sus cinco sentidos? °¬°
Lady_Moonlight3: T_T pero, pero...Legolas!! yo iré a salvarte cosa linda no te preocupes!! Oye, y perdón lo de Angelus, pero de verdad que el pobre nada de nada.. aunque si se queda en su serie (específicamente Angel) mejor para todos! Digo, ni quien le quite a Cordy (bueno, ese mozalbete quizás...) Perdón por lo aburrido del cap. Pero como sabes, no siempre se puede poner acción, necesitamos también un poco de calma de vez en cuando, para que se aclaren los sentimientos y todo eso... créeme, lo aprendí de los mejores. No me prestarías a Legolas aunque sea un ratito (cambio legy por final de historia!!!)
That's It!! Acabe! Ta-dan! Un nuevo cap, en donde por fin se desenvuelve la trama de la que hablaba en el principio (digo, hace unos 19 caps... quien se acuerda de esos tiempos??)
Por cierto, para que se den una idea del final, quiero decirles que esta historia esta basada en el concepto del 'amor ciego' si saben a lo que me refiero, porque cuando una persona ama de verdad, no le importa lo que la otra halla hecho en el pasado ok? Guíense con esa creencia. Aunque eso no sig, que todo acabara bien, eso es un secreto que solo mi cerebrito y yo sabemos..
Por cierto, aquí les dejo unas cuantas preguntas de tarea:
1.-¿Quién es el asesino?
2.-¿Entregará Eriol a Tomoyo?
3.-¿Quién será el traidor de la compañía?
4.-¿Es la última misión del equipo?
5.-¿Yue quedara sin empleo?
6.-¿Qué pasara cuando se enteren de la prueba de ADN de Li?
7.-¿Cómo se reconciliaran S+S (si es que pasa XD)? (esa es pregunta de ayuda para mi)
Bueno, creo que eso es todo por hoy, gracias a todos los que han dejado review, estoy feliz de poder saber su opinión, y gracias a las personas que me han apoyado por el MSN, son todos muy lindos! Estoy apunto de llegar a los 300 reviews, y todo es gracias a ustedes. T_T
CUÍDENSE Y SEAN FELICES!!
Tiff
Pd. Este capítulo va dedicado a mi niño, a quien nunca podré tener a mi lado. Solo deseo que sea feliz con la persona que ama.
"Cuando el amor os llame, seguidlo.
Aunque sus caminos sean arduos y escarpados.
Y cuando sus alas os envuelvan, entregaos a él,
aunque os hiera la espada oculta en su plumaje.
Y cuando os llame, creed en él,
aunque su voz sacuda vuestros sueños,
así como el viento del Norte destroza el jardín.
Porque así como el amor os corona, también os crucificará..."
Gibran Jalil Gibran
(Gracias Carla!!)
