Amando al Enemigo
Por: Tiff
Touya Kinomoto aparcó su auto fuera de la puerta de su casa, alcanzó unos papeles que llevaba en el asiento del copiloto, y sin mucho cuidado se los puso debajo del brazo.
Farfulló entre dientes algunas maldiciones cuando se le cayeron las llaves al suelo, justo antes de entrar a su casa. Maniobro unos momentos con todos los documentos que traía, para que al final soltara un suspiro de frustración, al no lograr levantar las llaves, y perder el equilibrio de la pila de papeles que llevaba en las manos, haciendo que todos ellos cayeran al suelo en el más completo desorden.
Ese, de nuevo, no había sido su día.
Estaba en verdad harto de su trabajo. Si bien podía ganar buen dinero, ayudando con ello a la economía familiar, personalmente lo estaba desgastando en sobre manera, requiriéndole un esfuerzo físico aún mayor, cuando tenía esa clase de casos entre manos. Para su desgracia, ó fortuna, dependiendo del punto en que lo viera, él mismo era el encargado de realizar todo lo correspondiente acerca del asesino inglés. No había sido mucho trabajo antes, cuando no tenían tanta información; pero ahora que había sido capturado, su escritorio se había llenado rápidamente con informes que esperaban a ser transcritos.
Era apenas el tercer día de la captura del inglés, y ya había llenado un cajón entero de solo su información.
Sin embargo, ahora, después de dos días enteros en la oficina, por fin lograba llegar a casa; a llenar más papeles, pero a casa a fin de cuentas.
La puerta de la casa se abrió con lentitud, y la luz lo iluminó por completo. Una delgada figura lo vio por un momento, lo saludó débilmente, y se le acercó, agachándose a su lado para ayudarle con sus papeles caídos.
Touya se detuvo un momento para observar a su hermana con detenimiento. Desde aquella vez que había llegado a casa, unos tres días atrás, ella había llevado a todos lados esa cara de tristeza y pesar. Si se ponía a pensarlo, no la había visto sonreír desde quien sabe cuando.
Era por eso que no le había mencionado lo de Shaoran. No lo había visto por allí, y las fuentes que tenía postradas a cada lado de la calle, no le habían dado indicios del joven castaño en ningún momento; y el teléfono, intervenido a su petición, tampoco había recibido llamada alguna. No tenía que preocuparse por él sino se acercaba a su hermana. Después de todo, eso era el trabajo de la policía, y el suyo sólo recaía en el de cuidar a su familia.
Entre los dos terminaron de levantar el desorden a la entrada de su casa, entrando después a ella sin hablar. La joven puso con cuidado los papeles en una de las mesitas, y se marchó con rapidez, dándole la excusa de preparar el té.
Touya se quedo pensativo un momento. ¿Sería capaz de decirle a su hermana la verdadera identidad de ese joven? No era que le cayera bien, de hecho lo aborrecía simplemente por el hecho de haberse ido a meter a su casa, asesino o no; sino que saber esa verdad, talvez le acarrearía a ella un pesar mayor al que ya llevaba.
No era ningún tonto. A pesar de todos los esfuerzos que Sakura había hecho por ocultarlo, no podía negar que estaba enamorada de ese joven. Todo en ella lo decía a gritos.
¿Cómo iba a pasar desapercibido ese brillo inusual en sus ojos cada vez que él llamaba? ¿Y como no notar esa sonrisa radiante cada vez que él la visitaba? Sus charlas siempre lo incluían de una manera u otra, y esas sonrisas incautas a mitad de la comida sin razón, eran suficientes para notarlo. ¡Él mismo había pasado por eso!
La mirada oscura se entristeció por un momento. Sí sabía por lo que Sakura pasaba.
Un ruido de algo que se rompía lo saco de su ensimismamiento. Fue rápidamente a la cocina encontrando a Sakura arrodillada en el suelo, tratando de levantar los trozos de un plato que acababa de romper, mientras lavaba los trastos. Lo hacía distraídamente y como absorbida en su propio mundo, musitando algunas palabras de disculpa al darse cuenta de la presencia de su hermano.
Él la vio con algo de tristeza y se agachó a su lado para ayudarla, levantando la cabeza de pronto al escuchar un débil gemido de dolor de su parte.
-Te cortaste...- le dijo de una manera dulce y acusadora, cuando ella se llevó uno de sus delgados dedos a la boca.
-No es nada. Es sólo que...- y se quedó callada, mirando al suelo fijamente.
-Estás así por él ¿no es verdad?- le preguntó el joven sin rodeos, viendo con detenimiento los gestos de la chica. Pero ella no intentó disimularlo, y simplemente con un pequeño asentimiento, confirmó el cuestionamiento de su hermano. -¿Te hizo algo?-
La joven alzó los ojos rápidamente en señal de alarma. –¡Por supuesto que no!.- Exclamó decididamente y con convicción, dejando su dedo sangrante de lado.
-¿Entonces?- le preguntó Touya inocentemente, esperando que no conociera la identidad verdadera del castaño.
-Él...-titubeó.-Se fue.- le susurró con mucho trabajo y bajó la mirada de inmediato, evitando la mirada sorprendida de su hermano.
-¿Qué se fue?- le dijo éste incrédulamente, dejando los pedazos que acababa de recoger en el suelo.
-Si. Se fue hace tres noches, y no e vuelto a saber de él.-
-¿Quieres decir que estuvo aquí?- le preguntó en un tono alarmado, haciendo que Sakura se preocupara un poco.
-Si ¿Por qué? ¿Sabes algo de él?- la joven se levantó de su sitio, y lo miró por un momento con ojos esperanzadores.
Touya titubeó. –N-No, no se nada de él.-
El gesto de la castaña se volvió sombrío y vacilante. Parecía que estaba confundida, y sin saber que decir. –Me dijo que la policía lo perseguía.-
El moreno se quedó callado un momento, parecía que Sakura le pedía su opinión ó cualquier información de la que dispusiera. Al menos aquel joven había sido sincero con ella.
-Pensé que bromeaba al principio, pero al ver su cara tan serena y angustiada, me di cuenta de que no era así. No sé que este pasando con él, en verdad no sé si lo persiga la policía, o que haya hecho; pero... yo...- y la voz se le quebró por completo, cayó al suelo de rodillas con las manos en el rostro, sin poder contener más las lagrimas. -Él dijo que se iba para protegerme Touya, y ni siquiera me dijo a donde, puede estar en peligro y-y...- pero no pudo continuar, simplemente dejo escapar sollozos lastimeros, que retumbaron en los oídos del joven de manera perturbadora. Sin decir nada, abrazó a su hermana con cariño, dejando que la joven llorara en su hombro.
-¿Él es así de importante para ti?- le dijo con dulzura al oído, mientras acariciaba su largo cabello castaño; recibiendo un débil asentimiento por parte de la joven.
-Creo que me enamoré de él.- le confesó esbozando una tímida sonrisa, sin que las lágrimas se borraran de sus mejillas.
-Lo sé.- le contestó el joven con expresión resignada. Por más que intentara cambiar los sentimientos que su hermana tuviera para con ese hombre, no podía interferir en su corazón. Esas cosas se daban por alguna razón, y él no estaba ahí para juzgar esos motivos.
-Si tan solo pudiera saber en donde está para hablar con él una última vez, sería feliz.-
El moreno se quedó pensativo ante esas palabras. Que hablara con él no significaba que se quedaría a su lado. Él era un asesino. Un asesino que no tenía compasión por nada. ¿Qué le hacía pensar que sería diferente con su hermana? Bien podía mentirle, haciéndola caer entre sus redes, para después abandonarla así como así... Pero, si ese era el caso.. ¿Por qué había ido hasta su casa simplemente para despedirse? No le había dicho que era un asesino, pero le había confesado que la policía lo buscaba; que se iba del país... ¿Para que le diría eso sabiendo la verdadera identidad de su hermano, exponiéndose a que fueran tras él, antes de que siquiera pudiera cruzar la frontera del estado? Y suponiendo que la quería para si, ¿Por qué no se la había llevado simplemente, a base de engaños y mentiras? ¡Cuantas veces había visto a jóvenes traicionadas, salir de una relación tormentosa, después de haber seguido a hombres que les prometían futuros espléndidos! No dudaba que Sakura amara a su familia de manera incondicional pero, ¿Sería capaz de abandonarlo todo, falta de malas intenciones, para seguir al hombre del que se había enamorado? Él creía que sí. Ella lo hubiera abandonado todo.
Y sin embargo, a pesar de todas las posibilidades que había tenido para llevársela, estando ella sola en casa, no lo había hecho. La había dejado ahí. Destrozada, sí, pero a salvo en casa. Lejos de su vida furtiva y llena de peligros; lejos de todos los vicios, injusticias, sangre y muerte que se ceñían alrededor de su trabajo y lo que constituía su vida. La había alejado de sí simplemente para protegerla. La había dejado en ese lugar, para mantenerla viva, aunque eso significara terminar con su propia felicidad.
-Si te hace feliz, Sakura.- le dijo al oído, aún consolándola. –Lo encontraré y lo traeré contigo.-
Y por un momento breve, al ver la sonrisa agradecida de su hermana, y el sentimiento de esperanza que inundaba sus hermosos ojos esmeraldas; el castaño le simpatizó.
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-¿A donde demonios va?- Yue estaba observando por la pantalla que había instalado provisionalmente en su auto, a través de una portátil, todos los movimientos que hacía el asesino del que tenía la custodia. Desde que había partido del sanatorio, hasta que había llegado a ese edificio en donde pensaba estaba Tomoyo Daidouji, se había seguido el plan del que estaba informado; hasta que, después de algunos minutos de permanecer dentro del mismo departamento del tal Henry Le Beau, Eriol volvía a ponerse en movimiento hacia una dirección desconocida.
No se había estacionado frente al edificio en cuestión, ya que no quería que los compañeros del equipo del asesino lo vieran, así que prefirió quedarse a casi una cuadra de distancia del lugar. No vio personalmente a donde se dirigía el ojiazul, ni si había subido de nuevo a la camioneta que se supone lo esperaría; simplemente la pantalla le indicaba que se estaba moviendo a una alta velocidad, indicio de que iba en un vehículo.
Si el ojiazul tenía a la joven, y ahora intentaba huir, le resultaría una tarea muy complicada. Una llamada suya podía convocar a la policía entera, deteniendo a la camioneta, con conductor diestro ó no, por medio de cualquier método. Pero si de casualidad, el joven no había encontrado a la chica, debía dejarlo seguir con su investigación.
La única manera que se le ocurría de conocer los hechos en realidad, era subir al apartamento en donde se suponía estaría la joven Daidouji. Así que cerrando la lap top de un golpe seco, tomó su pistola automática de la guantera, y salió del auto con rapidez, dirigiéndose decididamente al edificio. Sabia la ubicación del apartamento perfectamente, así que no le dio mucho trabajo dar con el. Encontró la puerta abierta, y unos cuantos rastros de manchas parduscas en todo el camino hacia el lugar.
Cuidando mucho de no pisarlas, ni de tocar nada, recorrió el departamento del asesino con cautela, sin encontrar a ninguna persona en el. Sin embargo, si no esperaba encontrar nada fuera de lo común, se llevó una desagradable sorpresa al seguir el rastro de gotas oscuras que se había impregnado ya en el suelo del departamento, marcándole una trayectoria.
Llegó a la última habitación del pasillo, alcanzando a percibir un olor desagradable que empezaba a inundar poco a poco el resto de los cuartos. Abrió la puerta para encontrarse con un horrible baño de sangre por las paredes y los pisos, y el cuerpo sin vida de un joven, que no sólo tenía un enorme corte desde el epigastrio hasta la parte baja, sino además tenía un disparo de bala en la frente.
Yue se arrodillo a su lado, y observó con detenimiento la expresión de su rostro. Serena y apacible, como si hubiera muerto en una cama gracias a los muchos años de cansancio y enfermedad.
¿Así acababan de limpias las conciencias de todos los asesinos? En todos los años que llevaba de laborar en ese ámbito, siempre se encontraba con la sorpresa de descubrir cadáveres de asesinos, con una calma despejada en el rostro. ¿Era que no sentían un remordimiento al morir, después de hacer acabado con tantos inocentes? ¿O era el hecho de conocer ya de antemano su destino, ateniéndose a permanecer condenados en el infierno por toda la eternidad?
¿Así sería la forma en que terminaría la vida de Eriol? ¿Esa expresión tendría su rostro al final de sus días?
Suspiró. ¿Por qué de repente tenía ese grave presentimiento? ¿Por qué sentía que al final, Holmes y él perderían su empleo, al no ver regresar al ojiazul a su celda de castigo? ¿Y porque pensaba que no sentiría contra él ningún tipo de rencor u odio, a pesar de todo, viendo su tumba pacífica en algún cementerio olvidado? Y no era que fuera pesimista. Pero no pensaba que Eriol fuera a terminar vivo después de esa última misión.
Tomó su celular, marcó un número con agilidad, y se puso a hablar con uno de sus agentes. Llegarían a ese lugar para llevarse el cadáver y tomar toda clase de huellas; mientras que él se encargaba de buscar, y si era necesario ayudar al ojiazul...
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-¿Adonde va?- el pelirrojo Izumi observó en el monitor que el pequeño punto rojo que simbolizaba a su jefe, se movía. Algo muy extraño ya que no lo habían visto salir del edificio por donde había entrado.
-¿Cómo dices?- Shaoran había estado mirando el reloj cada cinco minutos notando la demora que el ojiazul ya llevaba, lanzando un resoplido de disgusto cada vez, ya que no había podido acompañarlo. Al oír a su compañero experto en computadoras lanzar ese comentario asombrado, se levantó rápidamente de su asiento para ver el monitor, siendo imitado por el joven Tsukiyono.
-Eriol se está moviendo.- mencionó Murosaki, señalando la motita roja que se alejaba con rapidez del lugar.
-¿Que dem...?- y antes de que terminara su expresión, sonó su celular portátil.
-Li, debes seguir a Eriol.- le dijo una voz masculina, que parecía algo alterada, sin siquiera esperar a que él contestara.
-¿Yue? ¿Qué sucede?- le preguntó el castaño con alarma. Conociendo a Yue hasta el momento, se había dado cuenta que no era cosa de siempre que él estuviera en ese estado sino estuviera pasando algo importante.
-Está herido.- le dijo sin rodeos, haciendo que Li se preocupara esta vez de verdad. –No sé cuanta sangre a perdido, pero se ve que es mucha.-
-Pero no lo hemos visto salir.-
-Se lo llevaron por otro lado. Lo cargaron entre dos ó tres tipos, y lo sacaron por la puerta trasera.-
-¿Estás allá arriba?- dijo, refiriéndose al edificio.
-Si. Aquí se libró una batalla Li, Eriol fue el perdedor y se lo han llevado. Henry está muerto.-
-Esta bien. Veremos a donde se dirigen.- y cerrando su celular rápidamente se sentó en el asiento del copiloto, bajo las miradas expectantes de sus compañeros.
-Vámonos Matt. Se lo han llevado y puede que necesite nuestra ayuda.- y el rubio encendió la camioneta rápidamente y arrancó sin mucha sutileza, siguiendo las instrucciones de Izumi.
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¡Despierta Eriol! ¡No bajes la guardia ahora!El joven ojiazul, escuchando ahora ya por algunos minutos los gritos estridentes de aquella voz dentro de su cabeza, abrió los ojos lentamente. Una vista borrosa de una ventana con algunas formas en movimiento lo saludo con desgano, sintiendo que los ojos amenazaban con cerrársele de un momento a otro. Por el traqueteo que sentía, supo inmediatamente que se encontraba sentado en el suelo de una camioneta cerrada como la de su equipo, sin que ésta tuviera ninguna clase de monitores, cosa que era muy habitual tratándose de la propia.
Intentó moverse de su sitio, lanzando un débil gemido de dolor en el proceso. La herida que tenía en el estomago, aún estaba abierta, y empezaba a sangrar de nuevo. No se podía mover, y ya empezaba a perder la sensibilidad en las piernas; la vista le fallaba aún con sus lentes puestos y la conciencia se le nublaba de repente.
No puedo hacer esto.
Se dijo a si mismo con algo de decepción. Jamás se había dado por vencido antes, y sin embargo, ahora, no veía ninguna posibilidad de escapar. Débil, herido y desarmado, no llegaría a ningún lado.
No se había imaginado que encontraría en ese apartamento al mejor asesino de todos los tiempos. De haber sido así, talvez hubiera dejado a Li para que lo acompañara. Hubiera estado al lado de su compañero, y aunque talvez no hubieran salido del todo librados de la batalla, al menos no iría en esa camioneta, herido, y con las esperanzas por los suelos.
-No pensé que fueran a atraparlo tan pronto.- escuchó atentamente una voz que hablaba desde uno de los asientos delanteros. -¿Cómo supo el Sr. Valentine que iba a estar ahí?-
-No lo sé. Ya sabes que siempre a sido una persona muy astuta.- le contestó el hombre que iba a su lado con voz cansada y ronca.
-Eso no lo pongo en duda. Supongo que ahora que trae al Sr. Hiragizawa, será muy bien recompensado por el jefe. ¿Para que crees que lo necesiten?-
-Parece que el cliente que ordenó encontraran a los Daidouji también lo quiere a él.-
La conversación había atrapado toda su atención, lo que esos hombres comentaban tan distraídamente, era algo importantísimo para él.
¿Para que lo querían a él?
-Y parece que hay una recompensa enorme sobre su cabeza.- dijo de nuevo el hombre de voz chillona, con un dejo de avaricia en la voz. –He pensado que talvez quieran vengarse de él. Ya sabes que mantuvo escondida a la joven Daidouji en su apartamento, y que iba a huir con ella.-
Perfecto. Ya todos saben nuestra asombrosa historia.
Eriol trató de reír ante el sarcasmo de su propia voz interior, pero se contuvo ya que los hombres hablaban de nuevo.
-No creo que sea eso. Reuel ya lo había ido a ver al sanatorio, y parece que le perdono la vida en ese momento. Que lo requiera el cliente es una noticia nueva. No lleva más de 12 horas.-
-¿Y crees que la persona que lo quiere sepa que él es un asesino de la compañía?-
-Podría ser. La suma que le ofrecieron a Reuel lo valdría.-
-¡Pero es su mejor asesino!-
-Ahora que tiene a Saito de regreso y sabe lo que puede hacer, no creo que lo necesite.-
-Vaya, y yo que pensé que era su preferido. Jamás me hubiera imaginado que lo fuera a entregar...-
Ahí estaban reflejados todos los años de lealtad que le había brindado a la compañía. Ahí estaba su trabajo y todas sus misiones bien realizadas, además de las sumas multimillonarias que le había hecho ganar. Lo entregarían seguro por mucho menos de la mitad de lo que él había dado; sin la más mínima muestra de remordimiento...
Hemos dado todo por esa mujer. Lo hemos perdido todo, y ya no lo recuperaremos. Ahora no podemos darnos por vencidos tan fácilmente. Ella es lo único que nos queda...
Y antes de que pudiera concordar con la voz, sus ojos se cerraron de nuevo.
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Tomoyo miró a su alrededor con cautela una vez más, tratando de distinguir algo nítido en aquella oscuridad. Desde que había despertado de su largo sueño, después de haber visto como asesinaban a un hombre que minutos antes había tratado de abusar de ella; se había encontrado encerrada en ese pequeño cuarto, en donde no cabía la más mínima posibilidad de luz.
Era un lugar húmedo y extremadamente frío, y ella se había encogido en uno de los rincones con los brazos alrededor de las piernas para mantener algo de calor en su cuerpo. Sentía como su aliento helado chocaba contra su cuerpo al exhalar, y como sus labios empezaban a temblar sin control.
¿Adonde la habían llevado? ¿Qué era ese lugar?...
¿Porqué le estaba pasando eso? ¿Por qué a ella de entre todas las personas del mundo? Era una Daidouji, eso era cierto, pero jamás se había comportado como tal. ¿No se suponía que su madre y padre habían tomado todas las medidas necesarias para que no la encontraran nunca? ¿Qué todos los papeles que validaban su nombre estaban en la caja fuerte de algún poderoso banco, con nadie con acceso a él, más que su familia? ¿Cómo era posible que supieran quien era? ¡Y porque después de tantos años! ¡Bien podrían habérsela llevado cuando apenas era una niña, para así no tener que sufrir la tortura mental de una muerte predeterminada! Y... de nuevo... ¿Por qué ahora que había conocido por fin a una persona a quien amar? ¿Por qué no había sido en una de esas tantas relaciones fallidas con otros hombres, de los que deseaba librarse rápidamente? Si hubiera sido en aquellos momentos en que sufría por Yue, no le hubiera dolido tanto una separación...
Pero con Eriol... cuando al fin había logrado que él, después de un comienzo frío y nada prometedor, le correspondiera a sus sentimientos... ¿Por qué de repente cambiaba todo el curso de su vida, dirigiéndose a quien sabe que destino? ¡Ni siquiera sabía que había pasado con él! Si, ese hombre llamado Henry le había dicho que estaba en un sanatorio, pero jamás como era que había llegado a él, ó si había resultado herido después del ataque que habían sufrido en su mismo apartamento.
Al menos está con vida...
Si. Al menos él seguía con vida. Y estaba a salvo en ese hospital al que lo habían llevado. No tendría que sufrir la tortura mental y el enclaustramiento al que la estaban sometiendo a ella. No tendría que estar en ese lugar oscuro y frío, sabiendo el destino que le esperaba.
Terminará pronto.
Se dijo a si misma con convencimiento, haciendo que ese débil pensamiento le acarreara una sonrisa al rostro. La muerte ya no se veía tan mal después de todo lo que había pasado. Si iba a morir, mejor que fuera rápidamente, y no en ese lugar. Si tenía que morir, que no la dejaran ahí para que sus restos fueran olvidados. Siempre se había imaginado una solitaria lápida en medio de un campo floreado, siendo acariciado por la suave brisa primaveral.
Eso, y otra petición, serían lo que faltaría para poder terminar su vida. Si pudiera volver a ver a Eriol una última vez, aunque sea para agradecerle y decirle cuanto lo quería... para probar sus labios una vez más, antes de sucumbir... podría marcharse en paz ... una última vez; eso era todo lo que pedía.
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-Nos están rastreando.-
-¿Cómo dices?-
-Si, hay un vehículo que nos a estado siguiendo desde que emprendimos el viaje, ¿ves?- el hombre que conducía la camioneta en donde iba prisionero Eriol, había estado viendo en una portátil postrada frente a él, todos los movimientos que se realizaban en torno suyo.
Había notado que desde hacía unos quince minutos, después de haber recogido al asesino del departamento de Henry, los había estado siguiendo un vehículo. Tomaba todas sus rutas e iba a muy alta velocidad, tratando de darles alcance.
-¿Estas seguro que nos siguen?- preguntó su copiloto, observando con detenimiento el monitor.
-Si.-
-¿Quién será?-
-Probablemente alguien que también busca a Hiragizawa.- dijo despreocupadamente, dando una brusca vuelta con el volante, y acelerando con imprudencia. –Podría perderlos.-
-No creo que sirva de mucho. Están a varios kilómetros de aquí. Están rastreándonos de alguna forma.-
-No puede ser. Nuestras camionetas no pueden ser rastreadas.-
Los dos se miraron por un momento, comprendiendo quien los seguía.
-Seguro es su equipo.- dijo el que iba al volante con su áspera voz.
-Pasemos a uno de los cuarteles. Cambiaremos de camioneta.-
-Esta bien.-
Y en cinco minutos alcanzaron un edificio que estaba casi en ruinas. La puerta se abrió de inmediato para dejarlos pasar.
Los dos hombres abrieron la parte trasera, encontrándose con el joven que seguía desmayado.
-¿Qué tal si lo están rastreando a él, y no a nosotros?- dijo el hombre más pequeño, mirando de soslayo al asesino inconsciente.
-Es una posibilidad.- concordó su compañero.- Pero no podemos detenernos ahora para revisarlo, ó llegarán aquí, y talvez ya no podamos salir.-
-Tomemos una de las camionetas especiales. Estoy seguro que al Sr. Reuel no le importara si la utilizamos esta vez.-
El hombre se quedó pensativo unos momentos. Si que tenían que cuidar esas camionetas, ó le iría bastante mal. Pero esas eran las que no se podían rastrear, y tenían un campo aislante de señales satelitales, para que tampoco pudieran detectar a Eriol, en caso de que tuviera consigo algún tipo de artefacto con lo que pudieran encontrarlo.
-Esta bien, subámoslo.- y cargaron al asesino entre los dos, echándolo sin mucho cuidado a la camioneta de la que habían estado hablando, dejando con ello, a un pelirrojo muy desconcertado a varios kilómetros de ese lugar, cuando el punto rojo desapareció de repente.
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-¿Para donde voy Izumi?-
-No puede ser.-
-¡Izumi! ¡Deja de perder el tiempo! ¿Adonde me dirijo?-
Matt iba manejando la camioneta a toda velocidad a través de las solitarias calles de la ciudad, sin respetar mucho los lineamientos. Había ido acatando las ordenes de Izumi por casi quince minutos, en los que se habían ido acercando poco a poco a aquel transporte que llevaba a su jefe. Una sonrisa se había dibujado en los labios de pelirrojo, al observar como se detenía la camioneta que perseguían, en un edificio abandonado. Unos minutos así, y los alcanzarían.
Sin embargo, antes de poder alcanzar a su objetivo, había sucedido algo imposible. La pequeña luz roja que había estado simbolizando a su jefe, había desaparecido así como así. No era posible que Eriol se hubiera quitado el transmisor, ya que estaba programado para emitirles una señal especifica, sino que simplemente se había esfumado de repente.
-¡Shaoran, Eriol a desaparecido!.- le dijo el pelirrojo ignorando por completo los gritos del rubio.
-¿Cómo dices?.- le dijo el castaño acercándose a él rápidamente, para observar en el monitor las afirmaciones de su amigo. Y así era. Ya no había en el monitor, más que una serie de redes verdes, que simbolizaban a la ciudad. –No puede ser. No se lo abra quitado ¿o si?-
-No creo. Habríamos recibido una señal departe del aparato. Si es así, lo único que queda es que está en un lugar en donde no se puede captar la señal satelital.-
-¿Y que podemos hacer? – dijo Li empezando a preocuparse esta vez.
-Sino los alcanzamos ahora, teniendo como referencia el último lugar donde estuvieron; y no queremos buscar por toda la ciudad, lo único que nos quedaría, sería esperar a que Eriol se quite el chip que trae en la mano.-
-¡Pero Yue mandara por toda la policía si hace eso!-
-Podríamos ponerlo sobre aviso. Podríamos dejar que venga con nosotros para que no malentienda sus intenciones.-
Li giró los ojos por un momento, poniendo cara de fastidio. Genial, lo último que necesitaba era estar en el mismo lugar que Yue Tsukishiro, bajo su mirada asesina. Un segundo Eriol en el equipo.
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Reuel se encontraba en ese mismo momento, en el sitio que su cliente estaba usando de escondite. Ya habían llevado a la joven Daidouji a ese lugar, encerrándola en uno de los antiguos congeladores que se habían utilizado en algún tiempo para refrigerar las cargas de pescado que llegaban con regularidad al puerto, aunque eso no le había agradado en absoluto. Le hubieran pagado o no por ella, no merecía estar ahí encerrada en la oscuridad. Sin embargo, no podía hacer la gran cosa. En ese lugar, el jefe era otra persona, y tenía que mantenerse a margen acerca de las ordenes que daba.
Estaba esperando desde hacía casi ya dos horas a la persona con quien había hecho el trato. Lo había llamado desde la compañía desde que Saito le había informado que ya la habían encontrado, y habían quedado en terminar el trato en ese lugar. Él entregaría a Eriol y a la joven, recibiendo a cambio las dos pagas prometidas.
No le hacía mucha gracia entregar a su mejor asesino. Pero no podía permitir otra traición como la que había estado a punto de sufrir. Si él se hubiera ido con la joven Daidouji, desapareciendo los dos del mapa, y otros se hubieran enterado de ello, la empresa hubiera quedado desprestigiada. Y no podía haber nada peor que una compañía de asesinos con mala reputación. Nadie los volvería a contratar.
Así que el precio que estaba pagando al entregar al ingles, era algo razonable a comparación de perder su futura fortuna.
Dejó el puro encendido en uno de los sucios encendedores de la habitación fachosa, y se puso a dar grandes zancadas alrededor del lugar, tratando de convencerse de que lo que hacía era lo correcto.
La puerta se abrió de repente, y él se detuvo, alzando la vista hacia la persona que acababa de llegar.
-¿Qué a pasado Saito? Nadie a sabido informarme nada- le preguntó el hombre rápidamente, con una nota de expectación en la voz que no se le notaba muy a menudo.
-Tenías razón Reuel, ese bastardo pensaba aprovecharse de la situación.- empezó el asesino con indiferencia y frialdad. –Cuando llegué a su departamento, estaba a punto de abusar de ella.-
-Maldito.- dijo Reuel, recuperando su gélido tono de voz .-Sabía que el muy imbécil no era de fiar.-
-Ya no habrá que preocuparnos por él desde ahora.- dijo el hombre mientras se le dibujaba una sonrisa macabra en el rostro. –Digamos que lo deje en compañía de sus propios fluidos.-
-Eso le enseñará.- dijo el jefe sin nada de remordimiento. -¿Encontraste a Eriol?-
-Si. Llego poco después que yo al apartamento.-
-Debió haber recibido ayuda para salir del sanatorio. ¿Iba el solo?-
-Si, entró como si nada. Supongo que no esperaba encontrarme ahí.-
-Recordaste que lo querían vivo ¿no?- dijo Reuel viendo a su asesino de manera interrogante.
-Poco faltó para que lo olvidara. No pensé que ese chiquillo supiera usar la espada. Al menos lograba defenderse con ella.-
-Si. He notado que tiene capacidades ocultas.- y el viejo se sonrió. En verdad le estaba doliendo dejar a su suerte a ese joven. -¿En donde está?-
-Está en camino.- se limitó a decir Saito, yéndose a sentar a una silla y sacando un cigarrillo. –No tardará mucho en llegar.- y subió los pies a la mesa e inclinó su silla, dedicándose a observar las formas deformes que salían de su boca.
-Hiciste un gran trabajo Saito.- dijo Reuel después de verlo un momento. –No pensé que siguieras teniendo la misma capacidad.-
-'Lo que bien se aprende nunca se olvida'- recitó Valentine, con su característica sonrisa sádica en el rostro.
-Supongo que necesitaré un nuevo asesino.- dijo Ronald no muy convencido, sabiendo los actos sádicos que ese hombre realizaba sin compasión .-Supongo que no te molestará ocupar el puesto de Eriol.-
Y Saito sonrió como pocas veces al escuchar esas palabras. Por fin un gesto alejado de maldad y frialdad, sino algo de completa satisfacción. –Es lo que e estado esperando por todos estos años.- y miró al techo melancólicamente. Por fin. Por fin regresaba a lo que en verdad amaba y lo único que lo hacía feliz...
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Eriol sintió como unas manos lo tomaban por los brazos y lo incorporaban con mucho esfuerzo. Dos personas lo cargaban uno a cada uno de sus costados, haciendo que arrastrara sus pies contra el suelo.
Sintió que un aire húmedo le pegaba en el rostro, y sintió el sabor de la brisa marina en la boca. Estaban cerca del mar. Intentó abrir los ojos por un momento, y alcanzó a ver a lo lejos una borrosa forma alargada que emitía una luz cegadora a través de una ventana. No pudo sostener la cabeza en alto por mucho tiempo, ya que el abdomen le reclamó de inmediato, con un fuerte dolor que lo hizo quejarse.
-Cállate.- le dijo uno de los hombres que lo llevaban. –Te has buscado todo esto.-
-Si. No supiste aprovechar todo lo que Reuel te ofreció. Este es tu castigo.-
Prefiero estar así, a ser sólo un sirviente...
Pensó con determinación, sin encontrar la voz para decirlo. Estar débil y sin poder hablar traía ciertas ventajas. Al menos de esa manera no diría las cosas que se le venían a la mente, ahorrándose con ello unos cuantos golpes.
Pasaron por varios pasillos sin luz, subieron algunas escaleras, y doblaron varias veces en las esquinas. No sabía a donde lo llevaban, pero seguro no le acarrearía nada bueno. Seguramente Reuel lo estaría esperando, le echaría unas cuantas palabras acusadoras, una mirada asesina; y después de reclamar su dinero, se largaría de ese lugar, dejándolo con la persona que había pagado por él, completamente a su suerte.
Al menos por fin, después de muchos meses de haber recibido paga departe de alguien desconocido para acabar con los Daidouji, conocería el rostro de la persona que estaba detrás de todos esos planes. Por fin conocería los motivos por los cuales se había fraguado todo ese plan astuto, y porque habían dejado a Tomoyo al final.
¿Sería la intención de esa persona, el asesinar a Tomoyo Daidouji con sus propias manos? ¿Por qué la había querido viva, y no la había mandado a matar como a todos los demás? ¿Para que la quería a ella y ahora también a él?
Y sus pensamientos volvieron a la realidad, cuando oyó voces provenientes de uno de los cuartos. Al parecer uno de los únicos iluminados.
-Llegará en cualquier momento.- dijo la voz que identifico inmediatamente como la de Reuel.
-Lo único que nos queda es mantenerlo vivo hasta ese entonces.-
La voz se detuvo en el momento en que ellos se acercaron a la puerta. Oyó que los pasos que habían estado dando vueltas por el lugar, se apresuraron a la entrada, apresurándose a hace girar la manija.
La luz le pegó a Eriol de lleno en el rostro, obligándolo a levantar la cabeza un momento.
-Déjenlo ahí.- les dijo a los dos hombres que lo sostenían haciéndose a un lado para dejarlos pasar. Ellos lo soltaron sin mucha delicadeza, haciendo que el inglés cayera al piso de rodillas sosteniéndose con las manos; para después retirarse rápidamente.
-Malditos...- susurró con rencor, sintiendo de nuevo esa punzada de dolor en el estomago.-Sucios traidores buenos para nada...- y al abrir sus ojos, y mirar hacía abajo para comprobar el estado de su herida, su mirada se desvió por un leve destello plateado que lo saludo desde una cadena que colgaba de su cuello.
-¿En donde está Tomoyo?- dijo en un supremo esfuerzo, sintiendo los vestigios de cada una de sus palabras en el abdomen.
Saito lanzó un débil resoplido burlón. –¿Vienes a rescatar a tu doncella...?- le pregunto con una sonrisa sarcástica en el rostro. -¿...valiente príncipe?- y lanzó una carcajada ante su propia ocurrencia, sin recibir nada como respuesta.
-No dijiste que lo habías dejado tan mal.- se oyó la voz de Reuel detrás de él, con un tono áspero y acusatorio.
Saito dejó de reír al instante. –Agradece que no lo mate.-
-Si muere la recompensa por su cabeza se cancela.-
Maldito...
¿Qué estabas esperando? ¿Acaso pensabas que él era una buena persona? ¿Qué alguna vez te había apreciado como algo más que como un sirviente? Eres un pobre iluso...
No levantó la cabeza cuando Reuel se arrodillo a su lado, colocándole una mano en el hombro.
-¿Estas bien Eriol?- le dijo suavemente, como un padre que se dirigiera a su hijo.
-¿Usted que cree?- le respondió el joven sarcásticamente, volteándolo a ver con ojos asesinos.
Ronald suspiró. –Esto no debía de terminar así Eriol.-
-No puede entregársela.- le dijo el ojiazul susurrando, intentando que Saito no escuchara. –Usted la conoció, sabe como es ella. ¿Cree que se merezca lo que sea que le tienen preparado?-
-No puedo hacer nada Eriol. Si que es una joven preciosa y de buen corazón, pero este es nuestro trabajo. Somos asesinos y secuestradores, y laboramos para conseguir dinero. Es mala suerte que la hallamos conocido antes de saber su identidad ó hubiera resultado algo más sencillo.-
El joven se le quedo viendo con resentimiento. -¿Cómo es posible que anteponga el dinero en lugar de la vida de una inocente?-
-No me hables de avaricia Eriol. Tú menos que nadie debería de hacerlo. No fui yo quien terminó con familias enteras sin ningún remordimiento.- le dijo fríamente, viéndolo con los ojos entornados. -¿Crees que intentando salvar a una persona, te podrás librar de a carga de haber matado ya a otros cientos? Te has ablandado porque te enamoraste, pero de no haber sido así, seguirías tan frío como siempre. No te hagas el inocente ahora.-
Eriol lo vio despectivamente por primera vez después de todos esos años, pero bajó la mirada después, en un gesto de decepción. –No me importa lo que usted piense. Condénese usted mismo, haga lo que quiera.-
Reuel se levantó con un movimiento arrogante, observando después al ojiazul desde toda su altura. –No eres el asesino que pensé. Debería matarte en este momento.- y sin previo aviso, lanzó una fuerte patada en contra del estómago del joven, haciendo que de su herida brotara más sangre. Eriol se dobló en el suelo, sosteniendo su abdomen con firmeza mientras intentaba detener la nueva hemorragia.
-Llévatelo Saito. Enciérralo, lo sacaremos cuando llegue nuestro cliente.-
-Esta bien.- y sin decir nada más, tomó a Eriol por el cuello de la gabardina, levantándolo con suma facilidad, y llevándoselo casi a rastras.
-Morirás esta noche. Eso tenlo por seguro.- mencionó Reuel en un susurro, mientras observaba como se llevaban a su mejor asesino, sin que este opusiera resistencia.
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-Ya no se si prefiero morir o estar aquí...- se dijo Tomoyo a si misma, aún en esa celda gélida y húmeda, de la que empezaba a hartarse. El agua empezaba a filtrarse por quien sabe donde y ya no había ninguna parte de su ropa que estuviera seca; parecía además que cada hora que permanecía en ese lugar, empezaba a afectarle la respiración. Nunca había sido buena para aguantar las bajas temperaturas, ya que si se exponía a ellas por un tiempo prolongado, empezaba a escuchar dentro de su pecho un débil silbido al inhalar. No podía verse a un espejo en ese momento, pero sabía que debía tener un aspecto terrible. Su cabello esta pegado a su rostro, mojado y enmarañado; y sus labios, que no paraban de temblar incontrolablemente, seguramente habrían perdido ese tono carmesí, para tomar un color purpúreo. Ya no podía hacer nada para mantener el calor. Si seguía así, en ese estado tan deplorable, pronto empezaría a sufrir de hipotermia.
Miro a su alrededor, tratando de encontrar alguna manera de escapar. La puerta de metal se alzaba frente a ella, sin otorgarle ninguna posibilidad. Y una ventanilla de unos diez centímetros, por donde lograba entrar un débil destello en intervalos de tiempo, y que estaba cubierta de un fuerte cristal blindado, eran las únicas salidas posibles del lugar.
Suspiró derrotada de nuevo. A menos que supiera como contorsionarse para pasar por esa ventana, ó tuviera una fuerza descomunal para vences a los gorilas de la entrada, no tenía ninguna posibilidad de escapar.
Aguzó el oído cuando escuchó del otro lado de la pesada puerta de metal, algunos ruidos amortiguados de pasos. Escuchó como una persona se resistía a continuar, lanzando gritos de protesta y desesperación. Aunque no pudo distinguir exactamente de lo que decía, pudo notar que aquel timbre de voz, le resultaba de alguna manera familiar.
La puerta de metal se abrió de repente con un fuerte chirrido, y dos hombres, que llevaban a otro por los brazos, entraron con mucho trabajo gracias a los esfuerzos extremos de la otra persona, que intentaba con todas sus fuerzas librarse de los dos.
Lo arrojaron con fuerza a una de las frías paredes, y luego se apresuraron a salir de la celda, cerrando la pesada puerta detrás de ellos. La persona que habían llevado, se levanto inmediatamente del suelo, y se fue en contra de la puerta, azotando los puños en su contra.
-¡Abran la maldita puerta! ¡Sáquenme de aquí hijos de...!- y lanzó una fuerte patada a la puerta.
A Tomoyo le dio un vuelco el estomago. Esa voz... no podía ser...
-¿Eriol?-
Y vio como la figura que tenía frente a ella, se detenía de repente y se quedaba estática, sin siquiera voltear.
La joven, temblando aún más, quien sabe si por el frío que sentía, ó una emoción contenida, se incorporó con mucho esfuerzo ayudándose con la pared. -¿Eriol, eres tu?-
Y la figura se volteó con rapidez. No alcanzó a ver su rostro, pero sintió su penetrante mirada tratando de abrirse paso entre las sombras para llegar a ella.
-¿Tomoyo?- y antes de que pudiera responder, aquella luz periódica ilumino la celda por unos segundos. Una sonrisa se abrió paso en sus rostros a través de toda su ruina física, haciéndolos olvidar todos los dolores y trastornos que pudieran tener.
Al fin. Al fin después de todo lo que había pasado cada uno, se volvían a ver.
Eriol se abalanzó sobre ella rápidamente envolviéndola en un cálido abrazo, sin que su herida fuera de mucha importancia en esos momentos. La joven estaba más delgada de lo normal y estaba empapada de pies a cabeza. Temblaba incontrolablemente y su respiración se oía extraña y entrecortada.
-¿Estas bien linda?- y ella solamente se limito a rodearle el cuello con los brazos, y hundir su rostro húmedo en la curva de su cuello, lanzando un sollozo apagado.
-Yo... estaba tan preocupada por ti Eriol.- le dijo con voz entrecortada, aspirando aún más trabajosamente.
-Calma linda, estoy bien. Ya no te preocupes.- le susurró de una manera consoladora que nunca había oído en si mismo, acariciándole el cabello con ternura.
Ahí estaba de nuevo. Abrazándola como debía ser, como había estado con ella esa última y gloriosa vez acostados en su cama, con una esperanza de un nuevo comienzo en el pecho. Talvez ahora era difícil ver un porvenir entre toda esa oscuridad, pero así, fundidos el uno con el otro entre las sombras, ya no importaba mucho el futuro.
Sin embargo, no todo dura para siempre, y las heridas corporales exigen atención. Eriol ya no aguantó mucho más de pie, y aún teniendo a la joven entre sus brazos, se desplomó sin poderlo evitar.
-¡Eriol! ¿Estas bien?- le preguntó la joven de manera alarmada, sosteniendo al chico para que no fuera a dar completamente al agua helada.
-Nunca e estado mejor.- respondió el asesino con voz débil y cansina, tratando de poner una sonrisa convincente. Cosa que la chica no creyó en lo absoluto. Con algo de trabajo logró llevarlo hasta uno de los rincones que permanecían más secos, recargándolo en la pared para poder revisarlo.
-Estoy bien, en serio.- dijo él testarudamente, aunque sin oponer resistencia, cuando ella empezó a revisarlo con minuciosidad. Trató de hacerse a un lado para que no continuara, logrando con ello una nueva punzada de dolor, esta vez de una mayor intensidad a todas las anteriores. Se llevó las manos al abdomen sosteniéndolo con fuerza, tratando de impedir el nuevo flujo de sangre que amenazaba con salir.
-Estás herido.- dijo la chica con preocupación, después de un débil forcejeo entre los dos, cuando ella logró apartarle las manos del lugar afectado.
-No es nada, ya pasará.- aseguró Eriol de una manera muy terminante, un poco abrumado a causa del gesto de preocupación en la cara de la joven. Lo último que quería, era que tuviera otra cosa por la cual alarmarse. Quien de verdad estaba en peligro en esos momentos, no era él, sino ella.
-No Eriol, esto en verdad es grave, tenemos que tratarlo.- y sin ningún aviso previo, tomó uno de los extremos inferiores de su costosa gabardina de cuero, y rasgo una larga tira de un fuerte jalón.
El dolor desapareció inmediatamente. -¿Por qué demonios hiciste eso?- le preguntó enfadado, viendo con fiereza el pedazo de su fiel compañera, que estaba siendo partido horizontalmente en piezas más pequeñas.
-No seas llorón Eriol, te compraré otra después.- le dijo la heredera de los Daidouji sin siquiera voltearlo a ver, embebida en lo que estaba haciendo.
-Pero Tomoyo...- protestó.
Y ella lo miró profunda y amenazadoramente con esos ojos amatistas, e inmediatamente se quedó callado. Li tenía mucha razón. Ya había pasado mucho tiempo a su lado, esa joven empezaba a adoptar su mirada asesina...
Así que callado y sin quejarse, dejó que la joven hiciera su trabajo. Le aplicó un firme torniquete en el abdomen, utilizando las tiras de piel como vendas, al tanteo, a falta de alguna luz. Y aún en la situación precaria en la que se encontraban, Eriol no pudo evitar el imaginar esas manos rozando su piel de esa manera tan cuidadosa, pero no para ponerle un vendaje...
-Listo.- exclamó la chica orgullosa de su trabajo, alzando la cabeza, ahuyentando al momento todos los pensamientos arremolinados en la cabeza del asesino.
Y otro destello iluminó su rostro momentáneamente, mostrándole a Eriol esa linda sonrisa característica de su persona, aparecer en sus delgados labios amoratados. Alargó las manos con cuidado, y le tomó el rostro con delicadeza aún después de que pasara la luz. Contorneó sus rasgos con los pulgares, y sintió su cálido aliento impregnándose en sus manos. Y sin decirle nada, simplemente imaginando la dulce mirada que en ese momento estaría cruzando por sus hermosos ojos amatistas, se acercó a ella con lentitud. Y así, después de tres días de oscuridad, penurias, heridas y sangre, se volvió a sentir en el calor del hogar, a su lado, fundidos en esa pequeña muestra de pasión. Y en ese momento, eso le pareció suficiente.
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-Ya era hora.- Saito miró la puerta despectivamente, bajando los pies de la mesa, después de oír unas cuantas voces que se acercaban por el pasillo. –Pensé que ya no vendría.-
-No seas tonto, no hubiera ofrecido tanto dinero sino los necesitara de verdad.-
Y los dos guardaron silencio cuando se abrió la puerta de la sucia habitación.
-¿Ya están aquí?- preguntó un hombre impecablemente vestido y con el cabello muy bien arreglado, que parecía ser una persona influyente, a decir por los dos hombres de negro que se habían postrado fuera de la habitación.
-Si, están en la bodega de abajo como dijiste.-
-¿Los dos juntos?- preguntó el hombre con voz madura y de negocios.
-Si.-
-Muy bien Reuel, has cumplido con tu parte del trato.- chasqueó los dedos, y uno de los gorilas que se habían postrado en la entrada al llegar él, se apresuró a llevar dos maletines en cada mano, poniéndolos en la mesa, y abriendo cada uno con una combinación diferente.
Los ojos de Saito y Ronald se posaron rápidamente en su contenido, haciéndoles surgir como por arte e magia, una sonrisa en la cara . –Comprenderás que debo revisar que todo esté en orden antes de poder entregártelos.-
-No creo que sea necesario, yo cumplo siempre con lo que prometo... pero cuéntalo si es eso lo que te hace feliz. Mientras tanto iré a darles una pequeña visita a nuestros invitados. -
Y con paso seguro y altivo, con una de las manos hundida en el bolsillo, y acomodándose la brillante cabellera rubia, salió de la habitación, dirigiéndose a la bodega en el piso inferior seguido de cerca por sus guardaespaldas.
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-Pensé que no vendrías.- Eriol volteó la cabeza en dirección a la joven, poniendo una expresión de incredulidad.
-¿Qué no vendría?- le preguntó lanzando una débil risa, que no hiciera contorsionar tanto su abdomen.
-Bueno es que...- contestó la joven algo apenada. –Yo pensé que no significaba tanto para ti, es todo, no muchos se hubieran arriesgado después de un ataque tan brusco.- dijo como sin darle mucha importancia, perdiendo los ojos en la oscuridad ceñida frente a ella, aunque notó cierto tono de alegría oculta.
-Te seré sincero.- dijo Eriol con decisión. –Si esto hubiera pasado en los primeros días; esos en los que apenas habías llegado a mi casa, no me hubiera importado mucho.-
-Oh.- susurró ella bajando un poco la cabeza. No era que esperara otra respuesta pero...
-Supongo que en ese momento no me habría preocupado por nadie.- se apresuró a añadir. –Verás; en ese tiempo mis relaciones sociales eran en verdad muy escasas, y no creo que me importara mucho lo que pasaba a mi alrededor. Si en ese momento, alguien hubiera irrumpido así en mi departamento para llevarte... o creo que hubiera opuesto mucha resistencia. Y no creo tampoco que habría salido a buscarte como lo he hecho ahora.- mencionó en voz baja, como sin querer, juntando las manos en su regazo, y jugueteando con los pulgares de manera infantil, agradeciendo que Tomoyo no pudiera ver en la oscuridad. –Pero bueno...ahora...-
Pareces un maldito puberto...
Bah, cállate. ¿Tú qué puedes saber de esto?
Al menos no hago el ridículo frente a una mujer..
¡Nunca lo había hecho antes! No me vengas con tonterías...
¿Entonces porque no lo haces ahora? ¡Anda hombre, la chica espera!
Eriol se quedó callado unos minutos más, no por no saber lo que diría a continuación, sino porque se había percatado de algunas cosas de repente.
Primero, no estaba escuchando aquellas voces que generalmente lo azoraban cuando se encontraba en la oscuridad, y ese sitio no era muy luminoso que digamos; parecía que esa mujer si tenía un efecto rotundo sobre su problema.
Segundo: ¿Desde cuando aquella voz le animaba a confesar sus sentimientos a una mujer, de la cual se había querido deshacer infinidad de veces? Y si se daba cuenta de otra cosa, era la primera vez que la voz no se refería a si misma con el calificativo de 'nosotros' para todo lo que él hacia; dejándolo con un pronombre en singular refiriéndose solamente a su persona.
-¿Eriol?- la joven había alcanzado su mano en su momento de desvarío, dándole un pequeño apretón para que continuara, cosa que le dio un valor inusitado al joven, tomando la pequeña y fría mano entre las suyas.
-Es que ahora estoy enamorado.- dijo rotundamente, acariciando con suavidad la mano de la joven. –Amo a una mujer hermosa y pura que talvez no merezca, pero que a estado a mi lado todo este tiempo apoyándome, y ayudándome a salir de las sombras; y aunque no e sido amable ó cortés en muchas ocasiones... ella sigue aquí, a mi lado-
Sus manos se entrelazaron de inmediato, y Eriol sintió como el rostro de la joven se hundía en su cuello, llevando una sonrisa en los labios.
Vaya, nada mal...
-Creo que ella se siente de la misma manera.- susurró la joven, sin apartarse de su lado.
Eriol se sonrió. –¿Crees que ella quiera ir a Londres todavía?- le preguntó de manera juguetona, sin siquiera saber si iban a salir de ese lugar. -Viviríamos juntos en una hermosa casa al lado del lago, y veríamos los atardeceres violáceos reflejados en sus cristalinas aguas, mientras comemos deliciosos pastelillos de fresa a la sombra de un gran árbol de ciruelo...- dijo soñadoramente, imaginándose a su lado.
-No suena nada mal.- dijo ella contribuyendo en su fantasía. –Y él podría tocar una bonita melodía de cuna en el piano, para arrullar a su pequeño niño...-
Y Eriol la volteó a ver extrañado. Bueno, jamás había considerado a un hijo dentro de su utopía, pero ahora que lo mencionaba, podía hacer un pequeño espacio para él también.
-Shaoran dijo que te haría prometer que le pondrías su nombre a nuestro primogénito.- mencionó Tomoyo muy casualmente, recibiendo una suave risa sarcástica por parte del ojiazul.
-¿Eso dijo? Primero muerto...- mencionó a manera de broma, reconsiderando seriamente esa petición.
La joven se rió. –Supongo que todo es posible, hasta en las peores situaciones.-
Miró a su alrededor con algo de nostalgia, tratando de encontrar una débil esperanza de salir de ese lugar para cumplir todas esas suposiciones. Y, aunque no vio ningún indicio que le dijera que todo saldría bien, ese sentimiento quedó firmemente clavado en su pecho. De alguna manera u otra, lograría salir de ese lugar a salvo, y por fin podría vivir en paz al lado de Eriol...
Y sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando escucharon el deslizar de una llave en la cerradura de la puerta. Eriol se incorporó con rapidez, sin sentir ya tanto dolor, y se colocó delante de Tomoyo para protegerla. La puerta rechinó con un estruendoso sonido, y la luz del pasillo del otro lado, iluminó con un destello cegador el rincón en el que los dos se habían refugiado. Una sombra apareció en medio del resplandor, parándose ahí con altivez, sin que su rostro se pudiera distinguir con exactitud.
-Que escena tan conmovedora.- mencionó el hombre que se encontraba frente a ellos con voz socarrona y siseante. –Veo que tus gustos por los hombres siguen sin mejorar... prima.-
Y el hombre se adelantó unos pasos, revelando su rostro a la perfección. Un joven de no más de treinta años, con una sonrisa malévola, muy rara en su delicado e infantil rostro...
¿Qué dem...?
Eriol se quedó boquiabierto por un segundo, ¡Él había visto con sus propios ojos el cuerpo sin vida de ese joven! ¿Qué estaba pasando en ese lugar?
Pero Tomoyo parecía aun más impresionada. Dio un respingo de horror, pegándose a la pared, y se llevó las manos a la boca, ahogando un grito.
–Satoshi...-
Continuara...
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¡¡Tadaaaaa!! Ahí esta por fin! El nombre del asesino intelectual de toda la familia Daidouji! Revelado en toda su gloria... etc etc. Bueno bueno, no sabía si se lo esperaban o no. El caso es que alguna vez alguien me mencionó este nombre, y creo que fue una de las únicas personas que supuso bien. No me lo e sacado de la manga eh? Esto ya estaba planeado desde el principio! Así que no me maten!!!
Padme Gilraen: Wow Sirius Inc. °¬° dios mio!! Como es posible que no haya leido algo así!! (Tiff toma su mantita, sus palomitas, y se sienta lista para leer hacerca de su querido novio perdido!)
Yukino8: Oo espero que de tu amigo Eriol sea la mayor parte, no es que tenga nada contra de Shaoran, pero de un ambarino a un ojiazul... perdóname castañito pero te la matan!
Caiakaira: Jeje ok, te regalo a Shaoran con tal de que me dejes a Eriol. ¿Qué te parece el maravilloso trueque? Viene acompañado además de una linda tanga de leopardo!
Marthy-chan: Pues ya sabes quien es el asesino! BUAJAJA ... vaya, que original... como sea me agrado nn. Y que tal Troya? Jeje a que esta buena!
Kanna- Sagara: Jaja ok, ya había estado pensando en esos dos castaños tortolos y no sé talvez me compadezca de ellos y les ponga algo bonito. Al fin que no a pasado nada entre ellos!
Undine: ¬¬ 5 meses?? JA! He superado tus expectativas! Soy feliz ˆOˆ!! Y no te quejes de lo largo... ¬¬ di que estoy actualizando!!
Kuori: °¬° te digo que puras cosas buenotas en este vida!! (Orlyyy!!! ˆOˆ) Y muchas gracias por tus comentarios, ayudan mucho a continuar con la historia!
Jeru: ¬¬ Querías que Tomoyo oyera todo lo que decían estando medio muerta?? Mejor que lo escuche en sus cinco sentidos!! Donde estaría la emoción sino?? ˆOˆ SS?? Que es eso? nu
Sindy: Gracias por dejar el review no. 500!! Estoy tan contenta que hare el baile del hula hula!! Este capítulo te lo dedico a ti compañera!! Muchas gracias!!!
The Dark: Eee jeje, nn U pues debo de admitir que el anterior si fue el cap más pequeño.. ooo no me veas asi! nn U tenía que dejarlo en suspenso en ese punto, y ya no se me ocurría que más poner!!
Yashi–MGJ: Jaja lo del final feliz no te lo aseguro, pero al menos llegara a un final!! Eso ya es algo para mi!! nn
Tomoe Himura: En verdad que necesito más frases, pero ahora las necesito más oscuras, tu sabes a lo que me refiero, son urgentes!! Asi que a trabajar!! Vamos cerebro piensa!! Erick Dana!! Me has proporcionado el nombre de mi nueva adoración, lo pondré junto al altar de Brad, Orly y Daniel!!
Korishiteru: nn U bueno bueno, fue corto lo sé, y talvez no tan emocionante, pero oye!! Puedo tener mis altibajos!!
Carla: Claro que vi esa película y... pues no te dire si tiene algo que ver con el final pero oye! T estas acercando!!
Ina: Jeje, pos de que me alucina el niño lindo si lo hace ¿verdad Eriol-chan? (se ve a Eriol amarrado en una silla en un rincón oscuro de la habitación) ¬¬ más te vale. Y Shaoran!! Más té!! n.n Ya ves? Ya tiene algo que hacer!!
Sayo: Siempre había querido hacer un fic sanguinario.. jeje supongo que pronto se presentara la oportunidad. Y oye tienes razón... debo de dejar de ser tan mala con Eriol! Va a quedar todo magullado TT!!
Furbychan: Oye poniéndolo así, lo haces sonar muy feo.. TT soy muy mala con mi querido Eriol chan!! Debo dejar de hacerlo.... naaaaaa así me agrada ˆOˆ!! Tendra que sufrir más!!! (Ya vi de donde le sale a uno lo sádico...)
Tsuki lunita: Gracias de nuevo por otro review! Espero que te haya agradado este capítulo, y que no me haya tardado mucho en actualizar!! (espero XD)
Moonlight Holy Dragon: Ojala y pronto este lista tu computadora!! Espero que puedas leer pronto los capitulos que te faltan, porque ya nos acercamos al final!
Tati: Muchas gracias por tus animos, espero no haberme demorado tanto!
Luly: Oo La opinión!! Ejeje pues si me llego verás, pero no la e leido!! Lo siento! Es que pronto tendre un examen muy importante, pero después lo leere, lo prometo!!!
Tefy: Jaja, pues la verdad no puedo contarte el final de la historia, es sorpresa! Sin embargo, no puedo asegurarte un final feliz o uno triste!!
Ayin: Pues ya veras el proximo capitulo para que quiere este chavito a Eriol tambien, ya lo tengo todo planeado. Gracias por escribir!!
Dani: Gracias en verdad por tu apoyo, me haces sentir más honrada al tener tus comentarios, que en verdad me aumentan mucho el animo, espero que no te decepcione, ya que se acerca el final!!
Kassandra L.K: Hola! Espero que ya hallas podido leer los capítulos, ojala y te hallan gustado. Gracias!!
Master, the Gambler: Niño!! Si tengo que agradecer a alguien por el apoyo que me a brindado, en verdad te lo debo a ti, muchas gracias por toda la ayuda que me has dado en la realización de mi fic!! Aunque eso no te disculpa!! Donde están tus fics!!!
Saito Ryusaki: Cierto!! Ya había olvidado completamente lo de las páginas de Harry!! Lo bueno es que volví a leer tu review!! Ire en cuanto pueda!!
Anna Asakura: Jaja pos por lo menos no le salen sus voces gollumnescas cuando esta con Tomoyito, jaja aunque no creo que continúen juntos mucho tiempo!! XD
Juliasakura: Gracias por dejar un review! Espero que te halla gustado esta capítulo!!
Angelyanu: Sip, no te preocupes, solo espero que te gusten los capítulos! No importa sino dejas review!!
Tais: Yo también lo amo!! Recuerda que debes hacer sufrir a lo que amas... o no era así el dicho??
Anonima Miyozku: Je muchas gracias en serio. Disculpa en verdad los errores que hallas encontrado, intento no hacerlos tan seguido. Espero que te halla gustado este capítulo, que no halla tenido errores, y muchas gracias por eso de dedicarme tu primer fic, estare esperándolo!!
Ireth Isilra: Jaja, disculpame pero ahora si tendré que decepcionarte. No se si en este capítulo Eriol halla sido como antes, pero en verdad no creo que tenga su sonrisilla como en la serie ni como nada. Disculpa!!
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Listo!! Ya termine con los reviews!! Primero que nada quisiera agradecer a todas las personas que me han apoyado a lo largo de toda esta historia, ya que gracias a ustedes, supere las expectativas que tenía cuando comencé a escribir este fic. He llegado a los 500 reviews! Y nada de esto hubiera sido posible sin su apoyo!! Gracias TT!!
Pues como lo prometido es deuda, ya faltan unos tres capítulos (incluyendo el pequeño epílogo) para que termine la historia, sino es que menos. Espero que en verdad la esten disfrutando en estos ultimos momentos, y que me lo hagan saber de alguna manera.
Por cierto, ¡¡levante la mano quien ya vio la peli de Harry Potter!! Haber... pos yo ya la vi. Pero quisiera ver sus comentarios sobre la misma, si es que pueden. Mi opinión personal es que: perdí dos horas y quince minutos de mi vida. En el sig cap, les diré porque.
Una última cosa: Ya estoy escribiendo un nuevo fic, y ya esta publicado el primer capitulo. Pero no se preocupen, primero terminare este para después continuar con el otro. Su nombre es 'Ángel Demoníaco' y es una historia acerca de vampiros, narrada en primera persona, con datos confiables sobre el origen de estos seres, y su verdadera naturaleza, por si les interesa. Si tienen un momento, pasen a leerla, no los decepcionara! (espero XD)
Muchas gracias por su apoyo! Esperen el siguiente capítulo!!
Cuídense!!
Tiff
"El amor es la poesía de los sentidos."
