Capítulo 4
Amor & Dudas…
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Varios días después…
Sesshoumaru tenía un semblante descansado, las heridas de su rostro estaban sanando con lentitud y aquella pausada recuperación era solo una excusa para, con cada cicatriz que sanaba y los días juntos se acumulaban, Rin pudiera enamorarse más de su atractivo paciente.
El trabajo de Rin se estaba facilitando con cada día que pasaba, y aunque ella pretendía no enterarse, estaba consciente que pronto Sesshoumaru no necesitaría más de sus cuidados. Cuando aquella inminente realidad lograba escurrirse hasta ocupar sus pensamientos, la pobre Rin se sentía melancólica.
Muchas veces, mientras Sesshoumaru dormía, Rin no podía evitar debatirse con la mezcla de sentimientos que su corazón albergaba. La gran atracción que sentía por su paciente, chocaba con su sentido de responsabilidad como una ola contra un muro de piedra.
Rin se persuadía a sí misma, repitiéndose que Sesshoumaru no se interesaba en ella por ser un hombre importante y poderoso. Sin embargo, no podía obviar como se sentía cuando sus miradas se cruzaban, dándole esperanzas de que él la viera como mujer.
No ayudaba que las palabras de Chiki fueran como un disco rayado en su mente. Según su amiga, ella era una gran mujer que merecía ser feliz; y si Sesshoumaru no veía las cualidades de las que era poseedora, entonces era un tonto.
Aturdida por aquella encrucijada de responsabilidad y placer, no notó que la terapia de Sesshoumaru había terminado y como siempre, él la esperaba sentado en la silla de ruedas para ir al jardín. Ver el atardecer en los jardines del hospital era su nueva rutina juntos.
Se sentaban uno al lado del otro, hasta que el frío los forzaba a regresar a la habitación. A veces conversaban, pero eran conversaciones cortas, sentarse sin hablar, sabiendo que estaban juntos, era suficiente para que aquellos seres solitarios y tranquilos, se sintieran complacidos.
Disfrutando del paisaje, Rin dejaba divagar su mente. Trataba de imaginar como había sido Sesshoumaru de niño, su adolescencia, pero sobre todo, como siendo tan atractivo y atento, estaba solo. Lo que Rin no imaginaba, era que igual que ella, el galán solitario tenía sus propias interrogantes.
Sesshoumaru quería saber que pensaba ella cuando su mirada se perdía en el aire y parecía dejar la realidad. Rin era como un acertijo, porque a veces se mostraba tan transparente pero al mismo tiempo daba la impresión de tener un velo invisible cubriéndola. Velo que no permitía a los que la admiraban ver el interior de su alma.
Además de eso, tenía sus propios conflictos, saberse mutilado era como una camisa de fuerza invisible, que le impedía demostrarle a Rin lo que sentía; lo que había crecido en su corazón estando en su compañía; enamorándose de ella sin saberlo.
Estaba acostumbrado a sobresalir en todos los aspectos de su vida, por lo que encontraba muy difícil asimilar, de la noche a la mañana, la pérdida de su brazo. Quería sentirse tranquilo, que no le importara tanto no tener su extremidad. Deseaba creer en las palabras de su hermano, las cuales afloraban en su mente, sin proponérselo, como una alentadora rima.
Sin embargo, sus propias ideas entorpecían la noción de fortaleza que tenían los demás de él, lo que era peor, lo llenaba de inseguridad y dudas. Todavía faltaban dos semanas para abandonar el hospital y tenía todo ese tiempo para demostrarle a Rin que estaba interesado, o alejarse de ella sin mayores consecuencias.
(Ella no es una mujer cualquiera, es tierna, dedicada y hermosa. Se preocupa por mí pero no lo hace con lástima, sino con interés, como si mi bienestar fuera lo que más le importara y disfrutara el tiempo que pasamos juntos)
La cercanía de Rin lo alertó que era la hora de regresar a la habitación. Empujando la silla de ruedas, ella le preguntó como había sido su infancia. Aquella pregunta lo dejo sorprendido, porque era obvio el interés que tenía en él. Dudando un segundo, Sesshoumaru le dijo que los recuerdos de su infancia eran muy agradables porque había tenido a su madre con él.
"Es cierto, no hay mejor época que cuando uno es un pequeño y tiene una madre cariñosa. Como era ella?"
"Hermosa, inteligente y cariñosa…como tu!"
Sesshoumaru no supo en que momento pronunció aquellas palabras, pero se alegro porque pudo sentir la turbación detrás suyo cuando Rin pareció tropezar y la silla de ruedas tuvo un leve frenazo. Por un par de minutos ella no dijo nada y Sesshoumaru pensó en lugar de feliz, estaba molesta. Aquella idea desapareció cuando con voz emocionada ella le dio las gracias.
Al llegar a la habitación Sesshoumaru tuvo problemas para ver a Rin a los ojos, estaba tan inquieta y ruborizada que le daba pena que la fuera a ver comportándose como una quinceañera. Una vez acostado, ella se acercó a Sesshoumaru y le plantó un beso en la mejilla.
"Es el cumplido mas lindo que me han hecho!"
"Es la verdad!"
Rin no le dijo nada, y no era necesario, su expresión lo decía todo. Al sonreír y verlo a los ojos con ternura, Sesshoumaru dejo que su imaginación volara con la idea de poder conquistarla y hacerla suya. Sin embargo, aquellos pensamientos tan placenteros siempre se veían interrumpidos por el recordatorio de que solo tenía un solo brazo y eso para él, era un obstáculo enorme que parecía imposible de superar.
La cena de esa noche tuvo un tono muy diferente a las anteriores, y en la mente de Sesshoumaru no hubo duda que aquel halago le había abierto aun más la puerta para poder conocer mejor a Rin. Mientras cenaban, ella le contó detalles íntimos de su vida; como había sufrido con la muerte de sus padres, de su soledad y hasta uno que otro vistazo a sus dos relaciones amorosas, todo sin profundizar demasiado en el tema.
Los días pasaron y su relación siguió creciendo, fortaleciéndose con miradas y sutiles halagos que se colaban en pláticas interminables después de la cena. En sus paseos por los jardines del hospital, compartieron recuerdos íntimos y privados de sus vidas. En silencio cada uno de ellos pensaba que jamás se había sentido de esa forma con nadie más, pero guardaba el sentimiento en su pecho.
Fue tal la fascinación que Rin despertó en Sesshoumaru, que el deseo por besarla y acariciarla se hizo una necesidad y llegó el día que todos sus miedos e inseguridades, quedaron en segundo plano. Lo más importante era besarla y poder acariciar su delicado rostro con la única mano que le quedaba.
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Rin se acercó para cepillarlo y ayudarlo a afeitarse. Con cuidado le puso la crema de afeitar, sin notar que él la miraba embobado, con la valentía agolpándose en su pecho y dispuesto a no dejar pasar otro día más sin besarla. Concentrada en lo que estaba haciendo, no se fijó que inconsciente estaba completamente pegada a Sesshoumaru.
Una vez que terminó de ponerle la crema, tomó la rasuradora se la entregó a su paciente y volteó la cabeza para buscar la tapa de la crema. Al notar que Sesshoumaru no tomaba la rasuradora, ella lo miró con un gesto de interrogación dibujado en el rostro.
"Que sucede, ya tienes la crema…te duele algo?"
"No me duele nada, si no es mucha la molestia, me gustaría que tú me afeitaras hoy!"
La expresión de Rin se iluminó completamente y con una sonrisita de satisfacción los dedos femeninos se cerraron alrededor de la rasuradora para cumplir con el deseo de su paciente. Sesshoumaru la miraba tan fijamente que ella sintió los pelitos de su nuca erizarse, además la forma tan seductora en que le hablaba, se sentía como si la estuviera seduciendo abiertamente.
Mordiéndose el labio de abajo, la enfermera de ojos inolvidables se aclaró la garganta y se acercó hasta él para empezar. Rin dudó un instante para poder verlo a los ojos, la expresión de satisfacción de Sesshoumaru lo decía todo y Rin sintió escalofríos una vez más. Sin disimular su excitación, ella dejó escapar una risita nerviosa y empezó a rasurarlo.
Para Sesshoumaru cada movimiento era una deliciosa provocación que despertaba su cuerpo. Secretamente, deseaba experimentar hasta el cansancio la suavidad de la piel femenina, saber exactamente como sería tenerla junto a él en la mañana, besarla, mimarla y que ella hiciera lo mismo con él.
Con sus pensamientos revueltos, Rin movía su temblorosa mano por el contorno de aquel rostro varonil y sereno que había aprendido a querer en tan poco tiempo. Tratando de no cortarlo, enfocó toda su atención en lo que estaba haciendo, y eso le dio un poco de firmeza a sus movimientos.
Esmerada en hacerle una rasurada perfecta, Rin sujetó la barbilla con suavidad, provocando en Sesshoumaru una sensación de placer que llenaba su cuerpo. Aquella enfermera dulce y paciente, era la dosis perfecta de compañía, ternura y amor que tanto había buscado. Con los ojos clavados en ella, Sesshoumaru esperó que le limpiara los restos de crema con una pequeña toalla tibia.
Aprovechando que estaba súper concentrada, Sesshoumaru movió su mano y la llevó hasta la cintura femenina. Al sentir la mano firme sobre ella, Rin reaccionó, y temblando, sus ojos corrieron a encontrarse con los de Sesshoumaru. La mirada era insinuante y ansiosa, como si temiera que aquella invitación fuera a ser rechazada.
Con el corazón latiendo enloquecido, Rin puso la toalla en la mesita junto a ellos, sin quitar los ojos de su paciente. Sus labios se curvearon en una sonrisa coqueta antes de ceder a la presión de Sesshoumaru, que la atraía hacía él desesperado por besarla. Cuando sus labios se unieron, fue un beso tibio y excitante, que guardaba semanas de tensión y deseo.
Como si fuera algo predestinado, sus labios se amoldaron en perfecta sincronía para seguir besándose por lo que pareció un eternidad. A merced de los labios carnosos y suaves de Rin, Sesshoumaru supo que había pasado demasiado tiempo sin besar, acariciar, o hacerle el amor a una mujer, menos a una que lo encendía tanto como ella.
Con los ojos cerrados y completamente apoyada en su pecho, Rin dejó que Sesshoumaru explorara el interior de su boca despacio y saboreando cada instante. Para él, aquel momento era casi como un sueño porque simplemente se sentía intoxicado por el sabor de Rin en su boca y sin darse cuenta, la mano sobre su cintura la estrujaba contra él con desesperación.
Besando aquel hombre que le robaba la paz, Rin se sentía liviana y con las rodillas débiles. Cuando finalmente se separaron ella le dio un besito antes de quedar frente a frente. Ninguno dijo nada, solo una sonrisa a medias, como si reconocieran que habían ansiado ese beso durante días.
Sintiéndose en su derecho, Rin le acarició el rostro suavemente y en silencio se acurrucó en su pecho. Quería decirle algo, pero las palabras correctas escapaban su conciencia, se contentó con seguir disfrutando el placer de aquel beso maravilloso y sensual.
Ella estaba a punto de separarse cuando sintió los dedos de Sesshoumaru acariciar su cabeza con suavidad. Aquella caricia la cautivo tanto y tan profundamente que apretó los ojos y tragó en silencio, no quería sentir que estaba entregándose a los sentimientos que Sesshoumaru despertaba en ella, demasiado pronto.
Se habían besado pero eso era todo, si algo salía mal o aquello era un sueño del que tenía que despertar tarde o temprano, Rin deseaba que su corazón no fuera a romperse en muchos pedazos; para que cuando el hombre indicado apareciera en su vida, ella pudiera amarlo a plenitud y sin complicaciones. Por el momento, disfrutaría la calidez y ternura de Sesshoumaru tratando de no enamorarse muy profundamente.
(No te ilusiones mucho Rin! Así fue con los otros dos idiotas que al final me dejaron sola…voy a disfrutarlo…si es amor verdadero, no importara lo que suceda porque al final todo saldrá bien)
Moviéndose con suavidad, Rin se separó de Sesshoumaru y recogiendo todas las cosas para afeitarlo entro al baño. Al cerrar la puerta, la enfermera hubiera podido gritar pero solo empezó a dar pequeños saltos de la emoción. Acercándose al espejo, paso los dedos por sus labios, saboreando en su paladar el sabor de Sesshoumaru.
(Ay me beso, me beso, me beso…tengo que contarle a Chiki, se va a morir de la emoción, es tan guapo y taann tierno…pero y si…no creo que el doctor K se enoje mucho si se llegara a enterar…y ahora que hago? Como voy a seguir con mi trabajo? Ay me duele el estomago, tengo que borrarme esta tonta sonrisa del rostro!...me besó…bueno, nos besamos!)
Acostado en su camilla, Sesshoumaru sentía tal felicidad por haberla besado que, si hubiera podido, hubiera saltado como ella. Lo que no tenia muy claro era que hacer, o como comportarse ahora que se habían besado.
(Y que hago ahora? Le digo que me encanta, que me fascinó desde el primer día que la vi? Suena algo juvenil y novelesco…mejor espero ver que hace ella. Me pareció que estaba muy feliz…eso espero! Besarla fue mejor de lo que imagine…espero no haber cometido una torpeza…)
Cuando Rin salio del baño, él la miró mientras se acomodaba en la butaca con una expresión algo seria, lo que inmediatamente inquietó a Sesshoumaru. Ella no sabia muy bien como comportarse, novia desesperada que después de un beso cree que ya están casados, fingida indiferencia a lo personaje teatral o estaría igual de desubicado que ella, y agradecería que fuera ella misma sin muchas complicaciones?
La enfermera junto sus labios en un suave suspiro, hacia tanto tiempo que estaba sola que prefirió no seguir pensando en eso; se guiaría por instinto y ya. Divago tanto en aquella encrucijada, que no se dio cuenta que él la miraba interesado en saber que pensaba, cuando la vio suspirar como resignada, la interrogó con suavidad.
"En que piensas? Porque ese suspiro?"
"Ahh? Suspiro?...estoy bien!"
"Suspiras cuando estas preocupada, dime que tienes!"
Al escuchar como modulaba su voz cariñosamente, Rin sintió un delicioso escalofrió en su espalda y el torrente sanguíneo pulsar en su sien. Sesshoumaru sabía que se estaba dejando llevar por sus sentimientos, pero no le dio mayor importancia. Le fascino verla ruborizada como una quinceañera, porque eso demostraba que estaba feliz.
"mmm…bueno en realidad estaba pensando que ese beso no fue nada ético o profesional"
"Y quien se va a enterar?"
Rin notó el ligero tono de desagrado en la voz de Sesshoumaru y se apresuró a aplacar cualquier pensamiento erróneo que pudiera tener, sobre lo mucho que había disfrutado que la besara.
"No tienes que erizarte como un perro rabioso, tus besos son fuera de este mundo. Ya…no pongas esa cara, no me importa si me echan del trabajo, tu lo vales!"
El reproche se evaporó en el aire al escucharla y sus ojos se iluminaron cuando ella se acercó y comenzó a besarlo a intervalos por todo el rostro. Mientras lo besaba, le dijo que era lindo y gruñón y eso le encantaba. Completamente derretido ante la ternura de Rin, entre besos, Sesshoumaru le dijo que él no se erizaba como perro, provocando las risas de su enfermera.
Como se acercaba la hora del almuerzo, Rin trato dos veces de separarse de él, pero sujetándola con fuerza, Sesshoumaru se lo impedía. Algo en la forma tierna y consentidora de ser de Rin, despertaba un sentimiento posesivo, una necesidad de aferrarse a ella, como si su vida dependiera de eso. Al tercer intento por separarse, Rin acaricio sus mejillas con suavidad, mientras le pedía que la soltara.
"No tengo hambre, así que no veo la necesidad de que te apartes de mi!"
"Jejeje…aunque este de acuerdo contigo tienes que comer, que tal algo ligero como una ensalada o una sopa?"
"Lo que tu digas!"
"Vuelvo enseguida!"
Sesshoumaru aflojo la mano alrededor de la cintura de Rin, dos apasionados besos mas tarde. Ahora que finalmente había logrado besarla, le parecía absurdo e innecesario no tenerla junto a él.
…………………………
Varios días mas tarde…
Una vez que terminó la sesión de ese día, Sakato le pidió a Rin que una vez que dejara a Sesshoumaru en Rayos X, lo buscara porque tenía algo importante que decirle. Con una sonrisa, Rin le anunció a su paciente que le tomarían unas placas.
"Sesshoumaru te llevaré para que te saquen unas radiografías. Estaré esperándote en el pasillo!"
"No puedes ir conmigo?"
"Iría, pero voy hablar con Sakato, será rápido!"
Al escucharla Sesshoumaru curveo los labios un poco, como si quisiera sonreír; desde que se habían besado, sentía que ella era de su propiedad, y en una de las tantas conversaciones después de cenar, le había dicho que le molestaba que lo dejara solo.
Rin rozó su hombro con disimulo mientras lo dejaba en manos del encargado de las radiografías. Al salir al pasillo, Sakato ya estaba ahí y jugaba nervioso con algo entre sus dedos. Viendo que Rin estaba junto a él, emocionado, le mostró a su amiga el anillo que había escogido para pedirle a Chiki que fuera su esposa.
Era un anillo hermoso, un diamante rosado, montado en platino y con chispas de diamante a cada lado, al contemplar la joya Rin se quedo sin habla, porque era en pocas palabras, el sueño dorado de su amiga. Conmovida por el esmero de Sakato, Rin acarició la sortija con suavidad y devolviéndole la caja, le deseó a su amigo toda la felicidad del mundo.
Muy en el fondo lo que quería era llorar, porque sabia que jamás recibiría algo así de Sesshoumaru, por muy emocionado que a veces le parecía estar con ella.
(Somos muy diferentes y sé que no me pedirá matrimonio. No quiero pensar en eso, estoy convencida que una vez que le den de alta, nunca mas lo volveré a ver, por eso tengo que ser fuerte)
Rin parpadeó abrumada, por momentos estaba segura de que algo hermoso había entre ellos y otras veces, estaba convencida que Sesshoumaru y ella no tenían ningún futuro; más que una despedida de paciente enfermera, despedida que cada vez era más cercana.
Aquella ambigüedad de sentimientos, no era más que una excusa para no reconocer que se estaba enamorando verdaderamente de Sesshoumaru. Pero por alguna razón, presentía que algo no saldría del todo bien entre ellos.
Apartando de su mente aquel carrusel de sentimientos encontrados, Rin se concentró en Sakato, diciéndole que Chiki caería desmayada a sus pies y feliz aceptaría ser su esposa.
Sakato miró a su amiga y sin poder contener su emoción, le dio las gracias sinceramente. Aquel agradecimiento era especial, porque Rin le había ayudado a pagar aquel costoso anillo, con la condición de que hiciera feliz a su amiga.
"Rin gracias por prestarme el dinero!"
"Sakato! Sabes que lo hice con mucho gusto, ustedes merecen ser muy felices, sé que lo serán"
Inconscientemente, Rin dejó que un poco de su confusión sobre Sesshoumaru, tiñera sus palabras. Sakato guardó el anillo en el bolsillo de su pantalón y luego sin previo aviso, abrazó a Rin con fuerza, estrujándola cariñosamente contra él. Estando abrazados, le dio un beso en la mejilla y le susurró un agradecimiento por presentarle a Chiki.
En ese instante, Sesshoumaru salía de la sala de Rayos X, al ver a Rin rodeada por los brazos de Sakato, se sintió algo extraño e inmediatamente reconoció que él jamás lograría abrazarla de esa manera.
Esa sensación se clavó como una espina venenosa en su costado, dejando el paso libre a pensamientos negativos. Estaba tan acostumbrado a su soledad, que la felicidad que experimentaba con Rin le parecía una ilusión. Algo dentro de él, inconscientemente rechazaba la emoción y tranquilidad que Rin le daba a su vida. Una voz insistente e irritante, le repetía sin descanso que no era para él, porque ella se merecía un hombre completo.
Cuando los amigos se percataron de que Sesshoumaru estaba detrás de ellos se separaron. Con una sonrisa, Rin tomó las radiografías y se despidió de Sakato. Viendo a su paciente a los ojos, le preguntó si quería ir a la habitación caminando o en silla de ruedas. La contestación no se hizo esperar, caminar junto a ella, era uno de sus nuevos placeres, besarla sin que nadie los interrumpiera, era el otro.
Rin sospechaba que la gente se había dado cuenta de su romance, pero nadie decía nada para no ser indiscreto. Aunque disfrutaba los momentos que tenía a solas con Sesshoumaru, la idea de que la dejaría en el instante que le dieran de alta, se había clavado en su mente. Sin embargo, lograba seguir el consejo de Chiki, que le aconsejaba disfrutar el momento y no agobiarse con preguntas de un futuro algo difuso.
Sabía que Sesshoumaru disfrutaba de su compañía, eso era fácil deducir por la forma como la besaba, pero de eso a pensar que él pudiera anhelar una vida con ella, había un trecho demasiado grande. La bella enfermera se consolaba pensando que aunque él no era el hombre de su vida, al menos tendría hermosos recuerdos de la época que estaban viviendo.
Rin abandonó sus pensamientos y sin que él se lo pidiera, le explicó porque la había sorprendido abrazada a Sakato. A pesar de su resolución de no ilusionarse o comprometerse con él, Rin era una contradicción al comportarse como una novia comprometida en cuerpo y alma.
Al escucharla justificarse, Sesshoumaru sintió un gran alivio, porque en el fondo sabía que eran solo amigos, pero la imagen de Sakato abrazando a Rin, se había grabado fijamente en su conciencia atormentándolo y recordándole que no tenía brazo.
"Me estaba enseñando el anillo que compró para Chiki, le pedirá matrimonio mañana…me abrazó porque yo le presté algo de dinero para que pudiera comprar algo lindo!"
Sesshoumaru se asombró que fuera tan comunicativa, por lo que se volvió a mirarla con suavidad, moviendo sus dedos sobre la mano. Un poco sonrojada, Rin le devolvió la sonrisa y cuando él le pregunto que era 'algo lindo', ella se carcajeó suavemente y le contestó.
"Algo lindo es…no sé algo que le guste mucho a la persona…a mí me encantan los relojes, esos que tienen una pequeña joya en donde va el numero 12 y el 6, que sean todos plateados, ósea de acero inoxidable, no muy grandes con fondo de algún color como rosado, verde o celeste. Claro que me gustan los anillos y las gargantillas pero…jejeje estoy hablando sin parar verdad?"
Rin apartó la vista sonrojada hasta las orejas. En compañía de Sesshoumaru, se sentía tan a gusto que dejaba aflorar su efervescente personalidad sin reparos. A él le hubiera gustado decirle que eso le encantaba, pero el empresario no tenía las palabras para alabar a Rin a mano, y aquel impulso se desvaneció. Solo por curiosidad, Sesshoumaru le preguntó si esperaba que Sakato le pagara aquel dinero.
"Esperas que te lo devuelva?"
"Se que me devolverá hasta el último centavo. Lo gastaré en algo para ellos. Porque me lo preguntas?"
"Curiosidad!"
"No creí que fueras curioso. Serio y curioso…que agradable combinación!"
Discretamente, Rin se pegó más a él, una vez en el ascensor se quedaron muy juntos, con los dedos ligeramente entrelazados. Dejándose llevar, ella estiró los dedos en una suave caricia transmitiéndole toda su ternura y conmoviendo a Sesshoumaru profundamente, tanto que se inclinó sobre ella y en silencio le dio un tierno y breve beso en los labios.
Una vez en la habitación, Sesshoumaru se acomodó en la camilla y encendió la televisión. Tomando el sobre con las placas, ella anunció que las llevaría afuera. El no dijo nada, le dedicó una mirada provocadora. Dejando el sobre de lado, se acercó a él con una sonrisa. Sesshoumaru estiró la mano y delineó el contorno de la suave mejilla femenina, mientras con tono dócil le pedía que no tardara mucho.
"Apresúrate por favor!"
"Hai!"
Rin suspiró profundamente y luego salió de la habitación con el sobre en la mano. No tardó ni 10 minutos y antes de entrar, se detuvo a conversar con Yun Li, que deseaba felicitarla por su romance con el guapo paciente.
"Hola amiga!"
"Hola Rin, como va todo entre ustedes?"
"Jejeje…ahem, entre nosotros?"
"Ay sí! Hazte la desentendida, hacen una linda pareja!"
Rin se sonrojó y con una sonrisa delatora, entró a la habitación sintiendo las mejillas calientes. Al atravesar la puerta, Sesshoumaru vio que ella tenía una expresión algo extraña. Estaba un poco desubicada por el comentario, por lo que se sentó en la butaca como resignada. Tratando de animarla, Sesshoumaru la invitó a sentarse a su lado, deseoso de sentirla cerca.
Feliz con la petición, se acomodó junto a él, descansando la cabeza en el hombro masculino, deleitándose con el calor corporal masculino. Estuvieron así un rato, hasta que fue el propio Sesshoumaru quien busco la suavidad de sus labios y nuevamente se perdió en el placer de besarla. Se separaron al escuchar la voz del doctor Keisuke en el pasillo.
Como estaba del lado derecho, Sesshoumaru logró sujetarla antes de que ella se bajara de la cama, pidiéndole con la mirada, un beso de despedida. Ella parpadeó antes de cerrar los ojos y sucumbir a tan deliciosa petición. Aquellos besos clandestinos le ponían la piel de gallina y el corazón le latía descontrolado.
Para cuando Keisuke entró al cuarto, Rin estaba hojeando una revista y Sesshoumaru fingía interés en la televisión, realmente estaba saboreando el sabor de Rin en sus labios.
…………………………
A pesar de aquella felicidad y facilidad entre ellos, muchas veces ambos sentían como si una muralla invisible de inseguridad se irguiera en medio de los dos. Aunque en el fondo presentían que eran el uno para el otro, primero tenían que resolver sus dudas.
Por un lado, Rin tenía que convencerse que un hombre él sería dichoso de tenerla como pareja; no solo porque era una enfermera maravillosa y competente, sino porque era una mujer increíble y de paso la ideal para él.
En cuanto a Sesshoumaru, tenía que superar su recién ganada incapacidad. Como Inuyasha había predicho, no sería suficiente para doblegarlo, pero por momentos parecía empañar toda la felicidad que divisaba en el horizonte, junto a la enfermera de sus sueños.
A pesar de la confianza que se había formado entre ellos, ninguno de los dos se atrevía a conversar sobre sus dudas, y la muralla invisible que los separaba, parecía hacerse más alta y fuerte cada día que se guardaban sus inseguridades para si mismos. Todo entre ellos siguió igual, hasta que, días antes de que le dieran de alta, la obsesión de Sesshoumaru con su incapacidad, lo hizo tomar la peor decisión de su vida.
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Ese día Rin se levantó mas temprano de lo usual, había tenido una noche de sueño inquieta. Para su descontento, notó que como ella, Sesshoumaru estaba visiblemente molesto por algo, tragando saliva para calmarse, se dedicó atenderlo como todos los días.
Abrumada por sus propias dudas, Rin no musitó más palabras de las necesarias y después de la sesión de terapia con Sakato, estaba sentada en la butaca hojeando una revista. Todo el día Sesshoumaru había estado con la mirada ausente, faltaban solo cuatro días para que le dieran de alta, y en su interior la enfermera ternura, presentía que algo desagradable estaba por suceder.
Su relación parecía la de un par de enamorados como cualquiera. Besos, abrazos, palabras amables, todo color de rosa, sin embargo, Rin no lograba sentirse tranquila. Era como si supiera que la felicidad fuera a eludirla una vez más. Realmente no tenía motivos para pensar que Sesshoumaru sería diferente a los otros hombres en su vida, hombres que al poco tiempo, habían decidido dejarla sola.
Inquieta, se movió en la silla pretendiendo mirar la revista, en realidad estaba pendiente del momento en que Sesshoumaru le expresara lo que se atragantaba en su pecho. Durante varios minutos de eterna agonía, Rin esperó y cuando su paciente habló, todas sus dudas y temores se hicieron una dolorosa realidad, dándose cuenta que lo amaba sinceramente..
Sesshoumaru no podía apartar la imagen de Sakato abrazando a Rin con sus dos brazos perfectos y completos. En su mente, su falta de brazo significaba que no podía darle el amor y cuidados que ella se merecía, por lo tanto era mejor renunciar a ella, y que otro hombre se encargara de hacerla feliz.
Concentrándose en ella, empezó a hablar creyendo ilusamente, que le estaba haciendo un favor. Ni un solo minuto pensó en ella o lo que quería. Tampoco tomaba en cuenta que su amor era correspondido. Estaba tan decidido y convencido que era lo mejor, que no escuchó la voz de su corazón.
"Tenemos que hablar"
"Si dime!"
"Quiero decirte que aunque eres maravillosa, no creo que podamos continuar con lo que empezamos!"
Rin no fingió asombro, estaba tratando de no perder la cordura, pero la serenidad de Sesshoumaru era como un puñal helado que se clavaba lentamente en su pecho. Sin exaltarse se levantó, quería verlo de frente. Sentía nauseas y debilidad en sus rodillas, pero aún así reunió todas sus fuerzas para ser ecuánime y racional.
Esperaba que al menos sus primeras palabras salieran sin tropiezos, para poder pedirle una explicación de buena forma, y no como un mounstro enloquecido por la rabia y la desesperación de la inminente soledad. Al ver como se levantaba, Sesshoumaru titubeo por un segundo, aún así decidió seguir con la tarea de apartar, por voluntad propia, la felicidad de su vida.
"Quisiera saber porque?"
"Porque simplemente no funcionaría!"
"mmm…"
El galán de melena sedosa, sintió un escalofrío al escucharla, aquella expresión era como un zarpazo a su cuello. Inquieto, se revolvió en su cama, porque los ojos de Rin, usualmente cariñosos y alegres, rápidamente se tiñeron de furia.
A pesar de estar decidido, pensó que hubiera sido mejor darle la noticia de que no la volvería a ver, estando en una posición erguida y no acostado en la cama, como un blanco perfecto para la ira de aquella mujer herida.
Ella quería golpearlo, exigirle que lo pensara mejor, pero no quiso precipitarse y en aras de su orgullo, contuvo su enojo. Lo que mas la enfurecía era sospechar que la falta de brazo era la razón por la que el había decidido no continuar con ella.
Rin moduló su voz, decidida a mantener la calma, era difícil porque lo que sentía por aquel testarudo y apuesto hombre, era muy diferente a cualquier cosa que hubiera experimentado jamás, y renunciar sin una pelea era impensable.
"Dime algo concreto!"
"Bueno…"
"Ya veo, esta decisión tiene algo que ver con el hecho que no tienes brazo?"
Sesshoumaru se atragantó, porque no estaba acostumbrado a dar explicaciones, pero sobre todo por la firmeza de Rin que lo miraba sin pestañear. Desubicado, no fue capaz de articular ningún argumento que lo liberara y su silencio dejó en claro, que como ella sospechaba, esa era la razón principal de su abrupta separación.
"A mi no me importa, me gusta tu físico pero me cautivas por tu personalidad. Eres un hombre paciente, amoroso y sensible, aún con esa actitud fría y seria. Yo te conozco, así que no puedes engañarme. Eres muy fuerte de cuerpo y alma, por lo que me parece absurdo que tengamos que separarnos solo porque no tienes brazo…es simplemente…son puras sandeces!"
Sesshoumaru no pudo controlar que su quijada se abriera un poco al escucharla vociferar la palabra sandeces, estaban tan cerca que ahora ella hablaba usando palabras suyas y eso le llego hasta el alma, pero aún así no desistió de su empecinamiento de alejarla.
"Rin no grites, y para mí no son sandeces! Yo quiero abrazarte bien, como se debe!"
"QUE? Como se debe? Que disparates estas diciendo? me puedes abrazar con tu brazo derecho, como cuando nos besamos la primera vez…Sesshoumaru por favor…porque no quieres estar conmigo!"
Rin dejo ir el último trizo de cordura que le quedaba al ver la inflexibilidad y expresión vacía de Sesshoumaru, era como una pesadilla, porque se daba cuenta que nuevamente la soledad le ganaba la partida. Sus verdes ojos se estaban llenando de lágrimas y pronto la furia reemplazó a la desesperación, más al escuchar el razonamiento egoísta y sin sentido de Sesshoumaru.
A Sesshoumaru le partía el alma ver como sus ojos se aguaban y hubiera querido hacer lo mismo, pero tantos años de soledad y desamor, le facilitaban ocultar su propia desesperación. Viendo que ella estaba fuera de sí, le hablo con frialdad esperando aplacar su enojo, sin embargo su actitud distante y seca produjeron que efecto opuesto, y Rin hizo a un lado su educación y buenos modales, para vociferar a sus anchas.
"No Rin, ya tome la decisión y es definitiva!"
"Que dijiste? Hablas de nosotros como si fuéramos un negocio, eres un…eres un maldito cobarde, egoísta y cruel. Y yo que? Ah? Me vas a dejar sola así nada mas?"
"Es por tu propio bien!"
Las palabras le supieron amargas en su boca, la cachetada que Rin le dio fue tal, que la cara entera le ardía y los músculos de su mandíbula se tensaron. Sesshoumaru no dijo nada, en cambio desvió la mirada avergonzado al ver que ella lloraba a lágrima viva, a pesar de sus lágrimas, el rostro de Rin esbozaba tal dureza, que parecía otra mujer.
Sin decir nada mas Rin giro sobre sus talones y salió de la habitación hasta llegar a la suya, cerró la puerta de un violento portazo y se tiro sobre la cama para desahogarse. Una vez que se calmara, recogería todas sus cosas y dejaría a Sesshoumaru solo.
Lloró hasta que la conciencia la abandonó y se quedó dormida con la almohada mojada bajo su rostro. En la habitación contigua, Sesshoumaru miraba por la ventana con el corazón hecho pedazos de la tristeza.
(Así tiene que ser, ella se merece alguien que la haga feliz, que la abrase fuerte y la proteja, un hombre que pueda abrazarla a ella y cargar a un hijo al mismo tiempo…)
Pensando en eso, Sesshoumaru cerró los ojos intentando descansar. Con su única mano se frotó la mejilla, recordando las lágrimas de su preciosa enfermera y todos los insultos que le había dicho. Nada era mentira, era un cobarde y no estaba pensando en ella, si estaba, pero excluyéndola de su vida, quitándoles la oportunidad a los dos de ser felices.
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El doctor Koeki salio del ascensor y con una gran sonrisa le preguntó a la enfermera sobre Sesshoumaru. La mujer miró al doctor con una sombra empañando su mirada, y Keisuke supo que algo malo había sucedido entre ellos.
"Sensei…algo pasó porque Rin estaba gritando y estoy segura que la escuche llorar, pero eso fue hace horas…no me atreví a entrar por miedo!"
Keisuke escuchó las palabras como si estuviera dentro de una burbuja y sintiendo un frió que le bajaba por la espalda. Estaba seguro, después de haberlos visto el día anterior, que todo marchaba sobre ruedas y en poco tiempo asistiría a la boda de la pequeña y Sesshoumaru. Sin embargo ahora todo eso se venía abajo.
"Sensei va a entrar? No comprendo que sucedió, se veían tan felices cuando fueron a la sesión con Sakato-chan!"
"Mmm que problema, ese muchacho es muy terco! Trataré de averiguar que sucedió, quédate tranquila Yun Li!"
"Es mas fácil decirlo que hacerlo Sensei, esa muchacha esta muy sola…"
Keisuke se despidió con una sonrisa y entró a la habitación con el corazón en la mano, al abrir la puerta la imagen de Sesshoumaru solo y viendo por la ventana, era prueba irrefutable de que algo pasaba.
"Hola muchacho!"
Sesshoumaru no se volteo de inmediato, estaba aspirando el aroma de Rin impregnado en su cobija. Tenia ganas de gritar, patear y rabiar pero el era demasiado controlado para algo así. Suspirando calladamente, movió su cabeza para enfrentar a su doctor.
"Keisuke como estás?"
"Bien y tu?"
"Supongo que bien!"
En ese momento la puerta de la otra habitación se abrió, Rin estaba de pie con los ojos rojos y una expresión vacía. Caminando despacio se acerco hasta el doctor y lo saludo.
"Sensei como estÿ"
"Bien…que sucede Rin, porque tienes los ojos rojos?"
"Pregúntele al tonto de un solo brazo!"
Tanto Sesshoumaru como Keisuke quedaron asombrados con la acidez de Rin para hablar. El galán de melena sedosa parpadeo dejando los ojos cerrados y Keisuke sintió un sabor amargo bajar por su garganta, mientras trataba de averiguar de forma pausada, lo que había sucedido.
Acercándose a Sesshoumaru, Rin reviso la venda y sin más, anuncio que volvería en media hora. Necesitaba buscar a Chiki y desahogarse, saber que consejos le daba su amiga para superar aquel dolor. Al ver como se iba, Sesshoumaru le pidió que se detuviera, sin voltearse ella dejo de caminar y con voz seca le preguntó que quería.
"Que?"
"Necesitamos hablar Rin!"
"No lo creo, tu lo dijiste todo…por cierto, te odio!"
Sesshoumaru trago saliva y con un grito le dijo que no fuera tan inmadura y que el quería hablar con ella. Volviéndose lentamente Rin le dio la cara totalmente transformada por la furia. Ninguno de los dos parecía recordar que no estaban solos y cuando Rin empezó a vociferar, Keisuke se quedo inmóvil para escuchar la conversación.
"Para que rayos quieres hablar? Para profundizar mas en tu decisión egoísta de estar separados…no pienso tolerarlo porque eres un torpe!"
"No me insultes, ya te dije que es por tu propio bien!"
"Y Yo te dije que no me importa que tengas un solo brazo…Sesshoumaru acaso no sientes nada por mi?"
"No se trata de eso"
"Entonces de que?...Ahh ya se…de tu estúpido orgullo, no voy a hablar contigo a menos que sea para aceptar que eres un torpe y quieres estar conmigo hasta que estemos viejitos. Adiós!"
Rin salió dando un portazo que dejó la puerta entre abierta del golpe. Sesshoumaru suspiró abatido, ella quería estar con él hasta que fueran viejitos y tenía razón: él era un torpe que se negaba a amarrar a una mujer en la plenitud de su vida, a un hombre mutilado.
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En la noche…
Rin se aproximó hasta la camilla con el rostro ensombrecido por el dolor, no quería perder a Sesshoumaru, pero tampoco deseaba seguir discutiendo con alguien que se empeñaba en apartarla. Al verla junto a él, Sesshoumaru guardó silencio para escuchar lo que tenía que decir.
"Tu…eres el hombre de mis sueños…pero también eres muy cruel porque mi amor no es suficiente para ti, como puedes pensar que tu falta de brazo sea de importancia, eso no lo entiendo!…"
Ella levantó la mano anticipando el inminente reproche de Sesshoumaru. El la miraba pasmado por la dureza en los ojos de Rin, dureza que sabía era culpa suya por desechar su amor. Dolida por no poder convencerlo, Rin quería irse y así no tener que seguir soportando aquella dolorosa situación.
"Ahórrate las palabras, no quiero escucharte o a tus estúpidas razones, yo te amo pero te preocupa más no tener brazo. Yo me voy por mi lado y tu por el tuyo, eso es lo que quieres verdad!"
Sesshoumaru se sintió azotado por la tristeza y resignación de su pequeña, la tenía cerca pero al mismo tiempo la estaba perdiendo como arena entre sus dedos. Viendo que ella esperaba una respuesta, le dijo un 'si' entre dientes.
Con el rostro impávido y los ojos vidriosos Rin terminó de revisar el brazo mutilado, luego salió cerrando la puerta con cuidado. Sesshoumaru se quedo ahí con un amargo sabor de boca; sin embargo y a pesar de lo que sentía, su terquedad lo convenció más que nunca, que ella era demasiado valiosa y especial como para obligarla a estar con un hombre incompleto como él.
Sesshoumaru respiró profundo y se hizo a la idea de perderla a un hombre completo, creyendo que con eso podría estar tranquilo y olvidarla. Al salir de la habitación Rin contuvo las ganas de llorar, había hecho gala de todo su autocontrol para no gritarle toda clase de improperios por alejarla y así negarles la oportunidad de estar juntos como estaba segura que era su destino.
Desanimada Rin suspiró abatida, no había nada que hacer ya que aquel hombre que amaba con cada fibra de su ser era también el más terco y decidido de todos. Se sentía física y mentalmente agotada y quería alejarse de aquel entorno que le recordaba a Sesshoumaru sin descanso.
Su corazón no soportaría mucho más el tormento de no poder abrazar o besar a Sesshoumaru, por lo que empezó a caminar en busca del doctor Koeki, quería terminar con su angustia y buscar un poco de paz alejada del hospital. Ahogó las lágrimas repitiéndose a si misma que era fuerte y que una vez que hablara con el doctor K, podría refugiarse en la soledad de su casa.
Keisuke estaba atendiendo un paciente cuando la presencia de Rin detrás suyo lo distrajo, el doctor se volteó solo un poco, pero fue suficiente para ver la tristeza de la pequeña. Rápidamente terminó de revisar al paciente y luego consoló a Rin, llevándola a su oficina no muy lejos de ahí.
Una vez que estuvieron solos Rin le suplicó que la relevara de sus funciones como enfermera particular de Sesshoumaru para así poder irse a su casa. Consciente de la situación, Keisuke no tuvo más remedio que acceder y sujetándola por los hombros le dijo que se podía ir esa misma tarde.
"Lo lamento tanto Rin…"
"Igual yo, pero es un cabezota…por eso debo irme, cada vez que lo veo me muero un poquito y no quiero seguir tratando de convencerlo que no me importa si tiene brazo o no…"
Keisuke la estrechó con fuerza y le dijo que si necesitaba algo que no dudara en llamarlo. La desolada enfermera se rió calladamente, como si se burlara de ella misma. Dándole un beso al doctor, le agradeció todo lo que había hecho por ella.
"No se aflija Sensei, estaré bien, gracias por su preocupación. Voy a usar las vacaciones que tengo acumuladas…quien sabe a lo mejor me vaya de viaje y así complazco a Chiki, ella dice que un viaje me hará bien…es un idiota! lo que yo necesito es a ese tonto cabeza dura pero ni modo!"
Rin se despidió con las lágrimas ahogando sus ojos. Antes de ir a recoger sus cosas buscó a Chiki y le dijo que estaba de salida, su amiga no pudo decirle nada porque estaba ocupada con un paciente, pero si le aseguró que la llamaría en la noche.
Al salir del ascensor, Rin titubeó un instante antes de entrar a la habitación. Las enfermeras del piso la miraban con una expresión ensombrecida al comprender que aquella historia de amor había llegado tristemente a su fin.
Dentro de la habitación, Sesshoumaru se había levantado y ahora estaba de pie junto a la ventana con la mirada perdida. Al escuchar que alguien entraba, movió su cabeza y al reconocer a Rin, no se atrevió a verla de frente. Sus ojos buscaron un punto fijo fuera de la ventana y él pacientemente espero que ella volviera a salir.
Su corazón perdió el ritmo cuando la vio de pie junto a él. Vestía con jeans, camiseta, el cabello suelto y un pequeño maletín al hombro. Sus ojos estaban tan apagados que parecían haber perdido todo brillo y Sesshoumaru se sintió morir. Sin decir nada Rin se puso de puntillas aferrándose a su cuello para besarlo en los labios. En el instante que sus labios se tocaron, Sesshoumaru sintió la humedad de las lágrimas de Rin por sus mejillas.
Al separarse, ella le escondió el rostro, tomo su maletín y salio de la habitación. El la observó con el corazón estrujado por el dolor. Había logrado su cometido y ella estaba fuera de su vida, llevándose la única felicidad que ambos conocían. Por un instante quiso seguirla pero su determinación era de hierro y por eso no se movió de donde estaba.
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A/N: Creo que todas me van a matar, y los tomatazos, amenazas, llamaradas y pastelazos continuaran...suspiro no se preocupen chikas que este fic le faltan pocos capítulos. Todo saldrá bien se los prometo!
Gracias: Ceci, Lou, Stefi, Mary (nee-chan) Eva, Mourisan, Saya, Adri, Dani, FenixGirl, Padilla, Arlet, Paulina, Monserrat, Lady Saga, Jazmin, Ana, Justary, Agaue, Estrellita, Yuzu, Fabisa, Gabriela, Giuliana, Carmen, Tamy Kuki, Eve, Malkavian, Umi, Aome, Syren, Ibette, Gracia, Sweet Aome, Arline, Naoko, Crystal-Darling, Arashi, Saiko, Pandora Youkai, Kathy, Naru, G27, Bunny, Kary/chispita, Tigresita, Kittie Wiccan, Hitomi, Chi2Chan, Hotaru-dono, Sofia, Rinoa LeBeau, Azuky Fallen, Daulaci…
Como siempre, espero no haber dejado a nadie por fuera! Me encantan sus reviews son súper alentadores!
Besos y abrazos
Zetus
