Nota del autor:
Los personajes de Inuyasha, incluido el sexy y misterioso Sesshoumaru y la tierna Rin,son propiedad de la talentosa y genial Rumiko Takahashi.
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Este capítulo se lo dedico Anne, que me conmovió por su devoción a este fic,y estas páginas brotaron de la nada y puede terminarlo en dos días. Ustedes saben lo mucho que me tardo en actualizar, ósea que esto es prácticamente un milagro. Gracias Anne.
Viste Stefi que los milagros existen! Jejejeje.
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Capítulo 6
Separados…
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La oficina de Jaken estaba silenciosa y llena de las sombras del atardecer. La decoración de aquel recinto era de cuero y madera, elegante y sobria. Inclinado sobre unos documentos, al escuchar como su asistente entraba, Jaken apartó la vista de lo que estaba haciendo. Detrás de su asistente, avanzaba un hombre alto. El individuo vestía de casual. Pantalón de algodón, camisa unicolor y una jacket de cuero, caminaba con aplomo, esbozando una expresión algo seria pero serena.
La asistente se aproximó extendiendo la mano para poner varias carpetas frente a su jefe. Sobre las carpetas había un sobre de manila mediano, al verlo Jaken reconoció el logo de la joyería favorita de Sesshoumaru y sin poder evitarlo, arrugó la boca en una mueca.
"Aquí tiene señor. El paquete llegó hace tan solo unos minutos!"
"Gracias! Hasta mañana!"
"Hasta mañana señor!"
Sentado frente a Jaken, el hombre de mirada serena espero a que estuvieran solos para sacar un sobre del bolsillo de su chaqueta y ponerlo sobre el enorme escritorio de madera tallada.
"Es todo lo de esta semana!"
Jaken notó que las palabras parecían salir forzadas, como si el hombre estuviera incómodo con el trabajo que le habían encomendado dos semanas atrás. Yune era ex policía, dueño de una oficina de investigadores privados sumamente discreta y efectiva. Sesshoumaru había decidido usar aquel servicio por las excelentes recomendaciones que le habían dado.
El mismo día de su salida del hospital, Sesshoumaru en compañía de Jaken, se había reunido con Yune Mikoshi para encomendarle la tarea de vigilar a Rin. A pesar de su decisión de no continuar viéndola, Sesshoumaru quería asegurarse que ella estuviera bien y de paso probar su teoría que la mujer que amaba, eventualmente sería feliz con otro hombre.
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Dos semanas antes…
"Yune-sama, la mujer que vigilará se llama Rin Asakura. En esta hoja están todos los datos que necesita. Su trabajo debe ser discreto e impecable. Quiero reportes semanales"
Yune estudió la hoja que Jaken le había entregado un instante y luego se volvió hacia Sesshoumaru. Estaba impresionado por la expresión de desconsuelo y vació que reflejaba aquel rostro, que parecía ensombrecido por un velo impenetrable de tristeza y dolor.
En los ojos ámbar se reflejaba un dolor inmenso, como el de una gran pérdida. Todo aquello contrariaba los comentarios que había escuchado de Sesshoumaru, que aseguraban que era un hombre frío y que no demostraba emoción alguna en su mirada.
"Señor Sesshoumaru necesito saber un par de detalles. Mi labor es solo de observación, por cuanto tiempo necesita que la vigile?"
"Si. Hasta que yo crea conveniente. Se le pagara por semana. Algo más?"
"La mujer en cuestión, debo considerarla hostil?"
La mirada de Sesshoumaru se endureció de repente y el investigador trago saliva nervioso, pero mantuvo su serenidad. Necesitaba estar al tanto de esos detalles para saber a que atenerse. Usualmente cuando lo contrataban para vigilar mujeres, era porque se sospechaba infidelidad y ese tipo de trabajos no le agradaban demasiado.
Al escuchar a Yune, Jaken cerró los ojos y respiro silenciosamente para no darse por aludido. Desviando la mirada, esperó que Sesshoumaru no le arrancara la cabeza al investigador de un puñetazo. El fiel asistente, tenía sus propias ideas sobre la decisión de su jefe, en pocas palabras, Sesshoumaru simplemente había perdido la claridad de mente al apartar a la 'niña' de su vida.
Motivado por la sorpresa, Jaken había tenido el valor y la necesidad de enfrentarle entrando en un desagradable episodio donde su ecuánime jefe había perdido los estribos vociferando que era lo mejor para ella, porque él era un 'maldito hombre incompleto'
Sesshoumaru apretó tanto la mandíbula que sus dientes rechinaron, y por un instante Yune pensó que efectivamente, aquella vigilancia era por sospecha de infidelidad. Mentalmente se hizo una idea de las fotografías que tendría que tomar y eso le agrió el humor. Sin dejar que ninguno de sus pensamientos se reflejara en su expresión, recordó que vigilar hombres y mujeres infieles era prácticamente el 60 de su trabajo.
"Señor Mikoshi, ella no es hostil. Algo más?"
"Quiere que le entregue las fotos a usted o prefiere que trate con el señor Jaken?"
"Si no estoy yo, con libertad puede entregarle el reporte a Jaken!"
"Muy bien. Gracias por su confianza, nos veremos en una semana!"
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Volviendo al presente, Jaken tomó el sobre, lo abrió y como la semana anterior, vio el reflejo de la tristeza de Rin. En ninguna de las fotografías ella sonreía o se notaba animada, al contrario, parecía un mosaico de los diferentes grados de tristeza y desolación que una mujer podía experimentar.
Las fotos captaban a la perfección y en diferentes ocasiones, la falta de brillo en la mirada femenina. En algunas salía Chiki abrazando y cariñosamente consolando a su amiga, eso enterneció a Jaken y al mismo tiempo le estrujaba el corazón por la falta de flexibilidad de su jefe.
El asistente se preguntaba cuantas fotos y semanas se necesitarían, para que Sesshoumaru cayera en cuenta que la mujer que amaba era infeliz lejos de él. Entre todas las fotos, hubo una que capto la atención mas que ninguna.
Rin estaba sentada en la banca de un parque, completamente inmóvil y recibiendo en silencio el embate de una torrencial lluvia. Aquella fotografía era el reflejo inequívoco de la soledad que consumía a Rin. Su expresión era vacía y sus ojos eran como dos profundos pozos de desamor.
Sin poder esconder su inquietud, Jaken quiso saber los detalles de aquel día. Yune sabía que aquella foto era perturbadora y la verdad era que después de una semana de vigilar a Rin, sentía pena por ella.
Se había dado cuenta, que aquella era una situación única. Sesshoumaru lejos de despreciar a Rin, sentía algo especial por ella, y Yune sospechaba que estaba enamorado. Sin embargo, por alguna razón que el experimentado investigador no lograba concebir, aquellas dos personas estaban separadas.
"Y esta foto?"
"Ahh! La de la lluvia?...Fue a dormir a su casa, se detuvo en el supermercado que está cerca, pero antes de llegar empezó a llover. Sin inmutarse por el temporal, ella se sentó ahí…estuvo ahí casi una hora señor Jaken, jamás había visto alguien tan desconsolado"
Yune no siguió hablando al recordar que había sido tanta la inactividad de Rin, que fue el mismo quien, fingiendo ser un preocupado transeúnte, le dijo que saliera del temporal y buscara refugio.
La enfermera de ojos apagados al principio no le había escuchado, perdida como estaba en sus pensamientos y recuerdos de sus días con Sesshoumaru. Pero después de tocarla en el hombro, ella reaccionó y sin poner resistencia, dejo que el 'preocupado transeúnte' la acompañara tres cuadras más lejos hasta su casa.
Notando que Yune ponía cara de disgusto, Jaken no dudó en interrogarlo, dándole la oportunidad de desahogarse.
"Mikoshi, algo que le preocupa de este trabajo?"
"Preocuparme? En realidad…ellos se aman pero no pueden estar juntos, verdad que no me equivoco? Ella esta así por estar separada del señor Sesshoumaru…"
Jaken vio la preocupación en el rostro masculino y supo sin lugar a dudas, que la desolación de Rin había conmovido al ex policía. Sin deseos de fingir indiferencia, Jaken le confirmo a Yune que estaba en lo correcto.
"Tiene usted razón Mikoshi, están separados pero tengo la esperanza que su trabajo ayude a mi honorable y equivocado jefe a ceder!"
Yune Mikoshi se acomodó a sus anchas en la silla de cuero a sus espaldas y sopesó las palabras de su interlocutor. Era claro que la separación no era por razones externas, sino más bien a causa de Sesshoumaru.
(Que puede separarlos? El es soltero y tiene dinero a montones, ella es preciosa, también soltera y una enfermera brillante…no entiendo!)
Leyendo la hoja que acompañaba las fotografías, era un trabajo meticuloso que registraba hasta el más mínimo detalle de las actividades de Rin. Por el reporte, Jaken sabía que la niña estaba desganada y no iba a su casa a dormir. Tampoco había tomado vacaciones. Los días después de separarse de Sesshoumaru, se los había pasado en su casa.
"Disculpe señor Jaken, pero como mi trabajo ayudara? Lleva dos semanas desconsolada y ese hombre solo ve las fotos y no hace nada"
"Paciencia Yune, aunque él quisiera, no es de piedra. Estoy seguro que en el momento menos indicado su resistencia se resquebrajará. Ahora, ya que noto su preocupación para con la niña, necesito que si en algún momento ella estuviera feliz, omita esa foto o detalle de su reporte. Le explico, Sesshoumaru está convencido que sin él la pequeña será feliz, por lo que…"
"Es mi trabajo demostrarle que esta equivocado! Tampoco hará falta que me esfuerce mucho, ella 'es' infeliz sin el!"
Con cuidado, Jaken guardo las fotos y la hoja otra vez en el sobre. Le entregó el cheque a Yune y se despidieron sintiéndose como cómplices en una conspiración de amor.
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Chiki encontró a su amiga sentada en la banca que compartía con Sesshoumaru semanas antes. La mirada perdida, inmóvil y llorando en silencio. Viendo el reloj, Chiki supo que probablemente Rin tenía mas de una hora de estar ahí sentada. Le partía el corazón verla en aquel estado, y sin embargo, no había nada que ella pudiera hacer para remediar su dolor.
El antídoto para recobrar la sonrisa y jovialidad de Rin, dependía de una sola persona. Un hombre testarudo y al parecer con un corazón de piedra. Lo que era peor, convencido que no era digno del amor de la mujer que había logrado cautivar su corazón.
Con suavidad, Chiki se sentó junto a su amiga, abrazándola por los hombros. Con cuidado se recostó a ella, silenciosa, como si compartiera su dolor. Se quedaron así hasta que el sol se puso y el cielo se tiño de colores grises, preparando el día para las estrellas. Destrozada, Rin rompió a llorar, cubriéndose el rostro con ambas manos, para esconder sus lágrimas.
Chiki lo único que atinó hacer, fue estrechar el abrazo para ofrecerle consuelo. Con la voz quebrada, Rin le dijo que extrañaba mucho a Sesshoumaru.
"Lo extraño tanto, todos los días a todas horas…que voy hacer?"
"Lo sé amiga, apenas han pasado 2 semanas…ya verás que en cualquier momento empezaras a sentirte mejor…"
Chiharu sabía que aquello era casi imposible, Rin estaba demasiado enamorada de Sesshoumaru, y su recuperación sería lenta y sacrificada. En su interior se sintió hipócrita, por alentar a su amiga a olvidar aquel sentimiento tan profundo, pero que por desgracia él, se empeñaba en ignorar.
"Sabes que eso no sucederá…Chiki porque no me quiere lo suficiente?"
"Rin! No creo que sea eso, al contrario…mira, la pérdida de su brazo parece ser demasiado para él. Mejor no hablemos de eso, recemos para que a ese cabeza dura, le entre algo de sensatez. Que te parece si vienes conmigo al apartamento, mañana no tienes que trabajar verdad? Y yo tampoco. Podemos ir de compras, necesito un par de camisas nuevas…anda amiga anímate!"
"Pero y Sakato?"
"Tiene que ir a la universidad, regresará tarde!"
A Rin se le iluminaron los ojos por un instante, la idea de no pasar la noche sola, era alentadora e irresistible. No quería llegar a su casa a llorar y no dormir. Motivada por la insistencia de su única amiga, la enfermera ternura finalmente aceptó la proposición, guardando su desamor en un rincón de su alma.
Cuando ella le dijo que sí, Chiki gritó de alegría y limpiándole las lágrimas, la ayudó a levantarse. Esa noche, con el estómago lleno de galletas, chocolates y helados, Rin tuvo una pequeña pausa en su tristeza.
Mientras caminaba siguiendo a su amiga, Rin añoraba el perfume de Sesshoumaru y el roce de sus dedos sobre su rostro. Aún después de dos semanas separados, con solo cerrar los ojos, podía revivir la sensación de los besos que se habían dado.
(Que haces? Porque no vienes a verme, acaso no me extrañas? Eres un cobarde, tonto, manco, baboso, egoísta…no puedo creer que no me quieras, tienes que darte cuenta, yo soy quien te hará feliz…)
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Las semanas se acumularon lentamente, y con cada día que pasaba, Sesshoumaru se hundía mas en una incertidumbre que se estaba llevando su cordura por pedazos. Desde que regresara a su vida habitual, todo le parecía triste y sin sentido. Extrañaba el perfume de Rin, y su intensa mirada. El roce de sus labios contra los suyos, sus manitas suaves y delicadas, acariciando su cara y jugando con los mechones de su sedosa melena.
Para todos a su alrededor, era obvio que algo lo atormentaba. Ya no era el mismo hombre de antes, seguro, ácido y hasta indiferente. Ahora, se comportaba como un fantasma y se pasaba horas en la oficina sin hablar con nadie. Cuando alguien se reunía con él, la melancolía se le notaba en la mirada y su forma de mirar ausente por la ventana, como si buscara algo.
Los únicos que lograban cruzar palabra con él, eran Jaken y su asistente Yuma. Una mujer mayor, que había trabajado con su padre. Para Sesshoumaru, Yuma era la personificación de la serenidad y la sabiduría. Una mujer amable que disfrutaba la vida en compañía de su esposo. Y adoraba tener a sus dos nietas de visita los fines de semana.
Hubo una época, cuando Yuma le mostraba las fotografías de sus nietas, en que él simplemente las miraba con cordialidad. Sin embargo, ahora se preguntaba si algún día, el tendría alguien a quien mostrarle fotos de sus nietos.
(Ella me dijo que quería estar conmigo hasta que estuviéramos viejitos…pero no tengo brazo, no ella no se merece eso!)
Una vez más, Sesshoumaru se perdió en los recuerdos de su amada Rin. Las fotos frente a él presentaban la dura realidad que el no había contemplado, cegado por su terquedad. Rin era infeliz y lloraba desconsolada estando separados. Con cada reporte de Yune, la brecha entre su terquedad y su deseo de ir a verla se hacia cada vez más grande, cediendo terreno a lo que sabía lo haría feliz: ver otra vez a su preciosa enfermera.
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4 semanas después…
Cuando Jaken entró a la oficina de su jefe, Yune estaba de salida. Fingiendo seriedad, Jaken saludo al detective privado que le esbozó una ínfima sonrisa. Jaken estaba decidido a volver a encarar a su jefe, puesto que su condición se había deteriorado considerablemente. Estaba demacrado por la falta de sueño y en exceso callado, aún para sus estándares.
Pacientemente, Jaken esperó que su jefe viera las fotos de la pequeña, sentado en la butaca de cuero frente al enorme y elegante escritorio, herencia de Inutashio. Como la suya, era una oficina decorada refinadamente, aparte de ciertas cosas de uso diario de Sesshoumaru y la computadora, tenía una caja de madera tallada.
La caja era el lugar donde, masoquistamente, Sesshoumaru tenía las fotos que Yune le tomaba a Rin. Aquello rayaba en lo absurdo, tener aquella prueba gráfica a la mano para atormentarse quien sabe cuantas veces al día, contemplando el reflejo de su necia decisión.
Guardando las fotos en la caja, Sesshoumaru se volvió hacia su amigo y asistente para averiguar que quería. Un pensamiento rondaba su mente inquietándolo. El reporte de Yune era claro, a Rin se le notaba la falta de peso y los pacientes extrañaban su dulzura, preguntándose que le había pasado a la adorable enfermera.
(Todo esto es mi culpa, pero ya pronto aparecerá alguien que la haga feliz…)
Sesshoumaru se revolvió en su asiento al considerar aquella posibilidad y se dio cuenta que en el fondo no deseaba que nadie mas que él, hiciera feliz a la enfermera de sus sueños. Tosiendo para hacerse notar, Jaken demandó atención. Agrio, Sesshoumaru lo miró de soslayo hablándole golpeado.
"QUE?"
"Hasta cuando?"
"Hasta cuando que?"
"No se cansa de ver estas fotos y atormentarse sin razón. La niña esta deprimida y lo necesita, tanto o más que usted. Recuerde que la genial idea de estar separados fue suya…insensato!"
"Repite eso!"
"Con gusto…usted jovencito es un insensato! Apartar esa maravillosa mujer de su lado. Que cree que ella lo va a estar esperando toda la vida! Reaccione por Kami, está siendo irracional!"
Sintiendo la sangre hirviendo en sus venas, Sesshoumaru se levantó de su silla y golpeó su escritorio con el puño cerrado, exigiéndole en un rugido que no se inmiscuyera en sus asuntos.
Jaken ni se inmutó y con agilidad tomó la caja de madera ante la mirada encolerizada y estupefacta de su jefe. Agitando la caja en el aire amenazante, Jaken cuestionó la insensatez masculina.
"Y esto que es? Que no la ve? Está delgada y llora extrañándolo, no sea terco…Sesshoumaru…ella lo ama tal y como usted es, acaso no ve lo maravilloso que es eso?"
"Deja esa caja en su lugar Jaken, o te juro que extinguiré tu vida con la única mano que me queda!"
Jaken puso la caja con cuidado en su lugar, la mirada de Sesshoumaru estaba llena de dolor e impotencia, pero con una intensidad arrolladora. Eso era lo único que Jaken necesitaba ver, para decidirse a tomar cartas en el asunto. Dándole la espalda a su jefe, salió de la oficina recordándole lo fuerte que era.
"Ese es el Sesshoumaru que yo conozco y admiro, intenso e invencible! La niña no se merece este sufrimiento, tampoco usted!"
Abatido por la sinceridad de su colega, Sesshoumaru tomó la caja entre sus manos y se dejó caer en su silla. Las palabras de Jaken eran como un fuego que lo consumía y derretía su absurda convicción. Pensando que nada mas podría sacudirlo ese día, el galán de melena sedosa cerró los ojos recordando a Rin.
Evocando los días en que la tenía solo para él, Sesshoumaru apretó la caja contra su pecho y dejo que la lágrimas inundaran sus ojos, era la primera vez en años que se permitía aquel despliegue de sensibilidad. La última que había llorado con tanto sentimiento, había sido con la muerte de su madre. En su interior sabía, que si no hacía algo pronto, también perdería a Rin a algo peor que la muerte, y eso era el olvido y desamor.
Derrotado por su propia terquedad, Sesshoumaru cerró los ojos y lloró en silencio hasta que la cabeza de dolía y los ojos le ardían. Lejos estaba de adivinar que recibiría otro embate para que abriera los ojos, de la persona menos esperada.
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Yuma se fijó en el reloj de su muñeca y se dio cuenta que probablemente su esposo ya estaba en la casa. Guardando sus cosas, cerró el escritorio y respiró profundo para ir a hablar con su jefe del extraño comportamiento, que desde hacia semanas estaba presentando.
Aproximándose a la puerta, la empujo con suavidad hasta que estuvo abierta. Sesshoumaru estaba de pie junto a la ventada y sostenía una caja de manera en su mano.
Sin voltearse, Sesshoumaru le deseó buenas noches en un tono hueco de voz. Serenamente, Yuma se aclaró la voz para seguir hablando, aunque estuviera visiblemente más afectado que el resto de los días, Yuma hablaría con él en ese instante.
"Sesshoumaru-sama necesito preguntarle algo!"
"Que sucede?"
"Quien es Rin?"
Sesshoumaru se petrificó y de la impresión soltó la caja de su mano. En el momento que la caja chocó contra el suelo, todas las fotos quedaron esparcidas por el piso. Impactada, Yuma se movió para ayudarlo, pero secamente, Sesshoumaru le dijo que él mismo lo recogería.
Una vez que recogió todas las fotografías, Sesshoumaru se acomodó en su asiento e instó a su asistente a que hiciera lo mismo. Poniendo las fotos de nuevo en la caja, todos los recuerdos de sus días con ella inundaron su mente como una ola gigante, que lo revolcaba en las profundidades de su terquedad.
Recordó como la había hecho llorar, y como se había negado a ceder aun cuando Rin le dijo sinceramente, que no le importaba que no tuviera brazo. Le había dado la espalda a la mujer que amaba con desesperación y a quien extrañaba todos los días a todas horas.
Su convencimiento de que ella necesitaba un hombre completo para ser feliz, parecía fijado tan fuertemente, que sofocaba sus ganas de ir hasta ella para abrazarla, besarla y pasar la noche al calor de su cuerpo.
Ahora con su asistente frente a él, veía su resolución de negarse la felicidad, venirse abajo. Tragando saliva, Sesshoumaru dejó la caja a un lado y habló tratando de esconder su consternación.
"Porque me preguntas eso?"
"Señor…me ha llamado Rin desde hace semanas. No dije nada porque pensé que había escuchado mal pero…esta usted bien señor?"
"…cuantas veces al día te digo ese nombre?"
"Ya ni me acuerdo pero no me importa, es un nombre hermoso!"
"Si que lo es!"
"Señor, la extraña mucho?"
Sesshoumaru sintió aquellas palabras como dagas perforando su pecho sin piedad. Le hacia tanta falta que se sentía enfermo, no dormía, estaba amargado. Cada vez que recordaba sus lágrimas y palabras de súplica, quería vomitar pero ni aun así su decisión cambiaba.
Derrotado por su propia conducta, Sesshoumaru se admitió a sí mismo lo mucho que la extrañaba. Luego como un acto de liberación, lo dijo en voz alta; para que su asistente fuera testigo de su falta de fuerza para estar sin Rin.
"Si Yuma, la extraño demasiado!"
"Y entonces? Vaya a buscarla!"
"Pero…"
Sesshoumaru meditó un segundo que se hizo como una eternidad en su mente, la mujer frente a él era de extrema confianza y sabía que cualquier cosa que le dijera, quedaría entre ellos. Sintiendo que necesitaba confiar en alguien, el ácido y enamorado empresario confió en ella. Pensaba que siendo mujer a lo mejor alguna de sus palabras le indicara la mejor forma de recuperar lo perdido.
"…Yuma apartar a la persona que te interesa por miedo es imperdonable?"
La mujer miró a su jefe con la ternura de una madre, y con voz pausada le dijo que era más reprochable no tratar de enmendar aquel error. Yuma hizo hincapié en que si lo que sentía era amor de verdad, realmente superaría cualquier obstáculo.
"…si ella lo extraña tanto como usted, no creo que haya mucho problema. Pero no se desanime, las mujeres a veces necesitamos muchas pruebas de amor, para dejar de lado nuestro orgullo herido! Claro que no tengo duda que no se dará por vencido, usted es muy fuerte, en todo el sentido de la palabra. Buenas noches señor"
"No olvidare tus palabras…ahh y Yuma…muchas gracias!"
"No es nada muchacho!"
Yuma cerró la puerta tras de sí, dejando a Sesshoumaru con una tormenta mental que no lo dejo dormir, por los siguientes dos días.
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Bueno chikas se que esta corto pero tenía que hacerlo así. Ojala les guste. Gracias a todas por leer.
Lou, Ceci, Stefi, Eva (mucho tiempo perdida), Anita (Gracias por Gackt) Anne, Azuky, Estrellita, Umi, Gracia, Dani (te extraño amiga, pero supongo que el trabajo te consume), Adri (no me mates por cortito), a la Mami, Arline, Chispita, Mourisan, Michiyo, Fabisa, Yashi, Kykio Angel, Saya, Paulina, Daulaci, Justary, Crystal Darling…donde estas que no te veo?
Mary my querida Nee-chan, Syren, Ibette, Carmen, Arlet, Giuliana, Yashi, Jazmin (gracias por leer, lastima que no tengo tu mail para agradecerte), Lady Saga, Montse, FenixGirl (saludos a la pequeña), Agaue, Yuzu, Hitomi, Pandora Youkai, Aome, Arashi, Tamy Kuki, Miss Snape, Malkavian, Sweet Aome, Kaki 35, Padila, Saiko Katsuka, Rinoa LeBeau (mamemimomu…me gusta eso!), Chi2-chan, Tigresita, Kathy, Naru Hurashima, Bunny Saito, Lian Li...
Montse: ya pronto veras por que mis fics son R, puedes leer 'El amor de Rin' , eso te dará un ejemplo.
Gracias a todas por sus reviews. Son el sueño dorado de cualquier escritor de fics. Besos y abrazos, Zetus. (El próximo fic que actualice será Dr.)
