Todos los personajes de Inuyasha, incluidos el sexy Sesshoumaru y la tierna Rin, son propiedad de la genial y talentosa Rumiko Takahashi.
Gracias a Ceci por su ayuda y apoyo incondicional.
Capitulo 7
Juntos…
……………………………
Durante los siguientes 3 días, Rin recibió flores y con cada ramo, las intenciones de Sesshoumaru parecían muy claras. Al cuarto día, la enfermera se desilusionó porque su ramo no llego a la hora acostumbrada, pensando que Sesshoumaru se había cansado por su falta de comunicación, se dedico a sus labores.
Cuando Chiki se enteró, gracias a Yune, que ese día no habría ramo, corrió a darle ánimos a su enamorada amiga; que lo único que hacia era suspirar el día entero por Sesshoumaru. La encontró acomodando varias repisas de medicinas. Al verla llegar, Rin le sonrió encogiéndose de hombros.
"Hoy no me mandó nada, seguro es mi culpa por no llamarlo para darle las gracias…"
"Quizás, pero si realmente le interesa yo creo que tendría que venir a verte, tu que quieres?"
"Quiero verlo y abrazarlo!"
"Jajajaja y un beso no te gustaría?"
"Claro que si, eso y más!"
Las dos soltaron la risa y Chiki le rodeó con un abrazo sincero, para animarla. Estaba tranquila porque Yune le había dicho que las flores de su amiga llegarían con un mensajero muy especial. Tratando de no delatarse como parte de la conspiración, Chiki se ofreció para ayudarle con el acomodo de las repisas, mientras seguía animándola.
"Rin porque no lo llamas ahora?"
Rin dejo de trabajar y sopesó las palabras de su amiga, no estaba segura porque le daba tanta ansiedad llamar a Sesshoumaru para darle las gracias, pero ahora parecía demasiado tarde.
"Pues no sé, me dan nervios!"
Chiki se burlo cariñosamente de su amiga y le aseguró que nunca era tarde para hacer bien las cosas. Un tanto dudosa, Rin decidió seguir el consejo y ambas fueron en busca del teléfono más cercano.
Rin marcó el celular de memoria, con el auricular pegado a su oreja, dejo que repicara varias veces sin escuchar la sensual y varonil voz que tanto amaba. Desilusionada, Rin puso el auricular al borde del llanto.
"No me contestó, parece que tiene el celular apagado!"
"Bueno pero no te pongas así, es un hombre de negocios a lo mejor esta en un reunión muy importante!"
La expresión de Rin se alegró de inmediato, y su día de pronto fue bueno a pesar de no tener un ramo de flores. Viendo su reloj, recordatorio perpetuo de él, se dio cuenta que en unos cuantos minutos, tenía que estar haciendo su ronda en el piso superior. Después de despedirse y agradecerle a Chiki, caminó rápidamente hacia el ascensor.
………………………………
Jaken estacionó el automóvil a unos cuantos metros de la entrada principal del hospital. Desde ahí podía ver a Sesshoumaru entrar al edificio llevando un delicado y pequeño ramo de flores silvestres, hermosamente arregladas. Por cuestiones de trabajo no había podido ir a verla, pero se había asegurado que recibiera muestras de su afecto todos los días.
Después de verla, el carácter masculino había cambiado de la noche a la mañana y aunque seguía siendo un hombre callado y serio, se podía ver la felicidad en la forma como sus ojos brillaban. Ahora, Sesshoumaru iba caminando con el corazón acelerado de saber que la vería otra vez.
Una vez dentro del hospital, se dirigió a información pidiendo por Chiki. Recostado contra una pared en silencio, esperó ver a Chiki para preguntarle donde estaba Rin.
"Esta en el piso de arriba, quiere que lo acompañe?"
"Gracias…sucede algo malo?"
Sesshoumaru no pudo obviar la forma como Chiki lo miraba con una sonrisa. Ella le confesó que estaba muy feliz por su amiga y por él, recordándole que no se dejara vencer por la posible renuencia de Rin. Recordando fugazmente su amarga separación y todas las fotos que guardaba en su oficina, Sesshoumaru le aseguró a Chiki que no se daría por vencido.
"Ella esta muy dolida?"
"Algo, pero ya se le pasará una vez que vea que usted va en serio!"
En ese momento las puertas del ascensor se abrieron y con un ademán, Chiki le indicó que caminara hasta el final del pasillo, antes de irse le deseo buena suerte con una sonrisa.
Sujetando el pequeño ramo, Sesshoumaru caminó despacio hasta que sus ojos reconocieron la silueta de su enfermera preferida. Estaba concentrada en un historial medico, haciendo varias anotaciones. Con el corazón latiendo a todo lo que daba, Sesshoumaru se detuvo detrás de ella, llamándola por su nombre suavemente.
"Hola Rin!"
Ella se volvió muy lentamente, aferrando el historial médico contra su pecho. Sus miradas se cruzaron y Rin se mordió el labio nerviosa, su mente estaba en blanco y cuando Sesshoumaru le alargó el ramo, lo recibió con una sonrisa.
"Gracias Sesshoumaru!"
"De nada, te gustaron los otros ramos?
Como si le hubieran dado un pellizco, Rin hizo una mueca juguetona y impulsándose sobre sus puntillas, lo beso en la mejilla dándole las gracias. Al tenerla cerca, Sesshoumaru no perdió el tiempo y la estrechó por la cintura y contra su pecho.
Abrumada, Rin se separó de él con las mejillas ardiendo y le preguntó que hacia ahí. Con serenidad y transformado en el mas amoroso de los pretendientes, le dijo que venía a verla a ella y a revisar su herida.
"Que bueno, sígueme veré tu herida aquí!"
De pie frente a él, revisó la herida pretendiendo que aquella cercanía le era indiferente. La verdad era que se estaba muriendo de la emoción, y quería lanzarse a sus brazos para que la besara, pero se contuvo. Sesshoumaru mantenía los ojos en ella, y sentía con el estómago en la boca, tenerla tan cerca era como tocar el cielo con las manos.
Su perfume, como siempre, era intoxicante, pero de una manera tan sutil y delicada que poco le faltó para levantarse, abrazarla y así probar la piel de su cuello con los labios. Atosigado por el deseo de besarla, Sesshoumaru cerró los ojos con toda la calma que logró recolectar en su interior y espero que ella terminara.
Estaba tan feliz y abrumada por tenerlo tan cerca que inconscientemente Rin se extravió en sus pensamientos. Perdiendo el hilo de lo que se suponía estaba haciendo, hasta el punto que sus manos reposaban suavemente sobre los hombros masculinos.
Notando que ella no parecía moverse, simplemente respirar, Sesshoumaru tosió para llamar la atención, y fue ahí cuando ella se percató que estaba acariciando sutilmente la piel bajo sus dedos. Completamente sonrojada, retiró las manos de golpe y se quedó perdida en los ojos ámbar que la miraban con excitación.
"…err…perdón me distraje…es que yo…"
"Tu que Rin?"
Rin se crispó al notar la fibra de burla en la voz de Sesshoumaru y más nerviosa que antes, balbuceó su respuesta, tratando de no caer derretida ante él.
"Nada…solo estoy cansada…"
Las mejillas de Rin se pusieron aún más coloreadas que antes y Sesshoumaru escondió la sonrisa apretando los labios. La miró un instante más y luego desvió sus ojos, quería sujetarla por la cintura y besarla, pero siguió como si nada. Notando que Sesshoumaru se la estaba comiendo con la vista, Rin le habló con rudeza para esconder su propia agitación ante la insistente mirada.
"Que tanto me ves?"
"Estás preciosa!"
Rin dio un resoplido restándole importancia al cumplido y pretendió seguir con su labor. Tenía tantas ganas de abrazarlo y besarlo, que las manos le ardían, pero se dominó. Con una sonrisa de medio lado, Sesshoumaru la tomó por la mano pidiéndole que cenaran juntos.
"Quieres ir a cenar conmigo?"
"Claro que no, para que me dejes sola a media cena, ni loca que estuviera!"
"Eso no va a pasar"
"Como estas tan seguro?"
"Te extraño demasiado!"
Rin se quedó estupefacta al escuchar la sinceridad de Sesshoumaru y el estómago se le revolvió de la felicidad. Sintiéndose osado, el empresario sujeto la mano de Rin entre la suya, acariciándola con los dedos suavemente, cuando ella trato de liberarse no se lo permitió. Aprovechando la poca distancia entre ellos, la atrajo hacia él aprisionándola con ambas piernas para que no pudiera moverse.
Indignada por aquel 'atrevimiento' Rin empezó a forcejear débilmente. Acercándose, Sesshoumaru se acurrucó en ella y con una voz ronca le pidió que aceptara cenar con él. Aquella actitud amorosa y hasta algo infantil, terminaron de convencerla, y sin detenerse a pensar, lo rodeó con ambos brazos, acariciando su sedosa cabellera.
"Eres un tonto…cena completa, con postre y todo. En un lugar público donde todos vean que no tienes brazo y me vean caminando a tu lado…me dejarás partir tu comida en trocitos como te gusta?"
"Te lo prometo!"
"Voy a pensarlo!"
"Rin!"
Ella se separo del abrazo y dándole un beso en la mejilla le dijo que la llamara en dos días para saber su decisión. Cuando él quiso imponer su voluntad, como estaba acostumbrado, ella lo silenció poniendo suavemente el dedo índice sobre sus labios. Acercándose a centímetros de su rostro le pidió que moderara su genio. Una vez que quitó el dedo, le dio un besito y salió de la habitación, dejando a Sesshoumaru con la felicidad atragantada en el pecho.
……………………………
Cinco días después…
Mientras Chiki se devoraba un helado de vainilla, bañado con chocolate. Rin miraba el panorama frente a sus ojos. Habían pasado 5 días y no había recibido ninguna llamada de Sesshoumaru, por lo que su ilusión se había ahogado en un mar de lágrimas. Junto a ella, Chiki pretendía no darse cuenta de la agitación que embargaba a su amiga, por lo que se enfrasco en devorar su helado.
"No tienes que zambullirte en el helado, ya fueron 5 días y no me ha llamado…parecía tan sincero…rayos! Que tonta soy! Ay Chiki cuando podré olvidar a ese hombre?"
"Lo siento amiga, en serio creí que te iba a llamar!"
Ella iba a decir algo pero las palabras se quedaron atascadas en su garganta y un llanto silencioso inundo el ambiente. Dejando el vaso de helado a un lado, Chiki se apresuró a abrazar a su amiga para darle consuelo. Estuvieron así un rato, hasta que empezó a hacer tanto frió que las dos comenzaron a tiritar.
Con cariño, Chiki logró que Rin se levantara y así entrar de nuevo al hospital. Limpiándose las lágrimas, avanzó en silencio y buscó en su mente algo que la ayudara a sentirse mejor. Había llorado hasta el cansancio las noches anteriores, y todo el día se la había pasado cabizbaja.
Viendo que su amiga no levantaba la cabeza, Chiki trato de subirle el ánimo sin mucho éxito. Ya tenía planeado, cuando saliera de trabajar, ir a buscar aquel embaucador a su casa u oficina para decirle de lo que se iba a morir, porque darle falsas esperanzas no estaba dentro del plan para hacerla feliz.
"Rin, tienes que…"
Al ver que ella la miraba como suplicando que no le pidiera sentirse mejor, cuando sus ilusiones estaban hechas pedazos, Chiki sonrió y le dijo que fueran a buscar mas helado para ahogar sus penas en vainilla y chocolate. Extrañamente, el que su amiga aceptara su dolor como algo importante, animó a Rin lo suficiente para sonreír.
"Gracias amiga eres lo mejor. Iré a visitar a los pequeños antes de irme a la casa!"
Rin llegó hasta el pabellón infantil y por el rato que estuvo con los pequeños, logró distraer su mente de la desilusión con Sesshoumaru. Dejándose llevar por la jovialidad infantil, se permitió sonreír sinceramente con las ocurrencias de los pequeños.
Llegada la hora de irse, abrazó y beso a cada niño sintiéndose más frágil que antes. Deseaba llegar a su casa para poder llorar a sus anchas, pero al mismo tiempo, no ansiaba derramar mas lagrimas por alguien que no la quería de verdad y solo jugaba con ella.
Estaba despidiéndose del último de los pequeños, una niña de 5 años, cuando entro Chiki con un mensaje del Doctor K. El Sensei necesitaba verla en su despacho antes de irse. Intrigada, Rin le pregunto a su amiga si sabia para que la llamaba; Chiki solo se encogió de hombros y se ofreció a ir con ella.
"Ya mi turno terminó, yo te acompaño!"
"Gracias Chiki!"
El hospital estaba tranquilo, eran las 7 de la noche y la mayoría de los pacientes dormía. Ambas caminaron en silencio, en todo el trayecto Rin iba pensando que el doctor K probablemente le tenia malas noticias, y se preparó mentalmente.
"Chiki crees que el doctor me va a despedir?"
"Despedir? Que disparates dices, debe ser que esta preocupado, recuerda que te adora!"
La expresión serena y la mirada vivaz de su amiga, lograron tranquilizarla, preparándola para lo que se avecinaba. Cuando entraron a la sala de espera del despacho del doctor Koeki, Rin no pudo evitar ver la cantidad exagerada de velas de diferentes tamaños, todas encendidas y con aroma a vainilla.
El piso cubierto de pétalos de rosa rojos fue lo que terminaron de congelar a Rin frente al sendero carmín. Ella miro a Chiki que sonreía encantada, poniendo ojos de novela romántica.
Rin frunció el ceño confundida, no podía dejar de sonreír al ver los pétalos, pero con igual urgencia necesitaba una explicación. Dejando que los nervios y la emoción se transmitieran en irritabilidad, Rin cuestionó a Chiki.
"Que pasa aquí, Chiharu?"
"Sigue los pétalos!"
"No quiero...es él verdad? Pues no quiero verlo!"
"No mientas!"
"Pero Chiki…5 días sin saber nada, 5 días!"
"Lo sé, te entiendo. Pero si no sigues los pétalos te vas arrepentir siempre!"
Rin pateo el piso con frustración, sabía que su amiga tenía razón. Titubeando, empezó a caminar siguiendo la alfombra floral que tenía a sus pies. Llegar hasta el despacho le tomo una eternidad, cuando finalmente estuvo frente a la puerta, la abrió de par en par con una mano, pero no se atrevió a entrar.
Los ojos verdes se cerraron como rendijas al reconocer esbelta y elegante figura, estaba sentado sobre el escritorio del doctor K, sosteniendo un ramo de rosas tan grande, que no podía verle la cara. Lentamente Sesshoumaru aparto el ramo y vio a Rin de pie en la puerta.
Estaba nervioso porque adivinaba con solo verla, lo furibunda que podía estar. Un viaje inesperado a Hong Kong le había obstaculizado sus planes con ella, pero estaba ahí para remediar, a cualquier costo, aquel desastre.
"Hola…quieres pasar?"
En silencio, Rin giro para ver si su amiga estaba aun afuera, si estaba, y la animaba a que entrara pero Rin negó con la cabeza. La única respuesta de Chiki fue levantar el puño en el aire como una amenaza. Convencida por la expresividad y efervescencia de su amiga, Rin dio un paso dentro del despacho.
Sentía tal emoción de verlo que pronto las lágrimas empezaron a amontonarse en sus ojos. Nerviosa, se puso a jugar con un mechón de cabello y con simulada apatía le pregunto que hacia ahí.
"A que viniste?"
"A disculparme. Tuve un viaje imprevisto, estuve muy ocupado!"
"Y a mi que me importa…donde fuiste, a una isla desierta? Que no había teléfonos? No te creo nada!"
Rin se había acercado y miraba de reojo el enorme ramo junto a Sesshoumaru. Era el arreglo más precioso que ella hubiera visto jamás, y lo único que pasaba por su mente, era despedazarlo con sus propias manos por la rabia.
Se sentía humillada, herida y contenta a la vez, pero todo era tan intenso que no le permitía claridad mental. Al ver que admiraba el ramo, Sesshoumaru lo tomo y se lo entregó, una vez que lo tuvo entre sus manos lo lanzó con fuerza contra el piso. En el momento que vio como se quebraban los pétalos Rin sintió un nudo en la garganta, pero se mantuvo firme como una roca.
"No lo quiero, es horrendo…igual que tu! Para que viniste? A darme flores hoy y mañana decirme que lo pensaste mejor y que por nuestro bien nos tenemos que separar? No voy a soportar tus inseguridades nunca mas!"
Sesshoumaru lanzo una mirada del ramo a ella y con tranquilidad se dispuso a recogerlo, se detuvo al escuchar el berrido de Rin que le prohibía recoger las flores que ella había tirado. Tranquilamente se incorporó y la miro largamente, quería besarla pero sinceramente temía por su integridad corporal. Al ver la serenidad masculina, Rin estalló en cólera y lanzándose sobre él con los puños cerrados, empezó a vociferar a todo pulmón.
"Te odio, eres un mentiroso, te creí cuando me dijiste que querías salir conmigo. Han pasado 5 días! 5 malditos días! No quiero tus flores o tus disculpas…quiero saber que estas conmigo para siempre!"
Rin siguió golpeándolo hasta que el llanto entorpeció sus movimientos y sus puñetazos, de por sí débiles, casi desaparecieron. Ya no le quedaban fuerzas o lágrimas para soportar estar separada del hombre que amaba. Viendo como dejaba de forcejear y con una sonrisa en los labios, Sesshoumaru tomó su mano y la atrajo al calor de su pecho, pero Rin batalló para liberarse.
"No me toques, eres un mentiroso, he llorado mucho por ti!"
"Y pienso recompensártelo mi amor, una vez que te calmes!"
"NO soy tu amor! Eres un manco cabeza dura!"
Sesshoumaru estalló en una carcajada al escucharla, y tirando de ella la obligó a dejarse abrazar, rodeándola firmemente con su único brazo. Y diciéndole al oído que se calmara.
"Estoy agradecido de haber tenido ese accidente porque de lo contrario no hubiera perdido mi brazo y jamás te hubiera conocido"
Rin se quedo paralizada, como si aquellas palabras la quemaran. Sesshoumaru le sonreía y eso solo logró enfurecer más a Rin. En un arrebato torció la boca y volvió a patear el piso con rabia, estripando con cizaña los pétalos bajo sus pies.
Tratando de no sonreír demasiado, Sesshoumaru le resto importancia a aquella pataleta, que encontraba adorable, y la estrechó por la cintura mientras se acercaba sugestivamente a ella con la intención de besarla.
"Son tuyos así que puedes hacerlos puré si eso te hace feliz. Eres una malcriada!"
"Malcriada?"
"Si…te he extrañado tanto!"
La resistencia de Rin llego a su límite cuando escucho a Sesshoumaru hablarle con la voz quebrada de la emoción. Completamente cautivada, se acurrucó a él en medio de un suspiro. No tenía la fortaleza para seguir rechazándolo y tampoco era algo que deseaba hacer.
Sujetándola por la barbilla, Sesshoumaru besó sus labios con ternura, una vez que rompieron el beso, le acarició las mejillas con suavidad, ya no tenía que sujetarla porque era Rin la que se abrazaba a él con ambos brazos.
"Me vas a volver a dejar sola?"
"Nunca más…ahora, quieres ir a comer algo? Sé de un lugar que prepara unos camarones exquisitos, que dices mi amor!"
Sesshoumaru no apartó sus ojos de ella y con una sonrisa le dijo que como era temprano podía ir a su casa a cambiarse y así cumplir con la cena que le debía. Algo incrédula Rin le dijo que sí y volvieron a besarse, esta vez dejando que la ternura se tornara en algo mas intenso y estimulante.
Fue Rin la que hizo presión para separarse de Sesshoumaru y así recobrar el aliento, saber que la amaba era un afrodisíaco muy poderoso y ella no tenía tanta fuerza de voluntad, como para negarse.
"Espera un segundo…estamos en la oficina del doctor K!"
Sesshoumaru se carcajeó entre dientes y le dedicó una mirada que hablaba por si sola. Ante el peso de aquellos ojos profundos, Rin deseó estar en un lugar donde sus besos los guiaran a algo más gratificante, que incluyera poca ropa y mucha piel.
"Mmmm, que ganas tengo de estar a solas contigo!"
"Sesshoumaru!"
"Quee?
"Estas muy confiado!"
"Porque sé que me amas!"
"Ha!"
"Yo también de amo!"
"Mas te vale!"
Se volvieron a besar apasionadamente antes de salir tomados de la mano de la oficina. En un sillón completamente en silencio, estaban Chiki y el doctor K esperando verlos. Tanto Rin como Sesshoumaru se les notaba la felicidad en el semblante relajado, como si todo el tiempo que estuvieron separados se evaporara en el momento que sus labios se unieron.
……………………………………
Nota del autor: Muchas gracias por todos sus reviews y palabras de aliento. Este capitulo es muy cortito a lo que están acostumbradas pero al revisarlo me di cuenta que cubría todo lo necesario. El próximo capítulo será el último de este fic y quiero agradecerles todo el apoyo que me han dado.
Besos y abrazos, Zetus
